Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Jugando a quererte por Zhena HiK

[Reviews - 113]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Muchísimas gracias por seguir apoyándome :3 me alegra mucho saber que hay personas que amen ésta pareja tanto como yo <3 

No hay mucho qué decir, sólo que nos estamos viendo el próximo jueves. 

—8—

Una vez que Kagami salió de bañarse, guardó algunas de sus cosas en el casillero y otras, como la ropa sucia, las empacó en una mochila para llevársela de regreso a casa.

—Vamos al estacionamiento —dijo Aomine, siendo seguido por Kagami.

—En verdad no es necesario que…

—¿Vas a seguir con eso? —preguntó el moreno rodando los ojos ante la insistencia del otro—. Te presentaré a alguien así que no lleves esa cara, ella es preciosa, te encantará.

—¿Te espera alguien en el estacionamiento? —cuestionó Kagami, ajustando la mochila a su espalda y caminando al mismo paso que Aomine, éste giró a verle con una sonrisa que no había visto antes en él, ella debía ser alguien importante para despertar esa mueca tan genuina en el rostro del jugador. De pronto sintió que estaría de más y se detuvo.

—¿Qué pasa? —Aomine detuvo su andar al notar que Kagami dejó de caminar junto a él. Giró su cuerpo para ver al pelirrojo unos pasos atrás, parecía incómodo y eso le causó gracia, ¿qué estaría pensando Kagami para estar así?, regresó sus pasos y se paró frente al pelirrojo.

—E-es yo… voy a… olvide que debía… —no estaba seguro cuál excusa utilizar para zafarse de esa situación cuando sintió la mano de Aomine sujetarle por el antebrazo con fuerza y comenzar a tirar de él, dirigiéndole hacia el estacionamiento— Es-espera Ahomi-ne, dije que no voy a…

—No la vas a despreciar —dijo serio, arrastrando al pelirrojo con él.

Kagami suspiró silencioso, no sabía por qué pero siempre le había incomodado las situaciones así, supuso que la novia de Aomine estaría esperándole en su automóvil a que terminara de entrenar. No quería conocerla, él no era alguien muy sociable y no le apetecía, pero tampoco sería grosero.

—Llegamos, te presento al amor de mi vida, ¿es o no hermosa?

Kagami sintió un tic nervioso en su ojo izquierdo, ¿Aomine había estado hablando de una motocicleta? Rato atrás había hecho un comentario sobre ese tipo de transporte y parecía que le gustaban pero, siendo famoso y bien pagado supuso que era dueño de algún automóvil deportivo o algo así, y cuando le mencionó que ella lo esperaba en el estacionamiento, sólo pudo pensar en una mujer, sobre todo por la bonita sonrisa que apareció en su rostro. ¿Por qué pensó que era una mujer?, y peor aún ¿por qué pensó que su sonrisa era bonita?

Los medios no habían hablado sobre alguna relación, según lo que había escuchado no le conocían ninguna pareja hasta el momento aunque eran varias las modelos y algunas artistas que declaraban que habían salido con él, pero todas decían que sólo como amigos. Actualmente no se decía nada, pero Kagami sabía que siempre había modos de esconder algo así.

—¡Ahomine! —gruñó mirando molesto al moreno.

—¿Qué? —preguntó comprendiendo el reclamo de Kagami pero haciéndose el desentendido—. Nunca mencioné que fuera una persona, tú asumiste que lo era. Ahora dime, ¿no te parece hermosa?

—Eres un… ¡Aho…mine! —reclamó una vez más. No sabía por qué se sentía tan… estúpido, no había otra palabra para describirle en ese momento— Sí, lo es —contestó al fin a la última pregunta hecha por el moreno.

—¿Para qué lado de la ciudad vives? —Cuestionó Aomine, tomando el casco en su mano y arrojándolo a las del pelirrojo que sin pensarlo lo atrapó.

—¿Sabes dónde vive Kise?

Aomine giró su vista algo sorprendido hacia Kagami. Éste último se acercó a la moto sin notar la expresión que tenía el otro en el rostro.

—¿Vives con Kise?

—Sí. Necesitaba un lugar rápido y él se ofreció así que estaré ahí un tiempo en lo que encuentro algo —explicó.

—¿Y por qué con él? —preguntó curioso.

—Te queda bien el nombre, Ahomine… ¡Te acabo de decir porqué con él! —Contestó exaltado al sentir que el otro había ignorado por completo su explicación inicial.

—¡Basta de llamarme así, Bakagami! —regañó ceñudo.

—¡Tú te lo buscas, Ahooomine! —Repitió el nombre agregando el insulto y alargando una de las vocales como si fuera un niño pequeño insultando a otro que le agredió primero.

—Bakagami, es sólo que no sabía que fueras tan buen amigo de Kise —especificó, sacando las llaves de la motocicleta del pantalón y subiendo a ésta, acomodándose para arrancar—. Sube, vamos a comer algo primero, muero de hambre.

—¿No llevas otro casco? —preguntó Kagami lo obvio, apenas cayendo en cuenta que el que Aomine le arrojó era el que utilizaba y no tenía uno de repuesto, aunque era obvio si se consideraba que no había espacio para guardar otro.

—No te preocupes por eso, en casa tengo otro, mañana lo traigo para tener uno cada quien.

El pelirrojo subió tras Aomine y se agarró de los costados de la moto para no caer. No pudo evitar pensar en la respuesta del chico, ¿mañana iba a traer otro casco?, ¿estaba dando por hecho que se iba a ir con él en otras ocasiones?

—¿Qué haces? —Aomine giró un poco su rostro para ver a su compañero aferrarse a los costados de la motocicleta. Parecía no querer entrar en contacto con él, así que estiró ambas manos hacia atrás y buscó los brazos de Kagami hasta dar con ellos y jalarlos hacia enfrente ocasionando que el pelirrojo le abrazara por el pecho con ambas extremidades— ¡Así está mejor!

Tras declarar eso, prendió la motocicleta y metiendo el primer cambio, salió disparado del estacionamiento a toda velocidad. Kagami no sentía miedo de ir tan rápido, pero por alguna razón sentía un hueco en el estómago que no tenía sentido, aunque supuso que era el hambre.

—9—

—Eres un cafre, no sé cómo sigues vivo manejando así.

Kagami bajó de la motocicleta y le devolvió el casco. Entre risas gracias a los reclamos del pelirrojo, Aomine aseguró el casco a la moto para irse a comer con tranquilidad.

—Sólo te has quejado el día de hoy. Deberías ser más agradecido conmigo —dijo Aomine caminando dentro del local, donde una chica de apariencia voluptuosa y vestida formalmente les atendió y les llevó a una de las mesas del fondo que eran las que estaban libres.  Una vez se sentaron ahí,  la chica les dejó el menú y se despidió, así la discusión entre ellos podía seguir sin testigos.

—¿Qué se supone que deba agradecer? ¡Casi me matas! —aclaró, recordando que Aomine se había pasado una luz roja y por ello un automóvil estuvo a punto de chocarlos, si no es gracias a las maniobras que el moreno hizo para esquivar el golpe.

—Deja de quejarte y prepárate para ordenar que ya viene la mesera.

Una bonita chica les atendió, se paró junto a ellos y les dedicó una sonrisa amable.

—Mi nombre es Kaoru y yo les voy a atender, ¿ya decidieron qué van a ordenar o les doy un poco más de tiempo? —preguntó la chica mirando a ambos que justo habían dejado de pelear unos segundos atrás y ahora veían atentos el menú en sus manos.

—Yo quiero la parrillada para dos personas, y un refresco —pidió Kagami.

—¿Refresco? ¿Cuántos años tienes, quince? —Preguntó Aomine mirando a su acompañante sentado frente a él— Una cerveza para cada quien por favor, y mejor trae la parrillada para grupo.

—Mañana hay entrenamiento… —murmuró entre dientes para no comenzar una riña frente a la mesera.

—Entonces procura no pasarte de tu límite —respondió Aomine inclinándose al frente para acercarse al otro y hablar con un tono neutro que parecía más un regaño.

—Se supone que vas a manejar —volvió a reprender Kagami.

—Entonces procuraré no pasarme de mi límite —contestó serio, mirando a Kagami divertido ante las excusas del pelirrojo.

La chica se quedó en silencio unos segundos y cuando ambos giraron a verle entonces volvió a hablar.

—Eeeh… Muy bien, ¿desean alguna entrada mientras está su orden?

—Una orden de queso fundido, por favor. También quiero unas papas fritas —pidió Kagami sin separarse aún del menú.

—¿Algo más? —Volvió a preguntar la chica, notando que el pelirrojo no despegaba la vista de los diferentes platillos que había como entrada.

—Por el momento así está bien… —respondió. Aomine le miraba divertido pero mantenía su rostro serio.

—¿Qué término desea para su carne?

—Bien cocida, casi dorada —pidió Aomine, adelantándose al otro.

—¿Esperan más personas? Si es así podemos darles una mesa más amplia —ofreció la chica, ya que ese lugar era sólo para cuatro personas y la comida que acababan de ordenar estaba considerada para seis personas que comieran bastante ya que la parrillada tenía diferentes cortes de carne y pollo así como los complementos que venían en ella que estaban en su mayoría hecho de verduras.

—Estamos bien aquí —dijo Kagami.

La chica asintió y dedicándoles una sonrisa se retiró.

—Nunca imaginé que cambiarías tanto —dijo Kagami iniciando con la plática. Aomine arrugó el entrecejo y después preguntó.

—No sé si quiero preguntar pero, ¿a qué te refieres? —Cuestionó. En ese momento la chica llegó con las bebidas que pidieron y se retiró de inmediato.

—Imaginé que seguirías siendo el mismo… ya sabes.

Aomine rió, Kagami era como un maldito libro abierto y en sus expresiones se notaba lo que quería decir. El pelirrojo rascaba el cabello de su nuca tratando de dar una respuesta sin lograrlo y eso Aomine lo vio como algo demasiado adorable.

—Un completo idiota, eso quieres decir, ¿cierto? —Kagami le miró sorprendido, no había querido ser grosero ya que aunque habían estado riñendo todo el día eran sólo bromas—. Eso pasó hace tiempo Kagami, teníamos dieciséis años.

—¡Aaah! Entonces los veinticinco son una edad mágica para los cretinos como tú —dijo dando un trago a su cerveza y mirando la ceja de Aomine que se elevó—. Sólo bromeo, sólo bromeo.

Apenas el moreno iba a hacer una réplica sobre el comentario de Kagami cuando el celular de éste sonó.

—Kise, ¡olvidé llamarte cuando salí! —Se disculpó—, estoy comiendo con Aomine, sí, con ese mismo, no lo sé permíteme —hizo a un lado su celular y habló dirigiéndose a Aomine— ¿Qué lugar es éste?

—Presta para acá —dijo el moreno quitándole el celular—, te mandaré un mensaje con la dirección, y te apresuras porque muero de hambre y no te vamos a esperar —dijo colgando, tecleó una dirección rápidamente y mandó el mensaje antes de regresárselo a su dueño.

Kagami se quedó mirando el celular en su mano y después al chico frente a él. Eso no había sido muy amable de su parte, ¿no se supone que había cambiado?

—Así que tu cambio es selectivo —dijo Kagami haciendo notar en voz alta lo que pensó—, eso no fue nada amable de tu parte.

—Siempre he sido así con Kise, es nuestra forma de ser —se defendió, recibiendo de la chica lo que habían pedido de entrada para ir comiendo mientras llegaba el platillo fuerte.

—¿Por qué tenías que llamar a Kise al salir? —La duda podía más que su discreción así que Aomine terminó preguntando.

—Oh, eso —dijo comiendo una de las papas fritas que ya le habían llevado—, supongo que quería invitarme a salir o algo —las palabras de Kagami eran sin doble sentido, cuando hablaba sobre la invitación a salir no se refería de un modo romántico o algo, sin embargo, Aomine pensó diferente.

—¡¿Están saliendo juntos?! —Preguntó elevando el tono sin querer. Kagami estiró la mano y le tapó la boca, pero era tarde ya que varias personas les miraban.

—No digas esas tonterías, Kise es un amigo nada más —se quejó bajando la voz para que sólo el moreno pudiera escucharle.

—¿Cuándo se hicieron tan amiguitos? —Volvió a interrogar, imprimiendo un tono diferente a la última palabra. Kagami lo ignoró.

—Kise es una persona muy alegre, siempre mantuvo contacto conmigo en todo el tiempo que estuve en América, incluso en ocasiones cuando tenía tiempo hablábamos por vídeo chat.

—Oh…

Aomine tomó su cerveza y de un trago se la bebió completa ante la mirada de Kagami.

—Mañana debemos entrenar, así que no deberías tomar tan…

Siendo ignorado por el moreno, éste elevó la botella ahora vacía llamando así la atención de la mesera que de inmediato le trajo otra igual.

—Te sorprendería la resistencia que tengo al alcohol —se jactó Aomine, bebiendo la mitad de su nueva cerveza para continuar con su diálogo—, años de experiencia.

Pasaron alrededor de quince minutos cuando Kise llegó, sentándose junto a Kagami.

—Aominecchi, ¿por qué nunca contestas mis mensajes? —Preguntó haciendo un puchero.

—Porque no me molesto en leerlos —respondió, comiendo algunas papas.

—¡Qué cruel eres! Sigues igual que antes, espero no hayas tratado así de mal a Kagamicchi —dijo arrojándose sobre el chico a su lado y abrazándolo por los hombros de manera efusiva, Kagami se resistía pero era inevitable ya que aunque el otro fuera un modelo, también era fuerte y un par de centímetros menor a él— Hoy quería prepararte una bienvenida, le hablé a los demás pero no podían tan de pronto y menos iniciando la semana —dijo triste.

Kagami sonrió agradecido hacia Kise que ya se había sentado bien en su lugar.

—No tienes de qué preocuparte, ya hiciste suficiente por mí.

—Sí, ya fue suficiente… —dijo Aomine sintiéndose de pronto olvidado. Kise iba a contestar algo cuando la mesera llegó con un carrito en donde llevaba lo que habían ordenado, el rubio giró a verles sorprendido y algo asustado cuando la chica comenzó a acomodar todo sobre la mesa y después de que Kise le pidiera un agua mineral se retiró.

—¿Viene alguien más? —La misma pregunta que se había hecho la mesera, también la hizo el rubio.

—No, de hecho no esperaba a nadie más —dijo Aomine mirando al rubio directamente.

—10—

No es que Aomine no quisiera al rubio, desde que estuvieron juntos en secundaria se convirtió en una de las pocas personas que se habían ganado de alguna manera su respeto, y aunque en su periodo en preparatoria su actitud y personalidad dieron un giro total, nunca dejó de sentir ese aprecio hacia Kise, pero así era su manera de ser actualmente, no era amable con nadie y no entendía por qué lo estaba siendo con Kagami.

A pesar de haber reñido durante el entrenamiento y después de éste, no se había separado del pelirrojo y tampoco había sido un completo idiota como solía serlo con los demás. Quizás se debía a que Kagami iba llegando de otro país y él estaba tratando de comportarse y…

¡A quién quería engañar! Le gustaba Kagami, punto. Fin del tema, no había más que pensar.

Aomine estaba consciente de eso, lo sabía desde hacía años pero no pretendía hacer nada al respecto, era de esas raras ocasiones en que te gusta una persona pero no quieres que la situación entre ustedes cambie, porque prefieres tenerle así a tu lado. Tampoco trató de decir algo porque se dio cuenta el día en que tuvieron un partido de despedida para Kagami que se iba a América, así que no hubo mucho que mencionar, sólo un seco –que te vaya bien, buena suerte allá- y listo. Se olvidó del asunto.

El problema era ahora que estarían en el mismo equipo, no pretendía decir nada pero sus acciones estaban hablando por él. Tendría que ser más disimulado, sobre todo por las demás personas a su alrededor así como la prensa, ya que Kagami era tan despistado que nunca se daría cuenta aunque estuviera casi diciéndole de frente.

Terminaron de comer y para sorpresa general, tanto de la mesera como de Kise quien apenas y probó la comida, Kagami fue el que más comió, parecía una especie de agujero negro que absorbía y absorbía sin llenarse pues no tenía fondo. Pagaron la cuenta entre Kise y Aomine, que se obstinaron en pagar ambos, obligando a Kagami a no hacerlo él ya que había sido su pequeña reunión de bienvenida.

Tuvieron que esperar al rubio cuando al salir varias chicas se les acercaron y pedían tomarse una foto con él. Kise era demasiado amable y siempre accedía a las peticiones como esas que eran tan simples de cumplir. No faltaron los adolescentes que iban con sus padres y les pidieron a ellos un par de autógrafos en su ropa o en alguna tarjeta. Las mujeres no solían ser muy fanáticas de los deportes –por lo menos no en general– así que era un sector de la población diferente el que solía detenerlos a ellos.

Cuando lograron llegar al estacionamiento después de perder un rato gracias al modelo, estaban cerca de la motocicleta de Aomine decidiendo qué hacer.

—¿Quieres hacer algo más? —cuestionó Aomine viendo al pelirrojo, los tres estaban parados en el estacionamiento subterráneo del restaurante a la espera de que el chico contestara.

—Estoy cansado, creo que ir a casa y dormir suena muy tentador —dijo riéndose. Kise le sonrió y envolvió uno de los brazos de Kagami con los suyos.

—Entonces nos vamos a casa, traje mi automóvil.

—Te recuerdo que venía conmigo, Kise —el tono del moreno era de advertencia. Kise aguantaba la risa de triunfo que trataba de dibujarse en su rostro para no ser tan obvio.

—No tiene caso que te desvíes, tú vives al otro lado de la ciudad, ¿cierto? Kagamicchi vive conmigo —dijo soltando la última frase como cuando tienes un as que completa tu jugada en una partida de póker, dejando a tu oponente sin posibilidad de ganar.

—No importa, yo lo llevaré —dijo tomando el brazo de Kagami y jalándolo hacia él.

—Es-esperen yo creo que sería conveniente que…

—No tienes qué desviarte, Aominecchi —contestó Kise una vez más ignorando la réplica de Kagami que ya sentía la tensión en el ambiente.

—Chicos, creo que si…

—¡No voy a desviarme! —Reclamó apretando el brazo que tenía sujeto en su mano y escuchando la queja de Kagami a quien le dolió dicha acción. Kise le apretaba del otro brazo y también tiraba discretamente de él.

—¡¿Qué les pasa a ustedes dos?! —Se quejó elevando la voz y soltándose de una vez del agarre de ambos que ya le habían dejado una suave marca rojiza en cada brazo—, les voy a facilitar el asunto, me regreso en tren —dijo caminando hacia afuera.

—Lo hiciste a propósito, Kise. No creas que no me di cuenta —dijo Aomine, subiendo a su moto y saliendo a toda velocidad tras el chico que había comenzado a trotar para alejarse de ahí.

—¿Celoso, Aominecchi? —Murmuró Kise para sí mismo, caminando hacia su vehículo—. Siempre pensé que Momoicchi se había confundido, pero veo que no fue así.

Kise, el chico de buen carácter y amplio círculo social se mantuvo en contacto con muchas personas después de haberse graduado, y aunque con algunos sólo hablaba pocas veces al año, fue gracias a la chica amiga de la infancia de Daiki que se enteró que éste sentía un profundo sentimiento por Kagami, uno que iba más allá de la admiración, que estaba más lejano a la simpatía por una persona.

Aomine quería a Kagami, le gustaba el pelirrojo. Kise no estaba seguro si Aomine trataba de decirle algo o hacerle saber al otro de sus sentimientos, aunque conociendo al moreno estaba seguro que no era de ese tipo de personas.

Cuando la chica se dio cuenta que en muchos de los mensajes Kise mencionaba llamadas, y contacto con el pelirrojo, no le quedó de otra más que preguntarle al modelo si estaba interesado de forma romántica en Kagami.

—Claro que no, Kagamicchi es sólo mi amigo y así lo quiero —respondió sorprendido entablando una conversación por teléfono con la chica—. De cualquier modo, ¿por qué me preguntas eso? —Hizo una pausa tratando de atar cabos y no dio a la primera pero trató de adivinar— ¡¿Te gusta Kagamicchi?!

—¡A mí no! —gritó la chica sintiéndose como quien es acusado de un crimen que no cometió y comprendiendo segundos después que esa respuesta había sido un completo error.

—… ¿y a quién sí? —Indagó Kise. El silencio fue su respuesta— ¿Momoicchi? —Ella murmuró un par de cosas sin querer confesarlo pero al final terminó hablando a una velocidad que expresaba lo culpable que se sentía.

—No vayas a decir nada, nada, dios, no le digas nada a él sobre esto, ¿está bien? —Pidió apurada.

—No me digas que a Aominecchi le gusta Kagamicchi —estaba seguro ante la actitud de la chica, sólo quería comprobar, y su silencio fue la mejor respuesta.

—Me… tengo que ir, tengo un examen y… hasta luego, Kichan.

—Mucha suerte en tu examen, Momoicchi, y despreocúpate que no diré nada —afirmó cortando la comunicación.

—Nunca imaginé que ponerte celoso sería tan sencillo, pero creo que si no lo hago nunca te vas a decidir a hablar… es por tu bien Aominecchi, estoy seguro que te corresponden pero ni él mismo lo sabe aún —dijo Kise hablando consigo mismo mientras subía a su auto con dirección a casa.

:—Continúa—:

—¤Žhena HîK¤—

“La segunda mejor cosa que puedes hacer con tus labios es sonreír… la primera es besarme”
—Víctor de la Hoz

 

Notas finales:

¿Qué puedo decirles? 

Mi cabeza está un poco loca, recuerden que la advertencia está dada, las personalidades cambiaron bastante de las originales, aunque también hay que considerar que como dijo Aomine, tienen 25 años, ya no soy unos niños de preparatoria...

En fin... ¡Vuelvo a agradecer cada uno de sus comentarios!

Me hace muy feliz recibirlos, espero que éste capítulo también sea de su agrado y veremos cómo avanza la situación. 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).