No saber expresar tus sentimientos es un problema y aun mas cuando tienes dificultades para relacionarte con la gente, y Kizune Shito es una de esas personas. Solitario e introvertido con poca presencia que opaca las grandes habilidades que posee. Es un apuesto chico de ojos cafés y lacio cabello negro, cursaba el cuarto semestre de preparatoria y uno de los mejores de su clase; pero, su mayor don era el arte, el dibujo y la pintura, creador de múltiples obras que llegaron a ser el numero uno en distintos concursos escolares. Todo un prodigio, un diamante en bruto. Su fiel acompañante, su hermana un año mayor que el, Mizuki: torpe pero simpática, no tenia parecido con su hermano aunque compartían la misma nariz; ella contraria a Kizune era muy abierta y alegre, se encargaba de cuidar a su hermano ya que su falta de emociones lo metía en varios apuros. <<Lo siento, no fue su intención chocar contigo>> <<perdón, el no sabe como pedir disculpas>> ese era su tarea de cada día, todo por su querido hermano Kizune. Mizuki se reunía con Kizune en el salón de arte y se sentaba en una silla mientras observaba a su hermano como dibujaba un boceto, él estaba en completa armonía con la hoja en blanco y el lápiz. Al fin del día, el joven terminaba con los dedos manchados de gris por el excesivo uso de lápiz y como siempre, su hermana le tendía un pañuelo para que pudiera limpiarse las manos; pero ese día, algo cambio... Por alguna razón esa tranquila tarde, Mizuki había extraviado el pañuelo, Kizune salió del salón para dirigirse al baño, pero como siempre, no se dio cuenta de que había alguien enfrente de él e irremediablemente chocó con aquel chico con uniforme descompuesto, traía unas libretas en las manos pero por el accidente se le cayeron al suelo. Kizune se agachó para poder recoger las cosas que había tirado y luego se las devolvió al dueño. Cruzaron sus miradas por unos pocos segundos, suficientes para que Kizune reconociera todo de aquel que estaba delante de él: un piercing en la oreja izquierda, su cabello alborotado tenía un mechón de color rojo, pero Kizune quedó asombrado por solo una cosa de ese chico, tenia una mirada penetrante, semejante a un animal silvestre. El chico tomó sus cosas pero se percató de que en ellas había manchas de color gris, algo irritado le reclamó a Kizune:
-¡Hey! Manchaste mis libretas.
Él, con una mirada esquiva le dijo:
-Lo siento.
Después de eso se fue alejando poco a poco... El otro chico solo quedó algo aturdido, en cambio la impactada fue Mizuki que corrió hacia el desconocido y lo tomó de los hombros, con ojos llenos de sorpresa en voz alta le dijo:
-¡Él te pidió disculpas. No puede ser, es la primera vez que lo hace!
-Oye tu, sueltame.
-¿Quién eres? ¿Por qué mi hermano a reaccionado contigo?
-No entiendo de qué estas hablando pero déjame...
Mizuki sin pensarlo le dijo:
-Por favor por lo menos dime tu nombre. Has logrado algo que nadie había podido hacer.
El chico aún no entendía del todo pero no le quedaba de otra y con tal de poder irse de allí le dijo su nombre:
-Soy Hayato... Hayato Yasei.