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Love Hangover por xlhsmlkt

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Notas del capitulo:

¡Buenos días a todo el mundo!

Bien, como se darán cuenta... ¡TARDE CASI TRES SEMANA EN ACTUALIZAR! Lo siento mucho en verdad

 

Es que desde hace tres semanas comenzó la temporada fuerte de más trabajo en mi trabajo -valga la redundancia- y por eso casi no pude escribir, además de que mis vacaciones de mis cursos de inglés terminaron al igual que las vacaciones de la universidad

 

 

Y bueno, no sólo eso, también llegaron a mí las frustraciones por no poder describir las situaciones de este capítulo como yo quería y eso retardo aún más que subiera el capítulo.

 

Como resultado, el episodio salió como de 24, 000 palabras, por eso he decidido subir el capítulo en dos partes para que no sea muy tedioso de leer lol.

 

 

Y ya, basta de tanto blahblahblah, aquí les dejo la primer parte del capítulo, espero que lo disfruten y les guste! Que haya valido la pena la espera♥.

 

PD: No se si mientras lean quieran escuchar esta lista de canciones:

 

* Can't stop (CNBlue)
* Love, Love, Love (EXO - K)
* Just One Day (BTS)
* Best Luck (Chen)
* Run (EXO - K)


Son las canciones que escuché mientras escribí esto.

Capítulo 4     Delight (Pt. 1)

 

Con parsimonia, fui abriendo mis parpados, al mismo tiempo que con las palmas de mis manos, comencé a frotar mi rostro intentando despertar. 

Cuando por fin tuve la capacidad de abrir mis ojos, me quedé completamente maravillado ante la vista que tenía frente a mí. 

 

Chanyeol estaba durmiendo a mi costado. 

 

¿Esto era un sueño? ¿Acaso aún me encontraba durmiendo profundamente? 

 

Para averiguarlo, llevé mi mano derecha hasta mi antebrazo izquierdo, el cual, pellizqué sin muchos miramientos, sintiendo dolor en automático.  Lo que esperé, es que la escena frente a mí se disipará. Sin embargo, esta se mantuvo, no despareció demostrando que no era un sueño… Era la realidad.

 

Con lentitud, me acerqué a él hasta lograr sentir su respiración tranquila chocar contra mi mejilla, produciendo escalofríos por todo mi cuerpo. Y en ese momento, escenas borrosas y sin sentido comenzaron a tener forma en mi mente, como si se  estuviera armando un rompecabezas. 

 

Entre todos esos recuerdos, había uno que destacaba entre todos: Chanyeol y yo besándonos.  

 

¿Había sido cierto o eso si había sido producto de mi imaginación?

 

 Observé el rostro de Chanyeol, y sin poder evitarlo, llevé mi mano hasta su rostro iniciando caricias dóciles sobre su barbilla, para posteriormente deslizar la punta de mis dedos en blandos roces hasta llegar a sus suaves labios. 

 

Dios mío, esto tenía que ser un sueño

 

Tal vez todo era mi imaginación, tal vez había bebido demasiado, o tal vez… Esa bebida. 

Cerré mis ojos y suspiré profundamente acercando mis labios a la mejilla de Chanyeol, dejando suaves besos sobre su piel tersa; él me había salvado. 

 

Él había corrido en mi ayuda. 

Él había peleado por protegerme. 

Él se había convertido en mi héroe. 

 

A pesar de poder recordar la noche anterior, no tenía la seguridad de que todo haya sido real, pues después de haber bebido el trago que aquel hombre desconocido me había ofrecido, todo comenzó a ser confuso para mí. 

 

De inmediato me di una cachetada mental. ¿Cómo rayos se me había ocurrido aceptar algo de un desconocido? Ahora entendía porque Kyungsoo siempre me estaba cuidado, tenía razones de sobra para andar detrás de mí, pues yo era alguien muy confiado y muy tonto para poder diferenciar a las personas con buenas y con malas intenciones. 

 

Volví a abrir mis ojos, dirigiendo mi mirada al rostro tranquilo y durmiente de Chanyeol, sintiendo como mi estómago era atacado por cosquillas que provocaron que sonriera como un tonto. 

 

—   ¿Entonces nada de lo que paso anoche fue un sueño, verdad? — De tan sólo pensarlo, mi rostro se tornó cálido y escondí este en el cuello expuesto de Chanyeol.

 

Me quedé maravillado al notar que él no portaba camisa, al igual que yo, ya que eso hacía que nuestras pieles entraran en contacto directo, haciendo que mi corazón latiera con fuerza, pues la calidez que me transmitía era espectacular. 

 

Con lentitud, llevé mi mano hasta su brazo derecho comenzando a dar suaves caricias sobre su piel. A pesar de que él no fuera un hombre musculoso, sus brazos sí que estaban bien torneados, que incluso, estando dormido el trabajo en ellos era notable. 

 

Pero tenía que aceptar que algo más llamó mi atención por completo: sus orejas.

 

No pude evitar reír quedamente al ver la oreja derecha que se mostraba con orgullo en dirección al techo. Nunca en mi vida había conocido a alguien con orejas tan peculiares como las suyas, y sinceramente, eso me alegraba eso, porque esa era una de las tantas cosas que hacían único a Chanyeol.

 

Tratando de mantener mi estabilidad mental, dirigí mi rostro al lóbulo de su oreja, atrapando esta de inmediato entre mis brazos, manteniendo las suaves caricias que la punta de mis dedos dejaban sobre su brazo.

 

Sueño o no, debía aprovechar que volvía a tener a Chanyeol de esta manera, porque no sabía cuándo iba a ocurrir de nuevo. Aunque en el fondo, yo deseaba que este tipo de despertares, fuesen a diario.

 

Con ese anhelo en mi corazón, deslicé mis labios desde el lóbulo de su oreja, iniciando un recorrido por el canal de Hélix, finalizando con una suave mordida en la punta de ella.

 

Más lo que escuché después de ello, hizo que mi cuerpo temblará de emoción. 

 

—   Vuelve a dormir. — Oí aquellas palabras provenientes de una voz ronca y adormilada. Esa, era la voz de Chanyeol.

 

Comencé a sentirme nervioso, por lo que mis labios soltaron su oreja, dándome la oportunidad de separarme un poco de él para ver su rostro por completo. Pero cuando vi la sonrisa tenue que tenía en sus labios, creí que me derretiría en sus brazos.

 

¿Cuántas habían sido las veces que él me había sonreído?

 

No podía recordar, tal vez cuando fui a dejarle la cartera, sin saber quién era yo, porque después de ese día sólo, había obtenido caras de incomodidad por su parte. 

 

Pero hoy no, hoy la atmosfera era muy distinta. 

 

—   ¿Estoy soñando de casualidad? — Una sonrisa torpe se formó en mis labios, acercándose estos para dar un par de besos sobre su mejilla. Después de dejar esa caricia en su rostro, él rodeó mi cintura con sus brazos fuertes, atrayéndome hacía él cuando giró por la cama quedando él boca arriba y yo boca abajo, recostado sobre su cuerpo.

 

Si esto seguía así, no sé qué podría pasar. 

 

—   Duérmete. — Volvió a decir, pero esta vez una risa discreta se dejó escuchar de su parte. Dios… ¿Este era el mismo Chanyeol que yo conocía? — Es muy temprano.

 

—   No quiero. — Respondí apoyando mi mentón sobre su pecho, emitiendo suaves suspiros que eran provocados a raíz de las caricias que Chanyeol daba sobre mi espalda baja. 

 

Esto se sentía tan relajante.

 

—   Duérmete. —  Repitió de nueva cuenta, pero yo volví a negar. 

 

—   ¿Cómo quieres que me duerma cuando te tengo de esta manera? Estás loco si prendes eso. — Reí y elevé un poco mi rostro, dirigiendo mis labios hasta el centro de su pecho, el cual, comencé a besar obteniendo suspiros por su parte. 

 

Sin embargo, él no me dejó continuar cuando volvió a girarse sobre la cama, hasta que nuestros cuerpos se posaron de perfil sobre el colchón, quedando uno frente al otro. 

 

—   Baekhyunnie. — Me nombró de esa forma y me sentí derretir. Esta era la primera vez que él me llamaba así. — Por favor.

 

—   Channie. — Tonteé un poco llamándolo de esa forma, y al hacer eso, sentí un quedo beso sobre mi mejilla de su parte, que provocó un revoloteo en mi estómago.

 

¿Acaso Chanyeol estaba aceptando la atracción que los dos sentíamos el uno por el otro?

 

—   No hables tanto y duerme. — Su entrecejo se frunció y reí un poco. Después de todo no dejaba de ser el mismo Chanyeol de siempre. 

 

—   De acuerdo. — Respondí y en ese instante él se volvió a reacomodar en la cama, hasta dejar su cabeza recostada sobre mi pecho.

 

Yo tan sólo lo abracé y cerré mis ojos teniendo una gran sonrisa en mis labios, deseando con toda mi alma que esta fuera mi nueva realidad y que no fuera un sueño del cual debería despertar. 

 

 

»

La sensación que se producía en mi cuerpo debido al rocé de los suaves labios de Chanyeol contra mi cuello, era espectacular. 

Ante mis ojo, sólo podía ver estrellas que iluminaban mi camino hacía el paraíso del placer, por cortesía de él y sus caricias. 

 

—   Chanyeol… —Murmuré con mis labios, al tiempo que mis dedos se paseaban por la piel de su cuello, provocando que suaves jadeos chocaran contra mí.

—   Baekhyun, me vuelves loco… — Escuché decir de sus labios, y de inmediato una gran sonrisa ocupo mis labios. 

 

Con suavidad, alcé mi cuerpo para quedar sentado sobre sus caderas, tomando sus hombros para atraerlo a mí para poder ver su rostro. Cuando estuvo frente a mí, vi la gran sonrisa en sus labios, esa sonrisa que era dedicada únicamente a mí.

 

—   También me vuelves loco. — Uní mi frente con la de él y cerré los ojos, uniendo nuestros labios en un nuevo beso, en el cual demostré todo lo que él provocaba en mí. 

 

Cuando finalizamos nuestro contacto, sentí que mariposas revoloteaban en mi estómago al ver que Chanyeol volvió a recostarse, sacando una cámara, tomando una foto antes de que yo pudiera reaccionar.

 

—   Esto es en venganza por aquel día. — Dijo con una gran sonrisa, y volvió a tomarme una foto provocando que cerrara mis ojos ante el flash que me incomodaba.

 

Pero en ningún momento me molesto, al contrario, el saber que él deseaba fotos de mí, logró hacerme sentir más deseado por él. 

 

 

Una risa retumbo contra mis oídos al mismo tiempo que una luz molesta y cegadora daba contra mi rostro, provocando que mis parpados se abrieran con lentitud sin comprender en que situación estaba. Sin embargo, cuando logré abrirlos por completo, comprendí que no todo había sido un sueño: Chanyeol sí me estaba tomando fotos. 

 

—   ¿Qué haces? — Pregunté con voz torpe, al mismo tiempo que giré mi rostro al lado contrario. Ante el movimiento, sentí la piel de mi mejilla rozar sobre el colchón, dándome cuenta de algo, estaba húmedo

En menos de un segundo coloqué mi mano sobre mi boca, comprobando lo que tenía escurriendo por la comisura de mis labios: saliva. Joder, lo más probable es que haya dormido con la boca completamente abierta.

Dios, no. 

Rápidamente, quise apoyar mi codo derecho sobre el colchón, pero lo único que encontré fue nada, por lo que estuve a punto de caer fuera de la cama. Afortunadamente, pude evitarlo al aferrarme con mi mano izquierda a esta, logrando sólo darme cuenta en qué posición había estado durmiendo: con mi brazo y mi pierna derecha completamente fuera del colchón, colgando a un costado de este. 

Cubrí mi rostro con mis manos, y una sola cosa vino a mi mente: trágame tierra.

¿Qué clase de fotos había tomado él de mí?

 

—   ¡Chanyeol! — Descubrí mi rostro y vi cómo se alejaba de la cama, con una gran sonrisa en sus labios. 

—   ¿Qué se siente que tomen fotos tuyas cuando no estás en las mejores condiciones? — Preguntó con un gesto de victoria, al mismo tiempo que caminó hacía unos pequeños escalones que daban a la segunda planta. Donde al parecer, estaba su habitación.

 

En ese instante una sonrisa se formó en mis labios, ¿con que esas teníamos? 

Aproveché que él no me miraba para nada, y quité la sabana de mi cuerpo, notando que traía puesto unos pantalones cortos, que sinceramente, parecían pesqueros pues me llegaban más abajo de la rodilla.

 

De seguro eran de Chanyeol

 

Pensé mientras bajaba de la cama, pero al instante que pisé el suelo, sentí una punzada de dolor en mis caderas. 

 

¿Pero qué demonios? 

 

De inmediato dirigí mi vista al filo de mis caderas, logrando ver un moretón que no recordaba haberme hecho.

 

¿Acaso Chanyeol y yo anoche si…Tuvimos sexo

 

Me quedé unos segundos pensando, ya que la última escena que se cruzaba en mi mente, era cuando él me había recostado en la cama y me había besado con tanta pasión, que de tan sólo recordarlo, sentía que podía revivir el momento. 

 

Después de eso, nada estaba en mi mente.

 

—   Tengo que descubrir que paso. — Me dije a mí mismo, y sin importarme más aquel dolor, subí las escaleras que Chanyeol había recorrido con un único objetivo: vengarme de él por las fotos que tomó de mí. 

 

Cuando llegué a la segunda planta, vi como guardaba la cámara en una caja en la parte más alta de su guardarropa. Ladeé mi cabeza, y sin hacer ruido, me acerqué a él posando mis manos en su cintura, provocando que diera un brinco al no haber esperado que lo siguiera. 

 

—   ¡Quien ríe al último, ríe mejor! — Dije con una gran sonrisa en mis labios, y antes de que él pudiera decir o hacer algo, mis manos se colaron bajo su playera para comenzar a hacerle cosquillas en su abdomen. 

 

Chanyeol en automático comenzó a reír y a retorcerse entre mis brazos, tratando de tomar mis manos y alejarme de él. Sin embargo, la misma risa producía que él perdiera sus fuerzas y que soltarse de mi agarre, fuera imposible.

 

—   ¡Ya, detente! — Pidió entre risas, tomando mis manos entre las suyas, pero no hizo nada más, dejó que ellas siguieran haciendo su trabajo.

 

—   ¡Ni lo sueñes! — Dije con un toqué de maldad, pegando mi pecho desnudo por completo a la espalda de Chanyeol que era separada de mí únicamente por su playera. 

 

La razón principal por la que no dejaba de hacerle cosquillas, ya no era por venganza, sino, porque no quería dejar de escuchar su risa.

 

Me estaba volviendo adicto a ella.

 

—   ¡Por favor! ¡Ocurrirá un accidente! — Las risas aún salían de sus labios. No obstante, al siguiente segundo, una tos se hizo presente en él lo que me preocupo, por lo que de inmediato dejé de hacerle cosquillas Sin embargo, cuando quise alejar mis manos de su cuerpo, el aferró mis muñecas y me jaló hacía él logrando lanzarme a la cama de su habitación, dejándome completamente desorientado.

 

Maldito tramposo, pensé.

 

Cuando por fin pude ubicarme en los hechos, tenía a Chanyeol en cuatro sobre mí, mientras aferraba mis muñecas con sus manos y en sus labios una sonrisa tonta se asomaba. 

 

Mi rostro se tornó cálido.

 

—   ¿Por qué siempre eres tan infantil? — Preguntó riendo aún por los remanentes de las cosquillas. — Será mejor que bajemos de nuevo, hice algo para que almorcemos. — Finalizó la charla con toda intención de separarse de mí, más no se lo permití. 

 

Aferré sus manos con las mías, y lo retuve más tiempo a mi lado. 

 

Pude notar el desconcierto en su rostro, pero dudo que fuera más del que yo mostraba, no podía entender del todo su actitud. ¿Qué había pasado para que fuera amable y risueño conmigo? 

 

Sin embargo, no me atreví a preguntar por miedo a arruinar el momento, el cual era perfecto. 

 

—   ¿Baekhyun? — Alzó sus cejas al ver que yo no hacía ni decía nada. — ¿Pasa algo? — Volvió a preguntar. Yo no dije nada. 

 

Solamente tenía una cosa en mi mente: sus labios.

 

Sin esperar a más, alcé mi rostro hacía él y atrapé sus labios entre los míos, sintiéndome de maravilla al instante.

 

Sus labios tenían un ligero sabor a café, lo cual, terminó por añadir más delicia a este suave tacto que yo había iniciado.

 

Por un momento tuve miedo. , miedo a que Chanyeol me rechazará, a que huyera como siempre lo hacía cada vez que yo me acercaba demasiado a él. Más las cosas no fueron así, al contrario, él se recostó sobre mí cuerpo con delicadeza, y soltó una de mis manos para posar la suya sobre una de mis mejillas, comenzando a acariciar mi piel con parsimonia, mientras nuestros labios encajaban a la perfección como dos piezas de rompecabezas.

 

Mis ojos se cerraron, teniendo el único propósito de intensificar las sensaciones que él me otorgaba gracias a sus caricias, y a sus labios los cuales se negaban a dejar los míos.

 

¿En serio no era esto un sueño?

 

Desgraciadamente como si se tratará de uno, tuvimos que despertar a la realidad en el momento que nuestros pulmones ganaron protagonismo al exigirnos aire, haciendo que el contacto de nuestros labios se rompiera.

 

Mantuve mis ojos cerrados, quería que las sensaciones permanecieran por más tiempo en mí.

 

—   Baekhyun. — Escuché mi nombre ser pronunciado por su voz. — Vamos a comer algo. — Susurró quedamente, dejando de sentir su peso sobre mí.

 

En ese instante abrí mis ojos, y noté como él bajaba las escaleras yendo a la planta principal de nuevo.

 

—   Me gusta esto. — Murmuré cuando me levanté de la cama, siendo atacado de nueva cuenta por un dolor que atravesó mi cadera: ahora era el momento de preguntar en que había terminado nuestra noche. 

 

Cuando baje las escaleras, vi como él servía jugo de naranja en unos vasos, por ello, decidí caminar hasta una de las sillas del pequeño comedor, tomé asiento, y fije mi vista en él, dispuesto a investigar. 

 

—   ¿Anoche tuvimos sexo? — Apoyé mis codos sobre la mesa, y coloqué mi mentón sobre las palmas de mis manos. No obstante, después de haber hecho la pregunta, vi como a Chanyeol se le resbaló el vaso de las manos y este se estrelló contra él suelo rompiéndose en varios pedazos.

 

Rápido me levanté de la silla yendo hacía él para ayudarle, teniendo una pregunta en mi mente: ¿a qué se debía esa reacción?

 

—   No te acerques, estás descalzo, puedes cortarte. — De inmediato me miró, provocando que me detuviera en seco. Entrecerré mis ojos, ¿desde cuándo me cuidaba tanto? 

 

—   Deja que te ayude Chanyeol. — Reanudé mis pasos, pero cuando estuve a unos centímetros de acercármele, en cuestión de un segundo él me tomó del brazo y me llevó de nuevo a la silla donde había estado sentado momentos antes.

 

—   Puedo solo. — Miré su rostro y noté su nerviosismo a flor de piel.

 

—   Chanyeol… ¿Te pusiste nervioso con mi pregunta? — La vena de su cuello se exaltó, y desvió su mirada de mí, yendo a un pequeño armario que estaba junto al comedor, y de ahí, sacó una pequeña aspiradora. 

 

—   ¿Por qué crees eso? — Me cuestionó al tiempo que encendió aquel aparato, y empezó a aspirar los restos del vaso. 

 

—   Tan sólo mírate, estás siendo más torpe que de costumbre. — Me puse de pie de nueva cuenta, pero en vez de ir con él, comencé a caminar en círculos tratando de averiguar algo.

 

—   ¡No soy torpe! — Dijo alzando la voz y se giró hacía mí, pero al ver lo que estaba haciendo, frunció el entrecejo. — ¿Qué carajo estás haciendo Baekhyun?

 

Me detuve y posé mis manos sobre mis, empezando a estirarme. A pesar de que tuviera dolor en ellas, no era uno de esos dolores que uno obtenía por una noche de pasión. 

 

—   No tuvimos sexo, ¿cierto? — Pregunté eso por segunda vez, y como en la primera, Chanyeol se puso nervioso y de inmediato volvió sus pasos a ese pequeño armario para sacar un trapeador y secar  los pocos restos del jugo que quedaban en el suelo.

 

—   ¿Por qué crees que no? — Dijo tratando de esconder el temblor de su voz.

 

—   ¿Por qué? — Entrecerré mis ojos y caminé hasta él con una suave sonrisa en mis labios, llegando a aferrarme a su brazo para halarlo hacía mí, logrando que se agachara hasta que su oreja quedará a mi altura. — No tengo dolor en el trasero. — Reí un poco, dando un soplido en esa zona de su cuerpo y él se alejó de mí en automático, sacudiéndose un poco.

 

Me encanta ponerlo nervioso, dije para mis adentros.

 

—   No hagas eso. — Colocó su mano sobre su oreja comenzando a frotarla, como si deseara alejar el estremecimiento de su cuerpo. — Y no vuelvas a decir cosas así, ¿no te da vergüenza? — Frunció el entrecejo caminando hacía el armario para guardar las cosas.

 

En ese instante una idea vino a mi mente, ¿acaso él…? No, no podía ser cierto.

 

Con atención analicé sus pasos y noté que caminaba un poco extraño. ¿Entonces…Sí? ¡Debía ser eso! Si no, ¿cómo es que estaba tan avergonzado?

 

Con una flamante sonrisa en mis labios, caminé hacia él posicionando mis manos sobre su trasero, comenzando a dar suaves apretones, intentando comprobar mi teoría. 

 

—   ¡¿Qué demonios crees que estás haciendo ahora?! — Se giró de inmediato tomando mis manos en el proceso. Poco a poco volvía a ser el mismo Chanyeol de siempre. 

 

—   Estoy comprobando… Cuál de los dos recibió. — Intenté decir con voz segura, pero al haber escuchado como había levantado la voz, toda seguridad y confianza se había esfumado de mí. 

 

—   ¿Qué tonterías estás diciendo? — Su mirada mostró incredulidad, mientras un resoplido de él choco contra mi rostro. — ¿Cuál de los dos recibió? — Rápidamente me alejo de él, quedando pensativo, para después mostrar una sonrisa un tanto… ¿frustrada? — Ninguno recibió, ¿y sabes por qué? — Negué. — Te quedaste dormido. — Al escuchar eso, me quedé congelado en mi sitio. 

 

¿Me había quedado dormido? 

 

Yo… ¿Dormido? 

 

Rápidamente cubrí mi boca con mis manos: el arrepentimiento y la vergüenza llegaron a mí.

 

Dirigí mi vista hacía Chanyeol quien volvía a servir jugo de naranja en otro vaso, para así dejar ambos en la mesa, regresando de nuevo a la cocina tomando dos tazones con arroz que previamente había servido.

 

Nunca en mi vida me había quedado dormido en ese tipo de situaciones.

 

¿Habrá sido por aquella bebida?

 

Me quedé pensando unos minutos, hasta que la voz de Chanyeol me sacó de mis cavilaciones.

 

—   Come algo, has de tener hambre. — Fijé mi vista en él, y asentí volviendo a sentarme en la silla. 

 

Más el apetito que tenía, se esfumó por completo con esas palabras.

 

—   Lo siento. — Articulé, sosteniendo una cuchara para tomar un poco de aquel arroz blanco, dirigiendo mi vista hacía el tazón.

 

—   Fue frustrante… —Escuché una risa de sus labios, y alcé mi rostro para verlo. — Pero creo que fue lo mejor. 

 

Al escuchar esas palabras, sentí como si hubiesen pinchado mi corazón. ¿Entonces yo no le gustaba ni un poco? ¿Pero qué significaba todo lo que habíamos compartido desde que había despertado, nada?

 

—   ¿Entonces? — Dejé la cuchara sobre el tazón y lo miré fijamente. 

 

—   Baekhyun. — Me observó fijamente y suspiró con profundidad. — Sabes que esta situación no es fácil para mí, han pasado demasiadas cosas entre nosotros que necesitamos aclarar.

 

Por fin llegó el día en que hablaríamos de nosotros.

 

—   Estoy de acuerdo. — Apoyé mis manos sobre mis piernas, apretando la tela de los pantalones cortos entre mis dedos debido a la ansiedad que sentía.

 

—   No comenzamos bien. — Aseguró mientras su mano derecha se dedicó a rascar su nuca. — Tú sabes a lo que me refiero. — Asentí mordiendo mi labio inferior con discreción. — Yo jamás en mi vida creí que me metería a la cama con un hombre, nunca, esa idea estaba completamente descartada de mi mente. 

 

Volví a asentir a sus palabras, estaba dispuesto a escuchar todo lo que tuviera que decirme. De esa manera, yo también tendría la oportunidad de decirle lo que estaba sintiendo, y así, los dos podríamos aclarar esta situación.

 

Iniciar o terminar. Esas eran las únicas dos opciones, aunque… ¿Terminar qué? 

 

—   Sin embargo, estando ebrio eso me importó un carajo y tuve sexo contigo. — Las manos de Chanyeol comenzaron a moverse con nerviosismo sobre mesa, lo supe porque me era difícil sostener su mirada por lo que ver sus manos era más fácil. — Fue tan sorpresivo para mí que no supe cómo reaccionar.

 

—   Lo sé. —Interrumpí sus palabras, teniendo una sonrisa ladeada en mi rostro.

 

—   Pero lo frustrante no era saber que me había acostado con un hombre. — Al escuchar eso, de inmediato fijé mi vista en sus ojos, completamente interesado por esas palabras. — Lo frustrante fue… Fue que mi cuerpo comenzó a reaccionar solamente con recordar.

 

—   ¿Reaccionar al recordar? — Pregunté sin entender mucho.

 

—   Sí. — Asintió mostrando una sonrisa nerviosa en sus labios, empezando a desordenar su propio cabello. — Lo verdaderamente frustrante era saber que mi cuerpo reaccionaba cada vez que te acercabas a mí… No, corrección, cada que te acercas a mí.

 

Mi corazón empezó a latir como loco al escucharlo, ¿él estaba aceptando que sí se sentía atraído por mí?

 

—   Fue por eso que quise mantenerme lejos de ti, pero desde el viernes las cosas se tornaron difíciles para mí, me di cuenta que eres una persona agradable. Alguien que vale la pena tener cerca.

 

Mis mejillas se acaloraron. Seguramente estaban rosadas por el sonrojo, ¿pero cómo no ponerme así, cuando Chanyeol estaba diciendo esas cosas buenas acerca de mí?

 

—   Y por eso quiero proponerte algo. — Volvió a mirar mis ojos fijamente, y a hablar con completa seguridad en su voz.

 

—   ¿Qué quieres proponerme? — De inmediato sentí la emoción aflorar en mí, debido a la anticipación de sus palabras.

 

—   Baekhyun, te propongo que tratemos de ser amigos.

 

Amigos.

 

Abrí mis ojos algo sorprendido. ¿Estaba escuchando bien? ¿Amigos? ¿Qué clase de personas éramos para acostarnos primero y luego intentar ser amigos?

 

Al parecer unas muy extrañas.

 

—   ¿Amigos? — Pregunté alzando mis cejas, y él asintió.

 

—   Intentar conocernos, tratar de llevarnos bien, ¿sí?

 

—   Los amigos no se besan. — Me removí un poco incómodo en la silla ante aquellas palabras. ¿Qué clase de amigos pretendía que fuéramos?

 

—   Lo sé. — Dijo asintiendo, mirándome con sus grandes ojos. — Baekhyun, provocas algo en mí y lo sabes. — Sus palabras se clavaron en mi corazón, haciendo que un temblor recorriera mi cuerpo. — Pero mi mente aún está muy contrariada y…

 

—   Entiendo. — Lo interrumpí. — Aunque no parezca, yo estoy igual. — Mostré una sonrisa que ladee al instante, y recargué mi espalda al respaldo de la silla. — Yo me hice una promesa y por tú culpa la he roto por completo.

 

—   ¿Una promesa? — Me miró con curiosidad y asentí. 

 

—   Prometí que nunca en mi vida me metería con mi jefe, ¿y ya ves? Me metí contigo antes de saber que llegarías a serlo, ¿no crees que suene hasta ridículo? — Una risa un tanto áspera salió de mis labios, pues no quería pasar lo mismo que con Ilwoo.

 

—   ¿En serio prometiste eso? — Un dejé de sorpresa se asomó en su rostro. — ¿Por qué? — Poco a poco noté como Chanyeol iba tomando interés a mis palabras, y eso de cierta forma me llenó de calidez, porque me demostraba que sí se interesaba por mí.

 

—   Por una experiencia pasada, pero no vale la pena hablar de ello. — Intenté finalizar ese tema, pero una nueva cuestión rondó mi mente. — Chanyeol, el viernes dijiste algo que no he podido olvidar. Tú… ¿Tenías una novia?

 

Al escuchar la palabra novia, cerró sus ojos y suspiró con profundidad, asintiendo.

 

Verlo así, comenzaba a destrozar mis nervios.

 

—   Sí, ella termino conmigo el día… Que nos conocimos. — Abrió sus ojos y me vio directamente. — Por eso fui a ese lugar, por eso me viste con esa ropa, porque se supone que ese día cumplíamos un año. Pero al final todo terminó y bueno, lo que ocurrió después creo que lo sabes.

 

Lo escuché atentamente pero cuando terminó de hablar, me mantuve callado.

 

¿Qué podría decirle ante esas palabras?

 

De pronto sentí como si el aire se volviera más denso, haciéndome difícil la tarea de respirar.

 

—   ¿Por eso te acostaste conmigo? — De tan sólo pensar que él se haya acostado conmigo por despecho a su ex, me hacía sentir mal.

 

—   ¿Qué? ¡No!… Digo, fui con la intención de olvidar, y sí, pensé en olvidarla cuando te vi creyendo que eras una chica… Pero, Baekhyun. — Sin darme cuenta, Chanyeol había acercado su silla hasta quedar a mi costado. — Desde que te cruzaste en mi vida no he pensado más en ella. Así que tú mismo podrás sacar tus conclusiones.

 

Llevé mi mano hasta su cabello, dando suaves caricias notando como cerraba sus ojos disfrutando de ellas.

 

—   ¿Entonces hacer esto está bien? — Susurré esas palabras acercándome a su rostro. — ¿Para ti estaría bien besarnos? — Abrió sus ojos de repente, clavando su mirada en la mía. — ¿Para ti estaría bien que tuviéramos sexo cuando quisiéramos?

 

Sus ojos se abrieron aún más con mi última pregunta, y se alejó de mí antes de darme la oportunidad de besar sus labios; yo tan sólo reí en mi interior, él aún no se atrevía a eso estando sobrio.

 

—   ¿Chanyeol? — Me levanté de la silla siguiéndolo, quien empezó a andar por el apartamento tratando de evadir la respuesta.

 

—   ¿No tienes calor? Creo que bajaré un poco la temperatura del aire acondicionado. — Dijo con sonrisa nerviosa, y de inmediato cogió el control remoto del aparato, bajando la temperatura.

 

Llegué hasta él y tomé la mano que tenía el control, obligándolo a que me mirara.

 

—   Tan sólo tienes que decir sí no, es fácil. — Me perdí en la profundidad de sus ojos, suplicando a todos los cielos que su respuesta fuera un .

 

Él también se perdió en mi mirada, manteniéndonos en silencio por unos segundos. Cuando estuvo a punto de hablar, se escuchó como tocaron el timbre de su apartamento. 

 

Maldición.

 

—   ¡Ah! Alguien vino. — Soltó mi agarré y fue directamente hacía la puerta. — ¿Quién será? — Dijo con nerviosismo debido al tema que estábamos tratando. 

 

—   Chanyeol, ¡respóndeme! — Lo seguí a toda prisa intentando obtener una respuesta de él, antes de que abriera. 

 

Sin embargo, él fue más rápido y logró abrir la entrada de su casa. Cuando viré hacía el pasillo, me sorprendí por completo al ver a esas dos personas frente a la puerta. 

 

—   ¿Ves? Te lo dije Kyungsoo, sabía que Baekhyun estaría con Chanyeol. — Mi mirada se dirigió al chico moreno, y después a Kyungsoo que me miraba con sorpresa, con molestia y con tranquilidad al saber que yo estaba bien. 

 

—   ¿Jongin? — Escuché la voz sorprendida de Chanyeol, quien de inmediato se hizo a un lado para dejarlos entrar. — ¿Qué hacen aquí? 

 

Era la misma pregunta que yo me hacía

 

—   Kyungsoo estaba preocupado porque no pudo comunicarse con Baekhyun y yo no podía comunicarme contigo, y después de ver como saliste disparado ayer de donde estábamos, supuse que habías ido a buscarlo, por ello es que estamos aquí. — Respondió Jongin con tranquilidad y con una sonrisa socarrona en sus labios, posando su vista en mí por unos instantes, llegando a incomodarme por la simple razón de que yo no traía camisa y sabía a la perfección que se estaba imaginando.

 

—   ¿Por qué no me llamaste? ¿Sabes cuan preocupado estaba por ti? ¡Te he dicho miles de veces que no bailes con desconocidos! ¡Qué no confíes demasiado en las personas! A ver, ¿qué fue lo que paso anoche? ¿Eh? — Ante las palabras de Kyungsoo, me sentí pequeño y de inmediato caminé hasta sentarme en un sofá que tenía Chanyeol en su casa. 

 

—   Pues… — Comencé a jugar con mis manos debido al nerviosismo. En ese instante alcé mi rostro hacía Chanyeol, quien al parecer, entendió como me sentía, por lo cual, él tomó la palabra. 

 

—   Ese tipo quería sobrepasarse con Baekhyun. — Respondió Chanyeol sentándose a mi costado izquierdo. — Baekhyun no pudo defenderse porque había bebido un trago que ese hombre le ofreció, que al parecer tenía algo raro en ella.

 

Cuando dijo esas palabras, sentí como si la mirada de Kyungsoo me estuviera matando, pues eso era algo que él siempre me decía: no aceptes bebidas de desconocidos.                  

 

—   ¡Ya no eres un niño pequeño Baekhyun! ¿Y si Chanyeol no hubiera salido atrás de ti? ¿Qué hubieras hecho? ¿Qué sería de ti ahora, eh? — Alcé mi vista hasta encontrarme con la mirada de Kyungsoo, notado cuan enojado esta. Sin embargo, lo que más denotaba su mirada, era la preocupación. 

 

—   Lo sé, pero es que yo… — De inmediato me callé. No podía decirles a todos que había aceptado bailar con ese tipo para darle celos a Chanyeol, no, no podía. — Yo creí que tenía buenas intenciones. — Rasqué mi nuca, bajando la vista avergonzado. 

 

—   Por favor, no lo vuelvas a hacer. — Kyungsoo se sentó a mi otro costado, dándome un fuerte abrazo. — No sabes cuan preocupado estaba por ti, idiota. 

 

—   Perdona por no haberte marcado, apenas desperté y bueno. — Acerqué mis labios a su oído, susurrando sin que nadie más que él escuchara. — Tú sabes… Tenía cosas que tratar con él. 

 

—   Entiendo. — Masculló asintiendo, mostrando finalmente una pequeña sonrisa. — Pero no te olvides de mí. 

 

Asentí suavemente, virando mi rostro hacía Chanyeol quien no me quitaba la mirada de encima. 

 

—   Gracias. — Dije con sinceridad, dejándolo sorprendido. — Creo que no lo había dicho antes, pero en verdad, gracias por todo. — De un momento a otro él se puso de pie, y negó ligeramente con la cabeza. 

 

—   No tienes que dar gracias por eso. —Descubrí una ligera sonrisa en sus labios que era casi  imperceptible, al igual que un brillo extraño en sus ojos. 

 

—   Baekhyun, es hora que nos vayamos, ya has dado demasiadas molestias a Chanyeol. Te llevaremos a tu apartamento, ¿de acuerdo?

 

Fruncí el entrecejo. Realmente quería quedarme para seguir hablando acerca de nosotros. Sin embargo, al volver mi rostro al de Chanyeol, noté que estaba nervioso. ¿Acaso había tenido suficiente de mí por hoy? Deseaba que no fuera así, pero él mismo me había dicho que esta situación era difícil para él, así que eso era lo más probable.

 

—   De acuerdo. — Asentí con pesar y me levante del sofá, sin embargo, recordé que estaba medio desnudo. — Ah, pero no puedo salir así y mi ropa está sucia. — Poco a poco empecé a sentir pudor.

 

—   Acompáñame, buscaremos algo que pueda quedarte de mí guardarropa. — Habló Chanyeol y de inmediato lo seguí hacía las escaleras que él ya había comenzado a subir. 

 

Cuando estuvimos en su habitación por segunda vez, vi como abrió su guardarropa comenzando a buscar una playera para mí. En ese instante no pude evitar caminar hasta él, apoyando mi frente sobre su espalda.

 

—   Prométeme que terminaremos la conversación de hoy. — Cerré mis ojos y dejé caer mi respiración sobrela tela de su playera. 

 

Él se giró sobre sus talones, provocando que ambos quedáramos frente a frente, notando la playera de manga larga que traía en sus manos.

 

—   Lo prometo. — Respondió curveando ligeramente la comisura de sus labios. — Alza tus brazos.

 

Mordí mi labio inferior con suavidad intentando aguantar una suave risa que quiso salir, alzando de inmediato mis brazos justo como él lo había pedido, dando la oportunidad de que me pudiera poner la playera que me quedaba un tanto grande. 

 

—   Esto es extraño. — Dije mirando sus ojos, justo al tiempo que tomó una gorra de su guardarropa para enseguida ponerla sobre mi cabeza. — ¿Realmente no estoy soñando? 

 

—   No sigas o harás que vuelva a pensarlo y a arrepentirme de lo que estoy haciendo. — Me miró a los ojos dedicándome sus palabras, y al instante, me tomó por los hombros girándome en dirección a las escaleras. — Regresemos, en el armario del primer piso te buscare unos zapatos, porque los de anoche quedaron completamente arruinados. 

 

Cerré los ojos unos segundos y asentí, pues podía recordar perfectamente la gracia que había realizado la noche anterior. Sí, el vómito.

 

Al llegar al primer piso seguí los pasos de Chanyeol hasta la entrada de su apartamento donde tenía el armario, entregándome en automático un par de tenis.                

      

—   Toma, son de Jongdae, los dejó un día aquí con el argumento de tener algo suyo en mi casa y no sé cuántas tonterías más. — Me tendió el calzado y de inmediato los tomé con mis manos, poniéndomelos. Cuando los vi en mis pies, me sentí aliviado de que Jongdae y yo siguiéramos calzando del mismo número, porque si Chanyeol hubiera sido quien me los prestará, hubiera parecido un payaso, pues el calzaba más grande que yo. 

 

—   Ahora sí nos vamos. — Giré hacía Kyungsoo que estaba a un costado mío, y asentí con pesar. — Gracias por haber cuidado de él y no haberlo dejado solo, te debo una. 

 

De nueva cuenta Chanyeol negó ante esas palabras algo avergonzado y nervioso, mientras yo estaba fascinado de descubrir poco a poco su verdadera personalidad. 

 

—   Entonces nos vamos. Ah, Chanyeol, recuerda que esta tarde irá el diseñador para hacer las modificaciones al segundo piso. — Dijo Jongin al tiempo que abrió la puerta, por la cual salimos todos.

 

—   Está bien. — Asintió Chanyeol recargándose en el marco de la puerta, posando su mirada en mí durante todo ese tiempo. 

 

—   Nos vemos en el restaurante. — Agité mi mano en modo de despedida, imitando él mi acto enseguida. — Gracias por todo, de nuevo. — Recité mientras Kyungsoo y Jongin se dirigían al elevador después de haberse despedido de Chanyeol. 

 

—   Nos vemos. — Alcancé a escuchar de sus labios, y asentí caminando de espaldas para no perderlo de vista. 

 

Porque esa imagen de él con su sonrisa y su mirada dedicadas únicamente a mí, era algo que no quería borrar de mi mente.

 

(«») 

 

—   ¡Buenos días! — Saludé a mis compañeros del trabajo, cuando entré a  la cocina. 


Cuando salí del apartamento de Chanyeol, eran las diez de la mañana y los domingos solíamos entrar al medio día a trabajar al restaurante, por lo cual había tenido el tiempo suficiente de ir a casa de Kyungsoo a tomar una ducha y pedirle prestados unos pantalones que fueran de mi talla, ya que los de Chanyeol me quedaban grandes. Aun así, había decidido seguir usando la playera, la gorra y los tenis de Jongdae que me había prestado, en primera, porque el aroma de Chanyeol estaba impregnado en sus prendas,  y segunda, no había tenido la oportunidad de ir a mi apartamento ya que las llaves se encontraban en la chaqueta que había dejado en el auto de Minseok la noche anterior. 

 

—   ¡Jongdae! Buenos días. — Saludé a mi amigo con un muy buen humor, pues desde que había despertado, puras cosas buenas me estaban pasando gracias a Chanyeol. — ¿Cómo estás? — Pregunté abrazándolo por la espalda, posando mi mentón sobre su hombro izquierdo virando mi rostro en automático para verlo. Pero en el instante que hice eso, el volteó su rostro,  quitándome la oportunidad de verlo. 

 

—   Buenos días. — Con gentileza, rompió nuestro abrazo respondiendo con seriedad, algo muy extraño, pues tanto él como yo, éramos pura energía andante. 

 

—   ¿Pasa algo? — Caminé hasta quedar frente a él para mirar su rostro, pero cuando estuve a punto de hacerlo, él giro sobre sus talones dándome la espalda. — Jongdae, me estás asustando. — Comencé a preocuparme. No obstante, cuando mi vista escaneó la cocina, me percaté de algo importante. — ¿Minseok no ha llegado? 

 

Era extraño, pues Minseok siempre era el primero en llegar, pero me di cuenta que no sólo eso pasaba, si no que con el simple hecho de haber pronunciado ese nombre, Jongdae había detenido los movimientos que había iniciado al ponerse la chaqueta del uniforme que usábamos. 

 

—   Jongdae, ¿paso algo con Minseok? — Aproveché su parálisis momentánea, y caminé hasta quedar frente a él. Cuando vi su rostro, mis ojos se abrieron como platos. — ¿Qué rayos te paso en el ojo? — Alarmado, tomé su rostro entre mis manos notando aquel gran moretón que rodeaba su ojo izquierdo.

 

—   No es nada. — Quitó mis manos de su rostro, y terminó de abrocharse la chaqueta sin querer mirarme. 

 

—   ¿Cómo que nada? ¿Anoche te involucraste en alguna pelea? — No respondió. — De casualidad, ¿Minseok también se involucró y por eso no ha llegado? 

 

Por fin dirigió su mirada hacía mí, y sin esperar más, asintió con la cabeza. 

 

—   ¿Ambos se involucraron en una pelea? — Negó. — ¿Él fue quien te golpeo? — Me acerqué un poco más a él analizando el golpazo que tenía sobre su ojo, y descubrí que estaba hinchado. 

 

—   Se podría decir. — Una sonrisa ladina adornó sus labios.

 

Al obtener su respuesta, simplemente no pude comprender. Minseok era la persona más tranquila y pacifica que había conocido. Por eso, no podía imaginar cómo era que él había hecho tremendo golpe en el rostro de Jongdae. 

 

—   ¿Por qué te golpeó? — Pregunté con desconcierto, caminando hacía el congelador donde solíamos guardar un par de compresas frías en casos de emergencia. Y este era uno de ellos, porque si Jongdae no se atendía el golpe, estaba seguro que se seguiría hinchando hasta el grado de provocar que su ojo se cerrara. 

 

—   No fue su culpa, en realidad fue mía. — Lo miré y noté la vergüenza en su rostro, haciendo parecer aún más extraña la situación. 

 

—   ¿Quieres hablar de ello? — Tomé un paño limpio de un estante, y envolví la compresa fría para colocarla sobre el ojo de Jongdae, recibiendo como respuesta un simple quejido de sus labios al sentir el frío chocar con su piel sensible.

—   No estoy seguro. — Cerró sus ojos dejando que un suspiro escapará de sus labios; se veía realmente agobiado haciendo que la preocupación se apoderara de mí, pues pocas eran las veces en que yo lo había visto así en mi vida.

 

—   Vamos. — Dije y tomé su mano guiándolo hacía la puerta de servicio para poder ir al estacionamiento, con el fin de poder hablar con mayor tranquilidad y comodidad, aprovechando además de que aún no habríamos el restaurante al público, ya que primero teníamos que preparar los alimentos. 

 

Cuando llegamos al estacionamiento, guíe a Jongdae a uno de los topes amarillos de concreto que servían para delimitar el espacio entre auto y auto, tomando ambos asiento sobre este. 

 

—   Bien, ahora sí puedes contarme que paso. — Alejé un momento la compresa fría de su rostro, y soplé un poco sobre la piel golpeada intentando aligerar cualquier sensación de quemazón debido a lo frío. 

 

—   Es difícil de explicar, ni yo sé bien que paso. — Cerró sus ojos después de decir esa palabras y suspiró, quedando en silenció unos segundos como si tratará de aclarar sus ideas.

 

Eso tan sólo me impacientaba más. 

 

—   Baekhyun. — Abrió sus ojos para mirar directo a los míos. — Primero que nada, tú… Sabes perfectamente mis preferencias… Tú sabes más que nadie como siempre me atrajeron personas de mí mismo género, ¿cierto? 

 

—   Por supuesto. — Lo miré de la misma forma, mostrando una tenue sonrisa en mis labios que de inmediato se le contagio. — ¿Cómo no sabría eso, si entre los dos lo descubrimos?  — Nuestras sonrisas se volvieron avergonzadas en un santiamén de segundo, pues recordar esa época era aún un tanto vergonzoso para mí. 

 

—    Como olvidar eso. — Rió con nerviosismo, mientras yo volví a colocar la compresa fría sobre su ojo, intentando que él regresará al tema principal. — Pues.  — Continuó sus palabras, callando por un par de segundos, antes de reanudar. — Minseok, él, en verdad me gusta. 

 

Escuché atentamente sus palabras, y una sonrisa amplía se formó en mis labios, pues esto que él me decía, era algo que yo sospeché en el instante que los vi trabajar juntos. 

 

—   Lo sospechaba, me di cuenta de eso desde el instante en que pase tiempo con ustedes. — La sorpresa de dibujo en sus facciones. — No es porque fueras tan obvio, sino que te conozco, y se perfectamente que el brillo que aparece en tus ojos cada que ves a Minseok era algo especial y diferente; así que a mí no podías engañarme. 

 

Rió con suavidad, recargando su cabeza sobre mi hombro, cerrando sus ojos.

 

—   Nada se te escapa, Baekhyunnie. — Reí junto con él por su comentario, pero al instante, él corto su risa. — Creo que arruiné mi amistad con Minseok. 

 

De la nada esas palabras salieron de sus labios, siendo yo el que se sorprendía ahora. 

 

—   ¿Por qué dices eso? Acaso, ¿anoche paso algo entre ustedes? — Dediqué mi mirada a él, frunciendo ligeramente mi entrecejo, pues al parecer las cosas eran más confusas del o que creía. — ¿Le dijiste lo que sientes por él? 

 

—   Ese es el problema, que no lo dije propiamente. — Retiré un momento la compresa de su rostro, por lo que él aprovecho a frotar su rostro con algo de desesperación. — Anoche le demostré que me interesa, pero creo que lo malinterpreto todo. No sé qué hacer.

 

—   ¿Lo demostraste del modo equivocado? — Pregunté, mas él quedo en silencio. 

 

—   Anoche abusamos del alcohol. —Comenzó a decir mientras jugaba con sus manos debido a la ansiedad. — Jamás había visto a Minseok de esa manera, bailando con tanta soltura a mi lado, sinceramente, eso fue extraordinario, tanto que  no podré olvidarlo. — El nerviosismo fue disminuyendo en él, permitiéndole mostrar una sonrisa más relajada. — Pero las cosas comenzaron a irse a otro rumbo. 

 

—   ¿Otro rumbo? — Cuestioné volviendo a colocar la compresa sobre su ojo. 

 

—   Sí, y creo que lo malinterpreto. Hoy fui a su casa temprano, pero no quiso hablar conmigo, siento que he arruinado las cosas, pero no sé a ciencia cierta en que me equivoque. Baekhyun, tengo miedo de perderlo. — Alzó su rostro a verme con preocupación y un toqué de melancolía, debido a la tristeza que en él crecía. 

 

Verlo así me ponía triste también, por eso, sin decir más lo abracé con fuerza, rodeándome él al instante, correspondiendo al abrazo. 

 

—   Tienes que insistir a hablar con él, no puedes sacar conclusiones apresuradas, a lo mejor él se siente como tú y no tiene el valor de decírtelo. A lo mejor él cree que arruinó algo y tiene vergüenza, tiene miedo o no tiene el valor de verte. — Mencioné cerca de su oído y sentí como recargo su cabeza en mi hombro de nueva cuenta. — Él te mira de forma diferente, no es la misma mirada que me dedica a Chanyeol, a mí o a cualquier otra persona que no seas tú. Además, en el antro noté la mirada matadora que me echaba cuando nos pusimos a bailar. 

 

Escuché una leve risilla de sus labios y de inmediato se aferró a mi brazo derecho, dando un gran suspiro. 

 

—   Ojalá que todo esto que me dices sea cierto, sería sumamente feliz si fuera la realidad. 

 

Lo observé por unos segundos y le mostré una gran sonrisa llena de confianza. 

 

—   Verás que es así, sólo es cuestión de que hables con él con toda sinceridad. — Tomé su mano y coloqué la compresa fría sobre su palma, para que él siguiera poniendo esta sobre su ojo para que la hinchazón siguiera bajando. 

 

—   Espero que tengas razón. — Noté como miró al frente con una expresión más relajada en su rostro, y al segundo bajo su vista hacía nuestros pies, y en ese instante vi como frunció su entrecejo. 

 

Maldición, el par de tenis. 

 

—   Baekhyun, ¿ese par de tenis de donde los has sacado? — Preguntó con curiosidad, soltando mi brazo para dirigir su mano al calzado. 

 

—   Son míos… — Respondí con poca seguridad, notando como Jongdae tomaba mi pie y alzaba un poco este, para darse la oportunidad de ver la suela. 

 

Mi corazón latió con fuerza, pues yo no deseaba que Jongdae se enterara que había estado en casa de Chanyeol, porque sabía a la perfección que después seguiría el interrogatorio. 

 

—   Claro, y escribes en la suela el nombre de Jongdae, ¿cierto? — Noté el sarcasmo en su  voz y después como su mirada me analizaba. — Estuviste con Chanyeol. — Afirmó, no preguntó. — No te atrevas a negarlo, pues la playera y la gorra también son de él. Primero creí que podría ser coincidencia y que tuvieras unos iguales, pero ver mi par de tenis me confirma que no es una coincidencia.

 

Tragué en seco, pues no quería hablar aún sobre Chanyeol con Jongdae, no al menos hasta ver como avanzaban las cosas entre nosotros. 

 

No obstante, le diría la verdad, a medias

 

—   La verdad es que anoche me metí en un problema con un tipo y Chanyeol me ayudó, e intentó llevarme a mi casa, pero como la llave la había dejado en la chaqueta que olvide en el auto de Minseok, no tuvimos manera de llegar ahí, por lo que él me llevó a su casa. — Comencé a jugar con mis manos, pues sostener la profunda mirada de Jongdae era algo difícil, pero confiaba en que me creería. 

 

—   ¿Con un desconocido? — Asentí un poco. — Jamás aprendes. Cuando éramos estudiantes también te metías en líos por culpa de gente que ni conocías, tienes que andarte con más cuidado Baekhyun. — Volví a asentir ante sus regaños, que curiosamente me daban alivio. 

 

—   Lo sé, he aprendido mi lección. — Me puse de pie mostrando una pequeña sonrisa, porque era cierto: nunca más volvería a aceptar una bebida de un desconocido, ni a bailar con alguien así de nuevo. — ¿Regresamos a la cocina? — Pregunté y Jongdae asintió, poniéndose de pie también. 

 

Dimos unos cuantos pasos hasta la puerta de servicio, colocando mi mano sobre la perilla una vez que estuvimos frente a ella, y la giré para ingresar al restaurante. Sin embargo, al momento de dar el primer paso al interior, me topé de frente con Chanyeol, quien ante mis ojos lucía espectacular con aquel pantalón de mezclilla negro, aquella camisa en color azul y su cabello que cubría curiosamente su frente, que rememorando, era la primera vez que lo veía así.

 

—   Chanyeol. — Susurré su nombre y sin querer, una sonrisa se apoderó de mis labios, provocando que un cosquilleo se extendiera por mi estómago. 

 

—   Baekhyun acabo de… — Él mostró una sonrisa en automático, comenzando a decir aquellas palabras que Jongdae interrumpió. 

 

—   ¡Hasta que llegas Chanyeol! Aun no entiendo como el jefe siempre llega tarde. — Este negó con una risilla en sus labios, y aunque sus palabras no tuvieran mucho sentido, me daba gusto verlo bromear.

 

—   Por la misma razón de que soy el jefe, tengo la oportunidad de llegar tarde. — Respondió Chanyeol con una sonrisa en sus labios. No obstante, al enfocar su vista en Jongdae, se llevó una gran sorpresa al ver el moretón en su ojo. — Dios, ¿qué te paso? 

 

En ese instante la sonrisa que Jongdae había conseguido, tembló un poco.

 

—   No quisiera hablar de esto. — Miró a Chanyeol con firmeza a los ojos, comprendiendo en seguida de que realmente no quería tocar el tema.

 

—   De acuerdo, entonces procura cuidarte la hinchazón. — Jongdae asintió y Chanyeol prosiguió. — Acabo de ir a la casa de Minseok, ya que me marcó para que fuera. Así que primero, ten Baekhyun, tu chaqueta. 

 

Vi su mano extenderse hacia mí, por lo que no dudé un segundo en coger mi chaqueta de sus manos, no sin antes dar un suave rocé a estás con la punta de mis dedos, provocando que con tacto, nuestras pieles se erizaran. 

 

—   Gracias. — Sonreí mientras sacaba mi móvil de una de los bolsillos.

 

—   No hay de qué. — Respondió posando su vista en mí, y de nuevo en Jongdae. — Minseok tiene fiebre, por lo cual no podrá venir hoy a trabajar, y posiblemente tampoco mañana.

 

En ese instante el rostro de Jongdae mostro preocupación y culpabilidad. 

 

—   Debido a eso hoy cerraremos a las nueve de la noche, pues sin Minseokserán las cosas más pesadas para todos. — Tanto Jongdae como yo asentimos ante las palabras de Chanyeol, pues él tenía toda la razón: sin Minseok, el equilibrio se perdía.

 

—   Comenzaré a listarme para cuando abramos. — Jongdae avanzó directamente a la cocina después de esas palabras, dejándome solo con Chanyeol. 

 

Mi corazón empezó a rebotar contra las paredes de mi pecho ante la emoción de recordar lo acontecido con la noche pasada. 

 

—   Baekhyun. — Mi piel se erizó al escuchar mi nombre de su voz, e instantáneamente me giré hacía él. — Acompáñame a mi oficina, necesitamos hablar acerca de tu contrato. 

 

Asentí con una sonrisa en mis labios, caminando de inmediato atrás de él. Durante el trayecto a su oficina, fue inevitable no clavar mi mirada sobre su espalda ancha en la zona de los hombros que tanto me fascinaba. 

 

Dios, todo en él me encanta

 

—   Pasa. — Dijo al momentode llegar, y abrió la puerta, por lo que ingrese de inmediato a la oficina, yendo directamente a sentarme en una de las sillas situadas frente a su escritorio. En cambio, él se sentó en la silla atrás de este, dónde lo había hecho la primera vez que nos habíamos encontrado en este lugar, después de que yo lo golpeará con la puerta.

 

—   Entonces, ¿quieres que hablemos sobre mi contrato? — Recargué mis codos sobre el escritorio y lo miré con curiosidad inclinándome un poco hacía adelante, intentando descifrar sus pensamientos. 

 

—   A decir verdad, no. — Respondió negando con la cabeza, empezando a jugar con una pluma, denotando su nerviosismo. Verlo así era un privilegio. — Baekhyun, ¿está noche estás libre? 

 

—   ¿Eh? —  Abrí mi boca con sorpresa, y me incliné hacía el escritorio tratando de escuchar mejor. — ¿Estás preguntándome si estoy libre esta noche? 

 

—   Así es. — Contestó inclinándose sobre el escritorio, provocando que nuestra lejanía se fuera disminuyendo. — ¿Lo estás?

 

—   Ah, sí, estoy libre. — Entrecerré los ojos intentando descifrar sus pensamientos para saber que tramaba— ¿Por qué? 

 

—   No te diré más. Cuando sea de noche, lo sabrás. — Su voz sonaba suave, como pocas veces lo había escuchado, ¿sería acaso que él quería salir conmigo en...?

 

—   ¿Esto es una cita? — Arqueé mi ceja derecha esperando su respuesta, y en ese momento los colores se le subieron al rostro, provocando una suave risa en mí.

 

¿Con que eso era? 

 

—   ¡Claro que no! — Se recargó en el respaldo de la silla y negó, haciendo que a cada segundo yo confirmara que era así. 

 

—   No tienes por qué tener vergüenza. — Me levanté de mi asiento para caminar hacia él, recargándome en la orilla del escritorio. — Me emociona poder conocerte mejor y que ya no estés tan a la defensiva cada que me acercó a ti. — Con lentitud me acerqué a su rostro, apoyando cada una de mis manos en los descansabrazos de su silla. — Gracias por eso.

 

—   No te emociones demasiado. — Musitó desviando su mirada de mí. 

 

—   Lo sé, porque no sé cuándo cambiarás de parecer, pero mientras duré, aprovecharé. — Dije con seguridad, suspirando con delicadeza en el momento justo que él recargo su frente sobre mi hombro, por lo que aproveché y dejé un suave beso en su cuello que había quedado expuesto ante mí. 

 

—   Aún no sé porque me pasa esto contigo, realmente no lo sé. — Articulo esas palabras, alzando un poco su rostro para dejar un casi imperceptible roce de sus labios contra la piel de mi hombro izquierdo. — ¿Por qué no te cambiaste de playera, porqué te dejaste la que te presté? Te queda grande y eso hace que la piel de tus hombros se vea. 

 

Me alejé un poco de él para poder verlo a los ojos, intentando encontrar el mensaje oculto de sus palabras, ¿estaba celoso o le provocaba ver mi piel? 

 

—   Me gustó, simplemente por eso me lo dejé. — Respondí y ladee mi cabeza a mi costado derecho dejando mostrar mi cuello y parte de mi hombro izquierdo. Quería jugar un poco con él, quería saber hasta qué punto podía provocarle estando sobrio. 

 

—   Baekhyun… — Musitó mi nombre, acercándose de nueva cuenta a mi hombro, haciendo que mi corazón latiera con fuerza debido a la expectación. Cuando sentí su aliento chocar contra mi piel, esta se erizó. Sin embargo, lo que pasó no fue lo que espere: Chanyeol había tomado la tela del cuello de su playera entre sus labios con el único propósito deslizar esta, para cubrir mi hombro. 

 

Sonreír con ternura fue inevitable. Chanyeol era un hombre con distintos matices. 

 

—   En la oficina no, por favor. — Alzó su rostro para verme, y cuando nuestros ojos entraron en contacto, sentí algo encenderse en mi interior.

 

—   Eso quiere decir, ¿qué fuera estaría bien, cierto? — Pregunté con algo de coquetería, incitando la vergüenza en él. 

 

—   ¡Luego hablamos de eso! Ahora ve con Jongdae, que sin Minseok será todo más pesado. — Se puso de pie en un santiamén de segundo, caminando hacía la puerta con la intención de abrirla para que yo saliera de ahí. Sin embargo, se lo impedí. 

 

Cogí su mano y lo jalé hacía mí para quedar frente a frente. 

 

—   Antes necesito algo. — Manifesté, viendo la interrogativa en su rostro. — Es algo que necesito para poder esperar pacientemente. 

 

Terminé por decir soltando su mano, cogiendo el cuello de su camisa y atraerlo a mí, dándome la grandiosa oportunidad de robar un casto beso de sus labios. 

 

Mi día laboral ahora sí iniciaría bien

 

—   Espero con ansias la cita de esta noche. — Murmuré sobre sus labios, notando que él estaba en shock,  y con esa visión en mi mente, me aleje de él con una gran sonrisa en sus labios. 

 

Después de ese beso salí de la oficina yendo directamente a la cocina. Mientras caminaba, mis dedos acariciaban mi labio inferior ya que aún era capaz de sentir la textura de los de Chanyeol sobre los míos, y deseaba nunca dejar de sentir esa sensación.

 

 

(«»)

 

—   Nos vemos mañana Baekhyun. — Abracé a Jongdae y asentí, acercando mis labios a su oído, con la intención de susurrar unas palabras. 

 

—   Espero que todo salga bien con Minseok. — Sentí como me abrazó con más fuerza, y una sonrisa salió de mis labios. — Vamos Jongdae, mientras más pronto vayas, más rápido arreglarán las cosas, anda, nos vemos mañana. — Terminé por decir y él asintió, finalizando nuestro abrazo. 

 

—   Tienes razón, iré de una vez. — Dijo con firmeza en su voz, alejándose de mí poco a poco, atravesando el estacionamiento. — Nos vemos mañana Baekhyunnie, me despides de Chanyeol. 

 

—   ¡De acuerdo! — Alcé la voz al notar como Jongdae ya había llegado hasta la acera de la calle, y suspiré con un poco de preocupación con respecto a su situación. En verdad deseaba que todo se solucionará para ellos. 

 

Alcé mi rostro viendo la negra noche iluminada por unas cuantas estrellas, además por una aureola en color naranja que provocada por la gran cantidad de luces en la ciudad. 

 

Ya eran las nueve y quince de la noche, y me encontraba fuera del restaurante esperando a que Chanyeol saliera finalmente para poder tener nuestra cita, aunque él negará que fuera eso. A decir verdad, me moría de nervios. No sabía que esperar de esto, ¿de casualidad el querría conocerme más y quería que fuéramos a conversar? ¿O cuál sería el propósito de esto?

 

Fuera el que fuera, me dedicaría a disfrutar esta noche. 

 

—   Ya, listo. — Giré mi rostro hacía la puerta de servicio, viendo como Chanyeol cerraba esta con llave, caminando directamente hacía mí, haciendo que una sonrisa ocupara mis labios. — Tenía que ordenar unas cosas para mañana. 

 

—   No te preocupes, entiendo. — Respondí caminando un par de pasos hasta quedar frente a él. — Ahora… ¿Qué hacemos? — Pregunté al tiempo que coloqué mi mochila sobre mis hombros. Era ahí donde guardaba mi uniforme de chef.

 

—   Tendrás que seguirme. — Respondió con un poco de lentitud mientras tenía su vista fija en mí. — Hoy no traje mi auto, por lo que tendremos que tomar el metro, ¿estás bien con ello? 

 

—   Sí. — Respondí sin pensarlo. — Estoy bien con cualquier cosa, siempre y cuando estés a mi lado. 

 

No esperé respuesta de su parte y sonreí con más amplitud, girando mis talones para caminar rumbo a la estación del metro que estaba a un par de cuadras del negoció. 

 

Cuando pisé la acera, sentí las grandes manos de Chanyeol posarse sobre mis hombros, provocando un estremecimiento en mí, pues con la palma de sus manos había logrado rozar la piel que quedaba expuesta, debido a lo grande que me quedaba el cuello de su playera. 

 

—   ¿Qué pasa? No creas que me perderé. — Dije alzando mi rostro hacía arriba, observando como Chanyeol estaba concentrado en el camino, mirando al frente.

 

—   Por si las dudas. — Respondió dirigiendo la mirada hacía mí por unos cuantos segundos, alzando su vista hacía el camino momentos después. 

 

Reí con discreción y no dije más, pues ahora me daba cuenta de que Chanyeol tenía un lado protector, el cual se me hacía un poco exagerado. Pero si eso hacía que él tuviera más contacto conmigo, no haría nada por cambiar las cosas. 

 

Caminamos alrededor de un par de cuadras cuando ya nos encontrábamos yendo escaleras abajo para entrar a la línea 4 del metro; sinceramente me sentía más intrigado a cada minuto que pasaba, pues no tenía idea a donde nos dirigíamos. 

 

—   Chanyeol, ¿a dónde me llevarás? — Lo miré con duda, al mismo tiempo que soltó mis hombros al hallarnos frente a los torniquetes. — ¿Chanyeol? 

 

Volví a llamarlo, pero él sólo mostro una sonrisa cuando sacó la cartera del bolsillo de su pantalón. 

 

—   Eres demasiado impaciente. — Caminó hasta uno de los torniquetes y lo seguí, de inmediato me miró y ladeó su rostro. En ese momento entendí y rápidamente quité la mochila de mis hombros para abrirla y poder sacar mi propia cartera.  

 

Cuando la tuve en mi mano, la pasé sobre el escáner y espere a Chanyeol del otro lado, guardando la cartera en el bolsillo trasero de los pantalones que estaba usando.  En el momento que Chanyeol cruzó, me acerqué a él con una pequeña sonrisa, y me aferré a su brazo con mi corazón agitado.

 

—   Hay mucha gente. — Un suspiro salió de sus labios y de inmediato comenzó a caminar, por lo que solté su brazo rápidamente. Aunque no lo había dicho directamente, había comprendido al instante de que aún no le era del todo cómodo estar conmigo de esa forma ante la gente.

 

Y era normal que se sintiera así… 

 

Conforme nos adentrábamos a la estación, me di cuenta de que las palabras de Chanyeol eran ciertas: había mucha gente, y aún más debido a que era domingo, tomando en cuenta en la zona que nos estábamos desplazando. 

 

—   Chanyeol, ¿iremos muy lejos? — Pregunté, llevando mis pasos a un lado de él, al momento que llegamos al andén del metro.

 

—   No, no mucho. — Viró hacia mí y me quedé observando sus ojos por largos segundos, descubriendo de nueva cuenta que estos me encantaban, que todo en él me encantaba. 

 

No lo podía negar. 

 

—   Trata de relajarte. — Dije inspeccionando sus facciones, notando que estaba algo tenso. Aun así, no comprendía la razón por la que esta así. ¿Habría sido acaso porque yo había sostenido su brazo? ¿Tampoco se animaba a que gente desconocida nos viera abrazados o algo de ese tipo? 

 

—   No lo estoy. — Negó de inmediato, llevando su vista hacía el metro que se acercaba a nosotros. 

 

Después de eso no dije más, y caminé al interior de los vagones junto con Chanyeol. Sin embargo, al primer paso que di dentro de este, supe que sería toda una odisea encontrar espacio. 

 

El metro estaba abarrotado de personas, unas que se dirigían a sus hogares y otras que seguramente iban a pasear a algún lado, así como Chanyeol y yo lo haríamos probablemente. Quise caminar entre las personas para poder sostenerme de un tubo para evitar caer, sin embargo, me fue imposible tratar de cruzar más allá de la puerta debido a que las personas empujaban a causa del movimiento del vagón que ya se había puesto en marcha.

 

—   Que incómodo. — Susurré para mí, no obstante, en ese mismo momento, sentí como la mano de Chanyeol sostuvo mi brazo, haciendo que yo me colocará espalda a las puertas del vagón, mientras él se posó frente a mí, apoyando sus manos a cada costado de mi cabeza, quedando relativamente cerca de mí. 

 

Ante esa visión, una sonrisa se formó en mis labios, ya que esta escena era digna de un manga shojo. 

 

—   Gracias. — Dije entre risas tomando la playera de Chanyeol, acercándolo un poco a mí, cosa que no fue difícil debido a que las personas lo iban empujando poco a poco hacía mí. 

 

—   Apreció mi vida, y sé que sería más fácil sobrevivir a los empujones de esta gente que a Kyungsoo. Si te lastimas estando conmigo, no sé qué pudiera hacerme, se nota que te cuida demasiado. — Respondió viendo a un costado de mí. Sin embargo, él mismo no pudo resistir más y dirigió su vista hasta mí. 

 

—   Pero él no sabe que estamos juntos en estos momentos. — Solamente de imaginar la reacción que podría tener, provocaba risa en mí. 

 

—   Por eso mismo lo digo. — Una risa escapó también de sus labios, seguido de un suspiro.

 

—   Si se entera, estaremos en problemas. — Cerré mis ojos durante unos segundos, apoyando al mismo tiempo mi frente sobre el pecho de Chanyeol, logrando sentir los fuertes latidos de su corazón retumbar contra mi oído.

 

Vaya, entonces yo no era el único con un corazón desatado, pensé.

 

Francamente, ya no me importaba a donde era que Chanyeol me llevaba, pues con el simple hecho de tenerlo así a mi lado era más que suficiente para estar contento, para estar feliz, porque siendo sinceros, ¿cómo no sabía si mañana iba a llegar diciendo de nueva cuenta que esto era un error? Aunque fuera algo que yo no deseaba escuchar, tenía que estar preparado a esa posibilidad.

 

—   Chanyeol. — Lo nombré, sintiendo de repente como su cuerpo se apegó por completó al mío, escuchando un quejido por parte de sus labios haciendo que mis ojos se abrieran en seguida; seguramente alguien lo había golpeado. — ¿Estás bien? — La preocupación empezó a nacer en mí. 

 

—   Estoy bien. — Apoyó su antebrazo izquierdo sobre la puerta del vagón y su mano derecha la llevó hasta mi cintura para atraerme a él un poco más, haciendo que mi espalda no tocará más las puertas. 

 

No quedé completamente satisfecho por su respuesta. Sin embargo, no pregunté más al momento que vi sus ojos cerrarse, por lo cual yo hice lo mismo, apoyando mi mejilla en su pecho de nueva cuenta, permitiendo que su fragancia y su calidez me abrazaran. Desgraciadamente la sensación no duro mucho, pues sentí como el vagón se detenía  y las puertas se abrieron; enseguida miré a Chanyeol y este negó, moviéndose a un costado junto a mí, dejando pasar a la gente que entraba y salía del vagón.

 

—   ¿Falta mucho? — Cuestioné y volvió a negar, por ello no pregunté más y volví a acomodar mi frente sobre su pecho, aprovechando que aún había mucha gente que nos empujaba haciendo que quedáramos relativamente juntos.

 

Ahora veía el lado positivo de esa masa de gente. 

 

«Pasajeros, estamos próximos de llegar a la estación Dongdaemun.» 

 

Alejé mi rostro de su pecho al escuchar las palabras dichas por medio del altavoz y de inmediato miré a Chanyeol quien asintió con una sonrisa en sus labios.

 

¡Al fin!

 

En menos de treinta segundos el vagón se detuvo, y salimos los dos disparados de este al instante que las puertas se abrieron. 

 

—   Bien, ¿a dónde iremos ahora? — Pregunté reacomodando la mochila sobre mis hombros, mientras él se quedó pensativo, lo que me hizo creer que él tal vez no tenía algún plan en específico. — Chanyeol, por favor, dime que tienes planeado algo esta noche. 

 

—   Claro que sí, si no, no te hubiera invitado. — Frunció el entrecejo, y de inmediato comenzó a caminar por el andén directo hacía las escaleras eléctricas, dejándome atrás. 

 

¿Pero qué rayos? ¿No se suponía que íbamos juntos? 

 

Suspiré y comencé a caminar detrás de él con rapidez intentando alcanzarlo, y cuando lo hice, le di un leve golpe en el brazo. 

 

—   ¿Cómo se te ocurre dejarme atrás, eh? — Acomodé la visera de la gorra hacía atrás y después me cruce de brazos, mientras las escaleras eléctricas nos llevaban hacía la calle. 

 

Sin embargo él no respondió, por lo que giré mi rostro para verlo, y descubrí que me estaba observando, acercándose un poco más hacía mí y con discreción. 

 

—   Es que aún no sé muy bien cómo comportarme cuando estoy contigo. — Musitó cerca de mi mejilla, y cuando finalizó sus palabras, volvía a alejarse de mí, dejándome paralizado por unos segundos. 

 

A decir verdad, me sentía igual que él pero yo trataba de ocultarlo siempre, porque sabía que si yo no daba el primer paso, él no se atrevería a  hacerlo, y pensar en dejar de tener este tipo de contacto con él, me era imposible en estos momentos. 

 

Había probado una dosis de Chanyeol que era imposible de olvidar a estas alturas. 

 

Cuando subimos terminamos de subir las escaleras eléctricas, nos dirigimos hacia la zona donde se encontraban los torniquetes de la salida, por lo cual saque de inmediato mi cartera pasando esta sobre el escáner; una vez del otra lado, espere a Chanyeol con mis manos dentro de los bolsillos del pantalón, pues las escaleras de salida que daban a la calle estaban a un par de metros de mí lo cual hacía que el frío entrará a la estación, empezando a afectarme.

 

—   ¿Ahora hacia dónde iremos? — Pregunté cuando cruzo los torniquetes, y se quedó pensativo unos momentos.

 

—   No te preocupes, está cerca de aquí, aguanta un poco más tu curiosidad. — Me mostró una sonrisa un tanto nerviosa, al mismo tiempo que su mano derecha se posó sobre mi hombro, con el único fin de guiarme al último tramo de escaleras que recorreríamos en la estación. 

 

Mientras subíamos estas, miré hacía mi lado izquierdo, logrando ver un gran reloj el cual me indicaba la hora, eran las nueve cuarenta de la noche, en domingo, lo cual me dejaba pensar a donde iríamos. 

 

—   ¿Iremos a cenar algo? — Giré hacía Chanyeol, quien aún mantenía su mano sobre mi hombro, brindándome un alivio en forma de calidez, pues conforme nos acercábamos a la calle, el frío era más intenso.

 

—   No, pero, ¿tienes hambre? — Negué. — Bueno, entonces iremos directamente a ese lugar. — Finalizó sus palabras cuando pisamos la acera. 

 

—   Estás siendo muy misterioso, harás que me emocione de más. — Reí sutilmente, pero una ventisca hizo que esta se borrara, siendo remplazada por un temblor en mi cuerpo.

 

—   Baekhyun, ¿estás bien? — Escuché aquella pregunta de Chanyeol, quien seguramente sintió el temblor de mi cuerpo. — ¿Tienes frio? ¿Por qué no te pones la chaqueta que habías dejado en el auto de Minseok?

 

—   No queda con la ropa que traigo. — Respondí simplemente y crucé mis brazos sobre mi pecho intentando entrar en calor. — Mejor apurémonos para llegar rápido, ¿quieres? — Suspiré profundo y repetí en mi mente “no hace frio” una y otra vez, pero no funcionaba: el frío persistía. 

 

Sentí su mirada penetrante posarse en mí, poniéndome un poco intranquilo. Sin embargo, al verlo mejor, sentí mi corazón latir a mayor velocidad, pues con aquel gesto él lucía demasiado guapo, tanto que llegaba a despertar el deseo en mí. 

 

Tenía que reprimirme un poco

 

Al ver que Chanyeol no se movía hacía ningún lado, decidí girar sobre mis talones y comenzar a caminar esperando adivinar el camino que debíamos tomar, pero antes de poder dar más de dos pasos, sentí como su mano sostuvo mi antebrazo con delicadeza, provocando que me detuviera. 

 

—   ¿Pasa algo? — Pregunté confundido, pero después tuve mi respuesta.

 

Cuando giré a verlo, sentí como deslizó su mano por todo mi brazo derecho, hasta llegar a mi mano y aferrarla con delicadeza. Sí, él estaba tomando mi mano por su propia voluntad, ¿o acaso era producto de mi imaginación?

 

—   ¿Eh? — Articulé, y cuando tuve la intensión de hablar al haber comprendido lo que había pasado, él me interrumpió.

 

—   No digas nada y vámonos. — De inmediato metió nuestras manos en el bolsillo de su suéter al tiempo que comenzó a caminar al lado derecho, sentido contrario a donde yo me había dirigido.

 

Mientras caminábamos por aquella calle abarrotada de turistas y locales, una pregunta se repitió una y otra vez en mi mente: ¿Por qué Chanyeol me había invitado a salir? 

 

—   Chanyeol, ¿puedo preguntarte sobre algo? — Dije con voz suave gracias a la casi imperceptible caricia que sus dedos dejaban sobre el dorso de mi mano. 

 

—   Dime. — Me miró de reojo, y en ese instante sonrió al ver que yo también tenía una sonrisa en mis labios. 

 

—   ¿Por qué me invitaste a salir? — Ladee mi rostro mientras doblábamos por una esquina, aunque ciertamente no presté atención a mi entorno, pues Chanyeol era lo único que me importaba en esos momentos. 

 

—   ¿Con sinceridad? — Preguntó y yo asentí. — No estoy cien por ciento seguro de la razón, pero lo que ahora viene a mi mente, es que quiero tratar de conocerte un poco más, saber con exactitud qué es lo que provocas en mí cuando estás a mi lado. 

 

Me quedé sorprendido por sus palabras, pues él estaba esforzándose por conocerme un poco más… Él estaba interesado en saber más de mí.

 

—   ¿Y de casualidad, ya sabes lo que provocó en ti? — Mordí mi labio inferior, y solté un poco su mano para tener la oportunidad de deslizar la mía, dejando pequeñas caricias en su palma de su mano, con la ayuda de la punta de mis dedos. Ante esa caricia, escuché como Chanyeol dejó salir un suspiro de sus labios, haciéndome saber que estas le gustaban, y que esa zona era algo sensible en su cuerpo.

 

—   ¿No lo estás viendo? — Dijo con un poco de nerviosismo, y volviendo a tomar mi mano, evitando que siguiera las caricias.  — Desde que llegaste a mi vida, ya nada es rutinario. — Giró de lleno a mí, deteniéndose por un instante para continuar sus palabras. — Cuando estás a mí alrededor, no sé qué esperar. Porque siendo francos, eres una caja de sorpresas, y no sólo tú, sino también lo que ronda alrededor de ti, y eso me tiene completamente curioso… Es como si quisiera descubrir que más cosas hay detrás de ti. — Mostró una sonrisa tonta, sacando nuestras manos del bolsillo de su suéter. — Además, gracias a ti no he pensado en… Ella, lo cual es bueno; pero a cambio no sales de mi cabeza y eso es abrumante en ocasiones. 

 

Miré nuestras manos por un instante, manteniendo una tenue sonrisa en mis labios. 

 

—   Si me dices estás cosas, ¿qué debería decirte? ¿Gracias? — Di un par de pasos para quedar más cerca de él, llegando de inmediato a mí su delicioso aroma. 

 

—   Sería bueno, porque eso puede contar como un cumplido. — Una risa salió de sus labios, que de inmediato se me contagió. — Bueno, basta. Estoy seguro que ni te has dado cuenta en donde estamos. 

 

Chanyeol tenía toda la razón. Desde que habíamos salido de la estación, y nos habíamos puesto a caminar, no me había dado cuenta por donde es que íbamos. Con curiosidad, y ante su comentario, giré mi rostro para mirar los alrededores, y mi boca se abrió en completa sorpresa: nos encontrábamos en Cheonggyecheon, uno de los arroyos más famosos y turísticos de la ciudad. Lo más fascinante del lugar, era esa gran vía peatonal que se extendía a lo largo del arroyo, permitiendo que los turistas locales y extranjeros pudieran recorrerlo. Sin embargo, lo que más abundaba en ese lugar, eran las parejas de novios.

 

—   ¿Cheonggyecheon? ¿Por qué escogiste este lugar? — Volví a ver a Chanyeol, pero este no me regresó la mirada al ver aquel arroyo con fascinación. 

 

—   El día de hoy estás haciendo demasiadas preguntas Baekhyun, mejor vamos. — Asentí y mostré una sonrisa aún más amplia. 

 

Haría todo por no preguntar y disfrutar el momento a su lado

 

El cual era un privilegio. 

 

Conforme nos acercábamos al arroyo, quedé completamente maravillado al ver la gran cantidad de pequeñas fuentes que había en ese lugar. Estás, eran impresionantes y estaban adornadas con luces de distintos colores. Pero aunque estás lucieran hermosas, la cascada de donde nacía el arroyo, no tenía ningún punto de comparación con lo que antes había visto, pues esas luces blancas y azules que la alumbraban, la hacían resaltar mil veces más.

 

—   Esto es impresionante. — Dije mientras bajábamos unos escalones que estaban al costado del arroyo, y que nos llevaban a la zona peatonal. Sin embargo, aunque quise continuar mi camino, me fue imposible no detenerme a ver aquella impresionante cascada, sin importarme que la brisa del agua caía sobre mí, e incrementaban el frío que sentía en mi cuerpo.

 

—    Estoy de acuerdo. — Chanyeol estaba a mi costado, mirando la maravillosa vista con sus grandes ojos, impresionado de lo que había frente a nosotros. Pero si tenía que confesarlo, debía de decir que la gran sonrisa que tenía en sus labios, fue lo único que pude capaz de ver, pues realmente deseaba conservar esa imagen de él.

 

Cuando pasaron unos segundos, volví mis pasos por esas escaleras, tirando de Chanyeol conmigo, pues en ningún momento habíamos soltado nuestras manos.

 

—   Ya que estamos aquí, deberíamos tratar de conocernos un poco más.  — Sugirió él, mientras caminábamos con tranquilidad a un costado del arroyo, disfrutando de la noche.

 

—   Me parece bien, empieza tú. — Fijé mi vista en él y descubrí el gran debate en su rostro. Se notaba que estaba dudando y pensando en que podría preguntarme. — Vamos, pregunta cualquier cosa. 

 

—   De acuerdo. — Descubrió mi mirada sobre él, por lo que de inmediato se dispuso a preguntar. — ¿Qué edad tienes? — Enarqué una ceja. 

 

De todo lo que podía preguntar, ¿se preocupaba por mi edad?

 

—   ¿Cómo preguntas eso? — Reí. — Soy mayor que Jongdae, con eso debes darte una idea, ¿cierto? — Al instante que escuchó mi respuesta, se detuvo en seco, mostrando sorpresa en sus ojos. 

 

—   ¿Eres mayor que Jongdae? — Asentí con diversión. — ¿Eso quiere decir que eres mayor que yo? 

 

Volví a asentir, y solté su mano reanudando mis pasos, realmente divertido por su expresión, pues cuando nos habíamos acostado, ni siquiera se había preocupado en preguntar mi nombre. 

 

—   Así es, soy tu hyung, así que me debes respeto. — Entrecerré mis ojos y apunté hacía él con una sonrisa en sus labios. — Por ello debes hacer lo que te diga sin objetar, ¿de acuerdo? 

 

—   ¿De qué rayos estás hablando? — Negó con suavidad y caminó directo hacía mí. 

 

—   ¡Baekhyun hyung! Jo, ¿acaso no tienes respeto a tus mayores? — Continúe jugando con él durante más tiempo, aumentando la velocidad de mis pasos para que no me alcanzara. 

 

—   ¡Estás loco si crees que te llamaré así! Ni siquiera a Minseok le digo hyung. — Una risa de sus labios me destanteó e hizo que me detuviera. — Menos lo haré contigo.

 

Ladeé mi sonrisa y entrecerré los ojos. 

 

—   Chanyeol, tu rebeldía me pone. — Mordí mi labio interior, percibiendo el nerviosismo de él, cuando dije esas palabras. 

 

—   ¡No digas eso en público! — Escuché su réplica ante mis palabras. 

 

—   ¿Qué tiene de malo? Yo no veo algo malo en mis palabras. — Caminé a la orilla del arroyo, mirando unas rocas que atravesaban el agua de extremo a extremo con el único fin de ser utilizado como puente. Curioso, me acerqué y comencé a saltar sobre cada una de ellas. 

 

—   Es malo porque hay muchas personas. — Escuché sus palabras con algo de dificultad, pues la cascada hacía demasiado ruido. 

 

—   ¡Por favor! Te acostaste conmigo, tuvimos sexo, y ahora estamos en una cita, ¿por qué no puedo decir lo que pienso? — Me giré sobre la cuarta roca que había pisado, y logré ver a Chanyeol a tan sólo dos rocas de distancia de mí. Distinguir aquel entrecejo y labios fruncidos, me lleno de satisfacción, pues poco a poco iba descubriendo que todas sus facetas me gustaban.  

 

—   ¡Ya cállate Baekhyun! — Exclamó aquellas palabras acercándose a toda prisa hacía mí, extendiendo su brazo cuando estábamos a sólo un metro de distancia, con él único objetivo de cubrir mis labios. Sin embargo, no me quedé quieto y volví a girarme dándole la espalda para seguir avanzando sobre las rocas.

 

Pero aunque traté de ser rápido y escapar, sentí como tomó mi mochila con algo de fuerza, haciéndome perder un poco el equilibrio. Cuando lo recuperé, de inmediato volteé un poco mi cuerpo hasta verlo, y de un manotazo, alejé su mano de mí, pues si él seguía jalando de ella, me iba a tirar al agua. Aquello resultó. Al instante, sentí que el agarré que mantenía sobre mi mochila cedió, pero en cambio, ante mí y como si fuera en cámara lenta, vi con claridad como Chanyeol resbaló sobre la roca para caer hacía el arroyo de forma súbita. 

 

Maldición.

 

Rápido salté a la piedra donde Chanyeol había estado y lo busqué con la mirada; afortunadamente el arroyo tenía poco de profundidad, por lo que pude ver como él comenzaba a ponerse de pie.

 

—   Chanyeol… — Dije algo nervioso, pues no había sido mi intención provocar que cayera al agua. — ¿Estás bien? — Sentí como el agua me salpicó al momento que pudo ponerse de pie, pero al ver su mirada, sentí que me congelé.

 

Él estaba enojado

 

—   No lo hice con intención. — Mencioné. Sin embargo, al verlo en esas condiciones, darme cuenta de la situación que nos rodeaba, y ver que estaba bien, fue inevitable no comenzar a reír: sabía que eso empeoraría las cosas, pero no pude evitar hacerlo. 

 

—   ¡¿De qué carajos te ríes Byun Baekhyun?! — Dirigió sus pasos de forma dificultosa hacía mí, y de inmediato emprendí mi huida saltando sobre las rocas, mientras él intentaba subir a una de ellas para seguirme.

 

Cuando lo hizo, volvió a resbalar estando a un pelo de caer de nuevo, pero esta vez pudo evitarlo.

 

Y eso, sólo hizo que yo riera más.

 

 

Salté de la roca a uno de los extremos de la vía peatonal, y fui a recargarme contra la barda de la peatonal, sosteniéndome mientras reía como hace mucho no lo había hecho en mi vida, llegando al grado de que mi estómago comenzó a doler.

 

—   No puedo creer que esto te pasará. — Articulé con dificultad entre risas, aunque una parte de mi me dijera que no lo hiciera, que yo había sido el culpable de su desgracia.

 

—   ¡Baekhyun! — Miré al frente, y vi como Chanyeol se dirigía a mí a toda prisa, por lo que sin esperar más, comencé a alejarme de ese lugar para evitar que se acercará más a mí. 

 

—   ¡Alto ahí! ¡Soy tu hyung! — Extendí mis brazos al frente, intentando que fueran un escudo al darme cuenta que mientras más me alejaba, él más aumentaba la velocidad de sus piernas al punto de estar a un par de metros de mí. — ¡Dije que te detengas! — La risa en mí iba apagándose conforme su mirada se intensificaba… Él planeaba algo. 

 

—   Ven aquí, pequeño demonio. 

 

En el instante que escuché sus palabras, giré y me eché a correr. No obstante, Chanyeol tenía la ventaja de que sus piernas eran mucho más largas que las mías, y que cada paso que daba, equivalía a dos de los míos. Por eso, fue inevitable que me alcanzara y cogiera mi brazo, jalándome para darme un fuerte abrazo.

 

—   ¡Chanyeol me estás empapando todo! — Dije intentando soltarme de aquel abrazo, pero me era imposible, pues parecía que mientras más intentaba soltarme, él me aferraba con más fuerzas. 

 

—   Claro que no te soltaré, sé que quieres un abrazo mío, así que ahora que te lo doy, debes disfrutar. — Susurró muy cerca de mi oreja, sintiendo como mi piel se erizó por culpa de su cálido aliento que dio contra mi piel que ya estaba humedecida en ese abrazo.

 

—   ¡Por favor! Suéltame. — Suplique removiéndome entre sus brazos, logrando girarme intentando huir. Pero con ese movimiento, lo único que logré fue que me abrazara por la espalda, teniendo sus brazos sobre mi cintura. 

 

En ese momento sentí como intentó cargarme, llevándome directo al arroyo, cayendo en cuenta de lo que él deseaba: quería venganza, quería tirarme también al agua. 

 

—   ¡No te soltaré! Tienes que pagar por lo que me acabas de hacer, ¿te das cuenta que es cierto lo que te dije? Estando tú, nada es rutinario y común.

 

Giré hacía atrás y vi su rostro el cual denotaba aún el enojo que tenía por haber caído.

 

—   Pero fue un accidente, no quise tirarte. — Supliqué porque me soltará, pero no hacía caso. — ¡Por favor! — Volví a decir, girándome de nuevo en sus brazos, por lo que quedé frente a frente ante él, pero no hacía nada, no me soltaba.

 

Bien, no tenía otro remedio. 

 

Antes de que él fuera capaz de lanzarme al arroyo, apoyé las palmas de mis manos sobre sus hombros, y deslicé mis manos por su piel humedecida, hasta que mis dedos se enredaron entre sus húmedos cabellos. Al sentir como su cuerpo se tensó ante el toqué, sonreí en mis adentros y lo atraje a mi rostro, haciendo algo que siempre ansiaba y anhelaba cada que pensaba en él: darle un beso.

 

Cerré mis ojos y acorté toda la distancia que había entre nuestros labios. En el momento que estos se tocaron, sentí como el cuerpo de Chanyeol se relajó al punto que el agarré que mantenía sobre mi cintura se disminuyó, al grado que sus brazos me habían soltado por completo. Él estaba sombrado ante mi atrevimiento, podía estar seguro de ello.

 

—   Chanyeol… — Murmuré su nombre sobre sus labios, separando los míos con suavidad de los suyos.

 

Él no respondió a mi llamado, se encontraba en un mundo muy alejado de la realidad, por lo que aproveché y me alejé de él, teniendo una sola cosa en mente: huir.

 

En un santiamén de segundo, me encontré corriendo hacía las escaleras que momentos más había bajado. No obstante, ¿por qué huía? ¿Por miedo a que Chanyeol me atrapará y me lanzará al agua? Sí, era una posibilidad, sin embargo, había otra razón. 

 

En mi cuerpo comenzaba a despertar el apetito, y estar con él en un lugar público era agobiante debido al deseo. 

 

—   Maldición, tengo que controlarme. — Suspiré profundo reacomodándome la gorra, subiendo por las escaleras. Pero en ese preciso instante, escuché mi nombre se pronunciado a la lejanía, por lo que giré hacía atrás y pude ver como Chanyeol había reaccionado finalmente, corriendo a toda velocidad hacía mí. 

 

—   Baekhyun. ¡Vuelve enseguida! – Alcancé a escuchar sus palabras de nueva cuenta, pero obviamente no me no pretendía detenerme, pues sabía que si antes me iba a ir mal, ahora sería peor. 

 

Seguí corriendo, sin embargo, cuando llegué al cruce con la avenida, me detuve abruptamente al ver que estaba el semáforo en rojo para los peatones, impacientándome, pues Chanyeol se iba acercando cada vez más a mí.

 

Y en este punto, tenía dos opciones: esperar o desviarme. No obstante, lo que tenía planeado era coger el bus que me llevará a mi apartamento, y para eso, tendría que esperarme a cruzar la calle. Volví a girar hacia atrás, y vi como Chanyeol estaba a unos cuantos metros de mí.

 

Maldición.

 

Estuve a punto de girar mis talones para desviar mi camino, pero en ese momento, el semáforo se puso en verde para los peatones, y salí disparado hacía el otro lado de la calle, viendo el camión que me dejaba frente a mi apartamento, estar estacionado en la parada de buses: estaba salvado. 

 

A toda prisa, terminé de cruzar la calle, y subí al transporte lo más rápido que pude, pasando mi tarjeta de pago por el escáner.

 

—   Por fin. — Dije con alivió yendo a sentarme directamente a la parte trasera del bus, junto al gran ventanal que me dejaba ver aquel precioso arroyo. Cuando tomé asiento, sentí el mismo dolor que había atacado mi cadera en la mañana, pues el haber corrido había avivado el dolor. 

 

Posé mis manos sobre el filo de ese hueso, y palpé la zona donde me dolía haciendo una mueca de incomodidad. Después de unos segundos el autobús se puso en marcha, por lo que de inmediato dirigí mi vista hacía las afueras del transporte intentando ubicar a Chanyeol entre la multitud de gente,  sin embargo, no lo veía. ¿A dónde se había dirigido? 

 

—   Disculpe, ¿este asiento está ocupado? — Escuchar esa voz, hizo que diera un salto de susto en mi lugar, girándome de inmediato al pasillo para encontrarme con la penetrante mirada de Chanyeol puesta en mí. — Supongo que no, así que me sentaré. — Terminó por decir, acomodándose finalmente a mi costado. 

 

¿Pero en qué momento me había alcanzado? 

 

—   ¿Cuándo subiste? — Pregunté frunciendo mi entrecejo, apegándome a la pared del autobús, como si tratara de resguardarme de él.

 

—   Cuando te sentaste. — Clavó su mirada en mí. — Pero eso no es lo relevante, Baekhyun… Dime, ¿qué rayos te pasa? ¿Por qué carajos hiciste eso y huiste? 

 

—   ¡Por qué me querías tirar al agua!— Dije enseguida, intentando justificarme. — Además lograste, mojarme también y por tu culpa tengo frio. 

 

—   Tienes razón, es lo que quería hacer, por tu culpa es que estoy empapado, el chofer casi no me dejó subir al bus debido a eso. — Resopló con su entrecejo fruncido, sin dejar de verme. — Y yo también tengo frio. 

 

—   ¿Y así querías que no huyera? — Me crucé de brazos y me moví un poco más hacía la pared del camión, intentando no rozar mi brazo con el de Chanyeol. 

 

—   Ya veo que tonto no eres. — Dijo con sarcasmo. — Ahora quiero saber, ¿por qué hiciste eso último? ¿Eh? — Giré mi rostro hacía la calle después de escuchar su pregunta. 

 

—   ¿Hablas del beso? — Miré la ventanilla y noté que nos reflejábamos en ella, dándome la oportunidad de ver como Chanyeol asintió  a mi pregunta. — Porque quise, ¿acaso eso es grave? 

 

—   Lo es, y mucho. — Ante su respuesta, volví mi vista hacía él, teniendo de nuevo su mirada sobre mí. — Lo hiciste frente a mucha gente y… 

 

—   ¿Eso es lo que te molesta, la gente? Chanyeol, así nunca disfrutarás de tu vida. Si siempre te preocupas por lo que la gente pueda pensar de ti, nunca podrás vivir en libertad. — Después de mis palabras, una sonrisa tenue se formó en sus labios, ¿acaso mis palabras eran divertidas? 

 

—   No me dejaste terminar. — De un momento a otro acercó su rostro al mío, dirigiendo su vista a mis labios, poniéndome nervioso. — Me gustó… Y eso me vuelve loco, tanto, que no sé qué hacer… — Sentí su aliento chocar contra mi rostro, ocasionando que mi pulso se disparará al instante. 

 

—   ¿Te gustó el beso? — Entrecerré mis ojos y mi tono de voz bajo varios decibeles, pues si hablaba más alto, estaba seguro que mi voz se quebraría ante la emoción acrecentada. 

 

Sus labios no volvieron a emitir alguna palabra, pero un movimiento de su cabeza me hizo saber que era así, que el beso que yo le había dado momentos antes, le había gustado. 

 

—   Chanyeol, ¿te gustan mis labios? — Acerqué un poco más mi rostro al de él, sin importarme que la gente del autobús pudiera vernos. — Porque a mí me gustan los tuyos… — Cerré mis ojos y deje caer mis labios sobre su mejilla, dando un beso ligero pero que iba cargado de sentimiento. 

 

—   Me gustan, ¿es bueno que me gusten? — Preguntó cerca de mi oído, erizando mi piel al instante. 

 

—   Es bueno que te gusten. — Terminé por recargar mi frente sobre su húmedo hombro, sin abrir mis ojos, queriendo disfrutar la calidez de sus palabras. 

 

Después de apoyarme en él, sentí como su mano temblorosa por el frío se apoyó sobre mi pierna derecha, dando pequeñas caricias que no quería dejar de sentir, ya que se podría decir que esta era la primera vez que Chanyeol aceptaba que el contacto conmigo le gustaba. 

 

El tiempo paso tan rápido, que cuando abrí mis ojos, me di cuenta que el autobús estaba a un par de metros de nuestra bajada, por lo que de inmediato presione un botón pidiendo la parada. 

 

—   Es aquí. — Sacudí el hombro de Chanyeol, quien había dormitado por unos momentos. — Despierta grandulón. 

 

—   ¿Eh, tu casa? — Alzó sus cejas, y abrió más sus ojos poniéndose de pie al instante que el autobús se detuvo.

 

—   Sí, mi casa. — Respondí con una sonrisa, y ambos bajamos del autobús con rapidez.

 

Cuando estuvimos frente al edificio, escuche un suspiro por parte de Chanyeol. 

 

—   Yo creí que no regresaría aquí. — Escuché ese par de palabras salir de sus labios, y rápido gire a verlo. 

 

—   ¿Por qué? — Lo miré con curiosidad, comenzando a caminar al interior del edificio siendo seguido por Chanyeol. 

 

—   Porque no quería revivir los recuerdos… — Respondió mirando mis ojos. 

 

Con esas palabras taladrándome la cabeza, entramos al elevador, percatándome enseguida que éramos las únicas personas dentro.   

 

—   Chanyeol, ¿recuerdas algo de esa noche? — Presioné el número de mi piso en el tablero del elevador, y de inmediato camine hasta él.  

 

—   Sólo unas cosas. — Respondió con torpeza, apoyando su espalda en la pared del ascensor. 

 

—   ¿Qué cosas? — Una imperceptible sonrisa se dibujó en mis labios, apoyándome sobre la pared, a un costado de él.  

 

—   No te lo diré. — Reí, sabía que diría algo así. 

 

—   ¿Eso quiere decir que recuerdas todo? — Dirigí mi vista hacía bajo, notando como nuestros dedos meñiques se rozaban graciosamente, sin que ninguno se atreviera a aferrar nuestras manos. 

 

Sentí su mirada en mí, por lo que elevé mi vista y noté un extraño brillo en su mirada. Y no quería pensarlo mucho, pero ese brillo en sus ojos, era uno que demostraba deseo. 

 

—   Nunca lo sabrás. — Una risilla salió de sus labios, al tiempo que las puertas del elevador se abrieron. 

 

Chanyeol fue el primero en salir del elevador, siendo seguido por mí. Sacudí un poco mi cabeza, aún confundido por ese brillo y su actitud. Bien, tenía que dejar de ver cosas que simplemente no existían y no eran reales.

 

Cuando estuvimos frente a mi apartamento, saqué las llaves de mi mochila y de inmediato abrí la puerta, con mi corazón latiendo a mil por hora.

 

Notas finales:

¿Y bien, qué les pareció?

 


¡Ojala que sí les haya gustado! Me esforcé mucho para hacer algo digno(?).

 

 

En la primer parte, me imaginé a Baekhyun dormir así: http://www.mascotas.org/wp-content/uploads/C%C3%B3mo-hacer-mi-perro-dormir-conmigo-en-la-cama.jpg

y así: http://s9.favim.com/orig/131023/baekhyun-cute-boy-exo-exo-k-Favim.com-1010021.jpg

 

Omitan al perro por favor(?).

 

Y bueno, para quienes no conozcan Cheonggyecheon, aquí les dejo unas fotos y un vídeo:

 

http://1.bp.blogspot.com/-zamOGIn8K9A/Ua7yLNyUKtI/AAAAAAAAMkY/tGhfXYbju7M/s1600/2333+-+Ni%C3%B1os+jugando+en+Cheonggyecheon.jpg

 

http://cache2.allpostersimages.com/p/LRG/27/2751/YO3TD00Z/posters/plummer-anthony-the-cheonggyecheon-stream-draws-crowds-of-locals-out-in-early-evening-seoul-south-korea.jpg

 

https://www.youtube.com/watch?v=4Ucoa9cKanA

 

 

En un ratito más subiré la parte dos, ya que aún estoy dandole revisión, pero bueno, seeya♥.




PD: Muchas gracias por sus reviews, me hacen saber que esto les esta gustando, dandome los animos para seguir♥.


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