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Luces de Tanabata por Lady Cadiie

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Notas del capitulo:

¡Buenas casi tardes!

¿Cómo están? Espero tengan un buen ombligo de semanita, pues veamos como les fue a nuestros tortolos en el festival.

Nos leemos abajo~

Advertencias: Éste capítulo contiene Limme. Un poco de lenguaje obsceno y alguna que otra palabra altisonante. Una pizca de cursilerías y romance. Aparición de una pareja heterosexual sin mucha relevancia.

Disclaimer: Los personajes de Kuroko no Basuke no me pertenecen, son propiedad de Tadatoshi Fujimaki-sensei y yo sólo los pido prestados un rato para que recreen escenas que se encuentran en algún punto de mi mente.

Luces de Tanabata

:-:Acto IV:-:

Después de caminar cerca de media hora, llegaron hasta una llanura, lugar que estaba lleno de muchos puestos de festival: había comida, juegos, máscaras, helados, dulces… todo ese lugar era mágico y sobre una de las colinas se encontraba un templo, no muy grande, pero lo suficientemente hermoso y decorado para el festival. Kagami sonrió ampliamente, era la primera vez que asistía a eventos de esta clase y eso le emocionaba hasta el punto de que le brillaran los ojos como niño excitado por su primera excursión.

El moreno siguió su andar ya que el templo era la primera parada que tendrían en la noche. Subió los escalones tranquilamente y era de los últimos, ya que se detenía a observar cada pequeño detalle que le llamara la atención.

—Oye chico… ¿no quieres pasar una noche genial con nosotros?

Kagami escuchó la voz de un hombre maduro y volteó hacia atrás para encontrarse con la escena de un Kuroko acorralado por tres gañanes. El celeste simplemente los miraba estoico sin decir ni una palabra y eso a los presentes les ofendió mucho.

—Oye ¿estás sordo? Qué más da…— Un tipo un tanto grande tomaba del brazo al más bajo y lo halaba hacia él. — Hey, menudo cuerpo tienes… me dan ganas de quitarte esa ropa en éste momento…

—Creo que eso tendrás que dejarlo para nunca, amigo…— Mencionó un recién llegado arrastrando la última palabra con veneno. Taiga entró en acción al ver como tocaban sin delicadeza el cuerpo de su amigo y eso le enervó la sangre… nadie podía tocarlo si él no tenía ese privilegio. — Éste chico viene conmigo ¿algún problema?

Los hombres, al ver la cara de asesino serial de Kagami, y cómo por sus ojos destellaban meteoritos destructores, corrieron sin objetar palabra alguna. Tetsuya quedó embelesado ante la heroica aparición de su objeto de amor. La gallarda figura que mostró para defenderlo la grabó en sus memorias como si se tratase de una estatua. Curveó sus labios milimétricamente hacia arriba, eso quería decir que el pelirrojo no estaba enfadado con él y eso le alivió.

—Muchas gracias por tu ayuda, Kagami-kun. — Dijo tranquilamente Kuroko mientras doblaba lentamente su abdomen.

—N-no lo hagas. — Lo detuvo rápidamente el As de Seirin. Sospechaba firmemente que si volvía a ver el pezón de su amigo se calentaría a niveles extremos que ni el agua del Océano pacifico podría aliviarlo. La ceja doblada de su amigo lo alertó. —D-digo, no es necesario… para eso estamos los camaradas ¿No?

—Claro, para eso están los camaradas…— Susurró con firmeza el celeste, pero por dentro de moría por aquella palabra, es obvio, sólo eran 'camaradas' y su relación no pasaría de ello. Percibió el silencio que se formó y quiso romperlo. — Sabes, algunas veces puedes ser muy valiente, Kagami-kun.

—¿Qué dices idiota? ¡Yo soy valiente todo el tiempo!

Esa era la curva que quería ver Kuroko toda su vida, la sonrisa de Kagami.

—Vamos, nos están dejando Kagami-kun.

El pelirrojo sonrió, la imperceptible muestra de felicidad de su amigo regresó y se alivió al comprobar que él aún no sospechaba nada de sus sentimientos. Caminaron juntos platicando de cosas triviales como Nigou, el clima, las tareas de verano… fue una plática muy amena que no tenían en mucho tiempo.

—Bien, ya que el dueto más temible de Básquetbol ha llegado ¡Vamos a dar gracias! — Chilló emocionada la ex entrenadora. Todos los presentes aventaron unos centavos a la colecta del templo, juntaron las palmas de sus manos en una oración y después gritaron un 'Gracias' llenos de entusiasmo. — Muy bien, ahora iremos a colgar nuestros deseos de Tanabata a ese Bambú. — Señaló un gran palo que media fácilmente tres metros de altura.

Todos comenzaron a escribir su deseo. Ella fue la primera en colocarlo, no tenía mucho que pedir ya que, afortunadamente para ella, todo se estaba dando muy bien, un simple "Que todos sean felices" fue lo que llenó su pedazo de papel. Después de ella fue Teppei, quien hizo sonrojar a Riko con un "Yo deseo que el deseo de mi novia se cumpla más que nada en el mundo". Seguido fue Hyuga quien no permitió que nadie viese su deseo y lo colgó en la rama más alta que pudo. Después de ellos siguieron otros más; Kuroko dobló su papel para evitar lo más posible que se viera su deseo y con ayuda de su senpai más alto logró colgarlo de la última rama; el castaño sonrió y vio como del otro lado, quedando justamente a un lado del papel azul de Kuroko, se encontraba el pelirrojo colgando su deseo, atándolo con un fino nudo.

—Vaya Kagami, veo que pensaste en un deseo…

—En realidad, fue muy fácil ya que es algo que he pensado mucho últimamente.

—Bueno, esperemos que hoy no llueva o las urracas no vendrán a ayudarnos. —Sonrió con complicidad el castaño y eso a Kagami lo sonrojó… es como si estuviese enterado que era lo que había pedido.

Nadie de Seirin prestaba atención a la plática, todos estaban aún pensando o escribiendo sus sueños, depositando esperanzas en esa mágica fecha… pero Kuroko si escuchó perfectamente y tembló, pues desconocía el deseo de su colega deportista. Reguló su respiración para quitarse ese nerviosismo y continuar con la velada; tenía mucho tiempo sin pasar con el pelirrojo y su inseguridad no lo detendría. Apretó suavemente la tela de su ropa para descargar un poco sus sentimientos y avanzó hasta estar con su ex entrenadora.

—Vaya, vaya… ya que todos terminamos aquí ¡Vamos a disfrutar del festival! — Festejó con anticipación Teppei tomando a Riko de la mano y corriendo hacia los puestos.

Todos estaban alegres, comían Teriyaki, bolas de pulpo con salsa de soya y Kagami se deleitó asaltando un puesto enteró de comida que se retiró temprano debido a la escasez de ingredientes. Jugaron a pescar pequeños pececillos y el pelirrojo quiso intentarlo y se agachó, parecía un niño llevado por sus padres con esa sonrisa inocente.

—Vaya guapo, eres bueno en ésto…— Dijo coquetamente una chica rubia, posaba sus manos en los hombros para comenzar a masajearlo por detrás. —Dime ¿no quieres atraparme a mi también?

Un suave escalofrío viajo por la espalda de Taiga, y fue por imaginar que las manos de ella eran las de su compañero. No era bueno que en el tiempo que estaba con él tuviera ese tipo de fantasías tan reales, alguien podría darse cuenta o él mismo podría hacerlo. No, lo único que quería era disfrutar de una sana convivencia con Kuroko.

Era lo único que pedía.

—Disculpa — Susurró fríamente el celeste mientras apartaba una mano de ella de los hombros del mayor. —, él viene con nosotros ¿te molesta que continuemos así?

—Tsk, le preguntó a él no a su hermano. — Respondió de forma tosca la chica.

A pesar de ser mujer, le ganaba con un par de centímetros al más bajo, pero no por eso daría marcha atrás de lo que dijo. Su ceja se dobló al ver que ella creía que él era su hermano. — Disculpa, no somos hermanos, es mi amigo…

Kagami alcanzó a ver la ceja doblada y eso lo alertó. Kuroko podría ser estoico la mayor parte del tiempo, pero definitivamente sabía reconocer cuando el chico comenzaba a perder la paciencia y lo que sucedía cuando se enojaba. — Esto… vengo con él, discúlpanos. — Tomó de la mano al más bajo y se alejó de ahí.

—Kagami-kun, eres demasiado guapo para atraer la atención de muchas mujeres.

—¿Eh? No soy guapo, sólo estoy arreglado… las chicas saldrían corriendo al verme sudoroso después de un partido…— Mencionó con una sonrisa. Aunque por dentro estaba alegre, pues eso significaba que su amigo lo notaba agradable.

—Kagami-kun.

—Dime Kuroko.

—Hemos perdido a los demás…

Y efectivamente, Kagami alzó la vista para reconocer la gigantez de Teppei o a algún otro y no veía nada. Suspiró pesadamente, eso sí era un problema, ya que Riko creería que había escapado del festival y le cortaría sus partes nobles. Sintió como halaban la manga de su camisa y viró su rostro para ver como Tetsuya sostenía dos latas de refresco.

—De nada sirve preocuparnos Kagami-kun — Habló el más bajo y le dio una lata al otro. —, tomemos esto y después los buscamos.

—De acuerdo. — Respondió resignado el pelirrojo.

—Kagami-kun.

—¿Y ahora qué quieres Kuroko?

—Quiero ir al baño. Sostenme esto. — Dijo el celeste y comenzó a caminar. — No te vayas sin mí…

—Anda, ve... "¿Cómo crees que me iría sin ti, si ahora puedo estar contigo?" — Pensó de manera nostálgica el pelirrojo.

Tan cerca y tan lejos del chico que le gustaba. Una verdadera agonía.

.

.

:-:Acto V:-:

Kuroko caminaba con lentitud hacia el baño. Le angustiaba regresar con Kagami y no poder controlar sus palabras y soltarle que algo de lo que quizá se arrepentiría. Aunque le emocionaba pensar que podía hablar con él con normalidad a pesar de las pasadas tres semanas.

Al entrar a su cubículo, escuchó como en el continuo alguien estaba teniendo una buena sesión de sexo. No distinguía voces, pero lo calentó mucho. Se imaginó como sería hacer esa clase de cosas con Kagami en un baño público, sin duda sería muy excitante. Terminó lo más rápido posible su visita al baño y al salir chocó contra alguien que lo tiró de bruces al piso.

—Tetsu…

—Aomine-kun.

—¿Qué estás haciendo en el piso? Te ayudo a levantarte…— A veces, el cinismo del moreno resultaba ser demasiado para Tetsuya. — Dime ¿Qué te trae al festival de Tanabata?

—Vengo con mi equipo de baloncesto. — Respondió Kuroko. —¿Tú con quien vienes?

—Yo vengo solo, necesitaba… — Calló unos momentos analizando la situación y ver si no había nadie cerca. —pensar.

—¿Pensar? ¿Qué tienes que pensar?

—He Tetsu ¿Podrías ayudarme en algo?

—Es de mala educación ignorar la pregunta de alguien más, Aomine-kun. — Contestó el celeste irritado al ser ignorado por su ex compañero.

—Sí, tienes razón… pero necesito saber si podrías ayudarme. — Dijo seriamente Daiki. —Si no puedes, no tiene caso que te diga.

El más bajo suspiró resignado. De por si el carácter de Daiki era difícil como para él hacerlo más complicado, él era su amigo después de todo ¿no? Los amigos están ahí cuando se necesitan. — De acuerdo ¿Qué es lo que tengo que ha…?

Sin terminar de formular la pregunta, Kuroko fue acorralado contra el tronco de un árbol siendo encerrado por las manos del más grande a ambos lados de su cara. El celeste siguió con su imperturbable semblante y lo miró directamente a los ojos. Había algo en esos zafiros que se movía con valentía y miedo. El movimiento del otro fue rápido, la cabeza del moreno ahora reposaba en su hombro; no duró más de un minuto y se puso nuevamente de forma normal.

—¿Aomine-kun?

—S-sólo déjame comprobar algo Tetsu.

Y rápidamente, bajo un poco la Yukata del hombro izquierdo y mordió levemente en el brazo del celeste. Kuroko estaba estático, no podía aventarlo, no podía gritar, no podía hacer nada. Sólo sintió un leve mordisco y vio como rápidamente se tornaba de rojo la zona dañada. Levantó el puño y le dio una buena estocada a la quijada de Daiki.

—¡H-hay, eso dolió Tetsu! —Se quejó el más alto mientras se sobaba su rostro. No fue un golpe rudo, pero igual le hizo reaccionar.

—Sé que tienes una buena explicación para lo que hiciste Aomine-kun.

—Bien, te contaré…— Se sentó en el pasto invitando al otro a hacer lo mismo. — Verás, ahorita me acabo de dar cuenta que hay alguien que me gusta…— Observó como Kuroko alzó su ceja asombrado y como no dijo nada se limitó a continuar. —Y bien, a-antes no sabía que me gustaba, ya que él es un hombre… ya que cuando le hice lo mismo que te hice a ti, se me puso dura en cuestión de segundos. Y contigo no paso nada…— Al ver que no reaccionaba y seguía como siempre se enojó. — Y bien ¿no tienes nada que decir?

—Es Kise-kun ¿cierto? — Un sonrojo visible que apareció en la cara del moreno dio por si sola la respuesta. — ¿Querías comprobar conmigo si él realmente te gustaba o simplemente te habáis dado cuenta que eras gay?

—¡N-no soy gay! — Respondió rápidamente Daiki. — Tú lo sabes mejor que nadie… simplemente me gustó el bastardo de Ryota y ya.

—Sé que no eres gay…— Dijo tristemente Kuroko y se recompuso en cuestión de segundos. — ¿Y que harás?

—No lo sé, seguiré pensando… creo.

Definitivamente las cuestiones del amor eran difíciles. A veces te enamoras de quien menos esperas. Ser correspondido o no. Tener la confianza suficiente para demostrar tus sentimientos. Llenar poco a poco el precipitado de líquido del amor hasta que algún día se desborde por si solo y no tenga marcha atrás.

El amor es un cuchillo de doble filo: por un lado, el éxtasis y por el otro, la agonía.

.

.

:-:Acto VI:-:

Kagami estaba nervioso. Kuroko tenía cerca de media hora de haber ido al baño y no tenía señales de regresar ¿Y si le había incomodado su presencia? No, eso no era posible, le llevó un refresco y todo, y él incluso no había tomado del suyo. Revisó por onceava vez a su alrededor para comprobar que él no se encontrara ahí como usualmente hace con su peculiar presencia.

Estaba decidido a reportarlo como desaparecido hasta que vio a lo lejos como se acercaba con dos manzanas acarameladas. Sonrió ya más relajado y exhaló desechando todos aquellos pensamientos negativos que se le cruzaron por la mente.

—Mira Kagami-kun, manzanas acarameladas, aunque hubiese preferido que fuera una malteada de vainilla…—Mencionó curveando sus ambas cejas azules hacia los costados.

Sin duda, ese era el Kuroko que le gustaba.

—No hay problema —Dijo Kagami mientras tomaba una manzana—, ahora si, vamos a buscar…

El diálogo de Taiga quedó en secó al ver algo que le perturbó. La vestimenta de Kuroko estaba desaliñada y uno de sus hombros estaba descubierto. Surcando su vista más hacia abajo, observó una casi imperceptible mancha carmín -que parecía reciente- en el brazo. Él sabía que no era de algún insecto que lo haya picado o algo que se le derramó.

Era una mordida.

Una furia inmensa cruzó todo su cuerpo y en él se abrió una puerta de la cual que no reconocía el nombre, le comenzó a doler la cabeza y sus piernas se tensaron en su sitio, alzándolo y haciéndolo ver más imponente que nunca. Sus ojos se fijaron en el celeste, él estaba despreocupado comiendo su manzana a pequeños mordiscos. Le observó tranquilo, relajado y eso lo hizo cabrear más.

—Kuroko…— Dijo tratando de moderar su tono de voz. —¿a dónde dices que fuiste?

—¿Eh? — Un tono rojizo se instaló en las mejillas de Tetsuya al recordar la escena que tuvo que presenciar en el baño y respiró profundamente dos veces antes de contestar. —Al baño, te lo dije antes de irme Kagami-kun.

—¿Y de ahí? —El nivel de furia del pelirrojo aumentó al ver el disimulado sonrojo que se apoderó del rostro del otro.

—Ah cierto, me encontré con Aomine-kun, por ello llegue tarde lo siento. — Mencionó el más bajo mostrando una pequeña sonrisa.

La ira de Kagami Taiga se disparó hasta el cielo. Al diablo con el autocontrol, mando al demonio lo que pensaran todos de él. No toleraría nada más por Kuroko. Violentamente, tomó el brazo derecho del celeste y lo arrastró por todo el festival hasta sacarlo de ahí. La gente le miraba y eso no le importo en lo absoluto, más bien, afianzó el agarre de su mano y continuó casi corriendo de ahí sin importar que los zapatos de madera del mas bajo le lastimaran; o eso fue hasta que se paró definitivamente y observó al otro tirado sobre la banqueta.

—Suficiente, Kagami-kun. — Dijo fríamente Kuroko. — Me he lastimado los pies.

—Tsk, maldición. — Y sin importar quien viera, alzó a Kuroko como princesa y caminó más lentamente enfriando sus ideas. Reconocía que lo primero que quería hacer en ese instante de furia era corromper al celeste sin importar las consecuencias, sin importarle que él le odiara toda su vida, no mientras pudiera tener aunque sea una noche el cuerpo de su amigo con él. Pero ahora más tranquilo, y al ver como lo había lastimado con sus actos, se dio cuenta que nunca podría hacerlo.

Pronto comenzó a llover, no estaba cayendo fuerte, pero si lo suficiente para humedecer sus ropas y tranquilizar un poco las cosas en sus mentes.

Llegó hasta su departamento que, como siempre, estaba solo. Se descalzó en el Genkan y depositó a Tetsuya en el sofá y fue al baño por un botiquín para curar sus heridas y trajo consigo también una toalla para su compañero, y se la dio para secarse la cabeza; tocó los pies blancos de Kuroko y eso lo encendió, pero trató de ignorar todo aquello por el bien del otro y se dedicó exclusivamente a curarlo evitando tener contacto con su piel.

El celeste, por otra parte, se preguntaba que había sido todo lo que hizo el pelirrojo. Desde como lo haló del festival con toda la rudeza del mundo, a ahora ver, como evadía tener contacto con él lo mayor posible. Estaba confundido, había cosas que no le gustaban de Kagami y esa era una de ellas.

No saber lo que pensaba.

—Listo, con eso estarás bien.

—Sabes, a veces te odio Kagami-kun.

—¡¿Qué?! — Vociferó exaltado el más alto. — ¿A qué viene eso ahora?

—No sé lo que piensas o porqué haces las cosas y eso me molesta. — Dijo con su misma cara de siempre, pero mostrando una leve vena a través de su sien.

—¡Eso fue por…!— Decidió dejar ese tema muerto. Por su bien y el de él. — Ya no tiene importancia. — Susurró para después separarse y ponerse en pie completamente. — ¿Podrías cerrar la puerta cuando salgas? Me voy a dormir.

—Me gustas Kagami-kun.

Eso definitivamente no lo esperaba el moreno. Volteó su rostro para hacer contacto visual con el otro y sólo se quedó prendado de un par de ojos azules que lo miraban iluminados. No podía dar crédito a lo que escuchó, pues sus oídos, con tal de torturarlo, podían hacerlo escuchar cosas. Se acercó hasta quedar frente a frente con el celeste.

—¿Q-que dijiste Kuroko?

—Ya dije lo que tenía que decir Kagami-kun, ahora si me retiro. Que pases buenas noches…

—¡No! — Exclamo bravo Taiga. —Quiero decir, no te vayas… no después de haber dicho algo como esto. Creí que fue una alucinación. — Se puso en cunclillas y abrazó despacio al celeste. Tan despacio pues, tenía miedo que fuera un sueño o una pesadilla que se estaba burlando de él. Disfrutó de su contacto unos minutos, hasta que recordó cómo fue que llegaron ahí. —Pero ¿y Aomine?

—¿Qué tiene que ver Aomine-kun aquí?

—Él… te gustaba ¿cierto?

—Es cierto…

Kagami sintió como se paraba su corazón y se separó bruscamente de Kuroko. No podía concebir que era cierto eso. La verdad, fue algo que dijo al azar para justificar lo que pasó hace rato y lo que su mente se encargó de terminar por elucubrar. Su ceño se frunció fuertemente y apretó rudamente ambos hombros del más bajo.

—Eso duele, Kagami-kun…

Inaceptable. Inconcebible dejar ir a Kuroko.

No ahora que lo tenía ahora con él. No después de haberse confesado. Él solo había cavado su propia tumba.

Sin más, se dobló hasta dejar sus labios cerca del hueco entre su hombro y el cuello del celeste y se quedó ahí estático, dejándose embriagar por el aroma de lavanda que desprendía en más bajo; sus manos se salieron de su control y lo abrazó por la cintura delicadamente, estrechándolo contra sí. Cómo Kuroko aún estaba sentado en el sillón, y él quedaba perfectamente a su altura debido a que estaba hincado, decidió hacer un primer movimiento y brindó un beso suave al cuello níveo al más pequeño. Tetsuya suspiró, sentir la calidez de los labios de Kagami sobre su piel fue electrizante a un nivel demasiado insospechado para él y dio un brinquito de sorpresa.

Kagami al ver que el otro no reaccionó de manera violenta, decidió continuar y ahora depositaba muchos besos que iban desde el cuello hasta el hombro izquierdo y tomó confianza al ver como el otro suspiraba por aquel contacto. No obstante, decidió avanzar más y propinó un leve mordisco en la clavícula, dejando ahí su boca un rato, saboreando el néctar dulce que destilaba la piel pálida de Kuroko; alejándose un poco de ahí, dio otra mordida en el cuello, cerca de la nuca…

—A-ah~

¿Acaso ese había sido un gemido? Kagami podría haber jurado que era un coro de ángeles, y decidió comprobar si ese sonido lo había provocado el celeste y dio una larga lamida que viajo desde el inicio de la clavícula hasta el lóbulo de la oreja.

—M-mm a-ah, K-kagami-kun…

—Se escucha muy bien mi nombre entre tus labios, Kuroko…— Apenas iban empezando y ya comenzaba a volverse loco. Miró fijamente los ojos brillantes de su sombra y decidió que era el momento. —A mi también me gustas Kuroko…

Y después de eso le besó. Fue un tanto torpe pues al parecer ambos estaban nerviosos, sin embargo, conforme comenzaban a conocer la boca del otro, se fue aumentando la intensidad y el deseo de explorar cada parte del otro. En ese momento no existía la Generación de milagros, ni Seirin, ni el club de básquetbol ni los sueños de competir a nivel nacional… en ese momento simplemente eran Kuroko y Kagami.

Como si de un permiso se tratase, Kagami comenzó a sacar la Yukata, bajándola lentamente por los hombros, los brazos y así hasta dejarla en la cadera del celeste. Se deleitaba con la piel de algodón de Kuroko lamiendo, tocando, erotizando. Sus labios no querían tregua que no fuera tocar el cuerpo del más bajo y siguió explorando, besando y mordiendo, dejando un camino de saliva y pequeñas manchas rojizas que después se tornarían moradas por la intensidad con las que los hacía.

Tetsuya en cambio, estaba en el cielo. Era de locos creer que algún día eso pudiera suceder, que pasara lo que muchas veces soñó con ahinco y desesperación día y noche desde que se enamoró de su luz. Disfrutaba del contacto que le brindaba Taiga a él, observó con algo de ternura las mordidas que dejaba Kagami en su pecho, se percató en ese momento que probablemente tenía tendencias masoquistas.

Cuando Taiga llegó hasta el antebrazo donde una aún mancha roja se encontraba, frunció el ceño. Aomine podría vencerle en Basketbol las veces que fueran, pero no le permitiría que se quedará plasmado en la piel del celeste y justo encima de ese lugar, propino una mordida aún más fuerte que las anteriores y Kuroko soltó unas lagrimas de dolor.

—E-eso dolió mucho, Kagami-kun.

Tenía que hacerlo Kuroko. Tenía que quitarlo acomode lugar…—Después de hablar, dio un par de besos ahí para curarlo un poco. Lamió la zona dañada y se entristeció levemente al hacerle eso.

—¿A q-que te refi...? ¡A-ah~!

Sin previo aviso, Taiga medio quitó el nudo de la Yukata y la dejó entreabierta para ver cómo un bóxer azul cubría el miembro de la sombra de Seirin. Kagami relamió sus labios dispuesto a todo por borrar de la mente del celeste siquiera la idea de que un tipo como Aomine Daiki existe para él. Comenzó a besar delicadamente la cadera del otro, ese hueso le invitaba a morderlo y así lo hizo, pero ésta vez muy suavemente para dejar simplemente una manchita rosada; después, movió una de sus manos para ponerla en la cadera y bajo su rostro hasta el borde de la ropa interior, con sus dientes, haló con extremo cuidado y lentitud hacia abajo para destapar al ya erguido pene de Kuroko. Su pecho se infló como pavo al ver cómo Tetsuya reaccionaba ante sus caricias.

—A-ah, m-mhp…— Kuroko sintió nadar entre nubes cuando Kagami devoró su miembro en un segundo y simplemente proceso liberar pequeños quejidos. La lengua traviesa del pelirrojo se movía con maestría a lo largo de su parte noble. Esto era demasiado para él y al sentir como la descarga de adrenalina comenzaba a juntarse en su pene, se dobló para abrazar los omóplatos de su luz y apoyarse en ellos, gimiendo ante tales sensaciones.

—Kuroko, no importa nada, no te contengas…— Dijo excitado Kagami; sus pantalones poco a poco comenzaban a apretarle de manera monstruosa y lo único que quería hacer era destruir toda la noche el culo del menor. Su mano se movía rítmicamente de arriba abajo para extraer todo del celeste. — Yo recibiré todo de ti…— Y después de un par de lengüetazos, y que la boca de Taiga se moviera gustoso, torturando el miembro de su sombra, Tetsuya se vino en la boca de Kagami. Una combinación de saliva y semen salía por la comisura derecha del pelirrojo y tragó sin esfuerzo todo aquello. Pasó un dedo limpiando sus labios, recogiendo cualquier rastro y lo chupó seductoramente frente a la mirada entreabierta del celeste. — Eres mío.

.

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"[...] se besaron, y en ese primer beso se unieron en el temor, no en el amor. El temor a que nada fuera verdadero, a que fuera la desesperación la que pronunciaba el nombre de la ternura, a que fuera la soledad la que daba una voz distinta a las palabras, a que nada fuera lo que parecía..."

'Yo mato' Giorgio Faletti

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Notas finales:

¿Que tal el Kagami todo posesivo hee? Ahahaha me encantan los semes así, y con uke tan adorable como Kuroko faltaba menos. Se reciben todo tipo de cosas a esta escritora de callejón.

Muchas gracias a ShiroChin, sole y Damocles  por sus reviews y también a todos los que leyeron el capítulo anterior, y a los que ya tienen en lista como favoritos. Me hace feliz como una lombriz que sea bien acogido este escrito.

Nos estamos leyendo.

Mordidas a todos.

Cadiie Mustang.


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