Era una noche tormentosa. El agua que convertía las calles de las afueras de Londres en ríos tempestuosos comenzaba a llegar a la puerta de aquel viejo negocio, una relojería tan antigua como la ciudad. Su actual dueño, Choi Seung Hyun, había heredado el negocio familiar a pesar de que siempre sintió deseos de ser violinista profesional. Sin embargo, su padre se negó ante aquella propuesta y Seung Hyun no volvió a pensar en ella.
A sus 25 años era uno de los jóvenes más bellos del lugar, a pesar de que gran parte de la sociedad le trataba mal por ser asiático, aún quedaban aquellas buenas personas que le hablaban con respeto y cariño. Sin embargo no solía dejar muy seguido la tienda, excepto cuando se presentaba algún violinista. Era su debilidad.
Choi estaba tomando un té frente a la chimenea, con un abrigado albornoz de terciopelo azul oscuro, mientras miraba el agua caer. Había colocado una barrera de telas y algo de arena desde el lado de adentro, que tendría que limpiar luego aunque no habría clientes hasta un par de días, cuando bajara el agua.
Un fuerte golpe en la puerta lo saco de sus pensamientos y a través del ambareado cristal pudo ver una figura. Un chico, completamente mojado y temblando de frio.
Choi en ese momento no lo supo, pero ese muchacho no temblaba por frio, temblaba por miedo.
Motivado por razones desconocidas, abrió la puerta y lo metió en una exhalación. El más bajo cayó sobre un sillón viejo cercano con los ojos muy abiertos.
-- No elegiste el mejor día para salir a pasear, ¿sabes? –Le dijo mientras volvía a acomodar su muralla contra agua- puedes quedarte aquí hasta que la tormenta pase, no me gusta ver a perros callejeros sin un refugio decente.
-- ¿Tengo cara de haber salido a dar una vuelta de madrugada? Gracias por el amparo, supongo. Eres de lo más amable –le dijo el pequeño con voz claramente sarcástica-
-- Ten –Seung le arrojo una toalla para que se secara- estás haciendo un charco, sécate. Me llamo Seung Hyun.
-- Ji Yong –contesto el otro mientras se envolvía cual oruga en la toalla- ¿tienes algo de ropa que me entre? No puedo seguir usando esta.
-- Claro mi señor, déjeme ver que tengo –contesto Choi mientras revoleaba los ojos- valla princesito –mascullo cuando se alejó lo suficiente- bueno pensaba darle al vecino esta ropa que ya no me entra pero de momento te servirá.
Le dio un pantalón negro y una camisa de algodón junto con un pulóver de lana gris.
-- Parezco un abuelo –dijo Ji Yong con una mueca de disgusto-
-- O usas eso o te quedas desnudo. Por respeto a mis ojos, haz lo primero. Mientras dame tu ropa, la pondré a secar.
-- ¿Puedo cambiarme cerca de la chimenea?
-- Solo porque muestras modales.
Ji Yong corrió hacia el calor y se sacó la ropa. Seung Hyun miro hacia otro lado, pero daba pequeños vistazos de reojo. El chico estaba bastante bien.
Seung Hyun pero qué demonios estás pensando –se reprochó a sí mismo-
-- Entonces dime Ji Yong ¿Qué haces afuera con semejante noche? Es tarde, son las 3 de la madrugada.
-- Salí temprano, cerca de las 12 a tomar aire porque no podía dormir –explicaba el menor mientras abotonaba la camisa- y cuando estaba caminando un grupo de delincuentes empezaron a perseguirme. Me escondí en un callejón y cuando se alejaron y estaba queriendo volver se desato esta desgraciada tormenta. El hotel donde me estoy quedando estaba lejos, así que fui de techo en techo queriendo evitar mojarme pero –metió la cabeza en el pulóver y se arregló el cabello- comenzó a llover más y más fuerte y las calles a llenarse de agua. Como sabrás, en esta cuadra el único lugar con reparo es tu negocio así que bueno, esa es mi historia.
-- Ya veo, y ¿los matones no te siguieron mientras corrías de techo en techo?
-- Creo que los perdí, pero no estoy seguro.
-- Bueno si llego a tener problemas, me acordare de ti y te buscare para que pagues posibles destrozos.
-- Está bien, está bien, lo que digas.
Luego de eso pasaron el resto de la noche tomando te en silencio, con el ruido de la lluvia de música de ambiente.
Cuando aclaro, y la lluvia se detuvo, Ji Yong tomo sus cosas y se alejó con cuidado entre las calles inundadas.
-- Gusto en conocerte Seung Hyun –dijo para sí mismo cuando se alejó de la tienda, con una sonrisa en el rostro-
Mientras el más alto lo veía alejarse, se preguntó de dónde habría salido aquel chico de pelo rubio.
-- Que muchacho extraño –dijo Choi mientras ordenaba la tienda y limpiaba- ah debo terminar con esto temprano, quiero ir a ese concierto de violín de la tarde.
-- Buen día joven Choi – un hombre mayor, de apellido White, se asomó por la puerta del negocio de enfrente, una panadería- ¿tuvo problemas con la tormenta?
-- Buen día señor White, no, para nada. ¿Y usted? ¿Irá al teatro esta tarde?
-- Solo unos pequeños charcos por goteras que tengo que arreglar muchacho –el señor White tenía 65 años, y desde hacía 20 tenía goteras que arreglar- claro que iré. El nombre del violinista suena extravagante y me pregunto qué clase de música tocara.
-- Tiene razón. Bueno señor, si me disculpa terminare de limpiar. Hasta luego señor White.
Choi cerró la puerta luego que su vecino inclinara la cabeza en modo de saludo y prosiguió con su limpieza matutina.
El concierto empezaba a las 6 de la tarde y a las 5 Seung Hyun ya estaba sentado en la primera fila. Trabajaba duro para poder costear aquellos asientos, quería apreciar el arte en todo su esplendor.
Poco a poco los asientos se fueron llenando y a las 6 en punto el telón se corrió. Solo había un atril de metal en el centro. Entonces un joven entro y todo el mundo se levantó y aplaudió.
Seung Hyun no pudo hacerlo, porque estaba demasiado sorprendido.
-- Buenas tardes damas y caballeros, soy G-Dragon. Espero disfruten la función.
Entonces comenzó el concierto. El muchacho movía hábilmente sus dedos, una melodía fuerte y con pasión, totalmente atrapante.
Seung Hyun no podía quitar sus ojos de aquellos movimientos
-- Es… hermoso- dijo mientras apoyaba sus antebrazos sobre los muslos-
Ji Yong dio un último movimiento y la luz se apagó. La multitud aplaudía efusivamente, había sido una pieza maravillosa.
Seung Hyun decidió ese día que debía volverse más cercano con ese muchacho extraño, porque su corazón había sido capturado por su melodía.