Autor/a: DelPacifico.
Disclaimer: Ace of Diamond no me pertenece, esta grandiosa obra pernetece a Yuji Terajima.
Celebración especial.
Miyuki/Furuya.
Furuya sintió una especie de punzada a la altura de su pecho.
Era algo a lo que no estaba habituado, no era costumbre suya sentirse de ese modo que casi y solo casi podía identificar como una felicidad absoluta, no fuera del bullpen al menos.
En más de una ocasión se vio tentado a huir de la escena sin dejar rastro, por supuesto no podía.
¿La razón?
Estaba seguro que nadie, ni siquiera una persona astuta como lo era Kominato Ryosuke, podría escapar de una fiesta en su honor cargada de buenos deseos y un ambiente de compañerismo puro.
Todo inició ese día después levantarse, sus compañeros de habitación no estaban ahí. Aunque si bien no era la persona más responsable y despertara temprano, o mínimo en el mismo horario que los demás, generalmente sus compañeros estaban ahí vistiéndose o encargándose de alguna actividad referente al instituto o la práctica matutina.
El no verlos ahí le extrañó, pues si se fijaba en el reloj acomodado sobre la mesa de noche no se le había hecho para nada tarde, el horario era el mismo.
Tan indiferente y abstraído en su mundo, uno donde el bullpen era la máxima deidad y el béisbol su razón de ser, no prensó en ello como algo alarmante, mucho menos deseaba inmiscuirse en los asuntos de otras personas cuando tenía los suyos propios y eso solo podía resumirse a una palabra, béisbol.
Sin sentirse ni remotamente afectado por ese hecho dio por iniciada su rutina de cada mañana. Fue a los lavabos donde lavó, con cierto desgano, su rostro para después secarlo lánguidamente con la toalla que había colgado sobre su hombro antes de salir de la habitación.
Otro hecho que le pareció curioso fue el no encontrarse a nadie ni en el camino o los sanitarios. El Seidou era un equipo numeroso, lo normal era toparse con algún jugador cada tanto, esa mañana sin embargo parecía que todos misteriosamente, y aclaraba no le importaba, habían decidido madrugar.
De vuelta en su habitación vistió su uniforme, ese día no tendrían una práctica matutina debido a lo cerca que se encontraban los exámenes parciales, solo recordarlo provocaba que una mueca apareciera en su comúnmente estoica expresión
Tomó sus pertenencias, para no verse obligado a buscarlas después, y partió al comedor.
Claro que lo último que esperaba el pitcher de primer año nada más al entrar al casino era ver a sus compañeros saltar y salir de sus escondites, además de gritarle en distintas tonalidades y con expresiones varias “sorpresa”.
Inclinó la cabeza de lado parcialmente curioso por las acciones de quienes consideraba compañeros.
Pronto una avalancha de personas se le vino encima, saludándolo, felicitándolo, por sobre todo, y lo más importante según él, impidiendo que fuese por su desayuno habitual para marcharse a las clases en las que no se molestaría si quiera en prestar atención.
Parecía ser que su desconcierto fue pasado por alto por todos, incluso los propios regulares, quienes le saludaban algunos con seriedad, como Tetsu, otros como Jun y Kuramochi que lo hacían con una sonrisa y algunos de forma más cortes como Chris.
Incluso Sawamura era participe de ese extraño evento, mirándolo primero con recelo, después estirando su mano, de forma forzada cada a mencionar, y murmurando algunas palabras que sonaban misteriosamente como un “felicidades”.
Podían ser imaginaciones suyas.
El único que notó su estado fue al parecer, Miyuki.
El cátcher se tomó la molestia de rodear sus hombros y acercarse a su oído cual confidente, todo esto con una sonrisa que parecía no prometer nada bueno, pintada en sus labios.
– Lo olvidaste, ¿verdad? – un lapsus en el cual se mantuvo en silencio fue la respuesta para Miyuki. – Tu cumpleaños, es hoy.
Parpadeó desinteresadamente un par de veces hasta que las palabras realmente cobraron sentido.
Con las prácticas, las clases, y demás ocupaciones se había olvidado de su propio cumpleaños.
– Ah. – pronunció distraídamente.
Al cátcher no pareció caerle bien del todo su forma tan desinteresada de comportarse y de nuevo sonrió.
– Claro, a ti no te importan estos festejos aburridos, ¿no? – le miró, no sabía a donde quería llegar con eso. – Por supuesto este festejo no será ni la mitad de bueno del que planeo darte esta noche. – susurró discreto a su oído. Furuya se estremeció, aunque no lo dio a notar, el aliento cálido del otro chocaba contra su piel de forma agradable, hasta placentera.
Entonces Miyuki rió malicioso.
– De pronto te notas más interesado en tu cumpleaños, pequeño pervertido.
Y Satoru no podía negarlo, le gustaba la idea de estar rodeado de sus compañeros y ser felicitado, pero siendo franco una celebración privada con Kazuya sonaba como una mejor idea.