Todos los días espero su llegada con ansias.
Es lo único que puedo hacer después de un día estando en casa sin hacer nada, solo y viendo esos programas viejos una y otra vez.
-Llegue…
Al escuchar su voz me dirijo a la puerta con una sonrisa a recoger sus cosas como su portafolio, su saco y muchas otras cosas que lleva encima.
El camina hacia la sala mientras se desajusta lentamente la corbata color carmesí de su cuello.
-¿Qué vamos a comer hoy?
-Lo de siempre-sonríe.
Va hacia la recamara, se saca la camisa y vuelve a la sala.
-¿Lo de siempre?-lo mira con su ceja arqueada-¿Acaso no sabes cocinar otra cosa? Hace ya una semana que vengo comiendo esa tarta de verduras con crema.
-Lo siento…-dije bajando la cabeza-Prometo que la próxima hare otra cosa.
-Me iré a bañar-se dirige hacia el baño.
-¡Sí! Ahora te llevo la toalla.
Esa es mi rutina diaria. No tengo otra cosa que hacer, el decidió que debía hacer con mi vida, cuando quise trabajar el solo dijo que no.
-Te tenes que quedar en casa.
-Pero yo también quiero trabajar.
-Yo tengo un buen puesto, podemos subsistir con mi trabajo, no hay problema con eso.
-¡Pero Kris!
-Vos te quedas en casa, no hay discusión.
Me sentía mal que él me trata como una mujer y más cuando no lo era. Podríamos ser novios y todo lo que él quisiera pero yo seguía siendo un hombre.
-¡¿Y la toalla Chanyeol?!-se escucho desde el baño.
-¡Ya va!
La verdad que mi vida era inútil, demasiado a decir la verdad. No hacía nada en todo el día, no sabía ni cocinar bien, odiaba limpiar y encima mi novio me mantiene.
Kris siempre fue frío con todos, pensé que con migo sería distinto pero no. Desde que lo conocí fue siempre el mismo frío hombre. Cuando hacíamos el amor el único que decía “Te amo” una y otra vez era solo yo, pensé que el tenia vergüenza de decirlo pero con el paso del tiempo me di cuenta que nunca lo diría aunque quisiera.
-Tengo que poner la mesa-resople-que aburrido…
Pensé en dejar a Kris muchas veces pero ya hacía cinco años que salíamos y se me hacía imposible dormir sin él a mi lado. No quería estar en soledad, no quería.
-¿Ya está la mesa?-sale Kris secándose el cabello con la toalla que le dio Chanyeol.
-Sí, ya podemos comer.
El sentarse a la mesa uno frente al otro era común, comíamos en silencio siempre con el sonido de la tele de fondo. En nuestro horario de comida siempre hay un programa de comedia así que escuchar las risas me hacia feliz. Mientras comía lo único que hacía era esbozar una sonrisa.
-¿Qué hiciste hoy?-pregunto.
-Eh-dije sorprendido.
-¿Qué hiciste hoy?-dijo tomando una bocanada de comida esta vez.
-Estuve viendo algunas cosas en la tela y salí a comprar.
-¿Te aburriste mucho hoy?-dijo mirándome de una manera que nunca vi antes.
-Solo un poco-dije bajando la mirada y tomando una bocanada de comida.
-Tendrías que conseguir algo que hacer por las mañanas o por las tardes, ¿no?
-Sí, tendría-dije sonriendo.
Me sorprendió demasiado su actitud, tanto que comí rápido y tome los platos para lavarlos.
Empecé a lavarlos con rapidez, fregaba como loco una y otra vez, el jabón rebalsaba del lavabo.
-¿Por qué estas tan apurado?-dijo tomando sus manos.
Sentí el gran cuerpo de Kris pegado al mío. Sus grandes manos tomaban las mías con cuidado y delicadeza, mientras que su cuerpo se aferraba al mío con dureza.
-Si los friegas tan fuertes pueden llegar a romperse-me susurro-¿Y si no los limpias?-dijo volteando lentamente mi cabeza-¿No pensas lo mismo Chanyeol?-dijo besando mis labio con dulzor.
Mi cuerpo se quedo quieto. Su tacto me congelo al instante, tanto que tomo mi mano y en un abrir y cerrar de ojos estaba sobre la cama, a su merced. Empezó a desvestirme mientras que sus labios besaban los míos con pasión.
Después de unos minutos ya estaba allí, entregándome a él sin ninguna restricción, solo esperando que su calor recorriera todo mi cuerpo tan rápidamente para luego quedar dormido entre sus brazos.
-¿Rápido o Lento?-pregunto mientras abría mis piernas.
-Como vos quieras-respondí tapando mi rostro.
Solo empezó. Sus movimientos eran angelicales, cada que hacíamos el amor siempre pasaba lo mismo por mi mente “Mujer que tuviese a este hombre sería feliz toda su vida” y sonreía por el solo hecho de que era mío.
Una envestida, dos envestidas, un poco de besos y seguía.
Era como las otras veces pero hoy algo paso…
-Duele Kris…
-No puede ser-dijo haciendo más fuerza.
-¡Duela! ¡¿Qué no entendes?!
-¡Te amo!-grito y se detuvo-¡Por eso lo hago así, no puedo detenerme, ¿Sabes cómo estuve todo el día? Solo quería llegar a casa y tenerte para mí!
Mi mirada se perdió. Estaba confundido, alterado, no sabía cuál era mi emoción.
-Kris…
-¿Puedo seguir?-me pregunto con una mirada triste.
-Si-lo bese-podes seguir, hace los que quieras, no me enojare-le sonreía.
El solo sonrió, me beso y siguió. Después de un rato ya había terminado su labor.
-¿Estas cansado?-pregunte tratando de cubrirme con su brazo.
-Un poco, el trabajar y hacer el amor con vos es agotador y más por lo que pesas, ¿No pensaste en adelgazar?
-¡Que soy de huesos pesado, PESADOS!-dije mirándolo enojado.
-Sí, si-dijo besándome tiernamente.
-Siempre haces lo mismo.
-¿Qué?-dijo mirándome con seriedad.
-¡Tratarme como una mujer!
-No te trato como una mujer.
-¡Mentira!
-Chanyeol, te trato como sos-dijo levantándose un poco de la cama-Yo voy a arriba y vos abajo, yo soy el que domina la relación, compréndelo.
-¡Yo también quiero ir arriba!
-Ya hablamos de esto Chanyeol.
-¡Yo también quiero hacer lo que haces vos!.
-Cállate-dijo refunfuñando enojado-Tráeme el paquete de esa mesa.
-¡Ahora te lo llevo!-dije furioso tirándole el paquete en la cara-¡Ahí lo tenes!
-Gracias-dijo tomando el paquete-Feliz Aniversario-dijo abriendo el paquete y dejando ver un anillo dorado, delicado pero a la vez muy varonil.
-¿Y esto?-dije sorprendido “¿Aniversario?” me quede pensando.
-Ya hace cinco años que salimos y sé que casarnos es imposible pero por lo menos podemos usar un anillo para constatar con seguridad nuestra relación-dijo asomando su mano la cual, en su dedo anular, llevaba el mismo anillo que el me ofrecia-Ponetelo.
-Si, si…-dije con una sonrisa.
-Ahora durmamos un rato, mañana tengo que volver a ir a trabajar.
-Si-dije recostándome a su lado con una sonrisa de oreja a oreja.
Ese día sí que fue extraño. Cuando me fije la fecha note que era 1 de Diciembre, el día que comenzó todo, cosas que uno se olvida cuando crece.
-¿Me hiciste el desayuno?
-Si-dije trayéndole el café.
-Siempre tostadas-suspiro-por lo menos las haces con amor-le sonríe.
-Si-dije tapándome el rostro.
Desde hoy empezara mi nueva vida.