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Errores imperdonables por Jerrow

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CAPITULO 8

 

 

 

 

Abrió con dificultad sus ojos, los sentía bastante pesados, pero no eran solo ellos, sino que era su cuerpo completo. Comenzó por analizar su entorno, a pesar de que su vista aún era borrosa lograba distinguir que se encontraba en un cuarto todo de un intenso color blanco.

Dedujo que se encontraba en un hospital, sintió en sus manos varias conexiones y un respirador que tenía en su nariz. Volteó con dificultad su cabeza, al lado suyo se encontraba su madre durmiendo en una pequeña camilla, la podía ver bastante acabada.

No entendía por qué se encontraba en ese lugar, no recordaba prácticamente nada. Intentó levantarse de la cama pero no podía, sentía que el cuerpo le pesaba como si se tratara de una enorme roca. Volvió a fijar su vista en su madre, intentó levantar el brazo hacia el ella, necesitaba respuestas a cientos de preguntas.

-Ma…Ma…má –Sus palabras apenas eran audibles pero fueron más que suficientes para que Alexia despertara.

El verlo despierto causo en su ser una emoción indescriptible, se acercó a su hijo temblando, tomo con suavidad la mano que este le ofrecía y con la otra acaricio con ternura su cabello. Estaba tan emocionada que no pudo evitar que las lágrimas fluyeran de sus ojos.

-Hijo mío…mi Efraín…despertaste…Dios gracias.

Efraín no respondió de inmediato, sino que volvió a recorrer con sus ojos la habitación, sentía que le faltaba alguien.

-¿Papá? –Alexia desvió su vista rompiendo en llanto –Mamá ¿En dónde está papá?

-Él está bien hijo –Suspiro varias veces para calmarse y continuo –En un lugar donde nos cuidara todos los días.

“En un lugar donde nos cuidara todos los días”

Abrió fuertemente los ojos. Un sinfín de imágenes comenzaron a aparecer dentro de su mente, cada escena, cada dolor, cada humillación, cada tortura que había pasado. Comenzó a inquietarse, su cuerpo se movía sin control, no quería recordar nada de eso, deseaba eliminar todas esas pesadillas de su cerebro.

Alexia se sobresaltó asustada al ver la reacción de su hijo, lo sujeto de los brazos para intentar tranquilizarlo, escuchó los llantos de su hijo, supo que había recordado lo sucedido. Ocultó su cabeza sobre el pecho de Efraín hasta que poco a poco dejo de moverse.

-El siempre estará con nosotros…pase lo que pase.

Efraín quedó en silencio, con su vista fija en la nada con una expresión neutral sin ninguna emoción presente.

-¿Cuánto tiempo ha pasado? –Le preguntó finalmente sin mirarla y sin quebrar su expresión.

-Han pasado siete meses. Desde que tuvimos el accidente haz estado en coma más de medio año.

Efraín asintió levemente, se volteó hacia el lado contrario a su madre cerrando los ojos. Alexia lo observó por un tiempo para luego salir de la habitación. Efraín abrió los ojos al escuchar el sonido de la puerta. En su mente tenía la imagen de una persona en especial, que se había ganado un sentimiento que creía jamás sentiría. El sentimiento del odio.

 

 

 

 

 

 

 

Habían pasado más de dos meses desde que despertó en el hospital, estaba siguiendo una terapia de rehabilitación para recuperar todas sus funciones motoras. En este tiempo se había enterado de todo lo sucedido durante su estado de coma.

El día del accidente Don Bernardo los había encontrado, fue él quien llamó a la ambulancia y llevado al hospital, cubriendo todos los gastos incluso hasta la terapia que llevaba. El hombre que conducía el vehículo falleció en el accidente y las autoridades lo tomaron de esa manera como un accidente de tránsito.

Además, Don Bernardo se encargó del entierro de su padre, sintió como una espina se clavaba muy dentro suyo al saber que no pudo realizarle un velorio y entierro digno.

Con cada día que pasaba, se sentía más fuerte, todo su cuerpo comenzaba a recobrar la vitalidad que antes poseía. Sin embargo, a medida que recuperaba sus fuerzas también comenzaba a tener una actitud fría, ya apenas se lo veía sonreír o incluso de mostrar alguna actitud diferente a la que siempre mantenía. Parecía como si el porte frío y serio fuesen los únicos que sabía manifestar.

En estos momentos tenía dieciséis años, que los había cumplido mientras estaba en su estado vegetativo, uno de los días en que realizaba la terapia tanto su madre como otras personas del hospital propusieron realizarle una pequeña fiesta de cumpleaños bastante atrasada, sin embargo, él simplemente se negó.

Durante el día se la pasaba en la terapia, para luego ir a leer algún libro que Don Bernardo le trajese, las veces que los terapeutas y enfermeros trataban de iniciarle conversación, apenas les respondía con palabras que rápidamente culminaban con la plática. Y esto no solo se limitaba con el personal de blanco, sino que también con toda aquella persona que intentara hablar con él.

Su madre y Bernardo trataban de dialogar sobre su actitud, pero este solo se limitaba a responder con evasivas como de que se encontraba cansado o que simplemente no estaba de ánimos.

Una vez culminado con sus terapias, Efraín y Alexia fueron a donde de ahora en más sería su nuevo hogar. Viajaban en el auto de Don Bernardo, su madre estaba en el asiento delantero al lado del conductor mientras que él se encontraba en el trasero. Durante todo el viaje, no había mencionado palabra tan solo miraba el paisaje que se le presentaba por la ventana.

La casa se encontraba en la zona centro de la ciudad de Asunción, el lugar era bastante movido, zonas de compra y venta de diversos artículos. Al detenerse el auto, tanto Don Bernardo como Alexia salieron de él, acto seguido lo hizo Efraín.

Reparó en cada centímetro del que de ahora sería su nueva casa, había un pequeño caminito rodeado a ambos lados de bellos arbustos de un color amarillo verdoso, además de que la hierba floreciente que cubría prácticamente todo la tierra yacía vigorosa en el jardín, la fachada de la casa era de un color bello color naranja, la puerta de entrada estaba rodeada de bellas piedras que reforzaban aún más la belleza del lugar. Escuchó la alegre voz de su madre quien también contemplaba el sitio, ya que era la primera vez que venía.

-Es hermoso verdad hijo –Le dijo emocionada, sin embargo no recibió respuesta –Vamos adentro.

Una vez dentro, las paredes lucían con el mismo color que la que tenía en su exterior, la casa poseía una sala amplia, al igual que la cocina y el comedor, en el segundo piso habían cuatro habitaciones cada uno contaba con un baño privado. La casa en su totalidad se encontraba amoblada. Efraín sintió como dos manos se posaban en su hombro. Se volteó y se encontró con Don Bernardo quién le ofrecía una cálida sonrisa.

-¿Espero que te agrade Efraín?

-Te voy a pagar por todo esto.

-¿Cómo? –Cuestionó sin entender lo que había escuchado.

-Que te pagaré por cada cosa que has hecho por mí y por mi madre –Le respondió serio y tranquilo –Ya que sin tu ayuda no sé qué hubiese ocurrido.

Don Bernardo, lo miro asombrado al escuchar esas palabras, pero más al ver como en el rostro del chico se formaba una pequeña sonrisa casi imperceptible. Lo atrajo hacia sí para abrazarlo suavemente, se acercó al oído para susurrarle unas pequeñas palabras:

-No es necesario, yo lo hago porque para mí tú eres como mi nieto y quiero que eso lo recuerdes siempre.

-Gracias…gracias abuelo –Efraín profundizo el abrazó y una línea húmeda comenzó a deslizarse por su mejilla.

-Por nada hijo…es más quisiera que lleves mi apellido, claro si es que así lo deseas.

Efraín se separó un poco al escuchar las palabras del mayor, lo miró detenidamente pero no respondió pues escuchó el llamado de su madre. Ambos bajaron y fueron hacia la cocina para encontrarse con una línea de verduras al parecer recién lavadas y listas para su uso.

-Muy bien chicos, ustedes deciden que vamos a comer, ya que en este día es motivo de festejo pues estrenamos casa nueva –Les anunció Alexia con una amplia sonrisa.

Don Bernardo comenzó a darle ciertas ideas a Alexia para la cena, mientras que Efraín estaba apoyado contra el marco de la puerta, le gustaba ver a su madre sonreír, pero él ya nunca volvería a hacerlo de esa manera, ya que eso quedo atrás.

Sobre la mesa se lucían los cuatro platos hechos por su madre, todos ellos tenían un aspecto delicioso, pero a pesar de la apariencia nadie logró comer tanto, Alexia probó un poco de todo, Don Bernardo en cambio tres mientras que Efraín degustó uno solo. Le pidió disculpas a su madre por ello, en cambio, esta no le dio ninguna importancia al hecho.

-Bueno hora de limpiar la mesa –Dijo Alexia levantándose para recoger los cubiertos y las comidas sobrantes, a pesar de que le ofrecieron ayuda esta se negó, pasaron varios meses desde que había hecho una cena.

Un cierto sentimiento de nostalgia se formó en su interior al recordar la última cena que había compartido ella su hijo y su difunto esposo. Se apuró en recoger todo, no quería que su hijo notara su pena, ya que ahora estaban disfrutando el inicio de una nueva vida.

Sin embargo, Efraín la observaba de reojo, pues a pesar de los intentos de su madre por ocultar sus emociones, él lo había notado.

-Extraña a mi papá –Le dijo al mayor una vez estando solos –Sé que esta cena la hizo recordar ciertos sucesos.

-Lo sé…a pesar de que muestra fortaleza, dentro suyo aún sufre la perdida de Carlos, pero ¿Sabes por qué ella lucha cada día? ¿Por qué se esfuerza por presentar una gran sonrisa en su rostro? –Le preguntó.

Efraín al escucharlo lo miro sin entender, por lo que negó suavemente con la cabeza.

-Por el hecho de tenerte a ti…tú eres su fuente, lo más importante para ella, eres el tesoro más bello que posee y el regalo más preciado que tiene de Carlos. Por esa razón tú debes de batallar de la misma manera, para volver a ser ese chico tan alegre y sonriente que fuiste. Hazlo por ella, al igual que lo hace por ti.

-Yo nunca podré volver a ser el de antes –Le indicó sin mirarlo –Ese muchacho alegre y sonriente, que creía que en el amor, la amistad, convirtiéndole en un ser débil y vulnerable murió. Ahora nació alguien nuevo, alguien mucho más fuerte que salió de esa burbuja en la que antes se encontraba, este alguien conoce el mundo tal como es, sabe cómo te trata y como debes tratarlo tú para no ser derrotado.

-La vida no es así, es verdad que tiene sus malos momentos pero también tiene los buenos o ¿es que me piensas decir que todos fueron malos? –Efraín se volteó para observarlo, recordó varios momentos que había pasado en su infancia, no obstante, recordó como en gran parte de sus memorias esa persona se encontraba presente.

Desvió la mirada de golpe y sintió como le hervía la sangre, apretó con fuerza sus puños sin percatarse su cuerpo comenzó a vibrar. El simple acto de recordarlo hacia que su mente perdiera todo mandato sobre su organismo. Sintió como la mano de Don Bernardo apretó con suavidad su hombro, inmediatamente toda esa ira empezaba a menguar.

-Eres un buen chico Efraín…las experiencias por las que uno pasa permiten a que uno mejore para bien nunca para mal. Los deseos que negativos que pueden germinar, deben ser podadas de inmediato o de lo contrario estas envenenan el alma y al final solo terminan destruyendo no solo a uno mismo sino también a todos los seres queridos que nos rodean.

-Listo ya terminé ahora que les parece si vemos algunas películas –Les propuso Alexia quien ingresaba al comedor con una pila de DVD.

Los dos se voltearon hacia ella y asintieron ante su propuesta, levantándose de la mesa y yendo hacia la sala.

Después de ver varias películas de temática de ciencia ficción, Don Bernardo se despidió para dirigirse al pueblo. Efraín no comprendía porque el mayor no había hecho nada en contra de los pueblerinos, ya que según escucho este no tomo represalias contra de ellos al enterarse no solo de que su hogar había sido quemada sino que además obligaron a su madre y a él abandonar el pueblo, sin siquiera compadecerse del duelo por el que pasaban.

Subió las escaleras dirigiéndose a su cuarto, una vez dentro se deshizo de la remera que llevaba puesta e ingreso en el baño, observando con desprecio las marcas que cubrían gran parte de su pecho pertenecientes a las quemaduras sufridas durante el accidente. Tenía rastros de quemaduras en su pierna izquierda y una pequeña parte en su espalda.

Su rostro se había salvado de milagro, como le dijeron los doctores una vez. A pesar de las insistencias de su abuelo de eliminarlas con ayuda de un cirujano se había negado, estas marcas le recordaban que tenía una deuda pendiente por cobrar.

Miro fijamente su imagen en el espejo. Recorriendo su cabello, su tono de piel, sus ojos. Esta es la imagen de aquella persona que habían pisoteado, a la que habían humillado, esa persona ya no estaba, y por tanto no podía seguir teniendo ese aspecto. Sonrió al recordar que ante el mundo él era quien había muerto en el accidente, ninguno de sus conocidos sabía que estaba vivo.

Rememoró las palabras dichas por su abuelo esta tarde, volviendo a sonreír ante lo que estaba pensando.

-Efraín Morales ha muerto y ahora es el inicio de alguien más fuerte, alguien que se encargara de cobrar las deudas pendientes.

Tomó el teléfono que le habían comprado y marcó el número de su abuelo, ese era el primer paso del gran cambio que se avecinaba.

 

 

 

 

 

 

Alexia y Don Bernardo se encontraban con el juez en la casa, quienes esperaban la llegada de Efraín para culminar con los trámites restantes. Este les había dicho que desde ahora habría varios cambios, aunque ambos no sabían a que se refería. Escucharon como la puerta se abría provocando que todos se voltearan hacia esa dirección.

Alexia abrió los ojos de par en par al observar a quien estaba frente a ella, Don Bernardo sin embargo sonrió al verlo.

-Ya estoy aquí –Dijo mientras se acercaba a ellos con pasos seguros y firmes.

-Efraín…Hijo…me dijiste que harías cambios, pero no pensé que tantos –Alexia no salía del asombro, apenas podía formular sus palabras, frente a ella estaba una persona totalmente diferente.

-De ahora en adelante ya no me llamaran Efraín, eso quedo en la historia –Anunció acercándose a ellos, el juez solo observaba sin decir palabra ante lo que estaba ocurriendo.

Se había teñido el cabello pasando de castaño claro a un negro oscuro, portaba lentes de contacto ocultando sus ojos marrones por las de un verde claro. Y su piel blanca ahora cambió por un tono moreno claro fruto de las sesiones en la cama solar a la que había asistido. El corte de su cabello era bastante corto, y parado hacia el frente, transmitiendo un aura dominante.

-Te vez muy bien –Le felicitó su abuelo, una vez que este se sentó en el sofá a su lado.

-¿Cómo es eso que ya no serás Efraín? –Le cuestionó su madre intrigada.

-Lo que oíste…de ahora en más ya no me llamaran Efraín, voy a eliminar ese nombre.

-Pero hijo…ese fue el nombre que eligió tu padre –Le dijo en un intento por hacerle cambiar de opinión.

-Lo sé…pero ahora quiero que me conozcan de otra manera –La miro con expresión seria. Alexia supo que estaba hablando enserio.

-De acuerdo, usted me dice cómo piensa llamarse y le añadiremos a su nuevo apellido –Le dijo el juez, pasándole un bolígrafo y ciertas cantidades de hojas.

Mientras escribía y firmaba donde el juez le indicaba, Alexia observaba con cierta curiosidad a su hijo, ese cambio que tuvo le hacía ver como una persona totalmente diferente, más activa y segura de sí misma. Sonrió al darse cuenta de lo último, su hijo estaba comenzando a reponerse de lo que había pasado, aún mantenía su carácter formal pero al menos lo veía más tranquilo, las palabras del juez que le indicaban que ya todo había culminado le sacaron de sus pensamientos.

-Listo con esto hemos finalizado –Dijo el juez mientras guardaba los papeles en su maletín. Se levantó se fijó en el menor y sonriendo le ofreció su mano derecha a lo que este correspondió –Bienvenido Señor Santiago Navarro.

Notas finales:

Pues hasta aquí el capitulo 8

Quiero pedir disculpas por la demora sufrida, pero este semestre en la universidad ya esta por ser catalogada como el semestre de los trabajos prácticos, que un trabajo individual luego un trabajo grupal y finalmente un trabajo de curso “por cada materia”. Enserio ya me tienen cansado mis profesores. Con los escasos tiempos libres apenas me da para estudiar, hacer los benditos trabajos prácticos y dormir xD.

Por ello les pido un poco de paciencia, apenas me desligue de esto (que en teoría debe ser a mediados de septiembre) ya me pongo de nuevo al corriente.

Ah no me voy sin antes agradecer por leer esta historia, me siento feliz de que les este agradando y esperemos que siga siendo así :p jaja

Bueno esta nota ya se alargó más de lo usual…nos veremos la próxima

Suerte y cuídense… :)


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