Las calles de Seúl estaban pintadas de blanco, era un invierno crudo como Yixing lo había leído que era alguna vez en un periódico. Nunca pensó llegar a estar en esta ciudad, caminando por sus calles y mirando su gente. Pero aquí se encontraba, un tanto desorientado.
A decir verdad no sabía porque había decidido salir esa tarde, no hablaba el idioma y no conocía a nadie en la ciudad. Parecía una decisión suicida para una persona olvidadiza mudarse a otro país, pero no tenía opción.
Su cabello comenzaba a llenarse de nieve así que en un movimiento rápido saco sus manos de los bolsillos y se colocó el gorro que tenía la sudadera.
Caminaba lentamente mirando el paisaje que le ofrecía la ciudad, el lugar en el que se encontraba tenía una hilera de arboles de flores de cerezo, eran blancas como la nieve que les adornaba como si fuera azúcar glass. Había muchas parejas caminando tomadas de la mano y por más que Yixing intentara ignorarlas, su memoria hacia lo contrario brindándole recuerdos del invierno pasado que compartió con Wu Yi Fan.
-¿Qué haremos esta Navidad? –le pregunto el alto mientras rodeaba su cintura y acomodo su cabeza en el hombro de Yixing.
-Quiero que conozcas a mis padres, estarán en la ciudad. ¿Te parece? –Yixing volteo a mirarlo con ilusión impregnada en sus ojos.
-Me parece perfecto, es tiempo de que conozca a los padres de la persona que amo. –el más alto le regalo un beso en la mejilla haciendo sonrojar a Yixing.
El pelinegro movió su cabeza con el afán de borrar los recuerdos. Coloco sus audífonos dejando que la música de piano que llevaba en su reproductor le impregnara sus oídos de bellas melodías. Estaba tan absorto del mundo que no se fijaba más en las parejas o en el paisaje, simplemente quería marcharse del lugar y regresar a su departamento que aunque fuera un lugar cerrado, simplemente parecía ser más frio que el estar afuera con menos tres grados bajo cero simplemente por la soledad que emanaba.
-¿Qué sucedió? –Le pregunto Yixing- ¿Por qué te vas? –sus ojos amenazaban con lágrimas.
-Yo ya no siento nada por ti Yixing, lo siento tanto, había querido encontrar un buen momento para decírtelo pero jamás lo encontré.
-Entonces el joven que está afuera del departamento…
-Me está esperando –Yi fan coloco la maleta en su hombro, antes de salir del departamento se giró para ver a un Yixing derramando lágrimas- shè miǎn.
Giro para volver por donde había caminado, al dar un simple paso pisó su cordón haciéndolo trastabillar unos pasos más y chocar con la persona que venía en la dirección opuesta a él. Cerró sus ojos por el impacto que tuvo, su rostro había pegado en el pecho de la persona. Yixing no quería abrir los ojos cuando se separó del cuerpo con el que había impactado, estaba tan apenado que podía sentir un escalofrió recorrer descaradamente su espalda.
-¿Te encuentras bien?
Escucho que la otra persona le hablo, así que abrió los ojos dejándole ver a un joven un poco más bajo que él, llevaba su cabello obscuro levantado en un copete, sus ojos obscuros estaban fijos en Yixing y sus labios surcaban una ligera sonrisa.
-¿Te encuentras bien? –volvió a preguntar el muchacho. Yixing comenzó a sentirse nervioso, no podía comunicarse en coreano. Aunque ahora no le gustara esa palabra, tenía que usarla.
-Shè miǎn
Perdón.
-Oh –el muchacho pareció comprender y Yixing sonrió apenado haciendo una reverencia continuando pidiendo perdón- está bien, yo hablo un poco de chino –dijo sonriéndole- me llamo Kim Junmyeon.
-Es un placer, mi nombre es Zhang Yixing.
-Es un gusto Yixing ¿te puedo… invitar un café? –dijo pausado pero aún así entendible para el más alto.
-Gracias, pero no tienes que hacerlo.
-Oh, lo siento.
-Quiero decir, lo más correcto es que yo te invite un café.
-Sería estupendo.
-Solo tienes que decirme en donde, yo no conozco aun la ciudad –tardaba unos segundos en responder pero al final lo hacía.
-Claro, solo espera…
De repente Junmyeon desapareció de la vista de Yixing, se había agachado y ahora se encontraba atando el cordón del zapato deportivo del más alto. Yixing podía sentir sus mejillas tornarse rojas con la acción del otro, Junmyeon le miro desde abajo regalándole una sonrisa sincera.
Tal vez salir de su departamento esa tarde no había sido una decisión tan errada.
Su corazón se lo decía por la forma en que se desbordaba en latidos arrítmicos por la sonrisa de Junmyeon durante el trayecto a la cafetería más cercana.