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La única forma de mar. por NEY OTAKU

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Notas del capitulo:

Holaaa .-. pues me tardé un montón, pero ya les trajé la segunda parte de este two  shot, pero es que tuve varios problemillas y que no podía tarminar el capítulo.

Esta, algo largo, pero espero que los entretenga.

Y la canción de la inspiración fue esta :) :

https://www.youtube.com/watch?v=IUL39d8zfLI

Capítulo 1. Parte 2: We Fuond Love.

 

Estar tanto tiempo encerrado en la jaula de oro, lo hizo convencerse que no podría sobrevivir con su  libertad. Que el sueño dorado de una vida feliz se quedaría en eso:

Un sueño.

Los días de infelicidad eran ya una costumbre, una condena, una tarea más que recibir, sin importar si estaba de acuerdo o no. Había a prendido una única forma de vivir, no sabía más que dar placer sin poder ser retribuido,  se vio obligado a mermarse ante su incapacidad de volar.

No había más opción que la rendición, pero cuando logró escapar, cuando se vio  así mismo convertido un mostro que podía hacer daño, se asustó tanto de sí mismo que  no soportó la idea de vivir. Su única acompañante, la soledad, le susurraba al oído que nadie lo ayudaría, que se encontraba solo en un mundo de desigualdad y prejuicios.

Le dijo que ella lo acompañaría por el resto de su vida, que aun después de la muerte lo seguiría, porque para él, ya no había esperanza, ya no había amor, ya no había piedad.

 

— ¿Necesitas algo? —preguntó Minho con preocupación de no escuchar su respuesta.

 

Taemin siguió sonriendo tan inocente como se ve, ocultando sus verdaderos sentimientos.

 

La soledad aseguraba que después del inferno, solo hay más infierno, al inicio no comprendió porque se lo decía, pero ahora que ve a este chico, tan pulcro, tan bueno, solo una idea ronda su mente.

Corromper.

Taemin solo lo deseó, lo quería para él sin sentir amor, pero hay que comprenderlo, después de todo, este pobre chico, no conoce el significado de esta palabra. Lo único que conoce, es el dolor y la traición y por eso, porque solo así ha sabido vivir, es que debe utilizar todo lo que tenga al alcance y usarlo a su favor.

Aunque eso implique usar la buena voluntad de alguien más para satisfacer sus necesidades.

 

Se acercó sigiloso, como un niño que planea una travesura,  mostró su dentadura blanca y sus labios rosados se extendieron en una tímida sonrisa. Le hubiera encantado no verse tan demacrado por los golpes y rasguños, hubiera querido verse sensual y bonito para Minho, para que cayera en su hechizo en cuestión de segundos.

Pero no, con su aspecto, esa de cansancio y desgaste, aun así lograba verse encantador, lo sabía, porque aquella sensación de aceptación por parte del alto era evidente.

—Solo…solo quería saber si…—se muerde el labio inferior, desviando la mirada.

—Dime por favor. ¿Qué necesitas?

Unos pasos más cerca y podía sentir el olor de su champo. Contempla sin vergüenza el cuerpo de Dios que poseía el chico moreno, se vio en la creciente necesidad de tocarlo, pero cuando levanto el rostro y sus ojos se encontraron, cuando sintió como el pecho se le oprimía por alguna extraña razón y un sentimiento cercano a la culpa lo lleno, freno la mano que ya tenía en el aire.

— ¿Taemin?

—Solo   quería saber si tienes una almohada extra —dijo nervioso—. Es que es mi espalda, yo siento que no podré dormir bien si no le coloco algo debajo.

La peor excusa que se la había ocurrido, aunque verdadera. El dolor en su espalda lo estaba matando incluso estando de pie en ese instante.

Minho lo miro entre divertido y confuso, se afirmó la toalla en su cintura y se dio la vuelta para ir hacia su closet, busco en el fondo y regreso rápido junto a él, extendiéndole una bien esponjada almohada con funda azul cielo.

 —Espero que te sirva.

—Gra…gracias…—tomó la almohada rápido y se dio la vuelta, caminando despacio hacia la puerta.

—Taemin —lo volvió a llamar antes de que saliera. El castaño volteo, pasando algunos mechones de cabello detrás de su oreja.

—No te preocupes, no preguntaré nada sobre las condiciones en las que llegaste a esta casa.

Se rasco la nuca, algo temeroso de ser imprudente.

—No pienses que voy a juzgarte, si Key te trajo es porque quiere ayudarte y créeme que él no suele hacer este tipo de actos, él no…él no  trae a cualquiera a esta casa. Eres su amigo y te brinda ayuda, entonces puedes contar también conmigo.

Taemin se quedó mudo, asimilando cada palabra que Minho le ha dicho, ¿acaso lo consideraban alguien confiable? Eso parecía, le sorprende, pero más la plena aceptación que este chico le muestra.

Una parte de él lo consideraba un ingenuo y la otra brincaba de la felicidad porque nadie se había mostrado tan amable con él desde hace mucho —a excepción de Luhan— los demás solo lo veían como un trozo de carne.

Su mirada se tornó vacía, no había rastro de vida.

—No deberías ser tan ingenuo —susurró para sí.

— ¿Qué?

—Que muchas gracias —dijo en tono normal—. Trataré de no causarles problemas.

Una leve reverencia antes de retirarse y dejar a un Minho confundido.

Cuando se halló recostado en la enorme cama, mirando el techo blanco, pensando en las sucesos de este día, en el recién encontrado amigo de la infancia y con Minho, se da cuenta que estas personas lo han aceptado sin ninguna vacilación.

Simplemente no podía creer que todavía existiera gente tan buena en el mundo o tal vez tan tonta. Aun desconocía las razones del rubio al proponer que se quedara en su hogar, y no es que no lo agradeciera es que se sentía extraño.

 

Se preocupó por mí… ¿O se quiere aprovechar de mí?

 

No quería parecer un malagradecido pero le era ilógico tanta bondad en estas personas. Pero ya lo había decidido, le sacaría provecho a todo, pareciera que le están dando una oportunidad de escape, de tener una vida normal.

Le están dando casa, alimento, incluso puede que una amistad.

Amistad.

¿Será posible que pueda hacerse amigo de ellos? Tal vez de Key, pero de Minho, de Minho no quería solo amistad; se maldice miles de veces por soñar tontamente, esta consiente que lo que siente ahora es deseo, porque sus ojos no habían tenido la dicha de contemplar tan extraordinaria creatura.

Por una vez en su vida está deseando algo con fervor, quiere sentirlo tocarlo, besarlo,  diciéndole palabras bonitas que lo sonrojen, que lo hagan sentir vivo, pero sabe, que cuando se enteré de la vida tan torcida que tiene seguramente lo rechazará, aunque diga que no podría juzgarlo, al final, lo terminará haciendo.

—Incluso las prostitutas y travestis quieren amor.

Se dijo con amargura.

Cierra lentamente sus ojos, tratando de no dejar a sus lágrimas empaparlo. Consideraba que ya había sido mucho llanto,  mucho dolor. Recuerda su mirada, su olor, a Minho y su ternura al hablarle. El chico lo había hechizado con una mirada y él, que siempre estuvo falto de amor, se dejó envolver por su esencia.

¿Era tan malo quererlo para mí? Su corazón golpeteaba fuerte en respuesta a esa pregunta.

Esa noche, durmió pensando en su suerte, en su maldición y en su futuro incierto, pero sobre todo en el chico de ojos grandes y bonitos que lo recibió con tanta amabilidad. Minho se coló en su sistema aun cuando se acaban de conocer y eso le molestaba, le irritaba sentirse ansioso.

Le molestaba que le haya gustado a la primera mirada.

 

A la mañana siguiente cuando despertó, una bandeja de comida lo esperaba sobre la cómoda en la habitación, bajó de la cama tan lento como pudo, para que las heridas en su espalda no se abrieran y mancharan su camiseta. Tallándose los ojos como un chiquillo, bosteza abriendo la boca como un pez.

Jugo de naranja, huevos revueltos y pan tostado, un desayuno tradicional y bien recibido. Se percata de una nota majada con el vaso del jugo.

 

“Espero tengas una linda mañana y te guste lo que preparé para ti.”

 

Al pie de la pequeña hoja había un dibujo de una carita sonriente y debajo de esta, el nombre de “Minho”

Su corazón golpeteo y sus mejillas se coloraron al instante, la alegría lo golpea hasta noquearlo. La última vez que alguien le hizo el desayuno, fue la mañana en que su madre murió, después de ese día, él era quien se encargaba de las tareas del hogar aun siendo tan pequeño.

La calidez que lo embargaba lo abrumó, su rostro sonrojado se transformó en uno de tristeza ante el recuerdo. Tomo la bandeja de comida y la llevo consigo hasta la cama, donde se sentó en la orilla y tomaba un pan tostado. Mordió una buena parte del pan hasta que su boca quedo repleta de migajas, con el dorso de su mano se limpiaba en cada ocasión, disfruto cada mordida de todo hasta el punto de llorar por lo delicioso que le supo.

Aunque era algo muy sencillo le supo a gloria, parecía un pequeño cachorro hambriento y abandonado, aunque la comparación era en realidad muy acertada, solo que no se consideraba un cachorro, sino más bien un pobre perro que una familia acaba de adoptar.

Así de miserable.

Mientras  trataba de tragar alzo la miraba y se encontró con su reflejo en el enorme espejo colgado en la pared, justo frente a él. Se vio los golpes, los moretones y la imagen más deplorable de sí mismo. Recordó a Luca y las ganas de comer se le fueron.

Abrazándose así mismo, recordó que no podía estarse con rodeos, que seguro lo estaría buscando y que apenas de con él sería su fin. Analizó su situación, por el momento estaba a salvo, pero una vez que se recupere no sabe que será de él, si Key seguiría dándole asilo o lo miraría de la misma  forma que cuando le tendió la mano.

Pensó en Minho y una oleada de calor lo ataco. Se sintió sucio por los pensamientos que rondaban su mente, en definitiva antes de marcharse de esa casa tenía que sentir lo que era dormir rodeado de esos musculosos brazos y su cuerpo envolviéndolo, tocándolo. Haciéndolo suyo.

Una sonrisa maliciosa se formó en sus labios, aunque había trazado un plan para sacar ventaja de ambos chicos, algo en su interior le gritaba que estaba mal, pero por una vez quiso probar como se siente tener el poder y dejar de ser una víctima, así que obligo a esa voz a callarse.

Tú no eres como Luca. ¿Por qué intentas ser como Luca?

Le dijo la voz en tono triste. Sacudió la cabeza para desaparecer la molesta voz. Dejo a un lado la bandeja y se encaminó hacia la habitación de Minho, una vez ahí, se recostó en la cama y miro a detalle cada rincón, el olor del moreno era tan fuerte que se sentía casi drogado.

—Mío, mío.

Susurró.

Esa misma tarde para cuando el Key y Minho llegaron después de la escuela, los recibió con una enorme sonrisa y con la agradable sorpresa de haberles preparado la cena. Ambos chicos estaban que rebozaban de la felicidad, más Key porque decía que Minho no cocinaba bien y que lo había salvado de una espantosa cena porque precisamente hoy le tocaba cocinar al alto.

Muchas sonrisas y palabras de agradecimiento en la mesa mientras cenaban, bajo su disfraz de chico bueno, le dedico muchas escenas tiernas a Minho, roces involuntarios que no lo eran, miradas dulces que no solo era dulces, acercamientos y miradas furtivas bien disimuladas.

Lo hacía así como estaba acostumbrado a trabajar, solo que Minho no era un cliente más, era tan especial que debía tratarlo así, como  lo más preciado.

Los días pasaban rápido y Taemin siempre era cauteloso en su comportamiento, a veces le daba la sensación de que Key sospechaba algo pero nunca le decía nada, apenas platicaban de sus heridas pues el rubio no deseaba que recordará tan fatal día en que lo encontró casi muerto. Pero se daban la oportunidad de charlar sin problemas, Taemin aún desconocía las verdaderas intenciones del chico para haberlo aceptado en su hogar.

Hasta que una mañana mientras lavaba los platos termino por confesárselo después de tantas insistencias por parte del castaño.

 

 —Tuve un amigo con problemas similares al tuyo, solo que él no…—dice vacilante—. El consumía y vendía droga —Taemin asintió.

— ¿Y qué le sucedió?

—Pues el murió por una sobredosis.

—Lo lamento mucho.

—No, no te preocupes, eso…—suspira—. Ya está superado.

Taemin lo ayuda a colocar los platos en el escurridor.

—Tuve la oportunidad de ayudarlo, él estaba solo y al borde del colapso, pero para ese entonces era demasiado egoísta para mirar problemas que no eran míos, decidí que no quería involucrarme en esa porquería y lo deje. Luego me arrepentí no haberle tendido la mano y me sentí un hipócrita por haberlo llamado tantas veces amigo.

El castaño se queda callado, pensando en sus intenciones,  le había tomado cariño a Key y su sinceridad lo estaba matando, pues al contrario de él, no le había querido decir la verdad sobre su pasado, mucho menos a Minho.

Sin embargo.

—La gente es mala —dice concentrado en su reflejo en el agua del fregadero—. La gente no tiene piedad.

El rubio lo observa a detalle, Taemin se da cuenta y enseguida le sonríe haciendo como si no hubiera dicho nada perturban te.

—Pero tú no eres de esas personas y la prueba es que me acogiste en tu casa.

—Taemin ha pasado casi un mes y todavía no has contactado a nadie, a ningún amigo o familiar —dice con seriedad—. Sé que cuando nos encontramos dijiste que no tenías a nadie, pero.

— ¿Estás diciendo que no me quieres en tu casa?

—No, No. Solo digo que…que parece que te escondes de algo.

Y se congeló, soltó al plato que tenía en las manos y cayó al piso haciéndose añicos, rápidamente se agacho y empezó a recoger los pedazos sin importar si se cortaba.

—Taemin —escuchó. Minho había llegado y corrido hacia él, tomando sus manos, asustado de ver los cortes e sus dedos.

—No…déjalo yo…lo levanto.

El  alto lo obligó a levantarse y dejar lo trozos de loza, lo llevó al baño tan veloz como pudo ignorando por completo a Key que lo había llamado en más de una ocasión. Cuando entraron al cuarto del baño lo hizo sentarse sobre la tapa  del retrete mientras buscaba el alcohol y unas banditas para ponerle.

—Minho estoy bien.

—Estas todo menos bien —dice cuando se agacha y toma una de sus manos para limpiarle la sangre.

Sus manos estaban temblorosas, la repentina declaración de Key lo tuvo en borde de los nervios, más aún, el acercamiento que estaba teniendo con Minho, porque lentos y gentiles toques lo hacían sentirse ansioso.

Tocaron la puerta del baño, Key les avisaba que tenía que irse ya a la universidad y que había limpiado el desastre en el piso de la cocina. Taemin respiro aliviado, tenía tiempo para pensar en lo que debía hacer.

— ¿tú no iras Minho?

—No Tae, hoy no tengo clases.

Lo mira desde arriba, ve sus pestañas y su boca, sus rasgos tan masculinos e irresistibles. Piensa en lo mucho que le gusta y en las cosas que le gustaría hacerle, también en cuanto tiempo podría permanecer más en esa casa, porque eventualmente tendría que irse lejos y la idea de involucrar a Minho y Key en una tragedia no le gusta para nada.

 Más que nada, ver que alguien lastimara a Minho, al hombre perfecto.

Trata, lo más que puede, de soportar el estremecimiento que le causa las caricias del moreno, pero no puede, el deseo avanza cada día más, se lo come vivo, en cada vez que habla con él, en cada vez que lo mira, cuando el habla cerca y despacito.

Todo se hace en su contra para enloquecerlo.

¿Acaso me he vuelto un degenerado?

Cuando la segunda bandita era pegada—. Tae, yo…escuché la conversación que tenías con Key en la cocina.

El corazón se le detuvo de nuevo.

—No te alarmes —dice al verlo con cara de espanto. Se arrepintió de mencionar aquello, pero es que  le preocupó lo que escuchó, le preocupó que Taemin estuviera en problemas.

—Solo me preocupé—continua. Acaricio lentamente la parte interna de la mano del castaño.

Observando su rostro, su cuerpo delgado, algunas cicatrices en sus brazos y pedazos de piel que de vez en cuando dejaba al descubierto. Y es que le avergonzaba, pero había ocasiones en que pasaba por la habitación de Taemin y la puerta se encontraba entre abierta y por el pequeño espacio lo miraba  cambiándose de ropa.

La primera vez fue un accidente, pero no pude resistirse a quedarme parado y seguir mirando.

La primera vez le preocupo ver las cicatrices en su espalda y maldijo a quien se atrevió  a ponerle la mano encima. A una persona que de solo mirarla, puedes adivinar que la vida lo  agarrado a patadas.

—Minho…

—Solo quiero que sepas que, puedes contar conmigo para lo que necesites. Yo no quiero que te vayas. Tú me preocupas Taemin.

Y con solo esas palabras, con solo esas palabras logró dejarlo sin oxígeno, mudo y torpe. Sus ojos se llenaron de lágrimas al tiempo que un creciente dolor en el pecho lo atacó.

Lo único que su mente logró procesar fue que de alguna manera debía recompensar lo que le había causado. Porque en su vida escasean las personas de buena fe, es que ahora lo siente como un ser fuera de este mundo. Una persona sin mancha ni pecado, no como él, que estaba seguro había sido condenado por dejarse arrastrar en una vida de perdición

 

Sus manos tomaron su rostro, se inclinó lo suficiente para olerlo, para transmitirle calor y finamente besarlo.

 

Dentro de mí, hay un cúmulo de sentimientos que quieren salir todos a la vez. Lo único que quería era sacar provecho de ti, un deseo carnal que nació desde nuestro primer encuentro porque francamente me pareciste irresistible.

Yo son el mal, estoy contaminado y enfermo, y sabiéndolo no he querido dejarte ir. Pero ahora, me sales con que sientes algo diferente que yo, que no es una promesa de amor, pero es lo suficiente para mandarme el cielo. Para volar, para vivir, para soñar.

 

Al inicio Minho estaba sorprendido pero también deseaba ese beso, y no por nada el muchacho herido que llegó a  su casa le gusto desde que lo vio parado de tras de su amigo Key.

No supo que fue o cómo fue. Pero sus ojos tristes y nublados lo atraparon, su belleza lo había cautivado aun cuando llevaba solo unos jeans y camiseta desgastada. Irradiaba una especie de luz que conforme se acercó a él, lo cegaba.

Y solo había algo seguro: Su belleza lo había atrapado.

Nunca se consideró un hombre que se dejaba caer por los bajos placeres, pero ciertamente Taemin se había encargado de hacerlo sentir necesitado de él, de querer tenerlo, amarrado solo para su disfrute y se preguntaba porque con un chico del que desconocía prácticamente todo.

Cuando el beso se hizo más intenso, Minho se fue levantando despacio y llevándose a Taemin con él, rompió el contacto y lo miro sin expresión.

Taemin supo que había cometido un error, que se dejó llevar y que tal vez había arruinado todo por lo que había trabajado ese tiempo. Desviste esperar un poco más, se regañó.

Y cuando pretendía pedir disculpas por su impertinencia, se vio sorprendido por la rudeza con la que fue abrazado, la mirada de Minho era otra, estaba extasiado, su nombre en un jadeo fue el inicio de todo.

—No debiste hacerlo —le dijo

Luego se lo comió  a besos.

Lo arrinconó a la pared, dónde se dio el gusto de tomarlo por las nalgas y alzarlo para que el menor enredará sus piernas alrededor de su cintura, para restregarse desesperados y ansiosos.

Las manos del castaño no dudaron en entrar en acción, tan expertas como son se encargaron de recorrer cada pedazo de piel en segundos, terminando al fin, bajo la playera de Minho y apretando sus pezones erectos. Lo pellizcaba mientras sus lenguas danzaban a su recién inventado ritmo danzarín.

Gemidos, jadeos, sudor, todo era parte de  su ritual de cortejo. Minho sentía como las venas de su cuerpo palpitaban en cada vez que Taemin tocaba algún punto que desconocía podía darle tanto placer, y es que ya se había cansado de solo espiarlo, necesitaba entrar en acción.

Pero su moral le decía que No. Que aquel chico desamparado se asustaría de sus verdaderas intenciones. ¿Pero cómo explicar que además de placer, había algo más naciendo ahí?

¿Cómo explicar que no era solo la lujuria que nunca había experimentado? Que además de la figura de ensueño que poseía era una especie de atracción que lo hacía querer estar siempre cerca y que cada mañana que se iba a la universidad, se la hacía difícil dar el siguiente paso fuera de la casa porque sabe, el motivo de sus sueños eróticos se quedaba solo y libre para hacer lo que quisieran.

 

¿Cómo se puede ambicionar tanto la atención de una persona como para no dejar de mirarla cada segundo?

 

Era el constante pensamiento de Minho.

El de cada día desde que lo conoció.

 

—Minho…por favor…solo hazlo —le rogo al borde de un pre orgasmo. Porque este chico grande se aferraba a su cuello con besos y lamidas que se acompañaban del constante enfrentamiento de sus entrepiernas.

—Tae…no sé qué es lo que pasa —le dijo cuándo se detuvo solo unos segundos, pero sin soltarlo—. Solo…siento que me quemo, estoy ardiendo tanto.

Y una sonrisa traviesa se dejó ver  en el rostro de Taemin. Cuantas veces no había escuchado lo mismo cuando estaba con sus clientes y no causaba  ninguna reacción en él, pero dicho de los carnosos labios y la sensual voz del moreno lo mato.

Lo éxito.

Lo volvió loco.

 

Por lo que enredo los brazos en su cuello y se acercó a su oído para susurrarle lo que debían hacer.

—Entonces ardamos juntos. Volvámonos cenizas Minho, solo hagámoslo.

 

Torpes como se volvieron, entre tropiezos y risitas, besos y caricias, llegaron a la habitación de Minho, donde no esperaron por quitarse la ropa, las prendas caían al suelo, una tras otra hasta quedar desnudos, juntos, ardiendo como se había propuesto.

En sus manos estaba el poder de enloquecerse mutuamente. Porque la verdad sea dicha, en ese momento ninguno tenía un sentimiento que indicará que se amaban, pero que marcaba lo que podría  ser el inicio de una bella historia de amor. La de un chico que vino de la nada y flecho a otro que hasta el momento tenía una vida feliz y tranquila.

O tal vez no.

— ¡Dios~ Minho…más fuerte!

Gritaba a todo pulmón el castaño cuando sentía entrar el miembro de Minho, de ida y de vuelta, agrandándose y tocando más profundo en cada estocada. Era la más grande dicha que soñó, ser tomado por este tamaño de hombre, olor a sexo, oler a posesión.

Solo que no sabían quién quería poseer a quien. Minho seguía en lo suyo, perdiéndose en el cuerpo de Taemin, sintiendo algunas heridas cicatrizadas cuando besaba su piel, pero que no le causaba ninguna repugnancia.

—Eres increíble —le dijo con la voz ronca. Incluso él parecía no tan experto con lo que le estaba haciendo.

El moreno se echó a reír, un tanto avergonzado de ese cumplido.

Vergüenza que desapareció cuando encontró el punto de placer de Taemin, ese lugar en específico que lo hizo temblar y morderlo en uno de sus hombros y de paso animarlo a tomarlo con más fuerza.

Unas embestida más y Minho sentía que no soportaría más, fue un nuevo susurró del castaño lo que lo hizo atacar una vez y sentir como su semilla lo invadía.

Sobra decir que terminaron enredados —literalmente. Una pierna sobre la otra, besos repartidos en todos los lugares posibles, saliva a medio secar en el cuello, sobre pecho y en los muslos de Taemin. Marcas moradas que representaba que tan bien se la habían pasado esa mañana.

Aun cansados, Minho seguía dándole pequeños besos en su cuello, Taemin solo gemía despacito, disfrutando de cada alerta de querer explotar ahí mismo.

— ¿Estás bien? —dijo Minho cuando había pasado un buen rato y Taemin no hablo para nada—. ¿Te arrepientes?

Taemin rio—. Eso debería preguntarte a ti. No me conoces todavía y ya hemos hecho esto.

Ahora el mudo era Minho, eso le apreció divertido, se giró para quedar de frente a él y poder acariciarle el rostro—. No me he arrepentido en lo más mínimo. Gracias.

Inexplicablemente…ellos se dieron un abrazo. Al mismo tiempo, como si fuera necesario. Sus cuerpos tan cercanos al igual que sus corazones gritaron e hicieron eco en el espacio silencioso.

Era una advertencia, de que debían tener cuidado de lo que se podría desatar por lo que acaban de hacer, de que estaban expuestos a sufrir o gozar, de lo que mueve al mundo y deja de cabeza a los hombres.

 

El amor.

 

Trataron de disimular que  no había pasado nada, y que, aquella mañana cuando estuvieron juntos no tuvo tanta importancia, quedaron de acuerdo en que solo se dejaron llevar, un acuerdo mutuo que no pasaría a más, al menos era algo decidido para Taemin y Minho no lo contradijo.

Tonto, solo un tonto no se daría cuenta de que Minho ya había caído en sus garras, que aunque  dijo que no importaba, para él lo fue todo. Lo que creyó que no le haría mal, lo dejo peor.

Taemin seguía siendo alegre, amable y seguía provocándole. El muy tonto empezó a tomarle cariño, un cariño aparentemente no correspondido.

¿Pero que creen? ¿Qué Taemin no se enamoró? Bueno, batalló mucho para no pasará, pero no lo consiguió, tanto así que le hizo creer que no le importaba, después de todo, estaba acostumbrado a tener que ocultar sus sentimientos. Lo único que le preocupaba era…¿Hasta cuándo podré soportar este engaño?

 

Pero bien dicen que quien juega con fuego se quema y quien huye del pasado, siempre es atrapado por este.

 

 

Un mes más de vivir en esa casa y a Key nadie lo engañaba, dejo de preguntar por el pasado de Taemin, este mismo le contó lo que resumía su vida: niño vendido, niño maltratado, niño prostituido, una vida destrozada. Ni más, ni menos, el resto, el rubio se lo pudo imaginar. Pero había un detalle.

 

— ¿Cuándo le dirás? —le dice mientras caminaban tranquilos por la acera, cargando bolsas de supermercado.

— ¿Decir que a quién?

—Lee Taemin no soy estúpido, ¿crees que no sé qué te has acostado con Minho y que encima están tratando de hacer que nada ha pasado? —Le regaña, más bien ofendido—. Par de idiotas.

No quiso darle una excusa, el tiempo que lo ha conocido le ha hecho ver que a Kibum nadie lo engaña. Sería incensario mentir.

—No tengo porque decirle nada, no tenemos nada.

—Si claro —rueda los ojos—. No quiero que le digas “Minho te amo”  estoy diciendo que si al menos pretendes ser su amigo deberías contarle poco a poco tu pasado.

No dijo nada, no quería ni pensar en ­cómo reaccionaría si le dijera. Además no tenía cara para  sincerarse si lo único que ha buscado de Minho es lo que su cuerpo le pide, aunque tenga que suprimir sus sentimientos  para solo darse placer.

 

Un chico como yo no puede enamorarse. 

 

Cuando alza la mirada y mira por encima del hombro del rubio, a lo lejos, del otro lado de la calle, nota la silueta de una persona que esta parada y aparentemente hablando por teléfono, pero cuando voltea y sus miradas se encuentran, sintió como algo frío recorrió su espina dorsal.

 

¡NO, TÚ NO!

 

Aquella persona le sonreí como si fueran viejos amigos. Soltó las bolsas de compra, y retrocedió un paso— Tae…

Le llama su amigo al notar su estado de shock, los ojos del castaño se abrieron por completo dejando ver sus pupilas dilatadas, además del temblor que se apodero de sus manos.

— ¡Taemin! —le grita cuando se va corriendo hasta la casa y entra en ella.

Se dedica a recoger la mercancía tirada, refunfuñando por el repentino acto del chico. Una lata de chicharos rodo a su costado y se apresuró a alcanzarla antes de que se aleje. Un zapato negro bien lustrado impidió que la lata rodara más allá.

 

 

Subió directamente a su habitación, cerrando la puerta de golpe, aterrorizado frotaba las manos una con otra y se repetía que debía mantener la calma. No puede ser él. Se decía. Terminó sentándose en la orilla de la cama, abrazándose así mismo, cerrando los ojos con fuerza y mordiéndose el labio para calmar su miedo.

De repente la puerta se abrió.

— ¿Taemin que pasa? —dijo el rubio adentrándose a la habitación, casi corriendo para sentarse a su lado y poder abrazarlo—. Por favor dime.

Pero no contestaba. Escucharon el timbre de la puerta principal, el instinto de Taemin se puso alerta, y una nueva oleada de terror lo invadió.

¡No, puedes! ¡No puedes!

Cuando key se levanta con intenciones de ir a la puerta, el castaño lo toma de la manga de su abrigo— ¡No vayas! —grita ante el rostro sorprendido de su amigo.

—Iba  la cocina por un té —aclara—. Minho ya debió abrir la puerta.

Taemin se levantó de un salto y tomó por los hombros al chico hasta arrinconarlo a la pared más cercana.

— ¡¿Qué?! ¡¿Cuando llegó?! —le sacude el cuerpo entero y se lleva un manotazo que lo hizo soltarlo.

—Me ayudó a recoger las compras que dejaste en plena acera —lo mira ceñudo pero sin dejar su preocupación.

Pero no alcanza a decirle más porque de nueva cuenta lo ha dejado solo para ir corriendo escaleras abajo.

La respiración de Taemin es rápida, sus manos incluso dejaron de sudar, pero se volvieron frías, cuando al fin llegó a la sala, lo primero que vio la ancha espalda de Minho, se detuvo, su mano se alzó en el aire para acercarse y tocar su hombro.

—Dime que no es cierto.

Le anticipo, el castaño se detuvo.

— ¡Vaya, vaya!

Se quedó tieso al escuchar esa voz, se deslizo un paso a la izquierda porque el cuerpo del moreno le tapaba la visión. Y ahí estaba, ese demonio, su verdugo, el mismo diablo. Las piernas le temblaron y hasta parecía que las heridas se abrían y sangraban de nuevo.

— ¿Hola Taeminnie, no me vas a saludar? —Luca se acomodaba el cabello hacia tras y le sonreía maliciosamente, relamiéndose el labio para solo causarle repugnancia.

Miró de reojo a Minho,  solo estaba ahí parado apretando las manos en puños. Trató de tocarlo pero fue rechazado, Minho retrocedió para alejarse y le dolió tanto, que las lágrimas comenzaban a formarse hasta dejar sus ojos cristalinos.

— ¡¿QUÉ LE DIJISTE?! —gritó con rabia hacia Luca, el que se echó a reír de solo ver como el rostro de Taemin se descomponía en ira.

—Solo la verdad cariño —se acercó lo suficiente para olerlo. Taemin trató de alejarse pero fue tomado con fuerza por la muñeca para que no escapará—. Le dije que eras mi puta y que he venido por lo mío.

De inmediato miro a Minho y su rostro le dio miedo.

—Taemin —giró sobre sus pies para confrontar al menor—. ¿Es verdad? Tú, solo llegaste para…

Pero no pudo terminar, sentía que explotaría si lo decía. Y es que ese Luca había llegado de la nada, pidiendo ver a su amante, a su muñeca de porcelana que se le había escapado. Obviamente creyó que el tipo se había confundido de lugar, porque por su apariencia adivino que era una especie de matón.

Pero lo que nunca adivino era que esa persona de la  que hablaba era el mismo Taemin.

El lindo y desprotegido chico que llegó y se adueñó de su corazón, al que le entrego su cuerpo sin protestas. A pesar de que ninguno aceptó que lo paso entre ellos no fue más que un momento de calentura, pues Minho no pudo actuar como debía, porque esos sentimientos que lo llevaron  a quererlo son los mismo que se lo están comiendo vivo y lo están haciendo arder en fuego.

—Su amante.

Dijo al fin, con voz lastimera y que Taemin sintió como cuchillada en su pecho—. Su maldita zorra que se dedica a seducir hombres.

—Minho por favor —dijo tratando de ir hacia él, pero Luca que se estaba divirtiendo con la situación, aprovechó ese momento de vulnerabilidad para abrazarlo.

—Díselo muñeca, que este pobre diablo solo ha sido un buen juguete para ti.

— ¡Suélateme, me lastimas!

Luca lo apretó hasta sentir que podría romperlo en dos, su aliento a cigarro y alcohol le pegó fuerte en el rostro, pensó que lo besaría pero su objetivo fue su oreja—. Vas a regresar conmigo maldita perra. ¿Creíste que te ibas a escapar? ¿Fuiste tan tonto para creer que no vendría por ti? Veo que te encontraste un macho para tu diversión, pero sabes que el único dueño que tienes soy yo y que vas a pagar caro por tu traición Taeminnie.

Las lágrimas de Taemin cayeron al fin, el miedo y la vergüenza lo cazaron tan rápido que no se dio cuenta cuando empezó a temblar.

— ¡Taemin! —se escuchó que gritaron al fondo.

Key llego alarmado y dispuesto a golpear al tipo que abrazaba a su amigo y claramente lo estaba lastimando. Pero a notar que Minho no movía ningún musculo se detuvo y lo miro con enojado.

— ¡Minho lo está lastimando! —gritó.

Pero no hizo caso. Estaba dándole vueltas en su cabeza a una sola palabra que le había dicho Luca: mi puta.

Su amante.

— ¡Luca! —escuchó gritar a Taemin, cuando volteo hacia la puerta, vio como ese hombre enterraba las manos en las costillas del castaño para no dejarlo escapar. Dio un paso y recordó aquella mañana en que creyó que algo podía nacer de su encuentro casual.

—No sé quién seas —la voz de Key lo despertó—. Pero esta es mi casa y quiero que se largue, la policía está en camino.

La sonrisa torcida de Luca apareció y poco a poco fue soltando a Taemin hasta dejarlo caer de rodillas al suelo, se inclinó hasta poder amenazarlo con más susurros—. Ya sabes a donde tienes que ir, lo que tienes que decir y como debes actuar. No estoy jugando Taemin, este par de idiotas creen que la policía me asusta, pero tú más que nadie sabe que no es así, que si yo quiero tus amiguitos pueden amanecer muertos en algún lugar, en especial el chico de ojos grandes que parece que le has gustado mucho.

Taemin trago saliva.

—Hagámoslo por las buenas, yo no vendré por ti, tú mismo iras a mí. Si no lo haces ya sabes lo que puedo hacer y aunque no —rio—. Ya no te permitirán quedarte en esta casa, ellos mismo te van a echar.

Taemin lo miro asustado.

—Como sea —se incorporó—. Esta perra me pertenece y vendré por él porque no puede vivir sin mí —fanfarroneo.

Lo dijo para despedirse —especialmente para Minho quien le miró desafiante, dejándole claro que Taemin no le pertenecía a nadie más que a él.

Todavía en suelo lo ve alejarse, soltando carcajadas como un maniaco en medio de la calle, lentamente giró el rostro, Minho lo observaba, le mostró sus ojos tristes, con decepción. Trato de articular palabra algún pero no pudo.

Key lo tomo por la cintura para ayudarlo a levantarse, pero a Taemin solo le interesaba captar la atención de Minho.

—Al menos ven y ayúdame —le reclamo al rubio al chico alto, pero este, otra vez, no movió ni un músculo—. ¡MLADITASEA MINHO, VEN Y AYUDAME A LEVANTARLO!

—No key, no vale la pena.

“No vale pena”

Esas palabras hicieron un eco constante en Taemin. Minho se da la vuelta dispuesto a subir las escaleras, pero guiado por un impulso, el castaño regresa las fuerzas a sus piernas y se levanta para correr y atrapar por la cintura al moreno.

 

¿Qué estás haciendo Taemin?

 

—Suéltame.

—…

—Taemin por favor déjame.

—…

Se quedaron así por un buen rato, el moreno forcejeaba para liberarse pero los brazos de Taemin se enredaron demasiado bien a su cintura.

¡Déjalo, no le ruegues!

Minho terminó por relajar su cuerpo y girarse para ver a los ojos al menor, una de sus manos recorrió una vieja cicatriz en el cuello del chico—. Deja de actuar como si no hicieras nada malo, tampoco voy a juzgarte, me culpo por pensar que al menos podrías sentir algo más que simple atracción y que tu rostro de niño bueno me haya engañado, sobre todo a Kibum, que fue el que te abrió las puertas de esta casa.

—Pero…

Con rudeza lo empuja un poco para separarlos y darle la espalda, para finalmente subir las escaleras a paso veloz. Taemin trato de seguirlo pero su brazo fue atrapado por las manos de Key.

— ¡Minho! —gritó entre lágrimas.

—Déjalo un momento.

Y se le escapó de nuevo. Corrió tan rápido como pudo hasta estar frente la puerta y al encontrarla cerrada con llave, la golpeo con las  manos para que le abriera. Por más que gritara y golpeara Minho no dijo ni una palabra.

¿Vas a seguir rogándole? De nuevo aquella voz  le hablaba.

 

Es verdad, no tengo porque rogar la atención que se supone nunca quise, pero es que me ha dolido tanto que Minho me haya mirado de esa forma. Él dijo que no me juzgaba pero no le creí, su rostro era de disgusto y repulsión.

 

Cayó al suelo, tapándose la boca para que su llanto no sea motivo de escándalo, su cuerpo pesaba y parecía que recién le habían herido porque todas las cicatrices le ardían y le dolían como nunca.

 

Minho ni si quiera me dejo explicarle. No se molestó si quiera en correr a rescatarme de Luca, tampoco escuchó la petición de Key. Y ahora, después de que me grito, de que me dijo que no me juzgaría y a la vez me tacho de malagradecido, estoy fuera de su habitación porque algo está taladrando mi corazón y me hace retorcerme de dolor.

¿Por qué tiene que importarme lo que Minho piense de mí?

 

 

A la mañana siguiente, muy temprano, llamaron  a su puerta, tocaron tantas veces fue necesario, seguía en el plan de ignorar los llamados del castaño, ya de por si no había podido dormir toda la noche pensando en lo sucedido y no quería verlo en un buen rato.

Pero la puerta seguía siendo tocada y harto de la situación  se levantó furioso y abrió con todo el enojo plasmado en su rostro, pero para su sorpresa no era Taemin quien lo llamaba.

La cara de angustia de Key fue lo que encontró.

 

 

Apenas se recuperó de la paliza que Luca le propino, estuvo en servicio de nuevo. Se peinaba el cabello artificial, esta vez rubio, se miraba en el espejo, el moretón en su ojo izquierdo ya no casi no se notaba, con un poco de maquillaje se solucionó.

—Juro que lo mataré.

Luhan tomo su estuche de maquillaje y lo aventó hasta el otro lado de la habitación. Enrabiado y frustrado tomo las manos de Taemin, lo hizo soltar el cepillo y lo giro para que lo mirara.

— ¡Pudiste escapar! ¡Tenías la oportunidad de irte, de huir lejos!

Una sonrisa triste se formó en los labios de Tae confundiendo a Luhan por completo, jamás lo había visto así, tan vació, sin esperanza. Tan fuera de sí.

—Luhan…—lo llamo sereno, como si la bienvenida que le tenía preparada Luca no haya sido excesiva— no conozco otra vida que no sea esta. Me sentía perdido lejos de mi entorno.

— ¡No me jodas! —Lo sacudió—. Cualquier vida que hayas elegido es mejor que esta. Estabas bien en esa casa, con esos nuevos amigos que hiciste. No debiste dejarlos, ellos te cuidaban bien.

—Luca los hubiera lastimado —agachó la cabeza—. No podía permitir eso.

Luhan aflojó su agarre, se arrodillo frente a él para estar más cerca y darle su apoyo— escuché a Luca decir algo —enredo sus mansos con las del menor—. Que tontamente te habías enamorado de uno de esos chicos. ¿Es verdad?

Taemin se levantó de la silla, sin importar si tiraba a su amigo, lo miro desde arriba, hasta que se incorporó y la diferencia de alturas se hizo mínima gracias al nuevo par de zapatos rojos que le compraron.

Pretendiendo frialdad camino hasta la puerta, antes de salir volteo hacia su amigo.

—Las prostitutas también quieren amar —le dijo con dolor.

Se acomodó la falda y continúo su caminar.

—Pero no  es posible.

El ruido de sus tacones lo persiguió hasta salir a la calle, dónde le tocaba su turno. Debía hacer servicio comunitario para que volviera  a la exclusividad que tenía antes. Luca fue claro en lo que quería y como le haría pagar su traición, Taemin entendió que lo que quería era humillarlo lo más que pueda, aunque para el chico ya no tenía importancia que tan indignante se haga su trabajo.

 

Esta noche como las anteriores, no esperaba más que clientes ansiosos porque se les acerque con una sonrisa insinuante para después ofrendar su cuerpo a cambio de unos cuantos billetes.

 

Era cerca de media noche y el auto de Minho  pasaba por los barrios que te conducían a grandes fiestas nocturnas, dónde el alcohol, el cigarro y buenas mujeres no faltaban. Por alguna razón Key le indicó que para llegar más rápido a casa podían tomar cierto camino como atajo, lo que los llevo a esa parte del barrio donde las sexoservidoras estaban ya comenzando su turno.

Regresaban de una reunión de alumnos de la universidad al otro lado de la cuidad, un reunión  a la  que realmente ninguno tuvo ganas de ir pero que el moreno insistió tanto como para volver loco a su amigo.

—Estaba muriendo de aburrimiento —dijo el rubio con tono molesto—. Debí quedarme en casa, durmiendo.

—No estuvo tan mal.

— ¿Qué no? —bufo—. Fue espantosamente aburrido y lo sabes. Tú nunca vas a esas reuniones me sorprende que hayas aceptado ir y más que me hayas arrastrado contigo.

—No seas exagerado Key.

El auto se detuvo en frente al semáforo con la luz roja.

— ¿Qué? —dijo Minho ante la mirada intensa de su acompañante.

— ¿Crees que no sé porque estas tan odioso? Eres tan idiota, te dolió que ese haya ido, a mí no me engañas.

Minho rodo los ojos por el regaño. Pero no se podía negar  lo que era bastante evidente, desde aquel día que Taemin se fue de esa casa empezó con su comportamiento negativo, todo le hacía mal, todo le molestaba, refunfuñaba por todo. Cuando creía que Key no lo veía su rostro se transformaba de un ceño fruncido a unos ojos tristes y cristalinos, pero por orgullo no lloraba. Recordar cómo es que Taemin logró metérsele en el corazón lo desquiciaba.

Peor aún, la necesidad de tenerlo en sus brazos otra vez lo estaba matando.

—No lo menciones, olvídate de eso.

—El que no puede olvidarlo eres tú. Ya déjate de tus tarugadas Choi y no me trates como estúpido, quieres a Taemin, te enamoraste de él.

—No es cierto, nadie se enamora de personas que apenas y conoce.

—Estuvo casi tres meses en casa —contrataca el rubio, pellizcándole el brazo con fuerza e ignorando el grito de dolor del moreno—. Creo que tuviste tiempo de preguntarle sobre su vida…

Minho lo miro con furia.

—El nunca…—iba decir “él nunca quiso contarme” pero recordó que tampoco le insistió para que confiara.

Incluso le decía que no se preocupara si no quería hablar, que no era necesario.

La luz se hizo verde y siguió su marcha por la calle, a lo lejos visualizaron a algunas chicas paradas en la esquina, platicando animadamente entre sí y con algunos tipos en sus autos.

Ambos chicos miraron atentos las técnicas de seducción de cada una de ellas, muy bonitas por cierto, pero una lástima que utilizaran su cuerpo para ese trabajo. Key recordó de inmediato la historia de su amigo castaño, el sentimiento de pena lo embargó y lo hizo hundirse en el asiento del copiloto.

Su ánimo cambio de repente y no pasó desapercibido por el moreno.

— ¿Estás bien?

—Sí…si…solo…—trago saliva—. Minho en verdad tú nunca le preguntaste…

Y no pudo continuar pues Minho frenó el auto sorpresivamente.

—Minho…oye…

Su amigo tenía una cara de espanto, con los ojos fijos en un lugar, siguió su mirada y cuando se topó con su objetivo abrió la boca de puro asombro.

De todas las chicas del lugar, había una en especial que fumaba su cigarrillo apoyada a una caseta de teléfono, su cabello rubio le llegaba hasta la cintura, la joven era hermosa, una hermosa conocida.

Pero no era la falda corta, o el cabello, ni el escote, ni siquiera los tacones tan altos; era esa hermoso rostro maquillado lo que los dejo perplejos, pues bien, cualquiera pudo decir que era una mujer, pero ellos reconocieron su identidad gracias a sus ojos.

Y cuando los tres cruzaron miradas, la chica rubia tiro su cigarro al abrir la boca y soltar un gemido.

 

Taemin no se esperaba este encuentro, quiso huir por la vergüenza, pero luego lo atacó el recuerdo del rechazo del moreno y se llenó de coraje. Una de sus compañeras se acercó y palmeo su hombro.

—Te han elegido un par muy guapos, que envidia minnie…

— ¿Verónica podrías encargarte de ellos?

La joven de cabello castaño y rizos lo miro extrañada, Taemin no solía rechazar chicos como ellos, pero ya que le habían dado la oportunidad de estar con semejantes hombres no iba desperdiciar su tiempo.

Taemin caminó apresurado hasta la otra esquina dónde se debía encontrar el encargado en turno de vigilarlos, solo iba a pedir un cigarro de repuesto. Pero su caminar se vio interrumpido por el grito de su amigo Key a lo lejos.

El gritó “Minho” y sus pies se detuvieron de inmediato.

Cuando volteo, contemplo como Minho ya pasaba junto a su amiga e iba directo sobre él. Algo sorprendido, pero no intimidado lo espero, apretando las manos en puños, esperando lo que debía de pasar.

El moreno se detuvo justo frente a él, paseo la mirada de arriba abajo, como comprobando que lo que estaba viendo era real. Solo no podía creer que quien estaba frente a él sea el chico que meses atrás.

—Si no vas a pedir servicio no salgas de tu auto —sentencio.

— ¿Qué te paso?

—Deja de molestar.

Se dio la vuelta pero fue detenido por el brazo — enserio, ¿qué te paso? ¿Cómo fue…?

— ¡¿Qué te importa?! —Le grito al tiempo que se zafaba del agarre—. Antes no podías ni mirarme a los ojos y  ahora preguntas de mí como si nada, ¿qué te pasa es lo que te pregunto a ti?

Minho frunció el ceño.

—Así que además de estafar hombres también te dedicas a… esto.

—Yo no estafo hombres ni a nadie, todos lo que están aquí estamos para dar una satisfacción personal.

—Taemin…

—Lárgate. Si vienes aquí a juzgar mi forma de vida mejor vete.

— ¿Te gusta hacer esto?—dijo triste. Taemin no respondió, solo desvió la mirada—. Nunca mencionaste…

—No tenía nada que decir de algo que no me enorgullece.

— ¿Entonces, por qué?

—Esta es la única vida que conozco, perdón si te haga daño al dedicarme a lo único que soy bueno —extendió las manos a los costados, mostrando su atuendo—. No todos hemos tenido una vida de comodidad.

Minho cerró los ojos con fuerza cuando las imágenes de ellos entregándose el uno al otro llegaron. Sintió tanto coraje, porque al menos él creyó que habían compartido un sentimiento puro.

Que iniciaban algo bueno.

— ¿Solo buscabas mi dinero?

— ¿De qué rayos hablas?

—Es a eso a lo que fuiste a la casa de Key —se acercó tanto como para chocar su aliento sobre los labios de Taemin—. Solo a sacar dinero.

Y el tamaño de decepción que el castaño sintió fue descomunal. Trató de no romperle la cabeza a golpes, respiró tanto como pudo, hasta lograr un poco de calma.

— ¿De dónde rayos sacaste eso?

—Taemin —escuchó a su espalda y enseguida palideció.

El mismo demonio había aparecido, tuvo temor de voltear, pero tenía que hacerlo.

—Vete Minho —susurro con los ojos brillosos.

—No hemos terminado.

— ¡Vete! —le ordeno a regaña dientes

—Taemin —lo llamó de nuevo—. Ven.

Volteo y mostro su sonrisa torcida, sus pies tambalearon al caminar hacia Luca, cuando estuvo a pocos metros de él, fue abofeteado frente a todos. Toco su mejilla, sintiendo el ardor y el sabor metálico en su boca.

—Hijo de puta

Minho se lanzó contra Luca pero este tan hábil como él, halo a Taemin y lo puso de escudo entre ellos—. Veo que dejas trabajar a mi precioso chico. Mejor lárgate niño o saldrás mal herido.

— ¡Suéltalo!

—Oh~ ¿eso que veo en tu mirada es preocupación? —Se burla, luego le deja un suave beso en la mejilla golpeada de Taemin—. Si hace tiempo que nos vimos lo despreciabas tanto.

—Te lo advierto —dio un paso adelante.

Luca apretó de la cintura al castaño, restregándolo a su cadera, haciendo espectáculo exclusivamente para Minho—. Esta puta es mía —rio—. Bueno y de algunos más, que te quede claro que esta belleza es de mi propiedad, fui el primero en tocarlo y hacerlo gemir. Hace unos lindos quejidos cuando se resiste.

Las lágrimas vencieron y el rostro de Taemin se vio empapado en pena y dolor. Luca estaba siendo muy maldito, porque sabe que le gusta el moreno. Solo está lastimándolos a ambos.

—Díselo cariño, di le cuanto nos divertimos los dos.

—Púdrete…—gruño.

—No seas descortés —lo apretó más fuerte—. Dile a este chico que solo buscabas divertirte con él.

Taemin entendió lo que minutos a tras Minho le reclamaba, Luca había hecho una jugada muy buena para joderle la vida.

— ¿Qué fue lo que le dijiste?

—Solo la verdad.

Cerró fuerte los ojos, mordiéndose el labio, luchando consigo mismo para poder ser valiente, recuerda la ira que  lo lleno aquella noche en el departamento de Luca, cuando lo atacó. Necesitaba liberarse, las manos de ese hombre le recorrían el cuerpo y lo único que le provocaba era asco.

Entre abrió los ojos, y miró a Minho, trató de descifrar su mirada.

Key se acercó corriendo y la vergüenza lo atacó más. Deseaba desaparecer en ese momento, morirse, si pudiera conseguir algo para cortarle las muñecas, si pudiera encontrar una soga, si pudiera aventarse frente a un auto; todo sería mejor que  ver a los ojos a ese par de chicos.

A su mente llego una sola idea: correr.

No quería que Luca siguiera tirando veneno y tener que ver como el rostro de Minho se descomponía escuchando detalles de lo mal que le ha ido en la vida.  Su idea era básicamente patear como sea a Luca y correr hasta donde sus piernas resistieran, pero no hubo necesidad de eso.

Para cuando abrió los ojos, la sombra de un brazo pasando a un costado de su rostro lo dejo tieso, más cuando siente que las manos que antes lo sujetaban ahora lo liberaban lentamente. Cuando volteo vio el cuerpo de su captor caer el suelo, así como un costal de arena.

Y a su costado, estaba un Minho con la respiración entre cortada, con mano hecho puño y los ojos inyectados de ira.

—Te dije que lo soltaras.

— ¿Te crees tan valiente eh? —Rio de lado—. Te has metido en un grave problema mocoso. Realmente no sabes quién soy.

En un segundos el delincuente ya estaba de pie, sacudiéndose el polvo, de tras de él llegaban sus matones, tres para ser específicos, solo basto una mirada para que los recién llegados entendieran que debían atacar.

¡No quiero esto!

—Luca…—Taemin corrió y se plantó frente a Luca, tratando de sonreír y parecer lindo para ver si con su cara de chico bueno lograba convencerlo de que dejara a Minho en paz—. No desperdicies tu energía con él, no podría durarle a tus amigos, por favor…

— ¡¿Taemin que rayos dices?! —le grita el moreno, atónito de escuchar lo que dijo.

Luca le acarició el los mechones rubios que caían en su frente, lo contempló y le gustó de sobre manera la forma en que le suplicaba. Taemin casi nunca dejaba verse tan desesperado, con nadie.

Pero no le basto.

—No pequeño —lo halo del cabello, tan  fuerte como para hacer que su espalda se arquera—. No lograras convencerme de que lo deje irse, nadie se pasa de listo conmigo y lo sabes.

—Luca…por favor…

— ¿Tanto te gusta?

La pregunta que ni el mismo ha querido responderse.

— ¿Pregunté?…—acerco su rostro al suyo—. ¿Qué si tanto te gusta?

Di ninguna manera le respondería, no con Minho frente a él. Se levantó como pudo y trato de golpearlo, pero algo más sucedió.

Todo había pasado demasiado rápido. En un parpadeo Luca cayó, en otro era tomado de la mano y jalado hacia la  calle, un parpadeo más y pudo ver el rostro de Key muy cerca, uno más y algunos gritos se escucharon a lo lejos…

Un último parpadeo y Luca estaba de pie metros atrás de ellos, porque Minho lo arrastro hasta el auto donde el rubio ya esperaba con la puerta abierta. Pero el peligro todavía asechaba, porque quien conocía bien a Luca, sabía que este, siempre está armado y es precisamente eso, un arma la que saco del interior de su saco negro.

Con la que les apunto.

Minho le gritó que se subiera al auto, pero no quiso. Taemin se aferró a su brazo para hacer lo contrario, halarlo a él y hacer que se metiera al auto.

 

Nunca me perdonaré si algo te pasa por mi culpa, nunca me perdonaré por dejarme ver de la manera más patética frente a tus ojos.  Nunca me perdonaré si pierdes la vida por mí.

Por alguien que te quiere, pero que no te merece.

 

¿Qué tan mal pudo terminar este encuentro? La vida pudo ser muy generosa con las personas que se encontraban ahí, pero no todos salieron bien  librados del altercado. Porque inevitablemente alguien tuvo que ser herido.

 

La pistola apuntaba directamente a la cabeza de Minho, la puntería de Luca era más que buena, era extraordinaria, por lo  que no podía fallar, ese hombre tenía la mirada de un halcón. Su concentración era solo en dar un buen disparó y todo se resolvería, podría recuperar a Taemin y hacerle pagar cuantas veces crea necesario.

 

No sabría explicar, ese sentimiento que me movió a hacer la estupidez más grande mi vida, y no me refiero al hecho de colocarme como escudo entre tú y el demonio de Luca; era el hecho de que la voces en mi cabeza que antes me lastimaban se fueron y solo se quedó mi razón, la  que me disipo las nubes negras y me hizo ver que lo que tanto estaba evitando hacer ya era una realidad.

Desde la primera mirada nos conectamos, lo sé porque tus ojos brillaron igual que los míos cuando se encontraron. Decidí egoístamente que no haría caso a las señales, las que siempre me enseñaban lo mucho que tú me llegaste a querer y que no quise corresponder.

Porque solo ahora, que estoy a punto de perderme es que me doy cuenta que dejarías un enorme  vació que con nada podría llenar.

 

Se escuchó un disparó y todo paso en cámara lenta, como si fuera su penitencia tener que vivir el momento para apreciar cada detalle.

 

El cuerpo de Taemin cayó junto al de Minho, que en ningún momento lo soltó. Key salió rápidamente del auto para auxiliar a ambos chicos, sin temor que alguna bala atravesara su cuerpo. Se escuchó a lo lejos el ruido de una sirena, luego otra, luego otra…hasta que el chillido de las llantas de autos se escucharon.

Todo era confuso para Taemin, el grito que Minho emitió cuando chocaron contra el suelo le desgarró el corazón, todo le dolía y le daba vueltas,  sus ropas se empaparon de sangre, su cabeza se sacudió, el calor se iba de su cuerpo con forme pasaban los segundos; lo único que rondaba su mente era proteger al chico que tan inocentemente le entregó su corazón.

Sus ojos se nublaron, alcanzó a escuchar el llanto de Key cuando se arrodilló  a tomarlo por los hombros y tratar de que no se duerma, pero fue inevitable, giro el rostro para tratar de contemplar lo último de esa noche, pero apenas alcanzó a ver una silueta a su lado, luego todo se hizo oscuro.

 

 

Cuando despertó, se encontró con la los ojos cristalinos de Key, el rubio estaba acomodándole la almohada.

— ¿Qué paso? —dijo somnoliento.

Pero no hubo palabras solo un abrazo que juró pudo haberle roto todos los huesos.

—Key…me asfixio —le dijo dando palmaditas en la espalda a su amigo.

El chico lo soltó de inmediato, disculpándose por su repentina acción.

—Me alegra que hayas despertado Taemin —dijo con alivio.

El castaño escaneo con la mirada al lugar, cuando se dio cuenta de donde estaba, abrió la boca para sacar un grito ahogado, sus ojos rápidamente se llenaron de lágrimas que fueron contenidas por el dedo pulgar de su amigo.

—Calma, Taemin todo está bien.

— ¿Dónde está?

La respuesta a su pregunta se asomó por la puerta con una bandeja de comida y su agradable sonrisa que se ensancho apenas lo vio despierto. Taemin se deshizo de las sábanas, desesperado bajó de la cama y corrió para abalanzarse al chico.

La bandeja cayó al suelo en cuanto Minho lo rodeo con los brazos y le planto un dulce beso en la frente.

—Pensé que te había perdido, no hubiera podido vivir sabiendo que ya no estabas conmigo.

—Ni yo, si tu  hubieras desaparecido.

Sin pensarlo, Tae tomo su rostro para acercarlo y darle un profundo beso que le robo las fuerzas y dejó perplejo a Minho. Le sonrió, más que feliz por verlo, por tocarlo, por olerlo y probar sus labios otra vez. Pero un repentino mareo lo atacó, provocando que diera un paso hacia tras y caer de rodillas al suelo.

Minho lo atrapó y lo acunó en sus brazos, sonriéndole se acercó y le dejó un beso en sus labios, uno suave, con intensión de relajar su adolorido cuerpo. Lo cargó para regresarlo a la cama.

—El doctor dijo que no te levantaras en 48 horas —lo recostó y cubrió con las sábanas blancas.

—Que doctor…—recordó el sonido del disparo y ellos cayendo al suelo.

Rápidamente se inspecciono el cuerpo en busca de una herida, cuando se tocó los brazos lanzó un gemido de dolor, se miró el brazo derecho y notó que estaba vendado.

—La bala solo nos rozó.

— ¿Nos? —dijo nervioso.

Minho se quitó la camiseta dejando expuesto su torso, lo que logró colorar las mejillas de Taemin, pero ese rubor se hizo una gesto de espanto cuando noto se musculoso brazo vendado como el suyo.

—Minho no…tu…brazo.

—La bala te rozó, pero se quedó en mi brazo. No te culpes por ello—se anticipó cuando las lágrimas de castaño empaparon sus mejillas.

—Pero cómo, nosotros, yo creí —recordó la furia de Luca y sus amenazas—. Nunca me dejaré en paz.

—Claro que sí —le contradijo el moreno adivinando de quien hablaba—. Recuerdas el ruido de las sirenas—Taemin asintió—. Parece que fuimos participes de una redada de la policía.

El castaño no dijo nada, se llevó las manos al pecho y cerró los ojos con fuerza, asimilando todo lo que ha pasado. Un sentimiento de alivio lo llenó de solo saber que aquel hombre está por fin fuera de su vida.

—Lamento interrumpir —Key sacudió el cabello de Taemin como si se tratará de un cachorro—. Pero él no debe tardar mucho en llegar y Minho —miro al susodicho—. Debes contarle sobre tus planes.

— ¿De…de que hablas? —Dijo confundido, desvió su atención al moreno—. ¿Qué planes?

—Los dejare solos. En un rato te subo más comida Tae.

—No te preocupes por el desastre yo lo limpio.

—Claro que tú lo ibas a limpiar —dijo riéndose.

Los pasos de Key fueron rápidos, cuando desapareció por la puerta Minho soltó un suspiro que puso más nervioso a Taemin.

—Escucha atento —dijo serio.

Asintió con algo de temor.

—Yo, yo quiero que vivas conmigo.

Los ojos de Taemin se agrandaron de pura sorpresa, cuando estaba por hablar el dedo índice de Minho le posó sobre sus labios indicando guarde silencio.

—Ya sé lo que paso con Luca —el corazón del menor dio un latido doloroso—. La razón por la que escapaste de él, la razón por la que has vivido como…—tragó saliva, todavía no asimilaba lo que el día anterior el mismo Luca escupió en el rostro cuando era esposado por un policía, solo para lograr que odiara a Taemin.

Lo que no pasó, y no pasará jamás.

—Dilo —interrumpió—. He vivido como un travesti que se prostituye —agachó la mirada, pero fue levantada por los nudillos del moreno.

—Eso ya no importa, no me importa, tú ya no serás ese chico.

—Ahora dices que no importa, pero cuando Luca vino aquí me diste la espalda —no pudo guardarse el dolor y tuvo que decirlo—. Me dolió tu rechazo.

—Perdóname, Tae es que, el coraje me dominó. Luca dijo que te dedicabas a sacarles dinero a los hombres y mujeres por igual, que los enamorabas y cuando ya habías asegurado el dinero o bienes materiales huías con él, con tu amante.

—Ese maldito hijo  de perra—masculló.

—Fui un desgraciado Taemin, te pido que me perdones por eso, es que de solo imaginar que era el objeto de engaño y que solo te divertías conmigo —hizo sus manos en puños—. De solo pensar que…

—Mi trabajo real no difiere mucho —su mirada perdió brillo, luego sonrió amargamente—. Le entregó mi cuerpo apersonas que pueden pagar por ello.

—Pero lo hacías contra tu voluntad.

—Pero lo hice Minho, el hecho es que, he vivido tantos años así que llegó el punto en que prostituirme fue lo único con lo que podía sobrevivir —las lágrimas terminaron por derramarse en cada mejilla—. Nunca conocí otro mundo que no fuera el de entregarme a todo tipo de personas que me trataban como un juguete. La esperanza de una vida feliz nunca existió para mí.

—Taemin tú no tienes la culpa —tomo las manos del chico, pero este rechazó su tacto.

—Estas tocando a un chico que casi mata a un hombre.

—Lo hiciste porque estabas al límite.

—Minho…

—Ya no te atormentes con eso, yo…no voy a juzgarte, enserio que no lo haré, no tendría derecho de hacerlo.

—Cuando llegué aquí —se limpió los ojos con las manos—. Me sentí tan feliz de estar en compañía de buenas personas, Key me ofreció su ayuda sin pensárselo y tú…

—Y yo…

—Tú me atrajiste desde la primera mirada, te desee como a nadie, y me sentí mal por ese  pensamiento, no estaba en condiciones de tratar de mirar a alguien de esa forma, no tenía derecho de arrastrarte a algo que no tendría final feliz.

Vencido por la vergüenza y dolor de su trágico pasado, se cubrió el rostro con la manos, recordando todos aquellos sucesos que lo habían orillado a hacer cosas que no quería, más que nada, la frustración que lo llevo a tratar de quitarse la vida.

Minho se acercó y lo abrazó como si la vida se le fuera en ello. Sobre su torso desnudo las calidad lágrimas del castaño caían como una cascada, deseo poder aliviar su dolor, desparecer las memorias que tanto lo atormentaban, pero no podía hacerlo, por eso lo abraza, por eso le susurra palabras dulces, le dice que aunque no puede comprender totalmente el sentimiento que lo mata, quiere que al menos le comparta la pesada carga para hacer su vida más liviana.

—No te voy a negar que mi orgullo no me dejaba pensar con claridad, saber que otras personas te han tocado, me destruyó, pero cuando te vi arriesgando la vida por mí, lo único que sentí fue vergüenza de mí mismo, no pensé en el por qué te dedicabas a eso, perdóname.

 

¿Qué es este sentimiento? La sensación de estar bien, de que nada malo sucederá, que un par de brazos y una voz te den tanta seguridad y protección. La sensación de que podría vivir una eternidad junto a Minho, ¿lo puedo llamar felicidad?

 

—Taemin, ya nada eso importa —repitió—. Por alguna razón te conocí, seguramente alguno de los dos nos necesitábamos y por eso terminamos por conocernos.

— ¿Me aceptarás aun cuando sabes mi pasad0?

—Tu pasado es parte de ti, te acepto con todo eso y mucho más. Por eso te quiero conmigo.

— ¿Por qué no te conocí antes Minho? Antes de…

—Yo también me lo he preguntado, tal vez no haya respuesta para ello, tal vez, solo debíamos conocernos.

Taemin se aleja un poco para contemplar los ojos marrones de Minho, para asegurarse que nada es un sueño. Pasa las manos por la piel morena y se sorprende de lo calidad que es.

—De ahora en adelante solo podrás tocarme —dijo con una sonrisa que sonrojo al menor—. Puedes hacerme lo que quieras.

 Tal vez lo haga. Pensó.

—Iré contigo —lo tomo de la mano—. Pero ¿adónde se supone que iremos? ¿Key se quedará solo?

—Ah…es que, su novio regresa de su viaje por Japón.

— ¿Su qué? —Minho rio por su cara de sorpresa.

—Su novio.

— ¿Acaso nos esta echando?

—No, nosotros salimos por nuestra propia voluntad.

Minho se acercó, acaricio los labios de Taemin, le tacto lo hizo estremecer—. Desde hace tiempo he querido un departamento, no creas que vivir con Key ha sido la gloria, esa una diva de pies a cabeza y hace berrinches por todo.

Las risitas se le escaparon a Taemin, todo lo que dijo era cierto, ya se  había dado cuenta de ello.

—Además, ya teniendo mi departamento, necesito un novio bonito al cual llevar para vivir juntos. ¿Conoces a alguien tan hermoso como para aceptarme?

—Tonto—le dijo entre risas.

—Entonces, lo primero es lo primero, ¿Taemin quieres ser, mi novio, intentar algo serio con alguien que te quiere de verdad? —dijo apresurado y en tono divertido.

—Eres tan romántico —dijo sarcástico.

—Me gusta ir directo al punto. Y ahora lo siguiente: ¿aceptarías tratar de llevar una vida de felicidad conmigo?

Un nudo se hizo en la garganta de Taemin.

—Nunca nadie me había ofrecido felicidad —confesó apenado.

—Pues ya era hora, inténtalo conmigo.

Taemin se acercó hasta rodear la cintura de Minho con sus delgados brazos. Se le escapó el mejor de sus suspiros, escuchó atento los latidos de ambos corazones, estaban conversando en una extraña lengua que solo ellos conocían.

—Intentarlo no basta, yo quiero ser feliz, ya lo estaba intentando en el momento en que te mire.

 

Notas finales:

Muchas gracias por leer y aquí termina este two shot. Ya tengo otras ideas rondando mi mente así que esperenlas en el siguiente capítulo de esta serie de historias.

Gracias por leer y dejen sus comentarios :) 

Les dejo mi página en face:Carol-Taeminnie

Y mi otro fic:

Mi otra mitad

Nos leemos en otro capítulo.


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