Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Lo mío es mío por golddie

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

 Disclaimer: B.A.P. no me pertence, ni a ninguna de sus fans, son almas libres hasta lo que TSEntertainment permita.

este es mi 18avo(?) fic subido, huehuehue, alguien que me compre una vida, ¿no?(?)

Daehyun seguía durmiendo cuando Youngjae entró a su habitación, examinando su closet y tomando una playera de los cajones. El mayor despertó a penas, cuando el otro ya se había vestido y se daba la vuelta para hablarle.

“Daehyunnie, ya me voy”, le dijo en un tono suave, “Yoko y Keke no han comido, así que no duermas hasta tarde, adiós”.

Y, sin más, Youngjae salió de la habitación del otro, dejando al mismo con ganas de haberle respondido algo, quizás un de acuerdo o un ten un buen día hubiera sido apropiado, pero su cerebro no funcionaba muy bien cuando era tan temprano por la mañana y mucho menos cuando tanta información se le era entregada.

Daehyun estiró su mano para alcanzar su celular en su buró, revisando la hora y poniendo una alarma hasta cerca de las diez de la mañana, porque sabía que antes de eso no iba a querer despertar y esperaba que sus mascotas lo supieran entender. Usualmente era Youngjae el que los alimentaba por las mañanas, con la excepción de los días jueves porque tenía clases más temprano y apenas le daba el tiempo para ducharse y buscar sus cosas.

Las sabanas de Daehyun seguían tibias por su calor corporal, haciendo que las levantara hasta su nariz para bloquear el frío de la mañana y seguir durmiendo hasta por un par de horas más.

 

 

 

 

 

 

 

 

Cuando la alarma sonó, Daehyun gruñó y esperó a que comenzara a sonar de nuevo la música para apagarla. Se destapó de apoco, sintiendo que el frío de antes había desaparecido gradualmente y estaba un poco más agradable. Daehyun se levantó, rascando una de sus costillas desnudas y buscando con sus pies sus zapatillas de descanso.

Caminó hasta el baño para vaciar su vejiga, porque después de todo había dormido cerca de diez horas y después de eso fue a la pequeña sala de estar, donde a un costado había una jaula con dos hámsteres dentro. Daehyun de inmediato sonrió cuando uno de ellos –el que era suyo– se acercó e intentó pasar sus diminutas patitas para tocar el dedo de Daehyun, el que lo acariciaba tiernamente.

“Deben estar muertos de hambre”, murmuró para sí mientras se sentaba en frente de la jaula y sacaba el alimento para hámsteres de un costado del mueble que sostenía la jaula, tomando un poco de alimento y poniéndolo por arriba.

De inmediato Joko y Keke corrieron al pequeño pote donde estaba su alimento y estuvieron ahí un buen rato masticando bajo la atenta mirada de Daehyun quien comenzaba a darse cuenta que su estómago aún no había despertado como para comer también.

Se quedó un rato jugando con su Hámster, sacándola de la jaula y tomándola en sus manos y dejarla correr por el piso sin perderla de vista. Por alguna razón Joko no dejaba que Daehyun lo tocara, probablemente solo estaba celoso de que le quitaran a su novia por un momento, pero Daehyun sentía su derecho de jugar con Keke si le venía la gana.

Después de que la volvió a dejar en su lugar prometiéndole que el próximo mes le compraría un juguete, Daehyun se puso de pie y fue a la cocina a prepararse algo de desayuno. Eran cerca de las once, pero no tenía clases hasta más en la tarde, así que no le podía importar menos hacer su día de forma lenta.

Daehyun revolvió unos huevos y calentó su leche (no le gustaba la leche fría) mientras se tostaba una rebanada de pan. Cuando todo estuvo listo, comió mirando la pequeña televisión que estaba en la esquina de la cocina, intentando captar algo de las noticias pero finalmente aburriéndose y cambiando a canales donde dieran dibujos animados.

Justo cuando había terminado de comer, la puerta de enfrente se abrió y cerró trayendo consigo un sonido de llaves y luego uno de pasos hacia el salón de estar. Desde ahí, Youngjae le vio y dejó sus cosas en el sofá para encaminarse a la cocina.

“¿Ya comiste?”, le preguntó al mayor pasando por su lado a pesar de que estuvieran los platos aún en la mesa.

Daehyun hizo un sonido con la garganta de afirmación, concentrado en la televisión.

Youngjae fue hasta el refrigerador y sacó una manzana, sentándose al otro lado de la mesa para mirar lo que fuera que estuviera viendo el otro.

Cuando el show terminó, Daehyun le pasó el control remoto al otro.

“Voy a la ducha”, le avisó, poniéndose de pie. Pero, ahora que tenía una visión mejor del menor, no pudo evitar notar: “¿esa es mi playera?”, inquirió.

Youngjae se miró a sí mismo y luego a Daehyun.

“Estaba apurado en la mañana y tu ropa siempre está limpia”, explicó vagamente mientras tomaba el control y cambiaba al canal de las noticias.

El mayor decidió no darle tanta vuelta al asunto y se fue a la ducha.

 

 

 

 

 

 

 

Realmente Daehyun no podía decidir si le molestaba o no.

El que Youngjae usara su ropa, eso es.

Desde la primera vez que lo notó, comenzó a darse cuenta que se hacía cada vez más usual pensar en usar cierta chaqueta o pantalones solo para descubrir que era el joven con el que vivía el que tenía puesta la prenda.

Daehyun no se consideraba egoísta, tenía un hermano mayor con el que tenía que compartir los mejores juguetes porque normalmente eran los más caros así que no podían comprar uno para cada uno, así que era no era la razón de su incomodidad. A Youngjae lo conocía hace cerca de dos años, precisamente el segundo año en que ambos estaban en la universidad; él necesitaba un compañero de departamento para dividir las cuentas y Himchan se lo había presentado cerca de dos semanas antes que comenzara el año escolar. Era de entender que Daehyun solo iba a aceptar lo primero que se le ofreciera en tan corto plazo de tiempo.

Sin embargo, las cosas habían resultado bien (tal vez demasiado bien). Youngjae era bastante responsable, lavaba los platos y no dejaba sucio el baño. Cuidaba que siempre hubiera papel de baño, apretaba la pasta de dientes desde el final y sabía cocinar.

Además, era bueno para conversar. Daehyun no podía contar todas las veces que se habían quedado conversando por horas de sus vidas, de sus días en clases o solo de lo que pensaban de ciertos temas o personas mientras compartían helado o una cajetilla de cigarros (a pesar de que ninguno de los dos fumaba). Youngjae era inteligente y tenía una actitud creída a raíz de eso, por el avanzar de los años, hubo más de una vez en que Daehyun se sintió (aunque no lo fuera a admitir) ridiculizado por las filosas palabras del otro, haciéndolo enfadar a veces y otras reír de su propia estupidez.

También era divertido, fingiendo una voz e imitando algún comercial que hubiera escuchado en algún lado. Inventar canciones a partir de las cosas más absurdas como un cereal o un equipo de futbol ya no era cosa rara entre ellos, pero Daehyun estaba seguro que no podría hacer eso con nadie más.

Si, tenía otros amigos, pero no era lo mismo.

Y, sí, Daehyun tenía una pequeña atracción por su compañero de departamento.

Eso lo sabía desde que Youngjae le había pedido un masaje en la espalda y Daehyun no tuvo problemas hasta que tocó sus hombros y su corazón no paraba de latir rápidamente.

Tal vez, era esa la razón de por qué se sentía incómodo de que Youngjae usara su ropa. Su platónica atracción le decía que ese acto era muy íntimo, y no podía evitar avergonzarse un poco cuando el muchacho caminaba por su hogar con sus jeans favoritos y Daehyun solo pensaba en quitárselos.

Y a qué los llevaría eso.

 

 

 

 

 

 

 

 

“¡Youngjae!”.

Otro día en que no podía encontrar una de sus playeras favoritas, precisamente una de las que había aprendido a esconder hasta el fondo de sus cajones desde que el chico comenzaba a quitarle sus prendas varias.

Daehyun cruzó por la sala de estar hasta la otra habitación.

“Youngjae”, le volvió a llamar, entrando a la habitación que siempre mantenía su puerta abierta durante el día.

El muchacho estaba recostado en su cama con su computadora en su regazo, viendo una película o algo así por el sonido de conversaciones que salía de su habitación.

Youngjae detuvo su video y miró a Daehyun, expectante.

“¿Tomaste mi playera gris con blanco?”, preguntó algo irritado, pues ya sabía la respuesta.

“Ah, ¿esa con la cara fea en frente?”, respondió Youngjae, mirando en su cama y estirarse a tomar una playera del costado, “¿esta?”, inquirió luego, arrojándosela.

Daehyun se acercó y recibió el lanzamiento, revisando que efectivamente era la suya.

“¿Por qué usas mi ropa?”, espetó el mayor sin rodeos. Youngjae, quien había vuelto a su película, tuvo que volver a pausarla para poner atención a lo que le decía el otro, “¿qué no tienes la tuya propia?”.

Youngjae alzó una sola ceja, haciendo esa expresión que hacía a Daehyun sentir como un perdedor o como que en realidad él era el que estaba equivocado en la discusión aunque supiera perfectamente que era al revés: tenía todo el derecho de reclamar si alguien usaba sus cosas sin permiso.

“Cielos, no pensé que te iba a molestar tanto”, respondió, mirando la pantalla de su computadora portátil ahora, “si odias que use tu ropa solo tenías que decírmelo”, soltó el menor con un tono de voz que, o fue idea de Daehyun, o sonó algo triste.

Cosa que, naturalmente, Daehyun no quería.

“No es que lo odie”, contestó el mayor, gruñendo porque Youngjae lo controlaba con un solo dedo: de un momento a otro lo tenía diciendo algo completamente (o, quizás no tanto, porque Daehyun no sabía qué sentir al respecto) opuesto a lo que sentía.

Youngjae le miró desde su posición con una mirada helada.

“¿Entonces?”.

Daehyun no quiso responder a eso, básicamente porque no sabía cómo responder a eso.

“Solo… quería usar esta playera hoy”, explicó tratando de mostrarse más calmado, pero su ceño seguía fruncido.

Entonces, Youngjae le sonrió.

“Oh, ya veo”, respondió el menor, “lo siento, tendré más cuidado para la próxima, Daehyunnie”, terminó, volviendo a poner a andar su film e ignorar por completo al frustrado muchacho que estaba en la mitad de su habitación.

Al demonio con Youngjae.

 

 

 

 

 

 

 

 

Daehyun pensó seriamente en hablar el asunto con alguien, y ese alguien no podía ser otro que Himchan, a quien invitó al departamento sin levantar sospechas, solo invitándolo a ver una película a una hora que Youngjae no estaba en el departamento.

“Suéltalo”, dijo Himchan, al segundo que pisó el suelo de su hogar.

Daehyun le miró extrañado mientras el mayor avanzaba por el lugar hasta llegar al salón de estar.

“¿Qué cosa?”, preguntó el otro muchacho, cerrando la puerta y yendo detrás del mayor.

Himchan gruñó.

“Es obvio que quieres hablar de algo”, comentó como si realmente pudiera leer su mente, “y estoy seguro que ese algo tiene que ver con Youngjae”.

Himchan tenía ese algo. Ese algo que se daba cuenta de temas de algunas personas antes de que la misma persona se diera cuenta. Quizás por eso él era su amigo: Daehyun era bueno para hablar, pero no mucho para hablar de sentimientos, por lo que Himchan podía saber cuándo le pasaba algo que Daehyun no le había dicho a nadie más: como la razón por la que conoció a Youngjae. Himchan fue el único en darse cuenta de que debajo de esa enorme sonrisa y risas estrepitosas, había un Daehyun apenas comiendo para pagar sus cuentas y no pedir más de sus padres porque no era de la clase de persona que le gusta crear más problemas de los que ya se tienen, pues la familia de Daehyun ya pagaba su año de universidad.

De esa forma, no podía estar tan sorprendido de que Himchan supiera de qué quería hablarle.

“¿Qué es? Cuéntaselo todo a hyung”, le dijo Himchan, pasando un brazo por el respaldo del sofá y a la vez por detrás de Daehyun, quien pasó saliva: había sonado bien contarle lo que le pasaba al mayor, pero ahora en que de verdad era el momento se había quedado sin palabras.

Pasó un momento en que nadie dijo nada, Himchan esperando pacientemente a que el otro hablase, y Daehyun pensando en cómo comenzar a siquiera expresar su problema, ¿debería partir por el problema en sí? ¿Con sus sentimientos por Youngjae o solo desde el principio?

Su mente estaba en blanco.

“De acuerdo”, musitó Himchan luego de un buen rato, “¿te parece si trato de adivinar?”.

Daehyun asintió.

“Bien, imagino que Youngjae está haciendo algo que te molesta y no puedes solo decirle que se detenga, ¿es algo así?”, preguntó.

El otro le miró a los ojos y Himchan le sonrió.

“Entonces, tú eres el que me tiene que decir qué está haciendo y por qué no puedes decirle”, le animó a continuar.

Daehyun despejó su garganta.

“Youngjae es un gran compañero, pero últimamente está usando mi ropa y cuando le voy a afrontar me dice que yo soy el culpable”, le explicó.

Himchan se quedó en silencio.

“¿Es en serio?”, le preguntó a Daehyun, quien asintió suavemente, “¿me levanté a esta hora para escucharte quejar de un problema de niños?”, inquirió luego.

El menor se encogió de hombros.

“Bueno, ¿qué esperabas?”, le respondió con ironía.

Himchan bufó.

“¿Algo como que habían dormido juntos y ahora no podían parar?”, soltó, “¿o que estabas comenzando a mezclar sentimientos porque habían estado haciéndolo mucho tiempo?”, terminó después.

Daehyun estaba completamente sonrojado desde antes que el otro terminase de decir la última frase.

“¡Ya, ¿de dónde sacas esas ideas?!”, exigió saber, “para tu información, jamás hemos hecho nada así, ¡nunca!”, exclamó.

El aludido pestañeó, incrédulo.

“¿Es en serio?”, preguntó calmado.

Daehyun le asintió.

Himchan rió.

“Ustedes son demasiado lentos”, comentó para sí mismo.

De pronto Daehyun se sintió ofendido.

“Pues, lo siento si no soy como tú; no puedo hacer nada si sé que al día después actuaríamos como si nada o quizás no quiera verme”, explicó.

Entonces, Himchan le miró con un brillo de interés en los ojos.

“Entonces, el problema no es que no quieras”, clarificó el mayor, haciendo cálculos mentales, “es que no sabes si él quiere lo mismo… ¿verdad?”.

Daehyun creía que sus mejillas no podían estar más sonrojadas.

“Himchan-hyung estamos hablando de Youngjae, ¿cómo puedes si quiera implicar que podríamos…?”, y, a decir verdad, el muchacho no quería terminar esa frase.

Himchan rió de nuevo.

“Te diré dos cosas. Una: Youngjae quiere. Y dos, la próxima vez que lo veas usando algo tuyo, haz que se lo quite”.

Daehyun no tuvo las energías de rechazar los consejos de su mayor, por lo que en lugar de cuestionarse lo que le era dicho, asintió con la cabeza.

 

 

 

 

 

 

 

 

Había pasado casi un mes desde que esa conversación había tenido lugar. Daehyun seguía meditando las palabras de Himchan, pero a la vez intentaba olvidarlas. Él sabía que no podía intentar hacer nada con Youngjae porque era arriesgar más de lo que iba a ganar: después de todo, era el mejor amigo que tenía en Seoul.

Además, ¿cómo Himchan podía saber que Youngjae sí lo quería? Era su amigo, de acuerdo, pero Daehyun jamás había escuchado a Youngjae hablar de Himchan de una forma que sonara como que mantenía conversaciones de sentimientos con él.

De hecho, parecía como si fuese lo contrario, porque Youngjae casi siempre se mostraba algo frío con él cuando se trataba de demostración de afecto. Más bien, parecía que su amistad en ocasiones era bastante unilateral.

No entendía, y por más que lo pensara no llegaba a entender.

Ese jueves fue especialmente duro para Daehyun. Había salido de clases más tarde de lo normal y apenas había llegado al departamento con ánimos de nada. Cuando cerró la puerta de entrada, anunció que ya había llegado y Youngjae le respondió desde su habitación, sin molestarse en ir a hablar con él o algo.

Bueno, tampoco es que fuera tu novio, Daehyun. No tiene la obligación de hacer nada por ti.

El muchacho llegó hasta su habitación y dejó sus cosas en su cama, decidiendo que una ducha lo despejaría lo suficiente como para preparar algo para cenar. Dejó la ropa que se pondría luego de salir en su silla del escritorio, solo sus pantalones de pijama y una playera además de su ropa interior, y después se fue al baño.

Saltó en la ducha y la temperatura cálida de inmediato relajó su cuerpo cansado. Casi pensó en dormir ahí. Era maravilloso como el agua sobre él le hacía despejar su mente lo suficiente como para dejar de pensar en sus problemas tanto relacionados con sus notas, su familia, dinero y sentimentales.

Daehyun quería dejar de preocuparse de las cosas al menos esa noche.

Tomó el shampoo que estaba más cerca para lavar su cabello con suaves movimientos, hace poco había teñido su cabello más castaño y no podía darse el lujo de ser rudo con sus raíces como cuando tenía su color natural. Con el jabón, luego, lavó su cuerpo y estuvo un poco más tiempo del necesario disfrutando del agua antes de salirse.

Con una toalla secó su cuerpo y luego su cabello, saliendo con la misma alrededor de su cintura solo hasta llegar a su cuarto.

Dejó la toalla en el piso y se puso su ropa interior, volviendo a recogerla y dejarla sobre su cabeza. Se puso sus pantalones grises de pijama y terminó de secar bien su cabello, que para cuando terminó, volvió a dejar la toalla usada en el cuarto de baño.

Pero cuando Daehyun volvió a su cuarto a buscar la playera que había dejado para ponerse después del baño, descubrió que no estaba. Ni en la silla donde se suponía debía estar, sin en su cama donde, por casualidad, la pudo haber dejado, ni en el piso donde por accidente pudo haber quedado.

Eso se estaba volviendo ridículo, sinceramente.

Antes de explotar, Daehyun volvió al baño y volvió a revisar, quizás la había dejado ahí sin darse cuenta, pero el hecho de no encontrarla solo potenció más su enojo.

Escuchó que la televisión estaba encendida, por lo que fue a la cocina, seguro de que Youngjae estaría ahí.

“Youngjae, ¿has visto-?”, intentó preguntar calmadamente para solo extraviar sus palabras ante lo que estaba observando.

El otro muchacho estaba sentado en la mesa de cocina, mirándole inocentemente como si no estuviera usando la misma prenda de ropa que él precisamente había dejado para usar luego.

Y, no podía –Youngjae– decir que no sabía eso. Él sabía que se había estado bañando y que Daehyun deja la ropa que va a usar afuera antes de entrar a la ducha. Dos años de convivencia no son para nada.

Pero fue entonces que Daehyun perdió todo pensamiento lógico: cuando Youngjae sonrió de lado.

Tal vez Himchan tenía razón. Tal vez Daehyun había sido muy lento y no había visto las señales.

“Quítatela”, soltó Daehyun de forma seca, sin dejar de observar la figura de otro chico en la habitación.

Youngjae no necesitó más que esa orden para hacer caso. Se puso de pie y se quitó la prenda ajena de manera lenta a los ojos del otro, quedando semi-desnudo ante Daehyun, quien al darse cuenta de que la sonrisa del otro no se borraba, acortó la distancia entre los dos, con una mano tirando lejos el objeto de la discordia y con la otra tomando la mejilla de Youngjae para conectar sus labios en un anhelado beso.

Youngjae rápidamente llevó ambas manos a la espalda de Daehyun y sintió la piel bajo sus yemas, suspirando cuando sintió el calor y suavidad de la misma. Daehyun caminó un poco para dejar al menor contra el mueble donde lavaban los platos, sin dejar de besarlo y pasar sus manos por donde fuera posible.

Estaban hambrientos de toques, la enorme tensión que hubo en el momento que Daehyun entró a la cocina había explotado en besos y caricias de la misma magnitud. Pronto ambos tuvieron que separarse por la pasión agitada que los había poseído. Daehyun le miró a los ojos, notando como Youngjae tenía los propios algo acuosos y ya estaba algo sonrojado aunque no le mirara directamente.

No necesitó mucho más que eso para tomarlo de la mano y llevarlo hasta su habitación y cerrar la puerta.

No quiso hablarle, no quiso pensar en las futuras consecuencias a pesar de que Youngjae no parecía estar en contra. Daehyun solo quería pensar en lo rápido que andaba su corazón cuando estaba sobre el otro muchacho, besando su cuello mientras el mismo le daba besos en su sien lo mejor que podía para demostrarle que le gustaba lo que hacía.

Daehyun juntó sus frentes y Youngjae le sujetó los hombros cuando las otras manos bajaban por su torso y encontraban su bragueta, la que no dudó en bajar hasta darse cuenta de otra cosa. Daehyun sintió algo mezclado entre gracia y enfado.

“¿Esa es mi ropa interior?”, le preguntó mirándolo ahora a los ojos.

Youngjae mordió sus labios y asintió ligeramente, con una expresión de disculpa que a esas alturas Daehyun no se la creía.

“Tendrás que devolvérmela, ahora”, le dijo a la par que se separaba del otro y con ambas manos le quitaba los pantalones, “¿solo por esto me robabas mi ropa?”, le preguntó curioso mientras ponía sus dedos a los lados de los elásticos de la ropa interior.

Youngjae gimió en su garganta, frunciendo el ceño.

“Pensé que te iba a molestar y que ibas a querer que me la quitara”, comenzó, “pero eres tan amable que…”.

Daehyun le sonrió de lado.

“Y ahora amablemente te pido que me la devuelvas, pequeño ladrón”, le susurró contra su pecho y repartiendo besos mientras sus manos ya bajaban por las piernas del otro, llevando consigo aquella prenda.

Una vez afuera, Youngjae atrajo a Daehyun para continuar con el beso mientras sus manos le urgían que él también se desnudara de una vez. Daehyun no pretendía mirar más de la cuenta, pero cuando se dio cuenta que Youngjae ya estaba duro, su propio miembro comenzó a reaccionar rápidamente.

“¿Tienes lubricante?”, preguntó Youngjae cuando ya ambos estaban desnudos y excitados.

Daehyun ya tenía la respiración algo agitada y aquellas palabras del menor solo empeoraron su situación.

Youngjae vio a Daehyun moverse sobre él hasta buscar un pequeño bote que más parecía una pasta dental que lubricante, pero no tuvo tiempo de cuestionar al mayor y solo lo atrajo para volver a besarlo.

“¿No te molesta ser activo, no?”, le preguntó Youngjae entre cortos besos, “yo prefiero…”, pero Daehyun no le dejó terminar, besándolo más profundamente. Sospechaba que si le dejaba continuar la oración, iba a tener su orgasmo sin más.

Daehyun notó a Youngjae separando más sus piernas y pasando su mano derecha por entre ellas, pero no quiso mirar cuando el menor comenzó a soltar suaves gemidos justo en sus labios, porque, rayos, Youngjae se estaba preparando para él, y él solo podía esperar a que estuviera listo y tratando de no pensar en lo excitado que estaba.

Tenía que tratar de pensar en otra cosa o no iba a durar, Daehyun se conocía a sí mismo.

Pero justo cuando besaba el hombro de Youngjae para intentar distraerse pensando en qué iba a estudiar mañana, el chico le dijo que estaba listo.

No cuestionó el tiempo en que según él estaba listo, Daehyun solo puso un poco de lubricante sobre sí mismo y con una mano se alineó en la entrada de Youngjae, quien le miraba deseosamente y hasta levantaba sus caderas para incitarle a entrar.

El mayor se tomó su tiempo, respirando y besando el rostro del otro chico mientras iba entrando de a poco. Acariciaba el cabello del otro y su rostro cuando este fruncía el ceño en dolor, pero le decía que no se detuviera.

Daehyun solo quería terminar de entrar.

Y cuando por fin estuvo completamente dentro, soltó todo el aire que había contenido a la vez que el menor hacía igual y le abrazaba por el cuello. Se besaron un poco más hasta que Daehyun pudo sentir (y vaya que sí) cómo las paredes que le aprisionaban se relajaban un poco, tomando eso como la iniciativa de comenzar a moverse un poco.

Youngjae levantó un brazo para aferrarse a las sabanas que estaban por sobre su cabeza y con la otra mano sujetaba la nuca de Daehyun, no dejando que el mayor desviase la vista de sus ojos. Pronto ambos estaban gimiendo y suspirando por las deliciosas sensaciones, a veces poniendo ritmos un poco más rápidos pero nunca violentos. En un momento, Daehyun se levantó hasta sentarse en sus tobillos, levantando una pierna de Youngjae sobre su hombro y así llegando más profundo.

El menor había soltado una risita ante la vista que tenía, pero pronto se dio cuenta de que ahora Daehyun estaba más dentro de él, rozando su próstata justo de la forma que le estaba haciendo temblar y le hacía desear que Daehyun se apresurara.

“Más rápido”, le exigió el de abajo.

Daehyun salió del menor, ante lo que el otro le miró enfadado, pero se calmó al darse cuenta que solo quería poner más lubricante sobre él.

“No quiero lastimarte”, confesó el mayor antes de posicionarse de vuelta y entrar de nuevo en el otro.

Youngjae le sonrió dulcemente por aquellas palabras, casi conmovido.

“No me estas lastimando, Daehyunnie”, le respondió con voz pequeña y algo entre cortada por varios gemidos, “más rápido”, volvió a decirle, pareciendo que esta vez Daehyun escuchó, por que bajó a la altura del rostro de Youngjae y le besó con más lengua que labios mientras tomaba con ambas manos las caderas del menor y aceleraba el ritmo.

Youngjae soltó un grito por el cambio de ritmo y la sorpresa de cambio de sensaciones que trajo consigo, aferrándose a los hombros del mayor y moviéndose él también para seguirle el paso. Daehyun también comenzó a gemir más alto, sin querer detenerse a pesar de que sabía que no duraría mucho más.

“Youngjae”, le llamó, ante lo que el menor respondió con un gemido, “no doy más”.

El aludido le miró, dándose cuenta de lo que sucedía.

“A dentro no”, soltó Youngjae de nuevo con la voz entre cortada. Daehyun comprendió de inmediato, por lo que justo cuando pensó que iba a terminar, salió del interior del muchacho y terminó en su estómago con un fuerte gemido que tuvo a Youngjae al borde de su propio orgasmo.

Daehyun sintió que una de sus manos era tomada por el menor y era guiada hasta su erección, cosa que le hizo sonreír ligeramente aun bajando de su nube. Le masturbó hasta que Youngjae igual terminó sobre su estómago intensamente e intentando recuperar aire justo después.

Se recostaron juntos, dispuestos a dormir después de que con un pañuelo se limpiaron. Se cubrieron con las sabanas de Daehyun y éste abrazó a Youngjae por la cintura, atrayéndolo hasta su pecho.

“No hice esto por nada”, dijo Daehyun seriamente, después de que se hubieran calmado.

El otro muchacho miró hacia arriba, dándose cuenta que los ojos del mayor le miraban intensamente.

“Quiero decir”, comenzó, “me gustas, Youngjae, mucho”, soltó con voz baja.

El aludido rió un poco, algo conmovido. Con una mano acarició la mejilla sonrojada del otro muchacho.

“Ya lo sé, Daehyunnie”, respondió, sin dejar de sonreír, “también me gustas mucho”, le explicó.

Daehyun se sintió ligeramente extrañado por las palabras del muchacho, pero estaba demasiado cansado para preguntar cómo es que Youngjae ya lo sabía y entrar en detalle.

“Genial”, musitó, acurrucándose junto al otro con un calor agradable en su pecho, “entonces ya no tendré que preocuparme por mi ropa desaparecida”, comentó por sí solo, ante lo que el menor no contestó, solo le abrazó con cuidado, por fin quedándose dormidos.

 

 

 

 

 

 

 

“¡Youngjae!”, gritó Daehyun desde su habitación.

Tan pronto como pudo, el aludido llegó la puerta del cuarto ajeno.

“¿Qué pasa?”, preguntó con el susto de la llamada.

Daehyun miró al menor, una expresión enfadada en su rostro.

“¿Dónde está toda mi ropa interior?”, inquirió indicando con un dedo el cajón donde guardaba sus boxers, ahora completamente vacío.

Youngjae le sonrió, sin haber respondido nada, antes de darse la media vuelta para salir corriendo hasta su propia habitación, seguido por un enfadado Daehyun.

Notas finales:

---

es demasiado largo, espero no haber dejado a nadie ciego/a. la verdad es que quería acortarlo y dejarlo en two-shot pero no sabía donde hacerlo así que lo dejé así<3

me inspiré en el dvd de 2nd adventure, porque los muchachos siempre usan ropas de los otros y lo encontré tierno. 

espero les haya gustado ;; amor a todos/as.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).