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Solo me hace amarte más por devilasleep11

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Notas del capitulo:

OK OK OK 

Sé que dije en su momento ue nunca más subiía un lunes... 

Inclusive ayer debá subir el capítulo, pero por mi propia babosería me resfrié de lo lindo, todo porque l sábado este alocado clima se desbarató ¡¡Y se puso a llover!! y yo ahó toda empapada con una blusita...

En fin, en fin, esta vez le he pedido ayuda a mi hemanusha para esibir el capítulo porque no me sentía en mis seis sentidos (Si, tengo seis sentidos hahaha xD a ver si desarrollo mi haki ahhahahahahaha nah soy un asco U.U)

Sin más preámbulo!!!

El capítulo 12 en toooooodo su explendor!!!!!

Capítulo 12: “Ama hasta que duela”

 

 

Lo daría todo por evadir esta quimérica forma tuya de hacerme perder el suelo en el que tanto confío. He sido un iluso al confiarme a tu lado. Quizá sea una bestia irrespetuosa, tú eres mi amo, el demonio definitivo, el que mantiene esta correa bien atada a mi cuello. Cuando esté preparado por favor suélteme pero para quedarme contigo por voluntad propia.

 

 

Eustass Kid se recostó en el suave césped recién cortado de la plazuela.

 

Sus manos chorreaban sangre, el labio le dolía al igual que la mejilla y en la ceja caía pequeño y tímido un hilito de sangre.

 

No era suficiente, no era suficiente, no era suficiente.

 

El dolor de su costado, los múltiples moretones que adornaban su blanca piel debajo de la camisa ensangrentada por el fluido de sus contrincantes; pareciese que una de sus muñecas estaba rota puesto que le costó la misma vida moverla sin llorar. Quizá el golpe del fierro que frenó le pegó en el lugar equivocado, aquel muslo desgarrado por una cuchilla.

 

¿Por qué siempre andaban con ese tipo de cosas los maricones con los que peleaba? ¿Acaso no se bastaban con sus puños?

 

No era suficiente, no era suficiente ¡No era suficiente!

 

El dolor físico no se comparaba ni un poco con cómo se sentía. Quería destrozarlo todo, si sus manos tuviesen el poder de pulverizar todo lo que le rodeaba lo haría sin pensarlo, si pudiese borrar de su memoria esa cara de superioridad e indolencia con que Trafalgar le dijo adiós

“Fue bueno mientras duró ¿No?”

“Claro que lo fue...”

su espíritu encontraría una forma de salvación en ese agujero en que había caído. Pero en ese mundo pequeño, en ese cuarto blanco sin nada más que un pequeño punto negro en el centro que devoraba por completo su esencia no había algo así como una salvación para su alma.

 

Apretó la mano de la muñeca rota.

 

- ¡¡¡¡¡¡¡AAAARRRRRRGGGGG!!!!!!!

 

¡NO ERA SUFICIENTE, MALDITA SEA!

 

Ya tenía bastante de darle vueltas y vueltas. Trafalgar era tan condenadamente adictivo y en ese momento estaba sufriendo de abstinencia.

 

Mordió su labio tan fuerte que la sangre que se había secado volvió a escurrir. Ni siquiera el grito alivianó el sufrimiento.

 

Se sentía tan humillado que no comprendía cómo no había ido y golpeado a Trafalgar hasta borrar de su boca aquella sonrisita presumida, ésa que se moría de ganas de volver a ver.

 

Se levantó lentamente, ya harto de sentirse tan miserable tirado en el césped.

 

No recordaba todo lo que hacía antes de ver a Trafalgar. ¿Cuánto tiempo que le conocía?

 

No lo sabía muy bien pero de algo estaba seguro y era que no era bastante como para terminar de esa manera.

 

Se recordó que hubo un tiempo en que pareció experimentar algo tan parecido pero era solo un mocoso que no sabía con exactitud lo que era el sexo opuesto. Fue en ese tiempo cuando había comenzado con Bonney.

 

Vaya, sí que la quiso, con esa inocencia estúpida de cada niño, la quiso como un condenado.

 

Pero no todo en la vida es bonito y menos en la suya. Solo llevaban cinco meses y ella ya jugueteaba con otros chicos, dejaba que los hombres la miraran descaradamente, les provocaba como si él no fuese suficiente.

 

Por un tiempo quiso terminar con ella pero había un sentimiento de auto destrucción que nunca supo que existía hasta ese momento. Por alguna razón extraña y maldita sentía que no podía dejarla, por el contrario ambos continuaron sus interminables infidelidades.

 

Killer al principio se quejaba de todo eso y no lograba comprenderlo hasta que se hizo tan normal que ya no importaba si él se tiraba a una mujerzuela o ella le movía el trasero a un galán.

 

Ya no existía amor, si es que alguna vez lo existió.

 

En cierta forma hasta ese momento no se había puesto a pensar sobre sus sentimientos ni mucho menos sobre su corazón.

 

¿Quién podría decir que ese muchacho que aparenta tener el mundo a sus pies con esa aura arrogante en realidad se derrumba pensando en un moreno de ojos tristes e indolentes?

 

Eso suena a broma. Pero nadie le había hecho ver más allá de su nariz, y un día llega este sujeto a cambiarle la vida, le había manipulado como había querido. Si bien es cierto que él tenía a Bonney, pero no es como si Trafagar fuese un santo ¿O sí?

 

Puede ser que cuando uno no tiene algo recién se da cuenta de cuán importante era. Por un momento pensó que podría salvar su vida, aun  no sabe de qué forma ni en qué, pero salvarlo, ayudarle a salir el agujero.

 

Ahora sentía la ausencia, pero no es como si hubiese descubierto la importancia, ella siempre estuvo de acuerdo con sus sentidos, siempre estuvo atenta a entenderle, aunque ahora no servía de mucho.

 

Cuando la soledad te ataca no hay forma de que recuperes de un día para otro de su solitario abrazo.

 

Tal vez Trafalgar no supo mirar dentro de sus ojos, tal vez no supo entender como todas las señales, capaz que no hubiese descubierto como todo modificaba cuando sus manos se paseaban por sus mejillas, tal vez no logró notar que una llama comenzaba a encenderse en su alma. Tal, vez, tal vez…

 

Quizá fue él quien no logro percibir los cambios en su aura, quizá fue él quien no intentó entender aquellos suspiros por la mañana, quizá no quiso ver las tímidas sonrisas que decoraban su rostro cuando él se dedicaba a vagar despreocupado por la vida. Quizá, quizá…

 

No había mucho sentido en pensar eso ahora ¿No? pero de todas formas ¿Quién puede ser lo suficientemente fuerte como para negarse a esa tortura de tratar de encontrar una solución con la que antes no chocaron?

 

…………………………………………………………….

 

Ya había pasado otra semana más.

 

Eustass Kid se miró la mano enyesada y suspiró.

 

No quería más guerra. Dos semanas no eran suficientes para acoplar esas vibraciones de dolor que estaba teniendo.

 

Si no hubiese sido por Bonney que le encontró en tan lamentable estado hace unos días no tendría en incómodo yeso en la mano.

 

Claro que del hospital le habían dado licencia, cosa que encontró una estupidez. Lo más probable es que si Trafalgar le hubiese dicho que se tomara esos días para descansar su cuerpo magullado lo hubiese hecho. Pero Trafalgar ya no estaba con él se había ido hace dos semanas y no tenía ni la más remota idea de dónde podía estar.

 

Sin embargo este era el primer día que se quedaba en casa acostado, deseando que su cuerpo se fundiese con las sábanas.

 

Recordaba bien las palabras de Mugiwara, como se había atrevido a decirle un millar de buenas intenciones.

 

¿Cómo es que alguien como él podía ser una buena persona?

 

Ja, que ridiculez.

 

Se sentía miserable, ni siquiera Bonney llamaría, él o sabía mejor que nadie, después todo si alguien le tratara como él la trató no lo pensaría dos veces y terminaría con esa persona. ¿Por qué Bonney tampoco le dejaba ir?

 

Aquel día había estado vagando por las calles sin rumbo fijo, todas las personas que se le acercaban le quedaban mirando con ojos de miedo o simple lástima, como si dijesen “Tan joven y metido en la perdición”. Esa hipocresía de los mayores al pesar eso de los más jóvenes cuando en realidad su vida estaba más enrarecida y destrozada que la suya, solo que son más cautelosos y no anda por allí metiéndose en peleas.

 

Alguien por ahí escribió que después de la alegría, después de la plenitud, que después del amor, viene la soledad. Pero no es que venga después de todas estas cosas, es sólo que está a nuestro lado siempre y sin embargo estos sentimientos tan eufóricos adormecen a los receptores de su presencia, es entonces cuando estos seudo-sentimientos eternos, que en realidad no son más que mentiras se esfuman que por fin le sientes en la nuca cuando te recorre un aire frío y se te eriza la piel.

 

Somos adictos a la soledad y, como somos tan morales, tratamos de hacer que ese sentimiento que supuestamente no es bueno se pierda entre amigos, entre risas, entre besos, entre caricias. A veces lo logramos y es cuando experimentamos ese simulacro de alegría, es cuando sentimos esa simulación de amor, cuando experimentamos lo que son esos paradisíacos sentimientos que alguien tildó como buenos.

 

La verdad es que no sentimos nada al final del día.

 

Fue cuando ya no daban más sus pies y la tarde alcanzaba a la noche para que esta siguiese con la ilusión de vida que ella le vio derrumbado en la baqueta en donde todo había terminado, allí donde él le dijo que todo HABÍA sido bueno. No podía ser porque en ese momento seguía saliendo con ella la que lo miraba tan preocupada, con ella que le temblaban la manos la ver como su mejilla hinchada combaba a tornársele morada, al ver como su uniforme expelía el olor metálico de sangre.

 

Ella era la que venía a ayudarlo ahora, pero no era a ella a quien esperaba, no era con ella con quien contaba, no era el aroma de su colonia el que endulzara el aire con eran sus ojos mimados los que quería ver. No era ella, ya no era ella.

 

A regañadientes le llevó a urgencias. En donde una enfermera un tanto metiche quiso saber qué es lo que le había ocurrido. Claro que en el estado en que estaba fue bastante comprensible.

 

Kid tuvo los cuidados pertinentes y lo derivaron a casa para que mantuviera reposo.

 

Bonney cuando quedo sola con Kid una vez hicieron todo el recorrido hasta su departamento y subían con algo de dificultad las escaleras, sintió por fin el peso de la indiferencia que Kid cargaba en su brazo alrededor de su cuello.

 

Por un momento la miró con expresión distante. Bonney se petrificó; en sus ojos llovía, en el mismo infierno estaba lloviendo.

 

Ella creyó que la tormenta ambarina que se desataba en los ojos de Kid escamparía. Ella trató de hacer que escampara, pero no funcionó, ella nunca pudo hacer ese tipo de cosas, cada vez que parecía que caían gotas amarillas dentro de sus ojos se paralizaba y prefería no acercarse al pelirrojo.

 

Siempre evadió ese tipo de sentimiento tan oscuro y abrumador. Pensó en algún momento que quería ser la causa de que ese vendaval frenara, pero su sólo asomo hacía que el pánico le convirtiera en presa.

 

Kid siempre había sido un muchachito extraño.

 

Cuando le conoció no podía creer que existiera un chico más engreído, le llamó la atención tanta indiferencia. A pesar de que no entendía, le comenzó a seguir.

 

A penas eran niños pero Bonney era consciente del magnetismo que tenía Kid, la forma en como atraía cosas muy importantes y hermosas, pero también la forma en que atraía los problemas.

 

Todavía recordaba cómo se conocieron ¿Cómo olvidar a un mocoso lleno de moretones y con la mejilla hinchada tirado en medio del seca hierba de un peladero*? ¿Cómo olvidar que cuando se le acercó amablemente temiendo por él y lentamente se acercó preocupada le dijo: “Piérdete”, con un tono monótono y frío?

 

Fue la primera vez que vio algo así. En sus ojos flameaban llamas que le robaron el corazón en un latido fuerte, intenso, peligroso, pero en el fondo, en donde se mostraba la realidad le pareció frío, muy frío y lluvioso. La sensación que esas gotas se convertirían en copos de nieve dorados.

 

Desde que conoció a Eustass Kid sintió miedo de esa permanente lluvia solitaria.

 

Y ese día volvió a reafirmar ese miedo.

 

Porque lo que ella vio algún día cuando era solo una niña sin visión del mundo, cuando en realidad era una completa mimada sin corazón se había convertido en algo incontrolable, indescifrable, increíblemente aterrador, casi imposible de manejar.

 

-          ¡Solo piérdete de una vez! Siempre has sido la misma niñita molesta… ¡Maldición!

 

Su pupila tiritaba furiosa.

 

Ese día se arriesgó, más bien había olvidado que a quien le hablaba no era un tierno cachorro que la miraría con la cara sonrojada agradeciendo que se preocupara por él y le contaría todo. Él no era uno de sus amantes, de seguro que ellos estarían más que satisfechos y contentos con que ella les tomara en cuenta.

 

No, definitivamente esa mirada, esa expresión esa forma en que la empujó para que saliera de encima suyo, no era uno de esos idiotas a los que ella les movía el trasero y la seguían. No, ese demonio no era uno de ellos.

 

Si no hubiese sido por su férreo equilibrio y fuerza Bonney hubiese caído al suelo. Pero pudo mantenerse de pie mirando a uno de los reyes del infierno en toda su gloria.

 

Siempre pensó que tal vez Kid estaría mejor con una chica indiferente, con una persona que no fuese tan sentimental como ella. Alguien a quien ese grito no le doliera tanto.

 

¿Cuántas veces se planteó separarse de él si esto ya no daba para más?

 

Quizá aún era muy inmadura para dar ese gran paso. Había tantos hombres que la querían, que la trataban mejor, que no la engañarían, que le darían todo el tiempo que pudiesen, que la comprenderían.

 

Kid tal vez en algún momento lo hizo pero ella no supo verlo y ahora que estaban en la línea fina, donde cualquier paso en falso provocaría una cada mortal, ella o podía soportar su peso, él no podía cargar con su cuerpo.

 

Ambos estaban tan desnutridos de cariño, de intenciones, de esperanzas que las fuerzas que ya no pueden sostener sus almas, cuando ella de la vuelta no le cogerá de la mano implorando perdón, rogando su presencia en la vida, cuando él la vea irse no se sentirá abandonado. Después de todo ya se habían abandonado hace tanto que esperar que eso ocurra resulta irónico en esta recta.

 

Tal como lo predijo ella salió corriendo y Kid no la detuvo. Vaya como dolía que ni siquiera gritara su nombre, tal vez ya lo había olvidado.

 

Cuando llegó a la calle comenzó a caminar rápidamente, tratando de olvidar esos ojos, sus expresiones hirientes.

 

No es como si Bonney tuviese pista alguna pero la intuición femenina bastó como para llegar a la conclusión que le sacó un par de lágrimas.

 

Kid, SU pelirrojo indomable, ya no era suyo.

 

Alguien le había robado su pedazo de cielo o mejor dicho alguien desvaneció por completo aquella ilusión de paraíso que tenía entre las manos. Simplemente se desvaneció.

 

Recordó entonces la primera vez que supo que Kid le había sido infiel, como se había sentido y como se sentía cada vez que él se escapaba un poco de sus manos.

 

Ella misma se prometió que el día en que Kid encontrara aquella persona que realmente le hacía perder la cabeza, aquella que desmoronara su mundo, no importaba quien fuese ella por fin dejaría ir su mano. Inclusive estaba dispuesta a obligarlo.

 

Suspiró aliviada mientras su corazón se espacia en la grava mugrienta de las calles de los suburbios.

 

Por fin, por fin, por fin había llegado el día en que podía abrir sus alas y dejar de gimotear. Por fin había llegado el momento de volar y dejar que él se arroje también al acantilado, pero del otro lado del nido.

 

Decididamente comenzó a acelerar los pasos, de la misma manera sus ojos se derramaron con grandes gotas, pesadas y rápidas.

 

Dejarlo todo duele.

 

…………………………………………………………………

 

Durante mucho tiempo estuvieron sin hablarse tanto Kid como Bonney se distanciaron de forma radical. No se hablaban en el colegio ni mucho menos se veía fuera.

 

Varias de las amigas de Bonney preguntaron muchas veces qué es lo que había ocurrido, pero ella solo decía que nada importante, que eran los mismos de siempre.

 

Mentía.

 

Ella había cambiado y él también, en ese día habían sufrido una transformación especial.

 

Kid cuando se quedó solo se sumió en sus pensamientos y en su agonía. No comió casi nada y se le notaba. Ella se daba cuenta cada vez que se lo topaba por los pasillos. Bastaron cuatro días para comprenderlo; Kid estaba muerto en vida.

 

Mas muerto de lo que ella creía, temía por su estado emocional, si es que Eustass Kid podía tener un estado emocional este estaba desbaratado por completo.

 

Kid por su parte solo hacía acto de presencia en la escuela, la única manera en que no se hundía más.

 

Su existencia se había resumido en un solo sentimiento; “Esperar”.

 

Pero ¿Esperar que? ¿Qué era lo que quería? ¿Quería volver a tener esa relación carnal con Trafalgar, de quien el recuerdo estaba tan fresco y lacerante como si lo hubiese visto hace un par de segundos?

 

A estas alturas del partido no lo sabía.

 

El día anterior había ido hasta la casa de Killer, su padre no estaba como siempre en cambio la mujerzuela con la que se había casado lo invitó a la sala.

 

Killer bajó con dificultad. Demoró más de lo que hubiese querido, más con esa arpía sentada al lado de su amigo. Cuando llegó por fin a la sala ella tocaba sin remordimientos la rodilla con esas manos arácnidas y desesperadas.

 

-          Oh… Killer… - Había dicho Kid monótonamente cuando le sintió. La mujer que hablaba de quien sabe que cosas mientras se le acercaba palideció y haciéndose la desentendida les dejó solos. En realidad pareció correr hacia la cocina alegando que les traería algo para beber y comer.

 

-          Y yo aquí creyendo que te habías olvidado de mí.

 

Si bien el tono de Killer era de broma al ver la cara que tenía Kid se calló y sentándose a su lado preguntó seriamente que era lo que había ocurrido esa vez.

 

Él sabía que Kid rara vez se preocupaba presentemente, vale decir, que iba a verle cuando tenían problemas. Mas era extraño verle con ese tipo de expresión dolida y tan magullada. El yeso en su mano era una novedad, otra cosa que Kid nunca permitía, que le dejara lesiones difíciles de sanar.

 

El pelirrojo titubeo unos momentos. Había ido a la casa de Killer como medida desesperada, aferrándose con uñas y dientes a la consecuencia y la cordura. Si seguía como hasta ese momento terminaría destrozándose no solo mentalmente si no que en lo físico también. Ya no soportaba.

 

Después de ver esa cara preocupada del rubio su vaso se desbordó por completo. Prácticamente vomitó su historia, las miles de estupideces que hasta ahora le habían ocurrido, la forma en que se hundía hasta el cuello en esa arena movediza. Por sobre todo le contó sobre los mensajes y el dolor.

 

Con esperanza extendió la mano a su amigo, esperando que pudiese salvarlo. Pero en vez de eso solo obtuvo una respuesta lógica y nada meditada de parte de Killer:

 

-          Termina con Bonney…

 

-          ¿Eh?

 

-          Termina con ella ya no tiene sentido…

 

-          ¿Cómo me pides eso? Tú sabes que yo…

 

-          ¿Acaso estás enamorado de ella? Si lo estuvieses no estarías tan hundido porque uno de tus amantes te dejó. Termina con ella.

 

 

En el departamento contiguo al suyo comenzó a sonar fuerte despertando de sus recuerdos. Ya su mente no daba más.

 

Termina  con ella, termina con ella, termina con ella…

 

Se recostó cuan largo era en la cama suspirando, con  pecho ardiendo en deseos y despecho. La voz de Killer resonaba en su cabeza haciéndola añicos. Era como si su mente fuese un cuarto lleno de cajas amontonadas y la voz de su amigo vibrara de tal manera que todo se caía al suelo desparramando colores y papeles vacíos, cartas que no tenían nada que decir y lápices sin ánimos.

 

Lamió lentamente sus labios atrapando el inferior ligeramente, casi con pereza y mientras caía dormido su labio se fue zafando de su prisión hasta quedar liberado y húmedo y luego una masa de aire caliente se fugaba escribiendo en el aire que no tenía que molestar a quien estaba dispuesto a entrar en otra realidad donde podía ser libre.

 

……………………………………………………………

 

El sonido dl celular le despertó sobresaltado.

 

Agarró el aparato a su lado totalmente molesto, por fin podía dormir sin soñar nada y lo despertaban de esa maravilla sin presencia.

 

Ni siquiera miró el número.

 

-          ¿Aló?

 

-          Kid… - Esa voz tan familiar le susurró tranquila en su oído, sintió el alma estremecer.

 

-          ¿Qué quieres, Bonney?

 

-          Ne-necesito hablar contigo…

 

-          Pero…

 

-          ¡Ven! – Ordenó, era la primera vez que le exigía algo a Kid – Te estaré esperando en la plazuela cerca de tu departamento en diez minutos.

 

Dicho eso cortó, Kid miró el celular sin creérselo. Volvió a suspirar mientras se echaba en la cama de nuevo y paseaba sus manos por la cara. Bonney era tan desesperante a veces.

 

Cuando se levantó y vistió algo decente, ya que estuvo todo el día en pijama, buscó las llaves mientras pensaba “Este sería el momento perfecto para hacerle caso a Killer”. Pero algo dentro de él se negaba a terminar algo que había durado tanto.

 

Cogió las llaves y abrió la puerta como si fuese un mal augurio. Tal vez cuando volviese a ese lugar no sería el mismo que se va, tal vez volviera él pero su sol seguiría perdido en algún rincón, tal vez volviera el sol y él escapando con una nube seductora.

 

El día ya había muerto a esa hora y la temperatura baja se hacía sentir en sus mejillas congelándolas.

 

Cuando llegó a la poco iluminada plazuela con su chaqueta de cuero Bonney se estremeció un poco, le encantaba como se veía con ella, ese look salvaje y despreocupado le dejaba sin armas. Pero debía hacerlo.

 

-          Bonney…

 

-          Perdón por llamar tan tarde, aún más así como está el clima… - Decía eso pero llevaba puesto solo una blusa translúcida con un peto debajo y unas calzas negras combinadas con su gorra, a Kid le dio frío solo mirarla. Le iba a pasar su chaqueta pero ella se negó.

 

-          No te preocupes me la puedes pasar otro día – Bonney maldijo al pelirrojo frente a ella ¿Por qué en ese momento le daba por ser encantador?

 

-          No te preocupes… esto será rápido.

 

-          ¿Esto?

 

-          Pues…

 

Ambos se quedaron en silencio por lo que parecieron horas, aunque solo habían sido unos cuantos minutos quizá tres.

 

-          Bonney, verás…

 

-          ¡Kid! – Levantó la voz sin querer, el haberle escuchado le puso los pelos de punta – Yo… voy a ir directamente al grano… Quiero terminar contigo. Para eso te he hecho venir.

 

-          ¿Eh? - ¿Había escuchado bien? ¿Bonney, su eterna y ridícula Bonney le había dicho tal cosa?

 

-          …Mira Kid, siempre he sabido que algún día llegaríamos a esto.

 

-          Yo no…

 

-          Ambos lo sabemos, pero si fueses tú quien me lo dijese creo que no podría soportarlo – Claro que lo sabía, esto tarde o temprano él terminaría haciéndole caso a las palabras de Bonney pero esto era demasiado pronto como para asimilarlo en un par de segundos.

 

-          No sé qué decir… de verdad lo siento por no ser un buen…

 

-          No, no es necesario que te disculpes… No es como si lo estuviese haciendo por arrebatada ni nada, ni porque sea malo, ni tampoco por lo del otro día…

 

-          ¿El otro día? – ¿De qué diablos estaba hablando?

 

-          No me digas que no sabes de lo que estoy hablando… - Kid se encogió de hombros, de alguna forma esa acción le quitó un poco de seriedad al asunto y por sobre todo al ambiente que se estaba creando entre ellos, todo estaba ocurriendo demasiado rápido – Cuando te llevé a urgencias… - Kid volvió a encogerse de hombros – Y luego en tu departamento me empujaste… - Esta vez Kid alzó una ceja, a decir verdad no se acordaba del todo de ese hecho – No puedo creer que seas tan idiota…

 

-          ¡Hey!

 

-          Está bien, está bien, no importa – Dijo en un suspiro la pelirosa mientras mientas miraba mal a su ahora a exnovio en potencia – De todos modos no es como si te estuviese echando la culpa por algo que hubieses hecho… Solo debemos terminar por nuestro bien, o algo así.

 

-          ¿No crees que nos estamos adelantando?

 

-          Kid, ambos sabemos que esto no es nada… quizá nunca fue algo real. Yo sabía que eras un tipo difícil de manear pero quise tomar ese riesgo, quise arriesgarme contigo, quizá para probarme a mí misma que podía manejarte.

 

>>Sabes cuándo nos conocimos dije “Que miedo, ese muchachito es como una bestia herida, da miedo…”. Pero me sentí estúpida, en ese momento creía que podía con cualquier cosa, que era invencible. Tal vez por eso comencé esta relación contigo.

 

-          Eso ya lo sabía – Kid ya no la miraba. Claro que estaba consciente de las cosas que Bonney le decía pero aun así no podía admitirlo ¿Cómo dejar de un día para otro ese hábito?

 

-          Tras tantos años he aprendido a entenderte Kid. Puede que al principio no, pero créeme que he aprendido a leerte como un libro, estoy segura que ni Killer lo hace mejor que yo… - Se decidió un suspiro y miró el cielo ya negruzco sin estrellas – Llámalo como quieras, intuición femenina, un sexto sentido, una especie de don ridículo o simplemente un presentimiento misterioso, pero lo sé con solo verte Kid…

 

-         

 

-          Tú… – Dijo apuntándole – Te han robado de mis manos ¿No?

 

¿¡Eh!?  ¿Cómo?

 

-          ¿Huh? ¿Quieres decir?

 

-          Pues es obvio… - Kid negó como un niño – Que… hay alguien que te gusta…

 

-          ¿¡¡¡PE-PERO QUE DIABLOS!!!?

 

¿Cómo es que sacaba de pronto ese tipo de conclusiones? ¿Él? ¿De quién? ¿Cuándo? ¿Cómo podía decirle eso si no estaba en su interior?

 

-          ¡No me mientas lo estás! Y podría decirte otra cosilla de la que estoy segura… Esa persona te ha abandonado ¿No?

 

¿Cómo podía abandonarlo alguien que ni siquiera existía? Bonney se había vuelto loc…

 

Como una luz cegadora le llenó de pronto la imagen de cierto moreno juguetón y macabro, su cabello arremolinándose por todas partes, su cuerpo exquisito, su voz metódica y calmada, sus inexpresiones, sus expresiones, la forma en que sus manos le hacían sentirse en la gloria, la forma en que le había enseñado el cielo y el infierno en poco tiempo, la manera en que se sentía tan cálido en el pecho  cuando por casualidad le veía esa casi imperceptible sonrisa, la manera en que sintió el mundo hundirse cuando le dejó botado hecho un manojo de desvelos y desesperación.

 

Todo el mundo se llenó de él, todo.

 

Pareció que ya no había ni cielo oscuro, ni parque, ni Bonney, ni nada, todo se llenó de sensaciones que bombardearon sus sentidos hasta dejarle en un éxtasis infinito. Todas esas sensaciones provenían de los recuerdos de él.

 

Él, él y solo él. Trafagar Law se convirtió por unos durables segundos en su soledad legítima, en su existencia plena, en su momento único.

 

-          Y-Yo… n-no – No podía ni articular palabra, tenía los ojos abiertos de par en par mientas ese mar de sensaciones seguía abofeteándolo. Sentía que el corazón le iba a explotar, sentía la sangre recorrerle el cuerpo y haciéndole hervir, haciendo que se evaporara y darle la mano al aire indiscriminado.

 

-          Kid…

 

-          No, n-no, no-o. No es cierto – Su voz temblorosa sorprendió de cierta manera a Bonney ¿Podía ser que Kid no se había dado cuanta? Abrió los ojos como platos sin podérsela creer…

 

-          ¡¡¡NO PUEDES SER MÁS IDIOTA!!! – Gritó para luego estallar en risa.

 

-          ¿¿¡¡Eh!!??

 

-          No me digas que ni te habías dado cuenta de algo tan básico – decía entre  carcajadas. De un momento a otro la cara del pelirrojo comenzó a competir con su cabello.

 

-          ¿A-algo básico?

 

-          De que te gusta…

 

-          ¿De qué me gusta… quién?

 

-          Y yo que mierda sé… O por dios esto tengo que contárselo a alguien… ¿Cómo es posible que estés casi muriendo tratando d sacarte eso de la cabeza a esa pilla y ni te has dado cuanta? – Volvió a estallar en risas.

 

-          Oye… deja ya las risitas… - A Kid le saltó una venita a la frente pero con ese sonrojo tan fuerte no podía sonar serio.

 

-          ¡Pero es que es hilarante! – Al ver nuevamente a pelirrojo trató de callarse un poco – Pero es cierto ¿No?

 

-          ¿¡Qué cosa!?

 

-          Que esa persona es tan importante y tan fuerte como para hace lo que ni yo pude…

 

-          ¿De qué hablas? No existe tal…

 

-          ¡Esa persona logró que tú perdieras la cabeza! ¡Qu-que rabia por dios! ¿Cómo es que me fueron a ganar de esa forma…?

 

Kid se sorprendió más de la cuenta ¿Hacerlo perder la cabeza? O sea es cierto que estuvo en el suelo y que no soportaba como se sentía cuando le recordaba. Dolía cuando le recordaba tanto que ni el dolor físico podía comparársele a como sentía que el corazón se le caería en cualquier momento, pero ¿Eso significaba que había perdido la cabeza?

 

Bonney al mirarlo entrar prácticamente pánico creyó que lo mejor era dejarlo solo y que pensara mejor las cosas. Desde ese momento ya no eran novios, aunque podían seguir siendo amigos, una relación de tanto tiempo no podía desaparecer de a noche a la mañana.

 

-          Uff… Maldición ya se pasó mucho tiempo le dije a mi mamá que saldría solo por quince minutos y pensando que el viaje hasta aquí me toma como diez debe estar muy enfadada… Bueno creo que eso es tod…

 

-          ¡No! ¡Espera!

 

-          ¿Mmm?

 

-          Tú… No sé qué tan cierto es lo que dices… pero no voy a mentirte, es obvio que veía a otras personas, aunque no fuesen tan importantes, de todas formas era evidente que lo nuestro no existía desde hace mucho tiempo… ¡Ah! Maldición que difícil – Bonney sonrió, para Kid siempre fue difícil hacerse entender en cosas de importancia, era mejor con las cosillas triviales - ¿Por qué ahora? ¿Por qué ahora que crees que me gusta esa persona que terminas conmigo?

 

Oh… Eso fue una sorpresa verdadera par Bonney. No pudo hacer más que limitarse a sonreír tímidamente.

 

-          Veras Kid… Yo, hace mucho tiempo, me hice una promesa a mí misma.

 

-          ¿Una promesa?

 

-          Si – Posicionó la mano suavemente en su pecho, su mano estaba congelada y al hacer contacto con su piel cálida del torso tiritó un poco – Hace algún tiempo al mirarte me decía: “Ah… Kid es tan genial. A pesar de sus fallas él sigue siendo genial… Qué lástima que no me quiera” – Miró directamente a los ojos del pelirrojo él sintió como las dagas purpúreas se le incrustaban, se estremeció – Entonces pensaba que sería bueno si te dabas vuelta a mirarme un poquito y me sonrieras dulcemente, pero eso no podía ser… Por lo que un día me cansé de pensar así y me dije: “Yo no puedo hacerle feliz, ni él puede hacerme feliz. Cuando llegue la persona que le haga perder a cabeza me apartaré, no por su bien si no por el mío.”

 

-          Bonney…

 

-          No soy tan rastrera… ¿Qué esperabas, que me quedara por siempre a tu lado a pesar de saber esto? No me digas que tú lo harías.

 

-          Cla-claro que no.

 

-          Obvio, no somos tan distintos ¿Sabes?

 

De nuevo se miraron largamente, una brisa los acarició y la luz de los faroles que los alumbraban tenuemente pareció intermitente. En el aire flotó cariñosamente la aureola de saber que esto era un paso más para avanzar, esa sensación que a veces te llega cuando sabes que has hacho bien, por más que as consecuencias no son las que esperabas.

 

Como una paradoja a la situación ambos sonrieron satisfactoriamente aun así no se miraron, fue un lapsus de conexión con lo que ambos verdaderamente querían.

 

-          Bonney… - Ella le miró, maldijo nuevamente por ser tan lindo, por ser tan encantador en esos últimos momentos – Gracias por todo.

 

¡¡¡Bam!!! ¡Golpe de gracia! Ahí estaba de nuevo su seductora existencia haciéndose presente. Vaya que si a cualquiera le derretiría el corazón esas palabras en esa voz grave, con ese tono dulce, con ese rostro realmente satisfecho y con ese magnetismo ridículamente irresistible a Bonney casi le funde los fusibles.

 

-          Maldición… - Dijo a punto de perder los nervios, sin pensarlo siquiera caminó a paso y levantando la mano agarró una de sus mejillas y la tiró.

 

-          ¡AY! LUNÁTICA ¿¡Qué haces!?

 

-          Mira bastardo escúchame bien… Enamórate… - ¿Qué? – Enamórate hasta que no des más, hasta que desfallezcas, enamórate hasta que te duela – Kid la miraba entre sorprendido y espantado por la fuerza que estaba ejerciendo en su mejilla – ¡Sí! Ama hasta que te duela, eso es muy bueno, porque te hará crecer, te hará entender – Le soltó la mejilla – Espero que a mi vida también llegue tal persona… pero como tú la has encontrado te digo. Ama hasta que duela, con el alma, con el corazón, con todo para no arrepentirte, para no mirar atrás y encontrar tu vida sin sabor. Entrégate cuando el momento sea preciso, dale a esa persona tan afortunada tu ser aunque después tenga que terminar, disfruta el momento, ama en ese momento porque es único…

 

-          Bonney…

 

Ella extendió los brazos y le regaló la luz de su alma, la alegría entre unos ojos a punto de estallar en lágrimas.

 

-          Eustass Kid, escúchame bien… debes correr porque el momento es ahora… Espero que seas feliz.

Notas finales:

* Creo que todos entienden lo Que quiero decir con peladero ¿No? Bueno si no, es un lugar vacío lleno de malesa y basura que sirve de refugio de perros, vagabundos y flaites listos para quitarte hasta los calzones... :V aquí donde vivo hay por lo menos unos veinte hahahahaha xD

AAAAAAAWWWWW!!!! BONNEY TT^TT 

Ven que no era tan mala ni hija de puta?

Al fi y al cabo ella iba a ser desde el principio así, aunque como  yo nunca le puse mucha atensión a cuando salía Bonney en el anime ni en el manga no comprendo su personalidad, por eso me salio como una muchachita cualquiera... Perdón por eso...

AHHHHHH KID DEBERÍAN DARLE CON UN FLORERO EN LA CABEZA POR SER TAN IDIOTA!!!!!

Si se veía desde las ocho mil millas que estaba loquito por Law y aun así no quería terminar con Bonney...!!!!!!

Peor bueno...

Sé que en cierta forma he perdido mi toquecito... pero en fin...

¡¡ESPERO QUE HAYAN DISFRUTADO DEL CAPÍTULO COMO YO DISFRUTÉ ESCRIBILO!!

Espero con ansias sus opiniones en los reviews!!!!!!

(~*^*)~

PD: Felices fiestas!!!!! la navidad es un asco comercial, al igual ue el año nuevo... peroooooo... Que tengan un grandioso mambo aunque sea solas con el computador encendido y con una bolsa de chatarra y helado al lado leyendo Fics y viendo muuuuucho YAOI HARD!!!! *^* ... (Me gustaría terminar el año de esa forma hahahaha xD)


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