Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Pasion de Multitudes por MizukyChan

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Ningun personaje real me pertenece, solo la loca idea es mía.

Notas del capitulo:

Que lo disfruten

Pasión de multitudes

Bill miraba con cara de póker la peluca negra y la minifalda  que yacían sobre su cama. Tom no lucía muy diferente al ver los pantalones enormes y la playera tres veces más grande, que sin duda le llegaría hasta las rodillas, cosa que le recordó mucho el look juvenil que adoptó cuando tenía rastas.

—Dime de nuevo por qué hacemos esto. —Pidió el rubio de barba, sin apartar los ojos de las prendas femeninas.

—Por una semana extra de vacaciones, en ese resort paradisiaco que tanto querías visitar.

—¿Me voy a travestir por unas vacaciones?

—Seeee  —respondió Tom, arrastrando el sonido.

—Maldito David.

Un par de días atrás, su manager les había pedido que lo acompañaran a un partido amistoso de futbol, porque debía llevar a sus sobrinos de diez años, obviamente los chicos se habían negado, pero el hombre procedió al soborno y acabaron aceptando, agregando al final—. Para evitar que los reconozcan, les enviaré un par de disfraces.

&

 

El día del evento, Tom se miraba al espejo con una sonrisa, al final no le parecían tan mala idea tener que usar ese tipo de disfraz, aunque sin duda lo mejor, era que no tendría que cortar su adorada barba. Se giró un poco, para ver cómo lucía su trasero y sonrió todavía más, no se veía nada, estaba totalmente cubierto por la enorme playera.

—¿Cómo me pude poner algo así en el pasado?  —preguntó elevando la voz, para que le oyera su gemelo, quien estaba en el baño, desde hacía más de una hora.

—Porque eras jodidamente inseguro y no querías que nadie supiera que eras tan delgado como yo  —respondió con una risita.

—¿Yo, inseguro? —Bufó el barbudo—. ¿Y usted, señor seguridad, por qué no sales para ver tu disfraz?

Bill no contestó, solo se limitó a abrir la puerta del baño y mostrarse. Tom lo vio por el reflejo del espejo y se volteó de inmediato para comprobar que sus ojos no le engañaban.

—¡Mierda!  —Gruñó y parpadeó varias veces—. No puedo creerlo.

Bill solamente se limitó a sonreír. No es que fuera fan de travestirse, pero lo había hecho en un par de ocasiones para avivar la pasión en su relación con Tom y, para ser sinceros, le encantó como quedó su atuendo final. Y al parecer, a su hermano también le había gustado.

—Bien, está decidido. —Tom le dio la espalda al rubio, ahora pelinegro y cogió su celular.

—¿Qué haces?  —preguntó Bill, con diversión.

—Aviso a David que nos quedamos en casa, para tener mucho sexo.

—Tonto. —El menor se acercó a él y le quitó el aparato—. Mi Tomto, ven aquí. —Cogió el rostro del mayor en sus manos y le dio un casto beso en los labios—. Vamos a ayudar a David con esos sobrinos suyos.

Como detalle final, Bill cogió los gorros que ambos lucirían y salió, seguido por su gemelo, quien lo veía agitar las caderas, para mover esa pequeña faldita.

Al cabo de una media hora, llegaron a la casa de David, donde tuvieron que cambiar de vehículo. Serían transportados por el coche familiar del manager y así evitar que algún paparazzi tomara una imagen no deseada.

Tom se sentó en la parte de atrás, para toquetear a Bill, cada vez que pudiera, pero se quedó quieto cuando unas risas estruendosas indicaron que habían llegado los niños. Un par de chiquillos idénticos de cabello negro, abrieron la puerta.

—So… son gemelos  —balbuceó el barbudo.

—Claro, por eso pedí su ayuda —contestó David, tomando su ubicación en el asiento del conductor—. Carl, ven y siéntate a mi lado, parece que tío Tom se irá atrás.

—¿Eh? Pero yo quiero sentarme junto a la ricura pelinegra. —Se quejó el crío, haciendo bufar a Tom, quien levantó a Bill del lugar del medio y lo acomodó al extremo de la ventana, quedando él en medio y así prevenir que el otro pendejo tocaba a su hermoso acompañante.

Sin más quejas, David condujo hasta el lugar. Los Kaulitz se sentían un poco intimidados por el proceder de los niños, que no paraban de decir frases como “Futbol, pasión de multitudes”, “El futbol es un deporte de hombres” y cosas por el estilo, que hacía que los adultos rodaran los ojos y resoplaran, rogando que ese día terminara lo más rápido posible. Ese era el deseo más ardiente de Tom, quien no paraba de imaginar las mil y una formas de quitarle esa ropa a Bill, manteniendo la peluca, claro, le encantaba recordarlo pelinegro.

Apenas llegaron al estadio, Tom leyó la enorme gigantografía que decía “Pasión de Multitudes”, sin poder aguantar más, cogió a Bill de la cintura y le susurró al oído—. El sexo es pasión de multitudes.  —Su hermano soltó una risita coqueta, no podía estar más de acuerdo con la nueva afirmación de Tom.

Carl y John, no paraban de lanzar miradas a las largas piernas de Bill, quien prefería no hacerles caso. Pero una vez se instalaron en sus lugares, el ahora pelinegro comenzó a sudar.

—Hace mucho calor.

—Cierto, ¿quieres ir a comprar un refresco?  —Sugirió el barbudo.

—No es necesario, pasan vendedores a cada instante —respondió David, sin dejar que Bill lo hiciera.

—Pero sabes que no me gusta cualquier clase de bebida —dijo el pelinegro, tratando de agudizar más su voz, para engañar a los niños, que no estaban a su lado.

—Vamos, preciosa  —dijo Tom, estirando la mano, para llevarla.

Mientras ellos hablaban, los sobrinos de David, se habían escapado, con la esperanza de llegar a los pisos inferiores y tratar de ver las bragas de Bill, cosa que falló rotundamente.

Tom guiaba a su gemelo hacia los estacionamientos, al coche del manager.

—¿Tienes las llaves?  —preguntó Bill, sintiendo como la ropa interior comenzaba a molestarle.

—Por supuesto, creo que en mi otra vida, fui ladrón —dijo, sacudiendo las llaves, haciéndolas tintinear.

Se metieron en la parte trasera y tras asegurar las puertas. Tom devoró los labios del pelinegro y gimoteó de gusto—. Dios, tu piel se siente tan suave sin barba. —Repartió besos de mariposas por las mejillas del otro.

—No puedo decir lo mismo  —respondió Bill, con los ojos cerrados, disfrutando de las atenciones que le daba el mayor.

Tom bajó la mano y la metió bajo la falda del pelinegro, acariciando la creciente erección que se apretaba en los interiores del otro—. Esto me demuestra que estás de acuerdo conmigo.

—¿Con qué?

—Sexo, pasión de multitudes.

—Aunque no quiero una multitud, solo quiero sexo contigo —dijo, separándose un poco, para verlo a los ojos.

—Te adoro —dijo de forma cursi y continuó besando a su gemelo.

Por mucho que quisieran, estaban en un lugar público y familiar, así que optaron por dejar el verdadero placer para el regreso y ahora, solo satisfacer la calentura, mediante una buena paja camuflada.

Cuando lograron reunirse con David, vieron que el hombre tenía un tic nervioso y la vena de su frente estaba más marcada que cuando ellos pedían vacaciones, así que no hicieron preguntas y lo siguieron hasta el coche.

Los críos se fueron en silencio todo el viaje, cosa que hizo creer a los Kaulitz, que el adulto los había regañado bien feo.

Al llegar a casa de David, los niños bajaron llorando del vehículo, gritando “Mamá, tío David no nos dejó ver todo el partido”. El adulto negó con la cabeza.

—¿Estás bien? —preguntó Tom.

—Debí haberlo sabido —dijo—, si las canas que tengo me aparecieron por ustedes, nunca debí hacerme cargo de otro par de gemelos.

—Oh… —Fue lo único que dijeron los otros.

—Disculpa por haber hecho que te vistieras de esa forma —dijo directamente a Bill—, pero si te sirve de consuelo, te convertirás en el sueño húmedo de mis sobrinos por todo lo que queda de su adolescencia.  —Soltó una risita.

—¿Y qué hay de mí?

—Oh, no te preocupes, no soñarán contigo, de hecho, me dijeron que eras igualito al actor del “Naufrago” y me pidieron tu autógrafo y preguntaron algo sobre un “Wilson”  —Todos arrugaron el ceño, sin tener idea de qué hablaba.

—Tranquilo, David.  —El barbudo palmeó la espalda de su jefe y antes de retirarse, agregó—. ¿Qué hay de las vacaciones?

—En dos días recibirán los boletos de avión y ya está confirmado su nombre para el bungalow. Gracias por todo, por aguantar esta tontería de deporte de hombres.

—No te preocupes por eso —comentó Bill, sonriendo tímidamente—, descubrimos algo sobre la pasión de multitudes.

—Oh… —dijo David y prefirió no comentar.

 

Los gemelos regresaron a casa, enviándose miradas cargadas de deseo y apenas llegaron, se devoraron la boca, mientras Tom cargaba en sus brazos al menor, llevándolo directamente a la habitación.

—Si hasta te pusiste brasier  —susurró, abriendo el broche en la espalda delgada, para dejar caer la delicada prenda—.   Adoro tu cabello largo.

—Tom, es una peluca.   —Gruñó Bill.

—Me encanta tu cabello, precioso, tu cabello largo y corto, negro y rubio, tu rostro delicado, con y sin barba. Te amo.

—Lo sé. Ahora vuelve a convencerme sobre la pasión de multitudes.

—Mhm, sexo, pasión de multitudes. —Dio una gran lamida al cuello largo de su hermano—.   En lugar de platicar sobre eso, mejor veámoslo en la práctica. —Alzó las cejas de forma coqueta.

—Excelente idea.

&   Fin   &

Espero les haya gustado, no disfruto mucho del futbol, por eso no incluí detalles del partido >_<  Un comentario me haría feliz.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).