Culpa
Yuuri's POV
-¡Wolfram!- grito, poniéndome de pie y voltea a mirarme; sus ojos reflejan repentina sorpresa. Regresa su mirada a Conrad quien también lo observa sorprendido. El rubio aleja el filo de su espada del cuello de su hermano castaño de inmediato y retrocede, ahora viéndose más que asustado.
Deja escapar un jadeo y mira a su alrededor. Sigo sin poder creer lo que acabo de ver.
El segundo de los hijos de Cheri-sama intenta acercársele al tercero pero este da otro paso hacia atrás.
- Wolfram… tú… - el ojiesmeralda sale corriendo con dirección al bosque sin darle tiempo al ojimarrón a terminar su frase.
- ¡Wolfram, espera! – grito, pero antes de que pueda salir corriendo detrás suyo el primogénito de los hijos de la rubia me detiene tomándome fuertemente del brazo izquierdo. – Gwendal, pero q-.
- No servirá de nada que vaya tras él. Necesita estar solo – todas mis intenciones de contradecirle mueren con la seria mirada que clava en mí. Asiento y me suelta. Camino en dirección a Conrad, al menos quiero saber si él se encuentra bien.
- Estoy en perfecto estado, Heika – asegura recogiendo del suelo su espada y mirando su filo.
- Es Yuuri, Conrad y… ¿estás seguro? – mi tono angustiado no pasa desapercibido para mi padrino.
- Lo estoy, Yuuri – asiente levantando el rostro para mirarme y sonreírme a su manera de siempre; enfunda su espada.
Vuelvo a fijar mi mirada en el camino que tomó el rubio sin tener como ignorar el mal presentimiento que se ha apoderado de mi mente.
- Si llegara a pasarle algo…
- El estará bien, Yuuri – miro al castaño, supongo que no hablé lo suficientemente bajo, - Wolfram es un soldado, no tienes de qué preocuparte.
- Pero él… él podría volver a desaparecer – exclamo, aterrado con la sola idea, el castaño niega con la cabeza.
- Si pudo sobrevivir estando en territorio humano siendo tierras en su mayoría completamente desconocidas para él, los bosques de Shin Makoku que ha recorrido durante toda su vida son un juego de niños.
- Ah… Pero… - me quedo callado, no tengo como objetar a esa lógica. Desvió la mirada y aprieta los puños.
- Creí… que esto serviría para que fuera el de antes… Yo… Lo lamento - siento la mano de Conrad en mi hombro mas no me molesto en mirarlo.
-Tú no tienes la culpa de nada, Yuuri… - aprieto los dientes. La verdad es que pienso que sí… Todo es mi culpa.
...
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Esto de aqui no tiene nada que ver con el fic pero ya que el minimo son 500 palabras... por favor perdonenme...
-¿Me darías un beso? y si no, ¿por qué? – dos preguntas aparentemente inocentes si no fuera un hermoso rubio de ojos color esmeralda quien las hace; si no fueran ambos varones, si el rubio no estuviera vistiendo ese camisón rosa que, por las noches, sin su conocimiento ni consentimiento se desliza de forma provocadora por sus hombros, dejando al descubierto el inicio de ese blanco pecho tan suave a la vista y al tacto; porque sí, en efecto, el vigesimoséptimo maou ya lo ha tocado, ha acariciado con la yema de sus dedos aquella provocativa piel del color de la más pura de las leches, y ha sonreído con los ligeros movimientos que su acto ha producido en el cuerpo del soldado.
Permanece callado, sin haberse recuperado de la impresión de esos cuestionamientos. ¿Por qué el príncipe le pregunta aquello?
Abre la boca apenas y balbucea cosas que ni en su mente tienen sentido. El tercer hijo le ha agarrado frío.
-¿Puedo yo darte uno? – tampoco responde a esta, así que el tercer hijo se le acerca y deposita un suave beso en su mejilla derecha. Se sonroja sin tener como evitarlo. El mazoku de fuego le sonríe apenas, se da media vuelta y se aleja sin mirar atrás.