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La Promesa del Olvido por EXOticWuFAN

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Notas del capitulo:

¡Buenas tardes! XD Lamento actualizar hasta hoy DX pero ayer quise hacerlo y tuve severos problemas con Amor Yaoi -.-

¡Gracias por los 6 reviews! :D

¡A leer!

–        ¿Así nos conocimos?

–        Sí.

–        ¿Y cómo fue el primer día de clases?

–        Fue un lunes. Un día antes mis padres ya se habían ido a su viaje de negocios…

 

Luhan tuvo problemas para llegar a la casa de los Oh por la lluvia repentina. Por ser un docente joven tenía algunas oportunidades de trabajo, pero lo que ganaba de ellas no era suficiente para comprar un automóvil por su cuenta. No, Luhan tenía prioridades, y un automóvil no era una de ellas.

Cuando por fin llegó, con 15 minutos de retraso, quiso tocar el timbre de la casa, pero se encontró una llave en el pomo de la puerta. La agarró y la introdujo en la cerradura de la puerta para abrirla; entrando así en la casa y limpiándose lo mojado de los pies en la alfombra de la entrada.

Luhan jamás había sido alguien criticón o muy observador, pero esa casa sin duda le provocaba mucha curiosidad. ¿Era lujosa? Sí. ¿Era bonita? Sí, o al menos para su gusto sí lo era, pero tenía un “quién sabe qué” que lo ponía nervioso, ansioso de igual manera.

Con una duda en su interior, subió las escaleras y después caminó por el amplio pasillo para llegar hasta la habitación de Sehun, el cual ya esperaba su llegada, pero por ningún motivo lo admitiría.

–        Lamento mucho haber llegado tarde –dijo Luhan, cerrando la puerta.

–        No importa.

Luhan amplió sus ojos al escuchar las primeras palabras salidas de la boca de Sehun. Su voz no era delgada, pero tampoco se le podía denominar grave. En conclusión, la voz de Sehun no era la de alguien de su edad.

–        ¿Dónde podría dejar mi abrigo?

–        Encima de esa silla. No me gustaría que mojaras mi cama.

Sus palabras junto con su mirada eran una espada fina que podría cortar cualquier cosa si se lo propusiera. Sin embargo, para Luhan ese tipo de comportamiento se le hacía muy interesante. Debía de haber una razón por la cual Sehun actuaba de esa forma. Sin embargo, Luhan no estaba ahí para averiguarlo.

–        Bien, tus padres me dijeron que estabas de acuerdo al estudiar algo relacionado con las ciencias exactas, ¿estoy en lo correcto?

–        ¿Eso dijeron?

–        Sí. Me pidieron enseñarte respecto a ellas.

–        Y eres muy obediente.

–        ¿Qué?

–        No eres más que otro siervo de ellos…

Luhan poco a poco se iba dando cuenta que las palabras de Sehun tenían un filo especial, y, más que sentirse herido, quería saber más de Sehun.

–        “Siervo” es una palabra más o menos despectiva. ¿Por qué no usar otra? Además, es mi función recibir ese tipo de órdenes de tu padre.

–        Si te pidiera que te lanzaras de un edificio, ¿lo harías?

–        Por supuesto que no.

–        Acabas de decir que tu función es recibir órdenes.

–        Correcto, pero nunca dije que las iba a hacer.

–        ¿Entonces por qué las estás haciendo ahora?

Sehun había preguntado eso con un desinterés enorme. Él tenía su codo encima del escritorio, y encima de su mano colocó su mejilla. Luhan no sabía qué responder a eso. Él era muy astuto en sus respuestas, pero apenas haber tenido una conversación con Sehun, o incluso sólo un intercambio de palabras con él, lo había dejado en blanco.

–        No creerás mis razones.

–        Para creerlas debo escucharlas –respondió el joven Oh.

–        Es una pena, porque yo no vine a darte mis razones, sino a enseñarte y nada más.

Luhan estaba esperando alguna reacción violenta, verbalmente hablando, de su estudiante al lado suyo, pero sólo obtuvo que Sehun sacara un cuaderno y una pluma, y se limitara a verlos. Luhan no entendía del todo su comportamiento. Se le quedó viendo por un rato hasta que Sehun volteó.

–        ¿No viniste a darme clases? Estoy esperando.

–        Claro que a eso vine. Además, eres más chico que yo; deberías hablarme con respeto.

–        Exacto, “debería”.

Luhan poco a poco se quería dejar llevar y preguntarle a Sehun por qué era así o por qué contestaba de esa forma, pero tenía la suficiente ética como para no hacer algo que no le correspondía. Además, no admitiría en ningún momento que deseaba hacerlo. El chico sentado a su lado tenía la habilidad para esconder lo que verdaderamente quería decir, así que sería fuerza gastada en vano al querer hablar con él.

–        Gracias por lo de la llave –dijo Luhan.

–        ¿De qué estás hablando?

–        La llave en la puerta. Creo que por la lluvia no hubieras escuchado el timbre.

–        Tal vez sí, tal vez no.

–        ¿Qué quiere decir eso?

–        Quiere decir que ya es más de medio día y no hemos hecho nada.

–        Oh, lo siento.

Luhan decidió enfocarse y, por las horas restantes, sus clases siguieron el ritmo adecuado. A Luhan le encantaba enseñar. Ser docente fue un sueño de su infancia y ahora estaba más que feliz por desempeñar esa tarea ahora que ha crecido. Por otro lado, Sehun no parecía apreciar eso. Todo lo que tuviera relación con los números le aburría absolutamente. El dibujo era lo que realmente le gustaba. Ser capaz de darle vida a algún objeto o persona con colores o lápices, era mágico, para Sehun, pero no muchos sabían eso.

–        Bien, hemos acabado por hoy.

–        Genial.

–        ¿Te gustaría que viniera los fines de semana? Sería para que avanzáramos más rápido.

–        No, gracias.

–        Oh, bueno. Nos vemos mañana.

Luhan agitó su mano con poca fuerza en señal de despedida y salió de la habitación de Sehun. Él, por su parte, se quedó un rato más mirando a la nada. En su mente estaba recapitulando todas las cosas crueles que le había dicho a Luhan y cómo éste no se daba por vencido. Usualmente bastaba una mirada para que las personas se alejaran de Sehun al instante, pero probó eso y más con Luhan y no funcionó. ¿Quién se creía? Sehun no estaba dispuesto a aceptar a alguien que viniera y quebrantara su bien estructurada rutina. No, definitivamente no lo permitiría.

 

–        ¿De verdad eras así?

–        Sí. Tal vez lo sigo siendo…

–        ¿Por qué?

–        Tenía mis razones, Luhan.

–        Aun así… Oye, Sehun.

–        ¿Mm?

–        Dime, ¿pude ayudarte?

–        ¿A qué?

–        No sé, a tener una visión más positiva, ¿tal vez?

–        Sí.

–        Me alegro… –Luhan suspiró.

–        De hecho…

–        ¿Qué?

–        Yo cambié… por ti….

 

Al siguiente día, Luhan salió de su casa un poco más temprano que el día anterior. Por si las dudas, llevó consigo un paraguas, el cual tuvo que utilizar a medio camino. Sin embargo, la lluvia no era tan fuerte como la vez pasada. Luhan incluso podría jurar que el sol estaba saliendo y, mezclado con la lluvia, hacían un paisaje muy hermoso.

Lamentablemente, la casa de los Oh estaba pasando una avenida, por lo cual Luhan tuvo que esperar a que el semáforo diera luz roja para los autos, así él podría pasar. A su vez, Sehun estaba mirando por la ventana, como de costumbre, y pudo divisar a Luhan al otro lado de la banqueta, sosteniendo un paraguas color anaranjado. “Un color muy llamativo”, pensó él, y comenzó a dibujar líneas en su cuaderno.

A Sehun le agradaba usar colores azules y anaranjados para ser la base de cualquier dibujo que se le cruzara por la mente. El azul era su color favorito y el anaranjado le daba cierta vitalidad a su dibujo, además de que ambos eran más fáciles de borrar. Nada comparado al amarillo, que para él era un color demasiado irritante y le dolía la cabeza al mirarlo. No obstante, también lo usaba en sus dibujos, aunque no quisiera.

Volteó a ver a la ventana y sólo pudo ver carros pasando. Luhan ya no estaba; el paraguas anaranjado tampoco. De repente, sintió pisadas por el pasillo y él escondió su cuaderno bajo su cama. Se paró lo más rápido que pudo y se acomodó el suéter que llevaba puesto. Luhan entró segundos después de tocar la puerta y le ofreció una sonrisa muy refrescante, la cual Sehun la relacionó inmediatamente con el color amarillo. “Irritante”, dijo en voz baja.

–        Buenos días, Sehun –Luhan sonrió.

–        Hola.

–        ¿Qué son esos modales?

–        No los tengo.

–        ¿Ah no? Entonces tendré que enseñarte eso también.

–        No hablas en serio.

–        Cuando te diga “buenos días” debes de contestarme de la misma forma.

–       

–        Buenos días, Sehun.

–       

–        Anda, dilo.

–        No me trates como a un niño pequeño.

–        ¿Cómo no tratarte así si actúas de esa forma?

–        Tú eres el que tiene un rostro infantil.

–        Gracias por recordármelo, pero al menos tengo educación.

–        No conseguirás que cambie, Luhan.

Las miradas de ambos denotaban certeza en sus acciones, pero ninguno quería ceder. Pronto, los ojos de Luhan vieron al reloj, que marcaba las 10:36am, por lo que mejor decidió empezar sus clases. Seun quería seguir peleando con la mirada, pero no se esperaba que Luhan se fuera a sentar a su lugar de día anterior e inmediatamente sacar sus libros para la siguiente lección. Un movimiento inteligente para Sehun.

–        ¿Hiciste la tarea?

–        Sí –se la entregó a Luhan.

–        Bien, veamos.

Luhan estaba un poco pensativo al revisar la tarea que le dejó a Sehun. Sin embargo, no se esperaba que sólo tuviera una respuesta correcta entre otras 19. ¿Qué estaba pasando? Luhan no creía que tuviera muchos elementos de distracción en esa casa y tampoco creía que Sehun era lo suficientemente despistado. Básicamente se ganaba un regaño, pero Luhan fue un poco más considerado.

–        Dijiste que no tenías dudas, ¿qué pasó entonces?

–        Mis dudas surgieron cuando te fuiste.

–        No estoy jugando, Sehun.

–        Yo tampoco.

–        ¿Es esa tu respuesta?

–        Sí.

–        Bien. Supongo que estudiaremos esa lección hasta que tengas todos los problemas, correctos.

Sehun, una vez más, no se esperaba esa respuesta. Luhan estaba colmando su paciencia, pero también le estaba provocando un cierto tipo de interés. Un interés que Sehun no lograba entender. ¿Un interés para alejarlo? ¿Un interés para acercarse? Sehun no sabía, pero lo que sí comprendió de inmediato era que mientras más le pusiera atención, más Luhan sería feliz, y le regresaría la tranquilidad a su vida.

Durante ese día la lluvia no se detuvo en ningún momento, pero no era ruidosa. No lo suficiente como Sehun quería para que Luhan dejara sus libros y cuadernos en el escritorio y cesaran por un momento. Sin embargo, ese momento nunca llegó, y desde que Luhan empezó sus lecciones hasta que se fue, Sehun estuvo siguiendo cada palabra que Luhan decía y así lo hizo hasta el final.

Cuando su casa se había vuelto lo suficientemente silenciosa, Sehun se agachó para agarrar su cuaderno y empezó a dibujar en una hoja nueva. Comenzó haciendo líneas curveadas que le permitió hacer las siguientes para delinear un rostro. Un rostro hasta ese momento desconocido, pero añadiendo un poco de líneas más pronto se reveló. Sehun ya se había vuelto loco para ese instante, al ver claramente el rostro de Luhan en ese trozo de papel. Un rostro que había dibujado con sus propias manos bajo la imagen que tenía en su mente, dándole a entender que Luhan ya se encontraba en sus pensamientos.

Notas finales:

Espero les agrade~ 

¡XOXO! Espero sus reviews X)


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