Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Somewhere I Belong por Nao_Ran

[Reviews - 73]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Bueno, es miercóles y he decidio publicar el segundo capitulo. 

Espero aclare agunas cosas y logre captar la atención de los lectores.

Un saludo y nos leemos en la próxima entrega.

:*

IV

El entrenamiento en su equipo profesional de quidditch se había suspendido por motivos de fuerza mayor, por lo que aburrido en Grimamuld Place decidió hacerle una visita en el Ministerio al señor Weasley. Hacía varias semanas que estaba aplazando el paseo al mercado de las chatarras muggles que le había prometido a su padre postizo. Era un panorama que los divertía a ambos y a los que a veces se sumaba Ron. Así que sin dilatar más el asunto, tomo una capa azul oscuro que cubrió su sudadera roja que hacia juego con sus jeans azules y sus zapatillas de lona negra. Sabía de ante mano que debía ir lo más cubierto posible  para no ser reconocido entre los pasillos y elevadores del Ministerio y evitar una avalancha de magos persiguiéndolo a tropel. Cuando consideró que estaba perfectamente caracterizado tomó un puñado de polvos flu y se metió en la chimenea para aparecer al segundo siguiente en el Atrio del Ministerio de Magia Inglés. Nadie pareció notar su presencia y con esa seguridad que le daba el aparente anonimato se encaminó hasta llegar a los elevadores del ministerio.

Era una concurrida mañana de un día lunes 17 de junio y Harry Potter esperaba pacientemente a que un elevador se dignara a detenerse frente a él para llegar al piso donde se encontraba las oficinas del Ministro de Magia y sus asesores más cercanos, como lo era el señor Weasley. Era el único que estaba esperando hasta que sintió como dos presencias se detenían detrás de él hablando en susurros bajos. Creyó reconocer la voz de uno de esos hombres pero pensó que sería realmente cómico encontrase justo esa hermosa mañana de junio con Lucius Malfoy, por lo que desconectó ese hilo de pensamiento en el momento en que un elevador se detuvo y la puerta se abrió de manera automática. Dejó salir a los cuatro magos y dos brujas que veían ciertamente apretados en el cubículo y prontamente se metió en el antes de quedar delante de los otros que esperaban el ascensor.

Tremenda fue su sorpresa cuando comprendió que no solo era Lucius Malfoy el que había entrado en el mismo elevador que él, sino que aquel que lo acompañaba era nada más y nada menos que Draco Malfoy… mucho más cambiado que la última vez que lo había visto hacía meses atrás en el mismo ministerio. 

Otro mago entró en el elevador antes que cerrará sus puertas y el cubículo comenzó su rápido y loco viaje. Con la sorpresa, Harry ni siquiera pudo mantener en su lugar la capucha sobre su cabeza y, cuando esta se deslizó con aparente celeridad, el primero en darse cuenta de su presencia fue Malfoy hijo, quien se sorprendió en un solo segundo para volver a poner en su lugar su mirada de seriedad. 

–Potter. –Dijo Draco simplemente a modo de saludo y pareció retroceder un paso hasta pegarse a la pared en su espalda.

Lucius miró hacia la esquina en donde el otro pasajero se encontraba y no pudo evitar poner los ojos en blanco. En ese momento el mago que también había entrado se giró y vio a los tres hombres que lo acompañaban. Dos rubios de metro ochenta y cinco de estatura por lo bajo, los Malfoy, y  a un sorprendido Salvador del Mundo Mágico que los miraba hacia arriba a pesar de su metro setenta y siete de estatura.

Y tuvo miedo porque todo el mundo conocía la tensión que existía entre el único Potter sobreviviente dos veces y los Malfoy ex seguidores del que no debe ser nombrado aunque ya estuviera muerto. Así que sin pensarlo, aplastó el botón del piso más cercano y el elevador hizo un movimiento brusco y al instante se detuvo en la planta de Acontecimientos Extraños con el Uso de Pociones en Prueba y bajó con paso acelerado del cubículo.

–Hey, Wells –le dijo Lucius en voz alta– te has equivocado de planta, esto no es la División de Partes del Uso de la Magia.

–Lo sé Malfoy… pero tengo que… dejar una… un… una poción para mi… perro…

El rubio no tuvo tiempo para contestar a la estúpida excusa que había dado el hombre que él conocía desde hacía años porque el ascensor continúo su viaje.

–Potter… –Y esta vez el mayor se dirigió al joven de cabello negro tomando disimuladamente el brazo de su hijo que no miraba a ninguno de los dos, solo al frente, bien agarrado de una manilla con su mano izquierda y con la derecha apretando el brazo de su padre. – Qué coincidencia menos esperada…

–Lo mismo digo Malfoy padre… e hijo…

Draco sabía perfectamente que Potter lo miraba atentamente porque estaba cambiado, porque ya no era el flacucho endeble de antes, porque no lo estaba insultando, porque…

–Tranquilo, hijo… –susurró su padre de la manera menos aparente posible– en la próxima parada salimos de aquí.

El ambiente se tensó de inmediato. Y los próximos quince segundos que duró el viaje, ninguno de los tres pronunció palabra alguna. Potter no podía despegar la mirada de ese Malfoy hijo tan cambiado y Lucius estaba reteniendo lo mejor que podía una mala palabra o maldición que deseaba lanzarle al pesado e inoportuno de Potter. Pero más que eso le preocupaba Draco quien parecía haber dejado de respirar y estaba a punto de destrozar el manillar del ascensor.

Gracias a Merlín, este se detuvo en la planta de Regulación de Magos y Criaturas Mágicas y con un escueto “Potter” pronunciado a la vez por ambos Malfoy, Harry se quedó solo para seguir su viaje hasta la planta de las oficinas del Ministro.

–¿Qué le había pasado a Malfoy para cambiar de esa forma?

Fue la primera pregunta que atravesó su cabeza al momento de que las puertas del elevador se cerraron. Y suspiró. Ya sabía a quién tenía preguntarle.

Maldita curiosidad Grifindoresca… 

Pero sacudió su cabeza antes de comenzar a imaginar futuros posibles sin ningún tipo de información. En ese momento, lo importante era ir por el señor Weasley y pasar una tarde entretenida entre muggles. Cuando el elevador se detuvo en el piso indicado descendió tratando de olvidar el encuentro reciente para no tener nada que interrumpiera su día.

Mientras tanto, en el piso de Regulación de Magos y Criaturas Mágicas Malfoy padre trataba de calmar a Malfoy hijo indicándole que lo dejara hablar solo a él, que ese era un mero trámite que debían hacer y que, por sobre todo, mantuviera la calma si eran recibidos de una manera poco amable… lo peor que podría pasar era que Draco perdiera los estribos y atacara al funcionario del ministerio y eso… eso sí que podría afectarlos de una manera terrible complicando aún más su precaria situación social.

Draco, por su parte, intentaba mantener la calma a la vez que pensaba en Potter y la mirada de su otrora enemigo jurado depositada sobre su persona. Incrédulo, impresionado, atónito, extrañado.

Ese Potter siempre aparecía en los momentos menos indicados de su vida desde tiempos inmemoriales.

Potter… el estúpido, raro y también cambiado Potter.

V

Luego de una tarde llena de entretenidas actividades y descubrimientos en el mundo muggle, Harry se encontraba disfrutando de una apacible y cariñosa cena familiar en la casa de los Weasley. Casi por milagro Hermione pudo escaparse de sus prácticas en el departamento de Regulación de Magos y Criaturas Mágicas y estaba sentada junto a él charlando sin preocupación alguna de la vida y sus respectivos trabajos.

–Y, cómo van las prácticas para el partido del domingo? –le preguntó su amiga con esa sonrisilla fácil en sus labios que ahora era mucho más común que en sus días de escuela.

–Bien, bastante agotadoras, el entrenador ha decidido hacer dos jornadas diarias, por la mañana y por la tarde, ya estamos en semifinales y si llegamos a perder este encuentro… creo que arderá Troya.

Ron lo miró extrañado y él rio ante eso. A veces aún olvidaba que esos dichos muggles no eran conocidos en aquella casa, pero a pesar de eso obvió el hecho de la explicación y siguió en la entretenida conversación con su amiga, mientras escuchaba los comentarios de los otros pelirrojos sobre sus vidas y actividades.

Momentos después de deleitarse con un banquete digno de los Weasley, todos se encontraban reunidos en el salón y fue ese momento en que Harry decidió preguntarle a su amiga, muy disimuladamente, si sabía el motivo de la visita de los Malfoy al ministerio, y a su planta en particular.

–Pues Freddy, el otro chico que está en prácticas, me comentó que habían ido ya que Malfoy hijo, al cumplir los veintiún años, tenía que ir a completar su partida de nacimiento porque ha recibido una herencia no mágica en su sangre de no sé qué cosa. –en ese momento Ron se había unido con entusiasmo a la conversación con la sola intención de burlarse del sujeto que aún llamaba ‘hurón albino’– Como es un trámite personal, solo el propietario de la partida puede completar los datos y solo un auror u otra persona con autoridad, siempre y cuando sea para una investigación, puede acceder a leer la actas de nacimiento. –comentó rápidamente ante la mirada de petición que su amigo le había lanzado.

–¿Y yo también tendré que hacer eso? –preguntó Potter en parte extrañado ante ese trámite tan poco ortodoxo, del que no tenía ni el más mínimo conocimiento.

–Sí, todos los miembros de familias ancestrales y con apellidos de más de veinte generaciones deben hacer el trámite, Ron también tuvo que hacerlo, ¿no te acuerdas?

Potter negó con la cabeza  porque  no lo recordaba y pensó que su familia debía ser realmente muy antigua como para que él tuviera que realizar esa gestión. Encontró que era una reverenda estupidez, pero un trámite que hasta incluso Malfoy hijo había hecho sin chistar, suponía él por querer seguir al pie de la letra esas costumbres mágicas arcaicas.

–Realmente me gustaría saber cuál es esa herencia de sangre que obtuvo el hurón. –comentó el pelirrojo más para sí mismo que para su amigo y novia.

Harry asintió otra vez con la cabeza ya que de verdad tenía ganas de saber y Hermione se hizo la desentendida porque estaba segura de que si decía algo su amigo y novio le pedirían que se metiera a los archivos y buscara la mentada acta de nacimiento. Lo que ella no sabía era que Ronald Bilius Weasley ya estaba fraguando un plan para averiguarlo, con el solo motivo de molestar al hurón maldito cuando lo viera en alguna entrevista o reunión en el ministerio. Ya no lo odiaba como antes, pero molestarlo y sacarlo de sus casillas provocaban en él tanta felicidad que lo hacía retroceder a las memorias de sus años de adolescente un tanto rebelde en Hogwarts.

Harry Potter sonrió internamente porque con solo mirar al pelirrojo pudo comprender la idea que su mejor amigo estaba maquinando. Y aunque a veces se sentía un poco mal por utilizar a la gente a su beneficio personal no se arrepentía del todo… porque él sabía que decir para conseguir cualquier cosa de sus amigos y esto era algo que definitivamente quería saber… y cómo Ron ya se había graduado de auror tenían a la persona perfecta para entrar y ver la partida de nacimiento del nuevo y renovado Draco Malfoy.

VI

Ya habían pasado tres días desde la cena en la casa de los Weasley y Harry había llegado a Grimmauld Place completamente agotado por el entrenamiento de quidditch profesional que no tenía nada que ver con el ejercicio físico que hizo alguna vez en la escuela. Era sábado y tenía que dormir temprano porque debía estar en el estadio de su equipo antes de las nueve de la mañana del día siguiente. Kreacher, a pesar de quejarse, ya le había servido la cena y él se sentó a comer dispuesto a disfrutar para luego irse a dormir tranquilamente.

Cuando estaba por terminar su sabrosa cena sintió las protecciones de la casa vibrar y al segundo siguiente la voz de Hermione y Seamus se esparcía desde la chimenea hasta el pasillo para aparecer felices por la puerta de la cocina, dejándolo sinceramente extrañado ante la visita tan repentina.

–Venga, Harry! Que por fin llegas!

Potter lo miró aun con comida en la boca por lo que no pudo contestar.

–Harry! Provecho! Sé que acabas de llegar pero con Seamus ya vinimos en la tarde y Kreacher nos dijo que estabas en el entrenamiento.

El dueño de casa tragó su pedazo de carne y luego bebió la suficiente cantidad de jugo de calabaza para que la comida pudiera bajar por su esófago. Miró a su amiga y a su ex compañero de habitación sin siquiera poder articular una palabra por la sorpresa de encontrar a nada más y nada menos que a Finnigan junto a Hermione Granger en su cocina, juntos y felices. ¿De qué se había perdido? Si hasta ese momento él sabía perfectamente que ninguno de los gustaba del otro.

–Harry, no nos mires así! –pidió el chico mientras se sentaba frente a él y bebía de su jugo. – tienes que aprender modales chico! Saluda por lo menos!

–Ho-la? –respondió más por hacer una pregunta que por otra cosa. Hermione sonrió ante la poca capacidad de su amigo para reponerse de un hecho o imagen a la que no estaba acostumbrado y decidió dar a conocer de inmediato el motivo de esa visita tan inesperada.

–Bueno, es verdad que no es costumbre que Seamus y yo nos reunamos, pero! –y en ese momento enfatizo ‘pero’ con una sonrisilla de felicidad que le provocó cierto resquemor al único sobreviviente de la antigua familia Potter. – queremos darte a conocer la mitad de los planes que tenemos para tu cumpleaños número veintiuno!

–Ah… era eso… –Dijo cerrando los ojos de manera cansada. Había olvidado por completo la proximidad de su cumpleaños por estar concentrado en su partido– mira Hermione… –comenzó tratando de bajarle la importancia al hecho, sobre todo porque faltaba más de un mes para su realización– yo comprendo que a ti y a los otros les emocione celebrar mi cumpleaños, y lo agradezco de sobremanera, pero tienes que entender que mientras nos reunamos todos juntos ese día yo soy feliz, no es necesaria una fiesta-celebración o todas esas cosas que seguramente están pasando por sus cabezas en este momento… además falta más de un mes y ahora solo estoy preocupado por el quidditch y…

–Aguanta ahí Harry! –Cortó Seamus antes de que su amigo siguiera hablando tonterías– sabemos que eres un aguafiestas empedernido, pero esta vez vamos a prepararte la mejor celebración de todo el mundo mágico y no te puedes negar.

Oh Merlín querido! –pensó el salvador en ese momento compadeciéndose de su suerte mentalmente.

–Es verdad Harry! –continúo su amiga muy emocionada– cumplirás por fin la mayoría de edad en el mundo mágico y ese es un paso realmente importante y hay que celebrarlo! No todos los días se cumplen veintiún años y este año vas a estar completamente orgullosos de nosotros y tu fiesta sorpresa!

–Ya no es sorpresa si acaban de decirme que me harán una fiesta, ¿o no?

–Claro que no! Porque esa no es la sorpresa! –Y ahora era Seamus el que estaba a punto de dar saltitos por la habitación– te vamos a contar una parte de ella solo para que te hagas a la idea, pero lo demás… no lo podrás creer ni siquiera cuando lo estés mirando!

Harry sintió que esa no sería una buena idea porque su instinto se había encendido en el mismo momento en que sus amigos habían pronunciado la palabra sorpresa. Llámenlo paranoia o incluso ‘una extraña sensación de presentimiento’, pero había algo en su cabeza que lo hacía sentir temor y otra sensación parecida o desconocida sobre lo que iba a ocurrir en esa fiesta… pero al ver el entusiasmo de su mejor amiga, su hermana, suponía él que aceptaría de todas formas la mentada fiesta sorpresa. Y además ella tenía razón en un punto: uno no cumplía veintiún años todos los días.

–Está bien! Está bien! Díganme la mitad de la sorpresa y luego se van porque mañana tengo un partido demasiado importante en la Liga Europea de Quidditch y si el entrenador me ve con ojeras me va a castrar!

–Tranquilo Potter, que nosotros dejaremos caer la bomba y tu tendrás que apagar después el incendio! –Harry estuvo a punto de recriminarle algo pero Seamus se adelantó y continúo– Esta fiesta será épica y para hacerla de esa forma hay que invitar a muchas personas y, teniendo en cuenta que aún existen miedos y divisiones en el mundo mágico después de la guerra…

–Sí Harry, –interrumpió la chica antes de que su amigo comenzara a reclamar sobre un asuntó que sabía odiaba con todo su corazón– ya sabes que Seamus está haciendo su práctica en ‘El Profeta’ y la próxima semana va a salir una encuesta que muestra que aun la gente se mira con odios en las calles a pesar del tiempo que ha transcurrido desde la guerra y de que la mayoría de los mortífagos o están muertos o condenados en Azkaban…

–¿Y eso que me puede importar? –preguntó molesto con todo ese discurso que a él no la concernía en lo absoluto.   

–Pues que hablando de esa encuesta con los Weasley justo en un almuerzo que tuvimos ayer a Ron se le ocurrió la idea, que obviamente no decía en serio, pero que Seamus repensó y que a mí me pareció maravillosa no solo para el mundo mágico en general, sino que también para nosotros y quizás también para ti.

–Esto no me está gustando nada Seamus, Hermione… saben perfectamente que odio que mi vida sea motivo de habladurías y sobre todo se use con un puto fin político que me importa una mierda y…

–Harry Potter!! –gritó Hermione casi escandalizada por el vocabulario utilizado por su amigo– esa no es manera de hablarnos y por lo menos antes de quejarte escucha la propuesta, maldición!

Seamus no pudo evitar una risilla ante el hecho de que la chica había parecido por más de un segundo una madre muy parecida a la de los Weasley.

–Bueno Harry, si me dejas terminar te podré contar la mitad de tu sorpresa… –el aludido solo asintió y miró fijamente al chico frente a él sin dejar de lado su molestia– muy bien, siguiendo con lo que te decía Hermione, hemos pensando que la mejor manera no solo de hacer que la comunidad mágica deje los odios y rencores del pasado, y que también nosotros continuemos con nuestra vida en el futuro sin tener que mirar atrás y arrepentirnos de algo que hicimos o dejamos de hacer y para que tú por supuesto, y este es el punto más importante, entres a la adultez sin ninguna cuenta pendiente que resolver de tu próximo pasado juvenil es que… invitemos a tu fiesta a todos nuestros compañeros de promoción de Hogwartz!

–¿Qué? –y esa pregunta la hizo con toda la seriedad del mundo porque él no entendía muy bien todo ese asunto de los perdones de adultez sin culpas y el hecho de invitar a toda su promoción de la escuela.

–Eso!, para que volvamos a ser una comunidad unida, sin odios ni divisiones, demostraremos que somos nosotros los jóvenes, y sobre todo tú como salvador del mundo mágico,  los que hemos dejado esos sentimientos de lado y estamos avanzando hacia un futuro en común. Por eso es que invitaremos a toda la promoción del colegio a tu fiesta, no solo Gryffindor, sino que también a Hufflepoff, Ravenclaw e incluso a los Slytrherin! Todos juntos, celebrando tu cumpleaños! Como compañeros!

No lo podía creer! ¿Realmente se le había ocurrido esa idea tan macabra a Ronald Weasley?  No… debía haber otra razón, no era posible que esto fuera una obra caritativa para buscar la pacificación del mundo mágico. Algo escondido existía debajo de esa idea tan poco ‘normal’ y lo iba a averiguar en ese mismo momento.

–Hay algo más, yo lo sé, así que o me lo dicen o tendré que obtener respuestas por mis propios métodos y no les va a gustar!

Seamus y Hermione se miraron como comprendiendo que realmente no había manera alguna de engañar al paranoico de Potter. La chica suspiró y espero que su amigo entendiera las razones, que por supuesto no eran malas y que era una ocasión donde realmente su amigo pudiera hacer las paces con todos aquellos que alguna vez lo despreciaron y sobre todo para que la sociedad no se siguiera fracturando y así evitar una nueva y posible época oscura en el futuro.

–Mira Harry… lo de la encuesta es verdad, –explicó su amiga– la gente está aún desconfiada y ahora es el momento para evitar posteriores complicaciones… además, sabes que el próximo año son las elecciones de Ministro y que el que suena más fuerte para el reemplazo de Kingsley Shacklebolt es el señor Weasley y darle un apoyo, aunque sea por debajo de la alfombra puede servirle de mucha ayuda para asegurar varios votos…

Potter se sorprendió ante la última afirmación de su amiga. Realmente ella había dejado de pensar como una adolescente y se estaba convierto en una mujer adulta que comienza a planificar su futuro y a jugar sus propias fichas en pos de sus ‘ideales’.  Un pensamiento oscuro intento colarse en su mente provocándole un amargo sabor en la garganta, por lo que bebió de su jugo intentando alejarlo lo más posible, deseando con todas sus ganas que desapareciera.

Era una maquinación política para asegurar el escaño más importante dentro de los funcionaros del Ministerio de Magia… y querían volver a utilizarlo como estandarte de una cruzada que a él ya no le importaba.

Lo único que tenía realmente claro dentro de su mente es que si se levantara un hipotético nuevo señor oscuro en el futuro él tomaría sus pertenencias más importantes –su varita y la escoba- y se largaría de ese país hasta encontrar un lugar escondido y lo más alejado de todo lo que tuviera que ver con magia tenebrosa y posibles horribles muertes.

Una guerra de siete años había sido más que suficiente para él. Para esa vida y las próximas que tuviera.

Pero a pesar de ese pensamiento egoísta y sumamente íntimo existía también su absoluto compromiso y fidelidad con la confianza no solo hacia Hermione, sino que también al actual ministro de magia y por sobre todo al señor Weasley que, en todo caso, llegaría a ser un excelente ministro de magia en algún momento. Y bueno… si era para ayudar a su padre postizo ¿podría argumentar todas sus ideas para negarse? ¿No sería como negarse de manera obtusa a un ‘ideal’ que se veía loable a pesar de la forma –ciertamente sinuosa– en la cual querían llevarlo a cabo?

En fin… pensar en todo ese tipo de mierdas de políticas y de Estado no era parte de él y nunca lo sería.  Con que pudiera seguir jugando quidditch él sería feliz, lo demás no tenía ni importancia ni cabida en su vida.

–Está bien… no sé qué saldrá de todo esto pero te aviso Hermione Granger! –y utilizó un tono de voz al cual no se le podía poner en duda– que voy a emborracharme tanto como pueda y no quiero tu sermón durante o después de la fiesta ¿estamos claros?

–…Estamos. –contestó su amiga luego de unos segundos que parecieron estar dedicados a la meditación sobre aceptar o no la propuesta.

–Perfecto Harry!! –Seamus se levantó de su asiento y le dio varios golpecillos en la espalda a su amigo a manera de felicitación– ahora, con Hermione tenemos que ir comunicar la buena nueva y a comenzar organizar este mega evento!

Su amiga se acercó a él y le dio el típico beso en la boca a manera de despedida para que luego Seamus apretara su mano. Antes de que sus amigos caminaran hacia el pasillo no pudo evitar lanzar las dos preguntas que repentinamente le habían asaltado la cabeza.

–Y ¿por qué no vino Ron?

–Dijo que estaba en una investigación en el Ministerio. –contestó su amiga orgullosa.

–Y tú Seamus, ¿qué vas a conseguir con todo esto? –el aludido se giró con cara de sorprendido y luego rio por la pregunta  siempre tan certera de Harry Potter. Seamos se admiró del hecho de no poder escapar a la sagacidad tan bien desarrollada de su amigo buscador.

–Primero… siempre hubo una Slytherin que me gustaba y nunca le dije nada, ahora me he enterado que esta soltera y la fiesta es la ocasión perfecta para pedirle una cita…

–Y la segunda?

–Esa es fácil Potter, estoy seguro que la sabes… –Hermione en ese intercambio de palabras había quedado extrañada, y Seamus contestó a la pregunta de su amigo no solo para confirmar lo que seguramente él ya se imaginaba, sino que también para darle a conocer a Granger que él también podía ser inteligente y astuto cuando se lo proponía–… espero conseguir el puesto de redactor de presa oficial del nuevo Ministro de Magia… porque ya sabes, de algo hay que vivir ¿no?

Harry sonrió ante la muestra impúdica de ambición por parte de su amigo y Hermione solo reaccionó cuando las llamas de la chimenea se encendieron para llevar al joven hasta el Atrio del Ministerio de Magia. Hermione rápidamente lo siguió.

Y luego de pedirle a Kreacher que volviera a calentar su comida, de disfrutar de un segundo baño reparador y de haberse metido entre las mantas de su cama solo con su bóxer negro cubriendo su humanidad se dispuso a pensar en lo que realmente significaba toda esa fiesta espectacular que reuniría a todos sus compañeros de Hogwarts… porque eso irremediablemente hacia volver a sus pensamientos al recuerdo de ese Malfoy hijo tan cambiado y misterioso que eventualmente podría asistir a su fiesta de cumpleaños y…

Ah… deja de pensar Harry… deja de pensar y concéntrate en el partido de mañana! Concéntrate!

Discutió una vez más con su consciente y se dispuso a descansar y dormir.

Aún faltaba el resultado de la investigación que sabía estaba haciendo Ron sobre el heredero Malfoy y… más de treinta días para la que creía sería la fiesta de cumpleaños más rara de toda su vida. 

Notas finales:

Gracias a las personas que dejaron un RW en el capitulo anterior, están respondidos!

Espero con entusiasmo los comentarios que puedan dejarme para este capitulo!

un saludo a todos los que leen

viva el Drarry! :3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).