Caminé lentamente los pocos pasos que faltaban para llegar a casa con la cara ardiendo y repitiendo la escena una y otra vez en mi mente.
-Quizá solo lo hizo para molestarme. Me repetía mientras metía las llaves en la cerradura y entraba lo más calladamente posible.-
-¿Qué crees que haces llegando tan tarde?-
Pegué un ligero salto mientras sentía como mi cuerpo se tensaba, rogando por que Amber haya tenido un cambio de voz y ahora hablara como hombre.
-Lo siento, pero tuve que quedarme haciendo papeleo. Dije mientras las luces de la sala se encendían y mi padre se levantaba del sillón donde había estado sentado-
Caminé lentamente hasta las gradas con la intención de irme lo más rápido posible, pero la mano de mi padre me detuvo empujándome contra la pared haciéndome soltar un quejido.
Me prepare para la golpiza que de seguro recibiría, pero en lugar de eso el solo paso de largo sin mirarme subiendo las escaleras y azotando la puerta del cuarto. Yo solo me limite a respirar con normalidad y dirigirme también a mi cuarto donde rápidamente me dispuse a dormir.
Cerré los ojos con fuerza obligando a mi mente olvidar esa escena pero lo único que conseguía era hacerla mas y mas vivida. Al final lo único que logre fue tener otro sueño con él y no poder dormir a partir de las tres de la mañana. Además no pude evitar pensar en mi padre y su actitud conmigo. No entendía por qué después de todos mis intentos por ser el hijo perfecto con las notas perfectas y el comportamiento perfecto el simplemente veía aquellos errores menores que toda persona comete. No importaba cuan bien hiciera Las cosas, al final, el más mínimo error derrumbaría todo el trabajo hecho.
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-Supongo que es hora de prepararme. Me dije a mi mismo mientras miraba el reloj.-
Me levante de la cama y me dirigí al baño solo para ver lo horrible que me veía ese día. Ojos hinchados por la falta de sueño, un lado de mi cabello que parecía recién salido de la licuadora y como olvidar el moretón en el hombro derecho causado por el empujón de ayer por parte de mi padre.
Suspire pesadamente mientras me quitaba la ropa y me daba una ducha rápida para luego dirigirme al armario y sacar la misma ropa de siempre. Baje las gradas y me dirigí a la cocina donde aún no había nadie, por lo que simplemente tome un paquete de galletas, una manzana y me dispuse a caminar hasta en instituto donde aun me esperaba papeleo por hacer.
Una vez ahí, me dirigí a la sala de delegados para adelantar lo que pudiera del papeleo que me faltaba aunque solo era cuestión de entregarles aquellos papeles a los profesores.
-Bueno días. -
-Buenos días Melody. Respondí mientras tomaba asiento en mi escritorio-
-¿Y los papeles? Pregunte mientras miraba el escritorio vacío-
-Me encargue de terminarlos. Respondió con su típica sonrisa.-
Suspire aliviado mientras me levantaba del escritorio y la abrazaba susurrándole un agradecimiento. Al fin y al cabo, sin ella habría estado otra tarde enterrado entre papeles.
Después de un rato de mas agradecimientos por mi parte, me dirigí al salón sintiéndome mucho más relajado y casi emocionado por entrar a clases. Sin embargo toda esa tranquilidad se vio interrumpida por cierto peli rojo sentado en las últimas filas.
Podía sentir como mi corazón se aceleraba a medida que recordaba lo que había pasado ayer. Caminé lentamente a mi asiento, encontrándome con esos estúpidos ojos grises que no hicieron mas que ignorarme.
-Definitivamente se arrepiente por lo de ayer. Pensé mientras el profesor comenzaba la clase.-
-¡¡Nathaniel!!-
-¿Huh?-
-¿Por lo menos estabas escuchando?
Sonreí forzadamente mientras miraba a Sucrette suspirar con molestia.
-Has estado distraído desde la primera hora. ¿Ocurre algo?-
Negué con la cabeza mientras pensaba por enésima vez en Castiel y como ahora me ignoraba cada vez que intentaba hablar con él.
-Solo estoy preocupado por algunos asuntos familiares. Respondí con tranquilidad.-
-¿Quieres hablar de ello?-
-No realmente.-
-Entonces te recomiendo que te diviertas y lo olvides. Habrá una fiesta en mi casa esta noche y tú vas a ir.-
-No creo que a mi padre le guste la idea. Dije mientras imaginaba como mi padre se enojaría si le preguntaba.-
-Y yo no creo haberte preguntado. Ya veremos cómo te sacamos de esa casa, pero de qué vas a la fiesta puedes estar seguro. Dicho eso se fue de la mesa donde estábamos comiendo dedicándome una sonrisa llena de confianza.-
Sonreí ligeramente mientras agradecía su preocupación. Incluso si no éramos amigos desde hace mucho, se había convertido en una gran a amiga, hasta me ayudo a llevarme mejor con los demás por lo que sabía que ella haría hasta lo imposible para llevarme a su fiesta.
-La voy a extrañar. Me dije a mi mismo mientras me dirigía a la sala de delegados.-