Y a pesar de que te lo prometí he roto la promesa, sé que odiabas que me emborrachara pero el que no estés junto a mí me está matando. Y ahora te he hecho llorar, la lluvia cae sobre mí, empapándome pero no me puede importar menos, me lo merezco por hacerte sufrir hasta muerto, delante de tu tumba veo mi reflejo lamentable. Pero entonces un rayo parte el cielo, iluminando todo mi alrededor, y te veo ahí, en el reflejo, detrás de mí sonriéndome. El mismo cabello azabache, la misma sonrisa con forma de corazón, los mismos ojos grandes que me tienen cautivado. No puedo evitar llorar, porque pareces tan real, pero sé que cuando me gire desaparecerás, otra vez. Y te oigo decirme “Jongin, cumple tu palabra, venme a buscar, te estoy esperando”, y me giro rápido pero cuando otro rayo ilumina tú ya no estas, te has ido con el relámpago, y tu voz junto al trueno.
Tirado en nuestra cama recuerdo los días en los que estábamos juntos, cuando reíamos, cuando peleábamos, cuando nos reconciliábamos, cuando simplemente disfrutábamos el uno del otro sin pensar en el mundo exterior. Y también hacen eco aquellas palabras del otro día, me decías que te buscara, ¿pero en dónde? Aquella ilusión parecía tan real, deseaba besar tus labios, sentirte cerca otra vez, recordar el calor que desprendes que hace que mi corazón se estremezca. Pero cuando iba a atraparte volviste a desaparecer. Aun sabiendo que todo fue producto de la borrachera estoy buscándote. Cumpliré lo que dije.
He ido a la casa de tus padres, pero ni siquiera están ellos, te he buscado en cada lugar de la ciudad, pero no hay rastro de ti, nadie sabe dónde estás, lo peor, que nadie recuerda tu muerte. Todos dicen que estas vivo y me toman por loco, pero yo sigo viendo tu tumba llena de flores, no estoy loco, pero ojala lo estuviera. Y cuando paseo cerca del cementerio, yendo o volviendo, me parece ver tu figura, pero siempre que me giro hacia esa dirección todo esta vacío, el cementerio está tan desolado, tu tumba nunca es visitada nada más que por mí. Continuo persiguiendo a tu fantasma, a los recuerdos, y cada día mi corazón duele más, me estoy dando cuenta de que estás muy lejos, no puedo alcanzarte. Vuelvo a caer desesperado en el césped, enfrente de tu tumba, la vista se me desvía hacia el árbol, aquellas palabras tan falsas, tan verdades a la vez, las releo una y otra vez. Y te buscaré en mis sueños, en mis deseos. Cuando me levanto del suelo llorando te vuelvo a ver, estas al lado del gran árbol, señalando lo escrito, con una gran sonrisa perfecta, pareces tan irreal pero tan tangible que me da miedo ir hacia ti y no poder sentirte, “Vamos Jongin, hazlo” me dices, mis latidos se aceleran ¿Cómo puedes conseguir eso con tan solo hablarme? “Dime cómo, dime si eres real”, “Tan real como es tu amor hacia mi” me contestas, “entonces eres lo más real que puede existir en este mundo” y tu sonríes más, “pues entonces persígueme, te espero” y oyendo tu risa veo como desapareces por el camino de cemento, y corro, corro hacia ti, hacia lo único que me hace sentir vivo, pero cuando llego tú ya no estas.
Si de verdad eres real no creo que puedas esperar a un tonto como yo, pero soy sincero cuando te digo que con todas mis fuerzas te busco, aun así no puedo evitar imaginarte en los brazos de otro, sintiendo las mismas cosas que te hacía sentir yo, experimentando lo mismo, pero tampoco puedo evitar imaginar cómo solo eres una alucinación de mi perturbada y necesitada mente. Da igual lo que se me pase por la cabeza, siempre acabo llorando agarrando una de tus camisetas preferidas. Voy al cementerio habitualmente, con la esperanza de volverte a encontrar, y cuando te veo sonriéndome, con aquel brillo tan hermoso en tus ojos tu sonrisa se me contagia, pero cuando hablo contigo siento como si hablara con un fantasma, pero realmente no me importa, el gran árbol al lado de tu tumba en aquel solitario cementerio se ha convertido en un lugar donde podemos estar juntos, donde soy feliz. Creo que me estoy enamorando de tu fantasma.
Habíamos acordado una hora para vernos, pero este día el trabajo se me hizo pesado y salí más tarde de lo habitual, es por eso que ahora estoy corriendo con todas mis fuerzas para llegar a tiempo. Y llego pero tú ya te estas yendo por el camino de cemento, y te intento atrapar, grito tu nombre, te llamo, pero tú no giras, no me escuchas, te sigo hasta aquella esquina pero en cuanto yo también giro ya no estas por ninguna parte. La calle vuelve a estar vacía y silenciosa, y entonces pasos resuenan a lo lejos, puedo distinguir tus risas, y corro, te persigo pero cuando ya estoy tan cerca de ti que casi puedo tocarte desapareces en la nada. Y verdaderamente me enamoré de tu fantasma.
Te busqué otra vez, pero tú ya no aparecías, dejaste de ir a nuestras citas, justamente cuando yo empezaba a tener la certeza de que podríamos volver a empezar, aun si fuera extraño, raro e innatural, ¿te podrías enamorar de un humano? Yo lo hice de ti. Y he dejado que las horas pasen lentas mientras miro hacia el cielo, tumbado debajo del árbol, hoy es tu cumpleaños, hasta he traído una tarta, tiene el número de velas correspondiente a tu edad, estoy esperando a que vengas, espero que mi deseo adelantado se cumpla. Aun siendo un fantasma y yo un ser de carne y hueso todavía deseo retomar nuestro amor, te conocí de la misma forma las dos veces, reflejado estando detrás de mí, lo único que cambia es que esta vez tú me sonreías y la primera estabas molesto. “Está bien, te haré el favor de celebrar conmigo mi cumpleaños” oigo tus palabras acompañadas de risas, me siento y te miro llorando, “no llores en mi cumpleaños, me hace sentir triste y quiero pedir un deseo contento no llorando yo también” y te sientas a mi lado como si fuera lo más normal y yo deseo que de verdad sea lo más normal. A soplas las velas habiendo cerrado tus ojos antes, pensando en tu deseo, y yo te susurro mientras el humo sube hacia el cielo “ojala fueras mi novio otra vez”.
“Yo también pedí eso”.