Me importan un carajo los gritos de Jinki y Jae Hwan preguntándome qué pasó, pidiéndome que pare de correr, etc. Lo único que me importa ahora es comprobar si es verdad.
Corro tan rápido que mis talones por poco no golpean mi cuello, así en pocos minutos me encuentro en el edificio. No tengo tiempo para esperar el ascensor, subo los cinco pisos corriendo por las escaleras. Mi corazón late acelerado y siento que el alma se me salió del cuerpo, me cuesta respirar y tengo tanta sangre circulando que puedo llegar a desmayarme si me quedo quieto. La voz de mi consciencia me susurra que lo más probable es que sea una broma o, en el peor de los casos, una trampa, pero eso tampoco me importa. Y si lo fuera, igual Taemin estaría en peligro. Sea como sea, termino perdiendo. Ya no importa. Sólo quiero asegurarme.
Las llaves se me caen al suelo de tanto que me tiemblan las manos. Estoy a punto de tirar la puerta abajo a la tercera vez que se me caen, pero por suerte logro, al fin, abrir la condenada puerta. Entro como un rayo a la casa, para encontrarla vacía.
La televisión está encendida. Kao está dormido en el sillón. Hay un vaso de leche sobre la mesa de café, a medio terminar, y un plato de galletas botado en el suelo. Pero no hay rastro de Taemin.
Me dejo caer al suelo. No puedo evitar comenzar a llorar, a gritar, a arrojar cuanta cosa se cruza por mi camino. Mi primer víctima es el plato, el cual rompo al golpearlo salvajemente contra el suelo. El vaso con leche vuela lejos, chocando contra el panel de la habitación. Mis llaves le siguen. Mi teléfono después. Más tarde mi propio puño, que choca contra el suelo reiteradas veces, lastimándose con el vidrio roto del plato. Lo tienen, tienen a mi niño. ¿Y ahora qué mierda hago? ¿De qué carajo me disfrazo en frente de su padre? ¿Cómo vivo con la culpa? ¿Dónde lo encuentro?
-¡Mierda! -grito, tirándome del cabello ferozmente-. ¡Mierda!
-¿Hyung?
¿Me estoy volviendo loco? Ahora escucho voces. Me pareció oír claramente a Taemin detrás de mí.
No, un momento. Sí lo oí detrás de mí. Me volteo lentamente, mirando sobre mi hombro. O es un fantasma, o estoy completamente loco, porque Taemin se encuentra parado en la cocina, mirándome casi con temor. Me levanto de golpe, y camino como en trance hasta él. Tomo su rostro con ambas manos, intentando comprobar si realmente es él, o si estoy teniendo visiones.
-¿Qué te pasa? -me pregunta, asustado-. Me estás espantando.
-¡Taemin! -exclamo, y lo atrapo en un abrazo histérico y desesperado-. ¡Dios mío, Taemin! Pensé que...
Dejo las palabras en el aire. Ahora no importa. Taemin está aquí, está bien, está a salvo. Me dedico a convencerme de ello, besando su frente y acariciando su espalda con alivio.
-¿Qué está pasando aquí, hyung? -insiste, sin corresponder a mi abrazo-. Si no me dices ahora mismo...
-Te prometo que te diré todo lo que quieras saber, pero ahora déjame abrazarte...
Al escuchar la demanda en mi voz, accede y se queda en silencio hasta que logro calmarme y soltarlo. Entonces me mira con el ceño fruncido, haciendo un chequeo rápido de mi condición. Es entones que noto el ardor en el cuero cabelludo y en las manos. Sobretodo en las manos. Me quito un pequeño vidrio, y comienza a salir sangre.
-¿En qué estabas pensando? -me regaña, mientras se pierde de vista y regresa con el botiquín de emergencias-. Siéntate, torpe.
Asiento y lo sigo dócilmente. Me obliga a sentarme en el sillón, y el se arrodilla en frente mío, en el suelo. Comienza a ponerme alcohol sobre la herida, haciendo que me arda como mil demonios. Pero no me quejo ni un segundo, lo observo maravillado. Me cuesta mucho entender lo que pasó.
Si no hablaban de Taemin... ¿A quién rayos tien...?
Ya sé. Ya sé a quién tienen.
Cuando me doy cuenta de lo que está pasando, me quedo boquiabierto.
-No, no, no, no...
-¿Qué? -pregunta Taemin, ajeno a mis conclusiones-. ¿Te estoy lastimando?
-No...
Me levanto de golpe, llevándome una mano a la cabeza. Antes de que pueda decirlo en voz alta, aceptar lo que acabo de descubrir, mi teléfono vuelve a sonar desde su rincón en el suelo. Me precipito sobre el aparato y abro un nuevo mensaje. Además del texto, trae dos fotos. Tomo aire antes de atreverme a verlas. Tengo mucho miedo de lo que pueda llegar a encontrarme.
Tal vez querrías verlo por última vez.
La primera foto es espantosa. Hay un cuerpo delgado y pequeño tirado boca abajo en un suelo que se ve frío y sucio, y absolutamente nada más. Tiemblo pasando a la siguiente imagen, sin saber qué esperar en este punto. Lo que veo me sienta como una patada en las pelotas. Un martillazo, mejor dicho. Encuentro a Hyunwoo recostado contra una pared, mirándo con temor a un punto detrás de la cámara. Luce fatal. A simple vista puedo ver que lo han golpeado. Se encuentra desaliñado, sucio por manchas de sangre y sudor en su ropa. Tiene un ojo morado, el labio partido y con un hilo de sangre. Es evidente que le tomaron la fotografía en cuanto terminaron de torturarlo.
Torturarlo.
-¿Ese es Hyunwoo? -cuestiona Taemin, horrorizado, sobre mi hombro. Logra asustarme-. Por favor, Minho. Dime qué está pasando. Tengo miedo.
Es demasiado. No puedo soportar esto un segundo más. Arrojo el celular, esta vez tan fuerte que se desarma, y me doy vuelta para mirar a Taemin. Nunca me sentí tan vulnerable en mi vida como en este momento.
Me abraza cuando comienzo a llorar. No hace preguntas, se limita a consolarme. Así como tantas otras veces yo lo abracé mientras él lloraba, ahora es al revés. ¿Le transmitiría la misma sensación de paz y seguridad que me está transmitiendo él ahora? Espero que sí. Me hace sentir mejor por unos breves instantes. Me ayuda a no pensar tanto. Me alivia.
Ya calmado, tal vez vacío, me incorporo lentamente, apoyándome contra la pared. Cierro los ojos y suspiro para poder relajarme, al menos lo suficiente como para ser capaz de hablar. Taemin, por su parte, se levanta y se dirige al teléfono. Murmura algo que no escucho. Lo oigo hablar a lo lejos, no sé con quién. No puedo prestar atención en este momento. Estoy colapsando. Pasados unos minutos, regresa a mi lado con un vaso de agua que deja en el suelo, entonces se sienta a mi lado y toma mi mano. Silenciosamente, reanuda la tarea de curarme. Está esperando a que esté listo para decirle algo.
-Te debo tantas explicaciones que no sé por dónde comenzar -susurro, avergonzado luego de haberme expuesto así-. Hay... muchas cosas pasando ahora mismo.
-Empieza por el principio, entonces -me aconseja, dedicándome una sonrisa cálida-. Tenemos tiempo... o eso creo.
-Hyunwoo...
-Entonces sí era él... ¿Qué pasó?
Cansado, vuelvo a contar el mismo relato, otra vez. Lo mismo que les conté más temprano a Jinki y a Jae Hwan. Siento que pasaron semanas de ese momento. Siento que pasaron siglos desde esta mañana, cuando vi a Hyunwoo, aún a salvo. Pero no, sólo pasaron unas cuantas horas. ¿En qué momento lo habrán atrapado? Después de nuestro encuentro, obviamente. Es injusto. Es realmente injusto que le hagan esto a él, en lugar de llevarme a mí. Intentan castigarme de la peor manera posible. Lo hicieron pensando que él era... supongo que alguien si nos vio esta mañana. Ellos.
Me siento un tremendo hijo de puta cuando oígo una voz en mi cabeza agradeciendo que haya sido él y no Taemin. Sí, gracias a Dios Taemin está a salvo. Pero no sacrificaría a Hyunwoo para proteger a Taemin.
Me sacrificaría a mí mismo. Hyunwoo no tiene nada que ver aquí.
-¿Por qué no me dijiste antes? -susurra, espantado, en cuanto termino de contarle todo-. Habría sido más cuidadoso...
-Una parte de mí creyó que si no sabías nada, no te pasaría nada...
-Tienes que dejar de tratarme como a un bebé, Minho.
-Lo siento -balbuceo, derrotado-. Sólo quiero protegerte.
-Lo sé -corrobora él, y me sonríe tristemente-. Pero debes dejar de hacerlo. Puedo cuidarme solo.
-Ahora sólo quiero esconderte lo más lejos posible de todo. No pretendas que no tenga miedo... Me estoy muriendo.
-Ya lo solucioné.
-¿De qué hablas?
-Llamé a Jinki hyung hace un rato -explica, levantándose y ayudándome a hacer lo mismo-. Te llevaré a la cama, ¿está bien?
-¿Y qué le dijiste? -inquiero, dejándome llevar hasta la habitación-. ¿Estaba despierto todavía?
-Lo dejaste preocupado. Dijo que vendría en un rato.
Asiento débilmente, comprendiendo. Espero no tener que dar más explicaciones por ahora. Estoy exhausto.
-Recuéstate -ordena Taemin, y una vez que lo hago, me arropa con cariño-. Te haré un té. Y luego dormirás.
No puedo negarme. Necesito, por una vez, que alguien más se haga cargo de la situación por mí.
Pasado un rato, regresa a mi lado, sentándose junto a mí, mientras bebo el té que me preparó. Lo tomo de a sorbos, simplemente por complacerlo. Me siento tan mal que creo que voy a vomitar en cualquier momento. No puedo sacarme las fotos de Hyunwoo de la mente. ¿Qué le habrán hecho?
-Minho, ¿me escuchas? -esa voz no es de Taemin-. ¿Qué rayos pasó?
-Hyung, ¿estás ahí? -esa voz si es de Taemin. Lo miro, confundido-. Jinki hyung está aquí.
-¿Qué hiciste ahora, pendejo? -pregunta el mismo, suspirando-. ¿En qué lío te metiste esta vez?
Pongo los ojos en blanco. Lo último que necesito ahora es un sermón de Jinki.
-No lo molestes, hyung -gruñe Taemin, defendiéndome-. Déjalo descansar. Está en estado de shock todavía.
-¿Estado de shock? -cuestiona Jinki, irónico-. Está bien, tú dime qué pasó.
Taemin se acerca al oído de su primo, supongo que le dice sobre Hyunwoo. La mirada de Jinki pasa de ser burlona a sorprendida. Abre los ojos como platos, y me mira cubriéndose la boca con la mano.
-Pobre niño -murmura, negando con la cabeza-. Tenemos que hacer algo pronto, Minho.
Asiento levemente con la cabeza, y termino el té que me dio Taemin. Entonces, me siento lentamente en la cama, para después levantarme. Mi niño me mira, preocupado. Acaricio su mejilla suavemente para luego darle un beso lleno de palabras que no soy capaz de decir. Me importa un comino que esté su primo presente, sólo quiero hacerle entender que no lo perderé otra vez.
-Hasta no asegurarme de que no corras peligro no me iré -le indico, lo suficientemente fuerte para que Jinki escuche-. Llamaré al mismísimo diablo si hace falta.
-Con que llamemos a Kibum creo que será suficiente -dice Jinki detrás de mí-. Tal vez debamos llamar también a Jonghyun.
-¿No puedo ir con ustedes?
-No, ni hablar -decimos los dos al mismo tiempo. Soy yo quien toma la palabra después-. Ya viste lo que le pasó a Hyunwoo. No dejaré que te pase lo mismo.
-Lo más probable es que estén siguiendo a Minho ahora, así que no podemos dejar que te vean con él -informa Jinki, asomándose por la ventana casualmente-. Hay demasiados autos afuera para ser estas horas de la madrugada. Algo traman.
Después de planear todo meticulosamente, acordamos salir a las 5:50 de mi casa, rumbo a la Interpol. Kibum y Jonghyun vendrán 10 minutos antes para quedarse con Taemin, sólo por si acaso.
Casualmente (y muy oportunamente, también) esos dos estaban juntos. Con una llamada y algunas pocas explicaciones, pusimos todo en marcha.
La madrugada pasó lenta y agónicamente. Sentía a cada segundo que, mientras más nos demorábamos, peor estaría Hyunwoo. Pero trataba de distraerme con cualquier cosa con tal de no pensar más en eso. Para el momento en el que Jonghyun y Kibum llegaron, me encontraba acariciando a Kao, casi como un tic nervioso. Me miraron con preocupación ambos, pero ninguno preguntó nada. Sin embargo, Jinki se adelantó y les explicó brevemente la situación. Jonghyun es parte de la investigación de Wang también, así que con decirle que se trataba de eso comprendió de inmediato lo que pasaba. Kibum se horririzó aún más que Taemin al escuchar todo.
-Pensar que podrían haberte llevado a ti -susurra una vez que terminan de hablar, acariciando el rostro de Taemin suavemente-. De sólo pensaro... Dios mío.
-Bueno, contamos con ustedes para proteger a Taemin -dice Jinki, acercándose a la puerta, guardando el informe de Hyunwoo en un bolso-. Nosotros nos iremos ahora. Vamos, Minho.
Sin decir nada, le doy un último beso a Taemin y salgo detrás de mi hyung. Salgo con miedo a la calle, casi esperando que alguien nos salte encima, pero no pasa nada de eso. Subimos al auto de Jinki y viajamos sin muchos inconvenientes hasta la agencia. Al ver el edificio alzándose a unos metros, me invade una sensación de nostalgia.
Extraño tanto trabajar aquí...
-Te juro que te haré entrar de nuevo cueste lo que cueste, Minho -susurra Jinki, una vez que llegamos-. Así tenga que acostarme con mi padre para lograrlo.
-Eso es asqueroso -bufo, siguiéndolo de cerca-. Pero yo también lo haría, en este punto.
Se ríe sin muchas ganas mientras subimos al ascensor. Observo cada centímetro del lugar, recordando anécdotas con casi todo. No sabía cuánto ansíaba volver hasta ahora. Pero no es fácil. Mi pulso se acelera a medida que avanzamos hasta la oficina del señor Lee, mi respiración se descontrola también. Me estoy volviendo loco. ¿Cómo rayos haremos para convencer a ese hombre que me odia tanto para que me tome de nuevo?
-Tú espera afuera -me ordena Jinki en cuanto nos paramos detrás de la puerta de la oficina-. No estás en condiciones de hacer nada bien ahora mismo.
No puedo protestar porque tiene razón. Así que de ese modo, luego de golpear la puerta y recibir un "pase", se adentra en la oficina y me deja afuera, esperando como un idiota. Pasan personas que recuerdo apenas. No sé el nombre de la mayoría. Alguien sale de la que era mi antigua oficina, y por algún motivo siento... ¿Celos? ¿Envidia? ¿Derrota? No lo sé. Pero me limito a cerrar los ojos y respirar profundamente. No es culpa del que la use ahora. Fue mi culpa, por ser un cobarde y renunciar. Yo solo me busqué esto.
Miro mi reloj y suspiro. Jinki lleva ya un buen rato metido ahí dentro. Como pensé, el señor Lee no daría el brazo a torcer tan fácilmente. Querrá humillarme. Verme implorando. A eso se redujo nuestra relación en los últimos tiempos. Una competencia constante por ver quién tenía razón, quién cedía primero. En un principio, creí que había ganado. Pero no, ya veo que perdí, y me toca rendirme ahora.
Mendigar por mi antiguo puesto de trabajo...
Pero en este momento no me importa. Hyunwoo está en peligro. Necesita mi ayuda. Está así por mi culpa, cosa que no merecía para nada. Tal vez si yo no lo molestaba esta mañana, él no me hubiera besado, y si no lo hacía, no estaría en esta situación ahora. No lo hubieran llevado simplemente por ser mi... lo que sea. Lo menos que puedo hacer ahora es luchar por rescatarlo. Me siento obligado a ello.
Pasada una eternidad, la puerta se abre. Ambos Lee, padre e hijo, salen de la oficina y se paran en frente de mí. Hago una reverencia respetuosa ante el padre de mi amigo, sin saber qué esperar. Noto que trae el informe en la mano, asumo que Jinki se lo mostró para impresionarlo.
-Hola, Choi -murmura, no muy contento-. Me ha dicho Jinki que investigaste por tu cuenta y muy hábilmente, propio de ti, sobre nuestro caso.
-Sí, señor.
-Y que lograste averiguar mucho más que nosotros.
Jinki hace una mueca. Entiendo de inmediato lo que pretende. Quiere que mienta diciendo que hice todo solo, sin ayuda de nadie. Aunque no tiene sentido, porque si leyó el informe se encontró con el pequeño mensaje de Hyunwoo. ¿O tal vez le habrá hecho creer que yo redacté el informe para él?
-Incluso se hizo pasar por un cliente en Incheon -aventura Jinki, como si mi imprudencia fuera algo digno de admirar-. Este idiota aquí o bien no tiene miedo o es un psicópata.
-Sea lo que sea, necesitamos más de eso -suelta el señor Lee, sorprendiéndome-. De momento creo que debemos dejar de lado los... rencores del pasado.
-¿Có..cómo?
Estoy atónito.
-Este caso está resultando más difícil de lo que imaginábamos -continúa, suspirando-. Lo único que sé es que si tienes tantos deseos de atrapar a Wang como nosotros... lo lograremos.
-¿Es en serio?
-Choi, estás dentro -sentencia, sacudiendo mi mano-. Esta vez... no lo arruines. No es bien visto que un agente se vaya de la Interpol y luego regrese como si nada.
-Daré mi mejor esfuerzo, señor -balbuceo, emocionado-. ¡Daré lo mejor de mí!
-Eso espero. Pero recuerda... estás aquí gracias a la relación que tienes con mi hijo -agrega, mirándome seriamente-. La primera vez no sé quién te dio el pase libre, pero esta vez te lo doy yo. Así que, recuerda siempre este favor. Empiezas mañana.
Con esto, se da media vuelta y se mete en su oficina, cerrando la puerta. Yo me quedo parado, confundido ante lo que dijo. "No sé quién te dio el pase libre". ¿A qué se refiere con eso?
-¿Qué quiso decir? -le pregunto a Jinki, confundido-. Con eso del pase libre...
-Minho, ¿no sabías que a la Interpol sólo se puede entrar si tienes buenos contactos? -cuestiona él a su vez, sorprendido-. Creí que... ¿realmente no lo sabías? ¿Cómo pensabas que habías entrado?
-¿Contactos? -insisto, sin entender nada-. Entonces... yo... pensé que mi... mi desempeño...
-Dios mío, qué inocente eres -murmura Jinki, y luego me palmea la espalda-. Nadie entra por desempeño a la Interpol. Que luego lo tengas o no, ya es otro tema. Esto es un negocio, Minho.
-Pero... nuestro trabajo... tantos criminales que...
-Ya, Minho, ¿qué importa? -me interrumpe-. Tú eres bueno, si eso es lo que te preocupa. Le agradaste a algún superior y te envió aquí, pero no por eso eres un mediocre. Haces bien tu trabajo.
Al notar mi conmoción, suspira frustrado. ¿Cómo puede decirlo tan tranquilo? ¿Es que él entró simplemente porque alguien le dio una mano y está conforme con eso? Yo no puedo soportar la idea de haber tenido un camino fácil desde el comienzo. ¿Un negocio? Somos una de las mayores fuerzas del mundo. No podemos tener empleados a la ligera, simplemente porque algún jefe pensó que merecíamos un lugar.
-Deja de pensar en eso, mocoso -ordena mi hyung, despertándome del trance-. Estás dentro ahora. Demuéstrales a todos que tú sí mereces tu puesto.
Intento esbozar una sonrisa mientras asiento y le digo que lo haré. Pero no esperaba esto.
Ya no estoy tan seguro de mis capacidades...
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