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Bet for love por kotuto

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Notas del capitulo:

Hola.

Sin más les dejo el siguiente capítulo, agradeciendo por supuesto a todos los lectores y a los que se tomaron el tiempo de redactar un review :D en serio que me motivan a seguir con la historia. Mil gracias a todos.

Espero sea de su agrado.

Saludos.

El trayecto desde la casa del futbolista hasta la residencia de la rubia era un trecho bastante largo y un silencio incómodo se apoderaba del interior del vehículo, silencio que solo se rompía de vez en cuando para dar indicaciones por parte de Danielle. Ella, aún en su estado intentaba mantenerse lo más estática posible, el vaivén del movimiento del coche le producía un fuerte malestar que incrementaba con el procesamiento por parte de su cerebro de lo que acababa de ocurrir. “Bien, recapitulemos…Un chico popular me habló, fui a una fiesta con mis amigos, el popular quiso pasarse de listo, Alex y Giselle me dejaron tirada, hice el ridículo y ahora recibo ayuda de la persona que más detesto”


-¿Está bien?- interrumpía los pensamientos la morena volteando sus lindos ojos por un momento sobre la otra mujer notándola luchar sola   - si tiene ganas de vomitar en la guantera debe haber bolsas- completaba de inmediato cambiando su semblante y abriendo el compartimiento con desespero para que su “bebé” no se viera afectado y menos por algo tan desagradable.


-No, no, no es eso- respondió Danielle negando ligeramente con la cabeza   - es sólo que….bueno es que hoy ha sido un día muy extraño-


Al escucharla, la  morena claramente más serena volvió a posicionar su mirada al frente.


-¿ah sí? ¿Y como por qué?-


-¡Ja! Pues estar hablando con usted mientras me lleva al apartamento no era precisamente mi idea de terminar el día-


- la vida da muchas vueltas Danielle- mencionó sonriente.


Un momento de afonía volvío a apoderarse del vehículo. Las últimas palabras de Karla habían atraído la atención de la rubia, y es que en realidad era la primera vez que la citaba por su nombre, se sentía bien no ser llamada con insultos, apelativos discriminatorios o todo tipo de ofensas a las que lastimosamente se había tenido que acostumbrar desde su llegada a la universidad. Se tomó su tiempo para saborear la dulce sinfonía del respeto. Giró los ojos para encontrarse con la imagen de la morena y por primera vez pudo dar una ojeada a los atributos que todos mencionaban. Sí, en realidad era hermosa, sí, tenía unos ojos encantadores, sí, tenía la piel más perfecta que había podido ver y un rostro en conjunto hipnotizador, no era difícil entender por qué todos y todas estaban detrás de ella sinceramente. Instintivamente bajó su mirada para observarla con mayor detenimiento de pies a cabeza, evaluándola centímetro a centímetro. Empezó con los pies, ahora descalzos para facilitar el manejo de vehículo, siguió por las pantorrillas hasta llegar a los muslos tonificados, allí empezaba el hermoso conjunto que había llevado esa noche, notó su cintura esculturalmente perfecta, prosiguió subiendo pasando por unos senos de importante tamaño pero lejos de ser vulgares, que ciertamente le daban un encantó sexy a la chica, continuo por la parte superior de su pecho, notando lo bellísima que la piel resaltaba con los matices dorados, más arriba se detuvo unos segundos en su cuello apreciando el tatuaje que poseía, objetivamente la rubia no era muy fanática de los mismos pero debía admitir que ese en particular le quedaba precioso, le daba un toque de rebeldía paradisiaca a la morena. Terminada la observación del cuello prosiguió hacia su rostro, notó unos labios carnosos de una tonalidad roja, una nariz en perfectas proporciones y ESOS ojos… “Un momento… ¿Por qué el carro no se mueve? ¡Oh Dios, no puede ser! Que no me haya visto por favor, que no me haya visto, que no me haya visto, que no me… ¡MIERDA!” La rubia sintió instantáneamente una sensación incandescente peor que la causada por todas  las bebidas asomándose en su interior, sin necesidad de mirarse supo que el rubor normal en su estado había quedado en segundo plano y debía estar rojísima, jamás había sentido tanta vergüenza “trágame tierra”.


-¿Pero qué te paso Danielle? Pareces un tomate- se burlaba la morena con su mirada profunda  fija sobre la chica y una sonrisa coqueta.


-¿Qué le pasa? No le he dado la confianza de tutearme- Contestaba precipitada la rubia en su intento de cambiar el tema e intentando desenlazar el contacto de miradas.


-jajajaja a ver si te entiendo, no tengo confianza para tutearte pero tu si tienes la confianza para mirarme así, linda lógica- mencionaba guiñandole un ojo.


Al escuchar éstas palabras la rubia sentía que le iba a explotar la cabeza, no era posible tanta vergüenza en un solo cuerpo.


-….-


-cálmate, solo es una broma- señalaba la morena con una hermosa sonrisa.


-ja ja no es chistoso Karla, yo solo estaba…. estaba……-


-…estabas mirándome, ya acéptalo, igual no eres la primera ni la última en hacerlo-mencionaba encogiendo los hombros con indiferencia - aunque debo decir que me sorprendes, yo podría jurar que eras hetero-


-Soy hetero, MUY hetero- afirmó con decisión cruzándose de brazos – voltee por la próxima a su derecha por favor y le ruego que deje de tutearme-


-ok- asentía la morena con un gesto difícil de interpretar.


Sobre el último cuarto de recorrido la rubia sintió vibrar su celular, recordó que en el mensaje que le había dejado Giselle le había escrito que la llamaría apenas tuviera la oportunidad “ya para qué” pensó, dándole una mirada fulminante al móvil y guardándolo una vez más. Dos, tres, cuatro y cinco llamadas no se hicieron esperar despertando el interés de la pelinegra…


-¿por qué no contesta? Ya no soporto a ese aparato vibrar otra vez- comentó casi molesta.


-….-


-¿es el novio o qué?-


-no, no tengo novio- contestaba indiferente.


- ¿Ah no?- miraba de reojo complacida “algo menos de qué preocuparse” -… ¿y entonces?-


-pues sólo no quiero hablar con esa persona ahora-bufó claramente molesta.


La morena hizo un movimiento casi imperceptible para la rubia arrebatándole el dispositivo móvil sin quitar sus ojos del camino. Sin importarle el número en la pantalla oprime el botón verde y contesta:


-Buenas noches y gracias por llamar a Casa Erótica, la línea más caliente de la ciudad. Presione uno si desea el combo fantasía, dos para llamada lésbica, tres par….- miró a Danielle con un gesto de extrañeza que podría fácilmente pasar por sincero -me colgó-


La rubia soltó inmediatamente una carcajada que contagió a su acompañante, se tapó la boca con las manos en un intento esquivo por descender el sonido, era la primera vez que reían las dos aunque de extraña manera resultaba muy familiar. A pesar de lo pesada que había sido Karla con Danielle, de las humillaciones, de las burlas y las innumerables faltas de respeto, la había hecho reír con total espontaneidad. Incluso para la morena resultaba insólito, se infectó por las risotadas de la rubia y eso no era nada común en ella, aún así se dejó llevar por los segundos que durara esa cálida sensación. Después del completo desahogo y con un ambiente menos pesado, la rubia le dio un par de indicaciones más a la morena hasta que finalmente llegaron a su destino. La oji clara insistió en abrirle la puerta y ayudarla a bajar pero Danielle reitero una y otra vez que ya se encontraba mucho mejor y no había necesidad.


-Gracias por traerme Karla- reconocía la oji café, dándole una fugaz mirada a la morena y abriendo la puerta.  Puso su pierna derecha sobre el suelo y como si fuera arte de magia, una duda empezó a carcomer su razón, giró su cabeza hasta encontrarse con los ojos miel de la otra mujer y pregunto con el tono más serio que pudo lanzar:


-¿Por qué?-


-¿Por qué? – Repetía simulando desconcierto con astucia dándose unos segundos para pensar lo que ya sabía venía.


-si, ¿por qué me ayudó? Todo el mundo sabe que usted y yo no tenemos una buena relación, qué hizo que usted en vez de humillarme como siempre lo hace- mencionó con tono áspero y doloroso – terminara al frente de mi humilde apartamento queriendo ayudarme, quiero la verdad-


-¿la verdad? Bien, la verdad es…- estiró su cuerpo para acercarse lo más posible al asiento del copiloto,  la rubia  al notar la proximidad con la mujer empezó a tensionar todos sus músculos. “muy pronto” se reprendió la oji clara -…es, es que ODIO a los hombres que se aprovechan de mujeres usando alcohol, son poca cosa- termino con expresión de asco; haciendo un hábil movimiento para dar a abrir la guantera. Busco cualquier cosa que le resultara una coartada coherente y notó de reojo cómo la tensión de la que había sido parte la rubia había desaparecido.


-Ok- creyó por completo Danielle al ver la maravillosa actuación de su acompañante. -…gracias por lo que hizo, le debo una- dijo saliendo.


Ya con la rubia dándole la espalda, caminando hacia el interior del edificio, la morena se decidió a gritarle -TRANQUILA QUE YO LA COBRO- e hizo que le regalaran una última mirada a la que respondió con un guiño.


Ya con Danielle dentro del recinto, Karla se tomó un instante estacionada para resolver el avance que había logrado en una noche “nada mal para empezar” pensó sonriente, recordó los momentos que había pasado con la rubia en las últimas horas y concluyó que la idea no era nada mala, igual Danielle era una mujer bella así no la tolerara “una buena revolcada” especuló con malicia. Posicionó su mirada en el edificio, era realmente sencillo y lleno de grafitis, alto y sin gracia, el color ladrillo le daba un agregado escueto arquitectónicamente hablando; alrededor, la iluminación no estaba funcionando por completo lo que añadía un aspecto sombrío al lugar. La puerta principal era en vidrio, se podía desde su posición  ver una pequeña recepción con un vigilante de edad usando un uniforme dándole golpecitos a una caja que parecía ser un radio; la morena sintió un escalofrío muy humano subiendo por su columna, una persona que siempre había tenido la facilidad del dinero no podía concebir cómo alguien pudiese vivir en un sitio tan desagradable para ella. Sus finos dedos apretaron el volante con mayor fuerza de la que quería y piso el acelerador sin contemplaciones.


Mientras tanto, aunque ya se encontraba un poco mejor el equilibrio de Danielle aún le hacía malas pasadas hasta llegar a la puerta de su apartamento, con más torpeza que lucidez sacó las llaves de su bolso e ingresó empujando con fuerza  la puerta para cerrarla. Dio un par de pasitos hasta llegar a su cuarto, encendió la luz, con mucha dificultad logró colocar su celular en silencio y se desplomó sobre el colchón esperando la dulce sinfonía de Morfeo, ni se tomó la molestia de desmaquillarse o quitarse el incómodo vestido, su instinto le bastó para despojarse de sus zapatos y como si el destino le jugara una broma pesada, su último pensamiento del día fue la imagen de Karla sonriéndole.


Luego de casi una hora de trayecto, una agotada morena ni siquiera logró distinguir por completo cómo había llegado a su propiedad, guardó su auto en el garaje agradeciendo al destino que nada malo le pasó por manejar tomada y sin más, caminó hasta la casa. Intentó hacer el menor ruido posible hasta subir a su inmenso cuarto. No demoró mucho sin cambiarse y luego de luchar contra ella misma sobre su cansancio, decidió realizar su típica rutina antes de acostarse; se desmaquilló por completo, se soltó su cabello, tomó un baño de sales en su hermosa tina, exfolio su piel con devoción, se secó el pelo y por fin se dispuso a dormir, revisando entre dormida los acontecimientos y planeando su siguiente movimiento con perversidad. “tranquila que yo te la cobro” recordó.


 


Al día siguiente Danielle despertó casi en horas de la tarde en una posición por poco inhumana sobre su cama, un par de intentos para abrir los ojos fueron necesarios, le dolían a más no poder, sobretodo en contacto con la luz, “la cuarta es la vencida” se animó para lograr su cometido. Ya con los ojos abiertos se tomó la cabeza por unos segundos y se giró para poder sentarse sobre el borde de la cama. Echó un vistazo a una pequeña mesita que se encontraba al lado y vio su celular con la pantalla hacia la madera, intentó recordar inútilmente  cómo había llegado a ese sitio y  sin más, se estiró a cogerlo. Miró el reflector y tenía más de cinco llamadas perdidas y un mensaje de voz. Las llamadas eran de Alex, lo que despertó la curiosidad de la rubia pues no esperaba que fuera él sino su amiga quien estuviera desesperada por hallarla, hasta que recordó el bochornoso momento que le hizo pasar Karla y una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro; decidió llamarlo en un rato cuando se encontrara en un mejor estado. Abrió su buzón de voz y puso el altavoz.


“¡Danielle! ¿Quién carajos contestó tu celular en la madrugada? Llámame que tenemos que hablar” terminaba con todo extrañamente seco.


Sin darle mucha importancia, borró el mensaje, se tomó unos minutos para levantarse y dirigirse al baño; aunque no le preocupara su imagen tampoco era para encontrarse en un estado tan lamentable. Se miró al espejo y observó el maquillaje completamente corrido, el arreglo del cabello ya no tenía forma y el vestido desacomodado  “pero que noche” pensó. Dejando pasar por alto la resaca, se desmaquilló, se desenredó su largo cabello, se quitó el vestido y entro a la ducha, unos minutos después ya parecía persona de nuevo. Evitó comer, no quería que la sensación que más la había molestado la noche anterior volviera a aparecer, en realidad, el hecho de pensar en comida ya le revolvía el estómago. Así que arreglado eso, volvió a su cuarto, tomó su computador y mientras lo estaba prendiendo su celular, ahora con sonido, empezó a timbrar, Danielle tomó el dispositivo y al ver que era de nuevo su amigo contestó.


-¿Hola?-


-Hola Danielle- saludaba un muy serio Alex.


-¿Cómo seguiste? Giselle me envió un texto diciendo que te pasaste de tragos- Mencionaba la rubia haciendo caso omiso al tono de su amigo.


-No soy yo quien me preocupa-


-¿Por qué dices eso?-


-¿Estas en el computador?-


-Precisamente lo estaba prendiendo cuando llamaste-


-Bien, abre tu Facebook-


-¿Por qué?-


-Solo ábrelo-


La rubia decidió poner la llamada en altavoz, no se tomó mucho tiempo abriendo la cuenta en la red social cuando ve más notificaciones de las que había tenido en su vida “qué raro” pensó. Abrió el enlace que la llevó a una fotografía que nunca procesó cuando se la tomaron. Ahí estaba ella, sobre Karla, en una posición más que comprometedora mientras era tomada por la cintura. Abrió los ojos a más no poder.


-¡Qué putas!- alegó sin poder quitar la mirada de la imagen.


-Ahora me vas a explicar qué diablos pasó ayer-

Notas finales:

Espero les gustara y espero sus comentarios.

Gracias por leer :D


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