Estas vacaciones han sido muy largas, me divertí mucho, fui a la playa todo este tiempo, el calor era insoportable pero apto para ir a nadar todos los días, hermosos atardeceres, muy rica comida, pero todo eso no fue lo mejor que me pudo haber pasado, no claro que no, Tomás fue lo mejor de lo mejor en esa fecha.
Tomas fue mi amor de verano…
Flashback…
Ahhh que chiste de estar en vacaciones en la playa si no hay nadie que conozca para disfrutarlas juntos, mi familia, no es por despreciarla pero no es lo mismo como con un amigo; estar en este hotel es lo que me relaja un poco más, es enorme y lo bueno es que estoy en el piso 18 y desde aquí se ve la alberca del hotel, y la playa, se ve hermoso con el sol del atardecer en todo su esplendor, tengo ganas de ir ahora, se ve muy refrescante, avisare que iré para allá.
Se ve más hermosa de lo que desde el hotel se ve, la playa es increíble, ese color azul le sienta bien; tengo que buscar un lugar para poner mi toalla, lo bueno es que hay sombrillas que se pueden rentar para no estar cargando todo el tiempo, ya traigo uno en las manos, busco un lugar cercano a la playa para no perderla de vista, la clavo fuertemente en la arena y me siento bajo su sombra, me quito la playera y solo quedo con bermuda color azul y con toques blancos y me quedo mirando el mar todavía un rato más, en estos momentos recuerdo su rostro, su sonrisa hermosa, con sus dientes bien formados y blancos, sus ojos grises y cabello castaño, no puedo creer que llevo dos semanas sin verlo y ya lo extraño…
- ¿Hola? –escuche de pronto alguien atrás de mí, voltee para ver quién era, el sol está en dirección al mar, así que los rayos del sol le pega en su cuerpo… brilla, parece que acaba de salir del agua, su abdomen se ve muy bien, se ve que hace ejercicio, sus brazos están bien formados… - Hey, hola, quisiera saber si me dejas estar aquí un rato para cubrirme del sol.
- ¿Eh? Ehhh claro – no pude decir otra cosa, me dejo hipnotizado la imagen que acabo de ver de él, me hice a un lado para que se sentara, pero parece que no quería desaprovechar el lugar y se sentó junto a mí, muy junto a mí.
- Soy Tomás, mucho gusto – no pude evitar ver esa mirada que me hecho con sus ojos color miel que apenas si se ven ya que su cabello dorado los cubre casi por completo.
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Han pasado dos semanas desde que conocí a Tomás, todos los días salimos a nadar, el mismo día que lo conocí, me entere que se hospeda en el mismo hotel que yo, pero el piso 14, solo cuatro pisos de diferencia y jamás lo había visto; es un buen nadador, lo admito, hicimos varias carreras para ver quien ganaba pero la mayoría las gano él; supe que es de un lugar del estado de Texas, claro lo hubiera adivinado por ese acento tan característico de ellos, también eso explica que a sus 15 años tenga buen cuerpo, hace trabajo de campo y todo eso, de seguro tiene que hacer mucha fuerza.
Ahora esta noche hay una fiesta que empieza antes del atardecer, de parte del hotel, donde servirán muchas cosas deliciosas, contando esos mariscos que tanto me fascinan, ¡no puedo esperar más!
Voy bajando el elevador con mis padres para por fin ir a la fiesta, el atardecer está empezando, el clima no podría ser más perfecto para esto, vuelvo a recordar esos ojos grises… lo extraño todavía.
El elevador se detiene, se abren las puertas y aparece Tomás con un pantalón color beige y una camisa de manga corta y de cuadros rojos y azules, se ve genial, sus padres detrás de él, los padres de él y los míos se conocieron también en el mismo hotel, por medio de los juegos, el bar, etc. Así que ellos se saludaron con gran emoción para cuando se vieron en el elevador, también ellos bajaban para la fiesta así que entraron con nosotros, ellos atrás y Tomás y yo enfrente.
- Parece que se llevan desde hace mucho tiempo ¿no? – me decía él mientras me hacía señas hacia atrás, ya que se escuchaban muchas risas.
- Jajaja si
- Me gusta tu sonrisa, es muy linda
- ¿Qué? – creo que no escuche bien, ¿dijo que tengo linda sonrisa?
- Tienes una linda sonrisa – me dijo de nuevo él, acercándose un poco más hacia a mí, volteo ligeramente hacia atrás por si nuestros padres nos veían y acerco sus labios cerca de mi oído – quiero mostrarte algo ahora, pero tenemos que ir a un lugar especial.
No sé lo que me pasa, desde que lo conocí no puedo evitar dejar de pensar en Tomás, incluso se me llego a olvidar por lo que siento por él, el de los ojos grises; su mirada es perfecta con esos ojos color miel, cada minuto que paso con él es increíble, cada vez que vamos a nadar no puedo evitar ver su hermoso abdomen junto con su pecho y brazos que me vuelven loco, pero creo que él no está interesado en mí, o solo me ve como un amigo, pero estos sentimientos, sé a qué refieren, mi estómago se siente raro cada vez que lo veo, tal vez es eso que llaman, mariposas en el estómago…
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Estamos sentados en la playa, sin sombrilla esta vez, el sol ya se ocultó así que hay un par de minutos más de claridad en el cielo.
- Eres hermoso.
- ¿Eh? – No puede ser que allá escuchado eso, estaré loco si escuche eso – sí, el atardecer es hermoso.
- Jejeje, también es hermoso – me contesto él.
- Si, oye estamos como el primer día que nos conocimos, nomás que no creo que nos metamos a nadar ahora, a pesar de que dan ganas.
- ¿Por qué no? Vamos a meternos un rato, solo un rato, nadie se va a dar cuenta.
- ¿Qué? Estás loco, no es momento de ir y además tenemos que regresar al hotel.
- Solo un rato, porfa – me dijo con tono suplicante, sus ojos color miel, es lindo cuando se lo propone.
- Pero no traemos ropa ni toalla…
- Pues nos metemos desnudos, de todos modos ya no hay gente cerca.
- Jajaja de verdad estás loco, no te atreverías de verdad… - no pude terminar de decirle, porque se levantó, empezó a quitarse la camisa, los tenis, el pantalón, ¿¡el bóxer!? no lo puedo creer, se encuentra parado desnudo enfrente de mí y yo todavía sentado asombrado por cómo está, sin dejar de verlo su cuerpo se ve mucho mejor así lo admito; sus risos dorados, sus ojos, su cuerpo, todo de él se ve fascinante pero me levanto rápido para poder evitar ver su entrepierna, que parece que él está empeñado que lo vea.
- Entonces ¿vamos? – me dijo mirándome directo a los ojos y con una sonrisa traviesa.
- Ehhh n-no creo, no me atrevería…
- ¿¡Como que no!? – no me dio tiempo de escapar, me detuvo y me empezó a quitar la ropa tan rápido que tardo como 5 segundos en hacerlo; ya estaba parado, desnudo, pero la vergüenza me comía por dentro y me tape mi miembro, pero no creo fuera por la vergüenza, el miembro de Tomás me llamo mucho la atención, pero agache la mirada y mi cuerpo empezaba a reaccionar y no quería que él se diera cuenta.
- Ya vez, es más fácil así.
- ¡Pero tú me quitaste la ropa sin mi consentimiento! – le reproche.
- Jajaja, pero ¿te gusta no? – Me dijo con una gran sonrisa en los labios – vente vamos al mar – comenzó a correr hacia el agua, no pude evitarlo, no puedo dejar de ver su trasero blanco, respingón, con esas nalgas redonditas, mi mente comienza a grabar esas imágenes y de seguro las recordare siempre.
Comienzo a correr tras de él, aún tengo mi mano en mi miembro, pero conformo corro volteo a los lados y no veo a nadie, y me anima a quitar mi mano para poder correr mejor, llego el agua y Tomás me recibe salpicándome agua por todos lados, comienzo a echarle agua también a él, siento que se acerca más a mí y me abraza y me tira al agua, me levanto rápido y lo tiro también a él, lo bueno que estábamos casi a la orilla y las olas estaban tranquilas, los dos tirados en la arena, comenzamos a respirar con rapidez, pero continuamos echándonos agua.
Me detengo para poder calmar mi respiración, estoy un tanto agitado, él también se levanta pero más calmado que yo; no pude reaccionar, fue muy rápido, Tomás me está abrazando, su cuerpo, su cuerpo es cálido a pesar de que el agua esta fría, sus brazos un tanto musculosos se sienten muy bien alrededor de mí, su demás cuerpo está pegado con el mío, su miembro… choca con el mío.
- ¿Tomás?
- Eres hermoso, eres increíble, no he podido de dejar en pensar en ti desde el primer día que te vi – escucho su voz muy cerca de mi oído, se separa ligeramente sin dejar de abrazarme y me mira a los ojos – Me gustas Luca.
Mis latidos empiezan hacer muy rápidos, siento como me ruborizo a lo que me acaba de decir Tomás, estoy asombrado; yo jamás creí algo así, pensé que estos sentimientos no serían correspondidos, pero parece que me equivoque, ¡siempre me equivoco en esto!
Estoy muy nervioso, pero sé que en verdad también me gusta él y no pienso estar sin decirle nada, sin contarle lo que siento por él, quiero que lo sepa.
- Me gustas también Tomás – Le dije mirándole directo a los ojos para que sepa que lo que le digo es verdad, aunque sigo sintiendo mis mejillas rojas.
No me dijo nada, solo se quedó mirándome unos segundos, y noto que levemente cierra los ojos y se acerca a mí, sé lo que significa y hago lo mismo, siento su respiración levemente choca conmigo, siento un pequeño roce en mis labios con los de él, me transmitió su calor con ese leve beso casto, mi primer beso, y fue maravilloso, tanto esperar por un beso de un amor verdadero que fue más lindo de lo que creí, ahora estamos dándonos besos castos varias beses, sin cansarnos, las leves olas siguen chocando contra nosotros pero se siente bien, así es como ese día disfrutamos los últimos rayos de sol.
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