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El fantasma en mi sofá por Tiantanh

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Estaba dormido, un sueño saludable y natural. Había perdido peso, pero eso era de esperar. Todavía mantenía su amplitud, desde el ancho ajuste de sus hombros, hasta la gran longitud de su cuerpo. Luhan echó la cabeza hacia un lado y sonrió amablemente, ya que los pies de Jongin llegaban al final de la cama y sus dedos casi sobresalían de las sábanas.

      Su pelo estaba suelto, Luhan nunca lo había visto así antes y pensó que era increíblemente guapo. Sus gafas estaban en la mesita de noche y sus grandes manos estaban dobladas sobre su estómago. Luhan miró las persianas y las cerró, en silencio se acercó a la cama, sin atreverse a respirar. Extendió la mano, y con dedos temblorosos, rozó la cálida mano de Jongin. Luhan cerró los ojos y dejó escapar una suave risa. Frotó el pulgar sobre los nudillos de Jongin, y se obligó a no llorar, no haría bien a Jongin despertarse y verlo llorando.

      Incapaz de contenerse, pasó suavemente sus manos sobre la frente de Jongin, y luego le acarició suavemente su pelo. Había soñado con esto, lo había deseado tan desesperadamente y ahora lo tenía.

      Olvidando cualquier decoro, se inclinó más cerca y presionó sus labios con los de Jongin, que estaban secos y un poco agrietados, y lo golpearon como un martillo sobre acero.

Este era el hombre, y nunca iba a dejarlo ir.

  Se echó hacia atrás y tocó suavemente la mejilla del hombre. Estuvo a punto de saltar cuando los más jodidamente bellos ojos color avellana que jamás había visto se abrieron y parpadearon hacia él, algo somnolientos con un toque de sorpresa.

     Eres tú en color, Jongin. Estás vivo, y eres total, completa y absolutamente mío.

     —Hola, doctor. —Su voz era áspera, su cuerpo todavía estaba débil por su largo sueño.

     —Enfermero, en realidad. —Respondió Luhan. Dio lo que estaba seguro era una inapropiada sonrisa cariñosa. Dios, había extrañado esa voz, fueron dos días, extrañando terriblemente esa profunda y suave voz con su atractivo acento—. Pero puedes llamarme Luhan.

     —Hola, Luhan, ¿te he visto antes? ¿Significa eso que estoy mejorando o empeorando? —Bromeó Jongin, su voz un poco débil, pero su mirada siempre fija en el hombre junto a su cama.

     Eso contestó a todas las preguntas de Luhan. No lo recordaba, pero no importaba. Podrían empezar de nuevo. — Sólo significa que estuve fuera y no tenía, aún, el placer de conocerle.

     Jongin parpadeó sorprendido, y un ligero rubor adornaba sus mejillas en lo tomó como un interés amistoso por Luhan. —Es bueno conocerte, Luhan, —contestó en voz baja tratando de alcanzar sus anteojos, y luego hizo una mueca de dolor.

    —Cuidado —instó Luhan, colocó la almohada en una posición más cómoda para él, y luego le pasó sus anteojos. Echó un vistazo a la escayola en su brazo, y le sonrió con simpatía—. ¿Cómo te sientes?

     —Estoy bien, sólo un poco entumecido, creo. Los médicos y enfermeras han sido muy alentadores.

     —Espero que la vida de hospital no te vaya a deprimir. —Lo dijo en broma, pero en parte era verdad. Una estancia prolongada en el hospital podía ser deprimente, sobre todo si no tenías familia que te visitará.

      —Oh, estoy bien. Me siento como una terrible plaga en realidad.

     Luhan no pudo evitar reír un poco. ¿Realmente Jongin se sentía como una molestia por haber estado en coma y romperse el brazo? —No lo eres, eres uno de los pacientes más populares, confía en mí.

     — ¿Lo soy? —Se rio Jongin, dejando de hablar mientras tosía un poco.

      Luhan asintió mientras le servía un poco de agua en un vaso de plástico que tomó de la mesita de noche. Ayudó a Jongin a tomar un sorbo. —Sí, eres amable, no das ningún problema en absoluto y eres un regalo para la vista.

      Jongin estuvo malditamente cerca de atorarse y Luhan tomó rápidamente el vaso, mientras limpiaba la barbilla de Jongin. —Creo que podría ser una ligera exageración. —Jongin miró hacia abajo a su bata de hospital y secó lo que se había mojado, mientras sus mejillas se ponían coloradas.

— ¿Qué parte? — Luhan sonrió.

 —Bueno... me han dicho que soy educado, pero dudo que vaya a ganar algún concurso de belleza en alguna ocasión —miró hacia abajo a su estómago y al final de la cama donde sus pies yacían cubiertos por las mantas. Frunció el ceño—. ¿Cómo alguien puede ser tan alto y flaco, al mismo tiempo? —se preguntó, refiriéndose a su ligeramente desnutrido y desgarbado cuerpo.

      Luhan se rio entre dientes, agarrando una servilleta de papel de un pequeño montón al lado de la jarra de agua. — ¿Cómo puede alguien ser tan guapo y tan autocrítico, al mismo tiempo?—Respondió, sonriendo a sabiendas de que el hermoso rubor se intensificaría—. Sabes, eres alarmante lindo cuando te sonrojas, Sr. Kim.

     Jongin parpadeó con sorpresa, y una pequeña, satisfecha y desconcertada sonrisa, rodeaba sus labios. —Eh... me puedes llamar Jongin, si quieres —dijo en voz baja.

—Está bien, Jongin.

     — ¿Vendrás y me revisaras? —preguntó Jongin vacilante, casi esperanzado.

      —Esto no es realmente mi sala —dijo Luhan, y se alegró de ver la decepción apenas oculta de Jongin—. Vine a dejar esto de parte de la enfermera Cousins que estaba algo entretenida. — Sostuvo la bolsa transparente que contenía los efectos personales de Jongin, y por supuesto, sus pantuflas de conejito—. Lindas pantuflas.

      —Oh. —Jongin palideció, claramente avergonzado. —Fueron una compra impulsiva—. Se encogió de hombros, su tímida sonrisa era única.

 —Tienen personalidad.

      —Supongo. —Jongin lamió su seco labio inferior—. Gracias por traerlas.

     —No es un problema. —Luhan miró el reloj—. Sabes, por lo general esta suele ser mi hora de almuerzo, ¿te importa tener compañía?

—Me... me gustaría, en gran medida.

Luhan sonrió, y acercó una silla al lado de la cama.

      Pasó la siguiente hora, rencontrándose con la voz que amaba más que cualquier otra cosa. Y al igual que la primera vez se llegaron a conocer uno a otro, Luhan se encontró llevando el peso de la conversación, mientras Jongin parecía contento con sentarse y escuchar, todo lo que Luhan decía.

—Oh, me gustaría eso —confirmó Jongin, sonriéndole.

     —Genial. —Luhan asintió—. Tengo un tablero en casa, es de cartón barato, pero hace el mismo trabajo que cualquier otro tablero de damas.

     —No, me gustará mucho, con tal de que no te impida hacer cualquier otra cosa más importante.

 —Tal vez me deje caer por aquí, cuando termine mi turno, si es que estás despierto.

     —Oh, puedes despertarme, está bien —aseguró Jongin, quizás demasiado tenso mientras el familiar y encantador rubor que no había desaparecido totalmente en la última hora, se mostró una vez más.

      —Genial. —Luhan llenó el vaso de Jongin nuevamente y lo puso al alcance de su brazo sano, poniéndose de pie—. Está bien, entonces... —Se frotó las manos nerviosamente a los lados de sus piernas, no quería irse, pero tenía que volver al trabajo.

—Te veré más tarde.

     Luhan llegó a la puerta, vaciló, y luego rápidamente se dirigió de nuevo a la cabecera de Jongin, cuando de repente tuvo una idea.

— ¿Te gusta el arte? ¿Van Gogh? —Por supuesto, sabía la respuesta.

      Jongin parpadeó sorprendido. —¿Qu…? sí —se rio— en realidad es por eso que vine a Londres?

      —Entonces sabes que hay una exposición de Van Gogh en la Galería Nacional.

—La hay —dijo Jongin enormemente esperanzado.

      Luhan sonrió feliz. —Bien se está exhibiendo por un tiempo, así que, tal vez... cuando estés mejor, ¿podríamos ir juntos?

     Jongin parecía casi aturdido, y Luhan contenía su respiración, pero cuando la alegre y amplia sonrisa, cruzó los labios de Jongin, le devolvió la sonrisa, aliviado.

—Um... bueno, sí. —Jongin le dio una pequeña risa, encogiéndose de hombros—. Sí, eso sería lindo —dijo entusiasmado—. Me gustaría mucho.

      — ¡Fantástico! —Luhan sonrió, no podía perder más tiempo, tenía que regresar al trabajo o realmente sería despedido—. Um, aquí. —Alcanzó las almohadas detrás de Jongin, ahuecándolas cuidadosamente—. Déjame hacer eso, hacerte sentir cómodo.

     Con suavidad acomodó las almohadas, y no pudo evitar encontrar la mirada de Jongin, sus rostros estaban más cerca de lo que se consideraba necesario. Sus manos estaban a ambos lados de Jongin, y miró rápidamente hacia abajo a los labios de Jongin. Jongin observó esto y parecía ligeramente sorprendido, pasando a completamente paralizado. Sorprendido, pero dispuesto.

     Recuperando cierta apariencia profesional, se apartó un poco, y levantó su mano derecha hacia Jongin. Con un poco de confusión Jongin tomó la mano.

     —Hola, Jongin, soy Xi Luhan, tengo veintisiete años, soy enfermero, soy gay y tengo una muy inadecuada atracción por ti.

      Jongin se rio en voz baja, tanto sorprendido, como contento. —Hola, soy Kim Jongin, soy un contable, tengo treinta y un años, soy gay, estuve recientemente en estado de coma, y el sentimiento es totalmente recíproco.

      —Oh, gracias a Dios. —Y no lo decía sólo en broma. Una parte de él estaba preocupada de que no fuese capaz de recrear la relación o la atracción que construyeron en tan extraordinarias circunstancias, pero no estaba preocupado ahora. Esperaba comenzar todo de nuevo, desprovisto de todas las rarezas paranormales, espirituales o fantasmales.

     Jongin se rio en voz baja, un mechón de pelo le caía en la cara. Sopló en un intento por apartarlo.

      —Aquí —dijo Luhan en voz baja, apartándolo fuera del camino. Colocó el pelo detrás de la oreja de Jogin, y aunque sabía que no debería presionar las cosas demasiado pronto, en lugar de alejar su mano, dejó que su dedo suavemente trazara la forma de la mejilla de Jongin, antes de ahuecar suavemente la cálida piel bajo su palma. Sintió una punzada en el pecho mientras Jongin tomaba una respiración poco profunda, con los ojos cerrados cayendo por un momento antes de abrirlos, viéndolo con una mezcla de asombro, curiosidad y el inicio del enamoramiento.

     —Será mejor que... —Luhan distraídamente levantó su pulgar por encima del hombro, señalando la puerta.

     Jongin asintió. —Sí. Gracias por... —Jongin hizo una pausa, lamiéndose los labios secos—. Por traerme mis pantuflas.

      Luhan se echó a reír, caminó hacia la puerta y apoyó su mano en el mango. —Te veré más tarde. —Se dio la vuelta, abrió la puerta, y luego con la misma rapidez la cerró—. Mierda. —Se acercó de nuevo a la cama, se inclinó para besar a Jongin, con la mano junto a su cabeza, e hizo una pausa, mirando a los ojos de color avellana que ya amaba tanto.

— ¿Puedo? ¿Por favor? —Susurró.

     — ¿Puedes por favor, qué? —Jadeó Jongin, todavía inseguro de lo que estaba pasando, incluso mientras Luhan se acercaba más.

      Con un gemido casi agonizante cubrió con suavidad la mejilla de Jongin y lo besó como tanto había anhelado desde que sus sentimientos por esta persona se hicieron cargo de todo lo demás en su vida. Fue amable, aflojando un poco cuando Jongin jadeó, y vertiendo todo su afecto por jongin en ese beso.

     Se retiró de mala gana, respirando con dificultad y sus ojos no estaban dispuestos a abrirse. No quería abrirlos para ver el choque, o incluso la ofensa en esos ojos. Recordó que, Jongin fantasma, querría su beso, pero Jongin vivo, no lo conocía...

Eventualmente, abrió los ojos y suspiró aliviado. No había reproche, simplemente impresión, y pasión.

—Podría ser despedido por esto —susurró.

     Jongin sacudió la cabeza, aparentemente desconcertado y aturdido, eso era sexi como el infierno a los ojos de Alex. —No voy a decírselo a nadie, lo prometo.

—Gracias.

      Luhan se enderezó y la mano de Jongin sujetó su antebrazo, pero se las arregló para contenerse, todavía no estaba seguro de sí mismo y todo el encuentro. — ¿Volverás más tarde?

Luhan asintió. —Volveré más tarde. Te lo prometo.

     Luhan se las arregló para salir de la habitación, con aire ausente, se preguntaba si todo el drástico cambio de emociones que había experimentado en las últimas semanas no dejaría algún tipo de efecto permanente en él. Decidió que no le importaba.

      Era así como él se permitía creer que en verdad todo estaría bien, y que iba a tener su maldito y jodido final feliz, cuando un súbito y alarmante pensamiento lo golpeó. Se detuvo en seco.

—Mierda. ¿Cómo le explico lo de Baldrick?

-…

Epilogo.

 

—Llegamos tarde.

     — ¿Y de quién es la culpa? —preguntó Jongin, deslizando su mano en la de Luhan y entrelazando sus dedos mientras se acercaban al bar.

     Luhan tuvo que concederle ese punto, no podía culpar a Jongin por su tardanza, cuando fue él, quien se había abalanzado sobre el hombre. Pero, ¿realmente podía culparlo? Jongin había salido de su baño, o lo que se había convertido temporalmente en el baño de ambos, usando sólo una toalla. Chorreando agua y sosteniendo la toalla con una mano mientras con rapidez rebuscaba en la cesta de planchar en busca de unos vaqueros limpios.

      Le había preguntado a Luhan si sabía dónde estaban, lo que Luhan tradujo como “por favor salta sobre mis huesos”. En respuesta, Luhan apartó de un tirón la toalla con una sonrisa pícara. Jongin se lanzó en su persecución, lo que terminó con ambos haciendo el amor frenéticamente en el sofá. Luhan todavía podía sentir el agradable dolor donde Jongin estuvo dentro de él, y para ser honesto, no había mejor sensación. No había mejor sensación que la de tener la hermosa y gruesa polla de Jongin enterrada en él, sus piernas envueltas en torno a la cintura de Jongin mientras el hombre se conducía dentro de él, murmurando su nombre en el costado de su cuello y enviando un rastro de piel de gallina a su paso. No había ninguna sensación mejor que montarlo, viendo como Jongin gemía y aferraba a sus caderas apretando lo suficiente como para dejar moretones mientras se empujaba duro dentro de él. No había mejor sensación que recostarse colapsado, sudoroso, sin aliento, totalmente saciado y cómodo en los brazos del hombre que amaba con locura.

      —Si pudieras mantener tus manos fuera de mí, llegaríamos a tiempo por una vez.

     —Eso es probablemente cierto —se rio Luhan, abriendo la gran puerta del pub y mirando sobre su hombro con una sonrisa cuando sintió la mano de Jongin rozando con suavidad su trasero.

    —Jongin, ¡amigo! Por aquí —llamó Yixing, invitándolos a una mesa para seis, donde sólo Jackie y él estaban sentados.

     —Hola. —Jongin le dio una palmada en el hombro, y luego se sentó junto a Jackie, inclinándose para besar la mejilla que ella deliberadamente ofrecía.

     —Hola —saludó Luhan, sentándose al lado de Yixing, le dio un codazo.

—Hola, hada.

    Luhan suspiró. —Sabes, nunca saludas a Jongin con los comentarios insultantes e intolerantes.

      Yixing soltó un bufido. —Eso es porque podría aplastarme y matarme. Sin embargo, tú, princesa… —pellizcó una de las mejillas de Luhan y luego lo golpeó—, eres un blanco fácil.

—Apestas, ve a comprarme un Malibu con cola.

     —Vete a la mierda, tomarás una cerveza. —Se levantó y fue a buscar una ronda—. Jongin, ¿quieres una cerveza, amigo?

     Jongin hizo una pausa en su conversación con Jackie sonriéndole a Yixing. —Sí, gracias.

—Marchando. ¿Dónde están los otros dos?

      —Deano discutiendo con el camarero, de nuevo —dijo

Jackie, señalando hacia el bar—, y creo que John Boy está perdiendo todo su dinero en las máquinas tragaperras, como de costumbre.

     —Menudo par de personajes —murmuró Yixing—. ¿Sólo un zumo de naranja para ti, amor? —Su voz era más suave cuando hablaba con su novia embarazada, Luhan se dio cuenta y lo hizo sonreír y echó un vistazo a Jongin. Jongin hizo un guiño hacia él.

— ¡Oh! ¿Algunas patatas? ¿Fritas?

— ¿Cóctel de langostinos?

—Sí, gracias, guapo.

      Con el pecho hinchado de orgullo varonil, Yixing se acercó a la barra para detener la pelea, sin duda Deano estaba involucrado, a continuación, ordenó el pedido.

     —Está tan orgulloso de tu embarazo. —Se rio Luhan, y se sentó junto a Jongin, apoyándose en él. Jongin pasó su brazo detrás de la espalda de Luhan, trazando perezosamente, con los dedos, patrones invisibles de arriba a abajo por la parte superior del brazo de Luhan.

—Lo sé, es adorable, ¿no? —se echó a reír.

      —Me gustaría llamar a Yixing adorable, aunque creo que será un padre estelar.

—Y tú serás un gran tío. —Miró entre ellos—. Tío Jongin y tío Luhan.

Ambos sonrieron felices.

      —Voy a echar a perder a ese chico, no puedo esperar. —Luhan sonrió, casi frotándose las manos.

—Oh, Dios, por favor contrólalo. —Jackie miró a Jongin.

    Jongin le devolvió la sonrisa —Hemos comprado un caballito de madera para el pequeño bebé.

Jackie se rio y empujó cariñosamente el hombro de Jongin.

     —Así que ¿de qué hablabais vosotros dos mientras tu novio me insultaba? —preguntó Luhan.

     —Casas. —jongin respondió mientras movía a un lado algunos vasos vacíos mientras Yixing regresaba con una bandeja con sus bebidas y las patatas fritas de Jackie—. Ponlos aquí.

     —Salud —dijo Yixing, pasando a Jackie su comida y bebida en primer lugar.

      —Jongin dice que han encontrado algunas posibilidades. — Jackie continuó por Jongin.

      —Un par, sí —respondió Jongin, dando un rápido vistazo a Luhan y un suave y seguro apretón en su brazo—. Pero tenemos tiempo para dar un buen vistazo alrededor y hacernos una idea real. Estamos bien donde estamos hasta que encontremos una que sea perfecta.

—Su casa era perfecta —señaló Luhan.

 —Pero eso hubiera significado que te mudaras lejos de tus amigos y familia, y encontrar un nuevo trabajo. —Jongin frotó su espalda y se inclinó para besar su frente antes de alcanzar su bebida—. Puedo trabajar en cualquier lugar.

    —Es demasiado bueno para ti —dijo Yixing con una sonrisa, tomando un sorbo de su cerveza.

—Cállate —Luhan se echó a reír.

—Estamos bien como estamos por ahora.

     Luhan se inclinó al costado de Jongin, su mano apoyada en el amplio muslo, y decidió que sí, que estaban absolutamente bien como estaban por el momento. Nunca le había dicho a Jackie, o a cualquier persona sobre ese asunto, la forma en la que Jongin y él se habían conocido en realidad. Se las habían arreglado para crear una ingeniosa, si no un poco inverosímil, historia de cómo había adquirido a Baldrick, diciendo que, dadas las circunstancias, a sabiendas de que Jongin no tenía familia biológica, pudo ingresar a su propiedad a través de la policía, completamente falso, para hacerse cargo de la mascota de Jongin, hasta que estuviese mejor.

      Jongin al parecer estuvo tan alterado después de despertar y darse cuenta de cuánto tiempo llevaba fuera de casa que lo primero que preguntó fue si podía usar el teléfono. Fue Jackie, curiosamente, quien buscó al número de su vecino en la agenda, llamó, informando que la llave estaba bajo la maceta, y les pidió que revisarán su casa para ver a su gato. Jongin se había alterado extremadamente, cuando el vecino no pudo encontrar ningún rastro del animal de tres patas.

     Se había preocupado por la posibilidad de sonar como un maniático y sospechaba que Jongin no lo había creído realmente, y no debería, porque era una completa gilipollez, pero aparte del hecho de que realmente no había otra explicación viable en cuanto a cómo consiguió a Baldrick, Luhan pensó que, tal vez con su romance en ciernes, Jongin no había querido cuestionarlo, por lo que nunca lo hizo. Había estado más que agradecido y totalmente aliviado de que el gato estuviera vivo y bien.

      Jackie no fue tan fácil de calmar. Había momentos en que Luhan podía atrapar una mirada de ella, una mirada un tanto cuestionadora que se planteaba cómo era posible que la conexión que compartía con Jongin fuese tan sólida como una roca, en tan corto tiempo. Luhan  no tenía manera de responder a eso, y después de un tiempo, ni siquiera un año más tarde, estaban buscando un hogar permanente para los dos, tres, incluyendo al gato. Esas miradas inquisitivas se detuvieron al final, porque realmente no había nada que pensar ya que ambos se pertenecían inequívocamente el uno con al otro.

Independientemente de las circunstancias ilógicas e irracionales que los había reunido, Jongin estaría con él para siempre ahora, y eso, en opinión de Luhan, hacía la vida infinita.

Fin.

Notas finales:

Hola.

Como siempre, me suceden cosas inesperadas y desafortunadas.

Resulta que accidentalmente y gracias a mi torpeza borre todo el fanfic, y ya que no lo tengo guardado en un documento porque soy muy descuidada, No sería factible  volver a editarlo para subirlo todo de nuevo. Descuiden ya estoy preparando la soga para colgarme.

Sin embargo, aquí está el capítulo final para todas aquellas que le han dado seguimiento.

Lo siento><.

Gracias por leer.


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