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Susurros del alma / hunhan por Rei Miyamoto

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Notas del capitulo:

se que me tardé lo siento, no me maten jeje tenía el ordenador estropeado.

bueno aqui tienen el siguiente capitulo.

espero que les guste, un beso.

Me levanté temprano…como todos los malditos días. Apenas podía dormir y siempre quería salir de esa odiosa cama cuanto antes, así que nunca me costaba levantarme.

Al bajar a desayunar me encontré con él. Abrir los ojos y ver su rostro hipócritamente sonriente, como si verme realmente le hiciera feliz, me quitaba hasta el hambre. De ahí la razón de mi espeluznante delgadez. Me daba hasta asco mirarme al espejo., no solo eso…me daba miedo…Ver mi rostro destrozado y amoratado por los golpes, me daba escalofríos, verdaderos escalofríos. Alguna vez fui guapo y joven…todavía lo soy…supongo…aunque yo ya no me siento así.

Le sonreí. Qué remedio me quedaba. Siempre actuando, como si vida fuera un mero teatro. Solo te quedaba sonreír, como si nada sucediera, ocultando siempre lo que verdaderamente sientes. Sonreír aunque lo único que quieras hacer es llorar, gritar de desesperación.

A nadie le importa lo que tu piensas…nadie pregunta si estás bien…eres invisible…hasta para la persona que decía amarte, no eres más que un espectro…eso si…un espectro siempre sonriente y aparentemente feliz.

Despertar por las mañanas y ver a tu lado a la persona con la que has decidido pasar tu vida y que amas, supuestamente, debería de ser la cosa más bella del mundo; para mí… es una tortura que se llama Jae Hyun. Me gustaría saber  qué es lo que se siente…pero jamás lo sabré…ya no.

A veces sueño como sería mi vida fuera de esta casa. Me gustaría viajar, ir al mar…siempre me gustó el mar y nadar en el él…hacer locuras…escalar el Himalaya….si me gusta escalar ¿Qué pasa?....ver a mi familia…a mis amigos…conocer el verdadero amor…

Luego la pesadilla vuelve y me despierto con la cruda realidad golpeándome fuertemente en la cara. A veces es mejor simplemente no soñar.

Se tomó el café que le mismo había preparado, (al menos había algo de lo que no tenía que encargarme yo), y se  dirigió a la puerta para ir a trabajar. Bueno trabajar…seguramente se sentaría cómodamente en su enorme sillón, a echar la siesta o a tirarse a algún puto de la oficina en el cuarto de baño, mientras yo me dejo la mismísima alma en hacer todo cuanto me pide, para no ser golpeado….bueno seré golpeado igualmente si viene borracho o del mal humor.

Antes de irse se despidió de mí y me besó. Los besos se me hacían eternos, interminables, hasta dos segundos besándonos me parecía demasiado…no lo soportaba.

Jae Hyun- me voy tesoro, luego nos vemos, no se te olvide comprarme la cuchilla de afeitar…te quiero- dijo sonriendo.

¿Cómo podía decir que me quería? ¿asi es como se quiere a alguien?...se me revolvían las tripas cada vez que escuchaba un te quiero de su sucia y podrida boca…ojala pudiera rasgarle la piel con la cuchilla hasta que me suplicara como el miserable que es.

Luhan- yo también te quiero.

Otra vez sonriendo falsamente, cuando lo único que quiero es morirme allí mismo.

Por fin se fue…al fin podía respirar con tranquilidad. Otra vez la soledad invadía la casa. No se escuchaba ni un solo ruido, ni siquiera mi respiración. Empecé a pasearme por la cocina, por el salón, por los pasillos oscuros, hasta llegar al cuarto de baño, donde me detuve delante del espejo.

Me quedé mirándome, absorto. Rocé con mis huesudos dedos la piel de mi rostro despacio. Todavía tenía el mentón hinchado de la última vez que… se cayó una lágrima, que repasó mi mejilla herida hasta llegar a la comisura de mi boca. La lamí. Era salada…¿Qué nueva excusa inventaría ahora? ¿me quedaría suficiente maquillaje para tapar el moratón?...la historia de siempre se repetía.

Tomé maquillaje de mi estuche y me unté un poco sobre el tono morado de mi piel. A pesar de todo…no desaparecía…me volví a echar…y seguía estando ahí. Enfadado tiré el bote contra el espejo, manchándolo todo.

Mierda ahora tendría algo más que limpiar esa mañana.

Cogí el dinero que mi marido me había dejado en la mesa y me dirigí al supermercado que estaba cerca de mi casa. El único al que tenía permitido ir.

Todos los días iba de la casa al mismo supermercado. De la casa al supermercado….del supermercado a la casa…esa era mi vida… un paseo de unos diez simples minutos.

Bueno…quizás dentro de poco cambiaria de super…una sola mirada hacia que mi rutina cambiase por completo.

Si me miraba el dependiente…ya no podía volver a esa tienda… que me miraba el vecino…ya no podía saludarle…que mi miraba un perro…quizás aparecía días después muerto…quien sabe…

Mi vida era un NO a todo. No hagas esto, no hagas lo otro, no,no,no….

A pesar de todo me gustaba ir al supermercado…hacia que mi mente se distrajera durante un rato y me permitía salir de esa horrible y tétrica casa.

Me gustaban los días de lluvia, como el de hoy. La lluvia era refrescante y el olor a tierra húmeda me recordaba los días de mi niñez en la pequeña casa de campo de mi abuela en China.

También extrañaba China, mi hogar. Desde que me casé con Jae Hyun y nos mudamos  Seúl, nunca volví a China.

Llegué a la tienda. Para variar estaba casi vacía. No era muy grande, era un pequeño negocio de un señor ya bastante mayor, y su familia.

Entré rápidamente al pasillo de la comida pre-cocinada, y tomé un poco de ramen instantáneo. Mientras estaba mirando en el pasillo por más comida, noté como alguien me observaba. Pensé que sería una tontería mía y continué con lo que estaba haciendo.

Cuando cambie de pasillo, volví a notar esa mirada. Me comencé a poner nervioso. Por más que intentaba calmarme diciéndome que no eran más que estupideces, no podía. Intenté discretamente mirar de reojo hacia alguna dirección, mientras sostenía un bote de setas, como si lo que estuviera mirando fuera eso.

Miré a hacia la derecha…nada…miré hacia la izquierda. El bote se me escurrió de entre mis manos. Un chico joven de seguramente apenas 20 años, me estaba mirando “discretamente”.

Llevaba un delantal rojo, por lo que supuse que trabajaba en la tienda, además de que estaba colocando botes en la estantería del pasillo.

Jamás lo había visto. ¿Lo acabarían de contratar?

Se acercó a mí rápidamente, más bien corriendo. Estaba tan nervioso y absorto en mi mundo, que no me di cuenta de que había roto el bote y se había derramado por todo el suelo. 

Se agachó, tomó un paño y comenzó a limpiar. Cuando conseguí reaccionar me agache yo también y le intenté ayudar cogiendo las setas con las manos.

Luhan- lo-lo siento mucho.

Chico- existe demasiada hambre como para desperdiciar un bote ¿no crees?- dijo serio.

Me quedé paralizado, realmente me sentí mal en ese momento. No sabía que decir, que contestar…solo me quedé callado recogiendo.

Chico- tranquilo solo bromeaba contigo jajaja, no te lo tomes a mal.- respondió mirándome sonriente.

Lo miré y….sonreí. Sí sonreí por mí mismo, porque yo quise, porque así lo sentí. Hacía siglos que no sonreía, tanto que creía que cuando quisiera hacerlo, ya no sabría cómo.

No pude evitar fijarme en sus rasgos. Para ser coreano (lo noté por el acento), lucía un tanto occidental. Sus ojos eran rasgados, pero no excesivamente pequeños. Al reír se escondían entre sus altas mejillas. Era tan pálido como la mismísima porcelana. Ver esa piel tan perfecta, realmente me daban ganas de tocarla para saber si era real. Sus ojos eran claros, aunque no sabría decir exactamente de qué color. Su nariz era algo respingona, pero muy…sex-… en fin olvidemos la nariz. Sus labios eran del tono de la cereza, eran carnosos y pequeños haciendo la forma de un piñoncito (si alguien no sabe que es un piñón, es un fruto seco, y en España cuando decimos boca de piñón, quieres decir que es bastante pequeña).

Chico- bueno, se acabó jaja, gracias por ayudarme.

Luhan- de nada.

Se fue y desapareció al doblar la esquina del pasillo. Yo me quedé todavía en el suelo, como un idiota, mirando a dios sabe dónde, absorbido en mis pensamientos.

Cuando conseguí reaccionar y que mi cerebro volviera a la vida, me dirigí a la caja de pago, que gracias a dios estaba vacía. Puse las cosas en el mostrador. El hombre era tan mayor que tardaba una eternidad en pasarlas por el detector, pero bueno…realmente no tenía ganas de volver  a casa así que me daba exactamente igual.

Fui a coger las bolsas, una vez que hube pagado, cuando el mismo chico de antes, se acercó a mi…otra vez.

Chico- ¿necesitas ayuda?- preguntó sonriente.

Luhan- no gracias.- dije devolviéndole la sonrisa.

Chico- pero está lloviendo y se ve pesado…

Luhan- no hay problema traigo paraguas.- dije esta vez más serio.

Chico-¿estás seguro?...a mí no me importa…mi turno ya ha terminado…

Luhan- no de verdad gracias.

No podía ser cierto…tendrían que ser imaginaciones mías…¿acaso estaba intentando ligar conmigo?....no…seguramente solo intentaba ser amable…

Volvió a abrir la boca, pero antes de que pudiera decir nada salí de la pequeña tienda.

Intenté abrir mi paraguas y mierda….no lo conseguía…volví a intentarlo, usé todos mis fuerza, que eran pocas, pero el maldito paraguas no se abría. Miré hacia atrás y vi como el chico se estaba riendo.

Luhan- mierda estúpido paraguas ábrete de una vez.- susurré bajito.

Si…ya….como si el paraguas pudiera hacerme caso, solo faltaba eso…volví a mirar hacia atrás, siempre discretamente….o a mi manera de ser discreto más bien, y vi como otra vez el chico se estaba riendo.

Cabreado tiré el paraguas al suelo, cogí las bolsas y comencé a caminar camino a casa.

Me estaba empapando, la lluvia era muy fuerte y con apenas dos minutos que llevaba andando ya iba prácticamente chorreando agua por todas partes.

Las bolsas pesaban mucho, pero no podía dejar que el chico me acompañara a casa, tendría que estar loco para hacerlo.

De repente noté como la lluvia dejaba de golpearme con su humedad en la cabeza. ¿Había parado tan rápido de llover? Alcé la cara hacia arriba para ver el cielo, pero en vez de eso, me encontré con una tela gruesa de color negro. Miré hacía mi derecha y allí estaba él…

Luhan- ¿Qué haces?- le pregunté confuso.

Chico- no podía dejar que te mojaras.

Otra vez esa sonrisa. Mister sonrisitas. ¿Pretendía matarme con su felicidad?...

¿Por qué se molestaba tanto en mí?...ahora si que comenzaba a pensar que estaba ligando conmigo.¿ qué podía querer un chico tan joven y guapo, de un viejo casado? Se notaba su corta edad, al observar su ingenuidad al no darse cuenta de que llevaba un anillo de casado.

Me sonreí a mí mismo ante estos pensamientos y decidí que no habiendo marcha atrás, no pasaría nada por disfrutar de un poco de compañía.

O eso era lo que pensaba yo…

 

 

Notas finales:

nos leemos pronto =)


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