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El ángel de los poemas callados por TKForTheMusic

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Notas del fanfic:

Respuesta al reto impuesto en mi blog junto a ValeCaroline, con el título "Angel", canción de EXO ^^ 

¡Pásense por el blog, estamos trabajando en un proyecto de EXO y Harry Potter! 

http://ficsentreamigas.blogspot.com.ar/

Era un verdadero desastre para explayarse a sí mismo en palabras. Siempre que sentía oleada de enojo o alegría, se quedaba callado con aquella característica mueca suya. Cada vez que estaba en desacuerdo, durante un pleito o una decisión tomada en su familia, no se quejaba ni argumentaba nada, al contrario, miraba en silencio la escena, con su vocecita interior profiriendo exclamaciones sarcásticas y juiciosas.

A su madre le desagradaba por completo tal actitud. El chico era un torbellino de emociones y sentimientos que definitivamente su rostro serio no demostraba de ninguna forma. Se preguntaba dónde había sido el inicio de tal error y el momento en que JongIn se convirtió en una persona de pocas emociones que se volvía irremediablemente tímido a la hora de hablar sobre sí mismo, amando el silencio, madurando increíblemente rápido.

—No me gusta hablar, mamá. No necesito descargarme así.

—Las palabras y yo no vamos en la misma oración.

—No interfieras, mamá, yo puedo encargarme solo de esto.

Esas eran algunas de las excusas que solía recibir SooJung cuando le insistía a su hijo para mantener una conversación normal donde le hablase de cómo se sentía, que le confiase sus penas y sus miedos, que ella le tendía el hombro en todo momento. Porque cada vez que el cielo era jodidamente gris, JongIn no lloraba, no maldecía, no gritaba ni hacía un escándalo, y aún menos, no hablaba para descargarse, y a SooJung le entristecía verlo en esas fachadas.

Fue hasta que conoció al ballet. A sus diez años, en el teatro junto a su abuela y sus primos, JongIn vio El Cascanueces por primera vez. Al principio no entendía del todo el funcionamiento de aquello que la anciana le había exigido para que fuese, pero cuando las cortinas se abrieron y las luces se apagaron, cuando comenzó a hacerse oír el sonido de la música de Tsjaikovski, la emoción recorrió sus venas e inconscientemente sacudió sus piecitos.

Resultó que el ballet era interesante. Bastante interesante. Le agradaba ver cómo sonreía Clara, mientras bailaba… no, mientras volaba y contaba una historia entera sin tener que abrir la boca para murmurar letras que se convertían en palabras, que formaban oraciones. Admiraba aquella forma tan graciosa y delicada de moverse del Hada de Azúcar, junto al compás de la música. Aquellos hermosos pies de cristal parecían irrompibles y hacían suyo al escenario. Ese hermoso tutú rosa no le hacía justicia a su glorioso baile. Se preguntó si el ballet era tan sencillo como parecía, la mueca de alegría en el rostro de la bailarina no reflejaba dolor. Se preguntó si llegar tan alto, con aquellos pies como alas sería fácil. Se preguntó qué se sentiría al bailar todo eso, si se podía expresar en palabras.

Sucedió  entonces que llegó el pas de deux y en verdad su corazón se detuvo por un momento. Fue cuando sin entender cómo ni cuándo o por qué, que las lágrimas le empezaron a caer por su dulce rostro. Por primera vez en mucho tiempo, sintió envidia de la historia, del cuento que contaban el Cascanueces y el Hada de Azúcar sin malgastar saliva. Sintió el corazón latiendo violentamente. Sintió que le dolía el cuerpo las ganas de moverse así. Deseó ser ellos, deseó que alguien se sintiese de la misma manera viéndolo, deseó la aceptación del público. Recordó a su padre con su suave voz “busca aquello que haga a tu corazón latir” y entendió que él, de cierta forma, había nacido para bailar. Que la mejor forma de expresarse y apartar sus problemas de su cabeza y corazón era aquella.

 

El proceso fue complicado, sin embargo no imposible. Empezó con una gran bochorno de su parte diciendo “papá, quiero ir a clases de ballet, llévame” mientras le pitaban las mejillas en un rojo fuego.  Se intermedió con un sobreesfuerzo corporal que le costó una lesión en la cintura y muchísimas lágrimas de impotencia por no poder actuar en el teatro. Pero finalizó con una sonrisa brillante y orgullosa que cumplió su sueño de poder bailar su obra preferida, con el tan querible papel del Cascanueces.

Lu Han estuvo para ver ese sueño cumplido. Todavía lo recuerda a la perfección, su amigo con “tengo entradas para el teatro” y él espetando “yo soy un hombre, no iré a ver semejante cosa”, frase que fue totalmente ignorada por MinSeok.

Y más tarde agradeció haber sido ignorado. Porque lo que presenciaron sus rasgados ojos se convirtió en su vida.

Era… inexplicable, pero a la vez algo que necesitabas explicar. El chico naturalmente bailaba de esa forma tras matarse entrenándose durante tanto tiempo. No obstante, había algo más que práctica. Había talento, había pasión, había un alma llena, JongIn había nacido para bailar y el baile se había creado para él. No había otra explicación.

Lloró demasiado tiempo viéndolo bailar, porque el ángel de los poemas callados te hacía enamorar en menos de un parpadeo y un suspiro. Te hacía pellizcarte para intentar de un sueño que en verdad era una realidad (más tarde, Lu Han usaría esos pellizcos para picar las mejillas de JongIn, aunque cariñosos). Te hacía sentir demasiado chiquillo con sus fuertes alas, y a la vez, el deseo de protegerlo, de cantarle una nana antes de dormir, de cepillarle los cabellos con sus manos, le hacía arder las yemas de los dedos.

Al final de la obra que se había hecho demasiado corta para su gusto, dejó atrás a su amigo quien desistió en perseguirlo (tenía una sonrisa burlona dibujada en su rostro, porque era demasiado observador), buscó a JongIn tras bastidores.

Increíblemente, el chico no se mostró muy sorprendido de encontrárselo. De hecho, le saludó como si ya le conociese y se presentó amigablemente. Y cuando Lu Han le preguntó, con voz ahogada, “¿de dónde vienes, ángel surrealista?”, él rompió a reír de una forma tan estrepitosa que le congeló el alma y se sintió derretir sin arreglo alguno.

 

Y cuando JongIn se reía sobre su boca era donde más le dolía el corazón por su increíble perfección.

Notas finales: ¡¡Hola!! Escribí dos oneshot en un período de tiempo muy corto, sin contar que avancé en el proyecto con ValeCaroline, I'm very proud, I'm really enjoying this vacation (?) 
Quisiera decir un par de cosas... 
Esto es realmente personal. Me costó un ojo de la cara (como ya le dije a ValeCaroline) porque hablar de mí... es algo que no me gusta demasiado y me cuesta. Me expresé muchísimo a partir de este Jongin, que a veces, casi siempre lo siento como un alma gemela.  Además, a todo lo escrito lo considero como mi lado vulnerable, al que no le gusta ser visto.
Justamente estoy luchando con estos problemas, hoy es un día de esos, pero  bueno, disfruté escribiéndolo sobre todo por el ballet. Pocos entienden el sacrificio de pasar casi ocho horas bailando semanalmente, nadie entiende que si lo que siento después del desgaste es dolor, entonces sufrir está bien. Detrás de las increíbles sonrisas de los bailarines hay muchas historias, y cada uno de los bailarines del mundo me parecen increíbles. Quisiera darles un aplauso y un abrazo a cada uno de ellos, en especial a mi preferido, léase Jongin.
Bueno, me pasé ^^ ¡Un beso! ¡Espero que te haya gustado a pesar de lo corto, tía! ¡KaiLu obviamente para vos! 

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