-No quiero ir -bufa Taemin por milésima vez-. No tengo ni un poco de ganas de ir...
-Lo sé, Taemin -digo yo, también por milésima vez-. Pero tienes que hacerlo.
-¿Por qué? -pregunta, girando los ojos-. Estoy bien. Ya no necesito ir a verla.
-Porque tu tratamiento aún no termino -le recuerdo, sonando más severo de lo que pretendía-. Te dejaron salir del hospital con la condición de que fueras cada quincena. Y no cumpliste con esa parte del trato.
-¡Porque ya estoy bien!
-Eso lo decide el doctor, Taemin, no tú -insisto, mirándolo de reojo-. Sólo tienes que ir y hablar con la psiquiatra por una hora. ¿Qué tiene de malo?
-Que me tratan como si fuera un bebé.
Suspiro, mientras freno en el estacionamiento del hospital. Una vez que aparco, me volteo a mirarlo e intento no perder la paciencia ni la calma. Entiendo que no le guste venir al hospital, pero él debe entender que es algo que tiene que hacer, y que no seguiré permitiendo que no cumpla con su tratamiento. Le prometí ayudarlo a curarse y eso hago. Así que, aunque se enoje y resongue, al final del día, necesita hacer esto. Por más que no quiera.
-Sólo es una hora, ¿podrías hacer el esfuerzo de intentarlo al menos? -le pido-. Si te trata como a un bebé, dícelo. Y pídele que no lo haga más.
-Llevo tiempo pidiéndolo -se queja, frustrado-. Hyung, de verdad que no quiero ir.
-Y de verdad que tienes que hacerlo -ordeno, tomando su mano y dedicándole una sonrisa-. Después te llevaré a Gio Cat, ¿qué dices?
-No es justo...
-Es por tu bien.
-Ah, está bien -suelta, vencido-. Pero me pides el pastel más costoso de todos, sino no.
-Que sean tres -susurro, guiñándole un ojo-. Ya, ve. Te vendré a buscar en una hora.
Luego de besar mi mejilla, baja del auto y camina hasta la entrada del hospital pateando cada roca que se cruza en su camino. Casi puedo escucharlo resoplar y repitiendo una y otra vez "esto apesta". No me gusta verlo así, pero no tengo otra opción. Si no cumple con su tratamiento, ¿cómo pretendo que mejore? Tiene que hacerlo y punto.
Hasta no asegurarme de que entró no arranco el auto. Conduzco dando vueltas por los alrededores, ya que debo mantenerme cerca para luego ir a buscarlo. Se me ocurre ir a alguna tienda, un parque, o lo que sea para matar el tiempo hasta que sea la hora de recoger a Taemin.
Me gustaría poder aprovechar este tiempo y hablar con Jinki sobre todo lo que me pasó, pero aún no he podido dar con él desde que volví de Incheon. Lo llamo y no contesta, cuando voy a su casa no se encuentra ahí. Me resigné, decidí esperar a que se digne a aparecer para poder contarle lo de Wang. Es lo mejor que puedo hacer. Aunque no sé cuánto tiempo pueda seguir escondiéndome. Tarde o temprano intentarán atraparme.
Todavía no sé qué haré cuando eso pase.
Bajo del auto luego de estacionarlo cerca del parque y camino sin un rumbo fijo, dando vueltas entre los pocos árboles que hay. Veo niños corriendo de aquí allá, parejas de ancianos sentados en las bancas, madres persiguiendo a los niños que corren gritando "¡cuidado! ¡Más despacio! ¡No corras!", gente bebiendo café y leyendo libros o apuntes, y algunas que otras personas casuales caminando que posiblemente, al igual que yo, intenten hacer tiempo. O tal vez sólo estén totalmente aburridos y no tengan nada mejor que hacer que caminar que caminar por el parque.
Dos chicos que van caminando un poco más adelante de mí me llaman la atención. Por nada en particular, realmente. Lucen como dos amigos o hermanos normales. Los dos parecen ser de mi edad, uno es apenas unos centímetros más alto que el otro, aunque creo que yo soy más alto que los dos. Uno trae el cabello negro, el otro castaño. Van vestidos casualmente, y caminan conversando, empujándose de a ratos. Son completamente ordinarios, al igual que yo. No sé por qué me llaman tanto la atención.
Imprudentemente, como suelo hacer todas las cosas últimamente, me acerco un poco con disimulación. Por simple curiosidad, tal vez porque me estoy convirtiendo en un chismoso, pero pronto me encuentro caminando casi pegado a ellos. Entonces, puedo escuchar su conversación claramente, como si fuera parte de ella.
-Supongo que tiene sus motivos para no querer volver a trabajar con nosotros -dice el más alto-. No deberías presionarlo tanto... Sólo lograrás que se enoje contigo. Si realmente quiere regresar, lo hará, y sino, seguirá adelante con su vida.
-Pero es que tú no entiendes, Joon -insiste el segundo, con una voz que me es horriblemente familiar-. Lo conozco demasiado bien. Sé que quiere volver, pero es un estúpido orgulloso que no quiere aceptar que se equivocó.
-Al igual que tu padre, mi amor -le recuerda el otro, con un tono burlón-. Es algo que ellos dos tienen que aclarar. Tú sólo deberías intervenir si ves que están por pasar de una discusión a un combate a muerte...
-Ni Minho ni mi padre accederían a verse para aclarar nada, y lo sabes.
Ok. Esto es demasiado para soportarlo. Tenía la leve esperanza de que la voz conocida y la historia exactamente igual fueran una coincidencia muy retorcida. Pero evidentemente, no es así. Lo que no entiendo es por qué carajo Jinki le está hablando a este sujeto de mí, de su padre, de nuestro problema y demás. O por qué rayos saldrían a caminar en un día libre para conversar sobre el tema. Y, sobretodo, quisiera saber quién demonios es este tipo "Joon" que acaba de decirle mi amor a Jinki, cuando el bastardo mentiroso ocultador de cosas y evadidor de amigos jamás mencionó estar involucrado con alguien.
-Tienes razón, al menos sé que Minho no accedería -suelto, y ambos se sobresaltan. Cuando se voltean, noto que el otro es Changsun-. Hola, hyung.
Jinki abre mucho los ojos. También abre la boca para decir algo, pero se ve que se olvida o se arrepiente porque enseguida vuelve a cerrarla. Changsun luce incómodo. Pareciera que lo encontraron robando o algo así por el modo en el que junta las manos y viaja la mirada en todas las direcciones. Algunos recuerdos vagos acuden a mi mente en cuanto veo el rostro nervioso de Changsun. Por ejemplo, la fiesta de gala de la oficina. Aquella en la que por poco me convierto en un pedófilo declarado por las cosas que me decía Taemin, los vi juntos perderse entre la multitud y me pareció extraño. Me acuerdo de que en aquel momento me pregunté: ¿desde cuándo son tan amigos? También recuerdo que, incluso antes que eso, cuando anunciaron la llegada de los colegas de Francia, ambos se habían ofrecido para el trabajo. Cuando le pregunté a Jinki por qué, sólo dijo que tenía sus motivos. ¿Será que sus motivos tenían que ver con Changsun? ¿Realmente son más cercanos de lo que parece? ¿Y por qué diablos Jinki no me contó nada? ¿Sería por esto que estaba evitándome estos días? ¿Para no tener que hablarme de su posible relación con Changsun?
-Siempre tan oportuno -suelta, por fin, Jinki-. ¿Qué haces aquí?
-Hago tiempo. Taemin está en el hospital -explico, fríamente-. Debo ir a buscarlo en media hora.
-¿En el hospital? -cuestiona, alarmado-. ¿Qué le pasó?
-Nada, Jinki. Tenía que ver a su psiquiatra -le recuerdo, y veo cómo se relaja, aliviado-. Podría habértelo dicho sin asustarte si me hubieras hecho caso durante la maldita semana.
-Estuve ocupado...
-¿Con "Joon"? -pregunto, irónico. Changsun debe estar deseando que lo trague la tierra-. Tengo muchísimas cosas importantes que decirte, y veo que tú también me debes algunas explicaciones.
-Será mejor que me vaya -murmura el susodicho, comenzando a caminar lentamente-. Nos... nos veremos más tarde.
-Está bien -susurra Jinki, y lo despide con una sonrisa tímida y forzada mientras él se aleja de nosotros. Una vez que ya no está Changsun, voltea a verme, furioso-. No te debo explicaciones, Minho. No eres mi padre, mi madre ni mi hermano mayor. Eres mi amigo y el... lo que sea, de mi primo.
-Ah, bueno, si así lo quieres -repongo, levantando las manos-. Un "lo que sea" que acaba de arriesgar el culo por buscar información sobre tu caso, pero no es tan importante como parece. Se ve que el señor Lee tiene cosas más importantes que hacer.
-¿Qué acabas de decir? -inquiere, atónito-. ¿Qué hay con mi caso?
-Tengo tantos datos que desconoces -me jacto, con una risa burlona-. Pero ni mierdas que te voy a ayudar ahora. Averígualo tu solo. O, mejor, que te ayude tu querido Joon.
-Deja de comportarte como una novia celosa, mocoso -ordena, tensionando la mandíbula-. Lo siento si no te conté que estaba viendo a alguien. Boohoo, qué mal. En otro momento hablaremos sobre eso. ¿Qué tanto sabes sobre Wang que yo no pueda saber?
-Tanto como sabe el ordenador de mi jefe, su cómplice.
-No me digas que...
-Es muy largo de explicar, hyung. Un día en el que no deba irme en unos minutos te lo contaré con sumo detalle -le prometo-. Y tú me dirás sobre... Joon.
-Por favor, deja de decirle así -pide, y comienza a reírse, un poco sonrojado, y toda la tensión se disipa-. Tampoco es tan sorprendente como Jonghyun y Kibum, ¿verdad?
-Es cien veces más sorprendente -corroboro, riéndome-. Creí que eras...
-Yo también -susurra, antes de que lo diga-. Pero supongo que no lo soy. Él se dio cuenta antes que yo mismo.
-¿Cómo pasó esto? -pregunto, confundido-. Quiero decir... apenas hablaban y... ¿Tan de repente?
-No fue repentino... llevó sus meses hasta que me convenció -explica, evitando mi mirada-. Al principio no quería aceptar que... Bueno, hasta que en la fiesta de la agencia... Te imaginarás.
-¿Te hace feliz? -le digo, sabiendo que indagar más en los detalles de su noviazgo sería inapropiado-. ¿Te gusta estar con él?
Sonríe sin decir nada. Sonríe más para sí mismo que para mí, como si estuviera guardando el secreto más bello del mundo. Sonríe de una forma que me permite saber la respuesta antes de que la diga.
-Sí, mucho.
Me mira y sus ojos brillan. Qué raro es ver a Jinki de esta forma. Siempre tan reservado y preocupado por los demás, nunca me paré a pensar que tal vez él también tenía una historia que contar. Y, evidentemente, la tiene. No me cuesta imaginar los debates mentales que habrá tenido que enfrentar. Yo también los tuve. ¿Soy gay? ¿Me gustan los hombres? ¿Será porque tiene "tal cosa" o "tal otra" que me atrae? ¿Estoy confundiendo amistad por amor? Y así, millones de preguntas más. Supongo que Jinki pasó por todo eso, al igual que yo. Supongo que le habrá costado mucho resignarse a que, en efecto, Changsun le gustaba y deseaba estar con él, al igual que a mí me costó un poco aceptar el hecho de que estaba enamorado de Taemin.
Aunque claro, dudo que la vida de Changsun sea tan complicada como la de Taemin.
Y pensando en eso, miro la hora en mi reloj y noto que ya debería subirme al auto para llegar a tiempo y no dejarlo esperando.
-Tengo que irme -aviso, metiendo las manos en los bolsillos-. Cuando quieras podremos hablar sobre Wang. En serio tengo mucho que decirte.
-¿Mañana por la noche?
-Suena bien.
-¿Te molesta si viene Jae Hwan? Él también está...
-En absoluto. Yo supongo que tendré que llevar a Hyunwoo.
-Bien. Que sea en mi casa.
-Allí estaremos.
Lo saludo con la mano y me marcho, caminando a paso acelerado. Llego al lugar en el que estacioné el Sonata y pronto me encuentro manejando con dirección al hospital. Aparco justo a tiempo, pues en cuanto me bajo del auto, Taemin está saliendo del edificio y buscándome con la mirada. Le hago señas con el brazo extendido y apenas me ve se apresura y corre hasta mí.
-¿Y? ¿Qué tal te fue?
-No lo sé -murmura, encongiéndose de hombros-. Vayamos a Gio Cat ahora.
Frunzo el ceño. Es obvio que no le fue muy bien. Se ve desanimado. O tal vez simplemente confundido. Sea como sea, subimos al auto nuevamente y conduzco hasta la ya muy familiar cafetería. Taemin permanece callado todo el viaje, sumido en sus pensamientos. ¿Realmente le fue tan mal? ¿Qué será lo que le molesta ahora? ¿Le habrán dicho que no ha mejorado tanto como creíamos?
Llegamos rápido y entramos al lugar, sacándonos los zapatos en la entrada y cambiándolos por las sandalias de siempre. Taemin se dirige a la mesa mientras yo hago el pedido, y pasados unos minutos se lo llevo. Cumplí con mi palabra, y le pedí un pastel entero para él sólo. Aunque sé que no lo va a terminar.
-Aquí tienes -digo, pasándole su frappe de fresa-. ¿Vas a contarme sobre la reunión o no?
-Gracias.
Apenas lo escucho pues habla con un hilo de voz, y noto que ignoró olímpicamente mi pregunta. Se encuentra revolviendo la bebida con el sorbete, apoyando la cabeza sobre su mano. Ni siquiera mira el enorme pastel que hay en frente de él.
-¿En qué piensas? -insisto-. ¿Hay algo que te preocupe?
-¿Qué somos? -suelta, de repente, y me mira-. Tú y yo.
-¿A qué te refieres?
-¿Qué somos? -repite, frustrado-. Cuando le hablé a la doctora de ti, no sabía cómo definirte. ¿Como mi amigo, mi compañero de cuarto y ex compañero de trabajo o mi novio? ¿Como todas esas? ¿O como ninguna de esas? ¿Solamente como Minho hyung? ¿Cómo?
Sus preguntas me toman por sorpresa. Me quedo callado un largo rato, pensando en qué decir. Tiene sentido que se haga todas esas preguntas. ¿Qué somos él y yo? Quiero decir... Nunca hablamos sobre el tema. Nunca nos sentamos a definir lo que hay entre nosotros con una palabra, o una etiqueta. Simplemente... somos. Estamos. Y ya. Nuestra historia y nuestra relación son algo complicado, muy difícil de explicar. No podría simplemente decir que Taemin es una cierta palabra para mí. No podría describir lo que él significa para mí con palabras, en realidad. Necesito más que eso para expresar lo magnífico que es, y todo lo que me provoca. Pero no puedo evitarlo y otra vez vuelvo a tener las mismas dudas. ¿No es un hecho que somos algo porque vivimos juntos? ¿O está mal que lo haya dado por sentado? ¿No es obvio que pasa algo más que amistad si siempre que podemos nos abrazamos, nos besamos, nos miramos de forma diferente a como miramos a alguien más? ¿No debería eso significar que estamos juntos de alguna manera? ¿Tendría que haberle pedido formalmente que fuera mi novio? No es que no quiera. Por supuesto que no es eso. Pero... no lo sé. Supongo que en el fondo, quería esperar a que Taemin estuviera completamente sano para pensar en algo más. En algo serio. Siempre tuve el temor de que, si se cura y madura y crece todo lo que no pudo durante su enfermedad... ¿Seguirá sintiendo lo mismo por mí? Ni siquiera sé si lo que siente es lo mismo que siento yo. Tal vez él no está enamorado de mí, sino que está agradecido por todo lo que hice por él y ya. No conoce otra cosa, no puede saber si me quiere de esa forma o sólo como a un amigo, si nunca había tenido algo así antes. ¿Por qué tiene que ser tan difícil dar una respuesta? ¿Qué somos?
-Tampoco sabes qué decir -susurra, devolviéndome al mundo-. Tal vez simplemente malinterpreté las cosas y...
-¿Qué quieres que seamos? -pregunto, interrumpiéndolo-. ¿Realmente quieres que seamos algo?
-Bueno... sí, hyung -admite, sonrojándose-. Creí que... que fui claro el otro día. Y esperaba que después de un tiempo me dijeras algo. No lo sé.
-¿Estuviste esperando a que diera el primer paso todo este tiempo? -cuestiono-. ¿Por qué no me dijiste nada? Yo no... no te hablaba del tema para no espantarte.
-Me daba miedo que tu respuesta no fuera la que quisiera oír. Y cuando apareció ese Hyunwoo simplemente...
-¿Quieres ser mi novio, Taemin? -susurro, mirándolo seriamente-. ¿Eso es lo que estás tratando de decirme ahora?
Baja la mirada después de asentir apenas, con temor y con vergüenza. Entonces, comienza a jugar con sus manos alrededor del vaso con el frappe. Noto como una sonrisa pequeña se forma en su rostro. Una sonrisa tímida, en realidad. Estiro la mano para tomar la suya y acariciarla. Entonces levanta la vista y me mira, mordiéndose el labio.
-Seremos lo que tú quieras -le digo, y sonrío-. Incluso si me pides que seamos Batman y Robin. Por ti, lo haría.
-¿En serio?
-Te lo juro.
Aunque no me hable, su sonrisa me lo dice todo. Está contento. Y yo también lo estoy. ¿Qué somos? Dos locos. Dos tontos. No importa. En nuestros sueños, somos Batman y Robin.
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