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Errores imperdonables por Jerrow

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CAPITULO 6

 

 

 

-Maldito puto de mierda, como te atreves a poner tus asquerosos labios sobre mí –Gritó Héctor con furia y rabia.

-Héctor…no…por favor…no –Las palabras que salían de Efraín apenas eran audibles, estaba en shock, vio a Francisco y Saúl ponerse de lado de Héctor, ambos no dejaban de mirarle de mala manera.

-Efraín…

Esa voz, esa voz, Efraín la conocía bien…se volteó para verle y lo que encontró fue a un hombre con lágrimas en los ojos, y respirando con gran dificultad.

-Papá.

Se puso de pie y fue corriendo junto a él al verle que estaba perdiendo el equilibrio. Lo sujeto con fuerza para evitar que cayera al suelo.

-Efraín…hijo…tu…tu eres…-No pudo terminar hablar, coloco su mano sobre su pecho sentía un terrible dolor, su corazón, su corazón le estaba doliendo demasiado.

-Papá no hables por favor, debemos llevarte a un hospital –Estaba comenzando a desesperarse, el solo no podría hacerlo, fijo su mirada en los tres chicos para ver si conseguía ayuda pero estos solo observaban. Lugo miro a Héctor, en su rostro se distinguía rabia, ira, asco.

-Ayúdenme por favor –Fue lo único que podía pedir antes de bajar su mirada, las lágrimas comenzaban a salir de sus ojos, su padre sufría un ataque y él no podía solo.

-Vámonos de aquí –Las palabras de Francisco le hizo alzar su rostro nuevamente, no podía ser cierto.

Los tres se alejaron rápidamente, dejando a Efraín temblando, sin fuerzas con su padre apoyado sobre él, sin fuerzas y adolorido. Carlos se quejaba del dolor que sentía, y eso desesperaba aún más al castaño, tomo fuerzas y se llevó casi arrastrando a su padre, no lo dejaría ahí de ninguna manera.

De pronto todo quedó en silencio, Carlos ya no mostraba ningún signo, se había desmayado, la enfermedad que lo aquejaba era muy fuerte.

-Papá, por favor aguanta, aguanta más por favor.

-Efraín –La voz de su madre lo hizo voltearse, al ver el estado en que se encontraba Carlos casi le da un paro –Dios mío Carlos –Fue corriendo junto a Efraín y lo ayudo para llevarse a su marido hasta la casa y de ahí llamar a una ambulancia.

La ambulancia tardó 20 minutos en llegar, tanto Alexia como su hijo estaban desesperados, nunca vieron a Carlos de esa manera, no reaccionaba y apenas se sentía su respiración. En el hospital, ambos estaban intranquilos, necesitaban saber cómo estaba.

Efraín estaba con los ojos rojos, producto del llanto continuo, no solo era su padre, también era Héctor, no podía creer que le había hecho, todas sus promesas, todas sus palabras de amor hacia él eran mentira, además prefirió su bienestar al darle ese golpe en el rostro, fingiendo delante de sus amigos de que había sido él quien lo beso. Pero lo peor de todo fue que lo dejo solo con su padre enfermo en brazos.

-Eres un maldito –Cerró sus puños con fuerza, se sentía impotente, pues Saúl y Francisco pensaban que él era una aberración, en cambio, Héctor terminó siendo una simple víctima.

-Disculpe Señora –Las palabras del Doctor le hicieron salir de sus pensamientos, Alexia se puso de pie para preguntar sobre cómo estaba su marido, en su voz se notaba el miedo, la desesperación y la angustia –Lamento decírselo Señora, pero Carlos está muy mal –Efraín sintió un escalofrió recorrerle su cuerpo –La última vez que quedo internado, le había dicho que una recaída más podría ser fatal, además que esta vez el ataque fue peor.

-¿Qué quiere decirme Doctor? –La voz de Alexia se había quebrado, las lágrimas inundaban su rostro, su cuerpo temblaba sentía que sus pies le fallarían y caería sobre el suelo en cualquier momento, entonces sintió como los brazos de su hijo la sujetaban con suavidad.

-Doctor –Efraín trató de sonar lo más tranquilo posible –Por favor dígame que pasará con mi papá.

-No creo que pase de esta noche, lo siento.

“No creo que pase de esta noche” esas palabras retumbaban en la mente de Efraín “No puede ser, no puede ser papá, tú no puedes irte”. Miró al Doctor nuevamente, pero ya no podía mantener esa tranquilidad, sentía que el mundo se le derrumbaba, que todo se le acababa, le rogó al Doctor que le permita ver a su padre, quien asintió dándole órdenes de que sería solo un momento.

Entró a la habitación acercándose en pasos lentos a la cama donde se encontraba Carlos, este estaba conectado a un respirador, tenía los ojos cerrados, tal vez lo anestesiaron, se encontraba con la piel pálida, bastante delicado. Efraín al verlo, cayó en llanto, nunca había visto a su padre en esas condiciones.

-Papá…por favor…no me dejes…

-Efra…Efraín…-Ese sonido tenue que provenía de su padre hizo que levantará la vista, Carlos apenas podía mantener los ojos abiertos –Porque hijo…porque no me lo dijiste…

-Papá, por favor perdóname… pero yo tenía miedo… miedo de lo que pudiese pasarte.

-Porque tuviste que hacer eso…-¿Eso? Qué quería decir con eso, no tardó mucho en entender a lo que su padre se refería, pues este lo confirmó –Porque le hiciste…eso…eso a Héctor…eso no se hace…

-Papá tu no entiendes, no fue así, tengo que explicártelo todo…

-Porque hijo…porque…yo quería que hoy fuese perfecto…quería verte recibir tu medalla…yo…yo…-Carlos ya no pudo continuar, comenzó a exaltarse, su dolor estaba volviendo, al parecer el medicamento que le habían inyectado había perdido su efecto.

-¿Papá? Por favor, respóndeme papá –Se levantó rápidamente y fue a llamar a las enfermeras, grito por el pasillo desesperado, necesitaba un Doctor una enfermera o lo que sea.

Todas las personas que se encontraban allí pusieron su mirada en él, pero no le importaba, solo quería a un estúpido Doctor que viniera a ver a su padre. Unos segundos después, el Doctor encargado entró rápidamente a la habitación, Efraín quiso seguirlo pero este se lo impidió.

Fue junto a Alexia que se encontraba sentada en uno de los bancos con la mirada ausente, se acercó a ella y la abrazó, no podía dejar de llorar, se sentía un miserable, todo esto ocurría a causa suya. Escucho los llantos de su madre acompañándolo, ella también estaba sufriendo.

-Perdón mamá…-Alexia no dijo nada pero lo miro confundida –Por mi culpa mi papá está sufriendo…por mi culpa mamá…perdóname…yo soy gay mamá –Alexia abrió sus ojos totalmente eso no lo esperaba pero aún así no dijo nada, dejo que su hijo continuara –Nos encontró a mí y a Héctor juntos…él es mi pareja, lo fuimos desde hace más de un año…en verdad confié en él…y me traicionó…por eso papá esta así –Escuchó como su hijo volvió a romper en llanto, ella lo abrazó más fuerte.

-Tranquilo hijo pero una madre siempre lo sabe todo –Efraín al oír esto levanto su vista hacia ella, esta le sonreía tiernamente –Lo supe hace poco tiempo, veía como Héctor te miraba y como tú lo mirabas…fue ahí que me di cuenta…aunque admito que me sorprendió que me lo confesaras…pero estoy feliz de hayas confiado en mí y me lo dijeras.

-Mamá…por mi culpa mi papá esta así –Alexia puso su dedo frente a los labios de su hijo para callarlo.

-Claro que no hijo, tú no tuviste la culpa de nada –La voz de Alexia era dulce y tranquila –Jamás tú podrás ser el culpable.

-Señora Morales –La voz del Doctor los sorprendió, ambos voltearon a verlo, su expresión no era nada agradable.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Entró a su habitación sin decir ninguna palabra a su madre, apenas ingreso a su casa fue directo para su cuarto, puso sus manos frente a su escritorio sosteniéndose de él, tenía el cuerpo temblando y su respiración estaba agitada. Se sentó al borde de la cama apoyando una de sus manos sobre su cabeza, no podía creer lo que había hecho, se sentía un maldito miserable por meterle esa trampa a Efraín y por haberlo abandonado con Carlos quien había tenido una recaída.

Se recostó sobre la cama, no pudo evitar que las lágrimas escaparan de sus ojos, había hecho algo terrible a la persona que amaba, por su cobardía sus amigos piensan que Efraín era un pervertido quien lo había engañado a él para besarlo.

-¿Qué hice…Dios?

Se escuchó el golpear de la puerta, se sobresaltó por eso, se limpió las lágrimas rápido y la abrió. Se encontró a Francisco y a Saúl acompañados de su madre, al verla esta estaba con el rostro horrorizado. “Por favor, no me digan que se lo dijeron”.

-Esto no puede ser Héctor –La voz de Virginia tenía un cierto sonido de rabia –Como un chico como ese pudo haber hecho esto –Virginia observó a los chicos para continuar –Esto no se puede quedar así, un pervertido como ese no puede quedar en este pueblo…se imaginan lo que podría llegar a hacer…los niños podrían estar en peligro.

Francisco y Saúl al escucharla asintieron al instante, Virginia tenía razón, no podían permitir que alguien así siguiera en este pueblo.

-¿Qué piensan hacer?

-Los del pueblo deben de enterarse de esto –La manera en la que Virginia se expresa denotaba la rabia que sentía –No pienso dejar esto así. Y menos sabiendo que un maldito pervertido te hizo eso hijo, eso no lo permitiré.

-Vamos Héctor, tú debes venir con nosotros…fuiste el más perjudicado de esto amigo pero tranquilo –Las palabras de Saúl tenían el mismo sentimiento de rabia que la de Virginia, Héctor al escucharlo, no sabía qué hacer.

-Si…es hora de terminar con esto…por el bien de todos…-“Nunca me lo voy a perdonar”

-Pues vamos…

Virginia, Francisco y Saúl salieron decididos, en cambio Héctor apenas sentía que tenía el control de sus piernas…en su mente estaba la imagen de un suplicante Efraín que rogaba por ayuda, que rogaba por su padre, sabía que los vio, y que a causa de ello sufrió un ataque. De repente recordó…recordó lo que Efraín le había dicho hace unas semanas: “El Doctor dijo que una nueva recaída puede ser fatal”…

Se detuvo de repente.

-Por favor no –Estaba por entrar en llanto –No por favor…

Su madre y sus amigos se detuvieron al percatarse que Héctor ya no los seguía, fueron junto a él y lo encontraron pálido. Francisco puso sus manos en su hombro, Héctor al sentirlo volvió a la realidad, esa realidad le indicaba que lo que había empezado aún no terminaba, que faltaba mucho más.

-Tranquilo viejo, sé que esto te afectó, y no creas que a nosotros no, sino todo lo contrario, nos sentimos engañados…pero debemos continuar, para que sepa que este lugar esas cosas no se permiten –Solo asintió a todo lo que Francisco le decía, ya no podía hacer nada, el dolor ya estaba hecho.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

-Que pasa Doctor…como esta mi marido…por favor dígame que está bien…-Alexia volvió a romper en llanto, ya no podía más con esta angustia necesitaba saber que su esposo se encontraba bien, que debería pasar un tiempo en el hospital pero que luego volvería con ellos y que todo regresaría a la normalidad.

–Lamento decirles esto –El Doctor suspiró y se preparó para decirlo –Carlos acaba de fallecer.

-No…no puede ser…Doctor…usted está mintiendo…dígame que solo está mintiendo –Exclamó Efraín, acercándose al él para tomarlo de la chaqueta exigiéndole la respuesta que quería escuchar, estaba seguro que no era verdad, su padre no podía haberse ido.

 En cambio al ver como el Doctor negaba con su cabeza, dándole a entender que no mentía Efraín cayó al suelo al instante de escuchar esto, sus piernas no respondían, de pronto un gran silencio reino sobre él, las lágrimas no paraban, sino que aumentaban más a cada segundo. Su padre se había ido, se había ido para siempre y encima no pudo explicarle lo sucedido con Héctor. Recordó lo sucedido en el lago, recordó la expresión de su padre al verlo, como su enfermedad lo había atacado y como Héctor y los demás lo abandonaron sin ni siquiera apiadarse de su padre.

Se abrazó fuerte y se puso a llorar, le importaba poco que estuviera el Doctor frente a él, lo único que quería era llorar para ver si así todo esto terminaba siendo solo una horrible pesadilla, pero por más que cerraba los ojos el dolor seguía ahí, resonándole que todo era verdad y que por más que deseara nada cambiaría.

Notas finales:

Olvidé colocar la advertencia de muerte de un personaje...

Les agradezco por tomarse el tiempo de leer este fic, enserio gracias...

Bueno nos vemos!!! :)


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