Sanghyuk suele sonreír cuando se acuerda de Taekwoon, simplemente se encoge de hombros, piensa en él…y los dientes se dejan ver, sus ojos se vuelven dos medialunas que brillan con fuerza, porque Taekwoon le hace bien. Sólo eso, nada más.
Sobre todo cuando llueve, Sanghyuk sigue sentándose en el espacio de la ventana que sale hacia afuera en la planta baja de su casa. Se sienta, levanta una rodilla, se la abraza, y mira. Mira el cielo gris, mira el agua bañarlo todo a su paso y observa el chocar abrupto de las gotas contra el pasto, en los charcos, haciendo burbujas. Admira el barro en la entrada de su casa y lucha para no sonreír mientras levanta sus comisuras.
Taekwoon ama la lluvia. Sencillamente le encanta.
La lluvia también le hace acordar a él: gris, silenciosa pero a veces ruidosa, imponente. Sabes que llueve en el horizonte cuando una franja oscura baja de una nube…sabes que Taekwoon se acerca porque lo sientes en el aire, la piel se te pone de gallina y se te erizan los pelos de la nuca…en el buen sentido.
Sanghyuk aprieta los labios, contento. Hace rato que no ve a Taekwoon Hyung: antes solía verlo todos los días, camino al colegio, volviendo a la casa, en el patio, en el pasillo, en alguna que otra aula: Taekwoon es un año mayor. Taekwoon se llevaba muy bien con el mejor amigo de Sanghyuk, Hongbin, también un año mayor.
Sanghyuk poco a poco termina recordando (nunca falta) esos días donde había descubierto que su Hyung vivía justo enfrente, que salía media hora antes de lo necesario para ser el primero en pisar el colegio, que le gustaba borrar todos los pizarrones del segundo piso o el primero (dependiendo de la clase con la que comenzase el día), que amaba quedarse parado contra el pizarrón, mirando los rastros de la tiza que el borrador no alcanzaba a borrar bien.
Taekwoon Hyung siempre fue raro.
Raro y bonito.
Y, luego de esos recuerdos, instantáneamente florece en la visión, como una película, los días donde ambos tenían gimnasia. Donde los juntaban para compartir el patio o el gimnasio, dependiendo del clima: ahí descubrió Sanghyuk que Taekwoon amaba la lluvia.
“No me gusta correr al Sol o expuesto al viento del invierno”, había escuchado cuando fue intencionalmente a saludar a quien se encontraba a su lado: Hongbin Hyung. “Me gustan más los espacios cerrados, y la gente sólo parece acceder a ellos cuando llueve…por eso amo este tipo de temporales”.
Nunca jamás Sanghyuk volvió a presenciar un momento en el que Taekwoon hablara tanto, porque vivía con los labios sellados y cierto odio o resentimiento en los ojos, Dios sabrá por qué. Quizás se estaba equivocando, malinterpretando todo.
Al ser Taekwoon Hyung un misterio, resultaba muy pero muy fácil terminar enrollando malentendidos y no comprenderlo bien, del todo: cuando sonreía, parecía estar teniendo gastroenteritis o algo; cuando pensaba, parecía estar enojado con alguna partícula de aire en específico; cuando se enojaba…sí, se notaba que estaba enojado, pero nunca se terminaba de entender con quién, con qué o por qué.
Y Sanghyuk, a pesar de todo, lo quiere igual.
Con sus idas y vueltas, con sus altas y bajas.
Hace rato que no lo veo, repite su consciencia. Debería visitarlo.
Pero mejor no, mejor quedarse con ese tipo de recuerdos.
Mejor no recordar lo que sucedió el día de su cumpleaños.
Mejor no recordar que vio de pura casualidad ese beso. Mejor no recordar que Hongbin se le había adelantado a Sanghyuk…mucho menos que había ganado.
Mejor pretender que Taekwoon se ha mudado, ido para otro lado, lejos, a otro mundo.
Mejor ignorar ese paraguas transparente que hasta el día de hoy sigue usando su mejor amigo para visitar a su novio.
Sanghyuk vuelve a sonreír, se abraza las rodillas. Ve cómo Taekwoon abre la puerta de la casa y trota refunfuñando hasta la reja que da a la vereda: abriéndole rápido, evita tocarlo y vuelve a trotar hasta la entrada. Mientras Hongbin cierra el paraguas, Taekwoon lo besa. Despacito, con timidez y vergüencita, porque los pueden agarrar.
Ninguno nota la triste sonrisa de Sanghyuk del otro lado de la calle.
Y Sanghyuk sonríe, limpiándose las lágrimas mientras desea que la lluvia siga cayendo para que su Hyung sea feliz.
Fin.