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A que no me creen. por Loto_Clow

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Notas del fanfic:

Hola de nuevo aquí uno corto :) espero lo disfruten.

Notas del capitulo:

Yo otra vez dando lata con mis relatos cortos n.n ahora quise intentar con otro personaje y situación distinta, espero que lo disfruten, es mucho más lijero que Amor de un rato, pero un poco mas cargado que Deshaogo de día y Deshaogo de noche, aun así quise darselos a conocer :)

Yo sé que no me creerán, muchos me dirán loco… bueno, ser cuerdo nunca ha sido una opción en mi familia; pero ese no era el punto que quería tocar, el punto al que quería llegar es que sus ojos son maravillosos.

Nada que ver mis narración, la verdad dudo que tenga algún sentido, o si sea demasiado fantasioso o que tan verídico les parezca; todo sucedió un día como este, sol en el cielo, algunas nubes a mi alrededor; acababa de mudarme de casa, era el hermano menor de 5 así que mi partida fue dura para mis padres, para mis hermanos mayores no tanto, solo uno de ellos aún vivía con ellos.

Soy un chico bajito, delgado y uso lentes de armazón grueso color negro, mi cabello es negro, mi piel es clara, un tipo común ¿No lo creen? No poseo una gran belleza, tampoco uno de los mejores cerebros, estoy en la universidad, estudio Diseño Gráfico, sin embargo esta es la primera vez que me voy de casa.

Decidí instalarme en mi nuevo departamento, era perfecto… algo raro, pero perfecto, mi habitación estaba a unos metros de la entrada, el suelo era de madera, el baño tenía una tina, eso me encantaba.

La cocina estaba unida al comedor y el comedor a la sala de estar, había un pequeño tramo donde se encontraba una enorme ventana, allí colocaría mi restirador.

Las paredes eran de ladrillo, los focos colgaban del techo con una pequeña extensión.

Solo había un problema ¿Cómo metería mis cosas a mi nuevo hogar? Estaba solo, y el edificio no tenía elevador, decidí contratar a alguien, pero no llegaría sino hasta la mañana siguiente, eso era perfecto, todas mis cosas llegarían mañana en la mañana.

El camión había llegado al igual que yo, no pude quedarme en mi nuevo hogar porque no tenía en que quedarme e inmediatamente después de mi llegó la persona que me iba a ayudar… pero solo se trataba de uno.

-Espera… ¿Sólo tú?- Le dije perplejo al bello adonis que me habían enviado, cabello castaño bien cortado, ojos verdes brillante, su piel demasiado clara para que fuera una persona que se encargara de llevar cosas en su espalda.

-Pues si no quiere me voy señor- Dijo mientras se desabrochaba una chamarra para comenzar a cargar cosas.

Su espalda era ancha, no pude quitarle la mirada de encima desde ese momento, corrí a una de las enormes cajas y hurgué desesperadamente en ella.

-Que quede claro que yo no me encargo de recoger los desastres que usted haga, yo solo vengo a cargar cajas- Me dijo el joven mientras se llevaba a los hombros dos cajas.

-No tienes de que preocuparte, yo me hago cargo de mi tiradero pero…- Di con lo que buscaba- ¿Puedo dibujarte?- Saqué un block de papel marquilla y un trozo de carboncillo.

-No quiero- ¡Ni lo pensó al contestarme!

-Vamos- Rogué

-¿Para qué quiere dibujar…-

-Tu cuerpo es perfecto- Le interrumpí con mi mejor dialogo.

-Gra… gracias, muchas chicas me lo han dicho, pero nunca un hombre, creo que eso debe ser un buen alago-

-Lo sé, ahora quítate la ropa- le ordené, una mala costumbre que tengo, soy algo caprichoso.

-Estamos en plena calle niño, además, nunca te di permiso de que me dibujaras- Y allí quedó eso, sólo se dedicó a llevar cajas en sus hombros.

No planeaba detenerme, tenía al hombre perfecto para que lo dibujara y no lo dejaría irse así como así, tenía que hacerlo y detalladamente, eso no era opcional, me era necesario.

Sin embargo, el sujeto era muy escurridizo y sabía cómo tapar su cuerpo al cargar las cajas, al cabo de tres horas me di por vencido.

Ya casi eran las diez de la mañana cuando sentí sed, sin embargo esa sed me llevó a un pensamiento; el desayuno ¿Ese chico había desayunado?

-Oye tu- me dirigí a él de esa forma, no sabía su nombre y Adonis era muy vergonzoso de decir.

-Ya te dije niño, no quiero que me dibujes desnudo- Me reclamó toscamente.

-No te iba a decir eso, pero si quieres te dibujo con ropa, igual no tengo problema al respecto- Frunció en seño y me causó gracia, ese gesto me recordaba a un niño pequeño haciendo un puchero-Quería decirte que si habías desayunado, es tarde y llegaste temprano- Me miró inmediatamente y sus ojos verdes me atraparon en ese momento.

-No, no he comido nada- Un ligero rubor invadió sus mejillas.

-Entonces subamos- Me levanté de un salto y corrí a mi departamento, la ventaja fue que subió las cajas que tenían los artefactos de cocina y obviamente los platos, había llevado pocas cosas para comer ese día, pero no me importaba que las consumiéramos en el almuerzo, siempre es mejor comer acompañado.

Cociné para él; hice huevos estrellados, guisé algunas salchichas, preparé café y unos waffles, sus enormes ojos verdes se abrieron mucho más y pude escuchar el gruñir de su estómago y lamerse sus perfectos labios.

Comimos un buen rato y platicamos, más bien, él me interrogaba y yo gustoso le contestaba, sabía cómo mantener una conversación y sabía bien que preguntar, un chico agradable.

-Me llamo Leo- le dije en el momento en que me dijo que le gustaba dibujar y leer como a mí.

Se rio ante mi actuar apresurado.

-Hola Leo, me llamo Daniel, dime Dan- Y me guiñó un ojo que me hizo sonrojar a lo que él inmediatamente pidió disculpas ya que no supo por qué lo hizo, yo solo le dije que no había problema, que solo fue gracioso.

Decidí ayudarle con las cajas, mientras el llevaba dos o tres yo solo podía con una de mis bolsas y una caja de zapatos, soy ridículo, lo sé.

Él se reía aún más de lo que tú te estas riendo ahora mismo.

Bueno, durante la mañana pasamos riendo y bromeando, incluso me cargó fácilmente un par de veces cuando le estorbaba en las escaleras para que él pasara y me dejaba en mi departamento como si se tratara de una caja más; en cuanto me soltaba salía corriendo para que no le atrapara… como si pudiera hacerle algo.

Se hizo la tarde y me quedé sentado en los escalones el bajaba unas bolsas de basura aprovechando que él aún tenía energía para bajar las escaleras, pero se le resbaló una de la mano, esto causó que se detuviera por un momento, me perdí en su espalda, esa ancha espalda podría soportar a dos mujeres en ella, tal vez tres, era tan ancha y fuerte, se marcaban sus omóplatos a través de la playera blanca que llevaba puesta; volteó repentinamente y me miró con sus ojos verdes que me embobecían, sonreí torpemente, él sonrió de manera… ¿Coqueta? Esa era la palabra que describía esa sonrisa, sentí que mi corazón salto hasta mi garganta, el bajó y yo me dirigí a mi lugar, aún faltaban muchas cosas por subir y yo… me recosté en el piso.

No había pasado ni dos minutos de eso cuando escuché a Dan.

-¿Dónde pongo el restirador?- Levanté mi cabeza sorprendido ¿A qué hora subió esa enorme cosa? Además de todo, ya estaba armado.

-En aquel rincón- Le señalé anonadado el rincón cercano a la ventana.

-Que buen lugar- Se veía emocionado –Es perfecto para ponerse a dibujar- Traté de quitarle importancia al asunto y me volví a recostar en el suelo cuando me habló nuevamente. -¿Y dónde pongo esto?- Al levantarme vi mi refrigerador, ese no estaba allí antes.

-¿Co… Cómo lo hiciste?- Le dije tartamudeando por la impresión.

-¿Cómo que como? Lo subí por las escaleras genio- No le dije nada cuando lo vi salir de la casa, ahora lo seguí para chocar con él en la misma entrada, pero ahora con la estufa.

-Eso no estaba allí y como su…- Volteé a mi departamento y vi muchas de las cajas que según yo aún estaban abajo.

-Sabes Leo, no me dejas pasar- Lo miré otra vez ahora llevaba la caja de vidriería, la arrojó vilmente dentro del lugar.

-¡No!- Grité al escuchar como la caja crujió.

-Si no me dejas pasar de todas formas haré que entren las cajas al departamento- Lo miré con ira y le reclamé.

-Pero esas son cosas de vidrio genio, te las cobraré, ten por seguro eso, mejor aún, llamaré a donde trabajas y les diré que has hecho, de seguro que te despedirán- Tomé mi celular y marqué son dudarlo- y verás…- Dan me colgó el celular mientras se acercaba pegándose cada vez más a mi cuerpo.

-No ha pasado nada, las cosas están bien- Señaló la caja y todas las cosas estaba completas, sin ningún rasguño, me quedé callado- Se acerca la hora de comer y yo casi termino, solo me faltan algunas cajas más ¿Las traigo mientras haces la comida?-

No dije nada, ni siquiera podía hacerlo, me giré para ir a la cocina y comenzar a hacer la comida y pude sentir su mano menuda acariciándome el trasero, me tensé al mismo tiempo que gemí, no puedo decir que fuera acoso sexual si yo también lo estaba disfrutando, me excité un poco.

-Pero… ¿Qué es lo que podemos comer?- Voltee a verlo con los colores subidos y él ya tenía las ultimas cajas en sus manos.

-Lo que sea que hagas está bien- Sonrió como siempre lo había hecho desde la mañana.

-Pero no traje nada para la comida… y…- Me sentía más estúpido de lo normal.

-Bueno, yo escogeré lo que quiero comer y tú me lo das ¿Esta bien?- Yo asentí tímidamente con la cabeza, no entiendo por qué no podía comportarme como es debido, mi mente estaba confundida y terminaba haciendo las cosas sin pensarlas, era un nudo completo todo aquello que estaba pasando, hipnotizado es la manera más correcta de llamarlo.

Se acercó a mí y me sostuvo con sus brazos, me elevó un poco y besó mi cuello.

-Ya sé que es lo que quiero comer, pero creo que este platillo se extenderá hasta la cena ¿No te molesta?-

-No, continua- Fue lo que le dije, no sé la razón pero no podía pelear, a pesar de que me entregaba en mi primera vez a un hombre me sentía amado; todos sus movimientos y caricias eran amables, suaves y atentos. No había cama en el lugar y me recargó en la pared, mis manos sudaban un poco y la posición era un poco incomoda, estábamos cerca de mi restirador así que podía ver nuestros reflejos por la ventana; en efecto, ese acto se extendió en toda la tarde, todo fue caricias, besos, mi piel erizada, sus bellos ojos.

Estábamos enlazados por nuestras piernas, excitados sobre el piso, mirándonos en todo momento, me quitó mis lentes y se los puso, sentí una punzada en la entrepierna, los hombres  no eran lo mío, pero a quien le miento el completamente lo era.

Nos recostamos, él encima mío, me seguía haciendo esas caricias que erizaban mi piel, yo solo me dejaba hacer, suspiraba demasiado como si en verdad estuviera enamorado, me sentía confundido en mente y era mi cuerpo el que solo actuaba, me sentía mal en momentos pero Dan se daba cuenta de eso y me reconfortaba a besos, quería alejarme y llorar, Dan me abrazaba y me hacía sentir seguro.

Lo repito de nuevo, no sé porque lo hacía, no sé en realidad que era lo que hacía, era extraño como todas las cosas de mi vida y al mismo tiempo hermoso.

Su penetración no fue dolorosa, subió la temperatura de la situación, sus embestidas eran suaves que subió poco a poco su aceleración, su respiración se convirtió en gemidos que hicieron con los míos una canción, el día se hizo la noche, yo me perdí en él nada más.

Cuando todo terminó me cobijó con su chamarra, se sentó a mi lado y me seguía besando.

-Lo estuve pensando, estaría bien que me dibujaras luego- Me los susurró dándome un último beso, luego cerré mis ojos por un momento, pero los abrí inmediatamente, ya no estaba a mi lado, desapareció. No escuché la puerta, no oí que dijera adiós, solo se fue, me dejó su chamarra, no le pagué, no se llevó nada de valor… bueno, solo mis lentes.

Al día siguiente marqué a su trabajo explicándoles la situación decente, ósea su pago, pero me dijeron que ellos no enviaron a nadie, que trataron de comunicarse conmigo pero que la llamada nunca entró, que en ese lugar no trabajaba nadie llamado Daniel.

Salí a preguntarles a mis vecinos que me aseguraron que nadie lo vio, no lo recordaban y todos pensaban que mis cosas las había subido yo, un fantasma.

Han pasado 7 meses después de eso, es invierno, hace un frio tremendo, desde hace tiempo estoy viendo por la ventana, siento que alguien me observa pero yo no puedo verle, es una sensación familiar, creo que terminaré de escribir aquí…

He encontrado al dueño de esa mirada, me mira atentamente y me sonríe mostrándome sus dientes, reconozco esos ojos a través de mis propios lentes de armazón grueso oscuro, yo traigo puesta su chamarra, veo que él se desabrocha el cuello de su saco y mueve sus labios de modo que yo entiendo “He venido a que me dibujes” vuelvo a sentirme como ese día que fácilmente me sale la palabra “Te amo” pero eso él ya lo sabe, la mueca en su cara me indica que él también me había extrañado.

Notas finales:

Espero sus comentarios, ya está dicho, la esperanza es lo ultimo que muere, un beso y un abrazo a todos ustedes que se molestan en leer, los amo y nos vemos pronto n.n


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