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Bet for love por kotuto

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Notas del capitulo:

Hola! Aquí les dejo el segundo capítulo, que  lo disfruten. Espero  sus ideas, criticas, insultos xD ... bueno no, sólo diganme lo que piensan. Sin más, el segundo....

 

El campus de la Universidad Libre Metropolitana era una muestra arquitectónica envidiable donde las zonas verdes tenían prioridad y los edificios con perfectos acabados daban una impresión de reino de cuentos de hadas. A pesar de estar casi en el centro  de la ciudad, el alma máter desbordada de árboles proporcionaba un aura de libertad que todos fuera de ella  envidiaban. Era sin duda considerada la mejor institución de educación superior en el país y una de las mejores del continente. Lastimosamente su carácter privado daba pocas oportunidades a las personas de pocos recursos, lo que daba como factor común en el recinto estudiantes hijos de políticos, licenciados, doctores reconocidos y personas de “categoría”. Sin embargo, daban planes de becas completas a uno o dos estudiantes por año considerados pequeños genios, planes a los cuales Alex y Danielle estaban sometidos por su altísimo rendimiento académico. Siempre los mejores de su clase, sacaban diez en casi todas las prácticas y parciales, una competencia sana entre amigos que siempre se ayudaban para no perder los beneficios que les otorgaba la universidad.

Era hora del almuerzo y Danielle, junto a Alex y Giselle se encontraban descansando debajo de un árbol, habían agotado la maquina dispensadora de golosinas y comida chatarra por lo que ninguno de los tres tenía hambre... La hermosa rubia, recostaba sobre el césped con los brazos sobre sus ojos empezaba a abrazar la suave sinfonía de Morfeo cuando…

-Repítelo… ¿cómo fue que pasó?-

-¡Agh!… es la cuarta vez que te digo Giselle, sólo me invito y me dijo que si quería llevara amigos-

-y… ¿vamos a ir?- se atrevió a cuestionar Alex

-¡No! -Responde exaltada- la loca esa se aseguró de que supiera que ella iba, suficiente con aguantarla en clase como para buscarle bronca allá-

-Por eso deberíamos ir, amargarle el rato- dijo con una risa maquiavélica Giselle.

-Nooo, imagínense una fiesta con ellos, nos tratarían peor de lo que ya lo hacen, seguro es una broma pesada para hacernos quedar en ridículo- Reiteraba su decisión Danielle.

-No, no lo creo, cuando pasé por el lado de los “sirvientes” de la arpía en el laboratorio de inmuno, estaban tan sorprendidos como nosotros y no hacían sino mencionar lo molesta que estaba Karla con Cristopher por invitarnos…. Jajaja la verdad creo que tienes un nuevo admirador- Se burlaba Alex dándole unos pequeños punzones con los dedos en el abdomen de la rubia.

-Ash cállate Alex, eso es imposible-

-¿Por qué? Él sería un ciego de no ver lo linda que es mi amiga- reía burlonamente buscando aprobación de Danielle. Al encontrarse con la mirada tajante de la rubia toma un tono más serio - Mmmm hagamos una cosa…vamos un ratico y averiguamos si en realidad le gustas-

-No, no me interesa saber eso igual- Insistía ya fastidiada.

-Pero a nosotros sí, y como somos amigos… no vas a dejarnos con las ganas; Giselle y yo queremos ir pero sin ti nos botarán a patadas de la fiesta… no seas malita-

-No hagas eso Alex, no juegues con la carta de la amistad, es un truco muy bajo- suplicaba una ya sometida Danielle.

-Vamos amiga, será divertido- insistía ya victorioso.

-Bien, bien, lo pensaré… ¿felices?- Termina balbuceando la joven.

-Eso es un sí- Traducía Giselle dándole una sonrisa victoriosa a su amigo, agradeciendo el convencimiento.

-Ok, si, ¿ya podemos hablar de otra cosa?- rogaba la rubia.

-Hoy yo voy a arreglarte, si te va a conquistar el capitán de fútbol no voy a permitir que llegues  en esos harapos- mencionaba Giselle con un extraño brillo en los ojos.

 

“Dios, en qué estaba pensando… definitivamente me voy a arrepentir de esto” terminaba cuestionándose con resignación la rubia mientras sus amigos detallaban los pormenores del plan.

 

 

 

La clase de dos a cinco paso casi desapercibida para el común de los alumnos; después del almuerzo un viernes por la tarde muchos optaban por no ir, preferían dormir o irse de shopping.

 Danielle y sus dos amigos siempre pretendían ir a todas las clases. La rubia con su mejor amigo por no desaprovechar la oportunidad que pocos tienen y Giselle porque a pesar de aburrirse como nunca en la cátedra, no tenía muchas habilidades sociales y por ende no tenía amigos sinceros aparte de ellos. Hija de un magistrado, era una niña hermosa pero bastante tímida que termino por cosas del destino junto a dos becados, lo que no era muy bueno para su popularidad pero ella siempre se sintió a gusto así. Estaba cansada de las típicas charlas de autos, viajes, compras y demás que los amigos de su papá y los hijos de ellos podrían ofrecerle; según ella: “Tener dinero no te hace hueca aunque muchos se empeñen en demostrarte lo contrario”

Ni siquiera Karla había ido, lo que a la rubia le  producía un gran alivio. Parecía una persona totalmente diferente, más activa, no tenía problema en pasar a explicar cualquier duda que les pusiera el docente y éste, sorprendido por su gran habilidad por los temas que ni siquiera había expuesto, pretendía retarla hablando sobre los últimos trabajos publicados en revistas científicas, estudios y demás de las que ella y Alex siempre estaban enterados, así, la clase se convirtió en un debate de tres. Ambos becados sacaron dos calificaciones con 10.

Con una sonrisa el anciano profesor termina su clase, no sin antes dejarles un taller de recopilaciones de temas para todos menos a Danielle y su amigo, pues estaban exentos por su anterior demostración de destreza.

Instantáneamente los alumnos entran en el ambiente de fiesta y salen parloteando, aullando y gritando sobre lo asombrosa que será la noche. Mientras una rubia, todavía sentada, se disponía a guardar sus esferos y su delicado cuaderno de papel reciclado cuando:

-Pero qué haces Danielle, ¡muévete!- chillaba casi molesta Giselle

-Tranquila, dame un minuto-

-Nonono….tenemos mucho que hacer en poco tiempo, ¡vámonos ya!” reclamaba su amiga tomándola del brazo y llevándola con fuerza hasta el parqueadero de la facultad donde tenía su auto, un Volkswagen 2014 color azul rey.

-Oye espéraaaate…. ¿Y Alex?- alcanzaba a pronunciar la rubia mientras su amiga la empujaba en el sitio del copiloto y cerraba la puerta. Da la vuelta al coche a toda velocidad, abre su sitio de conductora y mientras  introduce las llaves le responde -… él llega allá, yo ya cuadré eso- y arranca el carro a toda velocidad

“Giselle cuando quiere da miedo” pensaba la rubia mirando de reojo a su exaltada amiga.

Era ya la noche y en la casa de Cristopher todo decía fiesta. Los típicos primeros borrachos de los que todos se burlan dibujándoles bigoticos graciosos con marcador, la joven despechada con su amiga abrazadas, un par de parejas entradas en calor… en fin, típica fiesta universitaria. Lo que daba una gran categoría a esta en particular era la impresionante casa del joven futbolista, tenía tres niveles y muchos metros cuadrados; el lugar de la fiesta era el patio trasero. Para llegar allá desde la puerta principal se pasaba por un corredor blanco con cuadros donde los padres del joven se encontraban con celebridades y gente importante sonriendo, muchos  trofeos asomaban en una repisa de madera con cubierta en cristal que daba entrada a la sala más impresionante que algún “simple mortal” pudiera ver. Con tono clásico, sillones color café y una chimenea de exquisito gusto daba a pesar de ser un lugar gigante un aire acogedor, tapetes de los más finos adornaban el suelo y decoraciones de diversos lugares del mundo expuestas como si fuera por un diseñador daban el toque perfecto para el sitio. A mano izquierda y separados delicadamente por pared se encontraba una más que gran cocina con mesón en mármol y todos los últimos implementos que se podrían tener ahí; la madre del muchacho cuando tenía tiempo era aficionada a la cocina gourmet. Al lado derecho de la sala se veían las escaleras y más allá unido por un corredor  baños y a lo lejos un estudio, con computador de última generación, escritorio y una gran silla en cuero del más fino.  Desde el fondo de la sala, unas puertas  corredizas muy lindas, diseñadas en vidrio daban paso al patio trasero de la casa, con un jardín que haría dar envidia a cualquiera que tuviera gusto en las plantas.

Cuatro amplificadores en el gran patio del recinto y barriles llenos de licor con el que los más atrevidos se retaban a ver quién aguantaba tomar más de aquel líquido celestial, junto a todos los invitados daban una prevista de que sería una fiesta memorable.

Cristopher, con un atuendo informal pero que le resaltaba su esbelto físico hablaba con varios amigos de su equipo, tomaba  cerveza en un vaso rojo de plástico cuando de repente nota que muchas personas se quedan mirando hacia un mismo lado.

Así a los lejos de empieza a divisar una silueta reconocida, lentamente se acerca una morena con un vestido blanco strapless ceñido deliciosamente a la cintura y de falda abombada que  le resaltaba de forma brillante su linda piel, que por si no fuera poco, la había adornado con unos casi imperceptibles brillos dorados que le daban un resplandor tenue pero espléndido, unos zapatitos negros y simples para no contrastar negativamente con sus accesorios dorados y un maquillaje casi profesional que con sombras oscuras difuminadas le hacían resaltar el mejor atributo de la mujer, sus lindos ojos. Sus labios carnosos sólo poseían un ligero brillo y poco color, parecía tal cual ella se consideraba: una diosa.

Karla, rodeada de hombres y mujeres ofreciéndole bebidas, algo de comer o hasta matrimonio; terminaba con fastidio ignorando  a casi todos,  pero siempre con su gracia característica dirigía sus ojos y sus pasos hacia el futbolista.

-Qué buena noticia, llegó la reina de la noche- alardeaba al verla de frente con descarada lujuria un integrante del equipo. Cristopher, al notar la desfachatez de su amigo frente a la peor persona que podía molestar quien ya se encontraba por explotar, le puso su brazo en el pecho empujándolo con delicadeza –Muestra respeto Billy, en mi casa no vas a tratar a Karla de esa manera- dijo… Su amigo claramente sorprendido responde –lo siento- y se aleja cabizbajo.

-Gracias… supongo, pero no hay que fingir conmigo- empezaba la conversación la preciosa morena.

-¿Fingir? ¡Jamás!- reía burlonamente

-Tráeme un trago- ordenaba cortante la reina.

-…¿y qué me darás a cambio?- preguntaba el deportista con su voz más sensual acercándose peligrosamente al rostro de la mujer y tomándola de la cintura.

Ella al ver el acercamiento del futbolista, pasa sus brazos alrededor del cuello del joven y cierra los ojos. Cristopher, complacido con la funcionalidad su táctica directa…  cierra también sus ojos y acercándose lo más que puede a ella se dispone a probar la boca de la sexy mujer humedeciendo con su lengua y abriendo un poco sus labios…. Cuando de repente siente un fuerte en inquietante dolor en su boca, se separa  rápidamente casi empujando la mujer y un sabor metálico empieza a inundar su boca. Sus ojos ya abiertos observan a Karla con una sonrisa astuta dibujada.

-¡pero qué loca!- aullaba el joven con su boca llena del líquido carmesí, tapándose su cavidad con ambas manos.

-¿Te gusto lo que te di a cambio, Cris?-

El joven futbolista anonadado por lo ocurrido y con la sangre que no tenía en la boca, en la cabeza estaba a punto de gritarle mil blasfemias y que se fuera a la mierda cuando todos quedan en silencio otra vez.

Karla y Cristopher voltean como estando de acuerdo en algo por primera vez y lo que ven deja a ambos casi con la quijada en el suelo.

A lo lejos la silueta de una rubia ya conocida tomaba forma y… bella es una palabra que no le hacía honor a la mujer. Traía un vestido strapless rojo, muy sensual pero lejos de ser vulgar, ajustado sobre sus senos y punto medio que se abría en una faldita que llegaba arriba de su rodilla. Su cintura estaba ajustada por un cinturón negro que hacía un juego celestial. Unas medias veladas no muy gruesas dejaban ver la piel pálida de las largas piernas, que aunque no muchos podrían creer, estaban perfectamente tonificadas. El color del vestido y su cinturón hacía un realce exquisito con la piel de la rubia. Su cabello en un informal pero hermoso arreglo con tonalidades doradas estaba perfectamente alisado y dejaba un fleco hacia el lado izquierdo del rostro donde unos mechones rebeldes se dejaban caer dándole un aspecto muy sensual. Zapatos también sencillos y un maquillaje poco atrevido que le terminaba resaltando el rostro de la joven; sólo un poco de rubor en sus pálidas mejillas, un brillo en sus labios y unos ojos con una sobra suave y pestañas perfectamente definidas, eran la combinación perfecta para la mujer ideal de muchos.

 

-Danielle, camina- Renegaba Giselle. Llevaba un vestidito sencillo e informal de color rosado; aunque estaba muy linda era obvio que se había pasado más tiempo preparando a su amiga que preocupada por su persona.

-¿Estás bien?- complementa preguntando  Alex, quien como todos los días estaba bien presentado.

-¡No! E…es que siento que todo el mundo me está mirando- contesta con timidez.

 

-…Pero por lo hermosa que estás- Añadió un hombre ajeno al trio de amigos.

-Cristopher- Sumó una alarmada y ruborizada Danielle.

-Disculpen chicos, voy a robarles a su preciosa amiga un rato- Decía el futbolista sin ni siquiera tomarse la molestia de mirarlos –diviértanse, mi casa en su casa-

El esbelto deportista toma sin pena del brazo a la rubia y empieza a obligarla a caminar con él. Cuando pasan por el lado de Giselle, ella le dice en un tono moderado para que solo ella pudiera oírla –suerte- y dibuja una tierna sonrisa de satisfacción.

 

-¡Karla! ¡Karla!- chillaba una joven.

-…..-

- ¡Karlaaa! Deja de ignorar a tu amiga-

-Ehmm ah hola Camila, no pensé que vinieras hoy… como no fuiste a clase-

La mujer era una pelirroja, una linda mujer, en cuestión de estatus podría decirse que era la segunda al mando, la única en seguirle las perversidades a la morena.

-Estaba comprando tu regalo de cumpleaños jajajaja-

-¿ya estás pensando en eso? Falta un mes-

-Claro que sí, esta fiesta será basura en comparación amiga, te lo prometo, además, ese día estaremos en vacaciones-

-Bueno si y así tiene que ser, ya no aguanto a ese Cristopher, ¿puedes creerlo? Invitó a la rata de biblioteca y a sus secuaces-

-¡Dios! Qué horror, y……… ¿dónde está?, debe estar hecha un adefesio- se burlaba la pecosa

-Pueees….. Mírala- Apuntaba la morena a la acompañante del futbolista. La pelirroja al fijar la mirada casi pierde el equilibro  y sigue a la pareja durante un minuto como para convencerse de la verdad.

-¿y?- Pregunta la morena.

-¡Está divina la perra esa!-  dice la joven volviendo en sí.

-¿tú crees? No es para tanto- mencionaba restándole importancia la morena, con la mirada fija en la rubia. Veía tenuemente ruborizada como sonreía mientras charlaba amenamente con el futbolista, y como éste la miraba cuando ella se descuidaba con apetito. Los pies de Karla empiezan a moverse involuntariamente.

A mitad del camino la morena con sus ojos sobre la pareja siente un fuerte tirón del brazo que la retiene, reaccionando en sí voltea para ver a …Camila

-¿qué haces?- Preguntaba la pelinegra.

-Eso te digo, ¿qué crees que haces?-

-Yo ehmmm pues es obvio,  ¿no ves que me está humillando? Todo el mundo sabe que detesto a esa imbécil, el hecho de que esté aquí por invitación suya y que esté como está ahora con ella es una humillación para mí… los detesto a ambos- completa.

La pelirroja queda en sus pensamientos por unos minutos, cuando Karla iba a interrumpirla ella se adelanta y dice:

-Tengo una idea, ¿confías en mí cierto?-

Sin esperar respuesta fue sobre la pareja.

Luego de un par de cervezas la morena estaba perdiendo la paciencia con la demora de Camila, no estaba sola, siempre tenía gente adorándola pero el trago junto con lo poco que había comido ese día el trago le estaba llegando a la cabeza y empezaba a marearse.

-Karla, ven- Escucho por fin a Camila.

Con dificultad la hermosa oji miel  camino un poco hasta encontrarse con su amiga, quien acompañada de Cristopher.

-Ahora, esta es la apuesta- Empieza la pelirroja- El que gane se queda con el trono en la universidad y una humillación del contrario, es decir, tendrá el poder de ordenar lo que sea al perdedor, ¿entendido? LO QUE SEA - los dos implicados asienten con una sonrisa deseosos por la victoria cuando completa  -… el que pierda se queda en el grupo de los subordinados por el resto de la carrera-

-¿Qué? O sea, ¿dejar tirada mi posición para hacerme amigo con la basura de la universidad?- preguntaba sorprendido el futbolista.

-¿Miedo?- lo incitaba la morena. Aún sin estar en sus completos cabales solo recordaba las palabras “confías en mí, ¿cierto?”

-¿De ti Karla? Por supuesto que no- Se convencía- ¿y qué toca hacer, a quién tengo que follarme?-

-Nada de acostarse, eso es muy fácil- explicaba la pelirroja- tendrán que enamorar esta vez, el que primero lo haga y lo demuestre digamos….. Rompiéndole el corazón a la mujer, gana- Terminaba con una sonrisa ladeada y perversa.

-Hecho- dice sin titubear la morena.

-Bien, hagámoslo- añade el futbolista.

-El que se retire, pierde automáticamente… recuerden las reglas- reitera la pelirroja.

- BIEN- responden al mismo tiempo.

- …¿y quien va a ser entonces?- preguntaba ansioso el hombre.

-Elige tu Camila, no hay diferencia, igual sea quien sea, voy a ganar- Decía una muy confiada morena.

-Bueno, elige entonces víbora- decía el hombre.

-Bien- comentaba una decidida pelirroja- Elijo a……… a !ELLA!-

 

Sus dedos señalaban a una hermosa mujer que se encontraba platicando y riéndose con dos personas más, una mujer vestida de rojo: Danielle.

Notas finales:

Bueno, ahí está el segundo capitulo...

Espero sus comentarios y perdonen si tiene errores de ortografía, no lo revisé lo suficiente.

Saludos :P


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