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End of times. por Haru-Chan1294

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Al día siguiente, el grupo de Daniel ha comenzado a empacar. Guardan sus provisiones, ropa, cobijas, agua; todo lo que necesitan para marchar hacia el sur, si somos más precisos hacia Sacramento. ¿Qué hay ahí? Es simple el centro Rostenkowski. La chica Policía y un grupo de personas oyeron en la radio que el centro Rostenkowski está dando refugio a los sobrevivientes.

La gente está cien por ciento segura que si van allá encontraran un techo seguro. Es normal que piensen eso el centro es muy conocido por sus investigaciones en nuevos medicamentos para enfermedades que parecen incurables. Frank cuestiono con severidad esa decisión argumentando que es una locura ir. Esa transmisión había sido hecha ya hace mucho tiempo. Seguramente la infección ha llegado hasta ese lugar y arrasado con todos sus habitantes. Sus argumentos son válidos, ya que no ha habido una nueva transmisión de ningún centro, ni de refugios.

Como alternativa, les propuso ir con nosotros al norte. El único inconveniente es que el grupo no está convencido de ir a la base. No hay comunicados de que allá estén dando refugio. Aun así, Frank y su equipo les aseguraron que es una mejor idea. La base central es un área dedicada a refugiar altos mandos, ya que cuenta con tecnología de punta para proveer seguridad en todo el edificio. Hay personal de calidad que está capacitado para enfrentar cualquier catástrofe. A pesar de que se les aseguro refugio en la base, no logramos convencerlos. Todos irán al centro. Sin más que hacer, Frank propuso a su equipo esperar un poco en lo que encontramos provisiones y así emprender la búsqueda de Dillon.

Frank explico que si Dillon regresaba al bosque y no encontraba nada más que cadáveres. Él se dirigiría a la tienda Randolph es el lugar de encuentro de ellos por si algo salía mal. Entonces Frank, el quipo y yo juntaremos provisiones para el duro camino que nos espera.

Mientras ayudo a Frank a recoger las tiendas de campaña para el grupo que se marcha Daniel ha intentado hablarme cada que nos cruzamos por casualidad. Probablemente para convencerme que vaya con él, pero no voy a hacer eso. Dillon y su equipo han cuidado de mí y no los voy a abandonar por Daniel. Aún estoy muy enojado. Lo que me hizo no tiene perdón. Mi confianza no se recuperar por unas simples palabras de disculpa. Tal vez él piense que tome una decisión repentina, y no ha sido así. Yo no quiero volver a una relación donde soy yo el estúpido que traicionan y usan. Es mejor para ambos, el por su lado y yo por el mío.

El grupo de Daniel se organizó en grupos de diez personas para moverse con agilidad en el terreno hostil. Es más fácil esconder a un grupo pequeño si algo resulta mal que a un grupo de cincuenta o más. Eso fue lo que El Monster les explicaba; una mejor estrategia para mover a un grupo con muchas personas en situaciones difíciles como esta. Es lo único que podíamos hacer por ellos, darles consejos para que sobrevivan. En el refugio solo quedamos unos pocos, ya la mayoría se ha ido incluso Iván aun siendo una misión suicidad se fue dijo que acompañaría al grupo, incitando a que otros soldados también lo siguieran. Frank les dijo que si sobreviven los verán en la tienda Randolph y que solo esperaremos por ellos unos días.

El Monster y El niño emprendieron una pequeña búsqueda para comprobar si había algún sobreviviente en nuestro “campamento”, pero como era de esperar no lo hubo simplemente infectados regados por todo el lugar.

- ¿Chicos, alguno de ustedes puede ir al lago por agua? No tenemos para llenar las botellas – la chica policía nos preguntó a Frank y a mí.

-¿Y por qué no van ustedes?- Le pregunto Frank un poco molesto-Nosotros estamos trabajando en otra cosa- siempre tan solidario. Aun me cuesta trabajo aceptar que es hermano de Dillon porque en cuanto personalidad son tan diferentes uno es amable y el otro es grosero admitiendo que tienen rasgos muy similares el color de ojos, el color de pelo, el tono de piel hasta la altura.

-Pues nosotros igual tenemos mucho más trabajo que estar recogiendo las tiendas- la chica policía le contesto rudo.

-No iremos. Que vaya otra persona- la chica policía en un arranque de coraje tiro con fuerza las cubetas al piso y antes de irse nos gritó- ¡Tienen todo el día para ir a traer agua con esas cubetas!

-¡Quien se cree! ¿La líder? Axel no iremos por agua. Que mande a otros. Hay muchos que no hacen nada.

-No crees que estas siendo algo infantil – me miro con el ceño fruncido – Podemos hacerlo ¿Cuál es problema?  También necesitamos de esa agua Frank - se quedó mirándome fijamente varios minutos hasta que dijo un poco más calmado:

-De acuerdo, vamos - movió en círculos su mano derecha - Lo hago porque lo necesitamos no porque esa mujer nos lo haya pedido - sé que Frank no es de los que hacen amigos aun así es una persona que se preocupa por los demás, aunque le cueste admitirlo.

-¿Los puedo acompañar?- reconocí la voz sin tener que girarme. Es inconfundible y ahora insoportable a mis oídos.  

-No, podemos hacerlos nosotros- me gire para tomar las cubetas y avance en dirección al bosque sin verlo a la cara.

-Son muchas cubetas, les podría ahorrar vueltas – el muy cabrón cree que con eso va a convencerme pues está muy equivocado. Soy joven, fuerte y resistente.

-Prefiero dar cien vueltas a que vengas con nosotros. Aléjate – ni siquiera me preocupe por mirarle a la cara al decir estas palabras. Frank tomo algunas cubetas y cuando estuvo a mi altura me guiñó un ojo y una risita burla se forma en sus labios.

-Necesitaremos ayuda… acompáñanos- lo mire muy enojado. Primero él ni siquiera quería ir por agua y ahora le invita para hacerme cabrear mientras se divierte con la situación de tensión que hay entre mi ex y yo.

- Me voy – avance rápido pisando fuerte la tierra, sin embargo, Frank me jalo de un brazo.

-Yo soy el guía. Tu eres un torpe que no se orienta entre los árboles – no discutí. Tenía un punto muy válido. Me ha visto acomodar mi casa de campaña, me ha visto intentar hacer fuego, y doy pena así que tiene puntos válidos para suponer que no se me la orientación entre las montañas. Prefiero que sea el guía a que por mi torpeza nos encontremos en una compleja situación con infectados.

Seguimos a Frank. El lago no queda muy lejos de ahí esta como a unos dos km. Y si nos apuramos acabaremos pronto.

Iba al frente a lado de Frank. La razón, muy simple no quería quedarme atrás y que Daniel intentara comunicarse conmigo. Estaba más enojado de lo que estuve anoche. Me saca de quicio con su carita que no rompe un plato. Quien se cree. Es un idiota si cree que esto lo solucionaron con un lo siento. Queriendo ayudar para hacerme sentir bien, pues no. Así no se ganará mi perdón.

Estaba tan distraído pensando en cosas relacionadas con ese hombre que fui sacado de mis pensamientos solo cuando mi espalda chocó con un árbol y me cubrían la boca con una mano. Intente soltarme más molesto que nunca, que pensaba que me agradaba esa clase de jueguitos estúpidos. Me volví a sacudir con fuerza, pero esta ocasión Daniel me apretó más. Señaló con su dedo hacía en frente.

Preste más atención a mi entorno.

Frank estaba oculto tras otro árbol a unos dos metros de distancia de nosotros, tenía su arma a fuera. Entonces lo comprendí todo paso en cuestión de segundos.  A mi alrededor había un gran grupo de infectados, tal vez cien o doscientos no sabría decir la cifra exacta algunos de ellos se ocultan tras lo arboles y otros por la lejanía. Un escalofrió recorrió mi columna podía olerlos era tan desagradable, su hedor a muerto invadió mis pulmones y me revolvió el estómago…ahora estoy agradecido de que no tengamos desayuno porque de lo contrario ya lo hubiera vomitado todo. Los observé más de lo que lo había hecho en estos últimos días… tenía un aspecto de una persona que lleva años enterrado, se le veía algunas partes de la piel a punto de caerse y se distinguí claramente algunos huesos de la cara o brazos a falta de ella. Lo que sea que los infecto no los mata, eso está claro, pero sí que los deteriora de manera espeluznante.

Frank movió sus labios sin emitir algún sonido – Debemos regresar - ambos asentimos y regresamos por el mismo camino.

Nos movíamos lento y lo más silencioso posible. Un par de centímetros avanzamos así, pero la suerte no estaba de mi lado. Me resbalé con las hojas mojadas del piso. Las hojas secas y ramas del suelo crujieron cuando mi cuerpo cayó sobre ellas. Moví rápidamente la cabeza hacia los infectados… sabía que me habían escuchado. Hasta el más sordo escucharía algo así.

-Corre – no se quien haya dicho eso, pero no voy a cuestionarlo para nada.

Me levanté como pude y corrí. Delante de mí estaba Frank e intente seguirle el paso. Era tan ágil y veloz que de un momento a otro lo perdí de vista. Me gire para comprobar que los infectados no pisaban nuestros talones. Me aterre, era todo lo contrario… son rápidos para ser casi unos cadáveres.

Corrí, corrí y corrí.

Perdí de vista el camino hacia el refugio, a Frank y Daniel. Quizás sea lo mejor. Hubiera sido terrible que llegara ahí con compañía no deseada. Y además parece ser que la gran mayoría de los infectados me siguen a mí.

No sé cómo llegue a un pequeño vecindario. Joder. Si no mate a los del refugio ahora matare a una ciudad entera.

Corrí entre las calles del vecindario. Estaba vacías. Mejor aún. No me sentiré culpable traer aquí a los infectados. 

Revise la entrada de las casas hasta encontrar una puerta sin seguro. Cerré la puerta tras de mí y le pasé el pestillo rápidamente. Me quede inmóvil unos segundos para escuchar con cuidado lo que ocurría afuera. Todo era silencio lo único que escuchaba era mi acelerada respiración. ¿los abre perdido?

Después de unos segundos me recargue en la puerta y me deslice por esta hasta tocar el suelo. Abrace mis piernas y coloque mi cabeza sobre las rodillas. Me sentía muy cansado por haber corrido no sé cuántos kilómetros, las piernas las sentía pesadas y con un ardor constante sino muero por un infectado moriré por un infarto.

Inhale y exhale un par de veces para tranquilizarme.

Me di cuenta de que algo me lastimaba la pierna izquierda… hasta que recordé que era el arma que El Monster me entrego mientras me decía: - “Te puede salvar la vida”- estaba totalmente de acuerdo con él y más en este momento.

La saqué de su funda y le quité el seguro. Me asome por la ventana contigua a la puerta. No había movimiento. Seria seguro salir o debería esperar un poco más. De pronto el ruido de algún vidrio romperse me hizo girar de manera abrupta. Me puse alerta podría jurar que mis pupilas están dilatadas al máximo por el miedo y la adrenalina. No estaba solo en la casa. Camine por dónde provino el ruido. No avance mucho… era un infectado. Que en cuanto me vio corrió hacia mí. No lo pensé más corrí hacia la puerta. No la pude abrir… me giré muy asustado. Se abalanzo y me tiró al suelo. Lo tome de los hombros para que no me mordiera. Su aliento fétido chocaba en mi cara y se movía con violencia entre mis manos. Tengo que hacer algo o de lo contrario seré su comida.

Giré mi cara de lado y vi que el arma que llevaba en las manos termino en el suelo a un par de centímetros lejos de mí. Vaya suerte que tenía.

Escuche como rompían otra ventana… en definitiva mi muerte desde un principio debía de ser comido por lo que sea en que hayan mutado estas personas. Cerré mis ojos no quería ver lo que me haría. Si iba a ser un infectado no quiero mirar. En ese instante, en esa fracción de segundo ya no sentí el peso de nadie sobre mí. Abrí los ojos cuando escuché un disparo que me hizo brincar.

-¿Acaso siempre serás la princesa que está en la torre y debe ser rescatada? Levántate- tomo mí arma del suelo. Yo seguía pegado al piso no comprendí la situación en ese momento –Debemos salir rápido de aquí, todo este ruido pudo haber traído la atención de los infectados.

Me levanté como pude y me entrego mi arma.

-¿John? ¿Cómo es que…? Te creíamos muerto- Estaba sorprendido y me alegraba bastante porque estuviera vivo.

-Muy gracioso. Soy muy hábil. Ahora debemos salir de aquí rápido. Las explicaciones te las digo después cuando estemos “seguros”- simplemente asentí con la cabeza. Escuchamos como rompían otras ventanas de aquella casa. John intento abrir la puerta enseguida, frunció el ceño y comprendió que tenía el pestillo, lo quito y salimos de la casa.

Llegamos a una pequeña casa a unas cinco cuadras de donde estábamos hace unos minutos. Subimos corriendo hasta el último piso de aquella casa. Llegamos a una recamara. Cerramos la puerta y nos escondimos dentro de un armario durante un gran rato. Era algo incómodo estar así, tener a John muy cerca hacía que mi corazón palpitara más rápido, podía sentir su respiración chocar con mi cuello y sin quererlo se erizaba la piel. Eso me hacía sentir nervioso.

Noté como se tensó y yo hice lo mismo. Los infectados estaban muy cerca. Golpearon la puerta repentinamente varias veces, pero esta no se abrió. El arma de John estaba en posición de disparar si algo pasaba. No sé cuánto tiempo estuvimos ahí, pero el sol se estaba ocultando para dar paso a una aterradora noche.

Nos quedamos sentados en el armario, tomamos algunas prendas para cubrirnos del frio de la noche.

-Pude escuchar los gritos de las personas del “campamento” no estaba muy lejos de ahí. Aun así, no llegue a tiempo- de la nada el comenzó a hablar- los soldados intentaron ayudar a las personas, pero había muchísimos infectados más de los que nos atacaron en el hospital hace unos días. No había mucho que hacer cuando somos pocos y los infectados muchos.

-Algunos chicos fueron al campamento a asegurarse si había sobrevivientes o si Dillon y su equipo regresaron. No encontraron nada. ¿te estuviste escondiendo aquí todo ese tiempo?

El asintió con la cabeza.

- Los infectados lograron separa el grupo. Algunos soldados se quedaron a ayudar y otros se fueron del lugar cuando vieron que era un caso perdido seguir ahí. No supe dónde estaban ustedes así que tomé un camino diferente. A todo esto ¿Dónde estaban?

Le explique que en cuanto nos emboscaron los infectados nos fuimos del lugar y a unos kilómetros lejos de ahí encontramos a otro grupo de personas, que fueron amables y nos brindaron ayuda. Omitiendo la discusión con Daniel. También le conté los planes que teníamos para ir a Wilton ya que Frank asegura que Dillon se encuentra ahí y que los chicos del refugio se han dividido en grupos para ir al centro Rostenkowsky rechazando nuestra propuesta de ir a la base central. Por último, le explique con detalles todo lo que paso cuando fuimos al lago por agua y de cómo me separe de Frank y Daniel terminando con él en este armario.

-¡Maldición!- acomodo su barbilla sobre su mano derecha y está sobre la rodilla dándole una posición relajada- Esos chicos están locos. El centro Rostenkowsky lo debieron descartar desde el principio.

-¿Por qué? – algo en esa frase no me gustó nada. ¿acaso fue todo mentira? Lo de la ayuda.

-No lo era, pero ahora debe ser un centro de infección. Tantos infectados rondando por ahí. Va a ser difícil que alguien sobreviva – agache la cabeza, la verdad es una pena que los del refugio no obtengan la ayuda que buscaban – con respecto a Dillon, la tienda Randolph debe ser el lugar de encuentro de todos. Así que al amanecer nosotros iremos ahí.

-¿Dónde queda la tienda?

-En Wilton.

-¿Qué hay en Wilton?- tenía mucha curiosidad por saber que hay en ese lugar y entender por qué su punto de reunión es ahí.

-Es la tienda de un viejo amigo y es muy conocida entre soldados, marines, policías… es una tienda de armas podemos encontrar de todo tipo de armas cortas, largas, bombas incendiarias, explosivos, lanzacohetes, ballestas… lo que quieras y te apuesto a que Dillon está ahí. Así que… ¿iras conmigo o te quedaras aquí?

-Pero… Frank y los demás…-me sentí afligido por ellos y por todas las personas del refugio.

-Él sabe cuidarse y pensara en la forma de llegar a la tienda. Así que no te preocupes ¿vale? - tenía razón esos tres deben de ser hábiles. Estarán bien sin importar la situación para este tipo de situaciones se prepararon o al menos algo similar.

¡Daniel! Él no es un soldado ¿Estará bien? ¿Logro escapar de los infectados? ¿Estará con Frank o El niño o El Monster? A pesar de todo aun me preocupo por él, solo espero que se encuentre bien.

-Debemos dormir, mañana va a ser un largo día. Buenas noches- fue lo último que dijo John.

-Buenas noches- respondí. Cerré mis ojos, pero no pude conciliar el sueño en seguida todo lo que he vivido parece película de terror. Como dormir tranquilo sin que otro humano quiera comerte. Es una locura. La vida de todos cambio drásticamente, y sin importar lo que este pasando debemos resistir, sobrevivir y pelear, porque en algún momento la situación mejore y estoy seguro que así será. No sé en cuanto tiempo solo sé que vendrán días mejores.

                                                                                               .&.

En la mañana a pesar de lo cansado que me encontraba logramos avanzar desde Grant Line Rd para llegar Mooney Rd que es la segunda entrada a la ciudad Wilton, ya que la entrada principal esta atestada de infectados. Es una terrible idea ir por allí, no somos invisibles ni indetectables para los infectados. John dijo que tomáramos la segunda entrada a la ciudad es menos transitada, más amplia y será más fácil de esquivar autos, gente y lo que sea.

Haciendo cálculos desde donde estamos son unos quince km hacia la tienda. Aunque avancemos rápido a pie, tardaríamos muchísimo en llegar. Lo más apropiado sería encontrar algún tipo de vehículo.

-¿Y qué tipo de auto usaremos?- pregunte.

-¿Un auto? Nadie menciono un auto, iremos en esa preciosa moto - señaló la moto que estaba frente a una casa de color azul pálido. Era una moto Yamaha R1 color negro con unas pequeñas líneas curvas de color rojo. Debo admitir que es preciosa, pero mi lógica me dice que lo más apropiado es un automóvil. Esta techado, tiene ventanas… y una moto bueno no tengo ni que describirla para saber que no nos cubre de nada.

-¿Es seguro?- le pregunte y mi pregunta quedo al aire, él ya estaba sobre la moto. Me acerque.

-Súbete- me dijo John una vez que esta encendió. No discutí. Me subí. Avanzamos rápidamente por Mooney Rd más rápido de lo que creía. John maneja como un loco, sino me comieron los infectados será John quien me asesine. Me abracé a su cintura con más fuerza para no salir volando y a pesar de la situación no pude evitar darme cuenta de que tiene una estrecha cintura y un duro abdomen.

-John… ¿podrías… podrías ir más despacio? - le pregunte por sexta vez con un poco de dificultad, porque el viento soplaba fuerte en mi rostro.

-No- dijo por sexta ocasión- porque ya casi llegamos - eso ultimo era nuevo- Observa- me dijo y mire al frente- Es esa, la de color rojo.

La vi, ahí estaba la dichosa tienda Randolph. Conforme nos acercábamos la podía distinguir más, tenía una fachada construida de madera y piedra roja. Es de dos pisos. Y más que una tienda parecía una casa con un estilo moderno.

John se detuvo frente a la tienda y me sentí aliviado. Tenía el corazón a punto de salírseme por la boca. Me incline un poco, sentía unas terribles ganas de vomitar, lo que sea que tenga en el estómago. Me baje apresuradamente de la moto y me acomode a un lado con las manos apoyadas en las rodillas. Todo daba vueltas. Seguro a que es por la falta de alimento y la adrenalina de aquel viaje, no era una fabulosa combinación.

-¿Estás bien?- pregunto.

-Creo- respondí como pude. Segundos después escuche el crujido de una puerta. No levante la cara tenía miedo de que si lo hacía vomitaría. De reojo vi a John caminar hacia la tienda.

-¡Todo es una locura! - John grito a todo pulmón. Ahora solo espero que no lo hayan escuchado los infectados.

-Cálmate. Hablemos tranquilamente adentro. Tengo algunas cosas que explicar- esa voz grave y varonil que le respondió la reconocí. Gire la cabeza hacia la entrada de la tienda sin importarme el cómo sentía. Ahí estaba parado, calmando a John que si al inicio se portaba paciente y racional ahora estaba molesto y exigiendo respuestas y no me importo nada de eso, ignore a John y todo a mi alrededor simplemente grite:

-¡Dillon!- Corrí sin pensarlo y lo abrace fuerte para asegurarme de que realmente era él y no una ilusión. Sentí sus brazos rodearme. La sensación de estar entre sus brazos me hacía sentir protegido como si él fuera un guerrero y pudiera derrotar a todos para mantenerme a salvo. No sé cuánto tiempo paso, pero no quería que me soltara.

-Al parecer alguien te extrañaba más que yo- dijo John menos molesto y regresándome a la realidad. Me separe un poco.

-¿Cómo estás?- Me dijo suavemente. Moví la cabeza en forma de negación.

-No ¿Cómo estás tú? Estaba muy preocupado porque…-mi voz se quebró por las ganas de llorar. No lo pude evitar y rompí en llanto. Tenía sentimientos encontrados, mi interior era como un remolino. Me sentía alegre por saber que Dillon está bien y a la vez molesto, triste porque sabía que paso con las personas del refugio y con todos, frustrado por los acontecimientos ocurridos. Dillon dejo de abrazarme. Coloco sus manos en mi cara y limpio las lágrimas de mi rostro. Me volvió a abrazar.

-Lo siento- dijo Dillon. Después de unos segundos me llene de tristeza al recordar la razón por la que Dillon vino aquí, todos en nuestro campamento estaban muertos. Estaba hecho un mar de lágrimas y me aleje de su abrazo. Me iba a secar las mejillas con el dorso de mi mano, pero Dillon lo impido y lo hizo con la suya. Debo admitir que fue una sensación agradable, el roce de su mano sobre mi rostro ha provocado que me calmara un poco- Entremos- me tomo de la mano y me guio por la tienda.

Adentro estaba John sentado tomando algún tipo de bebida y platicando con un hombre de cabellera blanca y de estatura media. Había otros dos hombres recargados sobre una columna que antes de entrar se encontraban platicando y cuando nos vieron guardaron silencio. No vi a más personas, quizás solo ellos han sobrevivido a este infierno.

El lugar era muy grande, había muchas vitrinas y en ellas se mostraba diferentes tipos de armas pequeñas, grandes… era muchas, había mesas de madera con vidrio sobre ellas para mostrar más de aquel mortífero armamento.

-¿Frank está bien?- fue lo primero que pregunto Dillon. Nos acercamos a donde estaba sentado John.

-Estamos separados. Desde que ocurrió la terrible emboscada de infectados, pero ya lo conoces lo más probable es que él y los otros, estén bien y estén en camino - dijo John mientras sorbía un poco de su bebida. Nos sentamos junto con John y aquel hombre de cabellera blanca me extendió una taza con té y respondí en susurro un gracias. John le explico el cómo terminaron las cosas e incluyo lo que le dije del refugio. Dillon igual explico que cuando regreso el lugar era un mar de infectados y era imposible que alguien en ese lugar haya sobrevivido, busco entre los muertos a su hermano y equipo y como no estaban entre ellos. El plan de reencuentro debía estar en marcha. Sin perder el tiempo se dirigió a Wilton.

No se volvió a hablar del tema. Me presentaron a Andrew quien es el dueño de la tienda de armas y a los otros dos soldados. El de estatura más baja, tez morena y ojos de color café se llama José, el otro es más alto casi como Dillon, de tez blanca y ojos color gris se llama Robert.

Todos nos dirigimos al segundo piso de aquel lugar. Arriba había una sala, una pequeña cocina con un comedor de cuatro sillas, dos habitaciones para la familia y una de huéspedes. Es un lugar acogedor. José y Robert fueron al techo a hacer guardia. John, Dillon, Andrew y yo fuimos al comedor. El señor Andrew nos preparó una sopa con jitomate. Que fue lo más delicioso que he probado desde hace días.

                                                                              


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