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Solo me hace amarte más por devilasleep11

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Notas del capitulo:

OTRA SEMANA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

QUE HORROR.... LA VIDA ES MUY DURA CON LA GENTE FLOJA!!!!!!

BUENO, HE VUELTO A CASES... U.U... SOLO ME QUEDAN UNOS CUANTOS MESES PARA DEJAR DE SER UNA ESCOLAR Y PASAR A SER UNIVERSITARIA Y DE TAN SOLO PENSARLO SE ME HACE UN NUDITO DE IMPACIENCIA EN LA PANZA HAHAHAHA.... :3 MI POBRE E INQUIETO YO...

BUENO

..

..

..

NO LOS ABURRO CON MIS MELODRAMAS DE ADOLESCENTE 

¡¡QUE VENGA EL CAPÍTULO 3!! 

 

Capítulo 3: "Maldito diablo"    

 

 

Esto ya lo había vivido ¿cierto?

 

Le era tan familiar, el calor inexplicable en su pecho junto con el fuerte golpeteo del corazón era tan relajante, al igual que esa cara dormida y tierna, ese pequeño sonrojo que cubría sus mejillas haciéndolo ver más niño de lo que era.

 

El pelirrojo estaba en su cama acostado. Le había curado la mayoría de las heridas incluyendo la del brazo que parecía ser hecho con un artefacto corto punzante, como era muy profunda terminó aplicándole puntos de sutura y vendándole. Ciertamente el chiquillo había tenido una movida tarde. Trafalgar Law suspiró, tal vez no quedaba nada para que los hermanos D llegaran ¿Cómo les explicaría esto?

 

No podía ir decidirles que había sido un muchachito a quien le había ayudado antes y con quien tuvo una noche desenfrenada de sexo después de eso como pago por los servicios prestados. Pasó sus manos por la mejilla sana, el calor de esa piel se propagó desde la punta de sus dedos por su cuerpo.

 

Se animó un poco y fue esta vez a prepararse el café que tanto requería, tal vez se haría un cappuccino. Le miró desde el umbral de la puerta, ese sube y baja tan tranquilo de su pecho le enterneció. Se sintió fundir cuando se percató que al final se había encontrado con el muchachito y otra vez le había salvado.

 

¿Por qué había venido hacia él en vez de ir a urgencias? Mira que hacerlo pasar por esa clase de adrenalina mientras con maestría perfecta le hacia la curaciones pertinentes. Se agradeció a si mismo por tener un gran botiquín y que los dos pelinegros que vivían con él fueran igual de revoltosos. Por otro lado también agradeció que las heridas no fueran tan graves, solo la del brazo y para llevarlo hasta el hospital más cercano así inconsciente necesitaba bajar su cuerpo por las escaleras y meterlo al auto. Se preguntó cómo había enfrentado la odisea de haber subido hasta su departamento. Simplemente no lo entendía.

 

Antes de salir de la habitación se dirigió por última vez al pelirrojo durmiente y alargando la mano le dio un golpecito en la frente con el dedo medio impulsado por el pulgar. Salió esta vez satisfecho.

 

Una vez en la cocina miró la cappuccinera y pasó de largo se preparó un café simple, un tanto frío, y luego calentó un poco de eche y añadió sin más al café. Le pegó un trago dejando que el sabor le entumeciera y cautivara como siempre.

 

Escuchó entonces el sonido de unas llaves siendo introducidas en la puerta miró la hora y suspiró. ¿Ahora como explicaba lo del muchachito en su habitación?

 

Riendo entraron los hermanos D., Luffy llevaba su uniforme con una manchita de salsa o algo en el saco. Los miró desde la cocina y se encaminó hacia ellos. Carraspeó para llamar su atención.

 

Ambos chicos se dieron vuelta y en ese mismo instante Law se vio en el suelo con el contenido de la taza en él, Luffy con su enorme entusiasmo se le había abalanzado aventándolo y por ende terminó con el líquido caliente sobre la piel de su brazo. Lanzó un gruñido lastimero sacándose de encima al pequeño a quien con suerte le había caído una gotita.

 

-          ¡Torao! – Decía Luffy al ver a cara de Trafalgar.

 

-          ¡Pero mira cómo eres idiota!

 

-          Lo siento, lo siento – Se disculpaba con una sonrisita para luego pasar a hacer unos tiernos pucheros al ver como el moreno corría hasta el lavaplatos y ponía su brazo bajo el chorro de agua fría. Agradeció no haber hecho el café con agua hirviendo, le agradeció a la pereza claro está.

 

-          Da gracias que el agua no estaba hirviendo y solo se me inflamó… - Decía Law mirándose la zona afectada. Dirigió su mirada a Luffy frunciendo los labios, quien se le acercaba y abrazaba pidiendo perdón preocupado por el brazo de su amigo.

 

-          No te preocupes que no se ve tan mal… - Decía el pecoso desde atrás, solo tratando de calmar a su hermanito y que Law no lo terminara diseccionando y colgando en la mitad de la sala como trofeo. Trafalgar le lanzó una mirada furiosa.

 

-          Luffy suéltame y trae el botiquín que está en mi pieza… No te preocupes…

 

-          ¿Tendremos que ir a urgencias? – Preguntó Luffy y Ace al mismo tiempo al mirar la cara seria de Law, este sonriendo macabramente les dirigió una mirada sacada desde el mismo infierno, ambos comenzaron a temblar. Ace se puso frente a su hermano protegiéndole.

 

-          Den gracias que eso no es necesario… Ahora ve a buscar lo que te pedí…

 

Luffy salió disparado hacia a habitación de Trafalgar. Ace se le quedó mirando curioso, Law le devolvió una mirada distante, el pecoso le sonrió delicadamente. Era tan típico de Law, esa mirada fría que ya no le provocaba nada, con Luffy habían aprendido que así era Trafalgar y que no cambiaría.

 

El silencio fue interrumpido por el pecoso que comenzó a contarle a Law como la habían pasado, este hacía comentarios de vez en cuando, uno que otro sarcástico, provocando las carcajadas de Ace.

 

Así habían pasado unos cinco minutos y ni luces del moreno menor. Law le gritó pero no respondió como era de esperarse.

 

-          ¿Qué habrá ocurrido?

 

-          ¿No encontrará el botiquín quizá?

 

-          No lo creo, si ese fuera el caso se escucharía como el torbellino destroza mi pieza ¿No? – Ambos se quedaron mirando cuando a Trafalgar se le prendió por fin la ampolleta sobre la cabeza. Abrió de par en par los ojos.

 

¡El pelirrojo!

 

Con las cosas que habían pasado, el dolor en su brazo y la constante conversación con Ace se le había olvidado que tenía al muchachito en su habitación ¿Cómo podía llegar a ser tan idiota?

 

Cerró descuidadamente la llave, el pecoso se le quedó mirando sin comprender que es lo que pasaba. Iba a encaminarse a su pieza cuando escucho un par de carcajadas una era de Luffy y la otra de… Maldijo a su puñetera suerte.

 

Allí en el pasillo que daba a las habitaciones estaban Luffy con una amplia sonrisa divertida y un par de pasos más allá venía ese demonio con esa boca arqueada hacia arriba arrogante.

 

Ace miró en dirección en donde miraba el moreno que se había quedado paralizado, se quedó apoyado en la mesa frunciendo el ceño sin entender nada. Law por su parte lo único que quería era que se lo tragara la tierra. Cuando el pelirrojo le dirigió la mirada se le acercó a zancadas quedando a tan solo un par de centímetros. Sintió el calor de ese cuerpo tan imponente y se estremeció un poco.

 

-          Hola… - Le dijo con cortesía a Ace que tenía una interrogación pintada en la cara. Este sin saber por qué levantó la mano y le devolvió el saludo. En ese instante llegaba a su lado Luffy que esbozaba aun la enorme sonrisa sin comprender nada. Law por su parte estaba congelado en ese lugar – No soy maleducado y entiendo que también tienes una vida… Perdón por molestar, creo… - Dijo lo primero a Law y lo último a Ace quien se encogió de hombros. Actuaba como un robot programado para contestar a cualquier cosa que le dijeran.

 

El pelirrojo por su parte le estiró la mano a Trafalgar quien todavía estaba perdido en un punto indefinido de la vergüenza. Sin embargo agarró por agarrar lo que el pelirrojo le estiraba. Cuando sus manos entraron en contacto con aquello se dio cuenta del toque rugoso del papel. Era dinero, no tanto pero eso era.

 

-          Esto… - Dijo Law ya sin alma.

 

-          No sé cuánto cuestas, pero ten por seguro que en estos momentos no tengo más… - El pelirrojo se le acercó quedando muy cerca para luego pasarse a su oreja en donde soltó un caliente suspiro – Lamento no poder pagarte de la otra manera – Ese susurro sensual hizo que Law por fin reaccionara apartándose quedando prácticamente encima de la mesa. Los hermanos D. no creían lo que veían, Luffy nunca había visto a Law tan rojo y Ace se había hecho una idea completamente equivocada de lo que pasaba.

 

-          ¿¡Pero qué mierda crees que haces!? - Dijo al borde del colapso el moreno mientras Eustass se alejaba de la mesa mordiéndose el labio inferior para no reírse. Si al moreno hasta con la vergüenza se le había olvidado el dolor del brazo.

 

Sin responder el pelirrojo se despidió del par de confundidos que estaban allí y arqueando los labios le dio una sonrisita burlona y macabra a Law que hizo que se pusiera más rojo de lo que ya estaba. Su cabello rojizo se esfumó.

 

-          ¡Gracias por todo! – Grito desde la puerta y abriéndola se fue sin más.

 

El corazón de Trafalgar pareciera que ya no iba a dar más, cayó de trasero al suelo mientras intentaba calmarse, eso se le había ido de las manos y las miradas curiosas de los dos pelinegros allí presentes no le ayudaban en nada.

 

-          No sabía que lo conocías Torao… - Soltó Luffy llevando su cabeza hacia un lado en un tierno gesto. Law no pareció escucharlo.

 

-          ¿Lo conoces? – Preguntó su hermano más que curioso.

 

-          Ah sí… Lo he visto en la escuela… - Dijo el menor hurgando la nariz. A Ace le resbaló una gota de sudor por la sien, esa forma que tenía Luffy para explicar algo era tan voluble que prefirió no seguir preguntando. Dirigió su mirada a Trafalgar. Era la primera vez que le veía desmoronarse muerto de la vergüenza, él siempre tan impersonal, siempre tan frívolo. Ace odió por lo que iba a pedirle a Luffy mirando la hora aprovechó de que era tarde.

 

-          Eh… Luffy ¿No crees que te has divertido mucho este día? Mañana te costará levantarte para ir al colegio, así que… ¿Por qué no vas a acostarte? – Como le odiaba mandar a acostar a su hermanito pero necesitaba hablar con Law que aún no salía de su ensimismamiento.

 

-          Pero aun no son las diez y media… - reprochó  el menor haciendo que a Ace se le deshiciera el alma. En ese mismo instante Law se levantaba y se sentaba por fin en la mesa ocultando su cara entre los brazos apoyados en esta.

 

-          Mira si te vas ahora te prometo mañana llevarte al colegió un enorme banquete para ti solito ¿Está bien? – A veces se le hacía que mantener a Luffy lo iba a dejar por siempre pobre, pero por su hermano haría lo que fuera. Mientras tanto a Luffy se le iluminaron los ojos. Gritando y babeando se dirigió al baño a darse una ducha antes de irse a la cama.

 

Ace suspiró exhausto. Se acercó a Law y le tocó el hombro. Este pegó un fuerte respigo alarmando un poco al pecoso.

 

-          He-hey…

 

-          Me las va a pagar... – Dijo en un susurro casi imperceptible.

 

-          ¿Eh?

 

-          Me las va a pagar… Me las va a pagar… Me las va a pagar… ¡Juro que me las pagará ese mocoso! – La cara del moreno parecía sacada desde el más horrendo de los infiernos. Su mirada parecía congelar todo lo que veía, no por nada en la escuela le llamaban “rey de hielo” cosa que cambió cuando después de un extraño suceso terminó con el pequeño cuy de una muchachita abierto en su mesa. Desde ese día fue conocido como “el cirujano de la muerte”, apodo que le hacía bastante gracia a Ace.

 

-          O-Ok…

 

-          Luffy dijo que iba en su misma escuela ¿Cierto? – El pecoso sintió como la piel se le erizaba.

 

-          S-si… - Ace había contestado por miedo a su vida.

 

-          Bien, bien… - Dijo levantándose, a Ace le dio la impresión de que Trafalgar se convertía en el ángel de la muerte y rompía a su paso calaveras y huesos mientras de lado caía la nieve llenando sus hombros.

 

El moreno se dirigió a su habitación y se encerró en ella, Ace no había entendido nada ¿Quién era ese sujeto? ¿Por qué estaba aquí? Y lo más importante ¿Que quería decir eso de “no sé cuánto cuestas”? Habían pasado un rato y el pecoso seguía dándole vueltas a lo que había ocurrido, en ese momento salía Luffy del baño con el pijama puesto envuelto en el vapor con las mejillas coloradas y la toalla adornándole el cuello.

 

-          ¿Y Torao? – Dijo en un jadeo relajado al ver a su hermano en la cocina.

 

-          Se fue a dormir también…

 

-          Ah… - Dirigió su mirada hasta la puerta de la habitación de Law y luego se dio la vuelta mostrando toda su sonrisa y se despidió.

 

Ace sitió como el pecho se le calentaba deliciosamente. Siempre había querido tanto a su pequeñito revoltoso, había cuidado de él siempre, aunque al principio no se llevaran tan bien el tiempo se encargó de hacer que se llevaran mejor. Ahora su vida era Luffy y consentirlo era un lujo que se encantaba dar.

 

El hermanito entró en su habitación. Ace caminó por la sala pensando en que debería hacer desde ahora. A idea de Law y un muchachito de escuela no le cuadraba para nada y es que el moreno simplemente no era de esos que iban por allí seduciendo a cualquiera, si hasta cuando en esas ocasiones excepcionales en que Luffy pasaba la noche en casa de alguno de sus amigos y salían de caza, el moreno era quisquilloso a la hora de elegir con quien irse. Ace siempre supo de los gustos de Law y este sabía de sus propios gustos.

 

Además estaba el hecho de que pareciera como si el muchachito hubiera salido de una película de terror y con ese color tan pálido en la cara parecía un fantasma. Es cierto que después de evaluarlo, un tanto atónito pero consiguió concentrarse para verlo completamente tenía un buen cuerpo y un aura estremecedora, un mini galán, un pequeño seductor, pero es que era eso un pequeño seductor. Además eso de dejarle dinero fue tan confuso y extraño que ni siquiera supo si taparle los ojos a Luffy para que no viera a Law aceptado dinero por sus “servicios”. Su hermanito no debía ser contaminado con ese tipo de cosas.

 

Decidió ir a su habitación también.

 

Al día siguiente Trafalgar andaba de un humor horrible. Los hermanos D no dijeron nada por temor a terminar con el pecho abierto en la sala y su corazón dando sus últimos latidos amarrados en el techo.

 

Dejaron a Luffy en el colegio fue entonces, cuando el menor estaba ya con sus amigos y se había encaminado a su sala que el moreno también abrió la puerta del auto, Ace lo miró por el retrovisor.

 

-          ¿Y tú a dónde vas? – Dijo incrédulo al ver la luz negra que desprendía el cuerpo de Law.

 

-          Tengo asuntos  pendientes…

 

-          ¿Eh?

 

Antes de siquiera tener esperanzas de que Law le contestaría, la puerta fue cerrada fuertemente, el pecoso bajo entonces la ventanilla, obviamente molesto.

-           

-          ¡Hey! – Trafalgar se había apoyado en la reja del colegio y miraba sin mirar a Ace alzando una ceja. Este no hizo más que resignarse al pésimo humor de Law – Mira, si tienes algún problema llámame ¿Si? Solo no hagas una locura ¿Está bien? – Law sonrío torcidamente.

 

-          No prometo nada… - Esa mirada junto con la voz profunda y el aura negruzca hacía que su semblante viera tan escalofriante, en cierta forma Ace sintió pena por el pobre chiquillo, de seguro que en el noticiero de esa noche saldría un reportaje del macabro asesinato de un joven inocente y de seguro la cara de lunático de Law maldiciendo a todos mientras es arrestado quedaría en la memoria del mundo.

 

-          Has lo que quieras… - Dijo el pecoso más que resignado.

 

Ace arrancó dejando un rastro de humo tras él. Trafagar tosió un poco, la nube gris que había dejado la chatarra de Ace tras sí había hecho que hasta los ojos le comenzaron a picar ¿Cómo es que no le daba vergüenza a ese idiota andar con semejante espantajo y andar por ahí ayudando al calentamiento global destruir la capa de ozono?

 

Trafalgar vio el auto achicarse a lo lejos. Miró entonces a los diferentes grupos de amigos y mocosos que entraban en la escuela, se detuvo allí una media hora, un grupo de chiquillas pasó por su lado y al verlo comenzaron a cuchichear y a reír, una de ellas le lanzó un piropo un tanto tímido cosa que no le importó. Su mente seguía concentrada en la venganza.

 

Sin embargo los minutos fueron avanzando y ya nadie, ni un alma, se dignaba a hacer su aparición, se decepciono un poco, ya había pasado como cuarenta y cinco minutos esperando y nada, presentía que el muchachito fuera un irresponsable pero no hasta ese punto.

 

El constante sonido de uno que otro auto que pasaba de vez en cuando era lo único que lo distraía un poco de su frustración. Si no fuera por la malvada intuición que el diablo le había dado no hubiese distinguido esa cabellera rojiza a lo lejos caminando despreocupadamente ¿Eran esas horas de llegar al colegio?

 

Cuando estuvo ya a unos cuantos pasos fue que el pelirrojo se dio cuenta de su aura sanguinaria. El corazón se le fue a la garganta y se devolvió a su sitio solo para latir tan rápido y fuerte como nunca ¿Qué mierda hacía él ahí?

 

-          ¡He…!

 

-          Tu… - El moreno le interrumpió, el instinto de Kid le hizo retroceder un poco. No sabía por qué pero el sujeto frente suyo le daba muy mala espina. Por otro lado estaba impresionado de verle.

 

-          ¿Eh?

 

-          ¡Tu…! – Gritó de pronto Law haciendo que Kid le mirara extrañado, esa cara de enfado no era algo bueno.

 

-          ¿Qué?

 

-          ¿Quién mierda te crees mocoso? – Dijo acercándosele quedando a tan solo un paso, Kid no comprendía nada. De la nada Law metió la mano en el bolsillo y tomando el dinero que el pelirrojo le había dado, los pocos billetes bailaron en el aire ante la atenta mirada despreocupada de Kid - ¿Qué crees que soy? ¿Tu maldito médico? ¿Una maldita puta? Déjame decirte algo mocoso: No quiero que vuelvas a buscarme, no me importa si estas a medio morir no quiero que vuelvas a… - Las palabras murieron en un beso robado, ni siquiera lo vio venir de un momento a otro los labios del pelirrojo estaban sobre los suyos. Esa fue la gota que rebalsó el vaso, le empujó tan fuerte que terminó botando al corpulento muchachito - ¿¡Estas mal de la cabeza!?

 

La risotada de Kid le sacó de quicio, le agarró por la chaqueta dispuesto a darle un fuerte derechazo, si no fuera que Kid le hubiera sujetado la muñeca con fuerza suficiente para frenarle de seguro que su cara estaría en ese momento estampada contra el suelo con un río de sangre corriendo desde su boca.

 

-          No tienes porqué enfadarte – Dijo el pelirrojo acercándose peligrosamente a los labios de Trafalgar. Le encantaba, simplemente le encantaba, era tan extraño, tan atrayente, tan indiferente y la vez atento, era tan frío y su boca era tan hiriente, tan deliciosa que no pudo evitar querer probar los labios que tenía a solo unos cuantos centímetros. Law sintió como el corazón le latía desaforado, pero eso solo acrecentó su ira.

 

-          Te lo advierto… - Kid actuando de nuevo por instinto le soltó - ¿Crees que es divertido burlarte de mí?

 

-          No me he burlado de ti… - Kid recogió la mochila que estaba en el suelo todavía.

 

-          ¿A no? Primero apareces en mi departamento hecho un asco, todo magullado y luego me haces pasar la vergüenza de mi vida no me digas que no lo haces… - La frialdad con que decía esas palabras habían impresionado a Kid. Si bien era cierto que se estaba burlando de él que se lo tomara tan serio le extrañaba.

 

-          Bueno después de todo tú fuiste quien me pidió dinero aquella vez después de patearle el trasero a esos idiotas... Además al día siguiente no me dolía nada, a pesar de todo el jaleo que hicimos… Ayer ciertas cosas pasaron y así fue como terminé con esas heridas y sin embargo tú me ayudaste de nuevo… Ya te lo dije no me gusta quedar en deuda.

 

El pelirrojo tenía un rostro austero y arrogante, sin embargo la simpleza en la forma de expresarse le llamó la atención a Law. El moreno no pudo reprimir entonces una carcajada haciendo que Kid se girara a mirarle sin comprender

 

-          ¿Qué te pasa? ¿No estabas enojado?

 

-          ¿Acaso eres idiota? – Dijo Law entre risas. Por alguna extraña razón el hecho de que Trafalgar se estuviera burlando esta vez de él hizo que los colores se le subieran a la cara.

 

-          ¿¡De que tanto te ríes, maldición!? – Esta vez era Kid quien prácticamente quien echaba humos. Law parando un poco sus carcajadas le miró a los ojos. Increíblemente el sonrojo le hacía ver muy tierno, una mole como él que había derrotado a quince tipos solo, que podía ser una bestia en la cama después de sufrir un fuerte golpe que dejaría a la mayoría muerto por varios días, estaba completamente sonrojado. Entonces fue el moreno quien se acercó al pelirrojo.

 

-          Tú ya sabes… Hay otras formas de pagarme solo me hubieses hecho esperar un poco para eso ¿No?

 

-          ¿Has cambiado de opinión…? – Kid aceptó ese jueguito que el moreno implantaba. Si bien no entendía mayormente, ese sujeto le encendía con fuerza. Desde el momento en que vio ese día en el callejón esos ojos grises eléctricos y desinteresados le habían llamado la atención, le habían capturado.

 

Al principio solo le pareció algún idiota que había aparecido en un mal momento pero una vez tuvo a todos sus enemigos bajo su yugo, esos ojos fríos brillaban tan fuerte en su cara neutra que no pudo evitar esbozar una sonrisa.

 

Pero caer inconsciente después de eso había sido tan poco genial, cuando despertó en ese departamento tan espacioso se había sobresaltado, más aun luego de caerse al suelo por la torpeza de su cuerpo adormilado aun y ver al moreno aparecer de la nada, eso había sido una vergüenza que no supo cómo abordar.

 

Al enterarse que había sido él quien le había curado se sintió en deuda en cierta forma, le creyó un excelente tipo, haciendo eso por alguien a quien ni siquiera conocía pero este de la nada le había pedido que le pagara ¿Cómo no sorprenderse ante eso? La idea de pagarle con sexo había surgido de pronto en forma de broma no es que quisiera de verdad acostar se con un hombre. Obviamente no esperaba que el moreno le aceptara, no esperaba que su cuerpo fuera tan ardiente, que esos ojos fueran tan fijos y fríos en cierto grado.

 

-          Bueno digamos que… eres bueno pagándome de esa forma Eustass-ya

 

-          Oh…

 

-          ¿Qué?

 

-          Si viste la nota… Creí que no te habías dado cuenta porque llevas todo este tiempo tratándome de “tu”…

 

-          Déjame decirte que tienes una letra bastante extraña… No sabía si era tu nombre o el desesperado mensaje de algún fantasma que se esforzó por escribir…

 

-          Hey… - Dijo mirándome con esa sabrosa cara de demonio.

 

-          Entonces… - Dijo esta vez agarrándole de la corbata aflojada hasta el pecho del pelirrojo, no se había dado cuenta hasta ese momento que en verdad ese cuerpo era tan hermoso, tan perfecto que aunque estuviese con el uniforme se veía exquisito – ¿Me pagaras?

 

-          Con gusto…

 

 

XXXXX

 

Sintió como sus manos fluían por su cuerpo desnudo, como estas parecían hechas de fuego, parecían devorar su piel a su paso como lobos hambrientos desgarrado su presa. Sintió su lengua degustar su boca, deleitándose, deleitándole, haciendo que el mundo dejara de girar y luego diera vueltas como loco.

 

Resbaló entre lamidas por su mentón y cuello provocando un violento estremecimiento cuando llego a su clavícula y en un beso rudo le dejó una marca. Sus caricias vagaban por los lugares recónditos de su cuerpo, parecían perdidas pero asombradas por conocer lugares nuevos.

 

Kid tenía un don en las manos y su boca sabía que lugares atacar, después de todo no era un muchachito cualquiera, parecía en cierta forma acostumbrado a hacer algo como eso, quizá si lo estaba. Era tan natural la forma en que se manejaba por las carreteras ya transitadas tantas veces por otras manos burdas. Era una maravilla en como cayó en su pecho paseó sus manos primeo por él pasando a rozar con delicadeza las endurecidas piedrecillas en este, un gemidito salió de su boca escapando y muriendo en los oídos del pelirrojo cuando probó uno de sus pezones, lamiéndolo, torturándolo ¿Desde cuándo que alguien le hiciera eso se sentía tan bien?

 

Mientras con su mano se preocupaba del otro, los ojos de Law no se perdían movimiento alguno, haciendo que parte de timidez le entrara al pelirrojo que prefirió cerrar los ojos y seguir torturando ese cuerpo, escuchando esos gemidos ahogados. Esa anatomía era tan excitante, esa piel acanelada surcada por simples tatuajes, líneas que formaban un corazón,  esa piel que se hundía ligeramente cuando pasaba sus dígitos por ella, haciendo que una onda eléctrica se disparara por su cuerpo al sentir esa suavidad desconocida.

 

Como una hermosa pantera…, pensó mientras dejaba las piedrecillas endurecidas y descendía por su estómago el cual se acalambró ansioso. Sinceramente era un huracán de besos envenenados que hacían que su cuerpo se diluyera en las indecentes sábanas del motel barato en que estaban.

 

Law pensó que pararía una vez llegara a su ombligo, pero contradiciendo ese pensamiento el pelirrojo siguió bajando. Le intoxicaba, le embriagaba.

 

No fue hasta que llegó al vello púbico de Trafalgar que se dio cuenta que su boca ya había recorrido un largo camino.

 

No quiso pararse allí, ese enigmático cuerpo, esos ojos derretidos por el placer que sus manos le proporcionaban le estaban volviendo loco. Era mil veces mejor que una chica. Mil veces mejor que cualquier cuerpo que sus labios habían probado.

 

Sin embargo, un tanto a regañadientes Law le apartó.

 

-          No es necesario que hagas eso… - Dijo entre jadeos ¿Cómo no querer hacerlo después de ver esa expresión anhelante en su cara sonrojada?

 

No haciendo caso a sus palabras se acercó a su miembro palpitante que esperaba ser recorrido con codicia, codicia que a él le sobraba.

 

No dudó en meterse el miembro dispuesto del sujeto en su boca de sopetón, haciendo que esta vez el moreno no pudiera reprimir un gran gemido, su espalda se arqueó tiritando en la delicia. Kid se sorprendió un poco.

 

Nunca había hacho algo como eso, ni siquiera sabía si estaba completamente bien la forma en que subía y lamía el endurecido mimbro de su acompañante, pero esa cara lasciva y deseosa por más era una forma de afirmación. La imagen de Law con los ojos vidriosos, su boca mordiendo sin compasión el labio inferior tratando de no dejar escapar algún gemido, sus mejillas coloradas y ese hilo de saliva que bajaba impuro por el mentón era tan erótico que no le importaba no tener idea de lo que hacía solo que estaba perdiendo la cabeza ¿Así se sentía hacerlo con un chico?

 

De pronto sin darse cuenta las manos de Trafalgar se posaron en su cabeza tirando ligeramente de su cabello, esas hebras rojizas tan bien cuidadas, sedosas. El miembro de este se sacudió y su cuerpo se convulsionó en un gemido. Se había corrido y no había siquiera podido advertirle al chiquillo, quien al mirarlo tenía su cara manchada se su semilla con los ojos abiertos de par en par.

 

-          Lo- Lo siento… yo… - Vaya si apenas podía articular una palabra entre los constantes jadeos.

 

Por su parte Kid se había quedado un tanto choqueado, era la primera vez que alguien se le corría en la cara no era para menos, la vez anterior no había hecho eso así que no pasó nada así. Por curiosidad adolescente se llevó la mano a la cara y tomando un poco se lo llevó a la boca ante la atenta mirada de Trafalgar que no  creía lo que sus ojos veían. Se sorprendió ante el sabor del semen, una vez le había preguntado a una chica que en una fiesta le había terminado practicando sexo oral, a que sabía el líquido que su boca degustaba, ella se había limitado a carcajearse.

 

-          Di-dime… - Aun le costaba respirar con regularidad – ¿Habías… hecho eso… antes? – Kid le miró extrañado.

 

-          Nunca… - Fue su única respuesta. La que sirvió para que el libido del moreno se acrecentara de pronto.

 

No lo pensó dos veces. Se abalanzó sobre él, excitado nuevamente, otra sorpresa para el pelirrojo al verse debajo del moreno quien le sonreía retorcidamente haciendo que su corazón palpitara como nunca, cosa que hizo que a sorpresa se incrementara. Tenía al moreno sobre su vientre y unos centímetros ínfimos estaba su miembro pidiendo ser atendido.

 

-          Mejor dime… - Dijo el moreno pasando sus manos por el cuerpo níveo de su acompañante, tan perfecto, tan cálido, tan sensual. La respiración le falló al pelirrojo cuando Law  llevando una mano hacia atrás le acarició pecaminosamente. Sintió que se derretía en ese instante, se imaginó la sensación de estar de nuevo dentro del moreno. Aquella vez había sido delicioso, nunca supo que un chico podría proporcionar tanto placer, de haberlo sabido hace tiempo que hubiese ya estado con uno – ¿Habías estado… con un hombre antes?

 

-          No… - Otra respuesta que hizo que el ego de Law se elevara hasta las nubes. Otra sonrisa retorcida contorsionaron sus labios. Tocó delicadamente el vendaje que aún tenía en el brazo herido que él mismo había curado. Solo había necesitado una noche para que ya no se divisara a simple vista los moretones, aunque si uno se fijaba con detalle aun podía ver las marcas.

 

No sabía si eso era una buena o mala noticia. Solo que saber que era el primer tipo a quien esas manos mágicas tocaban era increíble, una de dos o el pelirrojo tenía nociones de lo que hacía por último o es que simplemente era poseedor de un maravilloso instinto. Sea lo que sea le encantaba ser el primero en descubrir tal mina de placer.

 

Sacando su mano del duro, palpitante y enorme miembro de Kid le llevó su mano hasta la boca.

 

-          Lámelos… - Dijo tan seductoramente con ese deje de autoridad que Kid no pudo hacer más que obedecerle. La ambición le estaba matando.

 

-          No sería mejor… - Dijo apartando un poco sus dígitos un tanto empapados –¿… No sería mejor que utilizáramos loción como la última vez?

 

Law le miró y sonrió, arremetiendo sus dedos dentro de la húmeda boca de Kid.

 

-          Digamos que así… Es más interesante…

 

Las corrientes eléctricas que recorrían su cuerpo desde la textura de su lengua le estaba haciendo añicos el temple sereno que trata de mantener. Kid chupeteaba con lentitud y deseo, mientras le dirigía una mirada lasciva y agresiva, tenebrosamente incitante, quería fulminar cada átomo de su cuerpo y si empezaba por la mano no importaba, su saliva parecía ácido corrosivo deshaciéndole.

 

Cuando Law creyó que ya era suficiente de esa cavidad ardiente, sacó sus dedos que parecieron nacer de un suspiro que lanzó el pelirrojo cuando vio que los dirigía a su entrada y comenzaba a prepararse por sí solo, levantó las caderas apoyando su peso en las rodillas y en la mano que pasaba por su lado dejándole a tan solo unos cinco centímetros de sus labios. Cuando él lo había hecho anteriormente no le había parecido tan sensual, se le subieron los colores a la cara cuando vio la expresión de placer que ponía el moreno ¿Era acaso el dios del erotismo aquel sujeto? ¿Qué tan sexy podía ser? Cada movimiento voluntario o involuntario se le hacía tan irresistible hasta el punto de creer que un poco más y se volvería adicto.

 

No pasó tanto tiempo para que de pronto el moreno no pudiera reprimir un chillido de placer al rozar su punto sensible, Kid creyó que tan solo con esa visión podría correrse. Sin embargo rozó el cielo cundo Law sacando sus dedos de su interior se posicionó sobre su miembro. Apoyó las manos en su pecho mientras bajaba lentamente envolviéndolo por completo. Un jadeo de satisfacción lanzó la boca de Kid para luego aspirar cortadamente.

 

Antes siquiera que el muchachito se acostumbrara al nuevo placer que le envolvía, el moreno se le acercó a besarle, pausado, enloquecedor, aun con ojos lejanos, con el alma distraída pero urgiendo roces indiscriminados y aventureros. La cabeza de Kid  ya no funcionaba para nada. Apretado, demasiado apretado y caliente, quemaba.

 

-          ¿Cu-cuál es tu nombre…? ghnn… - Dijo el pelirrojo una vez el moreno comenzó a moverse sobre él. Law se obligó a abrir los ojos.

 

-          Ah… nnm… Tra-Trafalgar… hhh… Trafalgar… L-Law kuhhh… Mmmnn – Esos ruiditos que se escabullía desde sus cuerdas vocales le estaban haciendo perder la cordura.

 

-          Así que Trafalgar ¿Eh?… nngghh… haaa…

 

Ambos sentían el cuerpo arder, se saboreaban sin compasión, Law no supo cuantas marcas dejó en el cuerpo del pelirrojo ni cuantas este le había dejado, ya prácticamente no había lugar en donde no se hubiesen tocado, en donde no se hubiesen quemado. Sentía la piel derretirse tras un beso, una caricia, sentía como el miembro de Kid entraba y salía, atacando el punto en donde ni el constante crujir de la cama que parecía que iba a romperse importaba, ni los altos gemidos, ni el no poder controlar sus manos, de seguro que los hombros del pelirrojo estarían más que arañados después de todo, pero en el torbellino de pasión y lujuria no había espacio para el dolor.

 

Law podía sentir como los músculos de Kid se contraían exquisitamente cada vez que bajaba. Ese cuerpo le estaba volviendo loco, tenerlo dentro era un enorme río de lujuria en su más  pura manifestación.

 

No fue hasta que Kid tomó despreocupadamente a Law saliendo de él y echándolo a la cama, apoyado de codos y las rodillas. Abriendo sus nalgas, dejando totalmente expuesta su entrada que se abría y cerraba pidiendo por más, el pelirrojo se mareó un poco de la calentura. Sin miramientos se arremetió contra él haciendo que prácticamente se deshiciera en placer. Había dado bruscamente y de lleno en su próstata. Kid fue dejando un reguero de besos en esa espalda que se arqueaba y estremecía con violencia.

 

El moreno no podía hacer más que arañar las sábanas y gemir. Las caderas afiladas de Kid, veneno de los dioses del deseo le carcomían las entrañas, si seguía así llegarían pronto al momento culmine del placer, sentía cada espasmo como el último.

 

Antes de que el aire viciado de suspiros y jadeos terminara de embriagarle junto al  éxtasis de estar apresado por esas paredes asfixiantes y codiciosas Kid agarró el miembro de Trafalgar haciéndole gritar, una fuerte melodía para sus oídos. Simplemente el moreno era como la heroína adictiva desde el primer momento en que la pruebas, y él por idiota, por curioso y por inmaduro le había probado sin saber que cada beso era un clavo más para su ataúd.

 

Cada uno sacó su pedacito de cielo una vez llegaron a la máxima expresión del placer y cayeron en los abismos del infierno al mismo tiempo. Se derramaron sin importar nada, Kid casi no alcanza a salir antes de correrse, es que era tan delicioso, le hubiese gustado hacerlo dentro, cuando Law después de verterse le había apresado de tal manera que le costó la vida misma salir.

 

Cayeron en la cama con la respiración irregular, intoxicándose con el aire caliente de la mañana. Pasaron así como cuatro rondas de sexo desenfrenado o más inclusive, el pago había sido más que placentero, se calcinaron, cada trocito de piel fue memorizado y tocado, no hubo poro que no se erizara. Habían caído dormidos, exhaustos con la piel perlada por el sudor.

 

Cuando Trafalgar decidió despertar ya el sol disponía a ocultarse. La ventana de la habitación daba de lleno al atardecer, el cielo anaranjado terminaba en un rosa increíble. El ocaso en la ciudad, la vida acabando y renaciendo.

 

Suspiró sentado en la cama. No había de ser genio para saber que el pelirrojo se había esfumado sin dejar rastro. Si no fuera porque estaba en esa pieza tan típica de motel, hubiese pensado que todo había sido un sueño, una fantasía que su mente en la inconciencia había creado.

 

Se dispuso a levantar, cosa que le costó más de lo que esperaba. Cayó de cara al suelo una vez se había parado. Maldijo al pelirrojo con toda su alma.

 

Tras mil malabares llegó hasta el baño personal que tenía la habitación se dio una ducha rápida y comenzó a recoger sus cosas. Bueno, después de todo había sido placentero, no importaba si aquel muchachito idiota no estaba cuando había despertado, la verdad no esperaba a que allí estuviera. No era necesario hacer eso.

 

Iba a tomar su pantalón que era lo único que le faltaba por ponerse cuando en la mesita de centro encontró algo de dinero y una nota. Reconoció de inmediato la letra redonda y repasada del pelirrojo escrita con un lápiz negro en una hoja de cuaderno mal arrancada.

 

Esto es para la habitación, acéptalo…

Te has ganado un cliente fiel a tus servicios médicos.

Nos vemos…

E. K.

 

Una sonrisita suave se dibujó en la cara del moreno al leer y releer la nota.

 

-          Nos vemos, Eustass-ya…

 

Notas finales:

YA........ *0* 

Si no estoy muerta y es mi espíritu quien escribe no lo sé.... pero es que al escribir un lemon de Kid y Law se me hace agua la boca hahahahahaha *3*

Bueno definitivamente quiero seguir esta historia, no sé si está bien o no... La verdad es que siento que hay muchas cosas que escribo casi con el alma mirandome desde un punto indefinido de mi habitación y no en mi... (?)

DECIDIDO!!!!!! SUBIRÉ ESTA HISTORIA LOS SÁBADOS DESPUÉS DEL PREUNIVERSITARIO!!!!!!!! (O eso intentaré... si leyeron mi anterior trabajo sabran que no me gustan mucho las fechas pero es más probable que suba el fin de semana que antes :3 xD)

No sé que más escribir de verdad... el capítulo me salió un tantito largo... como que podría dividirlo en dos pero no quiero que salgan muchos capítulos.... :/

EN FIN!!!!!

ESPERO QUE HAYAN DISFRUTADO DEL CAPÍTULO COMO YO ESCRIBIENDOLO!!!!!!

  (>0<)/

ESPERO SUS ACOTACIONES, RECLAMOS, TOMATAZOS Y OPINIONES EN SUS HERMOSOS REVIEWS!!!!!

(~*^*)~


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