Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Solo me hace amarte más por devilasleep11

[Reviews - 100]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

MIRENME QUE ESTOY HECHA UN VERDADERO MAR DE LÁGRIMAS NUEVAMENTE!!!!!!!!! (TT^TT)

Lo sé, lo sé, aun quan los especiales y todo eso... pero...

NO PUEDO DEJAR DE LLORAR!!!!!! (¡~¡)

QUIERO QUE SEPAN QUE AUNQUE SEA ASÍ ESTE FINAL NO ME CUELGUEN SI ES QUE NO ME QUEDÓ COMO DEBÍA QUEDAR... DI O MEJOR DE MI... eso creo haha xD

Les estoy profundamente agradecida por todas las felicidades que me han dado, todo el apoyo... No sé bien que escribir aquí... estoy un poco en shock, yo quería que durara un poco más... Lo siento por quienes querían más de mi y quienes esperaban más de esta historia y n cumplí con sus espectativas, dejenme decir que ya arreglaré muchos baches que dejé en la historia....

Pero de todas formas creo que ha ifdo un año en donde mi via dio un giro tremendo, en donde todo esta vertiginosa vida me ha llevado de aquí hasta allá y no ele ha importado...

Creo que esperaba hacer algo más dramático en e Fic pero nunca se dio la ocasión... Lo siento mi vida es demasiado RANDOM como para escribir drama hahaha xD

YA ME DEJO

DISFRUTEN DEL ÚLTIMO CAPÍTULO!!!!!!

 

Capítulo 22: "¡Ni se te ocurra dejar que se acabe!"    

 

XXXXX

 

Recuerdo vagamente como todo esto comenzó a llevarme de rosa y rojo entre los temores de barcos perdidos en mis memorias casi arruinadas por mis fantasías y mis sentimientos. Trataré de ser lo más objetivo posible, claro que no puedo hacerlo del todo.

 

Espero que no me juzgues desde el cuarto en donde te has acomodado para leer esto, soy una persona decente, en el fondo, bien en el fondo, soy decente.

 

Aunque no puedo negar mi propia hipocresía, así que por favor solo disfruta sin crear un prejuicio de este humilde servidor que de a poco comenzó a conocer un camino que no creía que existía.

 

También perdón si es que me pongo sentimental en algún momento. Querida lectora o lector - quizá debería decir queridos lectores - no me voy a reservar nada, para que sepas que a pesar de ser hipócrita te seré franco. Después de todo estamos tú y yo en este momento. Déjame contar unos minutos contigo y tú contarás conmigo…

 

Bueno como ambos hemos convenido, comenzaré a narrar mi historia desde donde recuerdo que comencé a experimentar tantas emocione ocultas y fascinantes…

 

Recuerdo que llegamos a su departamento ya entrada la noche.

 

Su mano cálida y fuerte se aferraba a mi cintura, me acariciaba con delicadeza de vez en cuando con su pulgar. Entramos sin pensar en que en ese momento se firmaba el contrato que siempre nos mantendría unidos.

 

Hacía frío dentro, pero no tanto como en la calle. Sin embargo tenía el calor de su cuerpo que no se alejó en ningún momento cuando pasábamos entre callejones disfrutando de la vista del otro a la tenue luz de las farolas.

 

El pelirrojo hizo café y lo llevó a la sala en donde me había instalado a penas él puso una estufa electica. Mis manos comenzaban a calentarse y luego de estirar mis mangas y taparme las manos tomé la taza que me había ofrecido. Increíblemente le echó la cantidad de azúcar que me gustaba. Me pregunto cómo puede tener tanta precisión para dejar el café tan exquisito.

 

-          Está bien ¿No? – Preguntó algo tímido cuando le di un sorbo, sus ojos no se habían alejado de mí ni un solo momento. Era valioso estar viviendo este tipo de cosas con él.

 

No hice más que asentir, Eustass-ya esbozó una dulce sonrisa. Ese día había comenzado un mini álbum con las imágenes más relevantes del pelirrojo y esta era otra para la colección. Su rostro algo maduro pero de un tras fondo infantil se me hacía algo irresistible.

 

Hoy tenía unas diez imágenes que ardían en mi memoria, su timidez, su ternura, su preocupación, todo aquello que en una expresión me roba un milímetro de corazón. No es por presumir pero es un  hombre demasiado guapo, además de ser a veces inconteniblemente dulce, de verdad no es por presumir pero se me antoja perfecto…

 

El pelirrojo prendió la televisión y puso una película de acción; sin antes, con la excusa de que iría al baño, volvió con una mullida frazada entre las manos y sentándose a mi lado nos envolvió.

 

¿Qué clase de cosas estábamos haciendo?

 

Pues hacíamos el tipo de cosas que se hacen cuando estás con la persona que quieres, no había porque contenerse ¿No? Yo podía tomar su mano, cosa que hice, yo podía apoyar mi cabeza en su hombro, cosa que hice, yo podía aspirar y embriagarme con su olor y lo hice.

 

Siempre en el fondo me había preguntado cómo se sentiría hacer las cosas que uno veía en las películas románticas que de vez en cuando eran a salvación de una noche o tarde aburrida para luego darte cuenta que con ellas se hace aún más insoportable, o que pasaba a leer en una melosa novela que más de alguna vez nos hacen leer en el colegio. Claro que luego de pensarlo y no comprenderlo dejaba todo como una estupidez, todo demasiado rosa y perfecto no existía, era irrelevante para mí en esos tiempos.

 

Ahora comprendía porque las chicas suspiran cuando ven esas cosas, o por lo menos creo hacerlo, simplemente porque se siente tan bien, esa euforia que te llena la cabeza, las sensaciones de tu cuerpo en contacto con el de la otra persona… Era delicioso.

 

Pero no me voy a ser el puritano ni mucho menos. Solo había una cosa que diferenciaba esas escenas tan perfectas de lo que yo estaba viviendo y es que tenía la entrepierna más hinchada que nunca, cosa que para el típico galán de película es imposible, porque respeta y solo goza del momento puro de amor sincero con su amada. Que estupidez, esa mentira nadie se la ha comprado nunca; admítelo, que cuando tienes tanta comida delante perro hambriento se te cae la baba.

 

Lo siento, pero tenía su carne tan cerca y esta expelía su aroma hipnótico, su aura imponente, su cabello rojizo limpio y extrañamente suave, sus ojos que de vez en cuando buscaban lo míos y luego los apartaba de forma indiferente o avergonzada.

 

Podrán pensar que soy un lujurioso y la verdad es que si lo soy, pero desde esa perspectiva podía ver perfectamente el hermoso cuello que derivaba en su clavícula que a su clara piel se veía sabrosa. También veía ligeramente sus labios algo colorados e hinchados de tanto besarnos en donde nadie podría vernos como si estuviésemos haciendo algo malo, su boca húmeda y caliente que se guardaba detrás de esa puerta gloriosa.

 

Hice obvias mis intenciones cuando toqué su pierna y fui avanzando descaradamente por ella, evaporando mis dígitos con el ardor del interior de sus muslos. Sentí que se estremeció un poco.

 

-          Eustass-ya… - Dije cerca de la parte baja de su cuello acomodándome, la película justo iba en la parte obvia y aburrida que en algún momento toma un giro inesperado para que la audiencia no se durmiese.

 

Le deseaba y no me iba a quedar como un idiota esperando que hiciese su primer movimiento. De hecho me impresionaba que en esos momentos no me hubiese tirado a la cama y me quemara en sus besos infinitos.

 

Sentí como el cuello se le erizó un poco al sentir mi aliento sobre él. Ya me aproximaba peligrosamente a su zona sensible, quería besarlo por todas partes marcar con mis besos su piel nívea.

 

Volví a llamarle ahora con la voz más cargada de deseo. A esas alturas la decencia que dije tener en un comienzo fue mermando de a poco, pero compréndanme, soy humano después de todo y Eustass-ya estaba allí tan cerca, no podía simplemente ignorarlo.

 

Comencé a juguetear con la terminación de su oreja mientras suspiraba.

 

-          Trafalgar… - Creo que en ese momento se me cayó el alma al suelo. Su voz… por el infierno, era tan profunda y perdida en alguna parte de mis indecentes toqueteos.

 

Mi mano fue subiendo por sus pantalones pero no hicieron la parada esperada tanto por ti – O ustedes… no sé cómo dirigirme – y Eustass-ya el que pareció molestarse un poco, pero solo ligeramente ya que mis toqueteos llegaron hasta su pecho en donde fue sacando uno por uno los botones de su chaqueta escolar.

 

Juro que en ese momento sentí la misma emoción que tuve cuando por primera vez le desvestí, mis dedos temblaban de la misma forma y la respiración descontrolada me comenzó a asustar un poco, igual que antes. Más aun sabiendo que hace mucho tiempo le hice esto a él siendo un niño “inocente” que no sabía de los placeres que un hombre le podía entregar.

 

De hecho Eustass-ya seguía siendo un niño, gruñón y algo estoico, pero un niño después de todo.

 

Quizá estaba siendo egoísta y quizá todavía soy egoísta… Pero mientras él se echaba ligeramente hacia adelante para que le terminara de sacar la chaqueta y comenzaba a desabotonar su camisa no sin antes quitarle la corbata, créanme que en ningún momento me arrepentí y menos cuando con mi mano rozaba de vez en cuando su piel y esta hervía en deseos por recibir otro miserable toque.

 

Y es advierto que desde ahora no sé si pueda ser tan fiel a mi memoria, además de comenzar a narrar algo que a más de alguien le puede desagradar, pero dejaré que mi boca hable sin más, que me salga del alma; esto es algo que aprendí gracias a Eustass-ya hace algún tiempo.

 

Por fin, cuando en la televisión se anunciaba una explosión ficticia y un hombre se lanzaba al suelo en busca de un estúpido refugio de las llamas, conseguí un beso de mi pelirrojo.

 

Comenzó tímido, casto diría yo, solo rocé sus labios los que me parecieron tan suaves y amorosos que creí que perdería la cabeza con solo eso. La felicidad que embargaba mi cuerpo no debía ser permitida porque sentía un nudo en la garganta, no uno amargo, si no uno extremadamente agradable.

 

De a poco el pelirrojo fue moviéndose, y yo también. Lento, no había porqué apurar a la vida, aunque el día siguiente fuese un día de trabajo y estudio, no había que apurarse, no ahora que sabía cómo se sentía estar tan unido a la persona de quien uno gusta.

 

Lentamente la mano que me ardía por tocarle se fue enrollando en su cuello dejando que al final mi antebrazo se apoyara sobre su hombro, mi otra mano hizo lo mismo.

 

Terminamos  uno frente al otro sentados en el suelo de la sala con la manta ya caída desde nuestros hombros, besándonos como si no hubiese mañana.

 

Su lengua se entrelazaba con la mía, jugaba tranquila, hacía que mi mente se nublara un poco, recorriéndome desde el paladar hasta el interior de mis mejillas donde estremecía. Luego de forma mágica recuerdo que me apresó entre sus labios succionando un poco, luego rozó toda la extensión de mi musculo bucal con sus dientes.

 

La sangre me recorrió solo para terminar doliéndome en el miembro. Llegó entonces el momento en que sus manos hábiles me fueron desvistiendo.

 

Primero el abrigo, luego una especie de chaleco que llevaba y por último la polera que traía. Ya debajo de la tela se podía ver como mis pezones duros pedían ser besado por él. Su mirada lo decía todo, quería hacerme suyo, devorarme de un solo bocado.

 

Cuando sus manos me recorrieron encendieron mi cuerpo como nunca creí. Era como si desde adentro me calcinara y me volviese loco con solo un par de caricias, está demás decir que ronroneaba como un gatito ante sus atenciones.

 

No había palabras entre nosotros, pero no las necesitábamos,  nuestros ojos eran los mejores comunicadores, y nuestros suspiros dejaban completamente claro entre silabas no pronunciadas que urgíamos de un poco más, codiciándonos, siendo avaros, presuntuosos y queriéndonos como nunca lo habíamos hecho con nadie.

 

Él suspiraba y el aire me dibujaba un flotante “quiero lamerte” y mis ojos centelleaban un compungido e irresistible “Quiero sentirte”. Así nos fuimos entre caricias y besos que hicieron encandilar nuestros cuerpos.

 

Cuando creí que iba a perder la cordura y que terminaría abalanzándome sobre él, hizo algo que me dejó completamente descolocado. Abrió de golpe mis pantalones y los bajó con la ropa interior casi rompiendo todo con su vehemencia de demonio en celo.

 

De un momento a otro estaba con él arrodillado frente a mí que estaba acostado incómodamente en el suelo y mis piernas elevadas sujetas por los tobillos abriéndome completamente.

 

Eustass-ya jadeaba al ver mi miembro dispuesto, ver como su pechó subía y bajaba con esa mirada perdida en la lujuria, de una forma bastante enfermiza me enterneció. El pelirrojo se lamió los labios, ya la calma con la que comenzó todo se había evaporado con tanto ardor.

 

Por alguna razón mostrare mi cuerpo desnudo me gustaba, aun ahora me gusta hacerlo, me siento único en el mundo, deseado, añorado, siento como vibra en el aire las ondas de lujuria que expele su cuerpo cuando ve el mío. Soy consciente de todas formas que me sonrojé como nunca me había sonrojado ¿Era conocedor de que cuando me veía de esa forma no solo veía mi anatomía en todo su esplendor sino que también divisaba mi alma?

 

Sin esperármelo Eustass-ya dobló mis piernas hasta que mis rodillas tocaron mi pecho. Su mirada decía “sostenlas” y por supuesto le hice caso sin pensarlo, sus hechizos de demonio ya me habían hecho efecto hace mucho.

 

Quedé como un M mientras él bajaba hasta quedar tan cerca de mi miembro que sentí el aire caliente que sala de su boca. Abrí os ojos cuando su lengua traviesa no satisfecha con antes haber recorrido cada relieve y valle me recorrió desde la base a la punta siguiendo el camino de una vena. Gemí como condenado.

 

No hubo nada que su lengua saboreara, no hubo nada que su boca no succionara, no hubo nada que no me hiciese ganarme un puesto en el manicomio del infierno. Eustass-ya me dijo en algún momento que nunca lo había hecho con otro tipo, pero es que era tan bueno con la boca que me costaba creérselo.

 

La forma en cómo me envolvió fundiéndome, entumeciéndome, la forma en como sus mejillas se hundían cuando llegaba a la punta y luego soltándose volvía a bajar. Adoraba la sensación de sus manos hurgando aquí y allá, como también de su boca de vez en cuando salía un sonidito extasiado advirtiéndome que también estaba quemándose por sentirse bien.

 

Sin embargo, viene la parte en que mis sentidos perdieron completo uso por la forma en como de un momento a otro se hipersensibilizaron y caí rendido por él.

 

Cuando iba a soltar mis piernas y agarrar su cabeza para entrar profundo dentro de su boca Eustass-ya paseó a jugar con mis demás genitales, pero no conforme siguió avanzando hasta alcanzar mi entrada.

 

Le dije que no era necesario que hiciese tales cosas, que tenía loción y que si no quería esperar podíamos hacerlo como muchas veces ya  habíamos hecho, pero él me calló estrangulando mi pene y mis testículos, aunque no lo suficiente como para que me doliese, pero si fue necesario como para que un rayo de placer me atravesara y la piernas en mis manos temblaran.

 

Entonces sin decir una sola palabra Eustass-ya se enterró entre mis mejillas y lamió sin compasión mi entrada.

 

Me sentí contraerme entre los espasmos que me vinieron al cuerpo luego de eso. Entre mis jadeos y gemidos y el sonido de su lengua chapotear y de su boca succionar creo que morí un segundo de vergüenza para revivir cuando su lengua se adentró. Esta no hizo más que ondular y torturarme como si no hubiese sentido en el mundo las que hacer ese tipo de estupidez, que aunque suene completamente depravado de mi parte se sentí maravilloso.

 

Sus manos por otro lado se aferraban a mis glúteos para luego volver hasta mi miembro que ya goteaba como loco. Ambas manos comenzaron a bombearme, con un movimiento de arriba abajo pequeño pero rápido. De tanto que arañé el piso deje una gran marca de mi placer.

 

Entonces cuando creí que me corría Eustass-ya me liberó y se enderezó. Por primera vez en todo ese tiempo pude escuchar su voz, provenida desde la profundidad del averno.

 

-          ¿Quieres que siga, Trafagar?

 

-          ¿Que? – Dije embobado por los temblores que venían a mi cuerpo junto con el abre y cerca de mi entrada que hacía que el miembro se me sacudiera pidiendo se acariciado de nuevo, pidiendo que se enterrase en lo más profundo de mis entrañas.

 

-          Dime Trafalgar… ¿Qué quieres que haga? Hasta ahora no has dicho una sola palabra… Y ya sabes… - Dijo acariciando su pene que ya se marcaba de forma violenta en los pantalones que tuvo la necesidad de desabrochar. Lamí mis labios ante la vista de tan descomunal trozo de carne encarcelado – ¿Quieres que te tome?

 

Al carajo la cordura y las apariencias – Aunque si me importaran hubiese dejado en obvio lo que acabo de narrar – con eso no podía negarme a nada.

 

Solté mis piernas y sacando fuerzas de la lascivia en que se veía envuelta mí ser. Le arrojé al sillón, ese que en más de una ocasión había sido testigo de nuestros encuentros llenos de pasión, no sé si tanta como la que estábamos viviendo en esos momentos pero si muchos encuentros que quedaron a fuego en mi memoria.

 

Él quedó sentado, mirándome sorprendido mientras yo me posicionaba a horcajadas encima de él. Su visión era tentadora, y más teniendo su miembro apresado entre mis glúteos los que me pedían que le quitara el resto de la tela.

 

-          Tómame… - Le dije siendo víctima de la gravedad del bajo mundo. Sé que tal vez lo decía como la típica broma sucia, pero me la había tomado en serio, porque de verdad quería sentirle ya estaba hartándome con sus jueguitos. Lo que en un momento fue dulzura ahora se manchaba con la ambición de eso a lo que llaman amor – Si no lo haces tú, creo que tendré que hacerlo yo...

 

-          ¿Eh?

 

Y con el mismo ímpetu con que me despojó de mi ropa del extremo inferior yo lo hice con la suya. Juro que cuando me tocó sacarle los calzoncillos y veo como a tela se  le enganchaba un poco a su enorme miembro para luego ser por fin liberado y rebotó contra su vientre, lo juro de verdad que me mareé y pude sentir por un instante el haber que tiene Eustass-ya por mí, solo que esta vez creo que fui yo quien casi se arremete contra su miembro para saborearlo.

 

Me posicioné bien sobre su falo alineándolo en mi entrada mientras el pelirrojo aspiraba fuerte y entrecortado como cuando se solloza, pero no fue del todo un sollozo.

 

-          Espera…  - Dijo agarrándome de las caderas, la desesperación se le pintaba en la cara. Me impacienté más de lo que ya estaba, estoy seguro que se plasmó también en mi expresión porque mordió su labio y frunció el entrecejo.

 

-          ¿No quieres? – Prácticamente jadeé cerca de su boca produciéndole un ligero estremecimiento.

 

-          Todavía no término de prepararte, Trafalgar – Dijo preocupado, me enterneció más de la cuenta. Cuando Eustass-ya hacía este tipo de cosas no podía dejar de sentirme especial y preciado. Sé que es algo pequeño y casi sin importancia, pero es que conociendo a tantos hijos de puta que solo vienen y la meten sin consideración, sinceramente era lo más tierno que alguien podía hacer.

 

-          No te preocupes… - Agarré su mano y la dirigí a mi entrada mientras elevaba nuevamente el trasero. Él se sonrojó un poco y su miembro palpitó, lo sé muy bien. Le hice sentir cuanto me urgía sentirle dentro, como de loco me estaba volviendo sabiendo que podía estar ahora con él disfrutando tanto como yo – Tómame rápido… te quiero ahora…

 

No sé qué hice exactamente pero de un momento a otro Eustass-ya pareció enfadarse y sin previo aviso apretó mi trasero y se introdujo de una sola estocada que dolió un poco. Me aferré a sus hombros y mi respiración se agitó cerca de su oído.  Otra vez no es por presumir ni nada pero creo que el muchachito este la tiene demasiado grande para ser un hombre normal.

 

Él supo de inmediato que había sido algo rudo y comenzó a besarme el rostro regándome de brasas que me quemaban y envolvía.

 

Creo que susurró algo y luego se movió un poco, con ese ligero balanceo que siempre me deja con ganas de que se adentre un poco más, de que escave tan adentro mío, sentirle golpear en mis entrañas y olvidarme del mundo, saber que solo estamos los dos y que nada más importa.

 

Ya llevaba algo de tiempo siendo considerado, entraba como si pidiese permiso y salía algo tímido, me comenzaba a cansar, le necesitaba más.

 

No se lo pedí simplemente levanté mis caderas y cuando su pene estuvo a punto de salir me empujé con todo mi peso sobre él. Ambos gemimos por mi repentino cambio de ritmo, un golpe de escalofríos me recorrió y temblé.

 

Entonces él se apuntó también en ese loco mecimiento, yo brincaba prácticamente arriba suyo, tanto como me era posible, estaba perdiendo la cordura si es que no ya la había perdido hace mucho.

 

Después de muchas estocadas de prueba Eustass-ya dio por fin con mi punto sensible, creo que grité, no estoy seguro, es en este momento en que mi memoria me comienza a jugar malas pasadas ¿Por qué?  Simplemente porque de un momento  otro mi dulce demonio comenzó a brillar...

 

Si, como dije, me pareció que la luz de la televisión y de la estufa se confabulaban y, arremolinándose a su alrededor le crearan una visible aura que me dejó sin latidos ni aliento. Él requería de mí, todo su cuerpo me lo pedía… Yo necesitaba de él y estoy seguro que lo entendía.

 

Estaba tan encendido, que no comprendía donde terminaba yo y comenzaba él, nos fundíamos en uno solo, en una sola masa entumecida y nubada por el placer incomprensible de sentirse apreciado, atesorado, que cada gemido, jadeo, sollozo, grito, beso, caricia, ilusión, realidad, segundo, imposible y posible era grabado en la piedra de mis memorias, era tallado en ella y que quedarían allí para siempre.

 

Quería también quédame de esa forma en su interior, grabar mi mensaje en su corazón,  que la jaula de su alma tuviese mi nombre escrito con oro fundido. Quería derramar mi aceite de almendra sobre su cabeza y hacerle delirar con mi néctar, aquel que los mismos dioses del averno me dieron.

 

Creo que lo estaba haciendo porque apretaba la mandíbula mientras mis latidos le envolvían mientras se sacudía contra ese lugar prohibido que sabe acariciar como ningún otro. Puedo asegurar que el sillón nos absorbería cuando nos convirtiésemos en líquido hirviente, un fluido efervescente que nos llevaría a la vida en las profundidades donde le enseñaríamos a sus pares como el amor nos hace sin remordimientos, como se siente bien el pecado.

 

Comprendí que cualquier preocupación era insignificante a su lado, cualquier duda que podría tener se esfumaban con solo ver sus ojos.

 

Y como siempre después de tanto alboroto, nos quedamos ya sin nada contra qué resistirnos y sentimos el final cerca, justo en el momento en que su mano se encontraba con mi miembro rígido, yo solo sabía de la baba que me caía de la boca después de tanto besarle, mejor dicho chupetear como un desquiciado sus labios que ya se notaban más que hinchados, solo sabía de mi cuerpo revolucionado, solo sabía de mi entrada agitada, de mis latidos y el nerviosismo en la boca del estómago, de las mariposas que parecían querer abrirme de tanto empujarse unas contra otras.

 

Solo sabía que estaba con él, que el calor nos acariciaba mientras en la ventana el vaho hacía su misteriosa aparición.

 

Nos corrimos obviamente, fue mientras nos volvíamos a besar. Sentí como mi sangre convertida en lava me recorrió de forma violenta. Juro que nunca me había excitado tanto a la hora de correrme, el orgasmo fue tal que el calo del semen llegó hasta a hacerme daño. Y claro que él también lo hiciese dentro no ayudaba mucho, su abdomen duro como roca me mareó mucho más que cuando sabía que se sentía de maravilla y estos se tensaban un poco.

 

Estremecidos nos acomodamos en el sillón, con la respiración a mil por hora, junto con ese retardo y con los músculos adoloridos.

 

Pero hubo algo que me dejó congelado casi con las lágrimas al borde de las pestañas; cuando creía que todo había sido maravilloso Eustass-ya me acarició ligeramente la mejilla y la besó para luego dirigirse a mi oído.

 

-          Me gustas tanto…Eres MI Law…

 

¿Cuántas veces me había llamado Law? Solo un par de veces y en esas ocasiones las había dicho con timidez casi susurrándolo, peo en ese momento caía sobre mi mente eufórica la esperma de aquella vela rojiza a la que le había prendido la mechita.

 

-          Claro… y tú eres MI demonio… Solo mío… Kid… A mí también me gustas…- Él sonrió, no es como si pensara decirle así siempre, me gustaba el Eustass-ya, por alguna extraña razón, pero no puedo negar que murmurar su nombre era como conjurar algún hechizo, como tener la palabra clave, como dormirme en el césped de la felicidad.

 

Nos besamos con apena un roce. Esa noche no solo nos dirigimos a la habitación y copulamos hasta ya no podían nuestros cuerpos, tanto él como yo nos entregamos tantas veces, tuve la oportunidad de probar sus dones y él tuvo la oportunidad de certificar mis maestrías de tantas noches que me preparó para estos días en que su piel blanca se fundía con la mía, en que su cuerpo deliraba daba y recibía.

 

Todo eso lo recuerdo hoy…

 

Justo en el momento en que me da por ser sincero con quien quiera saber. Justo en el momento en que me paro frente al espejo de mi baño mirando mi aspecto.

 

De eso ya van unas cuantas semanas.

 

Trato de arreglar un poco mi cabello; veo el gel que de vez en cuando Ace utiliza para verse un poco más formal y agarro un poco comenzando a tratar de que mi aspecto diese otra impresión

 

Estoy tan enfrascado en eso que no escucho como Ace abre de golpe la puerta y me descubre frente al espejo con el ceño fruncido y el pelo estúpidamente levantado, envuelto en unos vaqueros negros que se ciñen a mi cuerpo, llevando un chaleco del mismo color ocultando una polera azul oscuro.

 

Ace solo tuvo que verme para estallar en risas y yo solo tuve que acercarme a él y darle a paliza de su vida para luego salir como si nada alborotando mi cabello, que volviera a lo que era y con el pecoso tirado en el suelo viviendo estrellas.

 

Demonios… Estoy nervioso, no les puedo mentir, no después de todo lo que le he contado.

 

Estoy nervioso porque hoy nos veremos… Si, ya sé que más de alguien dirá “Ay pero si eso lo hacen siempre y lo que sea”, ¡Pero esta es mi historia déjenme contarla como me salga y como quiera impacientes!

 

Hoy nos veremos cómo novios oficiales, bueno tan oficiales no, todavía no le he contado a los hermanos D. aunque Ace sospecha, pero lo importante es que puedo decir que soy Su novio y él es Mi novio. Ya saben con todo lo que eso conlleva, las responsabilidades, la exclusividad, los mimos incondicionales, esas tonterías de novios. No tienen que decir nada no me explico muy bien en este tipo de cosas.

 

No hondaré tanto en cómo nos volvimos novios solo quiero decir que fue una mañana hace unos cuatro días que luego de otro noche de rondas ardientes, él preparó el desayuno; entonces mientras me servía el café me lo preguntó así como quien pregunta sobre el clima o la hora. El trozo de tostada que estaba comiendo se me atascó en la mitad de la garganta. Fue vergonzoso tener que contestarle entre carraspeos que claro, que no me importaba. Por eso no quiero profundizar más el tema.

 

Aunque la idea de salir hoy fue mía.

 

Mientras iba de paso por el barrio apareció frente a mí un cartel donde se anunciaba una especie de feria junto a un desfile cultural de no sé mierda que a veces hace la municipalidad en un intento vano por rescatar aunque sea un poco de idiosincrasia ya casi extinta que solo se mantiene gracias a que uno que otro extranjero pregunta por las raíces del país.

 

No me importó de que se tratara, era una excusa para estar más de una hora con el pelirrojo paseándose por aquí, por allá, tomarnos de las manos como dos adolescentes enamorados e ir a varar a las playas placenteras de algún motel de paso.

 

Lo invité como si tanteara el terreno, él por supuesto aceptó con una gran sonrisa de niño que se le avisa que tendrá fiesta para su cumpleaños.

 

A este paso el invierno disfrazado de otoño nos pegaba por completo, por supuesto andar sin un abrigo en las calles era un sacrilegio también me pongo el mío, uno lamentablemente negro también. Díganme quien se me murió porque yo no lo sé.

 

Antes de salir del departamento con el estómago hecho un amasijo de ansiedad Ace  se para en la mitad de la sala mirándome con suspicacia.

 

-          ¿Tan arreglado, Law?

 

-          Cállate.

 

-          ¿Eh? ¿Vas así de guapo y no me dirás?

 

-          ¿Quieres que te golpee de nuevo?

 

Ace hace el gesto de cierre sobre su boca y levanta las manos en señal de rendición. Dejo mi mirada amenazante de lado y antes de que a Ace e de por preguntar otra cosa tomo mi cartera con mi dinero y documento, obviamente también mis llaves para así salir sin demora.

 

Justo antes de cerrarla puerta escucho desde dentro que el pecoso grita un jocoso “Dale mis saludos a tu novio” haciendo que de inmediato los colores se me subiesen al rostro. No es que Ace me caiga mal ni mucho menos, pero juro que cuando vuelva, en vez de ovejas tendrá que contar constelaciones.

 

Camino raudo hasta el estacionamiento, en donde mi flameante auto me espera, tal vez no era hora de usarlo, quizá solo debía tomar un autobús que me dejara al frente del departamento de Eustass-ya pero quería ir a buscarlo en auto. Aunque no fuese una cita como las que la gente acostumbra, no me veo a mi mismo ir a un restaurante y pedir el plato más caro para luego por debajo de la mesa seducir a mi pelirrojo.

 

Esto se acomodaba más a nuestra personalidad, salir, caminar por allí verle sonreír y divertirse con las cosas tontas que se venden por aquí y por allá, que coma hasta reventar, ese tipo de cosas va más con nosotros, claramente después tendríamos nuestro encuentro a la luz de la luna.

 

Al final me monto en mi auto, una vez llego abajo, casi corriendo por la escalera descendiendo de dos en dos los escalones. Lo enciendo y parto hasta el departamento de Eustass-ya.

 

Desde este momento me reservaré las tonterías que hago mientras manejo y me reduciré a uno de mis pensamientos que me vino cuando me topo con una luz roja.

 

Al principio no lo quería admitir pero en este momento en que mis dedos tamborilean sobre el volante y siento el vértigo en mi estómago, no puedo mentirme, ni mucho menos a los que quieren saber de qué hablo, y es que Eustass Kid, mi pelirrojo, mi mocoso, mi demonio estaba arrasando conmigo, volviéndome esta especie de ser desesperado por un simple roce de su mano por escuchar a sus cuerdas vocales vibrando dejado mi nombre libre.

 

Por primera vez me sentía con el derecho de ser egoísta, de ser infantil, de mostrar mi personalidad en su totalidad, porque sé que aun mis patéticos estados de ánimo o los insignificantes gestos serán atesorados por esta persona. Pensar en esto me hizo esbozar una boba sonrisita que cuando la vi por el retrovisor sentí las mejillas arderme un poco, la calidez no va conmigo pero darse el gusto de ser un tanto cursi de vez en cuando no estaba mal, menos ahora.

 

Llego al fin a su departamento justo afuera hay un grupo de idiotas que me miran de más el auto. Lo dejo asegurado, les lanzo una mirada fría y desafiante que hace que más de alguno me quite los ojos de encima.

 

Camino hasta las escalera que llevan a su departamento y las subo lentamente, no le he llamado quiero que mi llegada sea sorpresa.

 

Antes de llamar a la puerta escucho desde el otro lado que Eustass-ya reclama, no ogro distinguir que es lo que dice pero si logro escuchar la voz de una mujer y también el tono de voz de otro hombre, al que reconozco.

 

Mis manos se detienen y freno cualquier movimiento ¿Qué hacían ellos ahí?

 

Sin darme cuenta se escucha como a voz de Eustass-ya recamando de nuevo se va a cercando al igual que sus pasos apresurados.

 

-          Cállense de una buena vez, no ven que ya no tengo tiempo para salía a tontear con uste… - A la hora de abrir la puerta me topo de frente con su rostro que de a poco va cambiando del enojo al asombro - ¿Trafalgar?

 

-          Hola… - Mierda, no pude atinar a decir algo más estúpido, levanté la mano en forma de saludo, la cara del pelirrojo era un verdadero poema.

 

-          ¡Oye, no que estabas apurado! – Se escuchó desde adentro. Él abrió los ojos y mirando hacia atrás colocó una mueca que no sé describir luego me miro y cero la puerta de su departamento con las manos en el pomo.

 

-          ¿No se supone que nos juntaríamos allá? – Dice sonriendo nervioso.

 

-          Si… pero…

 

-          ¿Kid? Suelta la puerta si no vamos a ir a ninguna parte a molestarte – Me interrumpe desde dentro otra vez alguien, esta vez la muchacha que por fin adivino de quien es la voz. Alguien forcejea con mi pelirrojo para abrir la puerta.

 

-          Eh… Tra-Trafalgar… ya se nos hace tarde ¿porque no nos vamos? - ¿Qué estaba ocurriendo?

 

De un momento a otro veo como Eustass-ya es empujado y cae una vez la puerta es abierta.

 

-          Mierda Kid quítate de la puer… - Lo sabía, el rubio de largo cabello me queda mirando impresionado. De detrás de él aparece la chica pelirrosa, mirándome con la misma cara de desconcierto.

 

-          ¿Trafalgar? – Dice ella creo que sin pensarlo, si lo hubiese hecho no diría mi nombre con tanta familiaridad.

 

XXXXX

 

 

No sé cómo las cosas pasaron pero el ruido molesto en los asientos traseros de mi auto me comienza a enfadar.

 

Ni siquiera puedo admirar al pelirrojo que ocupa el asiento del copiloto y bajo la luz de las farolas, los demás auto y la vida nocturna de la ciudad su silueta se ve endemoniadamente exquisita.

 

Lleva una polera oscura, creo que es gris contrastando con su cuerpo blanco, que se suelta un poco desde su cuello desprotegido, creo que tiene el logo de alguna banda o algo por el estilo, lleva su típica chaqueta de cuero que a estas alturas me fascina, sus pantalones desgastados y ligeramente ajustados le dan un toque despreocupado a su rudo aspecto con esas codenas, con las uñas pintadas y el cabello rojo tirado para atrás sin nada que lo sujete, al parecer tuvo la misma idea del acomodarse lo con gel ese día.

 

Ahora que lo pienso que me haya preocupado tanto por mi aspecto ese día era algo ridículo, pero sabe que no fui el único me tranquiliza.

 

Pero aunque tengo ese cuerpo hermoso, aunque tengo ese cuello expuesto y sus clavículas besando el aire frío solo para la gula de mis ojos ¡NO PUEDO MIRARLE CON TOTAL LIBERTAD!

 

Atrás los dos muchachos estúpidos están peleando, por sabe dios qué tontería, de vez en cuando gritan o se tiran uno que otro insulto matando el momento. La pelirrosa, Bonney, le dice estupideces al rubio, Killer, el cual le contesta con una estupidez igual o más grande; que no sé por qué estaban sentados atrás.

 

La cara del pelirrojo es de mosqueo total, sé que este debía ser un momento de intimidad entre los dos pero…

 

-          ¿¡Podrían callarse un momento!? Mierda… - Exclama sacándome de mis pensamientos y haciéndome brincar un poco, y si a mí me hizo saltar ya me imaginaba de los dos idiotas de atrás.

 

El silencio se hizo en el auto. Entonces, tratando de calmar a mi furioso demonio pongo una mano sobre su muslo y cuando me mira sé que mi sonrisa tenue y tímida, esa que he estado ensayando un poco para que no salga como mi típica mueca torcida de burla. Él me devuelve una mirada un poco más calmada y haciendo un moflete se apoya en la ventana de la puerta.

 

¿Por qué tenía que ser tan tierno a veces ese pelirrojo?

 

Seguí conduciendo, mirando hacia adelante hasta que llegamos a nuestro destino. Estaba atiborrado de gente. Todos con sus niños, con sus novias, con quien fuese, pululaban como hormigas cerca del hormiguero. Había de todo, juegos, gente vendiendo chucherías que las personas compran por idiotas que son, pero que de seguro que terminaría comprando también, había también retos y premios que uno sabía que a la entrada tiraría en el primer basurero que encontrara pero que de todas formas se esforzaba por conseguir.

 

Llego hasta una especie de estacionamiento cutre. Nos bajamos, ellos nos siguieron y no hicimos más que entrar en la bataola de ente y “diversión” para que los dos que nos seguían se pusiesen a pelear de nuevo.

 

Eustass-ya de pronto se esfumó dejándome como niñera de los dos idiotas. No sé de qué manera lo hicieron, pero tan fácilmente el pelirrojo se perdió los otros dos se llenaron de comida, siguiéndome como si fuese mama pato y a medida que ven a alguien vendiendo cochinadas llena de grasa o dulces hasta rebosar.

 

No me pregunten porque las compraba simplemente estaba tan molesto de tanta gente, de tantas luces de diversos colores, de tanto tener que gastar mi dinero, de tanto tener que escuchar sus preguntas y conversaciones.

 

Vaya cita más romántica que estaba teniendo en esos momentos.

 

Bonney me miraba de soslayo a veces cuando le compraba algo. No esperé que al momento en que Eustass-ya nos presentara él diría abiertamente que ella era su exnovia. Ella hizo como si no supiese nada y me estrechó la mano, y dijo “¿No se te hace raro tener que presentarle a la exnovia?” a lo que yo contesté haciéndome el digno que no me importaba en lo más mínimo, no me preocupaba su relación con él inclusive encontraba tierno que siguiesen siendo amigos.

 

Creo que me deberían dar un óscar por mi actuación, aunque sé que no se creyó mi “buena voluntad con la ex” de todas formas me sonrió tiernamente mientras que estrangulaba mi mano de un apretón. Juro que ni un hombre me había apretado la mano tan fuerte como ella.

 

De todas formas no es como si me cayese mal. Pero vamos que no vas a tratar como una reina a la anterior de tu actual ¿Qué bien me explico no?

 

La vena ya se me notaba la frente y al parecer los dos chicos lo notaban porque cada vez preguntaban menos.

 

-          Oye… - Distingo la voz de la chica en medio del bullicio. La miro indiferente, aunque estaba más preocupado por saber en dónde estaba el estúpido del pelirrojo.

 

-          ¿Que?

 

-          Discúlpame… - Dice cabizbaja, me giro a mirarle sin comprender nada.

 

-          ¿Eh?

 

-          Mejor dicho… - Me dice agarrando del brazo a Killer quien tenía una especie de pan relleno con quien sabe qué – Discúlpanos…

 

-          ¿A qué viene eso ahora? – Me mira cuando le pega una mordida a un algodón de dulce.

 

-          Pues… se supone que esta es tu cita con Kid… Y nosotros…

 

-          ¡Hey!

 

A lo lejos escuché a voz grave que me hizo darme la vuelta con cara esperanzada. Allí estaba a unos cuantos metros venía con un enorme peluche que le tapaba la mitad del cuerpo el pelirrojo. La gente lo miraba con la cara asombrada.

 

¿¡Qué diablos!?

 

No demora en llegar hasta nuestra ubicación con una enorme sonrisa.

 

-          ¡Mira Trafalgar! ¡Mira lo que te gané! – Dice estirándome el enorme peluche de oso.

 

No fui solo yo quien quedó con cara de “¿Qué mierda?” si no que los muchacho que me seguían también tenían la misma expresión. Eustass-ya por su lado sonreía como si hubiese hecho algo genial.

 

-          Me costó un montón…

 

Obviamente todas las personas que pasaran al lado nos miraban y algunas se reían.

 

-          ¿Estuviste todo este rato tratando de ganarte esta cosa?

 

-          ¿Huh? ¡Claro! No me digas que no te gusta…

 

-          ¡No es ese el problema!

 

-          ¿Qué quieres decir?

 

No es como si quisiera comenzar una discusión  y menos con los ojos de esos dos sobre nosotros. Ya sobrepasado por la situación, le tomé de la mano sin importarme nada, no sin antes de dejarles una buena panorámica de mi dedo medio a los dos chiquillos, y decirles que se fuesen a casa como pudiesen.

 

Ambos se miraron extrañados mientras nos alejamos entre la gente.

 

No voy a soportar tales cosas. Mierda, es que va a penas llegamos, me deja solo y de niñera para luego volver con una enorme y tierna sonrisa que hizo que todo el enojo se esfumara por unos segundos.

 

Maldita sea…

 

Como otras cosas, no entiendo cómo me guio por mi instinto hasta que ya no había gente en los alrededores. Eustass-ya seguía con el oso de peluche bajo el brazo que no le sujetaba con fuerza. Él me sigue sin rechistar siquiera.

 

La gente llega a ser casi nula a estas alturas. Llegamos a un parquecito mal iluminado y bastante pequeño. Freno ante una banca en la que me dejo caer y le suelto la mano. Eustass-ya se ve como un niño que acaba de ser regañado.

 

-          Perdón… - Dice al cabo de un rato parado frente a mí.

 

-          ¿Por qué? – Digo mirándolo hacia arriba, mi respiración esta agitada por la corrida que me pegué desde toda la algarabía del lugar, estoy seguro que nos perderíamos el número principal de la feria, además de unos fuegos artificiales que se tirarían en unos minutos.

 

-          Pues… Estás enojado… - Susurró.

 

-          ¿Eh? – Entrecerré los ojos ¿Por qué tenía que verse tan lindo a la luz de los postes? Si bien con eso mis enfados y rabietas no tenían bases pero de todas formas mi cara seguía con esa expresión enfadada.

 

-          Que estás enojado conmigo…

 

-          Bueno te fuiste sin decirme nada – Por dios si ya tengo mis años no podía comportarme de esa forma tan infantil, lo único que me faltaba era inflar los cachetes y hacerle un desprecio.

 

-          Por eso te digo… Perdón – Sienta al enorme oso a mi lado y le acomoda el especie de moñito que tiene. Ya basta, demasiada ternura…

 

Poco a poco se va agachando hasta llegar a mí. Sus labios rozan los míos con delicadeza, sin embargo no me doy el tiempo de cerrar los ojos. Bueno no importaba que no pudiese pasar todo en rato con mi pelirrojo que estuviese ahí en ese momento era suficiente.

 

Se aleja entonces abriendo los ojos dejándome ver su iris ambarino, su pupila en donde se divisa el oasis de este desierto que me deja la angustia de estar separados. Parpadea un par de veces.

 

-          ¿No cierras los ojos? – Tiene un ligero sonrojo sobre las mejillas.

 

-          No…

 

-          ¿Eh?

 

-          Pues quería verte ¿Te han dicho que te ve súper lindo cuando cierras los ojos y te sonrojas? – Digo monótonamente haciendo que mi pelirrojo se enfadara y levantándose, me separara y pegara mi espalda al respaldo la banca.

 

-          Agggrr… Es imposible tratar contigo…

 

No puedo evitar soltar le una carcajada a la cara mientras se sonroja a más no poder y se llena de venitas hinchadas. Lo siento pero es que no me pueden decir que mi demonio no es el más tierno de todo el mundo. Si, ahora si estoy presumiendo.

 

Pero de pronto entre las destellos que se arremolinaban a su alrededor hacendó que su aura se volviese más imponente, más increíble y mucho más sensual de lo que podía soportar.

 

No puedo evitar pensar que de verdad me gusta un montón, ya quería ver la clase de hombre en el que se convertiría, de solo imaginarlo sentí como el calor me subía por el cuerpo a las mejillas.

 

Le miro mientras a se escuchan los bombazos de las flores que adornaron el cielo nocturno. Claramente desde aquí se pueden aprecia, pero prefiero deleitarme con su vista sonrojada e infantil, con su porte de soldado, con su morada fiera pasando de la mía. Mi pelirrojo mi demonio.

 

Tomo la mano del osito que él mismo me consiguió, quien sabe cómo. Sonrió como un idiota.

 

Estoy ansioso, por conocer hasta dónde puede llegar la dura, la pasión, la euforia que envuelve mi cuerpo. Tanta felicidad no es válida, debería no poder existir, debería ser prohibida porque es malo para el corazón, este ya no me da más de bombear mi ardorosa sangre.

 

Soy esto, esto que le aprecia, esto que se derrumba, esto que se reconstruye, esto que le necesita, esto que sonríe, esto que sufre, que gime, que urge por un beso, esto que se deleita con tu visión increíble.

 

Puedo darme cuenta mientras se me ilumina tu rostro… No quiero que todo esto termine ahora ni en un futuro lejano, quiero tomar su mano y seguir caminando por esta vida y dejar que los sentimientos nos convoquen al infierno, a su reino.

 

Tratar de no quererle, tratar de no necesitarle, tratar de no sentir, tratar de olvidar que existes no sirvió de nada. Todos mis intentos por dejar de sufrir, dejar de sentirme atraído hacia él…

 

Todo lo que hagas Eustass Kid…

 

Solo me hace amarte más.

Notas finales:

(Parece que siempre terminaré con la última frase de mis Fics con el nombre del capítulo xD)

Bueno espero que les haya gustado la historia, con la que me pregunto se es que cupí con lo que me propuse en un inicio y juro que no ´se si decir que si o no... Sin embargo me siento bien... BIEN TRISTE PUEH!!!!!! TT^TT QUIERO LLORAR!!!!!

Bueno, bueno, bueno... Ya saben esto será algo larguísimo...

UN ABRAZO GIGANTE DE PORTE DE UN BUQUE Y MUCHOS BESITOS LLENOS DE GRATITUSD Y AMOR PARA:

Kilik Pride

kurokaXsama

BlueSoul

Kumii-chan

Cote nwn

kaguraaaa

Evildiana

vheka kuran

Montse

 

valee jeevas

Natzombie

Angeline Victoria Schmid

Suichiro

MaryKyaa

Barby

AnikoSan

Risatchi 

loran

A cada Anonimo 

A Cheka-chan... la niña más hermosa ymaravillosa del mundo que me mantuvo siempre con las riedas cortitas para que subiese y ademá ocupaba parte d su tiempo para editarme... <3<3<3<3

A mi HERMANA PRECIOSA!!!!! que siempre me  dio su apoyo incondicional y me escuchó por tardes enteras sobre mi problemas con el Fic y sobre cuanto amo el KidLaw... Y obviamente me ayudó mucho con la escritura y en el desarrollo de diersos capítulos... 

Debo decir que sus reviews han sido una gran salvación en muchos momentos dificiles de este año, me hicieron reir cuando quería llorar, me hicieron querer seguir adelante cuando  algún momento pensé en hasta borrarme la cuenta aquí y es que todo me tenía presionada al máximo... Pero estuvieron ahí.

Yo sé que me falta un montón y que a pesar de que me han dicho ya muchas veces que no soy taaaan del asco sé que siempre sentiré que puedo superarme un poco más. 

DI LO MEJOR DE MI EN ESTE FANFIC EN DONDE KID Y LAW, MARCO Y ACE SE ROBARON LA PELÍCULA.... Los amo con todo mi corazón y es un honor poder escribir de ellos...

YA ME EMOCIONÉ DEMASIADO ¿No?

GRACIAS DE NUEVO >////< LES AMO CON TOOOOOODO MI CORAZÓN <3<3<3<3<3<3<3<3<3

ESPERO QUE HAYAN DISFRUTADO DEL CAPÍTULO Y DEL FIC COMO YO ESCRIBIENDOLO Y CHEKA-CHAN EDITÁNDOLO... 

(tengo un nudo en la garganta voy a llorar :C)

ESPERO SUS REVIEWS FINALES!!!!!

(~*^*)~

PD: no tan finales todavía quedan los especia pero ya saben.... eso vendrá la proxima semana haha xD no desmayen que no quda tan así... se vendrán sorpresas en ellos :3 espero no descepcionarlos.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).