Desde cuando... por JaviDFlourite16

“¿Desde cuando comencé a sentirme raro al estar cerca tuyo?, ya que solo eres una pieza de ajedrez, este sentimiento me aterra, el pensar en que no puede ser correspondido, ya llevas mas de 3 años a mi servicio, aun no cumplo mi venganza, que pasaría con este sentimiento, me pregunto si te lo diré algún día.”

“A pesar de ser una criatura del inframundo, me estoy sintiendo un poco humano, cuando te veo, poco queda de ese deseo de tomar tu alma y saciar mi hambre, me siento bien a tu lado, quisiera tomarte entre mis brazos y no soltarte, besarte hasta cansarme, pasar la eternidad junto  ti, pero…¿amarías a este demonio?, de verdad quiero que sepas lo que siento.” 

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A paso lento se encaminaba a aquella habitación, en la cual se encontraba el dueño de una gran compañía reconocida mundialmente, ya estando frente a la puerta se dispuso a entrar, llego hacia el gran ventanal, corriendo las cortinas para que la luz le llegara en la cara a su pequeño amo, quien se refregaba los ojos a causa de la luz.
 

-buenos días, bocchan- saludaba el mayordomo dispuesto a levantar  al conde

-mm…un rato mas-rezongaba el pequeño

-hoy tiene una agenda apretada, debería levantarse ya bocchan- perdiendo un poco la paciencia, pues todos los días lidiaba con lo mismo.

-arg, está bien, Sebastián- sentándose en la cama refregando sus ojos y bostezando

Sebastián le ofreció el desayuno, espero a que terminara y se dispuso a vestirlo, abotonando con cuidado el traje del conde, colocándole su listón terminando con un perfecto nudo.

Ciel bajo su mirada al liston, lo contemplo un momento y dijo

-te quedo bien, como siempre- avanzando hasta la puerta

Sebastián se sorprendió y sonrojo un poco, no era común que su amo lo elogiara por algo.

-Muchas gracias bocchan- respondio con una gran sonrisa

 Ciel al salir de la habitación se dio cuenta de lo que dijo y se sonrojo, ¿Cómo es que dijo eso?,¿Qué habrá pensado el demonio?, se dio vuelta a mirarlo, este venía detrás del con la sonrisa aun en su rostro, Ciel solo volvió su mirada hacia adelante y camino.

 

Pasaron las horas y aun estaba en su despacho con cartas de empresarios que querían realizar reuniones con el, de pronto recordó la sonrisa de Sebastián, de alguna forma se sentía bien pensando en el mayor, perdió la noción del tiempo, que no se percató que su mayordomo estaba frente a el tratando de llamar su atención, y como no lo lograba se acercó peligrosamente al menor, soplándole en el oído, a lo que Ciel reacciono.

-¡¡que haces idiota!!!- le reclamo el conde con el ceño fruncido alejándose de Sebastián   

-bocchan, es que usted estaba en las nubes, no encontré otra forma de llamar su atención, a menos que usted hubiera preferido otra forma- dijo con una amplia sonrisa

-idiota!!-sonrojado- no lo vuelvas a hacer eso, me repugna!- dijo alterado y aun sonrojado

Sebastián se molesto por el comentario, y acorralo al menor en su escritorio se acerco al rostro de Ciel, este se puso nervioso y sonrojado a mas no poder.

-así que…le repugna tenerme cerca?- pregunto el mayor con el ceño fruncido, pero con una pequeña expresión de ¿tristeza?, claro, ese comentario de Ciel le había dolido, Ciel quería disculparse pero por su gran orgullo no lo hacia, tenia que mantenerse firme, después de todo era un demonio con el que trataba todos los días, y por el que comenzaba a tener sentimientos de ¿amor?.

Comenzó a empujar a Sebastián para alejarlo, lo cual no funcionaba, era como intentar mover un árbol, de pronto  levanto la mirada encontrando la de Sebastián que lo miraba de cerca, con esos ojos rojos que tanto le gustaban, Sebastián se puso un poco nervioso, solo estaban a pocos centímetros, pero el grito de una pequeña niña los interrumpió.

-CIEEEEEEL!!!- gritaba Lizzy con emoción subiendo las escaleras para llegar al despacho de Ciel, velozmente empujo a Sebastián y logro acomodarse en su silla al momento en que Lizzy entro en la habitación, el mayor solo frunció el seño mas de lo que ya estaba, Ciel noto esto, y se dio cuenta de que estaba enojado.

Lizzy ignorando toda la situación, corrió a abrazar a Ciel, el pobre ya sin poder respirar.

-lady Elizabeth, podría dejar respirar a mi amo?- dijo Sebastián mostrando una sonrisa falsa

-oh lo siento Ciel!!- se disculpo con una sonrisa

-ya que tenemos una invitada iré a preparar el te de la tarde, con su permiso-dijo Sebastián, se acerco a Ciel y le susurro-no crea que ha escapado de esto- y salió de la habitación dejando a ambos niños solos.

-supongo que no te escapaste de nuevo Lizzy?- consulto el conde a su prometida

-solo vine a pasar la hora del te contigo Ciel, Paula esta conmigo, no te preocupes-decía con una sonrisa

-ya veo, ¿podrías dar una vuelta por el jardín un rato?, debo terminar un papeleo, bajo luego-le dijo dedicándole una sonrisa falsa, la niña sin resistir asintió y salió de la habitación, Ciel aprovecho esto y recostó su cabeza en el escritorio, recordando lo que había pasado hace unos momentos con Sebastián, se imagino lo que hubiera pasado si Lizzy no hubiera entrado y se sonrojo, se avergonzó de si mismo por pensar eso, así que sacudió su cabeza y se dispuso a termina el papeleo…si es que podía.

Lizzy hablaba alegremente durante la hora del te, Ciel solo se limito  escucharla pero se distraía mirando de reojo a su mayordomo, sin querer se le escapo un suspiro el cual fue notado por Lizzy.

-Ciel!! No me estas escuchando- decía molesta inflando las mejillas

-l-lo siento Lizzy…es que estoy un poco cansado, tengo mucho trabajo

Lizzy lo miro cálidamente, lo que menos quería era molestarlo, pero es que lo quería demasiado , que quería verlo todos los días.

Ya terminada la hora del te, la joven rubia acompañada de su sirvienta se retiraron de la mansión Phantomhive, Ciel volvió a su despacho, se sentó en su silla tratando de relajarse, pero unos pasos lo hicieron ponerse nervioso, Sebastián era quien entraba al despacho, cerrando la puerta, se acerco lentamente a Ciel, el cual estaba sonrojado, nervioso y con el corazón a mil por hora.

-qu-que quieres…-le dijo tratando de calmarse

-joven amo…necesito hablar con usted-le dijo mirándolo a los ojos- lo de esta tarde…

-no quiero hablar contigo!!-le dijo exaltado- sal de aquí es una orden!!!!

-yes my lord- dijo con un semblante serio, salio de la habitación dando un portazo que retumbo en los oídos de Ciel.

POV SEBASTIÁN

Sali de la habitación, por una estricta orden del conde, solo me fui a mi habitación, llegando allí cerre la puerta y me sente en la cama, me dolia el pecho, sentía una presión en la garganta, de pronto sentí algo rodando por mi mejilla, una lagrima?, yo?, llorando?

-se supone que soy un ser que no tiene emociones…por que hago esto?!, lo único que lograre  es lastimarlo-mas lagrimas brotaron- de-debo alejarme…de el.

POV CIEL

-Yo y mi orgullo, mi tonto orgullo!, de seguro ahora me odia- comencé a llorar-, de verdad que soy un tonto orgulloso, lo lastime a él y a mi mismo, quiero disculparme con el, pero como?- pase la tarde en el despacho terminando el papeleo como pude, termine  y me dirigí a mi habitación.

NARRACCION NORMAL

Ciel ya estaba en su habitación, se había sacado su traje para ponerse su camisa de dormir, la cual le llegaba un poco mas arriba de las rodillas, sintió unos pasos acercarse a su puerta, se quedo estático, sabia quien era, así que respiro profundo, tratando de relajarse, cuando la puerta se abrió entro un mayordomo, pero para su sorpresa era Tanaka.

-joven amo, el señor Sebastián me pidió que viniera a acostarlo, el esta viendo unos asuntos-dijo el anciano esbozando una sonrisa

-ya veo- camino hacia su cama, se metió entre las sabanas y el viejo Tanaka comenzó a arroparlo

-que descanse joven amo- dijo el viejo saliendo de la habitación

Ciel se puso de lado, le dolía el pecho, acaso era su corazón?, era por Sebastián?-de seguro esta enojado- se dijo asi mismo- mañana apenas lo vea tratare de hablarle- concentrado en sus pensamientos se quedo dormido.
Siendo las 04:10 de la madrugada Sebastián entro por la ventana de Ciel, se acerco a su cama, se sentó en ella, acaricio lentamente la mejilla del pequeño conde.

-si tan solo supieras lo que has provocado en mi-le djio el demonio besándole la frente-seguro me odiaras después de esto –dejo caer una lagrima, el conde solo suspiro, Sebastián se levanto, se puso frente a la ventana y dijo- te amo ciel- y desaparecio.