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Regresando al país de Nunca Jamás. por MagsKun

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Me despierto de golpe, sobresaltado, luego de soñar que me caía. Respiro agitado y volteo, entonces noto que Taemin duerme a mi lado y me sobresalto aún más.
Cierto.
Automáticamente sonrío al recordar que ahora vivimos juntos. Qué bien se siente despertar al lado de él por la mañana.
Intentando no despertarlo, me levanto y me dirijo al baño. Me lavo la cara para despabilarme, entonces me encamino a la cocina dispuesto a cocinar algo. Quiero hacerle un desayuno excepcional en nuestro primer día viviendo juntos. Sin embargo, no conté con un detalle... no hay absolutamente nada en la nevera.
Decidido a aprovechar al máximo el tiempo, me pongo una chaqueta y salgo rápido a comprar. Sé que hay una tienda a unos pocos pasos de la entrada del edificio, lo cual es muy bueno. Allá voy.
Regreso con bolsas llenas de frutas, leche de distintos sabores, harina, arroz, huevos, pan, mantequilla, verduras y demás. Mi plan es llenar la alacena para evitarme esta situación de ir a comprar muy seguido. Las personas me miran casi risueñas, porque pareciera que intentaré alimentar a todo un ejército, cuando en realidad sólo pretendo hacer un desayuno decente para un chiquillo escuálido y de poco apetito como Taemin.
Espero pacientemente el ascensor pues no podré subir las escaleras con toda la carga que llevo. Cuando se abre la puerta, casi me caigo de culo al ver a la persona que va dentro.
-¿Minho? -pregunta irrespetuosamente, sorprendido-. ¿Qué haces aquí?
-Hyunwoo... yo... yo vivo aquí -atino a decir, sorprendido-. ¿Y... tú?
-Yo igual -responde, indiferente-. ¿En qué piso? Yo vivo en el 4to.
-En el 5to...
-Ahora somos vecinos, vaya.
Aunque no lo dice sarcásticamente, no sé cómo se siente al respecto. Como ya dije, Hyunwoo es un chico extraño. Bastante extraño.
-Bueno... tengo que irme -decimos los dos a la vez, luego reímos un poco. Él habla primero-. Tengo que hacer unas cuantas compras antes de que mi compañero de cuarto me asesine.
-Tengo que subir a hacerle el desayuno al mío...
-Dominado.
-Tú lo eres. Yo lo hago porque quiero.
-Ya. Nos vemos mañana en el trabajo, vecino.
Con esto, se aleja silvando y caminando a paso decidido.
Realmente extraño.
Subo sin ninguna otra aventura hasta el 5to y me meto a la casa luego de pisar el felpudo blanco que compró Jonghyun ayer. Me tranquiliza ver que Taemin aún sigue dormido, así que aprovecho y me pongo manos a la obra. Con la harina, los huevos y la mantequilla comienzo a hacer una masa para muffins. Aunque no lo parezca, porque llevo años viviendo a base de sándwiches, café y ramen instantáneo, sé cocinar. Se me da más que bien, en realidad. Y ahora que tengo al niño a mi cargo, deberé comenzar a implementar mis dotes culinarias para darle una dieta adecuada si quiero que esté sano y fuerte. Mientras los muffins se hornean, sirvo un poco de leche de banana en un vaso, recordando todas las veces que el niño me dijo haber desayuno eso.
Tomo una taza de café mientras los muffins están listos. Entonces, los sirvo en una bandeja junto al vaso de leche y me dirijo detrás del panel, donde se encuentra la cama. Taemin sigue dormido, aunque ya el sol entrando sin remedio por las rendijas de la persiana comenzaron a molestarlo. Aunque me encantaría dejarlo dormir y simplemente esperar a que se despierte cuando lo desee, en poco tiempo debe tomar sus medicinas, por lo que no puedo dejar que eso pase. Sentándome a un lado de él en la cama, comienzo a sacudirlo lentamente.
-¿Tae? -lo llamo, moviendo su hombro con cuidado-. Es hora de despertarse, Tae. Te hice el desayuno...
-Cinco minutos más...
Más que cinco minutos, pasamos así cerca de un cuarto de hora, hasta que por fin logro despertarlo. Se despereza estirando los brazos y bostezando, y luego se queda sentado al borde la cama mirando la nada durante unos largos minutos. Cuando recobra la cordura, abre mucho los ojos al verme a mí y al verse en la casa nueva. Sí, le costará acostumbrarse tanto o incluso más que a mí. Poco a poco se tranquiliza al asimilar la situación y vuelve a meterse a la cama, tapándose hasta la cabeza y haciéndose una bola debajo de las mantas.
-Hyuuuuuuung, déjame un poquito más -pide-. Sólo un poquito...
-No, es hora de levantarse -respondo, dejando la bandeja sobre la mesa de luz y haciéndole cosquillas sobre la sábana-. ¿Qué hago con todo este desayuno si no te levantas, eh? Me maté cocinándote, ¡mocoso malagradecido!
Ríendo a carcajadas, sale de debajo de la manta y se sienta rápidamente en la cama. Entonces extiende los brazos y me mira, esperando algo.
-¿Y? -pregunta, al ver mi confusión-. Dijiste que hay un desayuno para mí, dámelo.
-Ah, vaya, bueno... así me gusta -murmuro, colocando la bandeja sobre sus piernas-. Más te vale que te guste...
Sin responder, se lleva un muffin a la boca. Lo prueba y abre los ojos exageradamente, mirándome sorprendido.
-¡Está demasiado rico para que lo hayas hecho tú! -exclama, riéndose como un loco-. ¡Nadie que tome café puede cocinar así de rico!
Lo único que puedo hacer ante tal razonamiento es reír.
Luego de desayunar, el niño se levanta dispuesto a tomar una ducha. Mientras tanto, yo decido acomodar un poco el cuarto haciendo la cama. Hoy reacomodaremos todo según el gusto de Taemin, porque la decoración de Jinki, Kibum y Jonghyun era provisoria, por supuesto, por eso dejo todo lo demás tal y como está.
Taemin sale del baño usando nada más un pantalón. Al verlo me quedo sin palabras. Y no, no precisamente porque me provoque algún deseo carnal incontrolable (que sí, claro que me provoca deseos carnales, pero puedo mantenerlos a raya), tampoco porque me incomode, ni nada de eso. Sino porque... tiene la marca de la bala que su tío disparó aquel día fatídico. Un pequeño punto entre negro y rojo que arruina la uniformidad de su piel blanca y suave a unos cinco centímetros de su ombligo. Eso es nada más. Un jodido punto.
No había olvidado eso. Por supuesto que no había olvidado eso. Siempre lo tengo presente. Pero... no había visto la cicatriz aún. En ese momento, cuando pasó, sólo veía la sangre atravesando la ropa del niño, y más tarde vi la zona ya vendada. Luego de eso... ya no volví a ver la herida ni de cerca, pues siempre vestía la bata del hospital. Me estremece el simple hecho de recordarlo, y me enoja. Me llena de furia y de odio. Es una sensación ciega y sin sentido, porque ahora él está a salvo conmigo, y eso debería ser lo único importante para mí. Sin embargo...
-Creo que adelgacé mucho -se queja, levantándose los pantalones-. La ropa que usaba antes ahora me queda grande...
-Compraremos más, Tae.
Largando un bufido, se pone una remera que en realidad es mía y le queda aún más grande que su propia ropa. Verlo así nada más me llena de ternura. A él no parece molestarle ahora que sabe que pronto renovará su guardaropas. Acto seguido, se deja caer en la cama con la cabeza colgando y me mira.
-¿Sabes qué sería genial, hyung? -pregunta, con una sonrisa-. Adivina.
-No... realmente no tengo idea...
-¡Un gato!
-¿Un gato? -cuestiono yo, sorprendido-. ¿Y quién lo va a cuidar?
-¡Yo!
-Si por "yo" te refieres a mí...
-¡Hyung! -reclama, ríendo-. Te prometo que lo cuidaré como si fuese un hijo... ¡Seré responsable, en serio! ¡Seré un buen dueño! ¡Hyuuuung! ¡Por favor!
La idea me hace dudar. No tengo ningún problema con los gatos, no me molestan ni me disgustan. De hecho, luego de pasar tanto tiempo en Gio Cat, incluso hasta creo que ahora me gustan, pero... Taemin apenas si puede cuidarse a sí mismo, ¿dejaré que cuide de un gato? Lo más probable es que esté emocionado las primeras semanas y luego lo olvide o incluso se aburra del pobre animal.
Dejando lo que estaba haciendo me acerco a él hasta quedar parado exactamente arriba de él, causando que deba levantar un poco la cabeza para mirarme a los ojos. Me mira suplicante, esperando una respuesta -el permiso, para ser más exacto-. Y no sé qué debería decir... Todo apunta a que no sería una de mis mejores ideas decirle que sí. Sin embargo... el puchero tan bonito... y esos ojos brillantes, pidiéndome a gritos que diga que sí...
-Lo voy a pensar.
Suelta un grito extraño y se incorpora, quedando frente a frente conmigo. Entonces se abalanza sobre mí, rodeando mi cuello con sus brazos y mi cintura con sus piernas, colocándome en una circunstancia complicada. La posición en la que estamos despierta partes de mi anatomía que no deberían estar despiertas tan temprano por la mañana, y no puedo evitar sonrojarme. Agradezco la inocencia de Taemin, la cual hace que ignore la reacción natural de mi cuerpo ante un movimiento tan íntimo.
-Tae... vamos a caernos... bájate.
Ríendo exageradamente, ignora mi petición, y no sólo eso, sino que hace todo lo contrario a lo que le rogué: comienza a moverse con el único objetivo de hacerme perder el equilibrio para que caiga sobre la cama. Pero yo también puedo jugar ese juego. Comienzo a hacerle cosquillas a ambos lados de la cintura, entonces sus risotadas se convierten en auténticas carcajadas, desesperadas por liberarse de las cosquillas. Comienza a gritar "para, para, para, para", pero el sonido de su risa es tan hermoso que no siento el más mínimo deseo de detenerme.
Y por eso acabamos ambos rodando sobre la cama, ríendo como un par de niños pequeños durante unos prologandos minutos.
Las risas se ven interrumpidas nada más por el sonido de la alarma, que me recuerda que es hora de que Taemin beba sus medicinas. Me levanto como si me hubiese pinchado el trasero repentinamente en la cama, y me dirijo al cajón en el que guardé todos los medicamentos que debo tener en cuenta para cualquier emergencia, y para el tratamiento regular que delimita que beba una de estas cada 12 hs. Preparo la pastilla junto a un vaso de agua fresca y lo llevo a la cama, donde se encuentra Taemin ahora respirando agitadamente, intentando recuperar el aliento luego de aquella escena. Sin chistar ni protestar, sin siquiera abrir la boca para nada, Taemin, sumiso, toma la pastilla y la introduce en su boca. Ya debe estar acostumbrado.
Por algún motivo se me cruza Hyunwoo por la cabeza. Y entonces recuerdo. Esta noche me toca trabajar... y aún no se lo he dicho a Taemin. Aún no sabe que perdí mi trabajo en la Interpol, de hecho. Mucho menos que estoy en otro lugar.
Y hoy no es momento de decírselo...
Me limito a llamar a Kibum para pedirle que le haga compañía esta noche, ya que mi turno va desde las 7 pm hasta las 7 am, y en todo ese lapso Taemin no puede estar solo. Necesita comer algo y tomar el remedio, y ni hablar de que tenga algún ataque nocturno, una pesadilla, o cualquier incidente mínimo. Es mejor prevenir que lamentar, y eso es algo que aprendí por las malas.
No le doy muchas explicaciones al niño cuando llega su amigo para tomar mi lugar mientras yo abandono la casa, me limito a decirle que ahora trabajo de noche. No hace preguntas, y asumo que puedo estar tranquilo por un tiempo más hasta que llegue el momento oportuno para revelarle lo que pasó. El problema sería incluir el motivo de mi renuncia... mi deseo de huir de él... y es algo que prefiero no tratar. No por ahora, al menos.
Ya estaba por pisar el acelerador cuando una mano golpea el vidrio de mi auto, llamándome: "¡hyuuung!". Es Hyunwoo. Me sorprende que me diga así, no suele hacerlo. Ni sunbae, ni hyung, ni tan siquiera Policía o lo que sea. Se conforma con un irrespetuoso "Yaa", al cual ya me acostumbré. 
-Menos mal que te encuentro -dice, cuando bajo el vidrio-. ¿Te importaría llevarme? Ya que vamos al mismo lugar, tenemos el mismo horario...
-Para nada -respondo, abriendo la puerta del acompañante-. Sube.
Con una sonrisa, la primera auténtica que le veo, se sube.
-Gracias, me salvas la vida.
-Descuida, no es ninguna molestia -respondo, honesto-. Como dijiste, vamos al mismo lugar, en el mismo horario... no me importaría llevarte todos los días.
Duda un segundo, pero luego me mira y sonríe ampliamente, esta vez incluso con más sinceridad que antes. Yo sonrío de vuelta. La sonrisa real de Hyunwoo es mucho más bonita que su sonrisa condescendiente de siempre.

Notas finales:

lo siento vengo con poco tiempo luego respondo los reviews de ChikaDorito, toomin y ciel_2min. Gracias! Espero que les guste :3


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