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Una ecuación veraniega (HUNHAN) por Lizzie_shawol_flamer

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Notas del capitulo:

Al fin regresé de vacaciones~ eso significa que ya empiezo a publicar de seguido en todos mis fics ;)

Lo mismo que en el anterior, escribí todo esto el el móvil (vamos, que no calculaba la extensión del texto) y he tenido que reemplazar el nombre de Amaia por Maylin, de modo que a veces se me cuela...

¡Espero que os guste mucho! :D

Los encargados de la playa delimitaron un espacio relativamente reducido para los bañistas. El cielo estaba despejado y un chapuzón resultaba apetecible, si bien solo los más pequeños se aventuraban, remoleando en la orilla. La marea estaba baja y eso significaba que para dejar de hacer pie sería necesario alejarse muchísimo, más de lo prudente.

Colocamos las toallas, la azul con delfines de Maylin en medio, y dimos un rodeo hasta la zona de baño. Había oleaje, pero no lo suficiente para acobardarnos, claro que la temperatura si lo hacía.

- ¡Está helada! - gimoteó ella, aferrándose al brazo de Sehun y obligándolo a retroceder.

Intenté ser el que diera el primer paso.

- Ahhh - yo también me alejé - está congelada - vacilé antes de proponerle - que tal si...

- ... simplemente nos vamos y ¿Tomamos el sol? -completó ella, sonriente.

- Suena bien - me dispuse a retirarme y poner tierra de por medio, pero no conté con que Sehun se opondría, colocando estratégicamente sus brazos para inmovilizarnos e impedir la huida.

- De eso nada - declaró, con picardía - si corréis será más fácil

- Estamos cansados – replicó Maylin

- Fueron  14 horas de vuelo -arguyé yo.

- Peor me lo ponéis. Necesitáis movimiento: ya - y nos empujó suavemente, esperando que tomásemos la iniciativa.

Maylin me miró, dubitativa, y luego observó que algunos nos miraban, curiosos, bajo sus sombrillas de colores. Supuse que tendría que ser valiente por los dos y, tras respirar profundamente, tomé carrerilla y me lancé al mar. Cabe decir que este me recibió con un camino de piedrecitas afiladas e irregulares, siendo balanceado por el furioso oleaje (me tambaleaba como en un trapecio) pero era divertido.

Oía los gritos de Maylin a mi espalda, pero no me detuve. Quedarme plantado a la mitad no era mi mayor ilusión, precisamente. El frío ascendió por mis piernas y se coló por el bañador, me estremecí violentamente y justo Sehun me adelantó por la derecha, salpicando a su paso. No dudé en agarrarlo y echarlo para atrás, pues yo era demasiado competitivo y no le dejaría ganar, ya fuese o no un juego establecido.

Se sumergió de espaldas al caer, pero resurgió entre espuma blanca y aceleró. Por suerte a él también le divertía y terminamos haciéndonos aguadillas. En una de ellas creí que me ahogaría y que estaba llevando a cabo su venganza contra mí por el excesivo contacto que tenía con su novia, pero no fue así: dejó el sadismo a un lado y me dio palmaditas para que tosiera y escupiera el agua salada que podía haber tragado. Se lo agradecí con voz rota y di un paso más, nadando sin tocar fondo, hasta lo que para mí era la meta.

- He ganado - le sonreí con suficiencia. Él enarcó una ceja y envidié tal habilidad.

- ¿En serio? - se situó a mi lado de puntillas, apenas rozando la arena profunda con las puntas de los pies. Claro, él era más alto. Se mantuvo un rato como para demostrármelo y luego dio unas brazadas claras y limpias, profesionales, marcando los músculos del brazo - creo que no.

Fruncí los labios con aprensión y aproveché la oportunidad para coger su cabeza y empujar hacia abajo. Se hundió sin remedio, retorciéndose bajo mi férreo agarre.

- ¡Pero no me lo mates! - Maylin avanzaba a trompicones, moviéndose con dificultad y cara de dolor.

Deslumbré la ola que se acercaba por el horizonte y le liberé, mostrando mi expresión más arrepentida y contrita para que se confiase. Abrió la boca para decir algo y yo buceé justo a tiempo, salvándome por un pelo.  No tuve que salir a la superficie para saber que se había visto arrastrado por ella.

Me reí incluso debajo del agua, formando burbujas que ascendieron a la superficie. Seguía descojonándome cuando él me acusó, furibundo.

- Tengo mal perder - me excusé, esbozando mi sonrisa más encantadora. Acudí entonces en ayuda de mi amiga, cargándola para evitar que se hiriese las plantas de los pies, y Sehun abrió la boca como un pez, atontado. Me había adelantado de nuevo.

- Dale al menos una oportunidad ¿no?  - me regañó ella, en broma, dándome un ligero coscorrón. Me froté allá donde me había golpeado y bufé, indignado.

- Que espabile

Nadamos y jugamos un buen rato más, hasta que el agotamiento pos viaje se hizo evidente y tanto Maylin como yo reclamamos nuestro bien merecido descanso.

El sol ya cascaba fuerte, fortaleciéndose en su ascenso, y nos embadurnamos en crema. Me hizo dibujitos con ella y la dejé hacer, suspirando y calificándola de cansina, aunque me prestara.

- Echaros crema aquí - nos aconsejó Sehun, señalando la zona del cuello - y os aconsejaría que también en el empeine - indicó - no sabéis cuanta gente se quema por tonterías y descuidos.

- Yo casi nunca - alardeó Maylin, agitando la muñeca para que contemplásemos su piel morena - es que vosotros sois un par de vampiros.

- No tanto - junté mi brazo al suyo para comparar y luego miré a Sehun, con él todavía en alto, esperando su "permiso". Se acercó, reticente - estoy en medio - puntualicé. La piel de Sehun era especialmente clara, sin apenas vello. Quería tocarle y probar si era tan suave como parecía.

- Escala de color - canturreó Maylin - aunque la diferencia es tremenda ¡Voy a sacar una foto!

Situó el móvil por encima y presionó en botón lateral, aunque no parecía muy satisfecha con el resultado y esta vez apuntó desde abajo.

- Así, fondo azul - proclamó. Retiré el brazo, no sin antes rozar con él.

La siguientes dos horas las pasé alternando entre tumbarme boca abajo y boca arriba, esperando evitar asarme solo por un lado (sería gracioso ¿no?) y perdí la noción del tiempo. Cada vez que abría los ojos veía las diminutas partículas de conchas destruidas y reducidas a fragmentos. Las observaba entre pestañas, entreabriendo, con un tono grisáceo y apagado causado por el impacto del sol directo sobre los párpados.

Toqueteé las pulseras, lamentando mi decisión de traerlas conmigo ¿Se estropearían? Probablemente dejaran marca. Me erguí y caí de nuevo, mareado. A la segunda intentona logré sentarme y esperé a que se me pasara.

Calqué un dedo en la columna vertebral de Maylin.

- Ahhhhh - gruño ella, molesta. Sehun se desperezó a su lado.

- La que decía que no se quemaría - me burlé - te has quedado todo el rato boca bajo so boba

Sonreí triunfal cuando ella no encontró como debatir mi argumento.

- Sip, me siento muy aplastada – comentó casualmente, haciendo muecas al estirar los brazos.

- En ese caso es una suerte que no te sobre precisamente– la piqué, imitando su tono, y recibí un tortazo en el pecho y varios intentos de arañarme. No pegaba muy fuerte pero le ponía ganas y gritaba mi nombre como si eso la motivara a seguir.

- ¿Os pasáis el día así? – quiso saber Sehun. Me compadecí de él.

- No siempre – negué – a veces nos unimos frente a un enemigo común, ya sabes, profesores o idiotas.

- Profesores o idiotas, espero no entrar en esas categorías – rio, liberando tensión.

- Luhannie es más cotilla de lo que parece – informó ella, poniéndole al corriente – el problema es que es un empanado y no pilla una. Las indirectas le resbalan y casi nunca está atento a ellas, por lo que es muy malo y depende de mí como fuente infalible – se abanicó a si misma elevando los ojos, con superioridad.

- No es que no me entere – protesté – es solo que no me interesa la vida de los demás.

- Ya, claro, lo que pasa es que eres demasiado ingenuo e inocente.

- No lo soy

- Lo eres

- Lo que tú digas – me resigné, dándome la vuelta. A los tontos siempre se les da la razón, como solía decir mi padre.

Un rato después sacudí y froté la toalla contra el cuero cabelludo de mi amiga para luego cepillárselo (tirones a mala leche incluidos) y ella me devolvió el gesto. Sehun nos miraba como si de dos monitos nos tratásemos y, por su sonrisa, diría que nos encontraba graciosos.

- Deberíamos apostar por cuanto tiempo tarda en acostumbrarse - susurré en su oído. Maylin asintió y soltó una risita cantarina.

- Tres días

- ¿Solo? Podemos ser muy excéntricos... - observé a Sehun de reojo - no nos aguantará en nuestro maratón de doramas.

- ¿Cuándo haremos eso?

- En cuatro días - adelanté - yo digo que una semana – quedaba fijada en tres días contra una semana entonces.

- Tramposo, hagamos mañana la sesión de series - se empeñó ella, viendo peligrar la apuesta por su precipitada elección

- Puede que llueva el finde ¿Piensas desperdiciar el buen tiempo? - me encogí de hombros, fingiendo indiferencia.

- Jo Luhan - se levantó, derrotada - ya se verá - añadió de pronto, recordando la chorrada por la que esto había surgido en primer lugar.

Fue entonces que pensé en lo maleducados que estábamos siendo, apartándolo brutalmente de nuestra conversación privada, que encima era en chino.

- Dicen que el sol y el agua de mar aclaran el pelo - comenté en voz alta - ¿a nosotros nos hará efecto?

- ¡es verdad! - una amplia sonrisa esperanzada se abrió paso en el rostro de mi amiga - puede que me salgan destellos rojizos ¿Funciona Sehun? - parecía ilusionada.

- Bueno, llevo aquí lo que va de verano y así estoy - hizo un gesto a su pelo rubio, evidentemente teñido - puede que sea el champú

Todos estallamos en carcajadas y bromeamos más al respecto, de buen rollo. Inventamos una empresa imaginaria que se dedicase a arrojar agua salada a sus clientes y luego los dejara secando en una salita de estar bajo una lámpara. Desvariamos mucho y fue algo ridículo, pero supongo que es lo que pasa cuando tienes tiempo libre, buen ánimo y nuevos amigos. En algún punto Maylin se descolgó y se limitó a reír nuestras gracias. Me sentí genial, renovado, porque todos mis miedos se evaporaron de golpe.

Cenamos empanada, croquetas y kimchi. Una curiosa mezcla que desentonaba, aunque no había de que quejarse: estaba deliciosa.

- ¿Cómo se le ocurrió la idea de comprar una casa aquí? - inquirí, llevándome un trozo de aquellas extraña bolas rellenas de algo  blanco y rebozadas a la boca con curiosidad.

- Ohh es una larga historia - advirtió la abuela de Sehun, reclinándose en su asiento. Los tres jóvenes abandonamos nuestro afán de comer para indicarle que prosiguiera, aunque su nieto debía sabérsela al dedillo - fue por un amigo que hizo tu abuelo, antes de que saliéramos juntos, cuando se dedicaba a divagar y soñar con países lejanos en lugar de concentrarse en sus labores - cabe decir que ambos fueron campesinos, labradores - por aquel entonces un asiático en Occidente llamaba mucho la atención, y para nosotros que no conocíamos mundo un occidental entrañaba los mismos misterios

El abuelo sonreía desde la cabecera de la mesa. Ya me había percatado de que estaba un poco ido y le costaba centrarse, pero la felicidad al escuchar su historia se reflejaba en su cara.

- No era de extrañar que tu abuelo, con la cabeza llena de pájaros, topase con uno de esos aventureros que recorrían pueblo a pueblo las zonas rurales a buscar quien sabe qué. Era de mediana edad, muy vivo, y se dedicaba a escribir todas las leyendas, canciones y anécdotas que pudiésemos ofrecerle. Nunca supimos si llegó a publicar algo, pero él plasmaba en sus hojas todo cuando nos habíamos transmitido de generación en generación sin necesidad de la escritura. Nos parecía bien, o como mínimo no nos molestaba (aunque acostumbraba a soltar frasecillas del tipo "dejar impronta en este mundo" “No derrochemos el conocimiento rural”) ahora opino que era un poco... sobrado ¿tal vez? - me miraba a mí, buscando aprobación por sujerga juvenil,y le sonreí - en caso es que él había nacido en algún lugar de Europa y sus padres lo habían arrastrado en sus numerosos viajes, por lo que visitó incontables países y resultó que el último de todos ellos fue este.

- ¿Y ya está? - saltó Maylin, recibiendo una mirada severa que hacía las veces de reprimenda. Yo comprendí que la pausa se debía a la costosa respiración de la anciana, pero mi amiga era impaciente por naturaleza.

- El caso es que le narró mil historias y le describió el mejor de los paraísos - continuó.

- Él me hablaba de la comida - intervino su marido. Fue su única aportación

-  Exactamente, y tras una prolongada estancia partió, dejando allí a un joven coreano con sus sueños infantiles. Con el tiempo este sentaría cabeza para convertirse en un hombre trabajador. Nos casamos con veinte años - hice cuentas, planteándole si esa era la edad idónea en su época - tuvimos unos preciosos hijos y los educamos bien - afirmó, como quien dice que si tocas hielo sientes frio- pero al final de la vida, cuando ya habíamos ahorrado el dinero de tantos años y nuestros hijos estaban ya crecidos, lejos del hogar, nos preguntamos qué hacer con él y una parte de ese chico floreció de modo que  Hyun-Su solo tuvo una destino en mente.

- España - coreamos los tres al mismo tiempo.

- Y no os creáis que fue sencillo, era un bonito sueño, pero la memoria se deteriora y nunca se me dieron bien los idiomas - suspiró, seguramente recordando esa etapa de aprendizaje.

- ¿Entonces...estudiasteis español y os vinisteis? - Maylin trataba por todos los medios de enmendar su error

- ¿Estudiar? Uff no - negó ella rotundamente - ¡iba a ponerme yo a aprender español, a mi edad, por un viajero loco!

- ¿Entonces no tenéis ni idea? - Sehun reía ante nuestras preguntas.

- No, contratamos a una chica muy simpática que nos hace la compra y se encarga de causar buena impresión en los vecinos - nos  confió, como si nada.

Tardé unos segundos en borrar mi expresión de tarugo para sonreír ampliamente.

- Entonces venís aquí en verano, os traéis familia y os aseguráis de que no falte coreano a vuestro alrededor - serví agua en todos los vasos a la par que añadía - brillante

-Venimos cuando hace bueno, lo compartimos, lo disfrutamos al máximo y regresamos a nuestro hogar el resto del año

Definitivamente me cayó bien de primeras.

- Bueno, hora de recoger - anunció - ¿Queréis algo más?

Estábamos todos a reventar, pero nos convenció para unas cerezas y otras frutas híbridas que no conocía.

Sehun aprovechó que se iba a la cocina para añadir más datos.

- Ellos realmente trabajaron toda su vida, mi abuelo no tuvo vacaciones hasta que mi tía mayor cumplió los dieciocho.

- Wow - articulé. Cansaba el solo pensarlo - tú simplemente obtienes beneficios

- ¿Cómo? - mi forma de meterme con él no le dejaba claro si lo hacía con desprecio o pretendía ser gracioso.

- Ellos han logrado todo esto por toda una vida de esfuerzo y partieron de la nada. Tú empiezas ya con base - abarqué todo el recinto con un movimiento de muñeca - ¿Hasta dónde piensas llegar?

- Mucho más lejos, pero - enfatizó la palabra - pienso tomarme vacaciones.

- ¿Estás seguro? Eso solo vale por una mansión - miré a mi alrededor como si no me impresionara en absoluto - yo aspiraría directamente al castillo.

Maylin bostezó, interrumpiéndonos. Se atragantó y tosió con repentina incomodidad.

- Vaya, es que se me os habéis quedado mirando de repente... – y lo seguíamos haciendo - voy a ducharme

- no te eternices - le recomendé, pero pasó de mí olímpicamente.

La mesa estaba ya despejada y nos llegaba el murmullo del televisor desde el interior. Estábamos los dos a solas por primera vez y mi inseguridad renació.

El silencio era palpable y el viento parecía ser el único participativo, aunque fuese con un silbido de fondo. ¿Cómo romper el hielo? Sin Maylin cerca no era capaz de hacerlo, pero fue Sehun quien lo hizo por mí, carraspeando para atraer mi atención, que en realidad no se había alejado de él en ningún momento.

- Debería disculparme - dijo, sin aviso previo. De haber sabido hacerlo hubiera enarcado una ceja - por ser tan duro antes.

- ¿En las aguadillas? Sip, te pasaste, debo tener agua en el cerebro

- En serio, al conocerte me caíste bien - me sentí halagado - pero también....

- Me viste  como un peligro, mejor amigo inseparable de tu novia, no suena bien, no.

- Algo así - ladeó la cabeza - ¿Debo suponer que si no has intentado nada hasta ahora no lo harás?

- Es como una hermana, en muchos sentidos

- Ya - no parecía muy convencido ¿Por qué?

- De verdad, ella me considera su amigo gay - evité confirmarlo, por algún motivo no quería que él lo supiera -y como tal no tengo posibilidades, ni ganas.

- ¿Los amigos gays no son los que las acompañan a los probadores y entran con ellas? - su desconfianza aumentaba por momentos.

- Corrección: yo me cambio dentro, solo, y ella se dedica a acercarme los chollos en varias tallas. A veces invertimos, también lleva las bolsas y se desespera por encontrar un sofá libre en la tienda - me encanta descolocar a la gente y encontraba especialmente entretenido hacérselo a Sehun, ver como variaba esa poker face característica casi imperceptiblemente.

- Eres increíble - se río con suavidad.

- ¿Amigos entonces? - propuse

- Claro, ¿por qué no? - y me ofreció una perfecta media sonrisa con el punto justo de arrogancia. Me fascinaba. Supongo que debí haber olido el peligro en ese momento, pero el caso es que no lo hice. Y caí

Notas finales:

Luhan va con la autoestima bien cargada y dispuesto a comerse el mundo x) ya llevo escrito hasta el cap 5 así que ya se verá, como me ponga a escribir suelto unos spoilers... 


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