Caminaba tan rápido como mis cortas piernas podían, con la intención de dejar tan atrás a Zar para que no le fuese posible seguirme. Todo era un problema, hacía mucho calor así que tuve que dejar el suéter en casa, por lo que traía una musculosa debajo de la delgada camiseta del uniforme, por estas cosas es que travestirse perfectamente es tan difícil.
Escuché el timbre de entrada, apresuré el paso pensando que estaba corriendo y que esto era algo bueno si así perdía a la pervertida que me siguió desde el apartamento. Cuanto más me acercaba a la entrada podía escuchar una guitarra, era tan ruidosa y molesta que mi piel se ponía de gallina, ¿quién en su santo juicio le pone la mano a una guitarra solo para arruinar las cuerdas de esa forma?
Todos los estudiantes que siempre llegaban tarde corrían en manada al portón de entrada y por algún extraño motivo se alejaban a una distancia moderada de dos personas en el medio. Un matorral de raíces marrones capturó mi mirada, ¿Jack?
Le pase de largo lo mejor que pude pero de todas formas Zar me alcanzó y me llevo a su lado, alguna vez escuché que todos los raros se conocen...
La directora, explicando porque todo el mundo se alejaba de ella agarró al león de la camisa y yo tratando de quitarle la guitarra me vi arrastrado a dirección. La pervertida de Zar que me seguía hace un momento se perdió cuando vio a una chica en el camino.
No diría que fue la regañada de mi vida, ni siquiera fue para mí, solo me senté a la par de Jack porque él no soltaba el instrumento de cuerdas. De un modo u otro le ayudé a cumplir su castigo, no quería entrar a clase. Entregaríamos folletos a cada maestro sobre nosequé, era joda de la directora, bien podía hacer una reunión.
El león paro a mitad del pasillo tan rápido que choque con él dejando caer todos los papeles sueltos por todas partes.
-Casey –me abrazó, era un abrazo de papel con todo lo que traía en las manos.
-¡Ah! –mi cuello absorbía su cálida respiración, se escondía tanto que claramente estaba doblando las rodillas gracias a eso pude ver la razón de todo esto. Zar estaba sin ningún pudor besando a una chica más alta que ella sosteniéndose de su cadera con las piernas para no caer.
Jack apretaba aflojo el agarre para dejar caer el papel al instante que volvía con más fuerza en un abrazo de oso y lo único que pude conectar es que estaba avergonzado.
-Tú… -Lo peor de no conocer estas situaciones es no saber cómo actuar- Andando.
Traté de salir de ahí caminando al lado contrario de las chicas que no se habían dado cuenta de nuestra presencia pero el león levanto la mirada que por cierto estaba vidriosa empezando a lagrimear y un hilo de sangre le bajaba por la nariz.
-¿A dónde vas? ¡Tengo que grabar esto! –Grito sacando su celular.
....
Mi cerebro se largado, ya no quiere seguir.
Arrastrándome nos escondimos en la esquina, de verdad que estaba grabando eso pero parece que en la mejor parte según él -en la que a todo el mundo se le ocurre detener- entraron al salón que estaba atrás, el timbre sonó para indicar la salida, tan alto por el lugar en el que estábamos y como Jack se asustó no se le paso otra idea por la cabeza más que abrazarme en el momento que todos los estudiantes pasaban recto por ahí para escapar de su rutina diaria.
Imaginad a la chica más bonita de su clase abrazando a un chico que le pasa unos grados en el suelo con papeles por todos lados.
Los flashes de las cámaras, las preguntas raras y las suposiciones que más tarde serían rumores no tardaron, no creo que necesite explicar quien estaba ahí también. La reacción normal de alguien sería levantarse rápidamente para escapar pero como yo era una princesa, princeso o la estupidez que fuera (Mi falda estaba atorada de alguna forma debajo de Jack) me quede ahí en silencio esperando a que el león se levantara. Como en las novelas, paso algo extraordinario, que a este paso atravesaría con una flecha mi corazón. Andrés salió de la multitud levantándome y tirándome del brazo hasta un salón vacio.
-Annnnn -Solté en un grito, mi muñeca dolía con la fuerza que ejercía- ¡déjame ya!
-Casey.
Todo se detuvo. El tiempo y el donde no existen.
-¿A quién le estas probando algo? -comenzó mirándome profundamente.
-...
-Estás cada minuto con un chico, es tan desagradable escuchar lo que todos dicen.
-¿A cada minuto? Para nada, no tienen nada que hacer...
-Ya veo -sonrió después de suspirar- ¿y qué me dices de hace un rato? ¿Qué relación tienes con ese tipo? Me encogí de hombros sin querer seguir hablando, Jack era... ¿El novio de mi primo? Supongo, pero sospecho que nadie conoce eso y como Ioe es muy importante en este instituto de porquería no le convendría tener que lidiar con basura, además que si la directora se entera, seguro llama a sus padres lo que es un problema peor, mis tíos no saben que Ioe es homosexual.
A Andrés la furia le salía por los poros pero digo que aun con esa cara de estreñimiento es guapo.
-Casey, si vas a decir que te gusta alguien ten la decencia de demostrarlo no tirándote a otros tíos.
-¡NO ME HE TIRADO A NADIE! -Chille con la cara caliente y mi masculina voz muy profunda en mi se escuchó, pero él no le tomo importancia, aunque ese segundo de vacilación me tenso bastante.
-¡Ya! entonces, eres virgen –rió.
¿Este sujeto es tonto o le pegan en casa? Bufé.
-Sí, soy virgen –mentí- ahora déjame ir.
-Bien.
Salí del salón con la dignidad por los suelos. Mentiría si dijera que soy virgen, justo ahora, me acaban de follar la mente. Estoy en blanco.
Jack estaba afuera, sentado como suele hacer Ioe mientras me espera. Mi abuela decía que las parejas con características parecidas fueron hermanos en otra vida.
Me saludó incomodo, claro que ha escuchado nuestra conversación pero no estaba enojada, aunque si él fuese yo, hubiera escapado al primer grito.