Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

End of times. por Haru-Chan1294

[Reviews - 33]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Recomiendo leer nuevamente la historia. He estado corrigiendo capítulos y hay cosas nuevas dentro de cada uno o leer desde el capítulo 15 a aquellos que han seguido la historia y no se enteraron de que hubo actualizaciones.

Pronto subiré el siguiente capítulo.

Espero les este gustando como he llevado la historia :)

 

 

No había tiempo. El equipo y yo debíamos salir de este lugar cuanto antes. Empuje la puerta con el pie. Sali y busque a Axel. No estaba. ¿Dónde diablos se metió? ¡joder! No puedo buscarlo, en cuestión de segundos seré un blanco fácil.

¡Maldita sea, Axel!

Tomé a Andrew, y lo ayudé a levantarse. Ambos corrimos en dirección al bosque. A lo lejos vislumbre a Frank y John. Faltan compañeros y aunque es duro dejarlos atrás. No hay opción. Los otros soldados nos persiguen y no hay duda de que nos quieren muertos.

Nos perseguían y disparaban sin cesar. Los árboles nos dieron un poco de ventaja, sin embargo, el maldito helicóptero lograba vernos. Debemos encontrar una solución a esto o si no pronto estaremos muertos.

-¡Por aquí! No se detengan- grite al resto.

Corrimos hasta llegar a una ciudad alejada de la base central e incluso ahí nos pisaban los talones. Era una locura corrimos entre los infectados, esquivándolos, derribándolos. No fue nada sencillo. Mucho menos atravesar estacionamientos de edificios repletos de infectados. Gastamos hasta la última munición de nuestras armas. Utilizamos los cuchillos y objetos que encontrábamos para matar a los infectados y soldados.

Andrew apenas podía seguirnos. La herida estaba cada vez peor, ha perdido mucha sangre y está más blanco que el papel. Debemos cerrar esa herida cuanto antes. Lo cargue en mi espalda, no lo voy a dejar para que sea comido por infectados mucho menos que sea atrapado por nuestros enemigos.

Nos alejamos bastante de la base central. Estábamos huyendo de los que una vez fueron nuestros aliados. Algunos compañeros murieron en la huida. Otros probablemente hayan sido capturados. Esto es un desastre. Un espantoso desastre.

Logramos perder a los soldados, sin embargo, eludir a los infectados no fue tarea fácil en especial con la herida de Andrew. Como pudimos llegamos a una casa abandonada a simple vista. Entramos, cerramos la puerta y revisamos el área.

-Despejado- escuche a lo lejos a John.

Enseguida coloque a Andrew sobre la mesa. Abrí su ropa. La herida estaba realmente mal.

-No se ve nada bien, Dillon. Necesita sutura. La bala atravesó, y ha perdido mucha sangre- Frank se colocó a mi lado. Observando la herida.

-Lo sé, necesito limpiar la herida - salí de la habitación y me dirigí al segundo piso. Busqué en las habitaciones y encontré un botiquín, y utensilios para hacer la sutura. Cuando baje encontré una botella de tequila sobre una repisa, y porque no. Tome la botella.

-Esto es lo que encontré– coloque la botella frente a Frank, la cual tomo sin pensar. John la quito de sus manos y bebió una gran parte del líquido.

-Un poco de coraje, me servirá bastante – Andrew susurró y estiro la mano en dirección a John. Este le entrego la botella. Lo ayudé a tomar un poco y sin más, empecé a curar la herida. Un par de minutos después todos estábamos un poco más tranquilos, pero no podíamos bajar la guardia esta calma podría no ser buena.

-¿Alguno de ustedes vio a Axel o El Monster? – pregunte sin dirigirme a nadie en particular. Tome la botella y bebi un poco de aquel líquido.

-No – me respondió John.

-Esto es una mierda – Frank coloco la mano en la cabeza – esto es culpa de ese niño tonto.

-Frank, basta. Tarde o temprano iba a suceder – John dijo.

- Estamos aquí porque el muy estúpido le conto a no sé quién su anomalía – grito Frank a todo pulmón.

-Será mejor que te calles a menos que quieras ser el postre de los infectados, y te aseguro que no han de andar muy lejos de aquí– le respondí molesto.

Frank me fulmino con la mirada y dijo:

-Debemos hacer un plan. Irnos de aquí para empezar.

-Estoy de acuerdo, no estamos seguros aquí – complemento John.

-No creo que haya lugar seguro en estos días – comente. Levante la mochila y saque de ella algunas herramientas que nos será de utilidad.

                                                                                              .&.

- ¡Axel! – escuchaba a lo lejos que alguien me llamaba. Voltee a diferentes lados. Nadie. Mis ojos no distinguían a nadie.

-¡Axel! – otra vez. Esa voz. No la estoy imaginado. Esta vez seguí la voz. Estaba en un bosque. La lluvia caía fuerte y la tierra estaba muy mojada. Debía tener cuidado o podría resbalar.

Era extraño la voz me guiaba a los adentros del bosque. Y cada vez era más oscuro. Me detuve. Si seguía así podría no encontrar la luz nuevamente.

-¡Axel! – la voz era muy insistente - ¡Axel! – la voz se escuchaba más cerca - ¡Axel!

Algo dentro de mi sabe que no debo ir hacia la oscuridad, por otro lado, mi instinto dice que tengo que hacerlo.

No quise dudar más. Camine hacia la voz. Y conforme me acercaba la luz desaparecía para dar paso a la oscuridad. No me detuve continúe con mi vista fija al frente. Hasta que de la nada apareció una luz. Era brillante y muy blanca. Seguí cada vez más rápido.

Era una puerta blanca que brillaba. Me detuve frente a ella. Sin dudar gire del pomo y una mano tiro fuerte de mi hombro.

-¡Despierta! – grito frente a mí una sombra. Me empujo. Yo creí chocar con la puerta, y no. Solo caí en la oscuridad.

Abrí los ojos lentamente. La luz de la habitación era muy blanca. Mientras enfocaba mi vista, me di cuenta de que estaba en una habitación de hospital. Me alarme. De pronto el recuerdo del accidente me golpeo. Todos huíamos de la base y al final tuvimos un accidente. Todos rodamos colina abajo ¿los chicos? ¿Dónde están? ¿estarán bien?

Intente levantarme. No lo logre. Me sentía pesado y con algo de dificultad gire mi rostro. Esto no podía ser. No soy estúpido. Me han capturado.

Me alarme. Mi corazón empezó a acelerarse. Intente grite y ni una palabra pude formular solo salía gemidos secos y palabras sin sentido. De repente, la puerta de cristal de la habitación se abrió dando paso a un hombre. No tan viejo, unos 40 años o más, bien vestido y portando una bata blanca con un gafete a lado. Walter Jacobo. Es lo que tiene escrito. Mis ojos se abrieron al máximo. Yo se quien es, no hay nadie en el mundo que no sepa quién es Walter. Él es el científico más famoso. Es fundador del centro Walter ¿Qué hace aquí? ¿Qué me hará?

Volví a intentar gritar. No logre nada. Mi voz no salió, se quedó atorada en la garganta. Era como una pesadilla en donde pides ayuda de manera desesperada y no sale la voz. Nadie te escucha ni ayuda. Yo quisiera que así fuera una pesadilla y esto lamentablemente la realidad.

-Hola Axel, ¿Cómo te encuentras? – acerco a mi cara una luz. Reviso mis ojos, reviso mi garganta. Eran maleable. – te ves excelente ¿te sientes así? – quería gritar, golpear, salir corriendo. No podía hacer nada, estaba inmóvil. Todo mi cuerpo pesaba. Me han sedado.

-Vaya, después de todo este desastre ocasionado por unos estúpidos. Tu… eres lo que anduve buscando – sonreía mientras tomaba un par de jeringas – tomare un par de muestras de tu sangre.

-Es… es..pe – no podía hablar bien y la vista era un poco borrosa. Aun no pasaba el efecto del sedante. Walter tomo mi brazo, presiono y saco varias muestras.

-Será mejor que descanses. Nos volveremos a ver – aquel hombre salió de la habitación. Segundos después un grupo de doctores entraron con una jeringa. Sin decir nada la inyectaron en mí brazo. Y nuevamente perdí la consciencia.

                                                                                              .&.

Ni un minuto ha pasado desde que salimos de aquella casa y sobre nuestras cabezas ya sobrevolaba un helicóptero ¡Esto está muy jodido! Los infectados incluso se han acumulado en la zona. Debemos ser cuidadosos.

Con sigilo y utilizando los coches, arbustos y arboles para ocultarnos llegamos hasta una camioneta negra. Lo más rápido posible la revisamos. Los asientos de enfrente y atrás. Nada. Abrí la puerta del piloto. Busque las llaves y para nuestra buena suerte encendió sin problemas.

- Jodidamente perfecto – enseguida el resto subió a la camioneta.

-Mierda– exclamo John – Pronto nos encontraran.

-No me digas – sarcasmo es lo que salió de la boca de Frank.

- Nos adentraremos en la cuidad. Es poco probable que nos busque a pie entre tanto muerto… Aquí. Esta zona será barrida por los soldados en cuestión de minutos. Nos vamos ya – pise el acelerador y avanzamos raudos hacia la ciudad.

-Estoy de acuerdo, pero… y ¿los demás? – supe enseguida a quienes se refirió John. No soy de aquellos que dejan a sus compañeros en peligro y todos lo saben.  

-Buscaremos a Axel y El Monster. No los voy a dejar atrás. Solo que ahora debemos buscar armas y un lugar para planear la búsqueda – avanzamos un par de cuadras y como esperábamos varios infectados corrían tras el vehículo.

-Esas malditas cosas no mueren – Frank refunfuña - ¡Joder! Ni una maldita bala – revisaba desesperado cada una de sus armas y las lanzaba al piso de la camioneta.

-Si continúa así. Seremos más obvios – Andrew dijo en voz baja.

En cuestión de minutos, un gigantesco grupo de infectados nos seguían y a su vez dos helicópteros disparaban a la camioneta.

-¡Joder! – como pudimos nos agachamos. Yo intento no perder el control del vehículo. Gire a la derecha de un edificio. Lo que no espere fue una gran barrera de infectados. Pare en seco y esta patino llevándose consigo infectados. Giramos un par de veces.

-¡Puta madre ¡ - vocifero Frank.

-Salgamos de aquí - todos bajamos de la camioneta. John cargando a Andrew – Hacia el edificio - ordene. Corrimos hasta una puerta. Está cerrada. Jale de ella varias veces y la patee con fuerza y no cedió.

-Debe haber otra forma de entrar – Andrew hizo un intento por calmarnos. 

-Si la hay, se nos acabó el tiempo de buscarla – Frank tomo su cuchillo de combate y derribo a varios infectados. Estamos rodeados sin escapatoria. John coloco a Andrew en el piso y sacamos las armas. Uno tras otro sin descanso derribaba, pateaba, golpeaba a cada infectado que se acercaba.

El helicóptero dejo de seguirnos. en cuanto vio la camioneta volcada entre tanto muerto. Se alejo. Es claro que nadie sobreviviría ante una horda como esta. Se oía cada vez mas lejos. Eso es excelente solo falta librarnos de esta situación.

Me impulse con el cuerpo y derribe a dos infectados. Enterré el cuchillo en la cabeza de ambos. Lo saque con fuerza y me levante rápido. Dirigí mi cuchillo a la garganta de otro y enseguida tome con el brazo a uno y lo tire al piso. Rompí su cuello y su cabeza se separó. La avente lejos. Desde el piso corte el estomago de uno. La sangre negra viscosa salpico mi cara y uniforme. ¡Asqueroso!

Todos estábamos luchando por vivir. La desesperanza crecía cada vez con más fuerza en mi pecho. Esta vez no lo lograremos. Son demasiados.

Un grupo de unos diez infectados vinieron por mí. Todos se abalanzaron al mismo tiempo. Caí de espaldas al piso con una bola de infectados sobre mí. Sentí dolor en mi brazo y en la pierna.

-¡Ah! – grite. Intente empujarlos y no lo logre. Otro infectado mordió mi brazo y con el se llevo un gran trozo de carne.

-¡Dillon! – escuche a Frank. Quitaba a los infectados que están sobre mí. De pronto se oyeron disparos y voces.

-¡Por aquí! – grito una mujer.

-¡Vamos! No hay tiempo – entre la sangre, los disparos y los infectados cayendo Frank logro levantarme. Tiro de mi hacia la puerta del edificio y la cerro con fuerza tras de mí. Algunos infectados entraron, pero el grupo de hombres y mujeres los derribaron enseguida.

-¿Están bien? – pregunto alguien de aquel grupo.

-Si – Andrew respondió.

-Escuchamos mucho ruido afuera. No sabíamos que eran hombres – un hombre joven con pantalones de militar y camisa blanca se dirigía a nosotros -Estábamos indecisos de salir hasta que escuchamos voces y los muertos no hablan.

Las voces de aquellos hombres cada vez están mas lejos. Los ojos se me cierran en contra de mi voluntad. Lleve la mano a mi brazo. Mire de soslayo y realmente esta mal. Sangra bastante y supura viscoso negro.

Sin lugar a duda yo me convertiré en un infectado.

-Frank… - la voz que salió de mi boca fue lastimosa – Mátame – la cara de Frank fue de horror.

-Dillon, no hare eso – me recargo en la pared – solo es una herida. Estarás bien.

-Tu amigo ha sido mordido.

-En cuestión de segundos será una de esas cosas come carne – dijo otro hombre. Un anciano, cabello completamente blanco. Lleva puesto una gorra y lentes oscuros. Apunto con la escopeta a mi dirección.

Frank sin dudar se levanto como resorte y se interpuso entre el arma y yo.

-El esta bien. Solo es una herida.

-Será un muerto – insistió el mismo anciano.

-No será un muerto – mi equipo se puso a la defensiva. Y los otros nos apuntaron con sus armas. Estamos en completa desventaja. Ellos tienen armas de fuego y nosotros solo cuchillos.

-Frank, ellos tienen razón.

-No, tu vas a estar bien – se agacho para estar a la altura de mi cara. Tomo mi rostro con ambas manos y pego su frente a la mía – vas a estar bien. Esto no es nada, hermano. Limpiaremos las heridas y estarás bien – su respiración cálida choco con cara. La preocupación y miedo se reflejo en su rostro. Las manos temblorosas contra mi cara, indicaba que tanto el como yo sabemos que de esta no me salvare.

-Esta bien. Calmémonos. Propongo algo – el hombre con pantalones militar bajo el arma y levanto las manos en rendición- le brindamos atención a tu amigo, lo amarramos y si se convierte en infectado tu decides que hacer, ¿Qué te parece?

John se acercó a Frank- Piénsalo. Estamos en desventaja ellos son mas y tienen armas, además salir de aquí es una locura. Moriremos.

Frank miro al grupo y luego a mí. Sabia perfectamente que no le parecía lo que proponía aquel hombre. Paso una mano sobre su rostro y la deslizo por su cabello.

-Bien – el grupo se relajó. Bajo las armas y una mujer hablo.

-Voy por el botiquín.

-Busca algo para atarlo – la mujer asintió.

Minutos después Frank se encargo de limpiar y vendar las heridas. Estaban realmente mal y yo perdí bastante sangre. Me sentía mareado y con visión borrosa.

-Acuéstate – Frank me recostó sobre una manta.

-Hay que amarrarlo – el anciano ordeno.

-No, nadie lo amarra. Lo que pase yo lo tendré bajo control, así que aléjense.

-Frank… - intento hablar John. Frank lo cuestiono con la mirada – De acuerdo. Nosotros nos encargamos – se dirigió a todos.

-Como quieran – el hombre de pantalones militar hablo.

De pronto todo el lugar estaba en silencio. Los hombres del otro grupo están alerta ante algún cambio en mí. No se cuento tiempo pasamos así, pero yo cerré los ojos y no supe más. Solo a lo lejos escuchaba a Frank llamarme.

 

                                                                                              .&.

No sé cuántas he estado aquí horas aquí. Cada que estoy semiconsciente Walter viene a visitarme. Ha tomado muestras de todo. Incluso me han inyectado una enzima, me la han hecho tomar e incluso la han untado sobre mi piel. No se que sea, pero me causa nauseas.

Una vez que termina conmigo. Su grupo de investigación vuelve a dormirme.

                                                                                              .&.

Desperté agitado.

-¡Dillon! ¿Qué pasa? ¿Cómo estás? – Frank fue el primero en aparecer en mi campo visual.

-Estoy bien.

- ¿Cómo es posible esto? – un sorprendido John y Andrew se acercaron también.

Todos en la habitación tienen en su rostro marcado el asombro en todas sus líneas de expresión.

-No, no es posible. Yo he visto a personas que han sido mordidas y se convierten en muertos – el hombre de pantalones militar hablo.

Me levante del piso con ayuda de Frank y John. Tome mi rostro con la mano y respire profundo. Observe a todos en la habitación. Nadie decía algo. Están pálidos como la nieve.

Me recargue en la pared. Tomé la venda de mi brazo y comencé a quitarla.

-¿Qué haces? No – Frank tomo mi mano para detenerme- se puede infectar – me reí irónico.

-Suelta – hizo lo que le pedí y continúe con la labor de quitarla. Ahí estaba la mordida. No se curó al instante.

-Ponte esa maldita venda – Frank escupió.  La volví a colocar sobre la herida.

-¿Cómo es posible? Estas… bien- el hombre de pantalones militar estaba sorprendido que yo siguiera siendo humano.

-No lo creo. Tal vez no me convertí en un instante en infectado, pero más adelante sucederá- afirmé a todos los presentes.

-No lo entiendo. Vi agente cambiar a muertos vivientes.

-Yo si he visto a algunos que tardan mas en ser muertos vivientes. Mi esposa, por ejemplo. Ella fue mordida y su transformación fue dolorosa – el anciano conto a todos.

-No lo sabía. Lo siento, Joseph.

-Descuida, ya paso.

 -Bien, estarás vigilado todo el tiempo. Donde hagas cosas raras. No dudaremos en disparar – asentí.

-Deben saber que hay soldados buscándonos quizás vuelvan y con un arsenal más grande para despejar el área. Recomiendo que se vayan. Ya no es un lugar seguro.

-¿Y por qué los persiguen? – cuestiono aquel hombre. Si yo fuera el también haría lo mismo.

Ninguno respondió a su pregunta. El ambiente en la habitación se puso tenso. Todos miraban a todos. Hasta el hombre de pantalones militar rompió el silencio.

-De acuerdo, son asuntos suyos, así lárguense- bajo por segunda vez el arma.

-No iremos, solo danos un par de horas para hacer la ruta de salida- le dije y el hombre asintió.

-Bajen las armas- sus compañeros dudosos bajaron sus armas- Soy Peter – extendió la mano hacia mí. La cogí.

-Dillon.

-Síganme.

Caminamos más adentro del edificio. Resulto ser un restaurante. Una vez dentro de la cocina avanzamos por el comedor, y enseguida subimos unas escaleras donde hay una entrada de dos puertas de madera color vino con el logotipo del restaurante tallado en cada una de las puertas con detalles dorados en ellos.

Entramos.

Dentro hay un gran numero de sobrevivientes. Unos cincuenta por lo mucho. De todas las edades. Hombres y mujeres. Unos asustados, otros confundidos, algunos heridos. El ambiente se sentía triste, desolador.

-Aquí es donde todos nos quedamos. Es el lugar mas seguro. Las puertas se cierran. Podemos vigilar desde arriba – señaló con su dedo a tres hombres que se encontraban vigilando- como verán no tenemos muchas armas, así que no esperen que les demos mucho – asentí. Caminamos entre los sobrevivientes y a un par de metros una cabeza pelirroja asomo.

-¿Dillon? – gire mi cabeza enseguida. La voz la reconocí.

-¿Sam? ¿Qué haces aquí?

-Me alegra verte – corrió hasta mí y me abrazo con fuerza. Hace meses que no tenemos contacto. Fuimos amigos desde que éramos niños. Jugábamos, platicábamos, hacíamos pijamadas... todo era divertido, fácil y siempre estábamos el uno para el otro. Hasta que me enamore de él. Tenía 13 años cuando paso, era demasiado tímido como para expresarle que le quería. Sufrí por varios años ya que Sam siempre llamaba la atención con su hermoso cabello de fuego y esos ojos azulados brillantes y cautivadores. Hasta los 15 años tuve el valor de declararme y pedirle ser mi novio. Lo más sorprendente es que él correspondió, confesando que también se enamoró de mi años atrás. Una historia de amor muy linda.

Fuimos novios por muchos años. Hasta hace unos meses, Sam conoció a Carl, un compañero de trabajo. Todo el tiempo juntos compartiendo historias, cenas, momentos íntimos. Carl estaba para Sam. Se entendían bien. Se enamoraron y cuando regrese de mi última misión de cinco años. Sam simplemente dejo una carta en la mesa de nuestra casa en donde explicaba que lo nuestro se acabo y que el encontró la felicidad con otro.

Fue doloroso. Estaba destrozado y el alcohol fue mi único consuelo. Recuerdo que estuve una semana ebrio hasta que mi hermano me recogió en la comisaria. Hice un escándalo en la licorería y el dueño llamo a la policía. Fui detenido enseguida. Después de ese incidente. Regrese al servicio y me concentre solo en el trabajo.

-A mi también, me alegra verte – correspondí su abrazo un poco indeciso - ¿y Carl como esta? – noté tristeza en su rostro y las lagrimas brotaron de sus ojos.

-El murió cuando salíamos del trabajo. Todo fue un caos. No entendía que pasaba y Carl fue mordido por esas cosas y en cuestión de segundos se convirtió en un ser horrible – se abrazó más a mí y las lágrimas empaparon mi camisa. Quedamos abrazados unos minutos más. Fue una sensación diferente. Siempre tenia en mente que cuando lo viera nuevamente seria doloroso, y no fue así.

-Lo siento – fue lo único que dije. El movió la cabeza en negación.

-Esta bien. No fue tu culpa, además todo esto es una locura. ¿y tu como te sientes? Supe que… te recuperaste.

-Si, así fue.

-¿Por qué? ¿Te dieron alguna vacuna?

-Claro que no.

-Entonces, ¿Qué haces aquí?

-Es una historia muy larga- fui cortante, es mejor así. Yo no me voy a quedar aquí mucho tiempo y el tiempo está corriendo. En cualquier momento los soldados podrían entrar- Hablamos en rato. Lo siento

Me acerque al líder del grupo Peter y a mi equipo que nos dieron un poco de privacidad mientras hablaba con Sam.

Hablamos de que mi equipo y yo no podemos quedarnos mucho tiempo aquí y las rutas de salida de este lugar resultaron ser las alcantarillas. En la oficina del restaurante. Saco un gran mapa y señaló que frente a la salida de emergencia hay una, a un metro y medio de distancia de la puerta. El único problema son los infectados alrededor.

Recorrimos el área.

Desde las ventanas observamos que la parte trasera del restaurante es la zona roja. Infectados de a montón. La parte de enfrente son bastantes, pero están dispersos con una buena carga de municiones y armas podría mi equipo despejar el área. La salida de emergencia es la mas despejada. Será sencillo llegar a la alcantarilla.

Una vez trazada nuestra ruta de salida. Regresamos con los sobrevivientes. Y una anciana se acercó a nosotros.

-Tengan jóvenes – nos entrego unos tazones llenos de sopa.

-Gracias – hizo una reverencia y se fue.

Nos sentamos en una de las mesas libres. Y tomamos de la sopa.

-Dillon – me llamo Frank.

-Lo que sucedió. Hay algo extraño – John susurro.

-Tu situación debe ser por Axel – Andrew se unió a la conversación en un susurro.

-¿Axel?

-Si, la cosita. El estar con él, tal vez te cambio- Frank afirmo desesperado y como si eso fuera lo más obvio.

-Eso no lo sabemos. No estamos seguros. Además, yo no me curo al instante.

-¿En serio? Has compartido fluidos con el – Frank elevo un poco la voz y un par de personas levantaron la cabeza en nuestra dirección.

-Grítalo – conteste molesto.

-Hola chicos – todos volteamos a la voz que nos interrumpió.

-Hola, Sam ¿Cómo estás?

-Muy bien Frank, ¿Cómo están ustedes chicos?

-Sobreviviendo – respondió John.

-Excelente, ¿y su herida señor Andrew?

-Mejor que al principio. Con los analgésicos me la paso sin dolor.

Platicamos un rato de las cosas que hacíamos antes de todo este caos. Nos olvidamos un momento del problema a nuestro alrededor. Unas horas mas adelante, nos fuimos a dormir. No logre conciliar el sueño.

En mi mente daba vueltas el porque no me convertí en infectado ¿será que Frank tiene razón o seré inmune? De todas formas, no es tan grave. Si soy mordido no me pasara nada. Me levanté y fui al baño. Moje mi cara para refrescarme un poco.

-No puedes dormir – es Sam recargado en el marco de la puerta.

-Ha sido un día agitado.

-Puedo ayudarte a relajarte – avanzo hasta cortar la distancia. Lo mire a los ojos y ese brillo sugerente de pasión centelleaba tan fuerte que golpeo mi pecho. Negue con la cabeza – No estoy interesado.

Coloco suavemente su mano sobre la mía – Esta bien – mordió su labio inferior y mis ojos se posaron en su boca.

-Iré a dormir – me aparté un tanto brusco. Antes de salir tomo mi mano. Me sorprendí un poco -¿Qué?

-Vamos – sonrió. Paso de mí y me tendió la mano. No la acepte solo asentí con la cabeza. Ambos salimos.  

Mañana será un día complicado. No sé qué nos deparara en aquellas alcantarillas y estoy seguro de que los inconvenientes llegaran.

 

                                                                                               .&.

Estoy asustado, no sé qué me pasara. No sé qué harán conmigo. El pecho me dolía y las lágrimas escocen mis ojos.

Dillon.

¿Dónde estás?

Un sollozo salió de mi garganta. Estoy aterrado y solo.

Abrí los ojos lentamente. Estaba en la misma habitación blanca. Me levente de la cama. El aire quema en los pulmones. Las lagrimas escurrieron enseguida por mis mejillas.

No estaba atado.

Me siento asombrado al instante. Observe toda la habitación. Hay cámaras en las cuatro esquinas. La puerta esta cerrada con sistema de seguridad. Sin el código y la huella no se abrirá.

Ni una ventana y las hojas de cristal alrededor de la puerta deben ser blindadas. A través de ellas puedo ver a un sin numero de hombres y mujeres con batas blancas moviéndose de un lado a otro de la habitación y pasillo.

Mire mis manos y brazos. No tenia nada. Ni una picadura de jeringa. Ni rastro de lo que me hayan hecho.

Di un brinco de susto en la cama. Una alarma empezó a sonar por toda el área. Mire hacia los científicos. Todos corrían más aprisa y en segundos unos uniformados se seguridad entraron apuntando con su rifle a los científicos.

Me levante de aquella cama y me acerque al cristal. No vi más. Las luces se apagaron y se colocaron las de emergencia.

¿Qué está pasando?

Todo se convirtió en un caos. Los científicos chocaban entre ellos por salir del lugar. Los uniformados intentando pasar a través de ellos. De pronto la puerta hizo un pitido. Me acerque a ella incrédulo. No podía ser que estuviera abierta. Jale de ella y cedió fácil.

Soy libre.

Sali de la habitación. Y un uniformado me empujo de regreso a ella.

-¡Regresa a tu habitación! – no eso no iba a pasar. Si la puerta está abierta es mi oportunidad de salir de aquí antes de que sigan haciendo conmigo lo que quieran. No lo dude. Me avente hacia el uniformado. Caímos al piso y su arma se resbalo un par de metros lejos de nosotros. Otro par de uniformados vieron mi hazaña ya que logre escuchar que dijeron alto. Me arrastre rápido por el suelo y tome el arma. Apunte con ella al uniformado que iba directo a mí.

-Baja esa arma – dijo aquel hombre con voz cautelosa.

- Ponte de rodillas – exigí, pero aquel hombre no hizo caso -¡Ahora!- hizo lo que le pedí. Mire por encima del hombre y dos uniformados corrían en nuestra dirección.

Trague saliva. Apunte a la pierna del uniformado y dispare. La fuerza del disparo me tiro al piso de espalda. Se me fue el aire con aquel golpe. Me volví a levantar y disparé a los otros dos hombres que venían hacia nosotros. Esto alarmo a todos en aquel lugar.

Los uniformados venían por mi sin lugar a duda. Fui a por ellos.

Tengo que salir de este lugar a como dé lugar. Me coloque detrás de una pared y desde ahí dispare a los uniformados y ellos respondieron mi ataque.

Minutos después detrás de los uniformados entraron unos hombres con uniforme negro y mascaras de gas. Sin decir nada lanzaron una bomba de gas amarillo. Todos quedamos sumidos en oscuridad y con el olor más desagradable. Quería vomitar.

Tape la nariz con mi mano sin éxito, aquel olor asqueroso logro entrar por mis fosas nasales.

No sé qué clase de gas sea, pero a los uniformados los infecto. No necesitaba ver para saber que aquellos hombres ahora son muertos vivientes.

Los hombres de negro utilizaron aquellos segundos de confusión para avanzar y llegar a mí. Uno de ellos me tomo del brazo y me tiro al piso. Mi cara y cuerpo se estrellaron estrepitosamente.

No voy a ser capturado nuevamente.

Llame a los infectados. Se juntaron alrededor mío y se abalanzaron hacia el hombre de negro. Los gritos y disparos del hombre alertaron a los otros y sin pensarlo ordene a los infectados a atacar a los otros hombres de negro.

El gas amarillo se comenzó a disipar y los gritos y disparos también.

Saldré de este lugar.

Tengo frente a mí a un grupo numeroso de infectados que conforme avanzamos por los pasillos se hace mas grande.

Científicos, uniformados, soldados y hombres de negro conforman al grupo de infectados que me están dando el camuflaje y la seguridad de salir de aquí.

Te encontrare Dillon. Esta vez yo te encontrare.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).