Capitulo…LA MISION
Cuando volvieron a su habitación en el momento perfecto, el sol los envolvio con una luz enceguecedora y levitaban un poco, para volver a ser los sirvientes comunes y corrientes a los que todos conocían.
Lo único diferente en ellos era que al menos sentían que podrían avanzar un poco en su relación con sus amos, que podrían ser al menos amigos o hablarse con naturalidad, sin necesidad de ser insultados, intimidados o simplemente rechazados y hechos a un lado o eso al menos pensaban antes de que…
-Merlin!! Es que eres tonto o que?
-Lo siento Arturo, pero si no te movieras tanto tu camisa no se habría roto. Dijo el azabache algo divertido esquivando los ataques que le mandaba su amo arrojándole zapatos, cojines y almohadas.
Si, asi es, volvieron a la rutina diaria y las sirvientas que pasaban afuera de la habitación del príncipe mayor no pudieron evitar soltar pequeñas risas mientras negaban con la cabeza, divertidas del posible espectáculo que se llevaba adentro de la habitación.
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Luego de que Harry se adentrara en la habitación del príncipe que le correspondia y abriera las persianas sin cuidado alguno como otras veces, en el momento que se dio la vuelta se encontró con la mirada amenazante de su querido amo, notese su sarcasmo.
-¿De nuevo entras sin mi consentimiento? Dijo el mayor
-¿Eh?...ah…si. Dijo Harry algo descolocado, después de todo, habían mantenido una charla los dos ayer.
-¿Y quien te dio permiso de hacerlo? Dijo Draco arrastrando las palabras y acercándose un poco mas a su sirviente.
Trago duro y en vez de retroceder le mantuvo la mirada desafiante, después de todo no siempre se acobardaría, tenia que seguir el ejemplo de su hermano mayor y hacerle frente de vez en cuando a ese niño rico arrogante.
-Nadie. Dijo desafiante.
-Entonces, no lo hagas. Dijo el oji-gris enfadándose por la actitud de Harry.
-Eso hare cuando te haga caso. Dijo Harry sin cambiar su tono y mirada sin notar que le había hablado de tu al príncipe.
-Eso haras ahora mismo ya que me obedeceras, es tu deber. Dijo Draco avalanzandose hacia el oji-verde, empezando una lucha entre ambos cambindo de posiciones a cada rato, unas veces él arriba y otras el chico pelinegro.
Yuri en cambio toco temeroso la puerta de Wolfram, no quería probar a su suerte como otras personas pero se sorprendio al no escuchar la respuesta del rubio como lo hace siempre, asi que con voz algo insegura dijo:
-Su alteza Wolfram, ya es momento de levantarse.
Y de nuevo no obtuvo respuesta por lo que sin más se adentró en aquella habitacion, algo desconocida para él y al entrar casi le da un infarto y la cama aun tenia al causante de todo durmiendo, el piso estaba infestado de ropa sucia, las botas estaban esparcidas, una arriba del dosel de la cama, otra en la mesa que tenía el cuarto, la cual estaba con los trastes sucios de la cena del dia anterior, la espada al lado de la cama recargada en la pared y partes de su armadura en todo el lugar.
-Dios, Wolfram, en que chiquero duermes. Dijo ahogando un grito.
Y antes de que pasara cualquier otra cosa como que su amo lo sacara a patadas y le pusiera a limpiar los establos, empezó a limpiar la habitacion; pero como era demasiado desorden opto por ayudarse un poquito moviendo la ropa sucia con la mente y poniéndola en una cesta, bajando la bota de igual manera y acomodando en un solo lugar las piezas de la armadura, acabo de hacer eso en 3 minutos, luego saco la cesta, puso las partes de armadura en otra, las botas las acomodo al pie de la cama y los trastes sucios los puso en la charola que había ahí y la espada la guardo en su funda para luego ponerla con la armadura; acomodo las dos cestas y trato de cargarlas con una mano mientras que con la otra llevaba la charola con los platos sucios.
Tambaleandose, llego a sus destinos, la armería, el lugar donde lavaban la ropa y la cocina y satisfecho volvió a la habitación de su amo, volvió a tocar sin recibir respuesta, entro mas confiado y abrió las persianas, salio de la habitación, espero unos segundos y volvió a tocar diciendo lo de siempre:
-Su majestad Wolfram, ya es hora de levantarse.
Y esta vez si recibió respuesta.
-Ya lo se debilucho, ahora vete.
Y con una sonrisa se fue a la cocina por el desayuno del príncipe oji-verde.
Luego de que todos terminaran de sus típicas peleas e ignoramientos, los príncipes desayunaron y fueron vestidos por sus sirvientes y mientras Merlín, Yuri y Harry retiraban los platos y los llevaban a la cocina los rubios iban con su padre ya que este les llamaba.
Al llegar al trono, Uther, les esperaba sentado en dicho lugar con caballeros a su alrededor parados, expectantes a lo que diría el rey.
-Bien los he reunido aquí ya que me han dicho que hay una bestia en el bosque amenazando la vida de los viajeros que tienen que salir del reino; ustedes Gwaine, León, Percival, Lancelot y Elian para que sean los refuerzos de Arturo, Draco y Wolfram que partirán mañana a primera hora.
-¡Si Mi lord!
-Entendido, padre.
Fue lo último que dijeron todos los caballeros antes de partir a sus respectivas casas para prepararse para mañana.
-Chicos; quiero que tengan precaución porque según mis informantes tal bestia fue creada a partir de magia. Dijo el rey hacia sus hijos.
-Sí, padre.
Dijeron los príncipes en modo de despedida y salieron del trono en busca de sus sirvientes para avisarles que partirían al día siguiente.
Los tres chicos que tuvieron un rato libre, estaban con Gaius que les enseñaba sobre lo bueno y malo que tenía una poción para dormir si no se preparaba correctamente.
-Chicos, lo señores quieren verlos en su alcoba. Dijo un joven con pecas llamado George, uno de los tantos sirvientes del castillo.
-Ahora que querrán. Dijeron Merlin y Harry al unisono.
-No lo sé pero me dijeron que era urgente. Dijo George.
-Gracias George, entonces nos vamos. Dijeron los tres a modo de despedida, yendo a los aposentos de los príncipes.
Merlin se encamino a la alcoba de su señor y al llegar entro como siempre, sin tocar la puerta y encontró al joven príncipe sentado pensando en quien sabe y para llamar su atención pregunto:
-¿Me necesitabas?
Arturo salió de su ensimismamiento y volteo a verlo y le dijo con voz un poco demandante:
-Mañana partimos al bosque a primera hora, al parecer hay un monstruo mágico que amenaza la vida de las personas y tenemos que matarlo.
-Está bien, ¿me necesitas para algo más?
-No, ya puedes irte.
Merlín asintió con la cabeza y se fue a su escondite ya que tenía el resto de la tarde libre.
Harry en cambio se dirigio a la alcoba del príncipe con el cual peleo unas horas atrás, llego a su destino y toco la puerta.
-¿Quién es? Se oyo desde adentro.
-Harry. Respondio con algo de fastidio, aun no olvidaba del todo la pelea de la mañana.
-Pasa.
Entro a la habitación y pregunto.
-¿Para qué me necesita, señor? Dijo la palabra con algo de sarcasmo.
-Para nada, solo te aviso que mañana partiremos de Camelot para enfrentar a una bestia, estate preparado. Dijo el oji-gris sin siquiera voltear a verlo manteniendo su mirada en la ventana.
-Entonces me retiro. Y sin esperar respuesta se fue al lugar donde entrenaba con sus hermanos.
Yuri por su parte, se fue a la habitación de Wolfram y toco dos veces la puerta.
-¿Quién es?
-Yuri, su alteza.
-Pasa.
Entro a la habitación y al recorrerla con la mirada no pudo evitar sonreir satisfecho por su gran trabajo y luego dijo:
-Me necesitaba, señor?
-No, solo tengo que avisarte que mañana nos iremos a primera hora, prepárate ya que enfrrentaremos a una criatura mágica, asi que esta vez deja de ser debilucho y se de ayuda entendido?
-Si. Dijo Yuri algo decaído, después de todo eso había sonado a “eres un inútil asi que no estorbes”.
Y se fue al mismo lugar que Harry.
Al llegar al lugar donde podían entrenar, se encontraron los tres y empezaron a practicar los hechizos que aún no dominaban. Practicaron todo el rato antes de la cena y luego de esta se fueron a dormir ya que ya habían arreglado sus cosas para el día siguiente.
Llego el amanecer y todos los caballeros junto a los príncipes y sus sirvientes partieron al bosque y en la entrada del mismo se podía apreciar un rastro de tierra y hojas algo chamuscadas, cabalgaron todo el rato hasta que llego la noche, sin encontrar algo que dijera que era la bestia que acechaba ese bosque o que hubiera al menos una bestia en él; teniendo que acampar en el mismo sin esperar que cierto sirviente se enfermara gracias a ello.
continuara