Sintió un escalofrió recorrer su cuerpo, desde la cabeza hasta la punta de sus pies. —Inténtalo — soltó el príncipe para terminar de provocarlo. Lo bueno estaba a punto de comenzar.
No era casualidad que el príncipe, después que tanto se quejará del maldito vibrador aún lo tuviera incrustado en su trasero. Kakaroto lo sabía y estaba dispuesto a cumplir el juramento que acababa de hacer. Haciendo uso de su velocidad, tomo del suelo la camisa del príncipe y fácilmente pudo romper la manga de la prenda. Utilizando su teletransportación, se colocó detrás del príncipe y con increíble facilidad amarro las manos del orgulloso guerrero tras su espalda. Por su parte, vegeta "fingía" los gritos para que lo liberase de una buena vez de aquel "loco pervertido" como lo insultaba mientras se retorcía inútilmente intentando "escapar" de él.
Quedando sus manos atrapadas fuertemente por el trozo de tela, el orgulloso príncipe había perdido un poco el equilibrio de su cuerpo. Kakaroto lo sabía y por eso mismo se sentó en el pasto y recargo su cuerpo junto a una enorme roca para inmediatamente colocar bruscamente el cuerpo de Vegeta sobre el suyo. De esa manera, Vegeta no tenía más opción que montar sobre su erección, restándole un poco de libertad para elegir la posición.
Se tomó unos instantes para contemplar el rostro aun sonrojado del príncipe. El por su parte, se quedó en silencio al intentar sostener la mirada de aquel hombre de ojos color esmeralda que muy a su pesar, aún lograba ponerlo nervioso. Sintió como el vibrador era retirado de su interior e inevitablemente soltó un fuerte gemido. Necesitaba sentir dentro algo más "poderoso" que un trozo de plástico y metal.
Sin embargo, no estaba preparado para sentir la fuerte estocada que Kakaroto le regalo apenas saco aquel aparato de su cuerpo. Lo tomo por sorpresa y la reacción inmediata de su cuerpo era la de alejarse de aquello que le provocaba un dolor tan intenso. Mierda, aun cuando el vibrador se había encargado de prepararlo resultaba insuficiente para acostumbrarse por completo al enorme miembro del rubio guerrero.
Dolía, dolía mucho. Y le dolió aún más cuando lo sintió moverse para repetir la estocada. No pudo evitar soltar varias lágrimas mientras apretaba inútilmente los labios. Había sido un idiota al provocar de esa manera a Kakaroto, ahora tenía que afrontar las consecuencias de no poder tragarse sus palabras cuando tuvo la oportunidad.
Kakaroto sentía las lágrimas que caían sobre su pecho como brazas de fuego quemando cada parte de su piel. Algo le imploraba en su cabeza que se detuviera, que terminara con esa estúpida situación donde el único que salía lastimado era Vegeta, pero era inútil. No podía detenerse. Sabía que estaba mal hacer llorar a Vegeta pero también quería enseñarle al príncipe de una vez por todas que su corazón únicamente le pertenecía a él. Que él era su dueño y nadie más.
Se limitó a acercar su boca a la del orgulloso príncipe para regalarle un profundo y demandante beso. Vegeta inmediatamente correspondió aunque se notaba un poco cohibido debido a que intentaba concentrarse en intentar alejar el dolor de su mente. La mano derecha de Kakaroto se posó sobre su cadera mientras que la izquierda se enfocaba en acariciar de manera rápida su miembro.
—Relájate...
—Ah, no, no puedo...
—Tranquilo...encontrare el punto donde...se sienta bien...ahh...
—no...Ahh... ¡Noo!
Grito la última palabra al sentir como el miembro de Kakaroto tocaba aquel punto donde lograba ver estrellas por el placer que le provocaba. Era increíble, en un segundo el dolor se había esfumado por completo y dejaba en su lugar una ola de placer tan intenso como el dolor que lo había precedido.
Poco a poco, fue relajando su entrada permitiéndole a Kakaroto llegar más adentro en su interior. Se sentía jodidamente bien. La velocidad comenzaba a aumentar de manera paulatina y en cuestión de pocos minutos era Vegeta el que se impulsaba con fuerza para auto penetrarse y prolongar el placer que su cuerpo buscaba como una droga.
Gokú observaba embelesado la maravillosa imagen y por un momento decidió terminar de una vez por todas con su 'juramento', a pesar de ello decidió continuar con su plan.
—Ahh...si...ahhh!...si...ahhh... ¿pero...qué? — fue lo único que pudo pronunciar el príncipe antes de caer nuevamente al suelo. Se retorció inútilmente en el pasto intentando calmarse, pues estaba muy cerca de llegar al orgasmo para ser obscenamente interrumpido en el mejor momento.
Kakaroto lo había empujado antes de terminar, seguramente se le había ocurrido una nueva (y loca idea). Lo levanto de la cintura y lo coloco de frente a la roca donde antes se hubiera recargado el, empleando un poco de fuerza lo obligo a inclinarse hasta que su rostro y su pecho quedaran apoyados sobre la enorme piedra y dejando completamente expuesto su blanco trasero.
-¿Qué tenemos aquí? — pregunto Gokú con una sonrisa mientras se inclinaba para recoger el juguete y colocarse con cuidado sobre el cuerpo del príncipe.
Vegeta se quedó quieto, pues era imposible (por la posición en la que se encontraba) poder observar las acciones de Kakaroto. Por su parte, Gokú se acercó hasta el para poder abrazarlo por la cintura y regalarle caricias a su oreja y a su cuello. La piel de Vegeta se erizo por la sorpresa de sentirlo nuevamente junto a él.
Entendiendo la necesidad del príncipe por terminar, coloco la punta de su miembro en la entrada de su trasero y lentamente fue introduciéndose en él, el cuerpo de Vegeta se abría con absoluta libertad en su interior, pero cuando iba a la mitad de su larga longitud se detuvo. Esto lo iba a disfrutar. Y mucho.
Coloco el duro vibrador frente a la boca de Vegeta para que este lo lamiera. El príncipe entendió rápidamente el mensaje y lentamente comenzó a succionar el tibio aparato de manera sensual y obscena. Kakaroto continuo con la labor de entrar nuevamente en él y cuando al fin lo consiguió, comenzó con el vaivén de las embestidas.
—Ahhh...Vegeta...eres tan estrecho...
—mhmhhm...mhmnh...mhhh...mhmnh...
— ¿Qué?...ohh lo siento...hehehehehe...
Alejo de la boca del príncipe el enorme vibrador y nuevamente pudo escuchar los gemidos del emitidos por Vegeta. Si algo en verdad lo ponía como loco era escuchar la voz del guerrero de cabellos color azabache al gozar con su cuerpo. Aumento la velocidad en sus embestidas y poco a poco la intensidad de los gemidos se transformaban en gritos. Nuevamente salió de él, cuando calculo que Vegeta estaba cerca del orgasmo.
—¡Nooo!...insecto...ahhhhh...eres un... maldito... maldito bastardo!!!
No pudo disimular una risa de satisfacción al escuchar estas palabras mientras observaba como el cuerpo del príncipe se retorcía inútilmente intentando llegar por su cuenta al tan anhelado orgasmo.
Volvió a colocar la punta de su miembro en la estrecha entrada del príncipe.
—Dime Vegeta ¿Quién es tu dueño?
— ¿Qué?...¡¡AHHHH!! — no pudo terminar esa oración pues Kakaroto había entrado con increíble fuerza dentro de él. Se había sentido increíble y juraría que por instante su voz había suplicado por más.
—Pregunte... ¿quién es tu dueño?