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El deseo de amar por Jerrow

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CAPITULO 1

 




Había amanecido y ese día Damián se levantó temprano con una gran sonrisa, todo esto debido a que era un día diferente a los otros. ¿Y cuál era el secreto? Pues que ese día era su cumpleaños. Cumplía 14 años. Se levantó rápidamente, se dio un baño se vistió y bajo a pasos veloces y fue junto a su madre para ver su reacción.

Su madre se encontraba regando el jardín como en todas las mañanas, costumbres suyas, pues adoraba las plantas, lo cual se notaba frente al esplendido jardín que poseía. Eva escucho los ruidosos pasos de su hijo, quien se acercaba a ella diciendo:

-Buen día Mamá –Saludo mientras se acercaba a su madre –Es un gran día el de hoy o ¿tú qué piensas? 

-Si te refieres por el hecho de que hoy cumples un año más se podría decir que si –Le dijo con una cara neutral –Pero feliz cumpleaños Damián.

-Mamá ¿porque siempre cuando cumplo años tú y mi papá son tan fríos? ¿Tan poco te importa que no seas capaz de darme aunque sea una sonrisa fingida? Se supone que siempre cuando uno cumple años todos festejan y celebran pero ustedes no son así siempre es lo mismo –Ya estaba harto de que cada año le hicieran lo mismo.

Eva no dijo ni una palabra, sino que siguió regando sus plantas manteniendo su expresión neutral como si no hubiese ocurrido nada. Damián se volteó para irse a su habitación, cuando vio a su padre, un hombre de unos 45 años llamado Simón.

-Veo que llego otro año Damián – Esas fueron sus primeras palabras con las que se dirigió a su hijo. 

-Gracias por tus felicitaciones papá, no sabes cómo me gustaron –Y con esto se dirigió a su habitación, ahora todo el día le pareció una mierda.

Entró a su cuarto y se tiró a su cama, ya estaba cansado de esta situación. No podía decir que no lo amaban, porque sus padres se lo demostraban casi todos los días, a excepción de días como hoy.

-Como te extraño Ariel –Dijo mientras agarraba con fuerza su almohada, derramando unas pequeñas gotas de lágrimas –Te extraño y mucho.

Hoy se cumplía un año desde que Damián había terminado con Ariel, después de una relación de 7 meses, el día que había cumplido 13 sus padres le obligaron a terminar con el sin ninguna explicación, eso era algo que no comprendía, pues el chico era educado y amable. Tampoco podría decir que sus padres no aceptasen su homosexualidad, pues él se los dijo hace 2 años y ellos lo tomaron con toda tranquilidad. Fue por eso que Damián se quedó sin opciones del porque le obligaron a terminar su relación con Ariel.

En ese momento, escucho que alguien tocaba la puerta. No sabía si abrir o ignorar a quien tocaba, que de seguro era su madre, que querrá pedirle perdón, así que decidió no abrir y quedarse en donde estaba. Los golpes no cesaron, así que decidió abrir.

Al abrir la puerta se encontró con una gran sorpresa, pues estaba alguien que desde hace tiempo no veía. Damián se quedó con un rostro de asombro, mientras que este le devolvía una cara cálida y tierna 

-A...ri...el –Dijo Damián entre cortadas aun asombrado por la visita de su ex novio –No…esperaba tu visita.

-Bueno, sé que no terminamos de la mejor manera, pero no podía perderme este día –Le dijo Ariel sin dejar de sonreír.

-¿Pero cómo entraste? Si mis padres te habían prohibido venir a mi casa –Le preguntó extrañado.

-Bueno, pues sí, me prohibieron la entrada –Le respondió mientras sacaba de su bolsillo un obsequio –Pero les dije que debía entregarte esto, y sin problema me dejaron pasar. Feliz Cumpleaños Damián.

-Gracias Ariel –Le agradeció Damián mientras recibía su regalo –El primer regalo del día.

-No te han dado nada o ¿me equivoco? –Damián movió la cabeza respondiéndole a Ariel –Al parecer ellos siguen como siempre.

-No, pues desde que tengo memoria me han dado algo en mi cumpleaños –Decía mientras baja su cabeza mirando hacia el suelo –Todos los años es lo mismo, indiferencias y luego lágrimas –Sus ojos comenzaban a cristalizarse de nuevo –Quisiera saber porque son así.

-Bueno, estamos mucho tiempo aquí afuera, que tal si me invitas a pasar, quiero hablar contigo –Dijo Ariel. 

-Lo siento, soy un tonto pasa, pasa. 

-No te preocupes, solo quise pasar aquí adentro para poder hablar con más privacidad y sobre todo para que veas lo que te regalé. 

-Oh cierto, me olvidé por un momento de él, pero dime ¿qué es?

-Ábrelo, es algo muy especial –Le dijo con tono suave.

Abrió el obsequio y encontró una fotografía, pero no cualquier fotografía, sino una en especial en donde se encontraban ellos dos, en un día en particular.

-¿Te acuerdas de ese momento? –Le pregunto Ariel.

-Claro –Le respondió mientras observaba la foto –Es imposible que lo olvide, pues en este día me propusiste para andar –Su rostro comienza a mostrar tristeza y en consecuencia cae la primera lagrima –Lo siento Ariel, yo no quise terminar contigo pero mis padres me obligaron. 

-Oye espera, no llores –Le seca la lagrima con su mano y levanta su rostro para que ambos se miraran fijamente –Yo sé que tu no quisiste pero no te preocupes estas creciendo y dentro de 4 años tus padres no podrán obligarte a nada porque serás mayor de edad.

-Acaso me estas tratando de decir que me esperaras –Le preguntó Damián, queriendo saber la respuesta. 

-Si amor, porque te amo te esperare y además que será 4 años si estaremos juntos muchos años más mi pequeño –Pronunciando la última palabra con ternura, en ese momento, Ariel se le acercó lentamente a Damián dándole un tierno y delicado beso, a lo que Damián correspondió.

-Gracias Ariel, gracias por ser tan bueno conmigo –Damián lo abrazó fuertemente, estaba realmente feliz, Ariel había desaparecido esa tristeza que tenía.

Ninguno de los dos se daba cuenta de que eran observados por el padre de Damián, quien los miraba con mala cara. De inmediato fue junto a su esposa para comentarle lo que había visto.

-No puede ser ¿qué no se suponía que solo iba a darle un regalo? –Dijo Eva, mientras golpeaba la puerta –Si acepté que entrara a la casa fue para que le entregara su regalo. 

-Pues de que le dio el regalo sí, pero con otro bono que no estaba incluido en el paquete –Le respondió a su esposa mientras se acercaba a ella para abrazarle –Me preocupa lo que pueda pasar amor, tú sabes la regla.

-Lo sé –Eva enterraba su rostro en el pecho de su esposo –Y me duele por lo que Damián pasa y lo que pasará. Lo único que me pregunto es porque tuvo que ser él, ¿por qué nuestro hijo?


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