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Solo me hace amarte más por devilasleep11

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Notas del capitulo:

BUUUUUAAAAAAHHHH!!!!!!!!

¿¡¡QUÉ!!?

YA SE HA IDO OTRA SEMANA TT^TT, Y YO AQUÍ CON DOLOR DE PANZA POR LO PUERCA QUE HE SIDO DURANTE ESTAS FIESTAS PATRIAS...

EN FIN... ME HE EFORZADO POR ESCRIBIR UN NUEVO CAPÍTULO... SI HASTA COMÍA CON EL COMPUTADOR AL LADO AHAHAHAHA XD ( NAH MENTIRA)

Estoy increíblemente cansada de todo... y con ganas de vomitar... hahaha

Ah! debo decir que ya me he mejorado de mi crisis existencial xD son cosas que me ocurren a veces por causa del estrés no se preocupen... 

GRACIAS PO SU APOYO!!!!!!!!

Sin más 

¡¡¡¡Que venga el capítulo!!!!

Capítulo 7: ”Mis problemas se llaman tú”

 

¿Podía caber en un cuerpo tanta pasión y vehemencia?

 

Su boca jadeante, su voz ya quebrada, su piel deshecha de tanta humedad. No supo cuántas veces esa boca increíble le recorrió a su merced,  le adormecía con su voz lasciva y pervertida al oído.

 

Se recostó de tal forma que el agua de la bañera acarició sus labios. Dio gracias por la enormidad de aquel baño, de tal forma que su cuerpo cabía con soltura. Suspiró haciendo que las burbujas emergieran.

 

“Vaya capricho más satisfactorio”, pensó con malicia recordando como esas manos se pasearon por su anatomía temblorosa, sintió un calor distinto al del líquido que le abrazaba. Cerró los ojos y se sumergió completamente.

 

Se estaba haciendo tan adicto a los besos y encuentros con ese pelirrojo, que llegaba a ser brumadora la rapidez con la que sus sentimientos avanzaban. Sus ojos ambarinos le drogaban, droga a la que le pareció generar una tolerancia y una ansiedad mayor, necesitaba de su afilada pupila en ese fondo extraño y lobuno. Ámbar… ¿Quién tenía los ojos de ese color? Solo su condenadamente sensual y exquisito demonio.

 

¿Suyo? Si era suyo, puesto que él le había encontrado a la vera del camino, a él se le habían presentado, pero no revelado, los misterios de esa mirada y esa sonrisa tan dura e infantil a la vez, arrogante. Era un demonio del que se había apoderado, del que sabía que se volvió amo y señor; como si se conquistara una tierra yerma y anhelante.

 

Era suyo porque  había moldeado ese cuerpo níveo, le había enseñado el placer indescriptible de lo prohibido, por lo que seguramente su cabeza gritó en cierto momento que no era correcto. Creó relieves entre horas de sudor, pulió valles entre gruñidos y gemidos. Sus cuerpos compatibles por la maravilla de sus manos y la magia de sus besos ardientes, eran de lo mejor que, hace mucho tiempo, no encontraba por más que tratara con las sábanas mojadas de cualquier cama, o en el tapiz húmedo de un sofá. Demasiado compatibles para ser solo cosa de la coincidencia, quizá ésta se haya disfrazado de oxígeno y les hubiese conectado desde el momento en que sus labios soberbios le propusieron un indecente contrato al cual de a poco le fueron creando clausulas cada vez más extravagantes.

 

Desde ese día en el parque, donde con impaciencia y afán el pelirrojo le había dado un buen servicio y el posterior rodar en una habitación de algún motel cualquiera, que habían ido añadiendo acotaciones al secreto convenio.

 

Lo primero fue el sin preguntas, sin pasado. Una anotación importante para la sobrevivencia de ambos ardores. Law no tenía que explicarle nada a Kid, ni éste debía explicarle algo a Trafalgar.

 

Lo segundo requirió de números y memorización. Cada uno se dio el número de celular, por “si ocurre un evento importante” como dijo el moreno con una sonrisa maliciosa. Claro que a esto se le agregó un fuerte punto; nunca llamar ebrio, ni mucho menos como si fuera una llamada de emergencia, esas cosas  no venían al caso en la situación en la que se encontraban. Él prestaba sus servicios médicos y el pelirrojo pagaba con lo que tuviese a mano en esos momentos y, como estudiante, por lo general no tenía dinero precisamente.

 

Sin embargo, el tercero era el más importante de todos; sin sentimientos engorrosos. La idea no era enamorarse, puede que volverse adicto era una tumba en esos momentos. Fuerte y claro. No podía haber sentimientos entre ellos que no fuera deseo. Solo deseo.

 

Trafalgar Law aun recordaba esa conversación, una vez que habían cogido en el sofá de su departamento, cuando Luffy y Ace habían salido de parranda como tantas veces.

 

 

El pelirrojo se estaba poniendo los pantalones lentamente mientras suspiraba. Su ancha espalda le estaba embriagando, en lo oscuro se podían notar las marcas que le había dejado en ese vórtice de pasión.

 

-          Mmm… - Soltó acomodándose en el sofá de tres cuerpos, su acanelada piel brillaba a la luz de la luna que se deslizaba suavemente sobre ella.

 

Mordió su labio inferior y lo supo;  como si le fuera revelada la respuesta a la pregunta porqué vivimos. En el cuerpo níveo del pelirrojo sentado en el suelo junto a la mesita de centro se dibujó como tinta en un papel lo que un ser divino le había dado para resolver la situación en la que se encontraba con el pelirrojo.

 

-          Sabes… creo que hay que agregar un regla de oro a nuestros encuentros, cosa que hasta ahora hemos obviado.

 

-          ¿Eh? ¿De qué mierda estás hablando? -  El pelirrojo no había puesto sincera atención a las palabras de Trafalgar, éste al dase cuenta se molestó un poco.

 

-          De algo muy importante, Eustass-ya… - Dijo en tono serio haciendo que Kid se diera vuelta a mirarle, esos ojos grises y fríos le atravesaron el pecho. Su entrecejo se frunció.

 

-          Está bien… ¿Qué cosa es tan importante?

 

-          No te enamores de mi… - Sentenció como si fuera la declaración de muerte de un culpable. Kid abrió los ojos de par en par.

 

-          ¿Eh?

 

-          Es eso… Hay que tener siempre presente una coa muy importante y obvia. No hay que tener sentimiento entre nosotros.

 

-          ¿Pero qué mierda estás diciendo?

 

-          Ya sabes… El sexo contigo es muy bueno, no te lo negaré, si no lo fuera créeme que no lo hubiera hecho de nuevo contigo ni me calentaría tanto.

 

“Que descarado…” pensó Kid al ver la lasciva sonrisa que se dibujó en el rostro de Trafalgar.

 

-          Pero… - Prosiguió el moreno – eso es todo. Sexo y nada más – Volvió a poner una seria expresión en su rostro.

 

-          Ja… - Kid no podía creer lo que estaba escuchado - ¿Crees que soy idiota?

 

-          No.

 

-          Exacto no lo soy. No me trates como a un niño Trafalgar, el que sea mucho menor que tú no me hace un niñito que no sabe nada.

 

-          No te estoy tratando como a un niño.

 

-          Oh, si lo haces… Mira, esta es una relación de mutualismo, ambos nos  favorecemos, obtenemos lo que queremos del otro y así se queda. No creas que eres la única persona con quien he hecho esto, Trafalgar – El pelirrojo sonrió arrogantemente y Law enarco una ceja – Aunque eres el único hombre, eso no te diferencia… y sé que para mí es igual. En todo caso ¿De dónde has sacado tanta confianza en ti mismo como para ponerte tan soberbio y soltar toda esa mierda?

 

Trafalgar sonrió macabramente, con un brillo especial en los ojos. Kid era un ser único, especial, un verdadero demonio ¿Quién le había dicho alguna vez que era demasiado frío? Sinceramente nunca se había topado con Eustass Kid. A pesar de ser un volcán de lava, había dentro de él un desierto en plena noche, a temperaturas bajísimas. Si, se podría decir que el pelirrojo era un vasto desierto.

 

-          Yo solo digo… Yo no me enamoraré de ti. No te enamores de mi – Kid soltó una carcajada.

 

-          No te preocupes – Se levantó y terminó de colocar los pantalones, subió la cremallera, luego comenzó a abrocharse el cinturón negro con tachas que llevaba adornando su uniforme con su estilo, sus uñas pintadas, que hace unos días lo las tenía de esa manera, llamaban mucho la atención por la oscuridad contrastada con su blanca tez – No tengo ese interés en ti…

 

-          Eso espero.

 

Trafalgar se acostó sin mirar a Kid quien se ponía la camisa y la corbata. Era tan diferente ese maldito muchachito que lo intrigaba cada día más. Cada instante lo hacía flotar en una oscuridad densa y asfixiante, de donde le drenaba con fuera la vida.

 

Demonio, no había otra forma de describirlo.

 

Trafalgar terminó de bañarse, el agua comenzaba a perder temperatura. El corazón se le abrazaba de incertidumbre. Por alguna extraña razón necesitaba ver al pelirrojo. Quería quemarse nuevamente.

 

Se envolvió con una toalla y salió del baño con una cara . Y es que de verdad tenía un gran problema entre manos.

 

Como todas las mañanas la rutina condujo sus actos casi como si fuese una máquina programada. Ace y Luffy como siempre notaban ese leve cambio en el tono de sus palabras. Algo estaba aguijoneado a su amigo en la espalda, pero ninguno dijo nada. Law tampoco esperaba que ellos dijeran algo.

 

Salieron y se fueron en el auto del mayor de los  hermanos D.

 

Trafagar en el asiento del copiloto suspiró, mientras miraba el suelo como líneas de un irrevocable destino. El corazón le ardía, por más que se dijo a si mismo que no debía; tenía unas ganas horribles, abrumadoras y tenaces de verle, de acariciar con ganas esas hebras rojizas y verse en esos cristalinos ojos de bestia domada.

 

Mierda”, pensó cerrando los ojos con fuerza.

 

………………………………………………………….

 

Kid miraba distraído por la ventana, con la palma de la mano tratando de apoyar a una perezosa mejilla. La voz del profesor se escuchaba acopada a lo lejos.

 

Debía ser medio día ya, debía ser unos cinco días desde la última vez que lo vio. Cinco días y medio. Miró de soslayo hacia el frente donde el profesor escribía algo en la pizarra. No supo por qué no se saltó esa clase siendo tan aburrida, nunca había entendido al lenguaje, y éste a su vez nunc le había comprendido a él, o más bien ninguno de los dos pensó siquiera en darse el tiempo de conocerse.

 

Volvió su mirada donde el árbol plantado al lado de su sala, las ramas y hojas le daban un toque tan cliché y a la vez expelía ese romanticismo de años de haber albergado las declaraciones de amor hechas bajo él.

 

Kid bostezó. Esas no eran cosas que le fueran a importar, él no estaba enamorado, ni nunca lo estuvo. Hubo una vez en que creyó que lo estaba pero en realidad solo fue  una parodia burda e infantil de la que aun ahora seguía amarrado y no podía, no quería soltar.

 

“No te enamores de mi”

 

¿Quién se creía Trafalgar que era? ¿Tanta importancia creía tener en su vida?

 

Era claro que todo el sexo y la pasión se acabarían si a alguno se le ocurría estúpidamente de sentir cosas que no debía. Y claramente Eustass Kid no estaba dispuesto a abandonar una tierra conquistada.

 

Claro, le gustaba mucho la forma en que el moreno se movía, le fascinaba cuando con una sonrisita macabra y lasciva se montaba sobre él apretando con fuerza, moviéndose, succionándole, llevándole al inframundo de donde no esperaba salir jamás. Vaya que adoraba lamer ese cuerpo, recorrerlo con caricias, le encantaba a sensación de sus manos en esos momentos, como si estas fuera creando a su paso su complexión asfixiante. Le elevaba el aire caliente a su oído acompañado de un dulce gemido, pidiendo más, más, más, mucho más.

 

Maldición se estaba poniendo caliente de solo recordarlo.

 

Pero con eso había otras cosas que también de a poco comenzaban a tener un significado entre las que le maravillaban de Trafalgar Law, de quien aprendió un nuevo significado de placer, y esas eran ni más ni menos que pequeñeces del día a día.

 

Aún recuerda que esa mañana después de a invitación n un asqueroso baño en donde había terminado chupándosela como desesperado; Trafalgar con una sonrisa burlona dijo:

 

-          Que lastima… me encantaría tomar desayuno contigo, quedar unos momentos y charlar, después de todo nos acostamos frecuentemente ¿no encuentras vacío el no conocernos?

 

Aunque lo hubiese dicho como una broma a Kid le alborotó el corazón, por lo menos en ese instante. Estuvo seguro de que se había sonrojado. De eso ya iban como tres semanas.

 

Esta vez suspiro. Había otras cosas como el brillo de esos ojos simbolizando cada sentimiento a pesar de su estoica expresión, esa sonrisa sincera y serena que ponía cuando le curaba, ese retorcido corazón que distorsionaba las cosas a su alrededor convirtiendo todo en un bura malsana, las frases que no sabía si por casualidad o porque de verdad las pensaba mucho, salían de su boca dándole un toque místico y genial a la conversación.

 

Simplemente Trafalgar era eso; un tipo demasiado genial, que además estaba consciente de ello.

 

-          ¡Eustass Kid! – El grito le sacó de su ensimismamiento, miró hacia quien le había subido el tono, se encontró con los ojos fieros del profesor - ¿Cuantas veces tengo que llamarte para que pongas atención?

 

Kid lo miró con desinterés frío. Al profesor le recorrió una onda eléctrica por la espalda. No era el único, casi todos los profesores le temían a ese joven brabucón que siempre se saltaba las clases. Al que más indignaba era al profesor de matemáticas, le emputecía que Kid no estuviese nunca en su clase y sin embargo tuviera las mejores notas en su ramo, incluso mejores que el promedio estrella del curso.

 

Pero obviando eso este profesor lo odiaba por las malas notas casi mínimas que tenía el joven en el suyo. Odiaba que no estuviese en clases, pero era peor cuando estaba en ella. Kid siguió con su mirada vacía esperando a que el hombre moviera la boca.

 

-          Sigue la lectura que estamos haciendo por favor.

 

-          Ah eso… ¿Qué lectura? – Se escucharon ciertas risitas a ver que el profesor se ponía un poco rojo de la rabia. Maldito mocoso.

 

-          La hoja que le pase…

 

-          ¿Eh?

 

-          Esa que tiene en la mesa… - Kid levanto la hoja que el profesor apuntó y con cara de desentendido la señaló. Se escucharon otras risas y un “qué hijo de puta hahaha” y uno que otro comentario jocoso – Lea por favor…

 

-          ¿Dónde van? – Le preguntó al muchachito que se sentaba a su lado, este le señaló, una venita ya muy hinchada se veía en la frente del profesor que haciendo su mayor esfuerzo carraspeó.

 

Era un poema, debajo del que quien sea que haya tenido que lee leyó demasiado rápido, por lo menos para él, debió haberse demorado la eternidad. Kid miró con la caja alzada los bichitos en el blanco del papel que al ser descifrados y soltados al aire se convertían en palabras que no sonaban en su boca.

 

Al principio ella fue una serena conflagración

un rostro que no fingía ni siquiera su belleza

unas manos que de a poco inventaban un lenguaje

una piel memorable y convicta

una mirada limpia sin traiciones

una voz que caldeaba la risa

unos labios nupciales

un brindis.

 

Es increíble pero a pesar de todo

él tuvo tiempo para decirse

qué sencillo y también

no importa que el futuro

sea una oscura maleza.

 

La manera tan poco suntuaria

que escogieron sus mutuas tentaciones

fue un estupor alegre

sin culpa ni disculpa

él se sintió optimista,

nutrido,

renovado,

tan lejos del sollozo y la nostalgia

tan cómodo en su sangre y en la de ella

tan vivo sobre el vértice de musgo

tan hallado en la espera

que después del amor salió a la noche

sin luna y no importaba

sin gente y no importaba

sin dios y no importaba

a desmontar la anécdota

a componer la euforia

a recoger su parte del botín.

 

Mas su mitad de amor

se negó a ser mitad

y de pronto él sintió

que sin ella sus brazos estaban tan vacíos

que sin ella sus ojos no tenían qué mirar

que sin ella su cuerpo de ningún modo era

la otra copa del brindis.

 

Y de nuevo se dijo

qué sencillo

pero ahora

lamentó que el futuro fuera oscura maleza.

 

Sólo entonces pensó en ella

eligiéndola

y sin dolor sin desesperaciones

sin angustia y sin miedo

dócilmente empezó

como otras noches

a necesitarla.

(La Otra copa del brindis, Mario Benedetti)

 

Todo, por un segundo, se quedó suspendido en las frases que aún se veían flotar en el aire.

 

Kid sintió algo a lo que no pudo ponerle nombre, en su cabeza unos ojos fríos y expresivos, gises y analíticos; le observaban delante de un fondo fulguroso y lacerante, en su corazón se sitió como un fuerte terremoto sacudía su existencia, este procuró ser tan fuerte que se desencadenó en un tsunami de sangre que le recorrió con rapidez inundando su ser, desbordándole y causando estragos en sus mejillas las que se acaloraron un poco.

 

Nadie lo creía pero en la voz grave de Kid con esa tranquilidad impaciente los versos del poema sonaron con exquisitez, haciendo estremecer a más de uno.

 

Por su parte tal como en el final del poema, poco a poco empezó a necesitar con increíble energía a Trafagar, pero con una urgencia tan estremecedora, necesitó verle ¿Por qué a él? ¿No debería estar sintiendo eso por la persona con la que estaba oficialmente en esos momentos? O más bien ¿No debía estar en esos momentos no sintiendo nada?

 

Por dios si tan solo era un simple poema, pero le había hecho recordar su rostro con tata nitidez, que no pudo resistirse a su efecto. Le acarició violentamente y por ende cayó rendido a los pies de lo inevitable.

 

“No te enamore de mi”

 

Eso no era amor ¿O sí?

 

Caro que no lo era, él no necesitaba ese tipo de cosas, si corazón no conocía lo que esa palabra significaba, esto solo era deseo y urgencia.

 

En todo caso ¿Cómo llegar a querer a quien ni siquiera conoces? Trafalgar no le había dado ni la más mínima información, ni siquiera una clave, era un cabo suelto que no podía soldar aunque quisiera.

 

La clase volvió a su caudal natural olvidando lo de Kid. El profesor dio una tarea que había que ejercer sobre los dos poemas leídos. El pelirrojo ni se enteró de que se trataba.

 

La campana del receso para almorzar sonó cuando la hora ya se le estaba haciendo eterna. Sin darse cuenta se metió la hoja con el poema en la chaqueta y  subió a la azotea donde con seguridad encontraría a Killer esperándole con un enorme banquete de comida chatarra.

 

Dicho y hecho ahí estaba el rubio de largo cabello con miles de cosas a su alrededor para comer. Estaba acostado de espalda mirando el cielo azulino y las nubes esponjosas.

 

-          Llegaste.

 

-          Bueno digamos que estuve encaprichado un momento viéndole el trasero a una prostituta de falda corta mientras venía hacia acá ¿Qué más quieres que haga?

 

-          Uff… llegamos de mal humor…

 

-          Nah…

 

-          ¿Qué onda? A que ese maldito profesor te dijo algo…

 

-          Nah…

 

-          ¿Eh?

 

-          Estoy enfadado conmigo mismo…

 

-          ¿Contigo?

 

-          No sé qué hacer…

 

-          ¿Sobre qué? No me entero de nada… - Kid se sentó a un lado, el rubio hace un rato ya lo estaba. El pelirrojo agarró un queque que estaba al lado de una bolsa de papas y se lo tragó prácticamente.

 

-          ¿Alguna vez te has sentido… “extraño” al leer algo?

 

-          ¿Extraño?

 

-          Si alguna vez has sentido algo… cualquier cosa… ¿Lo has sentido?

 

-          No lo sé… solamente si voy a leer algo lo leo y punto, no me percato de esas cosas ¿Por qué?

 

-          Mira lee…

 

Kid sacó de su chaqueta la hoja que se había echado, la cual estaba toda arrugada. Killer leyó con atención. Quedaron en silencio por un momento solo se escuchó ruidosamente la apertura de las papas fritas.

 

-          Que cursi…- Dijo el rubio al terminar – ¿De dónde mierda sacaste tu esto?

 

-          Digamos que fue lo que ese viejo me hiso leer.

 

-          ¿En frente de todos? – Killer no se lo creía, Kid asintió provocando la risa de su amigo – Maldición ¿Cómo no estuve ahí para escucharte? – Decía entre risas.

 

-          Oye… - Al pelirrojo le saltó una venita en la frente.

 

-          Oh si verdad… haha… ¿Qué fue lo que pasó?

 

-          Eso es lo que no sé…

 

-          ¿Eh?

 

Kid le explicó con lujo y detalles todo lo que le estaba pasando a Killer quien escuchaba atento. Al hacerlo el pelirrojo comenzó a sentirse cada vez más ligero, más suave y más claro. Cuando terminó la respuesta se dibujó en sus labios con una sonrisa aliviada, como si le hubieran dicho que el retraso mensual de su novia era falsa alarma y así dejar de pensar.

 

-          Soy un idiota.

 

-          No entiendo.

 

-          Es claro… Solo es un juego, uno peligroso… Puedo comprender en cierta forma las palabras de ese tipo.

 

-          Ten cuidado, Kid. No pienses que tienes el mundo en las manos…

 

-          Nunca he pensado que lo tengo. Pero entiendo este juego.

 

-          No sé si tanto…

 

-          ¿A qué te refieres?

 

-          Ese tipo… No es como las estúpidas zorras ebrias con las que te hechas un polvo y es lo único que esperan… Está claro que solo te quiere para sexo, pero tiene ingenio y presencia. Tanta como para hacerte dudar… Ten cuidado, yo solo te digo.

 

Se quedaron en silencio y siguieron comiendo. Podía lo que Killer decía ser verdad… ¿A quién engañaba? ¡Era tan cierto que llegaba a ser estremecedor!

 

Kid se sintió en un abismo con los pies colgando al vacío. Solo había una teoría aceptable y esa era que lo que le había dicho Trafalgar podría ser una advertencia plausible.

 

“No te enamores de mi”                                                               

Razonable, porque el moreno tenía un extraño poder para engatusar, sus ojos, su boca, su voz, sus gemidos, su piel, su cuerpo, su calor, sus frases crudas; todo era para enviciar. Todo... Si probaba ya no podía escapar. Una araña, era una maldita araña, él el incrédulo insecto que cayó en sus redes y ahora amarrado a punto de ser devorado por completo ya no podía hacer nada más que aceptar el hecho de haber probado por curioso un fuerte veneno.

 

Al final, como todo termina, la jornada escolar acabó también.

 

Kid agarró sus cosas y salió de la sala como todos. Cuando iba por la escalera sintió que alguien le tomaba del brazo.

 

-          Amor… - Un beso en la boca de esos labios de nube y fresa.

 

-          Bonney.

 

-          Sabes… Hoy no iré a tu casa tengo un trabajo que hacer con las chicas – Le agarró de la corbata suelta – Me perdonas ¿cierto?

 

-          No…

 

-          ¿Eh?

 

-          No te perdono… Tendrás que hacer mérito para que te perdone… - Kid dibujó una mirada lasciva y una sonrisa sádica en su rostro mientras bajaba por la delicada espalda de la chica y posicionaba su mano n su glúteo formado y suave.

 

Ella se estremeció como siempre lo hacía cuando estaba con Kid. Pero era su alma estremeciéndose contra un poder aterradoramente potente. No podía negar que el cuerpo de Kid le hacía delirar y era mejor en el sexo que cualquier otro, pero, siempre hay un pero, sus caricias sabían a plástico y sus besos no eran los de un enamorado, no como los tipos a los que ella engatusaba.

 

Además de un tiempo acá tampoco sentía ese calor que antes la abrazaba en cada encuentro. Ella en el fondo lo sabía, alguien le había quitado de las manos ese calor que la mantenía a su lado. Quizá ni siquiera se había dado cuenta ¿Quién le había quitado su volcán? Se sintió sola.

 

Acarició su mejilla, la piel Kid siempre fue tan suave y agradable al tacto que le conmovía. Maldijo al destino y a si misa, al destino por ponerlo en su camino y a si misma por nunca haber aprendido a atraparlo.

 

-          Procuraré compensarte…

 

-          Eso espero. - El pelirrojo le iba a besar pero ella corriendo la cara le beso la mejilla.

 

-          Espera a mi compensación…

 

Salió corriendo como alma que lleva el diablo. Sintió la nostalgia empujando en sus ojos. Hubo un tiempo en que id le entregó un sincero corazón pero en ese tiempo ella jugaba y aun ahora seguía jugando. Infantiles, ambos aun eran niños.

 

En el mismo instante, en que veía la cabellera rosa de su novia desaparecer espaleras abajo, sintió el celular vibrar en sus bolsillos para luego escuchar el grito de la canción que tenía de tono de llamada.

 

Miró el nombre y se sorprendió. Contestó apresurado, casi se le cae de las manos de la impresión.

 

-          ¿Trafalgar?

 

-          Hola querido Eustass-ya… ¿Me has echado de menos? – Escuchar esa voz del otro lado del aparato le hizo tiritar imperceptiblemente.

 

-          Que mierda… ¿Por qué me llamas?

 

-          Vaya que frío…

 

-          Vamos responde ¿Qué pasó para que  llamaras?

 

-          Nada… Solamente tenía ganas de juguetear… - ¿Ronroneó? Estaba seguro de que si lo hizo, maldición solo escucharlo lo estaba poniendo a cien y más aun con ese tono tan insinuante.

 

-          ¿Jugar?

 

-          ¡Claro!

 

-          ¿Y porque no te buscas a un tipo de algún bar? – Tuvo que para y apoyarse en la escalinata, para no salir corriendo a buscar a ese moreno adictivo.

 

-          Oh… No se me apetece.

 

-          ¿Solo eso?

 

-          ¿Para qué comprar leche si tengo una vaca en casa? – Kid se rio.

 

-          ¿Qué clase de comparación es esa?

 

-          Estoy aquí en el parque de la otra vez…

 

Dicho eso cortó. Kid sintió las piernas temblar, era como una colegiala a punto de cometer un acto indebido con su novio, se carcajeó de sí mismo al pensar en él como una niña y Trafalgar como un galante y estúpido muchacho. Hilarante.

 

Superando su emoción ridícula y auto convenciéndose de que solo era por el sexo desenfrenado que tendría salió disparado por las escaleras. Ahora que lo pensaba Law estaba e deuda con él, podía tenerlo de médico por muchos años por los pagos por adelantado que estaba dando.

 

Como su sala estaba en el último piso bajaba las escaleras casi volando hasta que en una saltó desde la mitad sin darse cuenta que un torbellino también venía corriendo desde quien sabe dónde. Chocaron cayendo Kid sobre el chico.

 

-          Ouch…

 

-          Agh… ¡Fíjate por donde caminas! – Gritó el pelirrojo apoyándose en los codos para darse cuenta en la embarazosa posición en que habían quedado. Más de alguno de los presentes alrededor quedó mirando extraño.

 

-          Lo siento, lo siento… - El muchachito pelinegro con una cicatriz ajo el ojo se sobó la cabeza y abrió los ojos para toparse con una ambarina mirada.

 

-          ¡Tú! – Gritaron al unísono. Era el muchachito que vivía en el departamento de Trafalgar. Era el chico que estaba acostado en la habitación de Torao aquella vez.

 

Algunos se quedaron mirando unos momentos, las cosas que Monkey D. Luffy habían quedado dispersas por el suelo al tener su bolso abierto a la hora de chocar con Kid. Ambos se conocían de antes, ¿Cómo no conocer al revoltoso moreno de la clase siguiente? Y ¿Cómo no conocer al pelirrojo de quien más de alguna vez sus amigos le habían contado rumores?

 

En ese instante el celular de uno de ellos sonó y claramente no era el de Kid por a animada melodía que tenía este.

 

“El sake de Binks… buena canción”, pensó el pelirrojo. Por su parte Luffy abrió los ojos desmesuradamente.

 

-          ¡Cierto!

 

-          ¿Eh?

 

En ese momento Luffy se levantó de prisa pegándole un cabezazo en el mentón al pelirrojo en el proceso haciendo que este cayera de golpe hacía atrás. El más bajito comenzó a guardar apresuradamente sus cosas mientras se arrastraba por el suelo, Kid se incorporó apenas.

 

-          He-Hey…

 

-          No me di cuenta que venías así que perdón… - Kid alcanzó a escuchar solo eso puesto que Luffy había salido corriendo con sus cosas en las manos.

 

-          Vaya chico… - Se sobaba el mentón intensamente, sinceramente ese piojo tenía la cabeza dura – ¿Mmm?

 

En el suelo a unos treinta centímetros había un sombreo botado. Se levantó y luego agachándose un poco le cogió. Un viejo sombrero de paja…

 

-          Mugiwara…

 

…………………………………………………………………………….

 

Esperó por lo menos veinte minutos desde que llamó hasta que vio aparecer al pelirrojo a lo lejos. El corazón le pegó un brinco divertido. Estaba ansioso.

 

Cuando ya lo tenía al alcance el olor de la colonia de Kid mezclado con el de su sudor le embargó con diablura.

 

-          Te tardaste mucho ¿No?

 

-          Bueno digamos que tuve un par de complicaciones… - Dijo acordándose de Luffy y un grupo de matones que se encontró en la entrada del parque. El moreno le había citado en un lugar donde no era muy bienvenido, o mejor dicho lo odiaban. Tuvo que darles una lección no sin ganarse un par de puñetazos de los más duros.

 

-          Ya… - Dijo percatándose de lo colorado que tenía el mentón y cerca del ojo derecho, de su labio salía un poco de sangre. Le tomó la cara con el ceño fruncido.

 

-          No me quieren mucho aquí que digamos…

 

-          Me lo hubieses dicho…

 

-          Cortaste antes de que asimilara siquiera que me habías llamado – Ambos hablaban como si la conversación fuese del clima.

 

-          ¿Tanto te impresiona? – Law sonrió burlonamente

 

-          Bueno… Eres tu después de todo, no pensé que me fueses a llamar de verdad – Kid sintió un tanto de vergüenza al darse cuenta d lo que había dicho. Miró hacía otro lado causando una carcajada socarrona de parte de Law - ¡No te rías!

 

-          Está bien, está bien…

 

Law seguía con esa mirada burlona enfadando al pelirrojo, quien no se lo pensó dos veces y tomó la mano de Trafalgar avanzando a grandes zancadas. Trafalgar casi tropieza al no adaptarse de inmediato al paso del pelirrojo.

 

-          ¡Oye…!

 

-          Cállate…

 

-          No me des órdenes, mocoso…

 

-          Veamos si me dices lo mismo después… Haré que delires hoy… y claro curaras las heridas de mi cara… Nada es gratis ¿Recuerdas? – Si Law estuvo enfadado se le pasó en un instante. Kid era divertido, como criar a una bestia.

 

-          ¿A si? ¿A dónde me llevas entonces? – El moreno dejó de forcejear, ya iban saliendo del parque. Comenzó a seguir al pelirrojo tomado de su mano, quien ya había aminorado la velocidad. Kid por su parte sonrió de medio lado cautivador, se dio la vuelta ligeramente para mirar directo a esos grises ojos que tenían un brillo de entretención.

 

-          A mi casa por supuesto…

 

…………………………………………………………………………………………………….

 

Ese beso era venenosamente delicioso. Su lengua traviesa sabía dónde atacar, sus dientes como morder ligero el labio inferior del contrario, como recorrer el paladar con gula. Era un aire o mejor, un carnaval, un carnaval de besos, vanos, ardientes, energéticos, profundos. Sintió su legua llegar hasta el fondo de su garganta ¿Cómo? A quien le importa, el hecho es que se devoraban con tanta hambre que cualquiera podría pensar que no habían comido en días.

 

Sus manos no calmas se aseaban por todos lados. Mientras tanto él se aferraba a sus hebras rojas para no caer en la locura del beso, tenía los ojos abiertos. Mirarle era más incitante todavía. La temperatura de la pequeña habitación subía cada segundo un grado más.

 

Cuando habían llegado, en autobús claramente, el cual los había dejado mil metros de donde iban, no sabía que id viviera en una parte tan poblacional de la ciudad. Él había dicho casa, pero en realidad vivía en un departamento cualquiera al cual tuvieron que acceder luego de abrir una reja endeble y caminar detrás de lo que parecía ser una pequeña bodega de lata, el camino de tierra no era lo único que le daba ese toque de mala muerte; si no que los grafitis, el color azulino de los pequeñísimos departamentos era ridículamente monótono. Alguien escuchaba música a todo lo que daba su equipo. La ropa en las ventanas, el polvo y la basura aquí y allá.

 

Un edificio de tres pisos conectados por una escaleta ancha pero de escalones pequeños. Eran unos departamentos de cuatro por seis metros cada uno, con dos habitaciones, el baño pequeño y el living en donde solo caía un par de sillones y al lado sin espacio alguno la cocina y el comedor. Debían ser unos doce departamentos por bloc, cuatro en cada piso. Cada bloc estaba pegado al otro formando una especie de E si se viera desde arriba.

 

Kid al llegar le había explicado que había familias numerosísimas viviendo en uno solo de esos departamentos, los constantes gritos de peleas le dieron una confirmación de lo que el pelirrojo decía. Además el aire tenía cierto olor a hierba, a alcohol y a desperdicio en el ambiente que a Law le descolocó en cierta forma. Nunca había estado en una población a decir verdad.

 

Para sorpresa de Law se enteró de que el pelirrojo vivía solo, aunque no preguntó nada, era id se lo contaba como si estuviese hablando de cómo le había ido en la escuela. Pero todo cambió una vez entraron al departamento del pelirrojo.

 

Este a comparación de lo que esperaba el moreno era bastante moderno por dentro. Tenía un sillón de cuero, una televisión de plasma, la cocina era linda también y para qué decir de la habitación espaciosa del pelirrojo que había abarcado las dos habitaciones que contenían los pequeños departamentos. Decía pequeño comparado con el suyo.

 

Esto le hizo preguntarse de donde sacaba el pelirrojo el dinero para todo eso, si hasta su cama era de dos plazas. Sin embargo no preguntó nada y siguió la corriente.

 

Es así como terminaron acostados en la cama del pelirrojo besándose desenfrenados, toqueteándose aquí y allá.

 

Kid le sacó la sudadera y polera a Trafalgar quien tenía la sangre hirviendo calentándole la carne.

 

-          Mnh… No… Te he curado aún…

 

-          Ya lo harás – Dijo besándose cuello, Trafalgar respiraba profundamente. El pelirrojo deslizó su lengua por el irme y elegante cuello de Law.

 

Cerrando los ojos llegó hasta su clavícula en donde lamió lentamente y besó rudamente, sus manos subía a tientas por el abdomen para posicionarse en los pectorales y comenzar con su indecente juego.

 

-           Mierda… - Suspiró  el pelirrojo, lanzando su aire tan sobre el chupón que le hizo. Law gimió tímidamente.

 

-          Kuh… Haa... ¿Qué pasa? – Law le miró con cara de “No iras a parar ahora por algún problema ridículo”. Kid sonrió de medio lado y lamió de nuevo su clavícula, subió besando su cuello hasta llegar al mentón, la mejilla y finalmente el oído, allí mordió ligeramente el lóbulo. Law tembló como un pajarillo.

 

-          ¿Cómo me olvido de esto cuando te vayas? – Dijo con una voz perdida en las escuras profundidades de la lujuria – Créeme que me volveré loco…

 

Law mordió su labio, en un arrebato le besó con deseo. Como estaba sentado sobre los muslos del pelirrojo fue mucho más fácil. Le quitó la pañoleta que afirmaba su cabello y agarrando este le besó con mayor pasión.

 

Le quitó la camisa casi arrancándosela. Kid se recostó en la cama, sentía el peso de Trafalgar sobre su vientre en donde sus músculos tensos sentían el miembro duro presionando. Le estaba acorralando. Law hipnotizado comenzó a saborear su cuerpo, le calentaba tanto que el moreno tomara las riendas del juego, saber que no debía hacer todo, que el otro también participaba y de manera increíble era lo máximo.

 

Kid tuvo una idea perversa.

 

Tomó a ese animal que le besaba y marcaba por las muñecas y le dio un giro a la situación, abrazando con sus piernas la estrecha parte baja de Trafalgar. El moreno le miró un tanto molesto, el sabor se esa piel nívea era demasiado exquisita como para quitárselo de pronto. Hizo lo que pareció un moflete. Por otro lado Kid sonrió con demasiada lascivia.

 

-          Dime Trafalgar… ¿Que te lo metan es tan glorioso como lo haces parecer? – En ese instante el pelirrojo restregó su trasero con el miembro de Law quien jadeo con fuerza.

 

-          Depende… Mmnn… Haa… de quien lo hagaannmm… - Law se estremeció al sentir a Kid bajar la cremallera de su pantalón y arrancárselo de improviso. Con el brusco movimiento el bóxer que le dejó puesto se bajó un poco dejando la punta de su pene expuesta.

 

-          Y… mm… Supongo yo que tú sabes… ¿No? – Era tan divertido hacer eso. Se restregó esta vez con la ropa interior de Trafalgar quien abrió los ojos dejando escapar un jadeo  seguido de un tierno gemido.

 

-          ¿Quieres ha… kh… Averiguarlo? – La sonrió también, la idea de poseer a ese excitante demonio le elevó hasta las nubes.

 

-          Tengo curiosidad…

 

-          Hehe… que niño más travieso… msnm… Ahora no puede arrepentirte.

 

Law volvió a tomar el control de ese gran cuerpo. E giró en la cama y se posicionó entre sus puertas. De esa forma Kid sentía todo. Era divertido y demasiado lujurioso.

 

No demoraron en caer los besos y las caricias sobre su cuerpo formado. Él no se quedó atrás. Vaya, Trafalgar era bueno en eso.

 

Si no fuera por la calentura cuando e moreno le tocó el pecho le hubiese dado cosquillas, pero en vez cuando sintió esa lengua pecaminosa rodar sobre sus pezones deliró como nunca. Observaba cada movimiento como si el moreno le estuviese chupando el miembro con esa lujuria cargada.

 

Cuando Trafalgar se cansó de su pecho bajó por el estómago relamió sus labios, delicioso. Esos ojos grisáceos le estaban emborrachando. Sus miradas no se desconectaron sino hasta que Trafalgar bajó el pantalón y ropa interior de Kid.

 

Pero antes de que Law lograra tomar con su boca el miembro duro de Kid, éste volvió a girar por enésima vez. Con fuerza obligó a Trafalgar a acostarse bajo suyo.

 

-          Dije que no podías arrepentirte… - Estaba enfadado.

 

-          No me arrepentí, Trafalgar.

 

-          ¿Eh?

 

Kid con esa aura arrogante y masculina se llevó los dedos de Law a la boca. Éste maldijo la sensualidad que expelía ese cuerpo.

 

Recorrió coquetamente toda su mano con la lengua mandándole ondas eléctricas por el cuerpo y del cuerpo al alma. Ya quería hacerlo de una vez. Cuando ya estovo ensalivada le soltó.

 

Se miraron dándole el victo bueno.

 

La mano de Trafalgar no demoró en encontrar a entrada obviamente virgen de Kid en donde comenzó a prepararle lentamente. Al principio y con ternura el pelirrojo arrugo la nariz y las mejillas se le colorearon.

 

Caliente… Dentro de él era tan caliente. La respiración de Kid era profunda, casi un jadeo cuando se fue acostumbrado a la sensación de sus dígitos. En ningún momento gimió tiernamente, después de todo Law tampoco lo esperaba. A pesar de saber que estaba a punto de hacer algo que de seguro nunca pensó, esa altivez y soberbia le hacían ver más insinuante y masculino, como si no fuera él al que están a punto de coger.

 

A pesar de todo Law seguía sintiéndose bajo su yugo en la cama, aunque ambos participaran ¿Quién podría rebasar a esa máquina del placer?

 

Uno tras otro fueron entrando, consiguiendo la errática respiración de Kid.

 

Fue entonces que Law sonrió burlón.

 

-          ¿Hasta cuándo estarás jugando? – A Law le costó entender lo que Kid dijo puesto que prácticamente lo susurró.

 

-          Oh… es que me encanta la cara que están haciendo en estos momentos… Pervertido demonio…

 

El pelirrojo tomó la mano de Trafalgar sacando los dígitos traviesos de su interior.

 

Relamió sus labios, bajó la ropa interior que aun llevaba puesta Trafalgar y tomando ese miembro caliente lo colocó con dificultan en su entrada. El moreno no creía lo que veía, los ojos de id lo desafiaron y antes que siquiera pudiera reaccionar se vio aprisionado por las paredes de Kid, quien no solo soltó un fuerte jadeo, sino que arrugó nuevamente la nariz y entrecerró los ojos. Sus mejillas se colorearon mucho más como si la sangre se le hubiese juntado en la cabeza, pero en realidad recorría su cuerpo con rapidez y violencia, haciéndole palpitar por todos lados.

 

Law por su lado gruñó. No espera que fuera tan ardiente dentro del pelirrojo, sentía su miembro derretirse. No, no solo su miembro, todo su cuerpo se derretía.

 

Ambos tiritaron por la impresión, Kid no pensó en la sensación que le invadió y menos Law. Se quedaron quietos un momento.

 

-          Tan… mmnn… Apretado… haaa… kh…!

 

Por lo contrario que Kid llegó a pensar no dolía tanto como creía. Era por el largo jugueteo de Law supuso. Al escuchar la voz temblorosa y manchada de lujuria pura de parte de Trafalgar supo que aun manejaba la situación, si por la cara que tenía el moreno pareciera como si se fuera a correr en cualquier momento.

 

Sin previo aviso Kid se movió, montándole como cualquier jinete a su montura estremecida. Law gimió agarrándole el trasero y hundiendo los dedos dejando blanca la piel que estaba un tanto roja por el ir y venir de la sangre. Kid jadeaba fuerte al borde de soltar algún sonido pero no lo hacía.

 

Trafalgar también comenzó a acompañar con eficacia los movimientos de Kid. Entonces dejó de sostenerse en el pecho del moreno e irguiéndose en medio de los movimientos con su enorme estatura e imponente presencia llevó una mano a su cabeza y se tiró el cabelló hacia atrás. Lamió sus labios y luego mordió el  inferior. 

 

-          Pareciera como si te fueras a ir en cualquier momento Trafalgar… - A pesar de querer sonar normal la respiración no le acompañaba.

 

Law se ofendió un poco, pero era tan despreciable ese sentimiento que solo provocó una fuerte estocada llegando a rozar el punto que hizo estremecerse por completo esa complexión altanera. Increíble, Kid sonrió que todo el cuerpo se le estremecía y que se corría pero fue grande su aguante.

 

-          Uuaaahhgg… - Fue un gruñido que hizo que el ego de Trafalgar se elevara al máximo.

 

-          Es aquí ¿No? – Volvió a darle de lleno en el mismo lugar.

 

-          Ggruuaaammhh… - Eran los bramidos de una bestia ahogada en el placer que recorría su espíritu.

 

Y otra vez, y otra vez, y otra vez Law no descansaba de atacarle. A pesar de todo seguía siendo la bestia domadora. A pesar de que ya no daba más, era la bestia en la punta de esa pirámide jerárquica conformada de dos estamentos.

 

Se arañaron se mordieron, se besaron rudo y despacio, se quemaron, se acariciaron en los pocos minutos que le quedaban, ya la sensación los estaba sofocando, demasiado calor, demasiada pasión. Cada vez que Law daba en el puto enloquecedor de Kid este apretaba aún más haciéndole perder la cordura. Por su lado el pelirrojo sentía cae de su boca un pequeño hilo de saliva mientras el juicio se le disipaba con cada entrada y salida del falo de Law. Nunca pensó que de verdad se sintiera tan bien, si hasta en algún momento llegó a pesar en que Trafalgar exageraba.

 

Así estuvieron hasta que el placer llegó al punto más alto y conquistó la cima de la lasciva y pasional montaña del sexo desenfrenado. Creyeron tocar el nirvana cuando se dieron cuenta que de quemaban en el averno.

 

Kid arañó el hombro de Trafalgar y mordió su cuello ahogando el único gemido que su boca quiso soltar. Por su parte Law arañó también la espalda de Kid. Ambos se derramaron Kid en su propio vientre y Trafalgar imprudentemente dentro de él. Kid abrió los ojos de par en par al sentirse ser llenado por el espeso líquido que expulsó el sacudido miembro del moreno.

 

Law sintió como el pelirrojo salía de encima de él. Antes incluso de terminar de correrse y se dejaba caer pesadamente a su lado no sin antes golpearlo.

 

-          No te corras dentro idiota… - Dijo exhausto, no se recuperaba aun del orgasmo.

 

-          No pude evitarlo…

 

-          Si claro…

 

Ambos se callaron y miraron el techo tratando de reglar su respiración errática.

 

………………………………………………..

 

-          Sabes… No esperaba que se sintiera bien… - Dijo Kid de improviso mientras Law le terminaba de curar las heridas. Era ya bastante tarde. Las una o una y media no lo sabía exactamente.

 

-          Oh… Tomaré eso como un cumplido… - Sonrió socarrón.

 

-          Después de todo tiene experiencia…

 

-          Hahaha… ¿Qué ocurre con ese tono?

 

Al fin Law terminó con sus curaciones. Cuando se habían despertado unos veinte minutos atrás, después de todo una tarde se sexo intercambiando cada vez. Law quiso irse pero Kid le sugirió que se quedara esa noche y se fuese en la mañana.

 

El moreno iba a preguntar la razón pero una lluvia de balazos le calló. La respuesta de Kid fue un encogimiento de hombros y un “deben estar deteniendo a algún narco…”.

 

Law dejó a Kid sentado en el sillón y fue hasta la cocina.

 

-          Tienes café supongo…

 

-          Claro, no soy un huérfano sin dinero, soy uno con herencia…  - Al decir eso id estalló en una carcajada. Law le miró con la ceja alzada y puso a calentar el agua para el café.

 

-          ¿Quieres algo?

 

-          Un café estaría bien… Hay leche en la nevera, échale un poco al mío.

 

-          Pfft... ¿Eres un niño, Eustass-ya? – Dijo Law entre risas abriendo el refrigerador.

 

-          No me trates como un mocoso… Ah es cierto…- Dijo Kid levantándose con un poco de dificultad. Se sentía cansado.

 

-          ¿Qué te pasa?

 

-          Nada es que cuando iba a encontrarme contigo choque con un muchachito, el que vive contigo, Money D. Luffy ¿No? Se le cayó esto…

 

Le tendió el sombrero de paja. Law abrió los ojos sorprendido. El valioso sombrero de Luffy.

 

-          Oh… - Lo cogió entre sus manos – Luffy va a estar feliz…

 

-          Puede habértelo pasado mañana pero esto seguro de que se me iba a olvidar… - Se encogió de hombros.

 

-          ¿Conoces a Luffy?

 

-          Claro… ¿Cómo no conocer al torbellino de la clase de al lado?

 

-          ¿La clase de al lado?

 

-          Ah eso… Va en mí mismo grado…

 

-          ¿En serio? – El tono de voz de Law sonó bastante sorprendido – No sabía eras tan estúpido como para repetir el curso…

 

-          ¿Qué? – Kid frunció el entrecejo, Law miró hacia otro lado – Para que lo sepas no he repetido nunca en mi vida…

 

-          Imposible si fuera así tendrías quince años y yo estaría con un pie en la cárcel… - Dijo socarronamente Law apagando la tetera que ya había sonado.

 

-          Bueno, quédate tranquilo que no te meteré nunca a la cárcel… - Law le miró.

 

-          ¿Es enserio?

 

-          Claro.

 

¡Quince! O sea, él sabía que su demonio era joven pero ¿¡Quince!? Maldición.

 

Si era solo un mocoso…. ¡Un mocoso siete años más joven!

 

Ahora entendía muchos de los comportamientos que tenía Kid, el hecho de que fuerte tan resistente en la cama. Se sintió un maldito pedófilo por alguna razón.

 

¿Pero si con ese porte quien iba a pensar que tenía quince? Y Law que le echaba unos dieciocho o bordeándolos. Le miró de soslayo si bien en su interior se estaba desatando un tormenta de preguntas por fuera seguía teniendo cara neutra de siempre.

 

-          Te vez más viejo de  lo que eres…- Dijo Law entrecerrando los ojos.

 

-          ¡Oye! Yo no te molesto por tu aspecto de sicópata aburrido.

 

-          ¡Calla niño!

 

-          ¿¡Qué!?

 

-          Niño, niño, niño, niño, niñoooo….

 

-          Maldito…

 

Kid fue directo a la cocina a atacarle con su único punto débil; las cosquillas.

 

La noche pasó más rápido de lo esperaron. Esa noche violaron la primera regla, simplemente porque no estaban hechos para ellas.

Notas finales:

LOLOLOLOLOLOLOLOLOLOL!!!!!!!!!!!!!!

Creo que me he ido un poco al chancho... (¡Escribí demasiado!)

Si lo admito quizá haya cosas que debía cortar aquí y allá peeeeeeerrrrroooo ¡NO ME APETECIÓ!

Kid y Law son sinceramente demasiado lindos y si es que a alguien le ha dado cierta cosita este capi no es mi culpa (en realidad si lo es). 

Deben tener algo muy encuenta cada vez que vayan a leer algo escrito por mi y más si es de Kid y Law... ¡No me gustan los roles fijos!

Que el Uke es Uke y de ahí no lo muevan... Que el Seme es Seme y no hay nada más que hacer.... ¡¡¡¡ESO PARA MI ES IMPOSIBLE!!!! 

LO ADMITO, MI ALMA PERVERTIDA NO PUEDE PARAR DE PENSAR EN KID Y SU SENSUALÓN CUERPO CON ESE DELICIOSO, EXQUISITO Y SUBLIME MORENO HACIENDO Y DESHACIENDO DE MIL FORMAS INIMAGIBLES!!!!!!!

Lo siento por quienes ven a Kid como un macho alfa dominador que no puede ser poseído por Law.. Pero yo no lo veo así... Más bien es como una máquina de placer que puede desempéñar cualquier papel y seguir siendo un endiablado domador!!!!!

Ya... Me calmo, me calmo...

EN FIN ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO EL CAPI COMO A MI ESCRIBIRLO!!!!!!!! (creanme me derretí completamete al imaginarme toda la escena hahaha :3)

ESPERO SUS REVIEWS CON ANSIAS!!!!!!!


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