- Espero poder ayudarte algún día, hermano...
Apoyó su cabeza contra su pecho mientras le acariciaba el pelo instintivamente como hace tantos años, y poco a poco una calidez familiar que creía olvidada le abrió las puertas al mundo de Morfeo.
La luz que se filtraba a través de la cortina comenzó a incidir sobre sus ojos, despertándolo de aquel placentero descanso que tanto añoraba. No había tenido pesadillas, ni despertares. Se sintió extrañamente reconfortado y decidió quedarse tumbado un rato más, disfrutando de la calidez de aquel entorno. Notaba las sábanas suaves, como si estuviera durmiendo sobre algodón. Tenía un ligero dolor de cabeza, y estaba algo mareado, pero se sentía tan a gusto que nada de aquello le importaba. Sin abrir los ojos comenzó a divagar aún medio dormido.
- No lo entiendo... la otra vez que bebí me levanté hecho un desastre. Esa bebida llamada ron hace milagros.
Se giró en la cama mientras empezaba a desperezarse un poco soltando un bostezo, y se chocó contra algo.
- ¿Hum?
Le dieron ganas de abrazarlo y comenzó a tantearlo. Era demasiado duro para ser un cojín, pero se sentía suave y cálido. Cuando se estaba volviendo a quedar dormido, aquella cosa se movió, e hizo que se incorporase en la cama del susto, despertándolo de golpe.
- ¿Mm?
Thor soltó un leve quejido porque lo acababan de despertar y se giró hacia la ventana, teniéndose que tapar la cara con la mano debido a que el sol lo cegaba. En cuanto sus ojos se acostumbraron, vio cómo Loki estaba medio sentado en la cama con la cabeza apoyada sobre la almohada y las manos a ambos lados agarrándola con fuerza. Al levantarse tan bruscamente se había mareado y ahora todo le daba vueltas. El rubio se asustó un poco al verlo así.
- ¿Te encuentras bien, hermano? - preguntó apoyando la mano sobre su hombro.
- ¿Tú qué crees, estúpido? - respondió con una voz ronca.
El mayor intentó incorporarlo para que dejara la cabeza en alto, ya que así creía que se iba a recuperar mejor del mareo, pero el menor se resistió en cuanto notó que lo agarraba.
- ¿Qué haces?
- Intento ayudar...
- Pues no necesito tu ayuda, maldita sea... ¡suéltame! - exclamó mientras sentía que su cabeza comenzaba a doler más y su respiración se aceleraba por los nervios.
Se soltó bruscamente, quedando sentado sobre el colchón con la piernas flexionadas, mirando a Thor mientras respiraba sofocado y mantenía una expresión de enfado. Advirtió que el rubio únicamente llevaba ropa interior y apartó la vista.
- ¿Qué demonios? ¿Has dormido aquí así?
- Lo siento... hacía calor y siempre duermo de esta forma... - explicó mientras se frotaba el cuello.
- Qué asco... - murmuró al imaginarse la situación, mientras se sentía un poco acalorado y su corazón no se estaba quieto.
El rubio obvió ese cruel comentario y se centró en lo importante, que era cuidar el estado en el que se encontraba.
- Ayer estabas muy borracho, así que quédate aquí descansando un rato. Te voy a traer una jarra de agua. Es mejor que te incorpores un poco... - comentó mientras volvía a intentar agarrarlo del brazo.
El moreno lo encaró, observando cómo su perfectamente marcado gran cuerpo se acercaba al suyo. De pronto sintió que se le paraba la respiración y su corazón comenzaba a latir con fuerza. Abrió mucho los ojos, presa del pánico.
- ¡Aaah!
Dio un manotazo al aire, asustado, para apartarlo de él, y se bajó de la cama retrocediendo hasta que chocó contra la ventana. El rubio lo observó extrañado y algo preocupado.
- Lok...
- ¡Estoy bien! - exclamó mientras se dirigía a la puerta moviéndose nervioso alrededor de la habitación para encarar al asgardiano todo el rato. - Nada de esto ha pasado, ¿de acuerdo? Ahora, déjame en paz.
Thor frunció el ceño algo enfadado puesto que no entendía qué tenía de malo que dos hermanos durmieran juntos. Además, lo había hecho por él, para cuidarlo. Aún así, decidió dejar estar las cosas y soltó un suspiro un poco dolido.
El jotun comprobó que no había nadie en el pasillo y salió corriendo hacia su habitación para darse una ducha fría, a ver si así se le pasaba el mareo. En cuanto cerró la puerta del baño, pudo observar en el espejo que tenía las mejillas coloradas por el sofoco, y todo su cuerpo temblaba ligeramente. También sentía algo apretado su pantalón. Se agarró el pecho mientras intentaba relajarse.
- Qué patético...
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La mañana transcurrió sin más incidentes. Tony y Bruce se mantenían ocupados con sus trabajos como de costumbre, mientras un aburrido Steve se paseaba por la torre sin saber muy bien qué hacer. Al menos ahora tenía la compañía de Thor, con quien pese no haber mantenido grandes conversaciones, parecía que se entendía muy bien. Tras haber pasado la mañana dando una vuelta con la moto, regresó a la torre y fue a la cocina a hacerse un zumo, y ahí se encontró al asgardiano.
- Buenos días, Thor.
- Buenos días, capitán.
Thor observó el exprimidor de naranjas automático que había sobre la encimera.
- ¿Quieres un zumo?
- Sí... Eso, y... Había pan con mermelada y fruta, ¿no? - preguntó mientras se volteaba buscando el frutero.
Steve sonrió de medio lado.
- Come exactamente lo mismo que su hermano...
Mientras el capitán hacía compañía al desayuno del asgardiano, recibió una llamada por parte de Natasha.
- Caray, hacía tiempo ya... - pensó mientras miraba el móvil de la compañía. - Es Natasha - explicó a Thor mientras salía de la cocina para tener privacidad. - Buenos días, agente. ¿A qué se debe esta repentina llamada?
- María nos ha puesto al corriente de la... extraña... situación que estáis viviendo en la torre Stark durante estos días. Estoy con Clint a la espera de nuevas órdenes, ya que parece que Furia se va a poner en contacto con nosotros en breve. Todos estamos deseando saber en qué ha estado tan ocupado durante su desaparición... pero lo principal es mantener este asunto bajo total discreción. Nos encantaría unirnos ya mismo al circo que tengáis ahí montado, pero tendremos que esperar un poco. Te notificaré los detalles en cuanto sepamos más.
- Muy bien... - contestó, sonriendo de medio lado.
- ... - se escuchó un murmullo - Oh sí, el agente Barton os manda saludos. Pasadlo bien con los asgardianos.
- Sí, gracias... - respondió con un tono de pesadez, puesto que el menor de la parejita no había estado siendo más que un dolor de cabeza.
Al volver a la cocina se encontró a Thor mirando a las musarañas, aburrido. Sin saber qué tema de conversación sacar, le dijo lo primero que se le pasó por la cabeza.
- ¿Sabías que hay un gimnasio en el piso de arriba?
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Loki se pasó ese día evitando a todo el mundo incluso con más ímpetu que antes. Ni siquiera se presentó a la hora de las comidas y se colaba después en la cocina a hurtadillas para coger algo y llevárselo a la habitación. No quería encontrarse con absolutamente nadie. Estaba realmente agobiado, y desde la noche anterior sentía que tenía un calentón encima que no se le quitaba ni con duchas frías.
- ¿Pero qué demonios me ocurre? Ese insignificante humano... No debí volver a hacerlo con él. Esto es denigrante, desear tan desesperadamente... - dio un puñetazo a la pared. - Si estuviera aquí a ese maldito rubio playboy... Fue él quien me enseñó este condenado placer, ¡estoy así por su culpa!
Pasó la tarde intentando tranquilizarse leyendo, pero sentía sus piernas inquietas y era incapaz de relajarse. Habría ido al jacuzzi, pero temía encontrarse con alguien en ese estado. Ya se sentía suficientemente avergonzado.
Al final desistió en su cabezonería y decidió desfogarse él solo. Se sentó en la cama, apoyando su espalda en unos cojines y descendió los pantalones. Rozó suavemente sus dedos por encima de los bóxers, sintiendo lo deseoso que estaba de realizar aquel acto. Liberó su miembro y comenzó a masajearlo lentamente. Estaba tan sensible que en unos segundos ya se encontró completamente erecto.
- Uff... - soltó un suspiro mientras apoyaba la cabeza contra la pared.
Continuó deslizando su mano sobre su bien dotado miembro mientras sujetaba la camisa con la otra para no mancharla. Con los dedos rozaba levemente el glande para sentirlo más intensamente. Llegado a un punto de excitación, decidió comenzar a lamer dos de sus dedos para estimularse por detrás. Introdujo el primero, despacio, mientras seguía frotándose la delantera. Sentía su interior cálido y también bastante sensible. Masajeó las paredes hasta que encontró el punto exacto que le provocaba escalofríos por todo el cuerpo. Intentó mantener la respiración tranquila mientras introducía el otro dedo, notando cómo ya se encontraba bastante apretado. Siguió moviendo ambos al unísono contra su órgano interno, mientras luchaba por mantenerse en silencio por si alguien lo escuchaba desde fuera. Sus labios temblaban y todo su cuerpo se tensaba con los movimientos, pero al menos llevaba él el ritmo, y se podía controlar. Aún así, era imposible no soltar de vez en cuando algún jadeo ahogado. Separó más sus piernas para llegar mejor con sus dedos.
- Ahh... ah... *jadeo* Esto no... *jadeo* es... aah... suficiente... nm... - murmuró mientras sentía que toda su cara ardía al imaginarse a alguien entrando fuertemente en su interior.
No tenía ni idea de qué hora era ni cuánto tiempo llevaba ahí metido, pero no le importaba. Estaba completamente absorto en su mundo de lujuria, derritiéndose poco a poco. Debido a ello, no escuchó pasos acercarse antes de que alguien abriera la puerta. Se había olvidado de que Tony aún no la había arreglado, y no podía ponerle el seguro.
- ¿Loki? ¿Te encuentras bien?
Vio cómo Thor asomaba la cabeza y dio un pequeño chillido mientras se cubría con las sábanas rápidamente. El rubio no llegó a ver nada, por lo que se extrañó de que estuviera metido en la cama a esas horas.
- ¿Qué le pasa a este ahora? - preguntó Steve, que lo había seguido.
Ambos habían estado un rato en el gimnasio y, después de darse una ducha, habían decidido ir a ver qué le ocurría al moreno.
- Voy a echarle una ojeada, parece que no se encuentra bien.
El capitán lo miró con una mezcla de incredulidad y cansancio, y decidió ir a ver una película ahora que lo habían vuelto a dejar solo. El asgardiano entró a la habitación y cerró la puerta, mientras Loki no le quitaba el ojo de encima.
- Tú... ¡Tú! Pe-pero... - comenzó a tartamudear por el enfado y los nervios, ante los ojos confusos de Thor, mientras su corazón iba a mil por hora. - ¡¿ES QUE NO SABES QUE HAY QUE LLAMAR A LA PUERTA ANTES DE ENTRAR?!
- Oh, lo siento... - se disculpó mientras agachaba la mirada. - ¿Pero te encuentras bien?
- S-sí, claro... ¡vete!
El rubio se acercó un poco para observarlo mejor. Le pareció que tenía mala cara. Estaba completamente rojo, y sudando. Además, no paraba de temblar y eso lo hizo preocuparse.
- Podría estar enfermando por algo. Estos días ha ido cogiendo bastante mal aspecto... - comenzó a divagar mientras se acercaba. - Deja que te eche un vistazo - comentó mientras le ponía la mano en la frente. Efectivamente, estaba ardiendo.
Loki se asustó e intentó alejarse moviéndose en la cama, por lo que Thor tuvo que subirse y apoyar una rodilla en el colchón, mientras fruncía el ceño porque no se estaba quieto. Aún así, el menor, al sentirse amenazado, comenzó a dar golpes para apartarlo otra vez.
- ¿Por qué demonios no me escuchas? ¿Estás sordo o qué? ¡Que me dejes en paz!
- ¿Será posible? ¡Estate quieto! - exclamó mientras le intentaba agarrar los brazos.
Durante el forcejeo, el rubio terminó perdiendo el equilibrio mientras esquivaba los ataques y se desplomó torpemente encima del jotun.
- ¡Au! - se quejó éste, sintiendo cómo ese gran cuerpo lo aplastaba. - ¡Quítate de encima! Maldita sea...
Se llevó la mano a la frente, sintiendo vergüenza ajena, mientras el rubio se incorporaba.
- ¿Te vas a estar quieto de una vez? ¡Sólo quiero ayudar! Deja de ponerte a la defensiva, herm...
De pronto se dio cuenta de que estaba metido entre sus piernas y acababa de apoyarse en... en... ¿sus genitales? Para su sorpresa, aquello estaba bastante... ¿duro? En cuanto lo notó, apartó la mano al instante.
Loki sintió el roce y soltó un pequeño jadeo mientras se tensaba y entrecerraba los ojos. Lo había interrumpido cuando ya no le quedaba mucho para terminar, y seguía bastante encendido. El rubio se quedó mirándolo fijamente, y cuando sus ojos se cruzaron sintió que su corazón se aceleraba incluso más. Thor puso atención de nuevo a su rostro, sonrosado, sudoroso, con los ojos entrecerrados por la vergüenza y el enfado, y su cuerpo que no dejaba de experimentar espasmos. Poco a poco fue reaccionando a la situación.
- Hermano, tú... - tragó saliva mientras desviaba la mirada, avergonzado. - Oh vaya, lo siento...
El moreno frunció el ceño y rechinó los dientes, presa de la ira porque estaba completamente abochornado. En ese momento sintió que quería que se lo tragara la mismísima tierra.