Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Remembering por Kaming

[Reviews - 19]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Es el primer one shot que escribo, inspirado en una experiencia que leí hace poco.

Notas del capitulo:

Recuerden que aqui pueden estar al tanto de todos mis trabajos ---> https://www.facebook.com/pages/-Kaming-/562369213850646?fref=nf

Mi nombre es Kim Jongin y soy profesor de Matemáticas en la Universidad de Seúl. Actualmente tengo 35 años, pero la historia que les contaré ocurrió cuando tenía 25 años y comenzaba mi segundo año trabajando en la universidad.

En general siempre me he llevado bien con mis alumnos por nuestra poca diferencia de edad, por lo que estaba bastante tranquilo aquella mañana de Marzo en la que les daría clases a los alumnos de primer año de la carrera de Economía.

Todo marchaba a la perfección y sin novedad alguna, les di la bienvenida a esta prestigiosa universidad y procedí a dar las instrucciones del curso cuando un alumno hizo ingreso en el salón, con 15 minutos de atraso.

Nadie lo miró tanto como yo lo hice en ese entonces, pues lo encontré precioso, simplemente precioso, no resaltaba de entre sus compañeros. Era normal, cabello normal, ropa normal. Él era serenidad, su caminar lo denotaba maduro pero no tan serio, algo poco característicos en chicos y chicas de aproximadamente 18 años de edad que acaban de ingresar a la universidad.

Cómo no sabía si él estaría en todas las clases conmigo, hice correr una lista en la que debían anotar su nombre y su apellido, y en un acto disimulado se la entregué a él para que fuese el primero en anotar sus datos, y por supuesto, después guardé su nombre.

Do Kyungsoo.

Pasaban las semanas y el seguía asistiendo con regularidad a mis clases, como todos. No sabía si en ese entonces él se daba cuenta de la especial atención que ponía en él, y hasta el día de hoy no se lo he preguntado, pero nunca he sido un tipo muy seguro de mi mismo como para darle las señales claras de mi atracción hacia él, además, estaba trabajando, era muy poco ético hacerlo en la sala de clases.

Fuera del salón nunca lo veía, siempre lo busqué con la mirada mientras caminaba por el recinto universitario. Recuerdo incluso haber ido todos los días unas bancas del patio principal donde había visto a algunos de sus compañeros, pero nada. No había rastros de él.

A mediados de Mayo, cuando mi inquietud era demasiado grande, decidí agregarlo a Facebook, lo cuál no era algo normal para mí, pues nunca había agregado a alguno de mis alumnos antes. Me aceptó a los minutos siguientes, y al comenzar a revisar sus fotos, me di cuenta que estaba en una relación… con un chico.

No sé si eso me produjo disgusto o alivio, era una mezcla extraña de emociones que nunca he logrado descifrar. Estaba feliz y tranquilo porque tenía la misma orientación sexual que yo, pero me sentía realmente impotente porque el chico al que quería conmigo estaba en los brazos de otro hombre.

Era principios de junio y él se acercó a mi escritorio al final de una clase para consultarme algo sobre su examen. Cabe decir que nunca lo he evaluado de manera preferencial. Se acercó tanto que pude sentir su aroma y eso me distrajo de lo que estábamos hablando.

 - ¿Y qué me dice entonces?- Preguntó.

Le pedí que me volviera a explicar porque no le había entendido bien, se acercó un poco más, dejándome una muy buena vista de su cuello. Me tenía hipnotizado, durante el tiempo que llevo trabajando como profesor he notado muchos gestos de interés de parte de muchas alumnas y unos cuanto y escasos alumnos. Con mis colegas compartimos la opinión sobre ello, que casi por regla general las alumnas que intentan llamar la atención de uno se convierten en poco atractivas. Quizás por sus gestos, por lo evidente que es, o porque son menores que uno y es demasiado notorio en sus personalidades. Pero él era distinto, él no quería hacerse el lindo ni con sus compañeros, menos lo intentaba conmigo y eso lo hacía más interesante aún.

Lamentablemente entre tanto admirarlo, de nuevo no fui capaz de comprender lo que me dijo y me descubrió pendiente de su cuello

-Mejor me voy- dijo y se fue. Al parecer un poco enojado.

Estaba realmente avergonzado, no podía negarlo, pero él era mi alumno y me había hecho una consulta académica y no podía dejarlo así, por lo que al llegar a mi departamento encendí mi ordenador y le envié un correo, explicándole que no había tenido un muy buen día y que el haber revisado tantos exámenes me había dejado realmente cansado, que por eso no pude prestarle la atención que se merecía y que lo lamentaba mucho.

Por un momento creí que me diría algo así como ''no te preocupes, sé lo que pasa'' o ''no te hagas el tonto yo sé que te gusto''. Pero no. Sólo me escribió su duda con total naturalidad y sin hacer el más mínimo comentario acerca de lo que había sucedido en el salón de clases.

“Mocoso de mierda” pensé.

No se qué me hizo creer que por arte de magia él se iba a dar cuenta que me gustaba, pero no sabía que hacer. Al ser profesor, tenía muchas barreras por las cuales no me puedo acercar demasiado, porque si se mal interpreta y piensan que soy un abusador, puedo llegar a perder incluso mi empleo.

Le respondí su duda y estuve bastante rato tratando de redactar una invitación a tomar un café. Aunque era normal que algunos profesores tomaran cafés con sus alumnos, no quería acosarlo ni asustarlo, sólo le ofrecí preguntarme más cosas acerca de la asignatura en un ambiente más grato.

Para mi suerte, él aceptó.

Fuimos al día subsiguiente y lo pasé a buscar a su edificio, que quedaba a una cuadra de la cafetería, por lo que dejé mi auto estacionado ahí. Así tendría la excusa de caminar un poco más con él y venir a dejarlo hasta su casa.

Entramos y comenzamos hablando sobre la materia de clases, y luego nos fuimos desviando por el lado más personal y yo seguía encantándome de ese chico, tan maduro, tan bello, tan sutil y a la vez tan joven, qué hijo de puta el que podía tenerlo en sus brazos cuando quisiera.

El conversar tanto me inspiro mucha confianza y decidí contarle sobre mi atracción hacia él pero de a poco, estaba seguro de que lo procesaría bien, porque era un hombre muy inteligente, no alardearía con sus compañeras y compañeros ni nada y si él no compartía el mismo interés que yo, me lo diría y seguiríamos siendo profesor y alumna como antes. 

Me dijo que le parecía muy honesto de mi parte lo que le había dicho, pero él estaba saliendo con alguien -lo cual yo sabía- que amaba mucho, y si bien estaban pasando por un momento complicado no tenía intenciones de conocer a alguien más.

- No hay problema – le respondí con una sonrisa.

Llevábamos casi 2 horas en el café y a diferencia de lo que creía, la conversación fue fluyendo cada vez más confortable luego de mi declaración. Teníamos muchos gustos en común, desde los musicales a los alimenticios.

- ¿Tienes hambre? – le pregunté luego de que la comida había salido a la conversación.

- Sí, un poco. Pero no quiero comer un pastel o algo dulce – respondió con tranquilidad.

Me ofrecí a llevarlo a una pizzería muy buena que conocía, pero que quedaba un poco lejos. Él no se incomodó por ese hecho, por lo que fuimos a buscar mi auto y nos encaminamos hacia la pizzería. Esta vez había más confianza en el ambiente y él escogió la música, comenzando a cantar un poco de mi canción favorita. Tenía una voz realmente bella. Era realmente hermoso desde todos los ángulos en los que le viera, pero lamentablemente no sería para mí ahora, y puede que quizás nunca.

Llegamos y me preguntó si me parecía que nos tomáramos unas cervezas, que  era justo lo que quería pero yo no habría sido capaz de decírselo, y cuando ya era un poco más tarde y nos habíamos ido soltando más, me contó lo que pasaba con su novio, que ahora era su ex.

El tipo era sólo un par de años menor que yo y Kyungsoo hace unos meses había visto unas conversaciones dudosas con un chico de su trabajo que ya le había hecho pasar malos ratos antes, lo que le había provocado mucha inseguridad y por lo que se habían dado un tiempo.

 Qué imbécil más grande pensé.

Eran cerca de las 11 de la noche, lo que significaba que nuestra salida estaba acabando. De mala gana lo llevé en mi auto hasta su edificio, y cuando llegamos, me dio un corto beso en los labios a modo de despedida.

Se rió durante unos cinco segundos y lo primero que se me pasó por la cabeza es que se estaba riendo de mí.

- Tú también me gustas un poco – dijo, y ahí entendí que su risa era una bella risita por la vergüenza que sentía.

Lo dejé en su edificio y volví al mío contento. En otra situación probablemente habría estado muy frustrado de no haber conseguido más que un pequeño beso, pero él con su presencia llenaba todos mis espacios, no necesitaba más.

Luego nos seguimos viendo una o dos veces a la semana fuera de la universidad, y al poco tiempo hicimos el amor y fue la mejor experiencia de mi vida. Me había enamorado de un chico cuya piel tenía un sabor dulce y la vez el más excitante que había probado y probaría jamás, era inteligente, comprensivo, atrevido... recuerdo cada detalle como si hubiera sido ayer y no hace 10 años como lo fue en realidad.

Al llegar las vacaciones de invierno tuve miedo, el mismo miedo de siempre, de que volviera a hablarle al imbécil de su ex, pero esta vez era más fundado, porque él viajaría a su ciudad natal, Busan, donde estarían cerca. Fue algo que me complicó desde días antes de que se fuera.

Me preguntó muchas veces si pasaba algo, pero yo no quise demostrarle mis inseguridades, quería parecer un hombre impávido como a él le hubiese gustado que fuera y como correspondía serlo a mi edad, hasta que se fue. Pasó Sábado, Domingo, Lunes, Martes y yo no lo llamé, hasta el Miércoles que desesperado porque él tampoco lo había hecho le grité por el celular que por qué no se aparecía, que me tenía preocupado. Me respondió que él creía que yo prefería disfrutar este tiempo más relajado, que pensaba llamarme quizás el fin de semana.

Claro. Era tan claro y yo no me daba cuenta. Llevábamos sólo 1 mes y medio saliendo, él estaba en lo correcto para una pareja cualquiera que lleva 1 mes y medio saliendo, sólo saliendo. Me sentí un imbécil, porque yo estaba mucho más enamorado de lo que parecía que él lo hacía, y yo era el hombre mayor, no podía soportar que no tuviera el mismo interés en mí, mientras que yo a esas alturas ya habría dado todo por estar a su lado.

Mi orgullo no me permitió volver a llamarlo las dos semanas siguientes y al notar que él tampoco me llamaba, infantilmente decidí cambiar mi número de teléfono para que cuando llegase me demostrara lo desesperado que estaba por no haber podido hablar conmigo.

Pero no pasó así.

Llegó la primera clase del segundo semestre y todos estaban sentados menos él. No me preocupé, no había por qué. Hasta que pasaron un par de semanas y, minutos después de haber empezado mi clase, alguien entra sigilosamente.

¡Era él! Tan hermoso como las noches que mi corazón recordaba. Al terminar la clase acordamos juntarnos en un café más tarde y, al llegar el momento él entró despampanante y como un balde de agua fría apenas sentarse me contó que su mamá había fallecido.

Esperó unos días para hacer trámites y luego contarme pero jamás se había podido contactar conmigo. No supe cómo explicarle el cambio de número, pero antes de que intentara decirle nada, me contó que a raíz de lo solo que sentía había encontrado consuelo en su ex que había estado ahí con él apoyándolo, y se había dado cuenta que en realidad había sido sólo un mal momento y que con quién debería haber estado siempre había sido él.

 -Me incomoda un poco seguir acá tomándome este café contigo, lo siento- y se fue. 

Así es, la verdad no tengo más recuerdos claros desde ese momento porque mi día a día comenzó a volverse cada vez más rutinario, sólo sé que producto de mi orgullo y mis inseguridades perdí al chico más hermoso que he conocido. Sin saber le di la espalda en el momento más triste seguramente de su vida y porque fui un estúpido se fue, porque tampoco fui capaz de detenerlo, porque en realidad no lo merecía. Pero pude merecerlo, pude elegir ser mejor en lugar de elegir ser un imbécil arrogante, peor no lo hice.

Luego de eso seguí haciéndole clases normales, al principio lo miraba con mucha nostalgia, pero a mi edad ya no estaba para esas cosas, decidí hacer de mí una fortaleza. 

El año siguiente él se cambió de carrera por lo que no la vi más que un par de veces por año, además, de seguro su novio le pidió que me eliminara de Facebook, y luego que salió de la universidad no lo volví a ver más.


Supe de él hoy, 10 años después, lo vi en el supermercado. Seguía siendo precioso y encantador y yo más viejo y solitario que cuando nos conocimos. Me saludó muy contento y amable, nos preguntamos qué hacíamos de nuestras vidas. Él había regresado a Busan y vino a visitar a un amigo que se le acercó con un carro lleno de cervezas y carnes.

-Parece que celebran algo- dije muy simpático.

-Sí, hoy cumplo 28 - me dijo, y pasó a la caja sin invitarme pero sonriendo y luego olvidándome.

 Sí, lo perdí para siempre.

Notas finales:

Espero que les haya gustado :) Agradecería mucho sus comentarios


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).