- Vamos a tener que recuperar el bastón. Es más importante de lo que creíamos. Pero será mejor que os lo cuente en persona. Llama a todo el equipo. Vengo acompañada de Romanoff y Barton.
- ¿Os dirigís hacia aquí?
- No - se escuchó abrirse la puerta del ascensor. - De hecho, ya estamos.
Los espías saludaron a Steve, bastante contentos de volver a verlo de nuevo después de la temporada que había pasado desaparecido.
- Me alegra ver que estás bien. Nos has tenido un poco preocupados - comentó Natasha.
- Tenía asuntos personales pendientes... - explicó mientras desviaba un poco la mirada.
- ¿Al final encontraste algo?
- No...
- Vaya...
La pelirroja dirigió una compasiva mirada a Clint, quien recibió al instante el mensaje y supo de qué hablaban. La espía ya le había contado esa historia. María Hill, mientras tanto, los observaba seria con los brazos cruzados, esperando que terminaran de charlar.
- Repito que esto es importante, tenemos que reunir al equipo cuanto antes - ordenó, un poco impaciente.
El rubio asintió con la cabeza y obedeció al instante.
- Voy a ir a avisar a Stark y Banner. Se encuentran trabajando en los laboratorios. Thor debería aparecer en cualquier momento, no ha salido de aquí.
- De acuerdo.
Cogió el ascensor y los tres decidieron esperar sentados en los sofás. Efectivamente, el asgardiano había escuchado un murmullo mientras andaba por el pasillo de los dormitorios y se dirigió hacia allí, encontrándose a los nuevos allegados. Estaba bastante decaído, pero sintió que se animaba bastante al volver a ver caras amigas. Tras saludarlos efusivamente como había hecho con los científicos, María le comentó que había mandando a Steve a buscarlos.
- ¿Y Loki? - preguntó Natasha mientras Clint se tensaba un poco, furioso, al escuchar ese nombre.
- Está en... - comenzó a explicar Thor.
De pronto se volvió a activar el ascensor que acababa de bajar a Steve. Todos lo miraron sorprendidos.
- No es posible que haya tardado tan poco - comentó el arquero.
Las puertas se abrieron y apareció Tony con Bruce detrás de él. Éste último parecía un poco nervioso. El ingeniero comenzó a saludar despreocupadamente, haciendo un gesto con la mano.
- Bueeeno, me alegra volver a veros de nuevo - observó cómo María y los espías lo observaban algo confusos.
- ¿No estabais trabajando? ¿Os habéis cruzado con Rogers? - preguntó la morena frunciendo el ceño, extrañada.
- Oh sí... he visto al vejestorio cuando venía. No ha sido difícil esquivarlo - explicó mientras sonreía de forma burlona. - Y ahora que estamos todos reunidos, y hemos dejado a vuestro perrito faldero fuera de esto... - se puso completamente serio mientras cruzaba los brazos. - ¿Me queréis explicar qué está pasando aquí?
María Hill puso los ojos en blanco mientras suspiraba con pesadez.
- A eso mismo veníamos, Stark - comentó con un tono un poco borde.
- ¿En serio? - preguntó mientras abría los ojos de forma teatrera, alegando sorpresa. - Creía que a lo mejor se nos volvía a encomendar alguna disparatada misión para la cual sólo se nos... proporcionaría la información necesaria. Porque os encanta funcionar de esa forma, ¿verdad?
- Estás haciendo suposiciones fundamentadas en nada - exclamó la morena, defendiéndose.
- ¿Tan segura estás? Aquí algunos no pensamos lo mismo - dirigió la mirada al físico, que respondió con un gesto, algo nervioso, no queriéndose implicar en el asunto. - Creo que es bastante normal suponer que se nos está ocultando algo cuando el único con quien te has puesto en contacto, prácticamente, es Steve. Además, lo seguiste hasta aquí, con la excusa de que te habías quedado sin trabajo. Pero yo creo que has estado llevando dos al mismo tiempo - María se tensó un poco ya que se sentía incómoda.
- Obviamente, hemos estado intentando reunir a los hombres de confianza que nos quedaban. Puede que SHIELD se haya disuelto, pero forjaremos una nueva - comentó con bastante seguridad.
Tony la observó bastante escéptico.
- No me refería a eso, y lo sabes perfectamente - la morena apartó la mirada. - Pero ahora que lo has comentado, también me pregunto... ¿quién dirigirá todo ahora? Porque tanto Nick como Coulson está muertos, ¿verdad?
- Eso es... - lo miró con incertidumbre y rabia - ¿Cómo ha sabido tan siquiera que Nick había muerto? ¿Ha accedido de nuevo a nuestros terminales? ... Qué sujeto más problemático...
De pronto se escuchó el ascensor poniéndose en marcha. Todos se quedaron en un incómodo silencio mientras subía, incapaces de retomar la charla por la tensión del ambiente. Nadie se atrevía a tomar la palabra. Steve salió del transportador algo sofocado ya que había realizado una buena caminata corriendo de un lado a otro buscando a los científicos. En cuanto los vio delante de él, se quedó totalmente perplejo.
- Venga... ¿en serio? - preguntó mientras se llevaba la mano a la cabeza. Observó cómo el ambiente estaba algo tenso. - ¿Alguien me explica qué ocurre aquí?
María miró a Tony algo enfadada.
- Ocurre que dentro de esta torre parece que no existe la privacidad.
- Es que, a mi parecer, tal cosa no debería existir entre compañeros de trabajo - explicó el castaño.
Thor se encontraba observando la escena bastante impaciente, ya que parecía que no iban a terminar de discutir nunca.
- Era información que pensaba compartir con vosotros más adelante.
- ¿Y por qué antes y no después? ¿Por qué sí ahora? ¿A qué viene tanto secretismo? Disculpadme, pero es que mi brillante cerebro parece que... no le llega bien el flujo sanguíneo... a alguna parte, y no lo entiendo.
Volvió a mirar a la morena con el ceño fruncido, esperando impacientemente su respuesta. Steve decidió intervenir, visto que nadie rompía ese incómodo silencio.
- Agente, creo que ya es hora de ponerles al corriente de la situación.
- No hace falta que me lo recuerde, capitán... - dirigió una mirada a todo el mundo. - Sentaos, os contaré detenidamente - observó a Tony -. Todo.
Los presentes se colocaron en los sofás mientras María pensaba en qué orden comenzar a explicarse.
- Aah... - se frotó la frente. - Para empezar... debo decir que me envía Furia.
Tony y Bruce se miraron, algo confundidos, mientras Thor no entendía qué estaba ocurriendo ahí.
- ¿Pero no estaba muerto? - preguntó Tony bastante sorprendido.
- Desconozco cómo has adquirido esa información, pero no. Ha simulado estarlo, todo este tiempo - el ingeniero puso cara de total asombro mientras se reía. - Ha estado buscando a los supervivientes de Hydra y, aunque la mayoría parece haberse desvanecido, cree haber hallado una base de operaciones.
En ese momento, Steve se levantó del sitio, bastante nervioso por la noticia.
- ¿Aún están activos? - preguntó furioso.
- Así es. Y estamos bastante seguros de que... son ellos quienes tienen el bastón. Y dado que no hemos encontrado ninguna otra agrupación, seguramente lo guarden allí.
- ¡Entonces debemos atacar cuanto antes! - exclamó el capitán.
Era imposible que no se tomara cualquier tema relacionado con Hydra como algo personal. Y además, había una remota posibilidad de que allí encontrara alguna pista del paradero de James. Se sentía muy impaciente por llegar a ese lugar, dondequiera que estuviese.
- Tranquilo, Rogers. Todo a su tiempo. Primero, tenemos que prepararnos. Además, hay otro asunto que el propio Furia quiere comunicaros en persona.
- ¿Y por qué no nos lo comunicas tú ahora mismo? Para ahorrarle el viaje... - interrumpió un aún molesto Tony.
- Quiere veros en persona.
- Oh... que sentimentalista... ¿Y cómo piensa venir?
- Está guarecido en un búnker de SHIELD. Un lugar seguro con el que nadie daría. Quiere que seamos nosotros quienes vayamos allí.
- Ah... qué bien - comentó el genio con pesadez. - Y supongo que querréis recuperar esa cosa, ¿no?
- Sí. Es importante. Más de lo que pensábamos. El otro tema del que quería hablaros Nick... - dirigió la mirada al millonario. - Es sobre las gemas, precisamente. Tememos que guarden algún tipo de relación entre sí. El mismo sujeto que nos ayudó a localizar a Thor, nos habló sobre ellas.
- Sí, sí, sí... Todo ese rollo de que es mejor tenerlas separadas o algo malo podría ocurrir... - interrumpió el ingeniero moviendo los brazos con desdén.
- ... Exacto. Nuestra prioridad es conocer su ubicación, y mantenerlas a buen recaudo. Hemos descubierto que hay alguien más en la Tierra que sabe de su poder, y posee una de las mismas - los presentes la miraron con expectación. - Y aunque sea alguien que va por libre, no es un enemigo.
- ¡Por fin una buena noticia! - exclamó Tony a modo de burla.
- Pero no sabemos dónde se encuentra el resto. Tal vez las posean los Chitauri, dado que no ha aparecido aún ningún dirigente de los mismos, a diferencia del ataque de los elfos oscuros, - Thor levantó la mirada - los cuales no creo que vuelvan a molestar. Pero no sabemos quien ayudó a Loki a llegar a la Tierra, ni la ubicación de las demás gemas.
- Yo sí que lo sé...
Todos se estremecieron al escuchar aquella voz detrás de ellos. Nadie se había percatado de la presencia del dios del engaño, y les pareció realmente terrorífico.
- ¿De-Desde cuándo llevas ahí? - preguntó María, nerviosa.
- ¿Acaso importa? Tarde o temprano me terminaría enterando de todas vuestras estúpidas especulaciones - respondió encogiéndose de hombros, mientras sonreía. - ¿O acaso dudabais que teniéndome aquí encerrado no me iba a enterar de vuestros planes? Para vuestra desgracia, sé todo lo que vosotros sabéis, y también todo aquello que desconocéis...
Dirigió la mirada a los espías, advirtiendo cómo Clint lo miraba con total odio, como si en cualquier momento fuera a levantarse del sitio y golpearlo con todas sus fuerzas. Natasha, por su parte, evitaba la mirada e intentaba reconfortar a su compañero agarrándole la mano. El moreno, al ver que todos tenían los ojos puestos en él, decidió seguir hablando.
- Tal vez podría... ayudaros con ese asunto...
Burton se levantó del sitio, fuera de sí.
- ¡Me niego a trabajar con este monstruo!
La pelirroja lo agarró del brazo, mientras se mantenía seria y hacía un gesto de negación con la cabeza, para que se tranquilizara. María lo observó con bastante suspicacia. Aquello no tenía buena pinta. No había tenido ningún reparo en admitir que los había estado espiando, y se veía demasiado seguro de sí mismo.
- Y supongo que no lo harás porque sí, ¿cierto?
El asgardiano soltó una carcajada por la estupidez de la pregunta. Resultaba bastante obvio que no ayudaría a esos humanos sin recibir nada a cambio.
- Es muy sencillo. Sólo quiero el bastón.
- Qué extraño. Creía que habíamos comentado en dejar esas cosas a buen recaudo - comentó Steve mientras enarcaba una ceja.
- Bueno, de esta forma al menos sabríais quién la tiene. Para cuando encontréis el resto, si es que dais con ellas...
Volvió a reírse mientras los que se encontraban sentados en los sofás se miraban entre sí. Ciertamente, el condenado había elaborado una bonita encrucijada. Al final, María sintió que no quedaba otra opción más que ceder ante tal acuerdo.
- Está bien. Si encontramos el bastón podrás quedarte con él.
Loki sonrió, satisfecho.
- Parece que se me da realmente bien el encontrar situaciones para las cuales de pronto me convierto en un elemento demasiado valioso como para ser dejado de lado... - comentó mientras dirigía la mirada a Thor y sonreía de forma sarcástica.
- Pero... - continuó explicando la morena - no bastará con que nos muestres la ubicación de las otras gemas, deberás acompañarnos a buscarlas. O de lo contrario, regresarás a Asgard bajo la supervisión de tu hermano. Lógicamente, sin el bastón.
Al asgardiano se le borró la sonrisa de la cara de repente. Observó a la humana durante un instante sin decir ni una palabra, algo nervioso, hasta que decidió responder.
- De acuerdo. Pero no pienso hacerme responsable si os matan. Y no pienso arriesgar mi vida por nadie. Antes os dejaría abandonados a vuestra suerte y seguiría mi camino.
- Tranquilo, tampoco contábamos con que fueras a comportarte como un héroe... - murmuró Steve, mientras seguía mirándolo con cara de enfado.
- Bien... Pues si todos estamos de acuerdo... - Clint cruzó los brazos, enfurruñado. - Será mejor que preparemos el viaje.
Antes de salir del edificio, María se acercó a Tony para hablarle en privado.
- No me fio de Loki. Si pudieras hacer algo para que no intentara escaparse...
- ¿Acaso alguien se fía de él? Tranquila, ya tenía algo en mente - comentó mientras la guiñaba un ojo.
Se dirigió hacia el susodicho, que estaba esperando en el sofá tras haberse puesto el traje asgardiano de nuevo. Ahora jugueteaba con su daga mientras miraba a través de la ventana, bastante serio.
- Ya te has vuelto a poner el traje de gala.
- ... Es más seguro.
- Sólo es una reunión - comentó bastante extrañado por el comportamiento paranoico del asgardiano.
El moreno se volteó para encararlo. Lo cierto es que parecía realmente nervioso. Algo lo debía estar preocupando, y eso no le daba demasiada buena espina.
- ¿Qué quieres? ¿Vais a ponerme una mordaza o algo? - preguntó mientras enfundaba el arma.
- Me alegra ver que estás tan receptivo. Pero tranquilo, que hablar vas a poder hablar. Déjame tu muñeca - señaló la que tenía libre.
- Otra de esas estúpidas pulseras - el humano asintió con la cabeza - Pfff...
Alargó el brazo algo molesto para que le colocara lo que creía que era otro súper rastreador o vete tú a saber qué. A continuación, se las observó durante un momento, pensando que podría haber sido peor.
- Muy bien, y ahora...
- ¿Ahora qué?
El genio introdujo un código en la pantalla de la nueva pulsera y el asgardiano sintió repentinamente cómo una gran fuerza hacía aproximar ambas, hasta que chocaron.
- ¿Pero qué...?
Comenzó a hacer fuerza para separar sus brazos, por lo que parecía que empezaban a distanciarse sus muñecas poco a poco, pero de pronto sintió una fuerte descarga que le hizo parar, y se juntaron de nuevo.
- Oh, menos mal que se me ha ocurrido meter esa ayudita. Los asgardianos realmente tenéis una fuerza increíble, y ya que a ti parece que te gustan los rayos... - comentó Tony mientras sonreía divertido, al ver la cara que se le había quedado a Loki.
- Tú... inmundo humano... - bufó mientras lo miraba con odio.
Se abalanzó sobre él, furioso, para darle una patada, pero Tony activó rápidamente su pulsera e hizo una serie de gestos en la pantalla holográfica para que una nueva descarga lo detuviera.
- ¡Aaah! - se quejó al sentir el dolor.
- Haha, y puedo modular la intensidad, mira. - Volvió a darle otra descarga, todavía más fuerte, haciendo que el asgardiano se estremeciera y tensara completamente mientras apretaba los dientes y cerraba los ojos fuertemente. - Aunque dudo que pueda freírte con esto... - soltó una risilla y se acercó hacia él para levantarle la barbilla con el dedo índice, mientras lo miraba con superioridad. - ¿Te comportarás ahora... cabrita? - preguntó mientras reía.
Loki descendió la cabeza y se quedó mirando fijamente al humano durante unos segundos, totalmente serio y abatido. Tony creyó que se había rendido y sintió cómo su ego aumentaba, pero de pronto el jotun se abalanzó sobre el dedo que había utilizado para levantar su barbilla y lo mordió con fuerza.
- ¡AAU!
Se soltó y retrocedió en cuanto pudo reaccionar. Se observó la herida que le había dejado y lo miró con furia.
- Pero serás...
Loki escupió la sangre que tenía en la boca y ladeó la cabeza con arrogancia, mientras fruncía el ceño y lanzaba un bufido. Había sido realmente extraño que alguien tan elegante y de carácter aparentemente calmado realizara un acto tan barbárico. Debido a ello, Tony pudo deducir que tocar el tema de los "rayos" era peligroso...
- ¡Vosotros dos! ¿Os importaría dejar de pavonearos? Tenemos prisa - gruñó María, que había estado medio observando la escenita en la distancia. - Lo que faltaba... Ahora en vez de un egocéntrico, ¡vamos a tener que soportar las peleas de dos!
Al salir de la torre, les estaba esperando un enorme vehículo con suficientes asientos como para llevar a los ocho individuos.
- No es un poco... ¿llamativo? - preguntó el millonario mientras revisaba que el dedo ya no le sangraba con el apósito que se había puesto.
- ¿Y preguntas tú eso? - contestó María.
- Quiero decir... si vamos a ir en plan secreto a algún sitio... en semejante bicho...
- En cuanto salgamos de la ciudad activaré el sistema de invisibilidad. Nadie podrá detectarnos.
- Interesante - murmuró el genio mientras se frotaba la barbilla.
Entraron al coche-furgoneta y la morena se dispuso a seguir la ruta que tenía en mente. Bruce se había sentado junto a Tony, y por el camino advirtió que no se había puesto el traje.
- ¿Cómo es que no llevas nada contigo?
- ¿Pero qué pasa? Mira que estáis paranoicos. Que es sólo una reunión. De todas formas, he dejado uno preparado en la azotea. Si ocurre cualquier incidente, sólo tengo que llamarlo con esto - se señaló la pulsera que llevaba. - ¿Jarvis?
- ¿Sí, señor?
- Dile al Bruce que se tranquilice, anda.
- Doctor Banner, ¿sería tan amable de tranquilizarse, por favor?
El físico miró a Tony enarcando una ceja.
- Capto el mensaje... - exclamó con pesadez.
- Además, ya estás tú aquí para protegerme, ¿verdad grandullón?
Le dio una palmada en la espalda mientras Steve, que estaba al lado, los observaba algo descolocado.
- Aunque no voy a poder protegerte si vas por ahí provocando a la gente hasta el punto de querer morderte... - comentó mientras sonreía, algo molesto.
Loki se encontraba en la fila de atrás, junto a Thor y Natasha, ya que Clint se había querido sentar lo más lejos posible de él. Le habían puesto el seguro a su puerta para que no intentara salir. No entendía por qué, ya que podría derribarla de una patada. Sentía que el dios del trueno no le quitaba el ojo de encima, pero no parecía que era con intención de controlarlo. Intuía que querría entablar algún tipo de conversación con él, y le parecía patético. Finalmente, decidió hablar, tras fijarse en las extrañas esposas que llevaba puestas.
- Parece que también se te da bien hacer que te terminen encadenando... - comentó con tono burlón, intentando romper ese hielo que los separaba, y recordando que él mismo lo había esposado en una ocasión.
Loki rió sarcásticamente sin voltearse tan siquiera, pero Thor pudo sentir que de alguna forma ya no se encontraba tan enfadado por lo ocurrido entre ellos.
El jotun seguía mirando por la ventanilla, cuando le pareció ver que un vehículo comenzaba a ir, extrañamente, en su misma dirección y bastante pegado a ellos. Pasaron varias avenidas, y no se separaba en ningún momento. Al doblar una esquina, otro coche comenzó a actuar de manera similar, colocándose al otro lado. Soltó una risilla que llamó la atención de Natasha, y se fijó en la situación.
- Nos están persiguiendo - comunicó a la conductora.
- Rayos...
Efectivamente, era una persecución. En cuanto María se dio cuenta de la situación, comenzó a realizar maniobras para perderlos entre las calles. No era fácil sin llamar la atención, ya que a esas horas había bastante tráfico. Le pareció comenzar a perderlos cuando se adentró en una zona menos concurrida. Advirtió que la calle por la que iban se abría a una gran avenida, donde había bastante distancia entre los edificios. Dobló la esquina, y vio algo que hizo que se le cortara la respiración.
- Oh no... - murmuró mientras abría los ojos de par en par, presa del pánico.
Delante de ellos se acercaba un helicóptero, cargado con un lanzamisiles.
- ¡Era una encerrona! - exclamó, viendo que se disponía a disparar.
Sintió cómo el tiempo se ralentizaba mientras daba un volantazo en un desesperado intento de evadir el impacto. Consiguió que no les diera de pleno, pero el vehículo comenzó a dar vueltas de campana, hasta que chocó contra otros que estaban aparcados en la calle.