- Esa maldita cabra me ha tenido que hacer algo en la cabeza, ¡porque esto no es normal!
Se separó del sofá algo enfadado consigo mismo por su comportamiento. Tras poner su cabeza en orden arropó un poco al genio y le acarició la cabeza.
- Gracias por todo, Bruce.
Dicho eso le dio un beso en la frente y se dirigió a su habitación.
Llevaba bastante tiempo sin recibir visitas ni ver a nadie más que a Bruce, y basta que hubiera venido Rogers para que justo al día siguiente se presentara otra persona en la torre Stark. Tony se encontraba trabajando por la zona de experimentación cuando fue avisado por Jarvis.
- Aaah... ¿Podrías decirle a Steve que lo atienda él? Yo estoy algo ocupado, y Bruce seguro que también... De todas formas si es algo importante terminará presentándose ante mí.
El capitán recibió el mensaje del ordenador y, tras echarle un último vistazo al jotun, cesó su vigilancia para ir a recibir, algo confundido, al invitado. Cuando llegó a la entrada de la torre vio que se trataba de María Hill, una de los agentes de confianza de Nick Fury.
- ¿Qué la trae por aquí, agente?
- Bueno... ex-agente. Tras la disolución de S.H.I.E.L.D. me dijeron que a lo mejor podrían necesitarme aquí. ¿Cómo se encuentra Tony?
- Parece que ha vuelto a la vida.
- Sólo era cuestión de tiempo. Ese hombre ha pasado por demasiado como para rendirse ahora. Y pese a su molesta personalidad y su ego, es alguien muy valioso que debemos tener en cuenta y proteger si hace falta - echó un vistazo a las amplias instalaciones y la gente que trabajaba allí normalmente. - Estoy segura de que Stark no escatima en vigilancia, pero aún así necesitaré comprobar que este lugar es seguro.
- ¿Aún sospecha que quede alguien de... por ahí?
- ... Creo que sería mejor hablar de esto en otro lugar. ¿Ya has informado a Tony sobre este asunto?
- Así es.
- Bien. Pues vayamos a encontrarnos con él.
De pronto Jarvis se puso en contacto con ellos.
- Por favor, diríjanse hasta el ascensor. El señor Stark los estará esperando arriba.
- Vaya... ¡menuda rapidez! - exclamó la ex-agente asombrada al saber que les había estado espiando. - Está claro que este edificio es suyo...
Mientras subían en el ascensor el capitán no pudo evitar advertirla de algo.
- Tenemos una pequeña sorpresa que creo que la va a sorprender bastante.
- ¿Una sorpresa? - lo miró con curiosidad. - Veamos de qué se trata.
Al llegar al salón efectivamente ahí se encontraba el genio. Había avisado a los ingenieros de que siguieran por su cuenta con los modelos mientras él se ausentaba un rato. Steve echó una rápida ojeada a la estancia y no pareció ver a Loki.
- Buenos días agente. Si mi personalidad y mi ego no resultan un problema, creo que merezco que se me informe sobre qué demonios está pasando aquí.
María Hill suspiró mientras cruzaba los brazos.
- Me alegra que vuelva a ser el mismo de siempre, Stark...
Tuvieron una pequeña charla sobre lo que había sucedido con la agencia y Tony decidió contratar a María como supervisora de la seguridad de la empresa. Era consciente de que nunca estaba de más tener a personas de confianza cerca y, además, él no podía estar atento a todo al mismo tiempo. Así se sentiría más tranquilo.
- Y bien, ahora que este asunto está zanjado, ¿cuál era la sorpresa que me teníais preparada?
Steve y Tony se miraron mutuamente y éste segundo hizo un movimiento de afirmación con la cabeza mientras cruzaba los brazos.
- ¡Jarvis! ¿Qué hace nuestro invitado estrella?
- Está leyendo en el comedor, señor.
- Bien, vayamos a saludarlo - se giró hacia la agente. - Sé que esto te va a resultar extraño, para nosotros también lo fue. Aunque carezca de lógica, puedo asegurarte que está aquí en son de paz. Creo que si hubiera querido matarme, ya lo hubiera hecho - soltó una risilla mientras miraba a Steve, quien frunció el ceño bastante serio ante ese comentario.
- ... Esto no me gusta nada Stark, ¿a quién tienes ahí arriba?
Subieron las escaleras, y en cuanto llegaron al comedor los engranajes de su cabeza empezaron a moverse e identificó al instante al hombre que se encontraba allí sentado, pese a estar de espaldas. Esa ondulada melena azabache, la estatura que parecía tener, y los tonos en su ropa, aunque fuera convencional... todo le resultaba demasiado familiar. Había sido avisada, pero no pudo evitar el impulso de desenfundar la pistola y apuntarle directamente mientras lo observaba expectante.
- Qué... ¿Qué rayos... pasa aquí...
El jotun se rió sin apartar la mirada del libro.
- Creo que el siguiente paso es que me metáis en un expositor para que todos puedan venir a verme y quedarse con sus patéticos rostros de sorpresa. Lo cierto es que nunca me cansaría de observarlos - dejó el libro tras colocar el marca páginas y se levantó para encarar a la agente, la cual se tensó sin bajar el arma. - Cuánta hostilidad...
- ¿Y te sorprende? Maldito monstruo... - se acomodó en el sitio mientras seguía observándolo sin pestañear. - ¿Qué haces aquí?
Tony le puso una mano encima de la pistola mientras le dirigía una mirada advirtiendo que no era bueno hacer enfadar al asgardiano. La morena al final se tranquilizó y guardó el arma.
- Y ahora es cuando volvéis a hacer un corro para cuchichear a mis espaldas... - comentó el jotun mientras cogía un botellín de agua de la nevera.
- Es lo que te has ganado, cabrita - respondió el castaño de forma burlona.
Volvieron a bajar al salón y la ex-agente de SHIELD se dirigió rápidamente a Tony.
- ¿Lo tienes completamente vigilado?
- Le conseguí colocar un brazal rastreador conectado al mío y al ordenador central. Gracias a ello puedo saber dónde se encuentra en todo momento. Desconozco qué hace aquí, pero no ha salido de la torre desde que llegó. A lo mejor está huyendo de algo en Asgard. No he podido sacarle información pero tampoco lo he intentado todo. Podría haber insistido pero no lo he hecho por miedo a que... se le fuera la pinza... ya sabes... Bastante raro es ya tenerlo de invitado aparentemente amigable.
- Monitorizas sus pasos, eso es más que suficiente. Puede que no hallemos el motivo por el cual ha venido, pero sea lo que sea que trame, lo sabremos. Encargaos de que todo siga estando en orden y no le quitéis el ojo de encima. Que no salga de aquí. Ahora, si me disculpáis... Necesito un tiempo para poder procesar todo este asunto.
Dicho esto se despidió y se dirigió hacia el ascensor. Steve la siguió un momento y la agarró del brazo justo antes de que se cerrara la puerta.
- ¿Debería... decírselo?
- Él se pondrá en contacto con vosotros cuando lo desee. Hasta entonces sólo pido un poco de paciencia. Las cosas no están siendo fáciles, y ahora además tenemos otro dolor de cabeza... Ya sabéis cuál es vuestro deber. Prometo que nos veremos pronto.
- Hasta entonces, agente.
- Adiós, capitán.
Las puertas del ascensor se cerraron y Steve volvió al salón.
- ¿Te estaba siguiendo, verdad?
- Eso parece...
- Bueno, al menos no me ha echado la bronca por haber accedido a los archivos. Eso quiere decir que no me han pillado. Para que luego os preguntéis por qué estoy tan orgulloso de mí mismo.
- Stark... - el rubio frunció el ceño mientras sonreía de medio lado y cruzaba los brazos.
- ¿Qué? Sólo era una observación...
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Pasaron un par de días en los que no recibieron ningún tipo de noticia. Siguieron vigilando al asgardiano, pero no parecía hacer nada fuera de lo normal, y se mostraba bastante reacio a hablar con ellos en cualquier situación. Ese hecho no hacía más que generar incómodos silencios que ni siquiera Tony podía animar porque el moreno no ponía absolutamente nada de su parte. No podía evitar molestarse.
- Maldita sea, ¿después de haber hecho todo aquello ahora decides tratarme como a un maldito extraño?
Loki seguía divagando sobre si había hecho bien o no yendo allí. Lo único de lo que estaba completamente seguro era que no quería haberse quedado en Asgard. Pero por cómodo que se encontrara en ese lugar de Midgard, a fin de cuentas no era más que otra cárcel. Tal vez mucho más grande, lujosa y confortable, pero una cárcel. Sabía que los humanos se mostraban ansiosos con su presencia, intentando descubrir qué tramaba. Pero lo cierto es que no tenía absolutamente nada en mente. Él estaba ahí de mero espectador. Y esos humanos ciertamente le divertían. Miraba a diario la ciudad, y nada parecía cambiar. Lo cierto es que, a pesar de la tranquilidad con la que vivía debido a su longevidad, comenzaba a aburrirse un poco de esa rutina en la que se había metido.
- Me pregunto cuándo decidirá venir... No creo que estos estúpidos humanos estén preparados, no esta vez...
Terminó de leer otro de los libros que le habían proporcionado y decidió dar un paseo por el piso. Subió a la tercera planta y pasó junto al salón del jacuzzi, tentándole para entrar. Sin embargo, escuchó ruidos provenientes de la sala de al lado que llamaron su atención.
- Por ahí estaba el gimnasio...
Entró a la habitación y se encontró con una gran sala que ocupaba dos pisos de altura. Estaba sobre una plataforma vallada que comunicaba con el piso de abajo mediante unas escaleras. Había algunas máquinas de ejercicio cardiovascular y de fuerza, y vio a Steve en una de ellas. Había encontrado ese lugar investigando el edificio y definitivamente tenía que aprovecharlo.
El asgardiano se quedó observando al humano sin que este se diera cuenta por la perspectiva en la que se encontraban. Ese pequeño balcón servía para camuflar su presencia en el piso de abajo. El rubio llevaba puesta ropa de deporte que seguramente habría traído con él, y debía llevar ya un rato ahí metido porque había bastante sudor recorriendo su cuerpo. En ese momento se encontraba en una Peck Deck, trabajando los hombros y la zona pectoral. Tenía unos músculos muy bien definidos, incluso se podían intuir muy bien las formas por debajo de la húmeda camiseta. Esos anchos brazos se movían hacia delante y atrás sin parar, cargando con el peso de la máquina. También se podían intuir las contracciones y extensiones de los pectorales bajo los anchos hombros. Respiraba fuerte pero rítmicamente mientras realizaba cada movimiento y gotas de sudor caían desde su frente a su pecho.
De alguna forma el jotun comenzó a sentir una intensa lujuria viendo la escena. Se fijó en cada uno de sus músculos, moviéndose tan deliciosamente, estando tan perfectamente marcados. Sentía el impulso de apretar fuertemente esa carne bien trabajada y le pasaba por la cabeza la idea de ser abrazado por un cuerpo tan majestuoso. Aquello lo estaba hipnotizando de una forma enfermiza.
- ¿Disfrutando de las vistas?
Se sorprendió bastante cuando apareció Tony detrás de él. Estaba tan embobado mirando al otro humano que no se había percatado de la presencia de este. Se quedó en silencio sin decir ni una palabra, sintiendo cómo su cuerpo seguía ardiendo en deseo.
- Ese viejo tiene un bonito cuerpo, ¿verdad?
El moreno no respondía así que comenzó a mirar él también, y de alguna forma se metió en el ambiente, recordando eventos de su alocada juventud.
- Oh vaya...
Se sintió un poco avergonzado por pensar en el capitán de esa manera, pero ahora que recientemente había recordado cómo se sentía hacerlo con otro hombre, no podía quitarse esos recuerdos de la cabeza. Y no sabía que le pasaba esos días, pero sentía que no era dueño de su cuerpo, lo cual le molestaba bastante. Observó a Loki, que ni siquiera se había movido un milímetro. Puso atención y le pareció que estaba respirando un poco fuerte.
- ¿Te encuentras bien? No vayas a empezar a hiperventilar...
- Déjame solo, humano.
- Oh venga... - lo giró hacia él y advirtió lo excitado que estaba. - Déjate de esas tonterías prepotentes de "no quiero hacerlo con humanos" si luego vas a ir por ahí devorando con la mirada a uno.
El asgardiano empujó a Tony, para separarse, y se quedó en completo silencio intentando tranquilizarse un poco para guardar las formas. Se sentía muy molesto pero tenía razón, no podía evitarlo.
- Por tu reacción veo que realmente te gustan los musculitos. Hum... - puso una cara burlona.
Loki dejó de lado su incomodidad y decidió seguirle el juego en ese pícaro duelo.
- Lo cierto es que sería interesante arrebatarle esa imagen de rectitud a vuestro querido capitán - sintió que su pantalón empezaba a apretar bastante mientras fantaseaba mirando fijamente al rubio. - Me pregunto cómo se sentiría... atándolo, sumiéndolo en el placer...
De pronto el genio le agarró del cuello del jersey.
- Para el carro colega - el jotun lo miró sorprendido. - Ni se te ocurra tocarlo. Y deja ya de imaginarte esas cosas, o al menos no las digas en alto. Es perturbador...
- ¿Y por qué no debería tocarlo? ¿Por qué debería hacerte caso, humano? - preguntó un poco sofocado por su estado, pero con su típica sonrisa picaresca, provocándolo.
- Porque ya me tienes a mí - se quedó observándolo fijamente con esos grandes ojos ansiosos. - Ambos queremos lo mismo, aunque por cómo me has estado evitando parece que la otra vez debiste odiarlo...
- ...
Lo cierto es que era todo lo contrario, y Tony era consciente de ello, pero lo había dicho de esa forma para confundirlo. Loki comenzó a recordar la noche alocada que tuvieron y su lujuria siguió creciendo. Volvió a mirar el atlético cuerpo de Steve mientras decidía si se dejaba llevar por el deseo, dejando su orgullo de lado.
El genio hacía aquello en parte por proteger al rubio de lo que pudiera llegar a hacerle ese diablillo pervertido, en parte para satisfacerse a sí mismo.
- ¿Y bien?
- Oh rayos... vamos.
Finalmente agarró al humano del brazo y lo sacó de allí a rastras para llevarlo a los dormitorios.