Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

9 años – 9 meses – 9 días. por Blanwhide2

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

 

 

Este "capítulo" va a un día – y noche - antes de la partida de Wolfram y Saralegui a Shou Shimarron. Sí, me parece que es obvio que aceptó la propuesta de Saralegui con base al "capítulo¨ anterior, ¿que no? 

Espero les guste.

 

Muchas gracias a Amai Ame por su review y perdona que no te haya respondido, no sé que pasa pero no se mandaba ^^U.

 

Advertencia: Lemon... O al menos algo parecido a eso .w.

 

 

Disfruten~

  Cuando vuelvas...

 

Yuuri's POV.

 

Pensé que con lo que hicimos esa noche había sido suficiente… Creí que, aún sin palabras, entendería que no quería que me dejara y que había aceptado que se fuera a pelear a una guerra que no le correspondía porque no tenía derecho a retenerlo a mi lado cabiendo la posibilidad de que brindara una ayuda que era solicitada para un bien mayor… Pensé que a la mañana siguiente lo encontraría a mi lado, desnudo, como habíamos terminado antes de consumar el acto coital. Pero me equivoqué. Cuando desperté al día siguiente de la fiesta, de esa noche en la que por un impulso descontrolado y quizá algo más, hice mío al que todavía fuese mi prometido, al mazoku de fuego que no había visto en 9 largos meses, al que muchos daban por muerto tras su misteriosa desaparición y al que, una tarde en que el sol empezaba a ocultarse Greta y yo vimos aparecer caminando pausadamente hacía nosotros, con manchas de sangre en su uniforme, su espada y una mirada perdida que si bien conservaba aquel brillo característico suyo, la intensidad con la que alumbraban había decaído de manera considerable. Ese mazoku rubio por el cual se celebrara una fiesta con motivo de celebración por su regreso y durante la cual, en algún momento, una muchacha, una humana, de claros cabellos castaños y ojos de igual color apareció, ganándose la atención del ojiesmeralda desde el preciso momento de su llegada. Platicaron mucho, se sonrieron repetidas veces, como un par de buenos amigos que se reencontraban después de mucho tiempo de no haberse visto. Y no pude evitar sentirme amenazado. Durante los interminables meses en que no pude verlo, oír su voz, ser blanco de sus constantes celos e insultos por mi supuesta tendencia a ¨serle infiel¨ me sirvieron para esclarecer un pensamiento, una idea, una verdad que yo ya conocía pero me había negado a aceptar. Fue por eso mismo que me negué rotundamente a darlo por muerto, no concebía la idea de no volver a ver al soldado, la idea de que su fuego se hubiese extendido sin que yo le hubiera confesado lo que sentía por él. La ironía de que fuese yo al que carcomieran los celos por verlo conversar tranquila y cómodamente con una desconocida que parecía ser agradable, fue, probablemente, lo que me impulsaron, además de unas cuantas copas de vino algo fuertes como extra, a tomarlo firmemente por la muñeca derecha tan pronto como este entrara de regreso a la gran sala en la que se celebraba aquella fiesta con, supuestamente, él como personaje principal, tras haber conducido a la muchacha  al balcón apartado de la misma. Musité una rápida excusa y una disculpa con la joven y pasé a llevarme al rubio sin darle tiempo a que se quejara. No pensaba con claridad, está de más decir, puesto que si así hubiera sido, tal vez, le habría dado la oportunidad de hablar y explicarme quien era la fémina con la que había estado charlando, pero en lugar de hacer eso y tras meterlo a la habitación que solíamos compartir y cerrarla con llave; se inició – corrección, inicié- con acusaciones sin sentido, lo que pronto se convirtió en una acalorada sarta de recriminaciones y sandeces por mi parte y uno que otro intento de cortarme para hablar de parte suya; que yo, sin darme cuenta, eliminaba de forma automática con mi no dejar de hablar.

No estoy seguro de cómo pasó o siquiera de qué fue lo que lo originó pero algo debió haberme dicho, porque para cuando me di cuenta le había aventado violentamente a la cama y estaba sobre él, con mi rostro a unos escasos centímetros del suyo. No me detuve a pensar en lo que hacía, todo lo que puedo asegurar es que, al saberme tan próximo a él, a su cuerpo, a su rostro, a sus labios, no pude, no quise controlarme y lo besé. Lo besé hambrientamente en un inició pero luego con más suavidad. Me separé de sus labios y poco después volví a atacarlos. Bastaron minutos para que mi cuerpo y mente pidieran, demandaran por más contacto físico. Así que comencé a desabrochar su chaqueta, siguiendo con su camisa. Él me detuvo, o trató de hacerlo, pero mis labios sobre su cuello, me supongo, no le dejaron pensar con claridad. Mas hubo un momento en que, dándome un empujón en el pecho me hizo una advertencia, simple, corta, pero cargada de significado que en su momento no supe descifrar: ¨No hagas nada que sabes vas a lamentar¨. Yo solo sonreí a modo de respuesta, asentí y me dediqué a satisfacer mis más bajos instintos; recorrí cada parte del cuerpo del príncipe con mis manos y con mis labios, desde el tope de su cabeza cubierta por rizos dorados hasta la punta de su dedo meñique del pie izquierdo.  Fue mío y yo fui suyo. No oí ni una sola queja de su parte, ni la más ínfima; le oí suspirar, jadear y hasta gemir pero ni una queja en absoluto. No volvió a pedirme que me detuviera, o que siguiera. Me entregó su cuerpo. Robé su virginidad; yo le entregué la mía.

Y lo que obtuve como pago por aquel acto, fue una nota suya, que dejó en su lado de la cama para que yo la leyera cuando despertara. Mientras que él ya se encontraba de camino a Shou Shimarron, a cumplir con la promesa que le había hecho a Sara. A la cual yo no me había opuesto, pensando que sería lo mejor, pensando que ayudaría a mi amigo que también es rey de una nación. No sé si me equivoqué pues mis intenciones nunca fueron malas al darle mi permiso al menor de los hijos de mi predecesora; pero sin duda, mi gran error, mi gigantesco error, fue no haberle dicho al menos una vez un ¨te amo¨ mientras le hacía el amor, o haberle susurrado: ¨quédate, no me dejes, por favor¨ al terminar.

Mi castigo por mi estupidez e ingenuidad fue perderlo otra vez.

Y a pesar de que en su nota me dejaba en claro que no guardaba resentimiento alguno por lo sucedido, la incertidumbre de saber si aquello era verdad, me acompañó; convirtiéndose en mi suplicio noche tras noche.

Me contuve de escribirle, él sí mandaba cartas cada semana, informando de victorias, bajas, heridos, y otras cosas semejantes; me extrañó no hallar ni una sola línea de información directa que tuviera relación con sus enemigos pero lo preferí de esa forma, no saber de las bajas de Dai Shimarron me daba algo de tranquilidad, después de todo los soldados no eran más que hombres que luchaban por defender su patria, a su gente, en lo que ellos creían y no tenían la culpa de nada.

También le mandaba cartas a Greta, estas eran mucho más alegres por supuesto, siempre comentando algo lindo o afortunado que le hubiera pasado a él o a alguno de sus subordinados. Que si habían visto a un gran número de mariposas volar cerca suyo mientras avanzaban y se acercaban más y más a Dai Shimarron, que había encontrado a una familia de conejitos a unas cuantas millas del campo en el que se había llevado a cabo el último combate, etc, siempre camuflando lo desastroso con algo hermoso y de vez en cuando hasta jocoso. Sonreía leyendo aquellos escritos en voz alta para mi pequeña, que ya no era tan pequeña pero seguía siendo mi linda princesa y eso nunca cambiaría. Pero lo que más me alegraba de aquellas cartas dirigidas a nuestra castaña era que al final siempre, SIEMPRE aseguraba que volvería, y la abrazaría con mucha fuerza en demostración de todo lo que la había extrañado. Cada vez que leía esas líneas finales, pensaba: ¨Lo mismo que yo haré contigo a tu regreso¨.

 

 

...

Notas finales:

Me disculpo si esta muy Ooc.

 

Les parecer este un buen final? O deberia continuarlo?

 

Alguna opinion sobre el intento-de-algo-como-lemon ^^U...

 

Saludos~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).