La comida llegaba a la mesa con una velocidad impresionante. Sin duda eran los guerreros saiyajines quienes devoraban las delicias preparadas por el servicio de buffet que había contratado Bulma.
Kakaroto tenía razón, los cumpleaños no eran tan malos. Al menos la comida era excelente y aunque estaba rodeado por esos idiotas (Y su familia) no había razón para no disfrutar ese momento.
Apenas transcurrió una hora y los demás invitados estaban sumamente satisfechos. Todos habían terminado la comida principal, a excepción de los dos asistentes de cabello azabache y peinados alborotados. Pero como ya era habitual, todos seguían platicando animadamente mientras ellos continuaban devorando con verdadera hambre los platillos en silencio.
Por su propia seguridad, vegeta intentaba no intercambiar miradas con Kakaroto mientras comía. No quería ruborizarse como un idiota solo por descubrirse observado por él.
-¿Te estas divirtiendo?- pregunto finalmente Gokú mientras sorbía ruidosamente un plato de fideos.
-Sí, es entretenido. No lo niego.- concedió el príncipe sin dejar de masticar un pedazo de carne perfectamente preparado.
-Y se pondrá mejor- soltó de manera maliciosa Kakaroto mientras volvía la vista a su plato de comida.
-¿Pero…que?- no pudo evitar ahogarse un poco al escuchar esas palabras. Todos voltearon un poco preocupados al escuchar la tos que emitía Vegeta a causa de las sorpresivas palabras provenientes de Kakaroto.
Perfecto.
-Papá toma agua.- aconsejo Trunks mientras le acercaba un recipiente con el líquido.
El príncipe saiyajin se negó mientras se sentía un poco abochornado por hacer el ridículo frente a esos miserables insectos. No necesitaba ningún tipo de ayuda.
-Estoy…cof…estoy bien. ¿Lo ves? Estoy…ahh!!- No pudo terminar de pronunciar la última frase porque algo se empezaba a remover lenta y tortuosamente en su interior. Inmediatamente se llevó las manos a la boca producto de la vergüenza.
Todos se quedaron callados por un instante. ¿Habían oído bien? ¿Vegeta acababa de…?
-Tranquilos insectos, estoy bien. Cof...Cof… ¡Ahora dejen de mirarme de una buena vez!-dijo lo último con el tono más amenazador que pudieron pronunciar sus labios. Aunque claro, sonó un poco más a petición que a una orden.
Era cierto, no ocurría nada. Era el gruñón de Vegeta de quien se trataba. Ese hombre le molestaba hasta que saliera el sol por las mañanas. Todos volvieron a ignorarlo mientras comenzaban a charlar entre ellos. Bueno, casi todos.
-Te ves algo agitado Vegeta. ¿Seguro que no quieres agua?- pregunto Gokú conteniendo la risa al ver lo mucho que vegeta estaba “sufriendo”.
-ah…no…estoy…estoy bien…en…serio…ah!- respondió lentamente intentando sonar lo más natural posible. –eres un idiota…-alcanzo a pronunciar de una manera que notará lo mucho que iba a disfrutar hacer sufrir a Kakaroto apenas se declarará vencedor mientras lo observaba amenazadoramente con la mirada más fría que su rostro pudiera ofrecer.
Era una suerte que todos lo habían ignorado en ese instante. Maldita sea, el calor en su cuerpo estaba aumentando. Había olvidado que lo que traía dentro se llamaba vi-bra-dor, un maldito y grueso vibrador que se sacudía lentamente dentro de él. Era demasiado, pero vamos, nada que no pudiera manejar. ¿Verdad?
Los robots de la corporación que en esta ocasión habían sido programados para servir como meseros, comenzaron a retirar todos los platos vacíos. La música era perfecta para poner un ambiente adecuado para la celebración. Goten y Trunks corrían por todos lados con una sonrisa en sus rostros, las mujeres platicaban animadamente entre ellas y los demás presumían entre ellos.
El maestro Roshi era el más contento debido a la gran cantidad de alcohol que había consumido en ese corto periodo de tiempo, al menos así lo reflejaban sus gritos sin sentido y su energía un tanto errática. Todos reían discretamente por lo jocoso de su actitud.
¡Un momento! ahí estaba su solución.
-Oye…Kakaroto…ahh…ehhm… ¿no quieres…una copa?- pregunto de manera casual. No era divertido soportar esa cosa en su trasero y la mirada burlona del saiyajin de melena alborotada sobre él.
-Claro, ¿Por qué no? Robot, tráenos una botella de vino por favor.- indico con ánimo al robot que iba pasando a su lado.
-Tal vez no sea prudente para ti tomar vino, después de todo, te noto un poco sonrojado- Se lo dijo de manera directa. No disimulo un poco su idiota tono de voz tan grave como jodidamente sensual.
-No…no es verdad. Ejem…ejem…- sin poder evitarlo se puso un poco más colorado.
El robot cumplió con rapidez su encargo. En menos de un minuto había vuelto de regreso.
A ambos les sirvieron una copa, Kakaroto lo bebió lentamente sin despegar la mirada del apuesto príncipe quien lo veía embelesado. Por obvias razones, Vegeta no iba a poder tomar el liquido de su copa sin volverse a ahogar. Le costaba trabajo incluso pasar saliva.
-¿No vas a tomártelo?- pregunto confundido Guku al observar intacta la copa del príncipe –crei que eras tú el que quería beber.
-ehh… si… en un momento…-respondio el príncipe con dificultad. Esa cosa estaba empezando a gustarle y eso volvia mas complicado el hablar sin jadear.
-Vamos, no es divertido beber solo. Parece que necesitas un poco de presión para que te animes- dicho lo ultimo, Kakaroto metio su mano en el bolsllo derecho de su pantalón para presionar un botón. A simple vista no ocurrio nada, pero dentro del cuerpo de Vegeta la temperatura aumento mientras su razón luchaba por mantener el control de su cuerpo.
-Mmmh!...mmmh!...mmmh!...para…por favor… mmmh!- suplicaba el príncipe al sentir una descarga de placer recorrer sin piedad su coluna vertebral, lo suficientemente poderosa para despertar a su “amiguito”. –Lo…hare…mmmh…pero detente…¡por favor!
Tenia que estar disfrutando demasiado el espectáculo frente a sus ojos. ¿Es que acaso nadie había notado lo bello que se veía Vegeta al suplicar que se detuviera? Dioses, era una suerte que nadie les prestara atención porque ambos tenían un enorme problema muy difícil de ocultar.