Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Love Hangover por xlhsmlkt

[Reviews - 166]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

 

 

  ¡Buenas noches a todos ♥! 


¡Al fin termine el segundo episodio! Realmente fue cansado y salió un poco más extenso que el primero, pero espero que sea de su agrado♥.

 

 

Bien, no los entretengo más y lean♥, en este capítulo notaran algo(?).

 

PD. Desde ya pido disculpas por si hay algún error gramatical o algo no tiene mucha coherencia, procuré leerlo y re-leerlo, pero aun así algo pudo haberse escapado de mis manos orz.

Capítulo 2     Making a new start


 


 


—     ¡Muere maldito Zombi! ¡Muere! — Me levanté del sofá, comenzando a gritar cuando vi aquel monstruo acercarse a mí. — ¡Aléjate maldito!


—     Baekhyun, ¿crees que gritando a la televisión hará que ganes la partida? — Escuché la voz de Kyungsoo a mi costado derecho y resoplé.


 —     Sé que… ¡Oye no maldito, aléjate! — Miré mi pantalla de plasma, apretado los botones de B con mi diestra al mismo tiempo que mi mano izquierda manipulaba el joystick de forma endemoniada. 


—     Es un juego, cálmate. — Lo miré de reojo intentando crear nuevas combinaciones con el control de mi Xbox, pero hasta eso parecía no funcionar. 


—     ¡No puedo perder! — Giré mi rostro de lleno hacía Kyungsoo, quien me miraba con un libro en manos que se puso a leer al momento que había llegado a mi apartamento. — Un Zombi no puede ganarme.


Cuando terminé de decir aquello, escuché un grito horroroso de mi avatar que provocó que de inmediato girara mí vista a la pantalla, comprobando lo que temía: el zombi acabó con mi personaje. Mierda. Ni siquiera podía concentrarme en los videojuegos. Con resignación me tumbé sobre el sofá, y dejé el control a un costado de mí, viendo el techo. Estaba hecha una mierda desde el domingo por la noche.


—     ¿Aun piensas en él? — Pregunto Kyungsoo acercándose hasta quedar a un costado de mí en el sofá. Confirmé con un pequeño sonido de mis labios. — Aún no puedo creer lo que me dijiste, ¿cómo pudo él haberte confundido con una mujer hasta llegar al grado de tener relaciones contigo? — Viré hacía mi amigo, y noté su entrecejo fruncido. — Es un completo idiota Baekhyun. 


Suspiré profundo y cerré mis ojos.


 


Tampoco yo podía comprender lo que había pasado tres días atrás, cuando fui a dejar la cartera que Park Chanyeol había olvidado en mi casa. No podía comprender como él creyó que yo era una mujer. Sé que no seré el hombre con la apariencia más masculina en la faz de la Tierra. ¡Pero vamos! Tengo cosas que claramente me diferencian de una chica. 


—     Imagino que estaba tan borracho que no supo distinguirme. No lo sé realmente. 


—     Baekhyun, respóndeme esto con toda sinceridad. — Asentí, esperando su pregunta. — ¿Te gustó tanto, al grado de intentar quedar con él nuevamente? — Recargué mi cabeza sobre el hombro de Kyungsoo, y me quede pensativo. 


Demonios, ¡sí! Me había fascinado desde el momento que se cruzó ante mí en el club, el sábado por la noche. Simplemente no pude dejar de verlo. 


—     Creo que me gustó más de lo que debería. —Miré directo a mi cama que alcanzaba a ver desde el sofá y suspiré.


De forma instantánea, nuestro primer encuentro se recreó en mi mente. Él había tomado mi hombro de una manera tan repentina que incluso me había asustado, pero en el instante que lo vi, aquel sentimiento de susto se transformó en una sensación electrizante que no dejó de recorrer mi cuerpo durante toda la noche. La voz ronca que me dedicó después de que yo le pregunte si se sentía bien, me había dejado sin aliento. Era tan masculina, que provocó que la temperatura corporal en mí, se elevará de inmediato. 


Y eso había sido sólo el principio, porque lo que vino después fue mil veces mejor


Él se había armado de valor para coquetearme y yo sinceramente no podía creerlo, era la primera vez que alguien se me adelantaba en los planes, lo que lejos de disgustarme, me había encantado al extremo de excitarme. Esa noche descubrí que él era capaz de encenderme haciendo poco. 


Sus manos, sus labios, la forma en que su cuerpo chocaba contra el mío ante aquel baile tan sensual que habíamos compartido, todo eso había sido tan maravilloso que sólo una idea rondaba mi mente: repetir


—     Deja de pensar en él. Encontrarás a alguien mejor que no te confunda con una mujer. — Kyungsoo recargó su cabeza sobre la mía, tratando de consolarme. 


—     Lo sé. Pero me hizo sentir como ninguno. — Reí sintiéndome tonto. — Soy un completo idiota, nunca debí acostarme con ese hombre sabiendo cuan ebrio estábamos los dos. 


 —     Por eso tienes que hacerme caso. Un día puede pasarte algo malo si te vas con tipos que están borrachos. — La severa voz se dejó escuchar de los labios de mi amigo, mostrando su preocupación por mí. 


—     Tienes razón, pero así soy yo Kyungsoo, ¿qué quieres que haga? — Dije con resignación. 


Porque sí, Kyungsoo tenía razón. Yo solía ser una persona demasiado descuidada y confiada. No me importaba entablar conversaciones con desconocidos o con gente ebria, siempre y cuando no llegarán a incomodarme. 


—     Deberías estar más alerta a tu alrededor. Últimamente puros idiotas se acercan a ti, ¿acaso no recuerdas a Jung Ilwoo? — Rodé los ojos al instante de escuchar su nombre.


—     Por favor, no lo menciones siquiera. — Me recompuse en el sofá, y miré a Kyungsoo. — Que ya no lo aguanto en el restaurante, sólo está cargándome la mano con trabajo. Haciendo que me quede tiempo extra y haga la mayoría de los platillos cuando tenemos más chefs. Sé que quiere que me vaya de ahí y queda poco para que lo logre. 


 —     No debiste meterte con tu jefe, Baekhyun. — Me levanté del sofá para ir a apagar la consola de videojuegos, escuchando aquellas palabras. 


 —     Jamás volveré a tener relaciones con un jefe. Amor y trabajo no funcionan juntos. — Terminé por apagar el televisor y la consola, viendo a Kyungsoo desde mi posición. 


Algo que había comprobado y experimentado a mis veinticinco años, era no mezclarte con tu jefe, porque las cosas nunca funcionaban bien. 


Mi primer y último intentó fue con Ilwoo. A él lo conocí un año atrás cuando me incorporé como chef en el restaurante «Myeongdong Kyoja», siendo él mi jefe. La primera vez que lo vi al cruzar por la puerta de la cocina, solamente una palabra vino a mi mente para describirlo: «caliente». 


Porque si algo poseía Ilwoo era un sex appeal impresiónate, en el cual mujeres y hombres caían por igual a sus pies. Incluso yo caí redondito tan sólo a la primera semana de conocernos.


Pero no fue mi culpa, sino de él junto a esa estúpida sonrisa y la forma maravillosa en que nuestro uniforme se ceñía a su cuerpo. Todo eso me había hipnotizado de una manera tan ridícula, que no podía dejar de verlo cada que me dirigía la palabra. Hasta que el grandioso día llegó: él día que me invito a tomar unos tragos luego de una larga jornada de trabajo. Me sentí frenético, tanto que no pude tomar más de dos cervezas porque sentía que vomitaría de los nervios. 


Después de esa salida, muchas más vinieron. Ese tiempo fue perfecto, creí que había encontrado a la persona perfecta para mí. Pero nada, absolutamente nada en este mundo era perfecto, e Ilwoo no era la excepción. 


Había descubierto cosas en él que eran claras señales de huida: celos, posesividad, control e infidelidad.  Por lo cual sin dudar un segundo, dejé las cosas claras con él y dejamos la “relación” que teníamos. Y desde ese día él jamás volvió a dejarme en paz. 


—     Deberías buscar un nuevo lugar donde trabajar. No esperes a que él llegué a despedirte o humillarte. —Kyungsoo dijo con intranquilidad. 


—     Es lo que he pensado. — Lo observé y tomé asiento en una de las sillas de mi pequeño comedor. Inmediatamente viré mi vista hacía la tira de imágenes que tenía colgando en la pared contigua a mí y noté el espacio vacío donde había estado la foto que Chanyeol se había llevado. — Intentaré contactarme con un ex compañero de la universidad a ver sí él puede ayudarme a encontrar un nuevo trabajo.  


Kyungsoo asintió con la cabeza, mostrándose más tranquilo ante mis palabras. 


—     Me parece bien que hagas eso Baekhyun, pero por favor, a partir de ahora tienes que controlar tus hormonas. Ya no eres un adolescente para estar con estos líos amorosos. — Sentenció frunciendo el entrecejo, guardando su libro en su mochila. No pude evitar alzar una ceja ante sus palabras. 


—     Ya, ya, trataré de controlar mis hormonas. — Reí poniéndome de pie para caminar hasta a él. — ¿A dónde pretendes ir con tanta prisa, no te quedarás a cenar como siempre solemos hacerlo? — Entrecerré mis ojos analizando a Kyungsoo. 


Desde el domingo había notado algo extraño en él, cuando después de haber despertado al lado de Chanyeol, él me había llamado a mi móvil para pedirme ayuda a desempacar sus cosas, pues desde hace una semana se había mudado a un nuevo apartamento que quedaba más cerca del club donde él fungía como bartender. A partir de ese día un brillo en sus ojos había aparecido. 


—     No puedo. — Respondió evadiendo mi mirada. Con sus acciones sólo me estaba haciendo atar cabos. — Necesito terminar de desempacar algunas cosas. Jamás creí que tuviera tantas, por lo que es cansado hacerlo solo. — Miró de reojo a mí, mostrando una sonrisa nerviosa en sus labios. 


—     ¿Es así? — Arqueé las cejas cogiendo sus hombros, inspeccionando sus expresiones. — Eres pésimo mintiendo, ¿sabías? — Reí dando un apretón en sus hombros. — Quieres ir rápido a casa para presentarte con el vecino frente a tu puerta. — No pregunté, afirmé. — No se te ocurra negármelo, el domingo noté las miraditas que se daban cuando nos ayudó a subir unas cajas a tu apartamento. 


—     ¿Eh? — Sus ojos se abrieron de una forma casi exagerada: había dado en el blanco. — No sé de qué me estás hablando. — Se soltó del agarre de mis manos sobre sus hombros, para colocarse la mochila sobre estos. — Yo no soy como tú que anda buscando con quien quedar. 


Abrí mis ojos y mi boca con sorpresa. Kyungsoo en ocasiones decía las cosas sin ningún tipo de anestesia. Sin embargo no me moleste, sólo porque era él, si cualquier otro me hubiera dicho aquellas palabras, ya estaría mordiendo el polvo. 


—     Me haces ver como un cualquiera con tus palabras. — Fingí molestia cruzándome de brazos. — Tan sólo busco divertirme, pasar momentos agradables. — Guiñé un ojo hacía él, ganándome un golpe de su parte. — ¡Ah! Eso dolió. — Fruncí mis labios y llevé mi mano hasta dónde propino el golpe.  


—     ¿Diversión? Baekhyun, tú sabes perfectamente como es tú situación. Mírate, justo ahora estás pensando en un tipo que tuvo sexo contigo creyendo que eras una mujer porque él estaba ebrio. Y no es que parezcas un cualquiera, simplemente te dejas guiar por tu sentimientos de forma impulsiva. Eso es todo. — Se acercó un poco más a mí, sobando el lugar donde había golpeado previamente, mostrando una sonrisa cariñosa, de esas que solamente yo conocía de él. 


—     ¡Yah! No menciones eso de nuevo. — Cubrí mis oídos con mis manos, como cualquier chiquillo que no deseaba escuchar a su madre. — Es algo que jamás volverá a repetirse en mi vida, así que no tienes por qué mencionarlo de nuevo. — Rodé los ojos resoplando un poco.


—     Ya, ya, calma. — Kyungsoo mencionó sin permitir que la sonrisa desapareciera de sus labios. — De todas formas no pienses demasiado en ello y mejor dedícate a descansar, desde hace un par de días tienes mal aspecto. — Ladeé mi rostro y asentí a sus palabras. — Nos vemos pronto Baekhyun.


Caminó hasta la puerta de mi apartamento, abriéndola y cruzando por esta, dedicándome una sonrisa junto a un agité de manos, a modo de despedida.


Y ahora, me encontré solo con mi ruido mental el cual no me dejaba descansar ni un segundo al pensar en aquel hombre.


De inmediato apagué las luces de mi apartamento, y me dirigí a mi cama saltando sobre ella cayendo acostado boca abajo, quedando casualmente en la parte donde Chanyeol había amanecido a mi lado aquel día. Cerré mis ojos, suspiré profundo aspirando un aroma que me dejo sin aliento. 


—     Huele a él… — Susurré en voz baja, cogiendo la gran almohada donde él había descansado, olfateándola sin poderlo evitar, sintiendo aquella fragancia tan masculina colarse por mis fosas nasales, la cual me encantó desde ese día.


Volví a abrir mis ojos y estiré mi mano derecha hasta el buró donde estaba cargando mi móvil, el cual cogí enseguida y presione el botón rectangular para desbloquéalo, esperando encontrar algo que había ansiado desde el domingo: una llamada o mensaje de Chanyeol. 


Tontamente creí que él deseaba volver a verme y que por ello había dejado su cartera en mi habitación. Tanta era la emoción que se me ocurrió la grandísima idea de colocar una tarjeta con mis datos dentro de ella, específicamente, mi número de móvil y mi nombre. Creí que era justo que supiera mi nombre, porque yo ya sabía el suyo al haber leído sus identificaciones, además de que era una forma más sutil de demostrar que yo estaba dispuesto a volver a quedar con él, que estaba interesado en él. Pero pensar aquello sonaba tan ridículo ahora.


—     Apuesto a que ya ha quemado la tarjeta con mis datos. — Reí sin ganas, girándome sobre la cama quedando boca arriba sin soltar la almohada. Alcé  mirando directo al techo, hacía las estrellas fluorescentes que se iluminaban frente a mí gracias a la escasa luminosidad en la que me encontraba, ya que sólo tenía encendida  lámpara de mi escritorio, y esta no daba la suficiente luz como para opacar mis estrellas.


Exhalé profundo, y una sacudida recorrió mi cuerpo haciendo que me aferrará más a la almohada. Las estrellas


Ellas me habían acompañado la mayor parte de mi noche junto a Chanyeol, cuando él se  había empeñado en tenerme acostado boca arriba sobre la cama, todo, para poder devorar mi cuello de una forma en la que nadie en mi vida lo había hecho.  


—     Dios… — Mascullé cerrando mis ojos, dando un profundo suspiro al recordar la sensación que sus labios me habían entregado sobre mi cuello, la suavidad con la que sus manos habían recorrido cada parte de mí, la gentileza con la cual él había sido uno conmigo.


Todo lo acontecido sería difícil de olvidar para mí. Estaba deseando volver a sentirlo a mi lado. Estaba añorando volver a estar con aquel desconocido.


—     Estoy loco. — Dije reprendiéndome al tener ese tipo de pensamientos.


Con agilidad, me senté sobre la cama y dejé la almohada a un costado de mí, teniendo la oportunidad de deslizarme sobre el colchón hasta llegar a la orilla, bajando mis pies hasta tocar el suelo. Al instante, me levanté y caminé directamente al espejo que estaba situado en la pared de mi recamara.


Cuando vi mi reflejo, una inmensa sonrisa se formó en mis labios: incluso teniendo mi camisa puesta, sabía perfectamente en donde él me había marcado. Sin pensarlo dos veces, comencé a desabotonar la prenda, dejando mi pecho al desnudo en tan sólo unos cuantos segundos. Ver mi piel me hizo recordar, pero cuando mi mano corrió la camisa para dejar mi hombro izquierdo al descubierto, mi respiración se detuvo por unos momentos. 


Entrecerré mis ojos y la yema de mis dedos se pasearon sobre aquella marca roja que tenía sobre mi piel, aquella marca que Chanyeol se había esmerado en hacerme aquella noche.


«Esto es para que me recuerdes.»


Temblé al recordar las palabras que me había dedicado en ese momento, su voz embriagada y cargada de placer jamás podría olvidarla. Luego que él me dedicará esas palabras, su siguiente tarea había sido morder y succionar la piel de mi hombro como si fuera lo más extraordinario de este mundo, la fascinación y dedicación que me había entregado, no tenía ningún punto de comparación. Había sido único y maravilloso. 


Con lentitud, terminé de quitarme la camisa, quedando desnudo en la parte superior de mi cuerpo, y jadeé. No sólo mi hombro había sido marcado por él, también mi cuello, mi pecho y mis brazos habían sido marcados y yo me sentí tan fascinado de ello. Porque eso era un claro recordatorio de que él había disfrutado tanto como yo. 


—     Sabía que yo era hombre, estoy seguro. — Apoyé mis manos a los costados del espejo, y miré fijamente mis ojos al decir aquellas palabras.


Aunque él lo haya dicho, era imposible que no se haya dado cuenta que yo era un hombre. Vamos, acarició todas las partes de mi cuerpo, y cuando digo todas, son todas. Realmente me sentía frustrado, nunca en mi vida alguien me había hecho eso.


Separé mis manos de la pared y giré sobre mis talones para ver mi espalda, que no estaba exenta de las marcas de aquel hombre.


Pero así como él me había marcado, yo también me había encargado de hacer lo mismo: no pude evitar sonreír ante ese hecho. Chanyeol me recordaría por un largo tiempo, estaba seguro.


—     Debo dejar de pensar tanto en él. — Entrecerré los ojos, dirigiendo mis pies hacía el baño con la intensión de tomar una ducha. Sin embargo, el timbre de mi móvil, me paralizó por completo.


Mi corazón se detuvo y comencé a respirar trabajosamente al escuchar como mi teléfono estaba timbrando. ¿Acaso se había animado a llamarme? La emoción fue difícil de contener en mí, por lo que a toda prisa salté sobre mi cama, cogiendo el teléfono deslizando mi dedo sobre la pantalla para aceptar la llamada. Era un número desconocido, así que la esperanza de que él estuviera marcándome, se encendió en mi interior.


—     ¿Diga? — Respondí lo más tranquilo que pude, mientras me recostaba sobre mi colchón mordiendo mi labio con fuerza. No deseaba que él escuchara mi emoción, debía contenerme. 


—     ¿Baekhyun?


Al escuchar la voz, mi corazón se congeló y la expresión de infinita emoción en mi rostro denotaba ahora una sola cosa, decepción.


—     ¿Baekhyun, estás ahí?  — Cerré mis ojos frotando mi sien izquierda, sintiéndome un completo idiota. — ¡Contesta carajo! No tengo todo tu tiempo. 


—     ¿Qué quieres Ilwoo? — Mi voz sonó con más desanimo del que yo hubiera deseado. Fui un idiota al creer que Chanyeol me llamaría. — ¿Por qué me llamas desde otro número? 


—     Cambié de teléfono. — Con el simple hecho de escuchar su voz, me ponía de mal humor. — ¿Por qué preguntas, esperabas la llamada de alguien más? 


Escuchar eso fue como sentir una patada en el hígado por la simple razón de que había acertado. Sí, esperaba la llamada de un hombre al cual no podía sacar de mi mente, después de aquella sesión de sexo.


—     Ve al grano, ¿qué quieres? — Respondí hastiado, volviendo a sentarme en la cama notando la almohada que momentos antes había abrazad. En ese instante, el coraje me invadió por lo cual tomé esta con mi mano izquierda y la boteé lejos de mi cama, no quería recordarlo en esos momentos.   


—     De acuerdo, de acuerdo. Vaya, estás más malhumorado que de costumbre. — Una risa por su parte me hizo suspirar de frustración. Había arruinado mi noche. — Necesito que mañana temprano vayas a comprar algunas cosas que necesitamos para los platillos. Te mandaré un mensaje con la lista de lo que nos hace falta. El dinero te lo repondremos mañana cuando llegues al restaurante.  


—     ¿Por qué tengo que ir yo? Tenemos quien nos surte de todos los ingredientes que necesitamos. — Continúe masajeando mi sien, tratando de alejar un maldito dolor de cabeza que quería terminar haciendo mi noche aún más terrible. 


—     Oh Baekhyunnie, te lo estoy pidiendo, por favor. Y ve temprano, que tenemos que tener todo listo para cuando abramos mañana, así que veté a dormir ya que tendrás que madrugar. — Aquello fue lo último que pude escuchar antes que él colgará. 


Si algún tiempo llegue a sentir algo especial por Ilwoo, ahora lo aborrecía. Después de nuestra ruptura, él se encargó de hacerme cosas de este tipo: ir a mandados, cocinar el doble que los demás chefs, e incluso no tener días de descanso por semanas. Estaba agotando mi paciencia, y él lo sabía.


—     Creo que sí haré caso a Kyungsoo y renunciaré, no resisto más. — De inmediato sentí como mi móvil vibró en mi mano y miré la pantalla, Ilwoo me había mandado ya el mensaje con la lista que debía comprar. 


Cuando la leí, mis ojos se abrieron como platos. 


—     Un costal de arroz, hojas de sésamo… ¡¿Diez kilos de hanwoo?! ¿Cree que soy rico o qué? — Bloquee mi móvil y lo tiré en algún lugar de la cama, al mismo tiempo que dejaba recostar mi espalda sobre el colchón. 


Inmediatamente me sentí cansado, toda esta situación que me rodeaba desde aquella noche en el club se me hacía difícil de manejar, y eso no era propio de mí, si algo no me gustaba lo dejaba sin problemas, y al contrario, si algo me fascinaba podía obtenerlo sin dificultad. Pero al parecer, esta ocasión era distinta. 


Una sonrisa escapó de mis labios al volver a toparme con las estrellas de mi techo, ellas lograron relajarme un poco, así que las observé por unos segundos más hasta que me decidí cerrar mis ojos para dejarme llevar por el sueño que me atacó de repente. 


Chanyeol. 


Pensé una vez más en aquel nombre antes de caer en un profundo sueño, que me sumergió de nuevo en él.


 


(«»)


 


—     Ahjussi, deme un costal de arroz por favor.


Pedí al señor de un pequeño local que estaba situado cerca del restaurante donde trabajó. , eran las siete de la mañana y tal como Ilwoo me había pedido, me había despertado lo más temprano que pude para venir al mercado a comprar los ingredientes necesarios. Lo había hecho con el único propósito de no terminar peleando de nueva cuenta con él, como solía hacerlo a diario. No obstante, la idea de renunciar aún seguía rondando mi mente. 


—     Aquí tienes el costal de arroz, chico. — Viré inmediatamente el rostro hacía el señor, tratando de esbozar una sonrisa relajada, pero el resultado era todo lo contrario. De tan sólo ver aquel costal, sentí que me rompería la espalda en un dos por tres. 


—      Muchas gracias. — Rápido cogí el costal de la parte de arriba, y lo arrastre hasta mí. — ¿Puede cargarlo a la cuenta del restaurante Myeongdong Kyoja, ahjussi? Usted ya me conoce, así que sabe que enseguida vendrán a pagarle. 


—     Anda, no te preocupes, que siempre me pagan de inmediato. — La gran sonrisa que el hombre me mostró, me dejó tranquilo. Porque si Ilwoo creyó que pagaría todo de mi bolsillo, estaba completamente equivocado.


—     Gracias de nueva cuenta. — Sonreí amplió, despidiéndome del señor dando media vuelta para continuar mis compras por el mercado. 


No obstante, la única forma en la que podía moverme por el mercado, era arrastrando el costal de arroz. No tenía otra opción, no tenía la suficiente fuerza como para cargarlo y nadie, absolutamente nadie me echaba una mano con ello. Si Ilwoo me estuviera viendo en estos momentos, estaba completamente seguro que estaría burlándose de la escena que estaba montando. 


Con la mano que tenía libre, saqué mi móvil y chequé el mensaje con la lista. Lo que debía comprar ahora eran las hojas de sésamo, al menos aquellas no pesaban tanto, pero de todas formas sabía que cargarlas sería una tortura. Suspiré profundo y guardé el móvil en mi bolsillo, aferrando el costal para arrastrarlo con mis dos manos hasta dos puestos más adelante, donde vendían dichas hojas. 


—     Buenos días ajumma. — Hablé algo agitado a la señora encargada. Al igual que el ahjussi del arroz, a esta mujer también la conocía, así que estaba seguro que no tendría que pagar de mi bolsillo las hojas, lo cual agregaba un poco de tranquilidad a mi estabilidad económica. — ¿Tiene hojas frescas de sésamo?  


—     Por supuesto, acaban de traer unas cajas. — Dijo con amabilidad, mientras sacaba una caja con las hojas. Ilwoo no había dicho cuanto llevará, así que sólo llevaría menos de la caja completa.  


—     Deme tan sólo la mitad de la caja ajumma. — Pedí con educación, poniéndose ella de inmediato a arreglar mi orden. Mientras tanto, aproveché para sentarme sobre el costal teniendo aún las miradas de aquellos ancianos en mí, ¿qué? ¿Acaso nunca habían visto a alguien sentándose en un costal de arroz? Lo dudaba mucho. 


Cerré mis ojos mientras esperaba, tenía demasiado sueño pues no había podido dormir casi nada, y todo por culpa de Chanyeol. Todo por su culpa, por no haberme llamado, por haber dicho que el habernos acostado había sido un error, por no poder sacarlo de mi mente. Si esto continuaba así, acabaría siendo un completo desastre. 


—     Joven, aquí tiene las hojas. — De inmediato abrí los ojos, y me levante del costal sonriendo a la mujer. Era hora de poner un rostro lindo para poder lograr mi objetivo. 


—     Gracias ajumma. — Sonreí, cogiendo la bolsa entre mis manos. — ¿Puede cargarlo a la cuenta del restaurante Myeongdong Kyoja? Apenas llegué allá, alguien vendrá a pagarle, ¿está de acuerdo? 


Por un momento temí que se negará, pues la vista que me dirigía era demasiado seria y dudosa. 


—     Sólo porque ya has venido antes aceptaré, jamás me han quedado mal. — Respiré aliviado e hice una reverencia a la mujer mayor, sintiendo un peso menos de encima. Ahora solo faltaba comprar hanwoo. 


Pero la frustración me impidió continuar. Aquella era la primera vez que Ilwoo me encargaba cosas tan pesadas. Por lo regular siempre eran verduras o bolsas más pequeñas de arroz, pero nunca un costal como el de ahora. 


¿Ahora como carajos compraría diez kilos de hanwoo y lo cargaría junto con el arroz? Sería algo imposible para mí, así que no encontré otra solución más que ir hasta mi automóvil y dejar el arroz junto con las hojas de sésamo dentro de él. 


—     Esta es la última vez que hago esto. — Mascullé mientras amarré la bolsa donde venían las hojas al costal, y teniendo todo listo, aferré mis manos a las cosas, comenzando a arrastrarlas. 


En estos momentos sentí vergüenza. ¿No se suponía que en los mercados había personas con carretillas que te ayudaban a cargar cosas pesadas? En mis anteriores visitas al mercado, había visto demasiados de ellos, pero hoy, casualmente no veía a alguno de ellos, ¿acaso la vida quería que yo siguiera haciendo el ridículo ante las personas al arrastrar y casi luchar contra aquel costal? Tal parecía que sí. 


Después de unos cuantos metros en los cuales había batallado, llegué finalmente a mi auto, sintiéndome aliviado. 


Saqué las llaves, e inmediatamente abrí la cajuela para guardar ahí las cosas. Meter las hojas de sésamo fue pan comido, lo que sería complicado, era guardar el costal de arroz. Suspiré profundo y estiré mi espalda tratando de relajar mis músculos para no lastimarme.   


—     A la cuenta de tres. — Dije a mi mismo agachándome para abrazar el costal con mis brazos y manos. — Una, dos, ¡tres! 


Conté e inmediatamente me levanté con el costal entre manos. Sin embargo, un calambre recorrió mi brazo por lo que el costal cayó sin oportunidad de detenerlo  al suelo.


—     ¡Maldito costal! — Grité hastiado, pateando este mismo logrando únicamente que el pie me doliera.


Bien, sólo eso me faltaba. 


Con furia, miré el costal y me agaché una vez más para sostenerlo entre mis brazos, aplicando toda la fuerza que tenía para levantarlo. Esta vez lo logré por más tiempo, no obstante, las cosas para mí esa mañana no estaban saliendo como yo deseaba.  


Tan rápido como había logrado sostener el costal, comencé a dar pasos hacia atrás perdiendo completamente el equilibrio, estaba a nada de caer de espaldas al suelo. Sin embargo, sentí como unas manos se posaron en mi espalda, impidiendo que cayera al suelo.


Gracias Dios. Al fin algo estaba saliendo bien. 


—     ¡Woo! Muchas gracias. — Dije, soltando el costal de inmediato para poder girarme hacia atrás, y agradecer a la persona que había evitado que me cayera. 


Cuando vi al hombre frente a mí, me quede sorprendido.   


—     ¿Baekhyun? ¿Eres tú? — Esa voz, mirada y sonrisa eran inconfundibles, estaba completamente seguro.


Era él. 


—     ¡Jongdae! — Sonreí con amplitud, y no pude evitar aferrarme a él ya que la última vez que lo vi, fue en la graduación de la carrera, aproximadamente dos años atrás. — ¡Por Dios! Tanto tiempo sin vernos.


—     Ah, Baekhyunnie. ¡En verdad eres tú! — Finalizó nuestro abrazo y se separó de mí para posar sus manos sobre sus mejillas, como si estuviera inspeccionándome. — Maldición, no has cambiado nada en estos dos años. 


—     Tampoco tú, idiota. — Entrecerré los ojos apartando sus manos de mi rostro, sin romper la sonrisa de mis labios. — ¿Qué estás haciendo aquí? ¿También vienes a comprar al mercado? — Sé que mis preguntas no eran las más inteligentes, pero me encontré profundamente sorprendido al ver a Jongdae, quien era mi mejor amigo desde la escuela secundaria. 


—     ¿Cómo me preguntas eso? Yo debería estar interrogándote y regañándote por no haberme llamado más después de que nos graduamos. Lo último que supe de ti, fue que te fuiste a estudiar más sobre la cocina tradicional coreana a provincia. Eres un idiota, ¿sabías? Ni siquiera te despediste de mí apropiadamente, no sabes cuánto heriste mis sentimientos. — De inmediato infló sus mejillas, tratando de lucir adorable ante mí. Cuando éramos adolescentes, él siempre hacia eso para intentar hacerme sentir culpable de cualquier cosa o para conseguir lo que deseará. 


—     Tuve que irme de repente. — Ladeé mi sonrisa. Realmente no me gustaba recordar esa época. — Tengo un año que regrese a Seúl, pero cuando fui a buscarte al cuarto que rentabas, me encontré con que ya te habías mudado y habías cambiado de móvil. ¿Cómo querías que te encontrara? Si pregunté y nadie me dio razón de ti. ¿Por qué siempre vives tan aislado? ¿Eh? — Resoplé y coloqué mis manos sobre mi cintura fingiendo frustración. Ahora era mi turno de hacerlo sentir culpable. 


—     Ya, ya. — Rió y se acercó a mí para darme un nuevo abrazó, el cual no pude rechazar. — Te extrañé Baekhyunnie. — Me miró así como yo lo hacía, y nos sonreímos con sinceridad. — ¡Nunca vuelvas a hacer eso, tonto! 


—     Prometo no hacerlo. — Dije dando un pequeño golpecito en su frente. — Pero dime, ¿qué has hecho de tu vida? — Arqueó una ceja con una sonrisa, y velozmente desvió su rostro a un costado de mí. 


—      ¿No quieres que te ayude primero con eso? — Rompió el agarré que manteníamos, girándome en automático a donde miraba él, y supe inmediatamente a que se refería: al arroz.


—     Por favor. — Dije en suplica. 


Después de mis palabras, Jongdae dio unos cuantos pasos hasta el costal, agachándose para sostenerlo de la parte de abajo. Me acerqué, y tomé esa gran bolsa de la parte de arriba, aplicando ambos fuerza para levantar el costal que, en pocos segundos, ya se encontraba en mi cajuela.  Vaya, así todo era más sencillo. 


—     Gracias. — Agradecí al mismo tiempo que cerré la cajuela, virando hacía Jongdae. 


—     ¿Estás trabajando en un restaurante? — Preguntó mientras recargaba su cuerpo contra mi auto. 


—     Sí, estoy trabajando en Myeongdong Kyoja, no está lejos de aquí. — Hice una mueca con mis labios recargándome sobre mi auto, al igual que Jongdae lo había hecho momentos antes. — ¿Tú también estás trabajando en un restaurante? 


—     Oh, sé dónde queda el restaurante que dices. — Asintió con un claro entusiasmo que se me contagió. — Yo estoy trabajando en Jeongtong Goog, tampoco está lejos de aquí. 


—     He escuchado de ese lugar, pero no sé dónde queda. — Dije, y en ese momento una idea cruzó por mi mente. ¿Sería posible que…? Bueno, no perdía nada con intentar, ¿cierto? — Mh. Jongdae, de casualidad, ¿no tendrán una vacante de chef? — Noté como entrecerró sus ojos.


—     ¿Para ti? —Asentí. — ¿Pero no tienes un trabajo ya? — Ladeó su rostro, inspeccionándome con la mirada. 


—     Digamos que alguien me está haciendo la vida difícil. — En realidad Ilwoo me complicaba las cosas. — Y apenas estaba pensando en buscar otra parte donde trabajar, pero que mejor encontrar un lugar donde estés tú, las cosas serían mucho mejores así. — La comisura de los labios en Jongdae inmediatamente mostraron su forma curveada natural, la que alguna vez llamó mi atención. 


—     Justamente esta semana una chef renunció, y estamos en busca de alguien nuevo. Sin embargo, ninguno ha sido del agrado de mi jefe. — Sus labios formaron una mueca, sinónimo de que estaba pensando. — Pero aun puedo recordar que tú eras uno de los mejores de la generación, y si has mejorado como imagino, no creo que pueda negarte el puesto. —Finalizó con una sonrisa de oreja a oreja.


—     Pásame tu teléfono de móvil y la dirección del restaurante. — Saqué mi móvil del bolsillo de mi pantalón, y se lo entregué a Jongdae para que anotará los datos. — Porque te aseguro que hoy será mi último día en ese lugar. 


—     ¿Pero por qué, qué te hacen en ese lugar? — Cuando terminó de anotar los datos en mi  móvil, me devolvió este. — ¿Necesitas ayuda con eso? 


—     No, no. Así está bien, con verte ya has hecho suficiente para alegrar mi día, en verdad. — Guiñé un ojo hacía él, al tiempo que guardé mi móvil y sin preverlo, volvió a abrazarme con fuerza. Al parecer Jongdae se había vuelto mucho más expresivo de lo que solía ser antes. 


—     Contáctate conmigo lo más pronto que puedas, porque si tardas puede que ya hayan contratado a alguien, ¿sí? En verdad no quiero perder la oportunidad de trabajar contigo, como alguna vez lo prometimos, ¿recuerdas? 


—     ¿Crees que yo podría olvidar eso? — Negué divertido, palmando su espalda. — Trataré de contactarme contigo hoy mismo, espero poder arreglar rápido la situación. — Finalicé, y él se separó de mí con una sonrisa, asintiendo al mismo tiempo. 


—     Entonces estaré esperando, por ahora tengo que irme ya, porque mi jefe ha andado tan gruñón que no lo aguanto. Pero él es buena persona, ya lo veras.   


—     Pues espero poder conocerlo para comprobarlo. — Reí y nos miramos por última vez, despidiéndonos con un abrazo.  — Espero verte muy pronto Jongdae, y gracias. 


—     Yah, te has vuelto muy sentimentalista. — Rió despeinándome. — Nos vemos Baekhyunnie. 


Reí al ver como Jongdae comenzaba a caminar hacia atrás, despidiéndose de mí sin importarle mucho que pudiera caer. A así siguió hasta que se perdió al dar la vuelta de una esquina. 


Sin duda alguna, él había alegrado mí día y la semana entera, que había estado del asco. 


—     Ahora sólo queda resolver las cosas con Ilwoo. — Me dije al tiempo que me subí al auto. No pensaba ir a comprar la carne, no tenía sentido batallar tanto si yo planeaba renunciar.


 


(«») 


 


En pocos minutos me encontraba ya estacionado cerca de la puerta de servicio del restaurante. Abrí la cajuela pulsando un botón que estaba cercano al volante, y de inmediato apagué el motor para salir de mi auto e ir directamente a la cajuela. Lo primero que hice, fue coger el costal de arroz, tratando de no perder el equilibrio una vez más, y terminar cayendo.


—     Maldita hora que acepté ir a comprar todo esto. — Bufé al mismo tiempo que aferré el costal con mis manos, logrando cargarlo esta vez de forma exitosa, por lo cual, y sin esperar mucho, comencé a avanzar hacia la puerta de servicio. 


Afortunadamente la puerta se encontraba abierta, por lo que entrar fue fácil, así tan sólo deje caer el costar y me devolví para ir por las hojas de sésamo. Cuando las tuve en mis manos, cerré la cajuela y volví a entrar al restaurante por la puerta trasera, encontrándome con Bomi, que era una chef igual que yo, quien con toda sinceridad, traía un rostro que me dejaba ver que algo no andaba muy bien. 


—     Qué bueno que llegaste. — Se acercó a mí con los labios fruncidos, un gesto claro que denotaba cuando estaba nerviosa. — Tienes que venir de inmediato a la cocina.


—     ¿Pasa algo? — Fruncí mi entrecejo, pues el tono de voz que usó no me gustaba.


—     Es mejor que lo veas tú con tus propios ojos. — Y dicho esto, ella se dio media vuelta yendo hacia la cocina, y yo la seguí. 


Cuando entramos a nuestra zona de trabajo, me quedé sin habla. Algo estaba pasando ahí, y era algo que no me agradaba.


 Sin pensarlo dos veces, caminé hacía la chica rubia desconocida que estaba cocinando en mi parrilla


—     Disculpa, ¿quién eres tú? — Traté de sonar tranquilo, pues aún no sabía a qué se debía la presencia de esa chica, quien al escuchar mi voz, se giró a verme con una sonrisa.  


—     Oh. — Me miró algo sorprendida, pero de inmediato dejó lo que estaba haciendo e hizo una reverencia ante mí. — Hola, mi nombre es Lee Min Young, y creo que a partir de ahora seremos compañeros de trabajo, ¿cierto?  


¿Compañeros de trabajo? 


—     Lo único que quiero saber es porque estás en mi parrilla. — ¿Acaso Ilwoo sospechaba que yo quería renunciar, y ya había encontrado un remplazo de mí?


—     ¿Tu parrilla? — Ella giró a ver esta, y de nueva cuenta se giró hacía mí. — Ilwoo me dijo que este sería mi lugar de trabajo. — Su rostro mostraba confusión, y por un momento sentí que estaba siendo rudo con ella. 


—     Creo que esto es un mal entendido. — Dije aligerando la expresión de mi rostro. 


—     No es ningún malentendido. — Escuché una voz masculina, y de inmediato supe quién era. 


—     ¿Cómo que no hay malentendido? — Me di media vuelta para encarar a Ilwoo.


—     No lo hay, ese será el lugar de trabajo de Min, a ti te tengo otro espacio. — Sonrió de forma ladeada, mientras me miraba de aquella forma que yo tanto aborrecía. 


Sentía hervir mi sangre. Él claramente estaba dándome señas de que ya no me deseaba en ese lugar, y vaya que se le iba a cumplir, porque después de esto, no permanecería en ese lugar. 


—     ¿Sabes qué? Metete tu espacio donde mejor te quepa, porque yo no me quedaré más en este lugar, he llegado a mi limite. — Dije sin flaquear mi voz en ningún momento. — Renunció. Así que ya no tendrás que preocuparte de verme todos los días y todo el día, serás libre de mí como yo seré libre de ti. — Finalicé con una sonrisa forzada. 


—     ¿Eh? — La expresión en su rostro mostraba sorpresa. — ¿Qué renuncias? ¿De qué estás hablando Baekhyun?  No te puedes ir. 


—     ¿Por qué no? Mi contrato de un año acaba de finalizar la semana pasada y aún no lo renuevo, así que se puede decir que yo puedo irme si así lo deseo, y eso es lo que haré. — Rodeé los ojos. ¿Ahora resultaba que no quería dejarme ir? 


—     Baekhyun, yo no quiero que renuncies, yo quiero que sigas trabajando aquí con nosotros. Te necesitamos… Te necesito. — No podía creer lo que escuchaba, ¿Ilwoo me necesitaba? Ese cuento me lo hubiera tragado meses atrás, pero ahora no.


—     Olvídalo. No pienso seguir en este ambiente tan sofocante que has creado alrededor mío, así que mi tiempo termina aquí.  


Miré por última vez a Ilwoo antes de irme de aquel lugar, sin despedirme de nadie, después lo haría, porque en esos momentos tan sólo quería irme de ese lugar. Recorrí unos cuantos metros hasta salir del restaurante por la puerta trasera, estando a nada de abrir la puerta de mi auto. Sin embargo, en ese momento, una mano me lo impidió.


—     Baekhyun, no hagas esto más difícil. — Viaje mi vista hacia mi brazo derecho, el cual Ilwoo sostuvo al momento de haberme alcanzado. — No puedes irte. 


—     ¿Por qué no? — Giré sobre mi propio eje para encararlo, pero lo que paso jamás lo pude haber imaginado. 


Me quede paralizado intentando ubicarme, saber que era lo que pasaba, pero después me di cuenta. Sus labios estaban sobre los míos. Él estaba besándome de una forma que jamás lo había hecho en el pasado, ¿pero qué es lo que él pretendía? 


No dejé que los segundos siguieran pasando, así que con mis manos empujé su pecho para romper el beso que él había iniciado. Estaba completamente desconcertado, no entendía su actitud. 


—     ¡¿Pero qué pretendes?! — Fruncí el entrecejo mientras preguntaba, y limpiaba mis labios con el dorso de mi mano. 


—     ¿Qué no entiendes? ¿Tengo que darte más besos para que lo hagas o qué? Aún siento algo por ti, ¿no lo puedes ver? — Mis ojos se abrieron con sorpresa, ¿qué rayos estaba diciendo? 


—     Eso es mentira, no te creo. — Negué un par de veces, comenzando a sentirme incómodo. 


—     ¿Por qué no me crees? ¿Qué hice para que huyeras de mí en aquel tiempo? — De forma peligrosa se acercó a mí, y yo tan sólo retrocedí hasta que mi espalda topó con la puerta de mi auto. 


—     ¿Estás preguntando qué hiciste? Muchas cosas Ilwoo. Me celabas por cualquier cosa, comenzaste a controlar mis horarios, e incluso mi forma de pensar y de vestir, y lo peor… — Cerré unos momentos mis ojos, y tomé el mayor aire que pudieron coger mis pulmones. — Te vi siéndome infiel… — Volví a abrir mis ojos, y elevé mi vista hacía él. Creo que en ese momento él pudo entenderme. 


—     ¿Me viste, siéndote infiel…? — De inmediato retrocedió unos pasos y suspiro profundamente, agachando su cabeza. — ¿Cuándo fue… eso? — Aun sin ver su rostro con claridad, pude adivinar que su entrecejo y labios estaban fruncidos. 


—     Cuando fue mi cumpleaños. — Sonreí con amargura, cruzándome de brazos estando aun recargado en mi auto. — Después que salimos de trabajar, ¿recuerdas que yo me adelante para ir a mi casa y poder arreglarme para festejar? — Él asintió. — Pues olvidé las llaves de mi apartamento, por lo que tuve que regresar, y cuando lo hice… — Una suave risa salió de mis labios, ¿qué caso tenía hablar de algo que había pasado hacía muchos meses? — Cuando regresé tú estabas muy entretenido mostrando tus habilidades culinarias a una de las meseras. 


—     Baekhyun… — Elevó su vista hasta mí y trato de acercarse para tomar mis manos entre las suyas. No hice el esfuerzo de separarme de él, sabía que él no intentaría algo más que me fuera a molestar. — ¿Por qué nunca me lo dijiste? 


—     ¿Por qué? Porque no soy una persona que le gusta sufrir por amor, simplemente fue más sencillo romper y olvidarme de todo, pero tú siempre te encargaste a partir de ese día el hacerme la vida difícil, aún después de lo que me hiciste. — Rápido solté su agarre de mí, y suspiré hastiado, ¿por qué teníamos que tener esta conversación ahora? 


—     Si bien tú creíste que todo quedó claro al separarnos, para mí las cosas no fueron así Baekhyun. Fue por eso que comencé a tratarte de aquella forma, porque estaba frustrado y enojado. — Ilwoo se estaba debatiendo internamente, pude saberlo con tan sólo ver sus ojos. De cierta forma comencé a sentir culpa. 


—     Aunque no te lo haya dicho, tú sabías perfectamente que me fuiste infiel aquella vez, así que, ¿cómo no sé qué lo fuiste otras veces? ¿Uhm? Mejor dejar las cosas así Ilwoo, ¿sí? Ya no quiero dar vueltas a este asunto. — Con mi mano izquierda lo alejé de mí, lo suficiente como para darme el espacio de abrir la puerta de mi auto. 


—     ¿Entonces te irás? ¿Qué harás sin un trabajo? Sabes que necesitas trabajar y aquí tienes tu lugar. — Se esforzó por convencerme, pero no lo lograría. A pesar de que parecía estar siendo sincero, yo sabía que alguien como él no cambiaría. Además, otra persona estaba ocupando mis pensamientos.


—     Podré conseguir un nuevo trabajo, por mí no te preocupes. — Lo observé por última vez antes de entrar a mi auto y encender el motor para salir finalmente de ahí. 


La conversación con Ilwoo había logrado traerme un dolor de cabeza que aumentaba de tan sólo repasar sus palabras. 


Ahora resultaba que él aún sentía algo por mí. ¿Era en serio? Porque más bien parecía ser una broma de mal gusto, algo sin sentido, algo que simplemente no podía ocurrir. Pero de cierta forma, aquella situación hizo que me diera cuenta de una cosa: no sentía nada por él. 


Después de la ruptura me impuse la tarea de olvidarlo,  y así había sido, incluso fue sencillo porque no estaba completamente enamorado de él. Sin embargo, siempre había quedado la duda de que si él llegara a decirme que no me había olvidado, ¿qué es lo que yo sentiría, que es lo que yo haría? Y ahora lo sé. Ningún sentimiento que llegué a tener por él en el pasado, seguían en mí. 


Eso me tranquilizó porque estaba seguro que no volvería a caer ante él, pero ahora pensaba, ¿habré sido cruel con él en el pasado por no haberle explicado una a una las razones por las cuales quise terminar todo? Pero como le había dicho momentos antes, él sabía a la perfección que me había engañado. 


Así que no tenía que sentirme mal por él.


—     Vaya día. — Resoplé mientras manejaba por las calles de aquella zona. 


¿Ahora a donde debía ir? ¿A mi apartamento? No, esa no sería buena idea, porque lo único que lograría, sería pensar en Chanyeol, y en ese justo momento no era buena idea por cómo me sentía. 


—     ¿Qué hago? — Recargué mi cabeza y cerré mis ojos después de detenerme en un semáforo en rojo. 


En ese preciso momento recordé: Jongdae.


—     ¡Por supuesto! — Abrí mis ojos y aprovechando que aún estaba el semáforo en rojo, saque mi móvil y busqué el número de Jongdae. Cuando lo encontré, presioné el botón verde para enlazar la llamada.  


La espera fue de tan sólo un par de segundos, pero para mí era como una eternidad; fue hasta el tercer timbrazo que la llamada se concretó.


—     ¿Hola? — En automático sonreí. Efectivamente era la voz de Jongdae.  


—     ¿Estás ocupado? Justo acabo de renunciar y quería saber si podría pasar ahora al restaurante donde trabajas para ver lo de la vacante. — Mencioné y en ese justo momento se puso en verde el semáforo, por lo cual avancé unos cuantos metros por la avenida hasta poder orillarme, accionando las luces intermitentes. Tampoco quería sufrir algún accidente por hablar mientras conducía. 


—     ¡Baekhyunnie! Claro que sí, vente para acá de inmediato. En una nota fue donde coloqué la dirección. Aún no hablo con mi jefe, pero no te preocupes, cuando llegues le diré y los presentaré. — Carcajeé un poco al escuchar sus palabras, ¿no se suponía que yo debería tener alguna especie de entrevista o algo? Al parecer las cosas en ese lugar no se manejaban de manera tan formal, eso sinceramente me agradaba. 


—     ¡Eres un caso! Ya es para que estuviera apartada la hora de mi entrevista con tu jefe. — Sonreí y recargue mi mentón sobre el volante. De nuevo Jongdae provocó que el malestar se fuera de mí. — Pero en fin, ahora mismo iré para allá, ¿de acuerdo? 


—     ¡Entendido! Apúrate, mientras más rápido mejor. — Escuché una risa proveniente de él y la voz de otro hombre, al igual que el sonido de la parrilla. Al parecer lo había interrumpido. — ¡Minseok checa si ya está bien el sabor! — Escuché como su voz se alejó un poco. — Entonces te espero Baekhyunnie.


—     ¡Yah! No me digas así, ya no soy aquel chiquillo al que siempre solías llamar de esa manera, ya soy un hombre. — Mordí mi labio intentando no reír, pero al contrario de mí, Jongdae sí dejó escapar una gran risotada que se me contagió enseguida.


—     Cierto, cierto, además eres mi hyung, ¿debería llamarte Baekhyun ahjussi? Creo que suena mejor que Baekhyunnie. — De inmediato me ofendí, ¡¿cómo que ahjussi?!


—     ¡Por supuesto que no! Eish, mejor colgamos que creo que estás ocupado cocinando y yo tengo que ir para allá. 


—     Tranquilo, sabes que bromeo.  — Dijo mientras de fondo se escuchaban voces que seguramente eran de los demás chefs y demás ayudantes, al igual del sonido de cazuelas siendo golpeadas. Rápidamente me dieron ganas de estar en ese lugar. — Vente con cuidado y trata de no tardar, ¿sí? Nos vemos en unos momentos Baek. 


—     Nos vemos en un rato más Jongdae. — Finalicé la conversación, y corté la llamada con una sonrisa. 


Creía firmemente que el haberme reencontrado con Jongdae, era una señal que indicaba que mi vida mejoraría de aquí en adelante. Por ello, sin tardar más, chequé la dirección en mi móvil y me sorprendí, ya que estaba muy cerca de mí casa, tanto, que incluso podría irme caminando, lo cual era una gran ventaja, así no tendría que manejar siempre. 


—     A ir por una nueva vida. — Dije a mi mismo al tiempo que las luces intermitentes fueron desactivadas por mí, reanudando mi camino hacía un nuevo destino, el restaurante « Jeongtong Goog ». 


 


Mientras iba manejando encendí la radio, sonando repentinamente la canción «Smoky girl» y un temblor me recorrió, así que preferí cambiar de estación a toda prisa. Esa canción sólo lograba llevar mi mente hasta Chanyeol, y no era justo que ese hombre ocupara mis pensamientos la mayoría del tiempo. 


A veces durante el día me preguntaba: ¿Él pensará en mí? ¿Qué estará haciendo? ¿Estará deseando volver a verme? ¿Él fue capaz ya de recordar aquella maravillosa noche que compartimos? 


Todas las veces desee que la respuesta fuera positiva. 


—     Y vuelves a lo mismo Baekhyun. — Me dije al mismo tiempo que viré el volante hacía la calle indicada, y con la vista busqué un lugar para estacionarme. Sin embargo, mi móvil comenzó a sonar y cuando miré la pantalla, vi que era Jongdae, ¿sería que habría cambio de planes? 


Sin demorar más, cogí el teléfono aceptando la llamada y lo puse en altavoz para poder distraerme lo menos posible. 


—     ¿Pasa algo Jongdae? — Pregunté, notando como justo a mi costado derecho se dejaba mostrar un letrero de madera, con el nombre del restaurante. En automático sonreí, ahora sólo tenía que encontrar estacionamiento. 


—     ¿Ya estás por llegar? — Escuché su voz un tanto extraña. Sonaba como cuando mordía sus uñas al estar nervioso, ¿aún tenía ese maldito habito? Reí internamente al creer que sí. 


—     Justo acabo de pasar frente al restaurante y ahora mismo estoy entrando al estacionamiento, ¿por qué, paso algo? — Cuestioné en el justo momento que acomodaba mi automóvil en uno de los espacios. 


—     ¡Corre! No, no, ¡vuela! Que está a punto de irse a su casa y no creo que regrese en el resto del día. — Alcé mis cejas un poco confundido, ¿a quién se refería? 


—     ¿Hablas de tu jefe? — Apagué el motor del auto y de inmediato bajé de este, guardando las llaves en la bolsa de mis vaqueros, cerrando la puerta con seguro, dirigiendo mis pasos hacía aquel establecimiento. 


—     ¡Bingo! Así que si te apresuras, puede que te lo topes en la puerta. Intente retenerlo lo más que pude pero tengo mucho que preparar, por lo que ni siquiera me dio oportunidad de hablarle de ti, así que apúrate, ¡vamos, vamos! — Después de sus palabras comencé a apurar mis pasos, ¡Dios! Era lo que me faltaba. 


—     ¡Ya voy, ya voy! — Resoplé y comencé a correr saliendo finalmente del estacionamiento, dando unos pasos más aprisa por la acera hasta que logre divisar el restaurante a tan sólo unos pasos de mí, notando que nadie salía de él. Bien, al menos parecía que aún podría alcanzarlo. 


—     Trataré de zafarme unos minutos de la cocina para poder presentarlos, ¿de acuerdo? — Preguntó Jongdae en el momento justo que corrí más a prisa, colocando por fin mi mano en la puerta del local sin fijarme realmente lo que hacía. 


—     ¡De acuerdo, ya estoy entrando…! 


Dije a Jongdae por medio de mi móvil, y con mi mano izquierda empujé la puerta del restaurante hacía adentro con la suficiente fuerza para abrirla de una sola vez. Sin embargo, al momento que esta fue empujada hacía adentro, sentí como se había golpeado abruptamente contra algo y de forma instantánea, un grito se escuchó, haciéndome suponer lo peor. ¿Acaso había golpeado a alguien?  


Sin pensarlo dos veces, volví a abrir la puerta que se había cerrado casi por completo ante el rebote debido al golpe, y asomé mi cabeza al interior. Lo que vi en el piso, provocó que mi alma cayera hasta mis pies: frente a mí, se encontraba un hombre tirado en el suelo dándome la espalda y cubriendo su rostro con las manos, o al menos eso parecía debido a la posición que alcancé a notar desde mi perspectiva. No podía creerlo, acababa de darle un portazo a la cara de un hombre, que posiblemente era un comensal, o peor aún, el jefe


¡Bravo Baekhyun! Estás empezando con el pie izquierdo. 


—     ¿Baekhyunnie? ¿Todo está bien? ¿Qué fue ese ruido, fue un grito? — Escuché la voz curiosa de Jongdae a través del altavoz. 


—     Golpeé a alguien con la puerta, te colgaré. — Dije y finalicé la llamada, guardando mi móvil en el bolsillo de mis pantalones. 


Inmediatamente me coloqué en cuclillas a un lado de aquel hombre que no me dejaba revisarlo, ya que seguía dándome la espalda. Al parecer le había dado un golpe muy duro, porque logré ver como sus hombros temblaban, como si estuviera sollozando. Eso sólo hizo sentirme mucho más avergonzado de lo que ya estaba. 


—     ¿Está bien? Disculpe mi torpeza, es que no me fije al abrir la puerta y como tenía prisa… — Cuando hablé, sus hombros dejaron de temblar y algo dentro de mí se removió. 


Ahora que ponía atención a esa espalda y cabello, se parecían demasiado a él


Y como si mi mente estuviera dando órdenes mediante telepatía a ese hombre, este se giró de inmediato quedando frente a mí, haciendo que mi corazón se detuviera por unos momentos. 


—     ¿Tú? 


Esa voz. En automático mi corazón volvió a latir, pero esta vez con mucha más velocidad, haciendo que la emoción se apoderara de mí. Era él. Era Chanyeol. Él estaba frente a mí, mirándome con clara sorpresa en sus ojos, él tampoco podía creer que nos hubiéramos reencontrado. No obstante, cuando mi vista se enfocó más en él, noté lo roja que estaba su frente, además de un hilo de sangre que salía de su nariz: sentí como si me dieran una patada en el hígado. Yo le había hecho eso, yo le había lastimado.


—     ¡Dios mío estas sangrando! Deja que te ayude. — Dije apresuradamente, pero en el momento que quise acercar mis manos a él, rápido las alejó con un  manotazo. 


—     ¡Olvídalo! — Mencionó al mismo tiempo que sus dedos tocaron su nariz, haciendo que quejido de dolor salió de sus labios. — ¿Qué estás haciendo tú aquí? ¿Cómo me encontraste? —  Fruncí el entrecejo y volví a elevar mis manos hasta él para poder tomar su rostro, viendo el golpe que le había dado. Tocar su piel de nuevo, me estremeció. 


—     ¿Cómo te encontré? Vine a otros asuntos, pero creo que el destino se está empeñado en reencontrarnos. — No pude evitar una suave sonrisa, mientras él me miraba de mala manera. — Además, ¿qué tiene de malo que yo esté aquí?  ¿Tengo prohibido pisar este lugar? ¿Eres el dueño o qué? — Dije con una suave risa. 


A pesar de que la situación no era ni remotamente cercana a la de aquella noche en el club… Dios, él lucía tremendamente atractivo para mí, incluso más que esa noche. Inclusive más de lo que podía recordar. 


—     Claro que puedo prohibirte la entrada. ¡Soy el dueño de este lugar! — Mis ojos y boca se abrieron automático ante la sorpresa, al mismo tiempo que solté su rostro y caí de sentón en el suelo, pues había permanecido en cuclillas desde que había entrado al lugar.


Pero… ¿Escuche bien? ¿Chanyeol era el dueño del restaurante? ¿Era él el jefe de Jongdae?


—     ¿Tú… eres el jefe? — Pregunté intentando recomponerme sin dejar de mirarlo. 


—     Sí, así que dime, ¿cómo fue que diste conmigo? ¿Me investigaste? — Me preguntó eso y se puso de pie, por lo cual yo hice lo mismo y una vez más vi su gran altura recordando cómo es que yo cabía perfectamente entre sus brazos. Maldición, recordar ahora no era bueno para mí. 


—      ¡Por supuesto que no te seguí!  Ni siquiera tenía idea que te iba a encontrar aquí, Jongdae nunca mencionó tu nombre. — Respondí rápidamente sin dejar de verlo. La sangre de su nariz no paraba de salir y ahora había incluso manchado su camisa. — Chanyeol, tenemos que ir al hospital, sigues sangrando. — Comencé a preocuparme. 


—     No pienso ir a ningún lugar contigo, ¿cómo sé que no volverás a hacerme algo? — Cuando escuché eso, no pude evitar reír, ¿acaso me tenía miedo? — Además, ¿tú como conoces a Jongdae? — Estuve a punto de responder, pero en ese preciso instante él mencionado llegó. 


—     ¡Baekhyunnie! — Escuché como me llamó, y de inmediato Chanyeol se giró para encarar a nuestro amigo. Sin embargo, al momento que lo hizo, noté como Jongdae se detuvo en seco abriendo sus ojos como platos. — ¡Dios! ¿Qué te paso en la cara? 


—     Un portazo. — Respondí sintiéndome avergonzado, caminando un poco hasta que pudiera ver ambos al rostro. 


—     ¿Chanyeol fue a quien le diste el portazo? — Asentí. — Tienes que llevarlo al hospital. — Me miró y yo volví a asentir. — Tienes la nariz hinchada y sangre saliendo por tus fosas nasales, no puedes quedarte así. — Dedicó esas últimas palabras a Chanyeol, quien de inmediato negó. 


—     No planeo salir con él, puede pasarme otro accidente. — Fruncí mi entrecejo y resoplé. ¿Por qué estaba tomando una actitud tan infantil? 


—     Jongdae, ¿dónde tienen el botiquín de primeros auxilios? — Cuestioné. Si no pretendía ir conmigo al hospital, lo curaría ahí mismo, era lo menos que podía hacer.


—     En la oficina, síganme. — Se dio media vuelta y comenzó a caminar al interior del restaurante, por lo cual tomé el brazo de Chanyeol para guiarlo. 


Un par de veces trato soltarse de mi agarré, pero yo no lo permití, por lo cual desistió de hacerlo. Mientras caminamos, noté como él elevó su cabeza hacía atrás para evitar que la sangre siguiera saliendo de su nariz, pero en ese mismo instante solté su brazo y coloqué mi mano en su nuca, empujando su cabeza hacia abajo. 


—     Si elevas tu nariz, provocaras que se forme un coagulo. — Dije y tan sólo me miró. Él estaba nervioso, lo pude sentir en el momento que había colocado mi mano sobre su nuca, porque al instante, su piel se erizó.


Después de mi último comentario, nos encontramos frente a una puerta blanca, la cual, pude adivinar que era la oficina que Jongdae había dicho, confirmándolo segundos después cuando este entró y encendió las luces, indicándonos que entráramos. 


—     El botiquín está ahí. — Señaló la pared que estaba atrás de un escritorio. — Ahí encontraras todo lo que necesitas Baek. Me quedaría a ayudarte a curar a Chanyeol, pero tengo que regresar a la cocina para ayudar a Minseok, ya que aún no terminamos el pedido grande que nos hicieron hace un rato.  


—     ¿Pretendes dejarme solo con él? — Chanyeol dijo al mismo tiempo que tomó asiento en la silla atrás del escritorio, mirando a Jongdae mientras me señalaba. Ver su actitud me hizo reír. ¿Me tenía miedo? O… ¿Él por fin había recordado lo que habíamos hecho esa noche, y estaba nervioso ante mi presencia? 


—     Ni que Baekhyunnie fuera a comerte, no seas exagerado. Él te ayudará a limpiar la sangre. — Sonreí satisfecho ante la respuesta. 


—     ¿Puedes traer un poco de hielo? — Me dirigí a Jongdae que estaba a punto de salir de la oficina. Él tan sólo asintió y salió de la habitación cerrando la puerta, dejándonos completamente solos. 


Me moví de mi posición y caminé hacía el botiquín de primeros auxilios. Cuando Chanyeol vio mis movimientos, se tensó, pude darme cuenta de ello por la vena que se exaltaba en su cuello. 


—     No te pongas nervioso. — Dije en una sonrisa ladeada yendo directo al botiquín sacando algodón, gasas y alcohol. — No pretendo hacerte algo, o al menos no aquí. — Musité y de inmediato me giré sobre los talones, acercándome hasta su nuca dejando salir un suspiro que erizó su piel y provocó que los latidos de mi corazón se aceleraran.   


—     ¿Qué es lo que quieres? ¿Por qué has venido aquí? ¿Qué relación tienes con Jongdae? — Me paré frente a él, y abrí el paquete de gasas, tomando una de ellas remojándola con un poco de alcohol, dirigiendo ese trozo de tela blanca hacia el rostro de Chanyeol.


—     Primero déjame limpiar la sangre y después hablamos. — Respondí recargándome sobre el escritorio, quedando a la altura del rostro de él. 


Con mi mano izquierda sostuve su rostro, mientras mi diestra empezó la tarea de limpiar la sangre que había recorrido desde su nariz hasta casi la barbilla, incluso los labios estaban manchados con sangre. Verlo de esa manera, me hizo sentir culpable pero a la vez feliz, porque gracias a eso tenía la oportunidad de volver a acariciar la piel de su rostro. 


—     Responde. — Me exigió sin verme a los ojos en ningún momento, ya que tenía ocupada su vista viendo hacía mis manos, como si estuviera siguiendo los movimientos que hacía con ellas mientras retiraba la sangre de su rostro. 


—     Está bien. — Respiré hondo y eché la gasa con la sangre en el empaque donde había venido esta, y tome una nueva sacándola de su envoltura, pero esta vez no le coloqué alcohol porque ahora limpiaría sus labios: de inmediato me sentí tentado a limpiarlo con los propios a puros besos. 


—     Empieza por Jongdae, ¿de dónde lo conoces? — Con suaves movimientos, comencé a retirar la sangre de sus labios. 


—     Lo conozco desde los 14 años, estudiamos en la misma escuela. — Respondí perdiendo mi mirada en sus labios, que moría por volver a besarlos… Si me atrevía hacerlo, ¿cuántas eran las posibilidades de que Chanyeol me correspondiera? 


—     ¿Y qué haces aquí…? — Su voz bajó unos cuantos decibeles al tiempo que su mirada se clavó en la mía.


—     Me encontré con Jongdae en esta mañana y me habló acerca de una vacante de chef en este lugar y por eso vine. Te juro que no tenía idea que tú eras el jefe, pero vaya, el mundo parece ser pequeño y terco en volver a encontrarnos, ¿no te parece eso maravilloso? — Respondí sosteniendo su mirada, notando que sus ojos eran grandes, un poco fuera de lo común, pero lindos. 


—     ¿Pretendes trabajar aquí? — Alzó sus cejas mostrando incredibilidad en su mirada. — Estás loco. Aquí no hay un lugar para ti, definitivamente no.


—     ¿Por qué no? — Pregunté alejando la gasa con la sangre que había quitado de sus labios, y tomé los algodones para terminar de limpiar la poca sangre que se asomaba por su nariz. 


—     ¿Por qué? ¿Acaso no recuerdas nuestra situación? Es imposible que yo te tenga aquí cerca, no sería agradable para mí. — Detuve los movimientos de mis manos, y arqueé una ceja mirando a él. 


—     Lo único que yo sé sobre ti, sobre nosotros, es que tuvimos sexo de una forma tan maravillosa que desde ese día he querido repetir una y otra y otra vez… — Murmuré entrecerrando mis ojos, sin perderlo de vista. 


—     ¿Qué carajos dices? — De inmediato cubrió mis labios con una de sus grandes manos. — Jamás vuelvas a repetir eso… Yo… Yo no recuerdo nada, es más, aún no creo que lo que dices sea cierto. — Dejó de cubrir mis labios y estuve a punto de hablar, pero en ese instante escuché como se abrió la puerta. Era Jongdae que entró con una compresa fría, que utilizaría para bajar la hinchazón de la nariz de Chanyeol. 


—     Perdonen la tardanza, pero es que Minseok se llenó de trabajo y tuve que ayudarle, pero aquí está la compresa. — Me separé del escritorio y fui a tomarla. — Uhm, ¿ya hablaron de eso? — Preguntó Jongdae rascando su nuca. 


—     ¡Sí y es un rotundo no! — Dijo Chanyeol desde su lugar, poniéndose de pie enseguida caminando hasta mí para quitarme la compresa fría de mis manos. Enseguida la colocó sobre su nariz, formándose un gesto de dolor al momento que el frío chocó con su piel lastimada por el golpe. 


—     ¿Por qué no? Baekhyunnie es un excelente chef, además tiene experiencia. Si lo dejas ir, estarías desaprovechando una gran oportunidad. — Una sonrisa ocupó mi rostro al escuchar las palabras que hablaban maravillas de mí, provocando que mis ánimos subieran. 


—     Por… Porque no.   — La voz de Chanyeol tembló ante la duda, siendo captado inmediatamente por Jongdae. 


—     Esa no es una razón. — Dijo Jongdae cruzándose de brazos. — Chanyeol, desde que Baekhyun llegó noté algo pero no quise decirlo. Le hablas de manera informal, y siempre que conoces a alguien, sea quien sea, hablas en modo formal, pero este no es el caso. ¿Acaso ustedes ya se conocían de antes? — Su mirada se posó en mí y no supe que decir, por lo cual miré a Chanyeol quien estaba en shock, tratando posiblemente de pensar que decir. 


—     Yo… Yo no, no lo conozco de antes. — Comenzó a tartamudear al tiempo que apretó la compresa entre su mano. Sabía que negaría conocerme y sabía que él no tenía un argumento sensato para decirle a Jongdae de porque no me contrataría. 


—     Vamos, has rechazado a todos los chefs que han venido. Mira, yo te aseguro que Baek es un chef extraordinario, no tendrás queja de él, ¿sí? Dale una oportunidad, hazme el favor, ¿sí?


El rostro de Chanyeol demostraba contradicción, asombro, enojo, vergüenza y duda. Parecía no saber qué hacer.


—     Está bien… — ¿Era cierto lo que escuché? ¿Estaba aceptándome en su restaurante? — Lo tendré aprueba una semana, si no estoy satisfecho, está fuera. — Desvió su mirada de mí mientras la sonrisa en mis labios volvía a aparecer. 


—      ¡Ese es mi jefe! — Contestó Jongdae, aferrando a Chanyeol con fuerza en clara muestra de felicidad. — Bien, ahora tienen que afinar los detalles, yo tengo que regresar a la cocina pero cualquier cosa díganme. — Giró su vista a mí y guiño un ojo antes de salir, provocando una risa en mí.


Cuando estuvimos solos de nuevo, caminé directamente hasta quedar frente a él elevando mi rostro para tratar de mirar sus ojos, sin embargo su vista se mantenía fuera de mi alcancé. De repente, me dieron ganas de abrazarlo debido a que su aroma había llegado hasta mí, causando estragos en mi interior.


—     Gracias. — Mencioné al tiempo que mis manos se elevaron hacía él, pero fue más rápido y se alejó un par de pasos de mí, yendo hacia atrás. 


—     Lo hago por Jongdae, para que no me haga más preguntas molestas. Además… Aunque te di un plazo de una semana, no pretendo contratarte. — Caminó hacía un espejo que estaba en la pared frontal al escritorio, observándose el golpe.


Me quedé viendo su espalda ancha y la gran altura que él tenía. No era perfecto, eso lo sabía, pues era demasiado delgado y con sinceridad, su abdomen no conocía las abdominales. No obstante, así me había gustado. Bajé un poco mi vista hasta posarla sobre su trasero, notando la cartera guardada en su bolsillo. De inmediato, recordé lo que había guardado en ella el domingo pasado.


—     ¿Por qué no me llamaste? — Caminé hacía él con el entrecejo fruncido. Sabía la respuesta pero quería que él me lo dijera. 


—     ¿Llamarte? Yo… ¿Cómo iba a hacerlo? No sé tú número... — Se giró para quedar ambos de frente a frente. Él mentía. 


—     No dices la verdad, estás nervioso, dejé una tarjeta con mis datos en tu cartera. — Volví a cuestionarlo, caminando unos cuantos pasos más hasta quedar cerca de él. 


—     No miento. — Respondió alejándose de mí, tratando de evadirme. — No sé de qué me estás hablando, yo no vi ninguna tarjeta. 


¿Sus palabras eran ciertas? Dude en creerle, era obvio que ocultaba algo, bastaba ver como evadía mi mirada, al igual que sus fosas nasales se abrían más de lo normal y su voz temblaba, tenía poco de conocerlo, pero ya podía casi adivinar cuando mentía. 


Pero si sus palabras resultaban ser ciertas, eso añadía tranquilidad a mi alma, porque en ese caso, la razón por la que no me había llamado era esa, lo cual me dio esperanzas, tal vez él si había deseado llamarme. 


—     ¿Si tuvieras mis datos, me llamarías? — Pregunté con un deje de emoción en mi voz. 


—     ¿Qué? ¿Estás loco? Claro que no, si tú me entregarás tus datos en una tarjeta, lo que haría sería quemar ésta, romperla, deshacerme de ella. Entiende. No quiero tener más lazos contigo. — Detuvo sus palabras durante unos segundos. — Y no te confundas, aunque tú vayas a estar cerca de mí, eso no significará nada, ¿entiendes? 


¿Por qué era así conmigo?  Mordí mi labio mientras me preguntaba eso, demonios, había sido él quien había iniciado todo lo referente a nosotros, no yo, entonces, ¿Por qué yo tenía que llevarme la peor parte? Que me gustara, no quería decir que él podía decirme lo que se le antojara. 


Lo único que tenía que hacer ahora era una cosa: recuperar la tarjeta de su cartera. Prefería mil veces tenerla yo a saber que él planeaba quemarla en caso de encontrarla, por lo que sin pensarlo dos veces caminé hasta él quien me vio con sorpresa en su rostro, y no me importo nada, así que sin más, lo rodeé entre mis brazos con el único propósito de sacar la cartera del bolsillo trasero de su pantalón. 


—     Woo. ¡Alto ahí! ¿Qué estás haciendo? — Chanyeol rápidamente tomó mis muñecas entre sus manos, alejándome de él a prisa provocando un escalofrío en mí, a causa de que su mano derecha aún contenía la compresa helada.   


—     ¡No! — Fruncí mi entrecejo y tomé una actitud más seria. — ¡Necesito tu cartera! Tengo que sacar la tarjeta que dejé en ella, no puedo siquiera pensar en que serías capaz de quemarla si la encontraras. 


—     ¡Estás loco! ¿Cómo crees que te dejaré mi cartera? No confió en ti. — Soltó mis muñecas y volvió a ponerse la compresa sobre la nariz, alejándose de mí. 


¿Qué yo estaba loco? ¡Por favor! El demente y paranoico aquí era él, creyendo que yo podría hacerle algo. Aunque, por un momento aquella idea sí había cruzado por mi mente. 


—     ¡Por favor! Nada te cuesta prestármela. — Me acerque de nuevo hacía él, pero de nueva cuenta huyó de mí, alzando su mano izquierda como si intentará escudarse de mí. 


—     ¡Ya deja de joderme! — Su voz se elevó muchos más decibeles a lo que estaba acostumbrado en él, pero no me intimó. 


Llegué hasta él y volví a rodear su cintura tomando con éxito la cartera y sonreí. Ahora sólo tendría que sacar la tarjeta que días atrás había dejado en ella, sin embargo, en ese preciso momento Chanyeol alcanzó a quitarme la cartera de mis manos de una forma tan brusca que hizo que yo perdiera el equilibrio: para intentar no caer tomé su playera con mi mano izquierda, más las cosas salieron todo lo contrario de lo que yo desee.


Todo fue tan rápido, que no me di cuenta de nada hasta que un golpe en seco se hizo presente sobre mi espalda siendo rematado por otro golpe que esta vez lo sentí sobre mi pecho. 


¿Qué había pasado? 


Me sentí aturdido. Sin embargo, una respiración agitada contra mi cuello hizo que me pusiera en alerta. Giré mi rostro hacía la derecha, y sentí como mi mejilla rozó contra algo suave, por ello, abrí mis ojos con lentitud, observando el cabello oscuro de Chanyeol. Ahora entendía, él era lo que había caído sobre mi pecho al momento que caímos sobre el suelo. 


Mi cuerpo de manera inminente se tensó ante las respiraciones que aún seguían chocando contra la piel sensible de mi cuello, ¿qué debía hacer? ¿Alejarlo de mí? ¿O mantenernos así y aprovechar para volver a sentirlo? 


Demonios, mi mente no sabía qué hacer, pero mi corazón y mi cuerpo lo sabían perfectamente: ellos querían volver a sentir. 


Como si tuvieran vida propia, mis manos se elevaron y descansaron sobre el cuello de Chanyeol que al instante de sentirlas, se tensó e intentó levantarse, pero no se lo permití, ejercí toda la fuerza que pude para evitarlo. 


—     Deja de luchar contra mí. — Susurré sobre su mejilla mientras él seguía luchando, pero al parecer también deseaba esto, porque si enserio hubiera deseado  separarse de mí, lo hubiera logrado ya que él era más fuerte que yo. — También lo deseas, estoy seguro. 


Volví a susurrar sobre su piel, y en ese momento dejó de moverse, dando un gran suspiro sobre mi cuello haciendo erizar mi piel. 


—     No sabes de lo que hablas… — Su voz retumbó sobre mi piel, y me provocó sonreír. 


—     Sé de qué hablo Chanyeol, hablo de lo que tú y yo sentimos aquella noche. No me puedes negar que no sientes nada al tenerme así, bajo tu cuerpo con deseos de volver a repetir momentos así a tu lado. — Él alzó su rostro y permití que lo hiciera, pues lo único que él buscaba era ver el mío para poder conversar de una forma más cómoda. 


—     No, no lo sabes Baekhyun, tú no sabes lo que dices, esto… Esto simplemente no es algo natural. — Su entrecejo fruncido me hizo saber que hablaba enserio. Sin embargo, sus palabras me había provocado una sonrisa, al parecer lo que le preocupaba es que ambos éramos del mismo sexo. 


—     ¿Qué no es natural? — Pregunté quedamente, acercando un poco su rostro hacía el mío con ayuda de mis manos que estaban sobre su cuello. — ¿Qué ambos somos hombres? ¿Qué te sientes atraído por mí? ¿Qué no es natural Chanyeol…? — Entrecerré mis ojos y me concentré sobre sus labios que él mordía posiblemente con nerviosismo, pero esa acción prendió mi cuerpo.


—     Todo… — Dijo, logrando desesperarme un poco. 


Miré fijó a sus ojos, los cuales me observaban de la misma manera, haciéndome sentir una especie de cosquilleo electrizante recorrer mi cuerpo que de inmediato, me hizo querer hacer lo que había deseado desde que lo había visto: besarlo


Deslicé mis manos desde su cuello hasta su rostro dejando caricias con la yema de mis dedos, sosteniendo sus mejillas entre mis palmas. Él me miró con curiosidad y confusión. Chanyeol sabía lo que iba a pasar. Cerré mis ojos, y con suavidad, atraje su rostro al mío, suspirando hondo ante la anticipación de que él no estuviera rechazando mis movimientos.


En menos de un segundo, mis labios rozaron los suyos y el sentimiento que se produjo entre nosotros, fue increíble. Sus labios eran suaves y deliciosos, aunque un ligero sabor metálico debido a la sangre aún estaba en ellos, pero no me importó para nada, así estaba perfecto, ya que poco a poco nos estábamos acoplando al tímido movimiento de nuestros labios. Porque , Chanyeol estaba correspondiendo nuestro beso.


Mi corazón se aceleró y mis manos volvieron a deslizarse por sus mejillas, hasta perderse mis dedos entre su sedoso cabello que empecé a acariciar con suavidad, comprobando una vez más que aquel era un punto débil en él, ya que en el club había caído en una especie de estado de placer con aquella simple caricia.


—     Chanyeol… — Susurré su nombre entre nuestros labios, mientras él estaba degustando los míos. Aquel era el mismo hombre que me había topado aquel día, ese era el hombre que me había enloquecido. 


Él era el hombre por el cual comencé a perder la cordura.


Nuestro contacto se volvió más intenso al momento que sus labios se deslizaron hasta mi cuello, besándolo de una forma que lo único que podía producir en mí era un goce  


Por un instante, sentí que perdí la razón y la noción del tiempo. Me sentía extasiado, y esa sensación aumento en el momento justo que una de sus manos se deslizó hacía mi cintura. 


Rayos, sí, aquello se sentía de maravilla. 


Abrí mis ojos y jadee al encontrarme con la escena que tantas veces había repasado en mi mente. Él me encantaba y ya no tenía duda de ello. 


—     Chanyeol… Yo… — Llamé su nombre. Sin embargo, en ese preciso instante escuché como la puerta de la oficina, se abrió de golpe.


Rápidamente ambos saltamos de susto y nos sentamos en el suelo, estando Chanyeol sobre mis piernas. Elevé mi rostro hacía él, y noté el arrepentimiento en su rostro, como si estuviera cayendo en cuenta de lo que había ocurrido, y en la nueva situación en la que ambos estábamos. Se levantó de golpe, dejándome a mí en el suelo. 


—     Ah… Yo. No quise interrumpir. — Giré mi vista hacía la puerta, y abrí mis ojos sorprendido. Yo conocía a ese chico. — Vendré después. — Dijo con toda intención de irse, pero Chanyeol habló rápidamente. 


—     ¡No! ¡Jongin no te vayas! Yo… — Me levanté y viré mi rostro de nueva cuenta hacía Chanyeol, quien miraba el suelo tratando de encontrar que decir. Bien, aquí íbamos de nuevo. — Esto… No es lo que parece,  no te confundas, yo no… 


—     Realmente no me importa lo que haces con tu sexualidad Chanyeol. — Respondió aquel chico moreno, quien entró de lleno a la oficina cerrando la puerta atrás de él. — Yo sólo vine a dejarte el presupuesto que necesitaremos para abrir el bar en el segundo piso.


—     Ah... Sí, sí. — Respondió Chanyeol rápido, tomando la carpeta que el chico traía en sus manos. 


Mi vista se posó en ese hombre. Estaba seguro que lo había visto en algún lugar, ¿pero dónde? No recordaba, pero al parecer él también parecía conocerme, pues su vista se fijó en mí. 


—     ¿Tú eres amigo de Kyungsoo? — Me preguntó y en ese instante recordé, ¡él era el vecino! 


—     ¡Te recordé! Sí, yo soy amigo de Kyungsoo, mi nombre es Byun Baekhyun. Tú eres su vecino, el que nos ayudó a subir unas cajas el domingo pasado, ¿cierto? — De inmediato el asintió y me mostró una sonrisa, haciendo una inclinación hacia mí en forma de saludo, el cual, yo imité. 


—     Sí, soy Kim Jongin. — Dijo terminando el saludo, manteniendo una sonrisa en sus labios. — Vaya, jamás creí te vería aquí y… — Su mirada se posó en Chanyeol que leía los documentos que él había traído. — Bueno ya sabes. 


—     Jongin… — Chanyeol interrumpió nuestra conversación, y lo miró. — Checaré bien los papeles más tarde… Uhm, ¿puedes… dejarnos solos? 


—     Claro. — Una sonrisa ladina en los labios de Jongin se mostró ante nosotros dos. — Después hablaré bien contigo sobre ese asunto. — Chanyeol asintió despidiéndose de él con un suave movimiento de manos. — Un gusto volver a verte Baekhyun, nos vemos. 


—     Igual. — Respondí despidiéndome finalmente de él, notando como salía de la oficina, dejándome solo con Chanyeol. 


De inmediato me giré con una sonrisa en mis labios, seguramente quería reanudar lo que Jongin había interrumpido. Sin embargo, cuando vi su rostro, esa idea se fue de mi mente. 


—     Vete. — Dijo sin mirarme a los ojos. — Olvida esto, fue… No fue nada. Tan sólo olvídalo. — Fruncí mi entrecejo, ¿de nuevo mencionaba aquellas estúpidas palabras? 


—     ¿Perdón? — Intenté que nuestras miradas se cruzaran, pero él me evitaba. — Aunque digas esas palabras, sé que tú no deseas eso, sé que deseas que pase Chanyeol. — Llegué hasta él y tomé una de sus manos entre las mías, más él rompió el agarré al segundo siguiente. 


—     No, fue un error, yo no estoy bien… El golpe de la puerta me hizo mal. — Caminó hasta la silla donde minutos antes se había sentado. — Tan sólo vete y déjame tranquilo que no aguanto el dolor en mi rostro. — Volvió a sentarse en esa silla sin verme aún. — Ve con Jongdae… Él te dirá que hacer. 


Estuve en silencio durante largos minutos. 


Chanyeol era una gran contradicción. Un momento estaba alejándome de él, y al siguiente besaba mi cuello como si la vida se le fuera en ello. Me confundía. 


—     Por favor. Vete. — Volvió a repetir al notar que yo no decía ni hacía nada. — Sí por mí fuera te mandaría a tu casa, pero ya le dije a Jongdae que te daría una oportunidad y ahora Jongin nos vio y… Ah. Sólo me complicas las cosas. — Alzó su rostro y clavó su vista en mí. 


Suspiré profundo y asentí. 


Nuestro encuentro no había sido tan perfecto a como lo había imaginado en mi mente tantas veces estos últimos días, pero de algo podía estar seguro: Chanyeol sentía atracción por mí, y si no era eso, al menos curiosidad sí era. 


Sin decir palabra me giré sobre mis talones para ir a la puerta, tomé el pomo de esta y vi por última vez a Chanyeol que tenía sus ojos cerrados y entrecejo fruncido. Lucía guapo aún con esa expresión. 


Con esa última vista de él salí de la oficina, cerré la puerta atrás de mí y me quede parado en ese lugar por unos cuantos minutos. 


Mis días estaban siendo caóticos a causa de Chanyeol. Desde el club, supe que se había metido en mi mente y corazón, dándome cuenta que ahora sí que estaba en problemas, pues la atracción y deseo que sentía por él, no se iría tan fácil. 


Y lo peor de todo era que yo no deseaba que se fuera.


 

Notas finales:

 

 

 

 ¡Yei! Han llegado hasta el final, felicidades(?). HAHAHAH, okay no.

 

 

¿Qué les parecio? Como podrán ver, este capítulo es desde la perspectiva de Baekhyun, decidí manejar la historia así para que fuera más completa a la hora de describir lo que cada uno de ellos pensaba, así que espero que esto fuera de su agrado.

 

¡Ojala si haya sido de su agrado en verdad ;·;! Estuve quebrándome la cabeza intentando escribir algo decente.

Por cierto, aquí una imagen de Jung Ilwoo:  

http://2.bp.blogspot.com/-ovekAZrOFrM/TxFJPVleTLI/AAAAAAAABh0/-MuqbQwjvIA/s1600/49-+ill+woo+abs.jpg


Y ya saben, cualquier duda, comentario, sugerencia  y demás, dejen review, me gustaría saber sus pensamientos♥.



PD. ¿Ya escucharon "Best Luck" de la voz de Chen? ¿Apoco no es maravillosa? ♥

PD2: ¿Ya vieron el corto de Baekhyun visitando a Chanyeol en Roommate? ¡Yo ya lo ví y está genial! ♥. 


https://www.dailymotion.com/video/x228gdi_engsub-140727-%E3%84%B9%E3%85%81-ep-13-chanbaek-cut_creation#from=embediframe



Bueno, creo que ya es todo, nos leemos en el siguiente episodio♥.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).