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Regresando al país de Nunca Jamás. por MagsKun

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Notas del capitulo:

abajo

Tomo el bolso con la ropa y lo meto en la cajuela del auto. Acto seguido, guardo la bolsa con cómics y dibujos. Continúo por la mochila con la consola y los videojuegos. Por último, tomo la caja con todos los juguetes (figuras de acción, autitos, y, claro, figuras coleccionables de distintos superhéroes). Cierro el baúl luego de asegurarme de que no olvido nada, y de que todo entró bien y no corre peligro de romperse.
Un escritorio blanco lleno de distintos dibujos y calcomanías se abre paso hasta la camioneta que aguarda a unos metros del auto, entonces Jonghyun y Jinki aparecen detrás de dicho mueble y lo colocan en la parte trasera de la camioneta.
-¿Creen que podrán terminar todo antes de las 11? -pregunto a ambos, una vez que se liberan de la carga-. De verdad, si no llegan simplemente llámenme y puedo demorar...
-Lo haremos -me interrumpe Jinki, depositando su manaza en mi hombro-. Cálmate, saldrá bien. Ve tranquilo.
-Por enésima vez, Minho, nos sobra el tiempo -suelta Kibum, con un tono entre cansado y burlón-. Llévalo a Gio Cat y luego ve a tu casa, ya estará todo ahí, y nosotros habremos desaparecido.
-Dejaré la llave debajo del tapete -agrega Jonghyun, lanzando el pequeño objeto metálico al aire para luego recogerlo-. No lo olvides.
-No tengo tapete -respondo, angustiado-. No sé si podrán...
-Compraré un tapete para dejar la llave debajo de él -se corrige Jonghyun-. Y tú pasarás un rato agradable con Taemin mientras tanto.
-Te prometo que lo haremos bien -finaliza Jinki, sonriente-. Sólo ve a buscarlo y deja de lloriquear.
Los tres se ríen mientras yo intento permanecer serio, aunque eventualmente termino uniéndome a ellos.
Estoy nervioso. Llegó el día en el que Taemin será dado de alta... y lo llevaré a nuestra nueva casa. Jinki y yo optamos por darle una sorpresa y no decirle nada hasta que no sea el momento de... bueno, de entrar. Planée que al llegar ya estén todas sus cosas instaladas, pero para eso necesitaba más tiempo, o más manos, o clones... y no tenía de ninguna. Amablemente, Jinki se ofreció a realizar la mudanza por mí, y pronto Jonghyun y Kibum decidieron ayudarlo con eso. Les debo una grande.
Así que, aquí estamos, empacando las cosas de Taemin en la camioneta de Jonghyun y en el auto de Kibum.
Miro la hora en mi reloj, un gesto que repetí toda la condenada mañana casi como un tic nervioso (provocando múltiples bromas) y noto que se acerca la hora de retirar a Taemin del hospital.
-Debería irme -murmuro a Jinki, en el momento en el que guarda la mesa de luz del niño en la camioneta-.Ya casi son las 8...
-Vaya con Dios, entonces, señor Choi -responde Kibum, apareciendo detrás de mí y sobresaltándome-. Relájate. Estás muy tenso.
-Estoy nervioso... tal vez no le agrade la idea...
-Ay, Minho, ¿cuándo entenderás? -se queja, casi con lástima por mi inseguridad-. Lo único que no le agradará será que llegues tarde.
-Vamos, vete, debe estar esperándote -agrega Jonghyun, cargando un cohete escala de casi un metro-. Key tiene razón, no querrás llegar tarde y dejarlo esperando...
Tienen razón. Me doy media vuelta despidiéndome rápidamente y podría decirse que me voy corriendo hasta mi auto, aparcado a unos metros de la casa. Subo y comienzo a conducir con prisa, sabiendo que el tramo del viaje es un poco más largo que desde mi nueva casa. Sin embargo, hay poco tráfico y la velocidad que llevo me ayuda a llegar en unos escasos 20 minutos, con 5 minutos de sobra para las 8.
Como siempre, estaciono el auto y camino hasta la entrada, donde me recibe el guardia con una felicitación y auténtica alegría. Agradezco el gesto entrando con una sonrisa, sabiendo que es la última vez que vendré a este lugar. No siento ni la más remota tristeza o nostalgia, sin embargo. Es todo lo contrario.
Me abro paso entre las personas en la recepción y veo a Taemin sentado en una de las sillas con una pequeña maleta en brazos, ya vestido sin la bata del hospital, llevando un suéter muy grande para su cuerpo pequeño y unos pantalones demasiado ajustados que revelan la delgadez de sus piernas. De a ratos suspira, de a ratos mira un reloj colgado en la pared, de a ratos mueve las piernas... se ve que lleva rato esperando, y ya está aburrido. Mi serenidad se va al mismísimo infierno, logrando que mis piernas tiemblen y que mi corazón se acelere. No puedo evitar sonreír como un idiota cuando llego a su lado y me ve, incorporándose rápidamente con una hermosa sonrisa en los labios, y una notoria emoción.
-¡Minho hyung! -saluda, y rodea mi cuello con sus brazos delgados, arrojando al diablo la maleta-. ¡Me dieron el alta!
-Lo sé, pequeño, lo sé -respondo yo, separándome un poco y sonriéndole-. Por eso vine a buscarte. ¿Qué te parece si vamos a Gio Cat a festejar?
-¡Ah, eso sería lo mejor del mundo! -exclama, casi en un grito, lleno de euforia-. ¡Hace tanto tiempo que no voy, me muero de ganas de ir!
-Tus deseos son órdenes, mi rey -bromeo, haciendo una reverencia exagerada-. Vámonos.
Luego de firmar lo que correspondía ante la recepcionista, me encamino hacia la puerta tomando su maleta -ignorando sus protestas de "¡yo puedo solo, hyung!"- con el único deseo de salir cuanto antes, para comprobar que esto es real y no estoy soñando. Me despido del guardia con una sonrisa pequeña y prácticamente corro al auto. Dejo la maleta de Taemin en el asiento trasero y le abro la puerta. Él, demasiado feliz, no abre la boca para nada. Está abrumado por todas las sensaciones, pero sé que se siente contento. Su sonrisa y el brillo en sus ojos lo demuestran.
-¿Y papá? -pregunta, luego de unos minutos de viaje-. ¿Por qué no vino nadie más?
-Acordamos que vendría yo... ¿acaso te molesta?
Aunque pregunto como una broma, en parte es en serio. Tal vez me precipité. Tal vez él querría ver a su padre antes de ver a cualquier otra persona. Tal vez quiera regresar a su casa.
-No, pero me gustaría pedirle dinero para pagar mi cuenta en Gio Cat...
Niño tonto. Dulce niño tonto.
-Yo te invito, Tae.
Sonríe, halagado, y vuelve a sumirse en sus pensamientos. Mira por la ventana y de a ratos sonríe, o se asombra por las cosas más simples, como un perro corriendo su propia cola, una pareja caminando de la mano, una mujer acunando a su hijo en sus brazos... Creo que mira todo de una nueva perspectiva, luego de todo lo que le pasó durante los últimos meses. Ha cambiado su visión, supongo.
Llegamos rápido y nos adentramos en la cafetería de paredes rojas. Dejamos los zapatos en la puerta y elegimos una mesa. Como siempre, el niño se ordena un pastel y un frappe de fresa, mientras que yo pido un simple café. <Ewww, café, ¡lo odio!>.
El desayuno pasa sin nada destacable excepto un simple y pequeño detalle... que Taemin está conmigo. No importa si no dice nada, no importa si sólo está absorto en su imaginación, o si le presta más atención a un puñado de gatos que a mí. Está aquí, a mi lado, ahora y para siempre, y en menos de una hora estaremos viviendo juntos si todo sale bien... ¿qué más puedo pedir?
Pago la cuenta y volvemos al auto. Le digo que tengo una sorpresa más, y que necesito vendarle los ojos. Obediente -y emocionado- permite sin quejarse que cubra sus ojos y jura que no espiará por nada en el mundo. Quiero creerle.
Conduzco sintiendo mi corazón latirme en la boca, rogando que le guste la idea y que quiera quedarse conmigo. La llegada al edificio es inminente por más que maneje lento, pues queda a tan sólo unos 10 minutos de Gio Cat, así que no tiene caso conducir despacio pues no funcionará.
Cuando llegamos al edificio veo que Jinki, Jonghyun y Kibum esperan en la puerta, pendientes de mi llegada. Les hago una seña y huyen rápidamente, por si acaso Taemin espía y los ve. Asumo que, entonces, han terminado todo y me relajo un poco. Sólo un poco. Ayudo a Taemin a bajar del auto y lo guío con cuidado hasta el ascensor. Presiono el botón del 5to piso, y espero pacientemente mientras subimos.
-¿Falta mucho? -pregunta Taemin, impaciente-. ¡Ya quiero ver qué es!
-Menos de cinco minutos, lo prometo.
Larga un bufido gracioso y endemoniadamente tierno en el momento en el que las puertas del aparato se abren. Tomándolo por ambos brazos, lo ayudo a bajar y nos sitúo en frente de la puerta. Soltándolo un segundo, busco la llave bajo el nuevo tapete que, tal como prometieron, compraron mis amigos, y sin más rodeos abro la puerta. Entonces, le quito la venda a Taemin.
Al entrar, ambos encontramos la habitación gigante, blanca y vacía antes, ahora rebosante de cosas, con un aspecto mucho más hogareño esta vez. Lo primero que llama tanto mi atención como la del niño es el enorme cartel "Bienvenido a casa, Taeminnie". Él susodicho se encuentra boquiabierto y con los ojos como platos, obviamente sorprendido. Cierro la puerta detrás de nosotros, deseando mayor privacidad para cualquiera sea su reacción.
Lentamente, comienza a caminar por toda la habitación, observando cada cosa. No hace falta aclarar que reconoce la mayoría de los muebles y objetos, pues son suyos. Y, por supuesto, se encuentra confundido de verlas aquí, un lugar que jamás había visitado antes. Yo también estoy sorprendido; no sólo están todas las cosas del niño aquí ahora, sino que también hay ahora un muro que divide la "sala" de la "habitación", la cual antes no estaba. En realidad es una especie de panel plegable que cuelga del techo como si fuese una cortina, aunque es de bambú, más resistente que una cortina cualquiera.
-¿Dónde.. dónde estamos, hyung? -pregunta el niño, abrumado, sosteniendo una de sus figuras de Batman coleccionables-. ¿Por qué todas mis cosas están aquí? Sé que olvidé muchas cosas, pero sé que no olvidaría cómo luce mi casa... y esta no es mi casa...
-No, estás en lo cierto, no lo es... pero podría serlo -balbuceo, asustado por lo que vaya a responder-. Quería... quiero pedirte que vivas conmigo, Tae. Aquí. Este podría ser nuestro hogar... nuestro lugar seguro, nuestro Nunca Jamás... Quiero hacerme cargo de ti, de tu tratamiento, quiero ayudarte a que te cures... estar a tu lado siempre, que podamos salir de esto juntos... incluso si eso toma mil años... ¿recuerdas? Incluso mil años...
Veo la duda, la incertudumbre, incluso el miedo en su rostro. Está sorprendido. Está confundido. Está aturdido. Y lo entiendo; no es una propuesta fácil la que acabo de hacerle. Tal vez me precipité, tal vez debería haber esperado, debería haber hablado con él antes de hacer todo esto, debería haber...
-Minho hyung... ¿acaso estás loco? -pregunta en un susurro, interrumpiendo mis pensamientos, y provocándome un profundo dolor en el corazón-. ¿Por qué querrías vivir conmigo? ¿No sabes lo que eso significa?
-Significa... cuidarte, protegerte, ayudarte, hacerte compañía... tenerte a mi lado para siempre...
-No quiero ser una carga -dice, casi inaudible, mientras se sienta en el suelo, tomando ambos lados de su cabeza-. No quiero que tengas que soportarme en medio de la noche cuando despierto de pesadillas con mamá... no quiero que estés en los días en los que las voces.. las voces...
-¿Qué voces, Tae, de qué hablas? -pregunto, asustado, sentándome a su lado y abrazándolo-. Nunca serás una carga, Taemin. No para mí. Tú alivias el peso sobre mis hombros... y quiero hacer lo mismo por ti.
Sin decir nada, comienza a llorar. No sé qué pensar. ¿Llora por mi culpa? ¿Llora por el pensamiento, erróneo, de que sería un problema para mí? ¿Llora por culpa de esas "voces" de las que habla?
-¿Incluso si tardo mil años, hyung?
-Incluso si tardas mil años, pequeño...
En un movimiento rápido y desesperado, se aferra a mí con un abrazo histérico, y sujeta mi cuerpo con fuerza. Respondo a su gesto acunándolo en mis brazos, rodeando todo su cuerpo pequeño. Beso su frente e intento calmarlo con un balanceo suave, hasta que eventualmente deja de llorar. Sin embargo, no sale de su escondite en mi pecho durante un buen rato. Me limito a acariciar su espalda con una mano, esperando o que se calme del todo o que se duerma.
-Realmente me encantaría vivir contigo, hyung -susurra con un hilo de voz, sin levantar la cabeza-. Me encantaría...
Beso su frente una vez más, logrando que al menos esbose el fantasma de una sonrisa.
Esto no formaba parte de mis planes en absoluto, pero al final... obtuve lo que quería. Aceptó.
Cuando al fin logra vencer los temblores y los jadeos, producto del llanto incontrolable, lo ayudo a levantarse y a lavarse la cara. Su rostro sigue rojo y algo hinchado, pero al menos ya está tranquilo.
Y... a pesar de todo, yo estoy feliz.

Notas finales:

Holaaa! Buenas noches:3

 

Perdonen la demora, es que este capítulo de verdad que se hizo de rogar ._. no sabía qué dirección darle... pero bueno, después de dos días de trabajo arduo obtuve el resultado final, y déjenme decirles que estoy muy conforme e.e jajaja 

 

Gracias, como siempre, ChikaDorito, IvannaELF y toomin por sus reviews. Realmente, que le den tanto amor a esta historia me hace muy feliz y me ayuda a continuarla a pesar de las crisis creativas x3 jajaja. Gracias! Espero que les guste! 

 

Sin más para decir, adiós, nos vemos :3

 

No tengo ganas de revisar, lamento si hay algún error Dx


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