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No sé a dónde voy. por bluegirl31

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El miércoles por la noche Uruha estaba demasiado aburrido en su apartamento porque ya había hecho todo lo que tenía que hacer dos veces, incluso comer. Se vistió con deportivamente pero sencillo, un conjunto Adidas color gris con negro y detalles en turquesa, unos zapatos negros a juego, se cubrió con la capucha del suéter y salió de su casa escuchando Low de la banda norteamericana Cracker en sus audífonos,  bajó por la escaleras animado a correr un poco esperando cansarse lo suficiente como para dormir cuando volviese, hizo un asentimiento al portero cuando le sujetó la puerta para que saliera, pero no pudo dar más de dos pasos fuera del edificio porque Aoi estaba a punto de entrar, se quedó congelado viendo como el viento de la noche mecía el cabello del pelinegro y la piel pálida de este era inundada por el chorro de luz amarilla de la entrada del edificio. Solo se dio cuenta de que había estado viéndolo por más tiempo de lo normal cuando la canción terminó y pudo ver que Aoi también lo veía, en sus manos cubiertas por unos guantes de cuero negro traía la bufanda azul que Uruha había preferido no reclamar esperando que un día comúnmente Aoi se la entregara en el trabajo, pero él había venido hasta su edificio y estaba esperando para entrar.


─ Yo… hmm… he encontrado esto en el asiento trasero del auto hoy, y pensé en traértelo─ Uruha ya se había quitado los audífonos hace rato y apenas podía escuchar el eco de Niji de L’arc en ciel. Aoi le extendía la bufanda con la mano izquierda. Él no había venido todo el camino hacia Uruha solo a traer una simple bufanda azul, porque la habría podido entregar mañana cuando se viesen en el trabajo, por eso Uruha lo invitó a subir a su apartamento por primera vez desde que se conocieron.


 


─ No sabes los problemas que me ha traído esto hoy─ dijo el pelinegro lanzando la bufanda al mueble cuando entró al apartamento─ Uh, yo nunca había estado aquí, esto tiene mucha pinta de “Uruha vive aquí”­─ observó todo con cuidado y pasó sus dedos por la repisa donde habían fotos de Uruha y su familia, para él, su familia era sagrada, había crecido con esas raíces y se sentía algo invadido cuando Aoi examinaba las fotografías.


─ Seguro que se atascó en tu en guitarra cuando la lanzaste sobre el asiento o algo, ¿quieres una cerveza o…- Uruha había sido sarcástico, estaba en la cocina esperando por Aoi, sus nervios estaban de punta pero él sabía controlarlo, le gustaba verlo descalzo en su apartamento con el cabello alborotado por el viento de la noche, en el ascensor él había olido la noche en Aoi, y le había gustado.


─ Tengo frío, dame café. Y uh, no tienes idea, mi cita de esta noche ha pensado que era un accesorio de otra mujer y me ha gritado dentro del carro como loca, no me molesté en darle una explicación─ Uruha que había estado encendiendo la cocina para calentar el agua del café se quedó estático, y se volteó para preguntarle a Aoi qué hacía en su casa a esta hora después de haber sido rechazado, estaba molesto, colérico, pero cuando puso sus ojos sobre Aoi todo se tornó oscuro y casi cae del susto, no se veía nada, ni un rayo de luz de luna, por un segundo creyó que la habitación estaba tan oscura que todo había sido un sueño, pero la voz de Aoi lo sacó de sus pensamientos. ─ Uruha, Uruha ¿dónde estás? ─ Su voz era desesperada, casi llorona.


─ Estoy aquí, cálmate─ respondió, y le pareció inútil porque a él también le estaba costando calmarse, la luz del teléfono de Aoi iluminó un poco. ─ Oh, bien, que inteligente eres, ven para acá deben haber algunas velas.


Aoi caminó hacia él más rápido de lo que Uruha espero y lo tropezó sin querer, quedando tan cerca de él que podía sentir el frío de su piel, y le gustaba, pero se dio la vuelta y se agachó sobre sus rodillas para buscar un par de velas.


─ Necesito que me alumbres con el teléfono porque no veo ─ Aoi se puso también sobre sus rodillas y abriendo la puerta del gabinete dejó que Uruha agarrara las velas blancas que parecían estar cubiertas de polvo, pero estaban nuevas.


Habían encendido dos velas y abierto las cortinas para dejar pasar un poco de luz nocturna, la sala se llenó con una mezcla llamativa de luz blanca de luna y luz amarilla de las velas, Aoi se había acostado boca arriba sobre el mueble más grande y Uruha se puso cómodo sobre el mueble individual que hacía juego. Le parecía de lo más raro que Aoi se hubiese quedado allí, por su mente pasó la posibilidad de Aoi dejándole, y no quiso, lo desechó.


─ Twitter dice que el apagón es en toda la ciudad, falla eléctrica debido a la tormenta de anoche─ Aoi veía su teléfono con interés y ya parecía más calmado, no es que él se hubiese asustado como solía hacerlo cuando era niño, pero el apagón lo había tomado por sorpresa en un lugar desconocido.


─ Te estás muriendo internamente por comentar en esa red social que te cagaste los pantalones por el apagón─ habló Uruha, quería tener un tema de conversación y entretener a Aoi.


─ Tienes razón pero no, dejaré que las fans esperen un poco más─ bloqueó la pantalla de su celular para no desperdiciar la batería que podía ser necesaria después.


─ Son fans, Aoi, sienten curiosidad─ explicó Uruha.


Las primeras gotas de la tormenta empezaron a sonar afuera del balcón, desde el décimo piso del edificio la vista era magnífica, a Uruha le encantaba, y más en los días lluviosos, que a pesar de que lo hacían sentir solo lo ayudaban a descansar, pero esa noche no se sentía solo, el paisaje de la lluvia era acompañado por la mirada de Aoi que también contemplaba el clima desde su lugar, hablaron de muchas cosas e incluso se revelaron hechos que nunca habían sabido el uno del otro; ellos siempre habían sido amigos, habían tenido largas conversaciones, pero no en la intimidad de ese momento.


─ ¿Qué pasó con el café que estabas haciendo? Estoy muriendo de frío aquí─ señaló el pelinegro, Uruha no se había dado cuenta, pero él también estaba tiritando.


─ La cocina es eléctrica y la calefacción también, el único consuelo que tenemos con suéteres y cobijas, vamos a buscar unas─ se levantó sobre sus pies y había agarrado una de las velas esperando que Aoi lo siguiera al armario del cuarto, entonces cayó en cuenta de la situación en la que se encontraba, y se pudo sentir feliz, era más de lo alguna vez había imaginado, estar con Aoi en su apartamento.


─ ¿Te molesta si me quedo a dormir? ─ preguntó Aoi mientras lo seguía en el armario─ Me parece peligroso irme a estas horas de la madrugada por las calles tan solas.


─ Claro que te vas a quedar a dormir─ no podía creer lo que acababa de decir, incluso parecía un sueño para él─


Le entrego dos sabanas, una más gruesa que la otra para que no tuviese tanto frío.


Esa noche durmió como nunca antes, se había acostado con su mente inundada por pensamientos donde navegaba el moreno que hace rato de había quedado dormido, se sentía algo estúpido por la manera en que sonreía a oscuras en su cuarto, pero le gustaba, y agradecía lo del apagón y la coincidencia de Aoi en la entrada de su edificio, y tenerlo en su casa esta noche, para él todo esto significaba más de lo pensado, y a pesar de que llevaba la situación con mucho cuidado no podía evitar sentirse como en el cielo.


­­­_


En la mañana el sol le quemó los parpados, y la luz de su habitación estaba encendida, pensó en ponerse de mal humor por la marea de luz que había sobre él, pero entonces recordó todo de la noche anterior y sonrió con alegría, salió de la cama emocionado y tomo una respiración honda, sus medias no evitaron que el frío del piso le llegara a los pies; el clima afuera parecía cálido, vaya que esto variaba en Japón. Salió del cuarto y se encontró con un Aoi muy acurrucado en el sofá, la visión casi le dejó sin aliento, era demasiado hermoso, el sol que entraba a través de las cortinas por el balcón hacía que la piel del moreno se viese dorada y que su cabello negro resaltara, sus pestañas se veían pesadas por un sueño profundo y deseó pasar sus dedos por los parpados de este, la visión era tan magnífica que se quedó viendo uno momento más para guardar la imagen en su memoria, se sintió triste al pensar que pronto acabaría todo y que esto era lo más lejos que había llegado.


Todas las luces del apartamento estaban encendidas, debía ser porque en algún momento mientras ellos dormían la electricidad había vuelto, entró en la ducha y le dio paso al agua caliente sobre su cuerpo. Estaba enjaguándose el cabello con champú cuando escuchó que la puerta del baño se abrió, las puertas de la ducha eran transparentes, menos por el diseño de hondas más oscuras que difuminaban el vidrio, de tal manera que se viese borroso en aquellas partes donde no se debía ver, Uruha siempre había pensado que era un lindo detalle decorativo para el baño, pero no pensó esto cuando se sintió medio expuesto al ver a Aoi entrar corriendo para hacer pipí. Se quedó congelado.


─ Aoi ¡¿qué estás haciendo?!─ preguntó alarmado, a pesar de saber muy bien lo que el mayor estaba haciendo.


─ Lo siento, es que no me aguantaba─ Uruha se volteó instintivamente para no ver y escuchó todo lo que Aoi hacía, estaba tan impresionado que se le olvidó que tenía champú en la cabeza y le cayó en un ojo.


─ Mierda…─ empezó a enjuagarse bien el cabello y los ojos, le ardía y maldecía por su descuido.


─ Vaya, ahora sí que lo he visto todo─ dijo Aoi entre risas, mientras salía del baño.


Ya vestido Uruha se dio cuenta que debía estar saliendo para la compañía, no le daría tiempo de desayunar, tampoco de hacer la cama que le gustaba encontrar arreglada después de llegar del trabajo, en cambio, Aoi parecía no darse cuenta de lo tarde que era.


Estaba despeinado, su collar estaba, al revés su camisa arrugada y estirada porque él no había aceptado la ropa de Uruha para dormir, parecía que había perdido sus calcetines en algún lugar del mueble, el corazón de Uruha de encogió al verlo de esa manera, seguía sin poder creerlo.


El menor estaba tomando unas galletas de avena cuando habló ─ Es tarde, son casi las 8:30, ya debería estar en camino─


─ Yo también─ Aoi se acababa de arreglar su ropa y parecía listo para salir.


Uruha abrió la puerta y salió al pasillo para ir a los ascensores, detrás de él venía Aoi, siguiéndole el paso. Presionó el botón que se encendió de rojo y esperaron por la llegada del ascensor.


─ Hoy llegaré más tarde, tengo que ir a mi casa a arreglarme─ pasó una mano por su cabello─ Después puedo inventar una buena excusa por haber llegado tarde.


Uruha sintió que le faltó el aire, ¿Aoi quería negar que había estado en su casa? ¿Qué tenía de malo? No dijo nada y entro al ascensor cuando este llegó, el camino hasta la planta baja fue en silencio, él estaba demasiado sumergido en sus pensamientos. Se despidió de Aoi de manera normal y lo vio entrar en su auto mientras él bajaba al sótano por el suyo, cada uno tomó una dirección diferente, y el de verdad no quería ir a la compañía para verlo después, pero no sabía a dónde más ir.

Notas finales:

Estoy lista para empezar a escribir un poco de acción a partir de esto.

-A


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